Hebreos 11.
UNA
EXHORTACIÓN A LA FIDELIDAD Y A LA VIDA PIADOSA 11:1-40.
En Vista Del Fiel Ejemplo De
Ilustres Personajes Antiguos.
“La Fe Y La
Fidelidad Son La Necesidad Suprema De Los Que Esperan La Venida Del Señor”.
Ver. (1-5) Qué es la fe. (6) Sin fe es imposible agradar a Dios.
(7-40) Las obras dignas, fruto de la fe, de los
antiguos patriarcas.
*Éste capítulo 11 ilustra ampliamente el principio que se presenta en forma más breve en el cap. 10, especialmente en los vers. 35-39: que la fe y la fidelidad son la necesidad suprema de los que esperan la venida del Señor.
1 ES, PUES, la fe la certeza de
lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. 2 Porque por ella alcanzaron
buen testimonio los antiguos. 3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo
por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se
veía.
4 Por la fe Abel ofreció a Dios
más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era
justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella. 5
Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo
traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado
a Dios.
6 Pero sin fe es imposible
agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le
hay, y que es galardonador de los que le buscan.
7 Por la fe Noé, cuando fue
advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el
arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho
heredero de la justicia que viene por la fe.
8 Por la fe Abraham, siendo
llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y
salió sin saber a dónde iba. 9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra
prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos
de la misma promesa; 10 porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo
arquitecto y constructor es Dios.
11 Por la fe también la misma
Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del
tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. 12 Por
lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del
cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar.
13 Conforme a la fe murieron
todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y
creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre
la tierra. 14 Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan
una patria; 15 pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron,
ciertamente tenían tiempo de volver. 16 Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial;
por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha
preparado una ciudad.
17 Por la fe Abraham, cuando fue
probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su
unigénito, 18 habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; 19
pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde,
en sentido figurado, también le volvió a recibir.
20 Por la fe bendijo Isaac a
Jacob y a Esaú respecto a cosas venideras. 21 Por la fe Jacob, al morir,
bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su
bordón.
22 Por la fe José, al morir,
mencionó la salida de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus
huesos.
23 Por la fe Moisés, cuando
nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño
hermoso, y no temieron el decreto del rey. 24 Por la fe Moisés, hecho ya
grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, 25 escogiendo antes ser
maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del
pecado, 26 teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros
de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.
27 Por la fe dejó a Egipto, no
temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible. 28 Por la
fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a
los primogénitos no los tocase a ellos. 29 Por la fe pasaron el Mar Rojo como, por
tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron abogados.
30 Por la fe cayeron los muros de
Jericó después de rodearlos siete días. 31 Por la fe Rahah la ramera no pereció
juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz.
32 ¿Y qué más digo? Porque el
tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David,
así como de Samuel y de los profetas; 33 que por fe conquistaron reinos,
hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, 34 apagaron
fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se
hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros.
35 Las mujeres recibieron sus
muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el
rescate, a fin de obtener mejor resurrección. 36 Otros experimentaron
vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. 37 Fueron apedreados,
aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá
cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; 38
de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes,
por las cuevas y por las cavernas de la tierra.
39 Y todos éstos, aunque
alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido; 40
proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados
aparte de nosotros. (Hebreos 11).
1. Fe. Gr. pístis, "fe", "esperanza",
"confianza"; también "fidelidad",
"confiabilidad". Pístis puede significar una actitud mental o una
conducta fiel que es el producto de una actitud de fe. Los dos matices de
significado -fe y fidelidad- están íntimamente ligados en todo el capítulo,
pues en cada ejemplo de fe que se cita, una actitud de fe fue lo que indujo a
actos fieles. El énfasis se hace en los hechos fieles.
El capítulo 11
ilustra ampliamente el principio que se presenta en forma más breve en el cap.
10, especialmente en los vers. 35-39: que la fe y la fidelidad son la necesidad
suprema de los que esperan la venida del Señor.
EXISTE EL PELIGRO de
que algunos pierdan su confianza porque el Señor demora su venida. Para éstos
es necesaria la paciencia" a fin de que puedan vivir "por la
fe". Ninguno de los personajes ejemplares que se mencionan en esta lista
"recibieron lo prometido" (cap. 11:39); sólo lo vieron "de lejos"
(vers. 13). Sin embargo, "todos éstos... alcanzaron buen testimonio
mediante la fe". Pero ahora dentro de "un poquito, y el que ha de
venir vendrá, y no tardará" (cap. 10:37). Si esos dignos personajes de los
siglos pasados creían tan plenamente en las promesas, aunque estaban 'lejos"
de su cumplimiento (cap. 11:13), nosotros que hemos de verlas cumplidas dentro
de "un poquito", ¿no debiéramos ser también pacientes y fieles?
Certeza. Gr. hupóstasis,
"naturaleza sustancial", "esencia", "ser real",
"garantía", y en un sentido más amplio como aquí, "seguridad
confiada". Compárese con la palabra arrabón, "arras" (ver com.
2Cor. 1:22). La fe ciega no existe. La fe genuina siempre descansa sobre la
firme "sustancia" subyacente de una suficiente evidencia que
garantiza la confianza en lo que aún no se ha visto. Hupóstasis se usaba en los
papiros antiguos para referirse a los documentos legales por medio de los
cuales una persona demostraba que una propiedad era suya. Los documentos no
eran la propiedad; sólo demostraban su existencia y su derecho a ella. Por lo
tanto, hupóstasis podría traducirse aquí como "título de propiedad":
"la fe es el título de propiedad..."
El cristiano
considera por fe que ya posee lo que le ha sido prometido. Su plena confianza
en Aquel que ha hecho las promesas no deja lugar para incertidumbre alguna en
cuanto a su cumplimiento a su debido tiempo. Por lo tanto, la fe capacita al
cristiano no sólo para pedir las bendiciones prometidas sino para recibirlas y
disfrutar de ellas ahora. La herencia prometida se convierte de ese modo en una
posesión presente. Los bienes venideros no dejan de ser sólo un sueño que se
cumplirá en el futuro, sino vivientes realidades presentes. Para el ojo de la
fe se hace visible lo que de otra manera es invisible.
Lo que se espera. Es
decir, la herencia prometida que poseerán los santos cuando Cristo venga.
Convicción. Gr. élegjos, que aquí significa
"prueba" (BJ, NC, VM); "argumento" (BC)".
Fe no es una
creencia abstracta de que existe una
evidencia, sino una seguridad establecida, basada en la convicción de que Dios
cumple sus promesas.
Puede ser que nunca
hayamos visto la dínamo que produce la electricidad que usamos, pero estamos
seguros de que la presencia de la electricidad es evidencia suficiente de la
existencia de la dínamo. Así también debemos creer que nuestra energía física,
mental y espiritual es una prueba de la existencia de una Fuente Sobrenatural
de vida y poder. Pero la fe no debe confundirse con credulidad, pues la fe se
refuerza en cierta medida con la evidencia (ver com. cap. 12:1).
Lo que no se ve. O
sea "lo que se espera": la herencia prometida.
2. Alcanzaron buen testimonio. O "se dio testimonio de
ellos", "fueron acreditados", "fueron aprobados";
"merecieron testimonio favorable" (BC). La fe de "los
antiguos" los indujo a observar una conducta fiel, la cual a su vez
acreditó la realidad de su fe. Su fe les
granjeó la aprobación divina. Quizá nos preguntemos cómo algunos de los que se
mencionan en este capítulo pudieron alcanzar "buen testimonio". Si en
esta lista sólo se incluyeran héroes de la fe impecables, el relato
proporcionaría muy poco ánimo para la persona común. Si quienes están sometidos
"a pasiones semejantes a las nuestras" (Sant. 5:17) pudieron alcanzar
"buen testimonio", hay toda la razón para creer que hasta los más
débiles de los hijos de Dios pueden hacer otro tanto.
3. Por la fe. O "por medio de la fe", como sucede en el
resto del capítulo.
El universo. Gr. aion, "siglo", "edad",
"mundo", generalmente considerado desde el punto de vista del tiempo.
Aquí aparece en plural edades o mundos sugiriendo la creación entera a través
de los tiempos.
Por la palabra de Dios. Ver com. Gén. 1:3; cf. Sal. 33:6,9.
En cuanto al fíat de la creación en contraste con la evolución, ver t. l. pp.
50-74.
Lo que se ve. Es decir, el mundo natural de la tierra, el mar y
el cielo atmosférico, junto con sus diferentes formas de vida.
Fue hecho. Dios no dependió de materia preexistente. Mediante
su omnímodo poder Dios hizo aparecer la materia, y después por medio de ese
mismo poder impartió vida a los seres formados con ella. Antes del amanecer de
la llamada Era Atómica, uno de los primeros postulados de la ciencia era que la
materia es eterna, que no puede ser creada ni destruida; pero los científicos
declaran ahora que la materia y la energía son intercambiables. Entonces,
¿porqué parece extraño que un Dios todopoderoso pudiera crear la materia que
aún no existía?
Lo que no se veía. El mundo y todo lo que hay en él
fue hecho de la nada, mediante la acción de un poder infinito.
4. Por la fe. Ver com. vers. 1,3.
Abel. El registro del caso de Abel se encuentra en Gén.
4:3-10.
Alcanzó testimonio. O "se dio testimonio de que era
justo" (ver com. vers. 2). Abel percibió por la fe la promesa de un
Redentor Su ofrenda no tenía en sí valor expiatorio, pero su fe en la promesa
lo indujo a presentar el sacrificio que Dios había ordenado. Dios aceptó sus
"ofrendas" como evidencia de su fe.
Dando Dios testimonio. Dios aceptó la "ofrenda" de Abel y rechazó la de Caín. La diferencia radicaba no sólo en el carácter de las ofrendas sino también en el carácter y la actitud de los oferentes, lo que se reflejaba en los sacrificios que presentaron
(ver PP
58-59).
Aún habla. La fe de Abel ha dado un testimonio vivo a través
de los siglos. Había poder en la fe de Abel que lo indujo a cumplir con el
proceder que Dios había ordenado, y la poderosa influencia de su fe perdura
hasta hoy; "aún habla".
5. Por la fe. Ver com. vers. 1,3.
Enoc. Ver com. Gén. 5:22.
Traspuesto. "Trasladado" (BJ, BC, NC). El autor no quiere decir que Enoc tenía fe en que Dios lo trasladaría, sino que fue trasladado como resultado de su fe y su fidelidad; él agradó "a Dios".
La inspiración dice que sólo Enoc
y Elías fueron trasladados sin ver la muerte.
Enoc tenía, según la cronología
sagrada, un poco más de 300 años de edad cuando murió Adán (ver el cuadro del
t. 1, p. 195). Para los que eran fieles a Dios, la muerte de Adán tuvo que
haber proyectado una sombra de incertidumbre sobre el futuro; pues a pesar de
su vida de arrepentimiento y piedad, murió como muere todo pecador Dios, para
despejar la nube de incertidumbre que se cernía sobre el futuro y dar a sus
hijos fieles la seguridad de que sería recompensada su vida de fe, trasladó a
Enoc, el séptimo patriarca a partir de Adán. Dios demostró en el caso de Adán
que "la paga del pecado es muerte"; con Enoc, que "la dádiva de
Dios es vida eterna" (Rom. 6:23).
LA TRASLACIÓN DE
ENOC probó que aunque el pecado separa al hombre de Dios, se ha abierto un
camino para evitar esa separación y el hombre puede volver a Dios. Ese camino
es el sendero de la fe.
ENOC es un símbolo de los de la última generación que
serán trasladados sin experimentar la muerte.
Enoc se convirtió en amigo de
Dios, caminaba con él, y al fin se fue a vivir con él. Por lo tanto, todos
pueden tener buen ánimo. Todo el que sirve a Dios con corazón lleno de fe y
camine con él día tras día en medio de las cambiantes vicisitudes de la vida,
tendrá una segura entrada en el paraíso de Dios.
Para no ver muerte. Es decir, para no morir.
No fue hallado. Por estas palabras se deduce que
se buscó a Enoc después de que desapareció. Una búsqueda semejante también
ocurrió después de que Elías fue trasladado (ver 2 Rey. 2:16-18).
Antes que fuese traspuesto. La piedad de la vida de Enoc era
bien conocida por sus contemporáneos.
Tuvo testimonio. O "se testificó de él".
Dios había proporcionado al mundo por medio de Enoc una demostración de la
clase de carácter que merece su aprobación. No había ninguna posibilidad de que
los hombres preguntaran después de su traslación: "¿cómo puede Dios
aceptar a un hombre semejante?"
Agradado a Dios. La fe de Enoc y su fidelidad a
Dios merecieron la aprobación divina. Su vida y su carácter eran una
demostración de lo que Dios quiere que sean todos los seres humanos.
6. Sin fe. O "aparte de la fe", o "aparte de la
fidelidad" (ver com. vers. 1). El Creador es infinito y sus criaturas son
irremediablemente limitadas, por lo tanto hay cosas que deben aceptar por fe. Creer
exactamente lo que Dios dice es el ejercicio más elevado del que sea capaz la
mente humana. No hay duda de que debemos creer exactamente lo que Dios dice
para que podamos ocupar perfectamente el lugar designado para nosotros en un
universo perfecto, pues una comprensión del amor de Dios culmina en la fe. En
la persona divino-humana del Salvador por primera vez se unieron un amor
semejante al de Dios y la fe humana.
Imposible agradar a Dios. Es decir, imposible estar a la
altura de sus requerimientos, En un universo perfecto no hay lugar para un ser
creado que no tiene fe en el Gobernante del universo. Si no hay fe en Dios,
sólo puede haber temor y resentimiento, y finalmente desesperación.
Se acerca a Dios. Es decir, le profesa fidelidad.
Crea que le hay. Creer que Dios realmente existe
es el fundamento primario de la fe cristiana. Por medio de la naturaleza, de su
Palabra y de su conducción providencial, Dios ha proporcionado a los hombres toda
la comprobación de su existencia que necesitan y pueden utilizar los seres
inteligentes (cf. Rom. 1:20). El autor descarta los conceptos distorsionados de
Dios, como los que sostienen los panteístas.
Galardonador. El autor excluye los conceptos referentes a Dios, como los del deísmo y el universalismo. Es de suma importancia que los hombres respondan al amor de Dios y cumplan con su voluntad revelada, pues "ha establecido un día en el cual juzgará al mundo" (Hech. 17:31), un día cuando "pagará a cada uno conforme a sus obras" (Rom. 2:6).
La
tremenda perspectiva de que algún día estaremos ante el gran juez del universo
es, indudablemente, un poderoso incentivo para vivir rectamente. Un gran temor
al fuego del infierno nunca salvará a ningún hombre, pero puede ser un factor
-un poderoso factor- para sacudirlo y hacerlo salir de su letargo. El infinito
amor de Dios, como se revela en Cristo Jesús, proporciona al hombre el único
incentivo eficaz para la salvación.
Los que le buscan. O "procuran encontrarlo".
"Buscar" a Dios es esforzarse por entender más plenamente su carácter
y su voluntad para los hombres. El autor no quiere decir que Dios
deliberadamente ha hecho difícil que los hombres lo hallen; lo que destaca es
la necesidad de un deseo ferviente de entender a Dios y llegar a ser como él en
pensamiento y carácter.
7. Por la fe. Ver com. vers. 1,3.
Noé. En cuanto al caso de Noé, ver Gén. 6:13-22.
Cosas que aún no se veían. No había ninguna evidencia de que
pudiera suceder alguna vez una catástrofe como la del diluvio. El hecho de
prepararse para ese acontecimiento fue un acto de fe de parte de Noé.
Con temor preparó. Noé quedó profundamente
impresionado por la revelación de que Dios tenía el propósito de destruir la
tierra mediante un diluvio, y prestó atención a las instrucciones que se le
dieron. Sin embargo, no fue tanto el temor al diluvio que vendría lo que indujo
a Noé a construir el arca, sino la fe en lo que Dios le había revelado acerca
de la catástrofe.
Condenó al mundo. La construcción del arca fue un
testimonio de la decisión de Noé contra el "mundo", o sea los impíos
y su manera de vivir. Su renunciamiento al mundo de ese entonces testificó de
su fe en Dios.
Heredero de la justicia. La fe de Noé, como se reflejó por
su fidelidad dinámica en armonía con esa fe, por la gracia de Dios le dio el
derecho a ser contado como 'justo". En cuanto a la justificación por la
fe, ver com. Rom. 1:17.
8. Por la fe. Ver com. vers. 1,3.
Abraham. En cuanto a la experiencia de Abrahán, ver com.
Gén. 12:15.
Obedeció. Creyó lo que Dios le dijo, y procedió de acuerdo
con lo que creía. Su fe se manifestó por medio de una fiel obediencia.
Sin saber a dónde. Abrahán y su familia
"salieron para ir a tierra de Canaán" (Gén. 12:5). Esto no significa
necesariamente que en el momento de su partida él sabía cuál sería su destino. Sencillamente
"salieron para ir a [lo que resultó ser la] tierra de Canaán". Es
obvio que Dios lo instruyó en cuanto a la dirección hacia la cual debían ir y
la ruta que debían seguir.
9. Como extranjero. Abrahán y sus descendientes
estuvieron en esta condición durante unos 215 años (ver t. I, p. 194). Los
acontecimientos que ocurrieron mientras Abrahán habitó "en la tierra
prometida", están registrados en Gén. 12 a 25.
La tierra prometida. Es decir, la tierra que Dios
prometió a Abrahán.
Tierra ajena. O "tierra extraña" (BJ, BA, BC, NC). Abrahán,
Isaac y Jacob vivieron como extranjeros en la tierra que Dios les había
prometido. Dios no le dio a Abrahán
heredad en la tierra de Canaán, "ni aun para asentar un pie" (Hech.
7:5).
Coherederos. La promesa original incluía a los descendientes de
Abrahán; pero Dios repitió las promesas del pacto a Isaac y más tarde también a
Jacob.
10. La ciudad. No hay duda de que no se refiere a ninguna de las
ciudades de Canaán de ese entonces. El propósito final de Abrahán era la
herencia eterna que Dios ha preparado para aquellos que lo aman y le sirven.
Cf. cap. 12:22; 13:14.
Fundamentos. Los fundamentos implican permanencia; las
"tiendas" (vers. 9) no tienen fundamentos.
11. Por la fe. Ver com. vers. 1,3.
Sara. Este caso se registra en Gén. 17:15-21; 18:9-15;
21:1-5.
Recibió fuerza. Sara tenía 90 años cuando nació
Isaac. Su esterilidad hasta ese tiempo hizo que la concepción fuera un milagro
sumamente impresionante.
Creyó que era fiel. Humanamente no había base para
creer la promesa de Dios de que ella daría a luz un hijo. El único camino era
aceptar la promesa por fe. Sara la aceptó sólo porque creía en Dios, y su
aceptación de la promesa testificó de su fe.
12. Por lo cual... salieron. En cuanto al nacimiento de Isaac,
ver Gén. 21:1-5.
Ya casi muerto. Abrahán tenía 100 años, cuando nació Isaac.
Nadie puede leer el relato de los sucesos que llegan hasta el
nacimiento de Isaac sin quedar impresionado por la falta de fe demostrada por
Abrahán (Gén. 15:2-4; 16:1-3; 17:16-17) y Sara (cap. 18:9-15). Pero finalmente
ambos vencieron sus dudas naturales, e Isaac -por el linaje paterno y por el
materno- fue un hijo de la fe.
Como las estrellas. Ver Gén. 15: 5; 22:17.
13. Conforme a la fe murieron. Por fe vieron las promesas a la distancia; estaban persuadidos de la realidad de la herencia prometida. Su fe en esas promesas los hizo renunciar al presente y vivir exclusivamente para el futuro. No entraron en posesión de la herencia, ni de la Canaán terrenal prometida ni del reino eterno.
Todos éstos. Los fieles desde Abel (vers. 4) hasta Abrahán
(vers. 8-12). Sin duda muchos otros durante ese largo lapso fueron aprobados
por Dios; pero los personajes aquí mencionados se eligieron como ejemplos
resplandecientes del principio de que la fe es el factor decisivo en una vida
piadosa.
Creyéndolo. La evidencia textual establece (cf. p. 10) la
omisión de esta palabra. La omiten la BJ, BA, BC y NC. Pero es obvio que creían
en la realidad sustancial de la herencia prometida, de lo contrario no hubieran
"saludado" a esas promesas.
Saludándolo. O "dándole la bienvenida". Cf. Juan 8:56.
Confesando. O "reconociendo".
Peregrinos sobre la tierra. Aunque estaban en el mundo se
daban cuenta que no eran del mundo. Tenían en vista otro propósito más
grandioso. Comprendían la condición transitoria de las cosas de esta vida y la
permanencia de las cosas que sólo veían "de lejos" por la fe. Vivían
para el futuro, no para el presente.
14. Esto dicen. Es decir, declaran de sí mismos
que son "extranjeros y peregrinos sobre la tierra".
Patria. Es decir, "tierra natal"; "patria
propia" (BA). Los dignos personajes de antaño dejaron muy en claro que
este mundo no era su hogar definitivo, y que eran "extranjeros y
peregrinos sobre la tierra". Comprendían que había algo mejor por lo cual vivir que lo que este mundo
ofrece.
15. Si hubiesen estado pensando. O "si hubieran tenido en
mente", "si se hubiesen acordado".
Tenían tiempo de volver. Abrahán tenía sin duda un buena
casa en Harán, como antes la había tenido en Ur de los caldeos. Cuando el
hambre azotó la tierra de Canaán (Gén. 12:10), es razonable que hubiera podido
pensar en volver a Harán, donde tenía amigos y parientes cercanos. Pero Abrahán
no regresaría a un país del cual el Señor le había ordenado que saliera.
16. Anhelaban. Gr. orégo, en voz media, "aspirar a", "esforzarse por", "desear".
Los hombres de fe viven con los ojos fijos en algo mejor que lo que este mundo ofrece. Para ellos sólo las realidades eternas merecen nuestro esfuerzo; contemplan los asuntos del tiempo y de la eternidad en su verdadera perspectiva.
(Ver com. Mat. 6:24-34).
Dios no se avergüenza. Dios no se siente avergonzado de
ser conocido como Dios de ellos porque reflejan su carácter. Cristo advirtió
que en el gran día final él se "avergonzará" de todo aquel que haya
intentado "salvar su vida" para ganar lo que el mundo ofrece (ver
Mar. 8:34-38). Además, quien está dispuesto a "perder" su vida,
renunciando a ella por Cristo, en realidad la estará salvando.
Les ha preparado. Cf. Juan 14:1-3; Apoc. 21:2.
Una ciudad. La Jerusalén celestial (ver cap. 12:22; 13:14).
17. Por la fe. Ver com. vers. 1,3.
Abraham. Este episodio de Abrahán se encuentra en Gén. 22:1-9.
Probado. O "sometido a la prueba" (BJ); "puesto a prueba" (BC, NC).
Este caso que se registra en Génesis,
comienza con la afirmación de que "probó Dios a Abrahán" (Gén. 22:1).
Dios sabía de antemano con toda seguridad qué iba a hacer Abrahán; la prueba no
era necesaria para que Dios supiera qué haría el patriarca. Pero Abrahán
necesitaba pasar por esa vicisitud que lo pondría a prueba para que su fe
pudiera maduran Esta fue la experiencia cumbre de su vida.
Ofreció a Isaac. Ver Gén. 22:1-19.
Unigénito. Gr. monogenes, "único", "único de su
clase" (ver com. Juan 1:14). En lo que respecta a número, Isaac no fue el
"unigénito" de Abrahán y ni siquiera su primogénito. Isaac fue el
"único" hijo de Abrahán en el sentido especial de que fue el único de
sus hijos con derecho a ser el heredero del pacto (ver com. vers. 18).
18. En Isaac. En vista de las repetidas y enfáticas declaraciones
de Dios de que Isaac sería aquel por medio del cual se cumplirían las promesas
del pacto, fue una demostración sumamente extraordinaria de fe de parte de
Abrahán el hecho de que estuviera dispuesto a cumplir con las instrucciones de
Dios de que ofreciera a Isaac en sacrificio. A Abrahán debe haberle parecido
que Dios le pedía algo que hacía completamente imposible el cumplimiento de sus
promesas.
La inserción de esta cita tomada
de Gén. 21:12, en el comentario acerca de la fe de Abrahán, explica el sentido
en el cual se refiere a Isaac como el "unigénito" de Abrahán. Isaac
era el único hijo de Abrahán que podía ser idóneo como heredero de las promesas
del pacto hecho con Abrahán.
19. Pensando. O "considerando". La fe de Abrahán en el
poder de Dios para resucitar a Isaac le dio el valor para ponerse en camino con
el propósito de ofrecer a su hijo en sacrificio. Sólo así podía el anciano
patriarca reconciliar la promesa de Dios de que Isaac sería su heredero con la
orden de Dios de que le quitara la vida. Tener fe en la integridad de una
persona que hace una promesa y ordena algo que parece anular esa promesa, es el
grado máximo en la perfección de la fe. Abrahán tuvo que haberse dado cuenta de
que Dios estaba probándolo; tuvo que haber llegado a la conclusión de que si
era necesario Dios resucitaría a Isaac de los muertos. Hasta ese momento ningún
ser humano había sido resucitado de los muertos, por lo tanto, la fe de Abrahán
era del carácter más elevado.
De donde... también le volvió a recibir. Para Abrahán su
hijo Isaac ya estaba muerto. Cuando Dios detuvo la prueba y devolvió a Isaac a
su padre, fue sin duda alguna como si Isaac hubiera regresado de entre los
muertos.
20. Por la fe. Ver com. vers. 1, 3.
Bendijo Isaac a Jacob. El relato de este hecho está en
Gén. 27:1-40.
Cosas venideras. Cuando Isaac se dio cuenta del
engaño al cual había sido sometido, tuvo, sin duda, que haberle parecido tenebroso
el futuro de su familia. Sus planes para Esaú habían sido desbaratados. Estaba físicamente ciego, pero elevó los ojos
de su fe y discernió el desarrollo de las "cosas venideras", la
manera en la cual se cumpliría el propósito infinito de Dios.
21. Por la fe. Ver com. vers. 1,3.
Jacob. Este caso se registra en Gén. 48:1-22. Jacob vivió
y murió en el exilio. Por eso manifestó fe en las promesas divinas cuando
pronunció bendiciones sobre sus hijos.
22. Por la fe. Ver com. vers. 1,3.
José. En cuanto a este episodio, ver Gén. 50:24-25; cf.
Exo. 13:19. José no tenía una evidencia concreta en la cual basar su esperanza
de que la familia regresaría a Canaán y ocuparía el país. Su pedido de que lo
sepultaran en la tierra prometida cuando su familia volviera para vivir allí,
se basaba en su fe en las promesas de Dios.
23. Por la fe. Ver com. vers. 1, 3.
Moisés. Este episodio se halla en Exo. 2:1-10. Durante la
infancia de Moisés la fe de sus padres triunfó sobre "el decreto del
rey". La fe en un destino superior al de la esclavitud en Egipto indujo a
Amram y a Jocabed a no obedecer el decreto real; y cuando Moisés llegó a la
madurez mostró esa misma clase de fe, como lo sigue diciendo el autor de
Hebreos (ver cap. 11:24-29).
24. Por la fe. Ver com. vers. 1,3. Moisés. En cuanto al relato de los hechos registrados en los vers. 24-29, ver Exo. 2:11-25; 12:18-36; 14:10-31.
Rehusó. Moisés rechazó los honores, la jerarquía y el poder
del momento debido a su confianza en el elevado destino que Dios le había
señalado a él y a su pueblo. Según todas las apariencias, nada podía ser de
menos valor que poner la esperanza en tales cosas, pues el pueblo hebreo estaba
sometido a la más vil servidumbre en la nación más poderosa de la tierra. Sólo
la fe en las promesas de Dios pudo haberlo inducido a rechazar el trono de
Egipto.
Hijo de la hija de Faraón. Ver com. Exo. 2:5,10,15; cf t. 1,
p. 202.
25. Escogiendo antes. Moisés tenía que elegir entre el
trono del imperio más grande del mundo, y vincularse con una raza de esclavos.
Ser maltratado. Fue sometido a maltratos aun como
caudillo del pueblo hebreo. Los israelitas eran irremediablemente duros de
cerviz y rebeldes, y murmuraban siempre. Moisés escogió un destino que, desde
cualquier punto de vista, muy poco le podía ofrecer en cuanto a poder terrenal
y renombre.
Deleites... del pecado. Moisés podría haber razonado que
como rey de Egipto estaría en una situación ideal para liberar a su pueblo;
pero el Faraón de Egipto también tenía que ser sacerdote de la religión
idólatra egipcia. Además, siempre habría estado sometido a las influencias
corruptoras de la vida de la corte. Ver com. Exo. 2:11.
26. Vituperio de Cristo. Es decir, el "vituperio" sufrido por Cristo o por causa de Cristo. Moisés entendía la promesa del Mesías, y se daba cuenta de que en la liberación del pueblo hebreo de Egipto estaba implicado más de lo que los israelitas o los egipcios podían comprender en ese tiempo.
Vio a lo lejos por fe la venida de la simiente
prometida a Abrahán, por medio de la cual serían bendecidas todas las naciones
(ver Gén. 22:18; cf. Gál. 3:8,16).
Tesoros de los egipcios. Estos incluían al país con todas
sus riquezas, el servicio de todo su pueblo, el esplendor de su corte, el poder
de su trono y sus ejércitos.
Tenía puesta la mirada. Sus ojos estaban fijos en las
promesas y los privilegios de la relación del pacto. Moisés, como Pablo 15
siglos después (ver Fil. 3:7-8), cambió voluntariamente la impresionante y
brillante gloria y el poder momentáneos por las menos aparentes, aun
invisibles, promesas y privilegios del pacto.
Galardón. El galardón que era más remoto, que sólo podía
verse con los ojos de la fe, atraía más fuertemente a Moisés que las
recompensas materiales inmediatas que acompañaban al trono de Egipto.
27. Por la fe. Ver com. vers. 1,3.
Dejó a Egipto. Cf. Exo. 2:15.
No temiendo. Algunos, apoyados en las circunstancias de la huida
de Moisés de Egipto a Madián, a la edad de 40 años, han hecho equivaler esta
salida del vers. 27 al éxodo, a la edad de 80 años. Es cierto que la flexión
del verbo que se traduce "dejó" (Gr. kataléipo) puede significar
sencillamente "salir", pero sin implicar nada más que el hecho de
partir. También es cierto que Moisés se enfrentó audazmente con un gobernante
iracundo durante todo el tiempo de las plagas, y que el vers. 27 tomado
aisladamente podría entenderse como que se aplica al éxodo. Pero en esta breve
sinopsis de acontecimientos de la vida de Moisés que reflejan su fe, parece que
los vers. 28 y 29 tienen el propósito de abarcar el éxodo. La repetición de la
expresión "por la fe" en el vers. 27, parece implicar que el autor
consideraba la ocasión allí referida como diferente de otros episodios en la
sucesión de acontecimientos referentes a la fe de Moisés (cf. vers. 23-24,
28-29; cf. Ed 59-60).
Según el relato de Exo. 2:11-15
(cf cap. 4:19), parece que el temor de Moisés por su seguridad personal, jugó
un importante papel en su decisión de huir de la tierra de Egipto. Pero a pesar
de todo, lo que más se destaca en su pensamiento era la suerte de su pueblo y
la perspectiva del papel que le correspondería a los hebreos por la promesa
hecha a Abrahán. El intento infructuoso de Moisés de iniciar una serie de
sucesos que él esperaba que conducirían a la liberación de su pueblo, fue lo
que en realidad hizo necesaria su huida a Madián (ver Hech. 7:25). A pesar de
su error, es indudable que tenía fe en que, de alguna manera, Dios aún lo
usaría para concretar la liberación de los suyos. Por eso buscó un refugio transitorio desde
donde pudiera esperar el desarrollo de los acontecimientos.
Aun antes del incidente con el
capataz egipcio (Exo. 2:11-12) Moisés necesitó una gran fe, siendo como eran
las circunstancias, para creer que pudieran cumplirse las promesas del pacto, Y
ahora, cuando una equivocación lo había desterrado completamente de Egipto,
Moisés tuvo que haber necesitado una fe aún mayor para creer en el cumplimiento
de las promesas. ¿Cómo podría un desamparado exiliado en Madián, cuya muerte
había sido decretada por un edicto imperial, tener la menor esperanza de
liberar a los esclavos del monarca que procuraba matarlo? Si alguna vez tuvo
necesidad de demostrar fe fue en tales circunstancias.
28. Por la fe. Ver com. vers. 1,3.
Celebró la pascua. El registro de los
acontecimientos que se mencionan en estos versículos se halla en Exo. 12:1-36. Después
de la novena plaga Faraón amenazó de muerte a Moisés si se presentaba otra vez
delante de él (Exo. 10: 28). Moisés tuvo que haber necesitado una gran fe para
dar las instrucciones en cuanto a la décima plaga, la pascua y el éxodo. Durante
las primeras nueve plagas Faraón se había negado obstinadamente a permitir la
salida de Israel. No había ninguna razón humana para creer que permitiría
hacerlo durante la décima plaga.
29. Por la fe. Ver com. vers. 1,3.
Pasaron el Mar Rojo. En Exo. 14:10-31 se registra este
episodio. La liberación en el mar Rojo del pueblo elegido de Dios se menciona
con más frecuencia en todo el AT que cualquier otra manifestación del cuidado
divino en favor de Israel en toda su historia. La grandeza de la liberación
refleja la magnitud de la crisis, y la magnitud de esa crisis es una medida del
grado de fe que necesitaba Moisés, el representante instituido por Dios.
30. Por la fe. Ver com. vers. 1,3.
Muros de Jericó. El registro de este hecho está en
Jos. 6:1-24. Desde el punto de vista militar, el procedimiento empleado por
Josué para someter a jericó era una completa necedad; pero las órdenes que
impartió concordaban con las instrucciones que Dios le había dado. Como
experimentado general él podría haberlas sustituido por lo que le hubiera
parecido ser un mejor plan; pero Josué, un hombre de gran fe y también de gran
experiencia militar, estaba listo para depositar más confianza en la voluntad
revelada de Dios que en sus propios conocimientos bélicos. Su fidelidad al
trazar el plan de batalla que Dios le había revelado, testificó elocuentemente
de su proeza como hombre de fe.
31. Por la fe. Ver com. vers. 1, 3.
Rahab. Este episodio está registrado en los. 2:1-24; 6:23-25. El nombre de Rahab puede parecer a primera vista fuera de lugar en esta enumeración de héroes de la fe, pues era pagana y, además, ramera.
Pero estas mismas circunstancias hacen que su
acto de fe sea aún más notable. Se puede entender mejor la mentalidad de Rahab
leyendo Jos. 2:8-13. Su nombre también aparece en la genealogía de Mateo (ver
com. Mat. 1:5) como uno de los honorables progenitores de Cristo.
32. ¿Qué más digo? La lista podría alargarse
indefinidamente, pero ya se han presentado suficientes ejemplos para mostrar el
principio de que la fe y la fidelidad son la esencia de un vivir piadoso.
El tiempo me faltaría. El propósito del autor no era
hacer una lista de todos los fieles de Dios a través de los siglos, sino sólo
ilustrar su tema: que la fe y la fidelidad son esenciales para la paciente
espera de la venida del Señor y el cumplimiento de sus promesas. La emocionante
enumeración quizá ya se había extendido más allá del propósito que el autor
había tenido al principio, y se da cuenta de que el espacio no le permite
prolongar lo que ha proporcionado un clímax apropiado para el tema del libro. Comenzó
con el propósito de mostrar que tenemos un gran sumo sacerdote que ministra a
nuestro favor en el santuario celestial, para luego exhortar a todos los
cristianos a entrar en la presencia de Cristo por fe (cap. 4:14,16); pero en el
cap. 11 argumenta que los dignos personajes de la antigüedad vivieron por fe delante
de la presencia de Dios. Puesto que ellos disfrutaron de ese privilegio y
pudieron permanecer fieles, también nosotros lo podemos.
Gedeón. Ver Juez. 6 y 7.
Barac. Ver Juez. 4 y 5.
Sansón. Ver Juez. 13 a 16.
Jefté. Ver Juez. 11.
David. Las proezas de David forman una gran parte de los
libros históricos de 1 y 2 Samuel y porciones de otros libros.
Samuel. El ministerio de Samuel como sacerdote, profeta y
juez se registra en 1 Sam. cap. 2 a 25.
Los profetas. Los profetas sufrieron casi sin excepción debido a
su fiel testimonio en favor de Dios (ver Hech. 7:52).
33. Por fe. Ver com. vers. 1,3. El autor no se cansa de
mencionar la fe como la esencia del triunfo sobre cada obstáculo. Se podrían
escribir largas listas de héroes casi para cada categoría de las proezas
enumeradas en los vers. 33-37; pero basta con decir que cada caso era un
brillante ejemplo de victoria por la fe.
Conquistaron reinos. Como Josué y David.
Hicieron justicia. Como Samuel y Elías. En esta
categoría se podrían incluir numerosos jueces y reyes.
Alcanzaron promesas. Como Abrahán, Josué y Daniel.
Taparon bocas de leones. Como Sansón, David y Daniel.
34. Apagaron fuegos. Como los tres héroes hebreos en
Babilonia.
Evitaron... espada. Como los dos espías en Jericó, y
como David ante Saúl.
De debilidad. Como los reyes Ezequias y Josafat.
Se hicieron fuertes. Como Sansón.
Pusieron en fuga. Como Josué, Débora y Barac, y
Gedeón.
35. Recibieron sus muertos. Como en el caso de la sunamita y
la viuda de Sarepta.
Atormentados. Como el profeta Jeremías.
No aceptando el rescate. Es decir, no fueron desleales a
sus principios a fin de librarse de la tortura.
A fin de obtener. Estos dignos personajes de la
antigüedad demostraron, sin excepción, que eran valientes y fieles frente a las
dificultades y los peligros, debido a la fe que tenían en su corazón de que Dios
cumpliría todas sus promesas. Creían que la herencia futura de los justos era
digna de cualquier sacrificio y sufrimiento que pudieran afrontar o por el que
pudieran pasar en esta vida.
36. Vituperios y azotes. Esto, más "prisiones y
cárceles", lo sufrieron hombres como José, Jeremías, Pablo, etc.
37. Apredeados. Como Nabot de Jezreel y Esteban.
Aserrados. De acuerdo con la tradición así murió Isaías.
Puestos a prueba. Podría presentarse una larga
lista de hombres y mujeres nobles que pasaron con éxito por las grandes pruebas
de sus vidas.
Muertos a filo de espada. Como Gedalías, los sacerdotes de
Nob y Jacobo el hermano de Juan.
Anduvieron de acá para allá. Como Elías y David.
38. El mundo no era digno. El mundo se daba cuenta de cuánto
debía a esos dignos personajes, que en realidad eran "la sal de la tierra"
(ver com. Mat. 5:13). El mundo no aprecia hoy la contribución para el bienestar
de la humanidad hecha por aquellos que han procurado aplicar principios
cristianos a la solución de los problemas del mundo.
Errando. Ver com. vers. 37.
39. Alcanzaron buen testimonio. O "aunque bien
aprobados". Ver com. vers. 1,4.
Mediante la fe. Ver com. vers. 1,3.
No recibieron lo prometido. Su fidelidad en momentos de
crisis con frecuencia les proporcionó una evidente ayuda o liberación; pero no disfrutaron
de la herencia prometida a Abrahán y a los padres. Ver com. vers. 13.
40. Proveyendo. Gr. problépo, "prever".
"Proveer" también significa "prever", del latín pro,
"antes", y videre, "ver". Dios previó el fin desde el
principio. Sabía que en los siglos futuros habría una multitud muy grande de
hombres, mujeres, jóvenes y niños fieles; y en su infinita sabiduría dispuso
que los fieles de todos los siglos entraran juntos en la herencia eterna (ver
com. 1Cor. 15:51-52; 1Tes. 4:16-17; 2Tim. 4:7-8). En lo que se refiere a
recibir la gran dádiva de la vida eterna, nadie tendrá ventaja o prioridad
sobre otro.
Alguna cosa mejor. No alguna cosa mejor de la que él
se propuso dar a los fieles de los siglos pasados, sino que, desde nuestro
punto de vista, ha sido mejor que Dios nos haya concedido una oportunidad de
unirnos a sus filas.
Perfeccionados. Gr. teleióo, que se usa aquí en
voz pasiva: "ser completado", "ser llevado a la
perfección". En cuanto al adjetivo afín téleios, ver com. Mat. 5:48. Ser "perfeccionados"
equivale a entrar en la herencia eterna prometida a Abrahán y a los padres (ver
com. Heb. 10:35-38).
Aparte de nosotros. "Sin nosotros" (BJ, BA,
BC, NC). Dios, en su providencia, nos ha
concedido tiempo para prepararnos para la entrada en la herencia eterna de los
santos. La oportunidad es nuestra como lo fue de los héroes mencionados. En los
primeros versículos del cap. 12, el autor presenta su conclusión:
"Despojémonos de todo peso,... corramos con paciencia..." 7CBA
COMENTARIOS DE EGW
1. 1JT 453. AVANCEMOS POR
FE. Los hebreos estaban cansados y aterrorizados; sin embargo, si se hubiesen
echado atrás cuando Moisés les ordenó que avanzaran y se hubiesen negado a
acercarse más al mar Rojo, nunca habría abierto Dios el camino para ellos. Al
descender al agua, mostraron que tenían fe en la palabra de Dios, según la
expresara Moisés. Hicieron cuanto estaba en su poder, y luego el Poderoso de
Israel cumplió su parte y dividió las aguas a fin de abrir una senda para sus
pies.
Las nubes que se acumulan en
derredor de nuestro camino, no desaparecerán nunca ante un espíritu vacilante y
de duda.
La incredulidad
dice: "Nunca podremos superar estos obstáculos; esperemos hasta que hayan
sido suprimidos o podamos ver claramente nuestro camino." Pero la fe nos
insta valientemente a avanzar, esperándolo y creyéndolo todo. La obediencia a
Dios traerá seguramente la victoria. Es únicamente por medio de la fe cómo
podemos llegar al cielo.
HAY GRAN SIMILITUD entre nuestra
historia y la de los hijos 453 de Israel. Dios condujo a su pueblo de Egipto al
desierto, donde podía guardar su ley y obedecer su voz. Los egipcios, que no
respetaban a Jehová, acamparon cerca de Israel; sin embargo, lo que para los
israelitas era un gran raudal de luz, que iluminaba todo el campamento y
resplandecía sobre la senda que se tendía ante ellos, fue para las huestes del
Faraón una muralla de nube que obscurecía aún más las tinieblas de la noche.
ASÍ TAMBIÉN, EN ESTE TIEMPO, hay un pueblo
a quien Dios ha hecho depositario de su ley. Para quienes los acatan, los
mandamientos de Dios son como una columna de fuego que los ilumina y los
conduce por el camino de la salvación eterna. Pero para aquellos que los
desprecian, son como las nubes de la noche. "El principio de la sabiduría
es el temor de Jehová." (Prov. 1:7.) Mejor que todo otro conocimiento es
la comprensión de la Palabra de Dios.
En la observancia de los
mandamientos hay gran recompensa, y ninguna ventaja terrenal debe inducir al
cristiano a vacilar por un momento en su fidelidad. Las riquezas, los honores y
las pompas mundanales no son sino como escoria que perecerá ante el fuego de la
ira de Dios.
La voz del Señor que ordena a sus
fieles que marchen, prueba con frecuencia su fe hasta lo sumo. Pero si ellos
hubiesen de postergar la obediencia hasta que haya desaparecido de su
entendimiento toda sombra de incertidumbre y no quedase ningún riesgo de
fracaso o derrota, nunca avanzarían. Los que creen que les es imposible ceder a
la voluntad de Dios y tener fe en sus promesas hasta que todo esté despejado y
llano delante de ellos, no cederán nunca. La fe no es la certidumbre del
conocimiento; es "la substancia de las cosas que se esperan, la
demostración de las cosas que no se ven." (Heb. 11:1) El obedecer a los
mandamientos de Dios es la única manera de obtener su favor.
"Marchad" debe ser el santo y seña del cristiano. 454
3. 3JT 258.
Nunca podrá la ciencia explicar la obra de la creación. ¿Qué ciencia puede
explicar el misterio de la vida? 258 La teoría de que Dios no creó la materia
cuando sacó al mundo a la existencia, no tiene fundamento. Al formar el mundo,
Dios no se valió de materia preexistente. Por el contrario, todas las cosas,
materiales o espirituales, comparecieron ante el Señor Jehová a la orden de su
voz y fueron creadas para el propósito de él. Los cielos y todo su ejército, y
todas las cosas que contienen, son no sólo la obra de sus manos, sino que
llegaron a la existencia por el aliento de su boca.
"Por la fe entendemos haber
sido compuestos los siglos por la palabra de Dios, siendo hecho lo que se ve,
de lo que no se veía." (Heb.11:3.)1904, tomo 8, págs. 258, 259. 259
6. PVGM 38. EN EL COMIENZO DE
FE. En el mismo comienzo de la vida
cristiana deben enseñarse a 38 cada creyente los principios
fundamentales. Debe enseñársele que no ha de ser meramente salvado por el
sacrificio de Cristo, sino que ha de hacer que la vida de Cristo sea su vida, y
el carácter de Cristo su carácter.
Enséñese a todos que han de llevar cargas y deben sacrificar sus inclinaciones
naturales.
Aprendan la bendición de trabajar para Cristo, imitándolo en la abnegación, y soportando
penurias como buenos soldados.
Aprendan a confiar en el amor de Cristo y a descargar en él sus
congojas.
Prueben el gozo de ganar almas para él. En su
amor e interés por los perdidos, perderán de vista el yo; los placeres del
mundo perderán su poder de atracción y sus cargas no los descorazonarán.
La reja del arado de la verdad hará su obra. Romperá el terreno inculto, y no
solamente cortará los tallos de las espinas, sino que las arrancará de raíz.
EN BUENA TIERRA.
No siempre ha de chasquearse el
sembrador. El Salvador dice de la semilla que cayó en buen terreno:
"Este es el que oye y entiende la palabra, y el que lleva fruto: y lleva
uno a ciento, y otro a sesenta, y otro a treinta". "La que cayó
en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la
palabra oída, y llevan fruto en paciencia".
El "CORAZÓN
BUENO Y RECTO"
mencionado en la parábola, no es un corazón sin pecado; pues se predica el
Evangelio a los perdidos. Cristo dijo: "No he venido a llamar a los
justos, sino a los pecadores".* Marcos 2:17.
Tiene corazón recto el que se rinde a la convicción del Espíritu Santo. Confiesa su pecado, y siente su necesidad de la misericordia y el amor de Dios. Tiene el deseo sincero de conocer la verdad para obedecerla. El "corazón bueno" es el que cree y tiene fe en la palabra de Dios. Sin fe es imposible recibir la palabra. "El que a Dios se allega, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan".*Hebreos 11:6. 39
36-38. HAp
477. SIGLOS DE FIERA PERSECUCIÓN siguieron al
establecimiento de la iglesia cristiana, pero
nunca faltaron hombres que consideraban la edificación del templo más preciosa
que su propia vida. De los tales se escribió: "Otros experimentaron
vituperios y azotes; y a más de esto prisiones y cárceles; fueron apedreados,
aserrados, tentados, muertos a cuchillo, anduvieron de acá para allá cubiertos
de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los
cuales el mundo no era digno; perdidos Por los desiertos, por los montes, por
las cuevas y por las cavernas de la tierra." (Heb. 11:36-38.)
Ministerio Hno. Pio
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