martes, noviembre 16, 2021

REFLEXIÓN 913. INSTRUCCIONES PARA TITO: La Sana Doctrina Produce Un Excelente Carácter En Los Miembros… (TITO 2).

Tito 2. 

LA SANA DOCTRINA PRODUCE UN EXCELENTE CARÁCTER: Vers. (1-8) Instrucciones dadas a Tito para su doctrina y su vida. (9-15) Sobre los deberes de los siervos, y en general de todos los cristianos.

1 Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina. 2 Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia. 3 Las ancianas así mismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; 4 que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, 5 a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemado. 6 Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; 7 presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, 8 palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros.

9 Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean respondones; 10 no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador. 11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, 12 enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente,

13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, 14 quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras. 15 Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie. (Tito 2).

1. Tú habla. Pablo destaca el contraste entre el contenido y la forma de las enseñanzas de Tito en comparación con los falsos maestros de Creta (ver com. cap. 1:10-16). 

El apóstol bosqueja ahora las tres tareas que le correspondían a Tito: (1) organizar a los hermanos de Creta e informarlos acerca del gobierno de la iglesia (cap. 1:5-8); (2) refutar a los "habladores de vanidades y engañadores" (vers. 10) que estaban enseñando falsas doctrinas y rebajando el nivel moral de toda la iglesia con sus vidas impías (vers. 9-16); (3) comunicar con claridad y exactitud la verdad del Evangelio.

Sana doctrina. Ver com. cap. 1:9.

2. Ancianos. Gr. presbútes, "anciano", "venerable"; cf 1Tim. 5:1. Ver com. Hech. 11:30.

Sobrios. Gr. nefálios, "abstemio de vino" (ver com. 1Tim. 3:2-3).

Serios. Gr. semnós, "digno de honor", "graves" (BC, NC). Ver 1Tim. 3:8.

Prudentes. Gr. sofron, "prudente"; "sensatos" (BJ). Ver com. 1Tim. 3:2. Los varones mayores de la iglesia debían ser respetados por sus sabios consejos. Cuando uno es enseñado por Dios, un consejo tal no debe ser tomado livianamente.

Sanos en la fe. Ver com. cap. 1:13.

Amor. Ver com. 1 Cor. 13:1.

Paciencia. Gr. hupomone, "aguante", "paciencia", "perseverancia" (ver com. Rom. 5-3). Estas cualidades siempre deben mantenerse vivas. Los seres humanos pueden cansarse con el transcurso del tiempo y su fe contaminarse con tradiciones y supersticiones; su amor puede debilitarse y convertirse en un simple sentimiento, y su paciencia degenerar en un conformismo apático. La vida de Pablo fue una magnífica ilustración del ideal que aquí se expone: un modelo acabado para todos.

3. Ancianas. Cf 1Tim. 5:2. El cristianismo elevó la condición de la mujer a una altura desconocida hasta ese momento; pero esa nueva condición exigía una debida respuesta de las mujeres cristianas: debían cumplir el propósito original de Dios de ser modelos de ternura y dedicación. Las mujeres cristianas debían presentarse de ese modo como un dechado de pureza y dedicación al hogar y a los hijos, tanto para sus hijas como para sus vecinas paganas (cf. Tito 2:4).

Reverentes en su porte. O "en conducta como personas sagradas". Es decir, tanto en su vestido como en su porte y conducta debían comportarse como quienes se ocupaban del servicio sagrado.

No calumniadoras. Ver com. 2Tim. 3:3. 

No esclavas del vino. Con más precisión, "no esclavizadas por mucho vino". Ver com.1Tim. 3:8. No hacía mucho que se había establecido la iglesia de Creta, por eso las "ancianas" eran quienes habían vivido la mayor parte de su vida regidas por las normas y los hábitos de la sociedad pagana. Beber vino era común en la zona del Mediterráneo. Creta tiene todavía una gran producción de uvas. Después de una larga vida en tal costumbre, ser esclava del vino era la regia y no la excepción.

Maestras del bien. En contraste con el esparcimiento de chismes, calumnias o "fábulas profanas y de viejas" (1Tim. 4:7).

4. Las mujeres jóvenes. Las virtudes femeninas se transmiten mejor de una generación a otra mediante mujeres emocionalmente maduras, que han aprendido bien las lecciones de disciplina propia y piedad personal. Es una tragedia que las mujeres jóvenes asuman los deberes conyugales y maternales sin haber sido debidamente enseñadas por precepto y ejemplo en las responsabilidades de la femineidad cristiana.

Maridos. La esposa sensata se da cuenta de que la armonía y la fortaleza del hogar dependen de su papel como colaboradora de su esposo, y no como su competidora.

Hijos. Pablo destaca la ley básica que rige la seguridad de la familia y el desarrollo emotivo. Nada hay que equivalga a la contribución de una madre amante, que consecuente y desinteresadamente se entrega a cada hijo que cría. Los hijos no deben ser considerados como barreras para la felicidad de los adultos, ni como seres que automáticamente desarrollan virtudes nobles y dignas de respeto.

5. Prudentes. Gr. sofron, "prudente", "con dominio propio"; "sensatas" (BJ). El énfasis que Pablo pone frecuentemente sobre el adjetivo sofron en sus diversas formas, en sus cartas a Timoteo y Tito (1Tim. 2:9, 15; 3:2; 2Tim. 1:7; Tito 1:9; 2:2, 4-6, 12), refleja un esfuerzo cuidadoso para resolver un importante problema en la organización de la iglesia y en el desarrollo del carácter. El dominio propio significa victoria sobre el egoísmo.  Los deseos personales deben ser subordinados al bien más amplio de la familia y de otros, y deberá hacerse frente a las frustraciones con valor y buen ánimo.

Cuidadosas de su casa. Las madres que pasan gran parte de su tiempo fuera del hogar, a veces descuidan las responsabilidades familiares. Permitir que los hijos entren y salgan sin la vigilancia de los padres, o dejarlos al cuidado de extraños, no satisface la clara instrucción divina.

Buenas. La descripción que hace Pablo de una mujer cristiana equivale al retrato clásico de la madre y esposa digna de Prov. 31:10,31.

Sujetas. Ver com. Efe. 5:22; 1 Tim. 2:11.

Blasfemada. Como los cristianos llevan el nombre de su Dios y afirman que lo representan, Pablo insta a que se examinen cuidadosamente los hábitos diarios por los cuales se juzga el poder de la religión. Muchos miembros de iglesia prefieren, como los paganos, cumplir con un ritual complicado en vez de vivir fielmente para Dios día tras día. El fiel cumplimiento de las tareas diarias constituye la primera responsabilidad de una mujer cristiana. Ningún deber para la iglesia, no importa cuán bien se cumpla, puede compensar la falta del debido cuidado a los hijos o la inmadurez de los sentimientos.

Si los no cristianos en el tiempo de Tito veían que las mujeres cristianas no tenían más dominio y sentido de responsabilidad que las mujeres no cristianas, paganas, la causa del cristianismo sufría gran pérdida. Como los conceptos cristianos en cuanto al papel de la mujer en el hogar y en la iglesia eran más elevados, el mundo pagano se sentiría inclinado a examinar cuidadosamente los resultados de esa profesión de fe. La preocupación especial de Pablo era que la iglesia estuviera establecida sobre principios correctos, pues sabía que el tono moral y espiritual del hogar y de la comunidad es determinado en gran medida por sus mujeres.

6. Los jóvenes. En contraste con "los ancianos" (vers. 2).

Prudentes. Ver com. vers. 4-5. Tito era joven, y quizá podría tener más éxito al aconsejar a los de su misma edad.

7. Presentándote. Los cristianos cretenses y sus vecinos paganos tenían derecho de esperar que el pastor cristiano ejemplificara fielmente los principios del cristianismo. 

Es muy probable que Tito se hubiera criado en un hogar pagano, quizá en la lujuriosa e impía ciudad de Antioquía. Había sido atraído al servicio del Maestro en la frescura de su juventud, y probado en el horno de los esfuerzos y las dificultades. Pablo le recuerda a Tito que su más eficaz inspiración para los creyentes de Creta dependería de su ejemplo de dominio propio y de su condición de disciplinado varón cristiano.

En todo. Compárese con un consejo similar que se le da a Timoteo (ver com. 1Tim. 4:12). El verdadero cristianismo incluye toda actividad de la que pueda ocuparse un hombre cuyo pensamiento está cautivo a la voluntad de Dios (2 Cor. 10:5).

Enseñanza. . . seriedad. Mejor "en la enseñanza, incorruptibilidad". Cf. 2Tim. 3:10.

Integridad. O "sanidad". Cf. vers. 1.

Seriedad. Gr. semnótes, "dignidad" (ver com. 1Tim. 2:2).

8. Sana. Un énfasis frecuente en esta epístola (cap. 1:9,13; 2:1-2, 8). La naturaleza humana está enferma debido al pecado; pero el Evangelio es la receta del cielo para eliminar la causa de la enfermedad y para que los seres humanos recuperen la salud física, mental y espiritual. Las falsas enseñanzas, como las panaceas de los curanderos, no curan la enfermedad sino que con frecuencia la complican. Pablo le recuerda a Tito que sus adversarios observarán atentamente su vida y sus palabras para encontrar algo contra él; pero si se cuidaba de hablar con precisión, con esmero y con oración, tendrían sus adversarios que avergonzarse. No tendrían motivo para criticarlo.

El adversario. Ni "los habladores de vanidades y engañadores" (cap. 1:10), que estaban dentro de la iglesia, ni los paganos, debían tener base para criticar.

9. Siervos. O "esclavos" (ver com. Juan 8:34).

Agraden en todo. La conversión de los esclavos al cristianismo no debían transformarlos en obreros menos satisfactorios, sino que su sombría desobediencia debía transformarse en alegre utilidad. En cuanto al consejo de Pablo acerca de los esclavos cristianos, ver com. Efe. 6:5-9; Col. 3:22 a 4:1; 1Tim. 6:1-2.

10. Defraudando. O "malversando", "desfalcando". Con frecuencia se confiaba a los esclavos el cumplimiento de ciertos deberes, además de las actividades propias de la casa o del campo. Algunos debían realizar actividades comerciales, para lo cual se les concedía mucha libertad. Eso les daba la oportunidad de robar. A veces se les daba una esmerada preparación como artistas o médicos para que trabajaran para sus amos. Por eso, en los días de Pablo un esclavo tenía muchas oportunidades para desfalcar a sus amos. Robar o malversar la propiedad del amo era tan frecuente en Creta, que muchas veces a los siervos se los llamaba ladrones. Los esclavos cristianos debían demostrar que estaban por encima de esas prácticas, siendo leales y honrados.

Fieles en todo. Los esclavos cristianos debían ser completamente dignos de confianza en el servicio de sus amos terrenales.

Adornen. Ver com. 1 Tim. 2:9. Pablo afirma que únicamente una vida semejante a la de Cristo puede representar debidamente al Evangelio ante el mundo. Hombres nuevos -no necesariamente métodos nuevos constituyen el plan de Dios para la promoción del Evangelio (ver com. 1Tim. 4:16; 2 Ped. 3:12).

Doctrina de Dios. Probablemente "doctrina acerca de Dios", la fuente de toda esperanza cristiana, pensamiento que Pablo desarrolla en los vers. 11-15.

11. Gracia. Gr. járis (ver com.  Juan 1:14; Rom. 1:7; 3:24; 1Cor. 1:3). 

Los ancianos (Tito 2:2), las ancianas (vers. 3), las mujeres jóvenes (vers. 4), los jóvenes (vers. 6), Tito (vers. 7-8) y los esclavos (vers. 9-10), sólo podían cumplir con sus responsabilidades diarias mediante la gracia de Dios. 

La nota triunfal del Evangelio de Pablo es que los hombres y las mujeres alcanzan la victoria sobre el pecado: que una vida semejante a la de Cristo, que se manifestó una vez en carne y sangre, puede reproducirse en cada hombre o mujer movidos por el Espíritu. Toda orden de Dios va acompañada por su "gracia": el poder para cumplir los propósitos divinos (ver com. 2Cor. 12:9; Heb. 13:9).

Se ha manifestado. La "gracia", es decir el abundante amor redentor de Dios manifestado a los pecadores siempre ha estado a disposición de los hombres (ver com, Sal. 5; 117; Nota Adicional de Sal. 36). Pero el plan de Dios para salvar a los hombres se hizo más claro con la venida de Jesús.

Todos los hombres. Cf. Juan 1:9; 3:17; 1Tim. 2:4; 2Ped. 3:9. A todos los hombres se les da suficiente oportunidad para que se salven; pero la tenaz negativa de muchos a aceptar la "gracia de Dios" da como resultado muerte eterna; por lo tanto, hasta este punto se desvirtúa el propósito de Dios y se menosprecia la dádiva de la salvación. Los cristianos deben representar debidamente los principios de una vida semejante a la de Cristo para que los incrédulos sean impresionados con la superioridad del cristianismo. Este es el tema del consejo de Pablo en este capítulo.

12. Enseñándonos. Gr. Paidéuo, "educar", "instruir", usado con frecuencia para describir el proceso de criar un niño. La gracia salvadora no sólo ayuda a los hombres a eliminar las prácticas pecaminosas, sino que activamente desarrolla hábitos nuevos y deseables. Esta instrucción diaria que procede de Dios podría ser descrita como el proceso de la santificación (ver com. Rom. 6:19; 1Tes. 4:3).

Deseos. Los que sólo van tras los placeres de este mundo. Cf. 1Juan 2:15-16. 

Este siglo. Ver com. 1Tim. 6:17.

Sobria. Gr. sofrónos, "sensatamente" (ver com. vers. 5). El cristiano genuino reconoce sus responsabilidades sociales Y sus deberes espirituales como hijo de Dios. La "gracia de Dios imparte suficiente poder para que los hombres puedan demostrar verdadero dominio propio (ver com. Efe. 4:13)

Piadosamente. Gr. eusebos (ver com. 2Tim.3:12).

13. Aguardando. Gr. prosdíjomai, "esperar", "estar a la expectativa". Pablo añade un segundo incentivo a su exhortación a los miembros de la iglesia de Creta para que vivan como representantes de Jesucristo. Además de vivir una vida mejor, el cristiano es recompensado con la dádiva inconmesurable de la vida eterna; por lo tanto, la vida diaria debe estar en armonía con el anhelo que siente el cristiano por el pronto regreso de Jesús.  Así como Simeón fue recompensado cuando contempló a Jesús (ver com. Luc. 2:25) porque "esperaba" (prosdéjomai), de la misma manera un gran número de cristianos sentirán un día -encontrarán- su máximo gozo cuando sean testigos de la gloria de la segunda venida de Cristo.

Esperanza bienaventurada. La esperanza del regreso de Cristo ha sido el gran incentivo de la fe cristiana durante casi 2.000 años. Ha reanimado el espíritu del creyente y fortalecido su valor en medio de todas las vicisitudes de la vida. Los oscuros momentos de desánimo, desilusión, o dolor propios de la condición humana son superados gloriosamente por la esperanza cristiana del segundo advenimiento.

Manifestación gloriosa. O "aparición de la gloria". En cuanto a epifáneia, "aparición visible", ver com. 1Tim. 6:14. La expresión "esperanza bienaventurada" está en aposición con "manifestación gloriosa", o "aparición de la gloria"; es decir, la aparición constituye la esperanza bienaventurada. La traducción "aparición de la gloria" sugiere que se manifestarán los atributos divinos de Cristo cuando vuelva a la tierra como Rey de reyes, rodeado por el glorioso esplendor de miríadas de ángeles celestiales.

Nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Cf. 2Tes. 2:8; 1Tim. 6:14; 2Tim. 4:1,8. El texto griego de este pasaje es ambiguo. Por eso no se puede saber con exactitud si Pablo está hablando tanto del Padre como del Hijo, o sólo de Cristo. Muchos comentadores prefieren considerar que esta expresión se refiere sólo a Cristo. No hay ninguna dificultad si se interpreta así, pues Pablo atribuye a Jesús las prerrogativas de la Divinidad (ver com. Rom. 1:7, Fil. 2:6; Col. 2:9; 1 Tim.  1:1). En cuanto a la deidad de Cristo, ver t. V, p. 894. Hay una construcción griega similar en 2Ped. 1:1. El contexto de Pablo es la "manifestación" de Cristo en el segundo advenimiento, como Jesús lo prometió (ver com. Juan 14:1-3). Debido a estos dos grandiosos hechos aquí revelados: que Jesucristo es Dios en el más pleno sentido de la palabra, y que su regreso a este mundo constituye el gran clímax de la historia, este versículo ha sido un motivo excepcional de consuelo para los cristianos en todos los siglos.

14. Se dio a sí mismo. Pablo describe la obra del Hijo de Dios al cumplir la misión de "Salvador" (vers. 13). El papel de Cristo como Salvador y Mediador de la humanidad perdida no le fue impuesto por la voluntad arbitraria del Padre. 

Cristo "se dio a sí mismo" como un sacrificio voluntario en favor de sus criaturas extraviadas (ver com. Juan 10:17-18; Hech. 3:15). Dios reveló su amor divino en la persona de Jesucristo. Aunque sus hijos e hijas sufren las consecuencias de la transgresión moral y física, Dios ha manifestado su amor al compartir con el hombre el dolor causado por el pecado. La entrega que hizo Cristo de sí mismo elimina toda duda acerca del supremo amor que Dios siente por los que desobedecen su voluntad. 

Desde el comienzo del pecado Dios ha sufrido el dolor de su amor no correspondido. La vida de Cristo en la tierra es causa suficiente para que lo alaben los redimidos por toda la eternidad. Los ángeles se sumen en silencioso asombro porque la obligación del hombre sólo consiste en aceptar el amor incomparable del Salvador y en regresar a la familia de Dios.

Redimirnos. Gr. lutróo, "liberar-", "redimir", "rescatar". En cuanto al sustantivo afín lútron, ver com. Mat. 20:28. Cf. Sal. 130:8. 

El plan de Dios es restaurar en los perdidos la imagen original con que fueron creados. 

El pecado no debe ser pasado por alto, sino erradicado. El proceso de santificación consiste en que la gracia de Dios actúe en la voluntad humana plenamente entregada, de modo que cada vestigio de pecado pueda ser completamente eliminado de la vida (ver com. Rom. 3:24; 5:1; 6:19). Se necesita nada menos que el poder de Dios para liberar al ser humano del poder seductor del pecado y para que practique hábitos de rectitud. Debido a los hábitos pecaminosos profundamente arraigados en su vida, el único recurso del hombre para alcanzar una completa liberación, es aferrarse de la mano redentora de Dios. Sin embargo, aunque los mundos que giran en el espacio responden instantáneamente a las órdenes de Dios, el hombre -obra maestra de la creación- con frecuencia pone límites al poder y a los designios de Dios con su rebelde voluntad humana.

Iniquidad. Gn anomía, "ilegalidad", "desacato a la ley".

Purificar. Ver com. 1Juan 1:7,9; 3:3. Ningún ritual ni ninguna ceremonia judaica son suficientes para esto (cf.  Hech. 15:9). El resultado de haber sido rescatado el hombre del poder del pecado por la gracia de Dios, es una vida limpia de todo mal pensamiento y de todo hecho perverso.

Propio. Gr. periousios, "escogido", es decir, por Dios y para sí mismo.

La iglesia cristiana es la sucesora de Israel como el agente especial de Dios para la comunicación del Evangelio (ver com, 1 Ped. 2:9). La misma misión, los mismos privilegios y las mismas responsabilidades que tuvo el Israel literal, se transfirieron al Israel espiritual (ver t. IV pp. 37-38).

Celoso. Mientras la iglesia cristiana aguarda el segundo advenimiento, también cumple la misión que una vez se le encomendó a la nación judía: revelar por precepto y por ejemplo los principios del gobierno de Dios.

15. Habla. Pablo presenta tres métodos para enseñar y conducir a las congregaciones cristianas: "habla, exhorta y reprende". Algunos miembros de la iglesia anhelan escuchar; otros necesitan, además, que se los exhorte y se les dé un consejo más directo; y hay otros más que, por diversas razones, necesitan una admonición más fuerte unida a pruebas incontrovertibles.

Autoridad. La autoridad del ministro del Evangelio se basa definitivamente no en su cargo, sino sobre su misión divina y en la integridad de su ministerio.

Menosprecie. Tito debía presentar su enseñanza con tanta persuasión, que sus oyentes honestamente no pudieran eludir lo que decía ni encontrar que sus argumentos eran ilógicos, pues esto haría que perdieran su confianza en él. (7CBA).

COMENTARIOS DE EGW

1-2. 1JT 164. La verdad debe ser presentada de una manera que la haga atractiva para el espíritu inteligente. No se nos comprende como pueblo, sino que se nos considera como personas degradadas, de intelecto débil y humilde condición. Por lo tanto, cuán importante es que todos los que enseñan la verdad y todos los que la creen estén de tal manera afectados por su influencia santificadora que su vida consecuente y elevada demuestre a los incrédulos que han estado equivocados con respecto a este pueblo. Cuán importante es que la causa de la verdad quede despojada de todo lo que se parezca a una excitación falsa y164 fanática, a fin de que la verdad se destaque por sus propios méritos, revelando su pureza original y su carácter excelso.

Vi que es sumamente importante que aquellos que prediquen la verdad sean de modales refinados, y que rehúyan las rarezas y excentricidades, y presenten la verdad en su pureza y claridad. Se me refirió a Tito 1:9: "Retenedor de la fiel palabra que es conforme a la doctrina: para que también pueda exhortar con sana doctrina, y convencer a los que contradijeren." En el versículo 16, Pablo habla de una clase que profesa conocer a Dios, pero lo niega por sus obras, siendo "reprobados para toda buena obra." Exhorta así a Tito: "Empero tú, habla lo que conviene a la sana doctrina, que los viejos sean templados, graves, prudentes, sanos en la fe, en la caridad, en la paciencia. . . . Exhorta asimismo a los mancebos a que sean comedidos; mostrándote en todo por ejemplo de buenas obras; en doctrina haciendo ver integridad, gravedad, palabra sana, e irreprensible; que el adversario se avergüence, no teniendo mal ninguno que decir de vosotros." (Tito 2:1-8.) Esta instrucción fue escrita para beneficio de todos aquellos a quienes Dios ha llamado a predicar la Palabra y también para beneficio de sus hijos que la oyen.

LA VERDAD ELEVA. La verdad de Dios no degradará nunca al que la reciba, sino que lo elevará, refinará su gusto, santificará su juicio y lo perfeccionará para que pueda estar en compañía de los ángeles puros y santos en el reino de Dios. A algunos la verdad los encuentra toscos, rudos, singulares, jactanciosos; son personas que se aprovechan de sus vecinos si pueden, para beneficiarse a sí mismas y que yerran de muchas maneras; sin embargo, cuando creen en la verdad de todo corazón, ésta realiza un cambio completo en su vida.  Comienza inmediatamente una obra de reforma.

La influencia pura de la verdad elevará a todo el ser. En su trato comercial con sus semejantes, tendrá presente el 165 temor de Dios; amará a su prójimo como a sí mismo y lo tratará como quisiera ser tratado.  Su conversación será veraz, casta y de un carácter tan elevado que los incrédulos no podrán valerse de ella ni decir mal de él con justicia, ni quedarán disgustados por sus modales descorteses y conversación inconveniente.  Introducirá la influencia santificadora de la verdad en su familia, y delante de ella dejará brillar su luz de tal manera que, viendo sus buenas obras, pueda glorificar a Dios.  En todas las ocupaciones de la vida, ejemplificará la de Cristo.

6-8. HAp 297. A TITO ESCRIBIÓ: "Exhorta asimismo a los mancebos a que sean comedidos; mostrándote en todo por ejemplo de buenas obras; en doctrina haciendo ver integridad, gravedad, palabra sana, e irreprensible; que el adversario se avergüence, no teniendo mal ninguno que decir de vosotros." (Tito 2:6-8.)

NO HAY NADA MÁS PRECIOSO A LA VISTA DE DIOS QUE los ministros de su Palabra, que penetran en los desiertos de la tierra para sembrar las semillas de verdad, esperando la cosecha. Ninguno sino Cristo puede medir la solicitud de sus siervos mientras buscan al perdido. Él les imparte su Espíritu, y por sus esfuerzos las almas son inducidas a volverse del pecado a la justicia.

DIOS LLAMA A HOMBRES DISPUESTOS A DEJAR SUS GRANJAS, SUS NEGOCIOS, si es necesario sus familias, para llegar a ser misioneros suyos. Y el llamamiento hallará respuesta. En lo pasado hubo 298 hombres que, conmovidos por el amor de Cristo y las necesidades de los perdidos, dejaron las comodidades del hogar y la asociación de los amigos, aun la de la esposa y los hijos, para ir a tierras extranjeras, entre idólatras y salvajes, a proclamar el mensaje de misericordia.

MUCHOS PERDIERON LA VIDA EN LA EMPRESA, pero se levantaron otros para continuar la obra. Así, paso a paso, la causa de Cristo ha progresado, y la semilla sembrada con tristeza ha producido una abundante cosecha.

EL CONOCIMIENTO DE DIOS Ha Sido Extendido Ampliamente, Y El Estandarte De La Cruz Ha Sido Plantado En Tierras Paganas.

POR LA CONVERSIÓN DE UN PECADOR, el ministro somete a máximo esfuerzo sus recursos. El alma que Dios ha creado y Cristo ha redimido es de gran valor, por causa de las posibilidades que tiene por delante, las ventajas espirituales que se le han concedido, las capacidades que puede poseer si la vivifica la Palabra de Dios, y la inmortalidad que puede obtener mediante la esperanza presentada en el Evangelio.

Y SI CRISTO DEJÓ LAS NOVENTA Y NUEVE para poder buscar y salvar a la única oveja perdida, ¿podemos justificarnos nosotros si hacemos menos que esto?

EL DEJAR DE TRABAJAR COMO CRISTO TRABAJÓ, De Sacrificarse Como Él Se Sacrificó, ¿No Es Una Traición De Los Cometidos Sagrados, Un Insulto A Dios?

11. CS 304. El decaimiento espiritual que se había dejado sentir en Inglaterra poco antes del tiempo de Wesley, era debido en gran parte a las enseñanzas contrarias a la ley de Dios, o antinomianismo. Muchos afirmaban que Cristo había abolido la ley moral y que los cristianos no tenían obligación de observarla; que el creyente está libre de la "esclavitud de las buenas obras." Otros, si bien admitían la perpetuidad de la ley, declaraban que no había necesidad de que los ministros exhortaran al pueblo a que obedeciera los preceptos de ella, puesto que los que habían sido elegidos por Dios para ser salvos eran "llevados por el impulso irresistible de la gracia divina, a practicar 304 la piedad y la virtud," mientras los sentenciados a eterna perdición, "no tenían poder para obedecer a la ley divina."

Otros, que también sostenían que "los elegidos no pueden ser destituídos de la gracia ni perder el favor divino" llegaban a la conclusión aun más horrenda de que "sus malas acciones no son en realidad pecaminosas ni pueden ser consideradas como casos de violación de la ley divina, y que en consecuencia los tales no tienen por qué confesar sus pecados ni romper con ellos por medio del arrepentimiento." -McClintock and Strong, Cyclopedia, art. Antinomians. Por lo tanto, declaraban que aun uno de los pecados más viles "considerado universalmente como enorme violación de la ley divina, no es pecado a los ojos de Dios," siempre que lo hubiera cometido uno de los elegidos, "porque es característica esencial y distintiva de éstos que no pueden hacer nada que desagrade a Dios ni que sea contrario a la ley."

Estas monstruosas doctrinas son esencialmente lo mismo que la enseñanza posterior de los educadores y teólogos populares, quienes dicen que no existe ley divina como norma inmutable de lo que es recto, y que más bien la norma de la moralidad es indicada por la sociedad y que ha estado siempre sujeta a cambios. Todas estas ideas son inspiradas por el mismo espíritu maestro: por aquel que, hasta entre los seres impecables de los cielos, comenzó su obra de procurar suprimir las justas restricciones de la ley de Dios.

La doctrina de los decretos divinos que fija de una manera inalterable el carácter de los hombres, había inducido a muchos a rechazar virtualmente la ley de Dios. Wesley se oponía tenazmente a los errores de los maestros del antinomianismo y probaba que son contrarios a las Escrituras. "Porque la gracia de Dios que trae salvación a todos los hombres, se manifestó." "Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador; el cual quiere que todos los hombres sean salvos, y que vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un Dios, asimismo un mediador entre Dios y los hombres, 305 Jesucristo hombre; el cual se dio a sí mismo en precio del rescate por todos." (Tito 2: 11; 1 Timoteo 2:3- 6.) El Espíritu de Dios es concedido libremente para que todos puedan echar mano de los medios de salvación. Así es cómo Cristo "la Luz verdadera," "alumbra a todo hombre que viene a este mundo." (Juan 1:9.) Los hombres se privan de la salvación porque rehusan voluntariamente la dádiva de vida.

En contestación al aserto de que a la muerte de Cristo quedaron abolidos los preceptos del Decálogo juntamente con los de la ley ceremonial, decía Wesley: "La ley moral contenida en los diez mandamientos y sancionada por los profetas, Cristo no la abolió. Al venir al mundo, no se propuso suprimir parte alguna de ella. Esta es una ley que jamás puede ser abolida, pues permanece firme como fiel testigo en los cielos.... Existía desde el principio del mundo, habiendo sido escrita no en tablas de piedra sino en el corazón de todos los hijos de los hombres al salir de manos del Creador. Y no obstante estar ahora borradas en gran manera por el pecado las letras tiempo atrás escritas por el dedo de Dios, no pueden serlo del todo mientras tengamos conciencia alguna del bien y del mal. Cada parte de esta ley ha de seguir en vigor para toda la humanidad y por todos los siglos; porque no depende de ninguna consideración de tiempo ni de lugar ni de ninguna otra circunstancia sujeta a alteración, sino que depende de la naturaleza de Dios mismo, de la del hombre y de la invariable relación que existe entre uno y otro.

" 'No he venido para abrogar, sino a cumplir.' . . . Sin duda quiere [el Señor] dar a entender en este pasaje -según se colige por el contexto- que vino a establecerla en su plenitud a despecho de cómo puedan interpretarla los hombres; que vino a aclarar plenamente lo que en ella pudiera haber de obscuro; vino para poner de manifiesto la verdad y la importancia de cada una de sus partes; para demostrar su longitud y su anchura, y la medida exacta de cada mandamiento que la ley contiene y al mismo tiempo la altura y la profundidad, la 306 inapreciable pureza y la espiritualidad de ella en todas sus secciones." -Wesley, sermón 25.

11-14. HAp 167. EL GRAN APÓSTOL SONDEABA A MENUDO AL DISCÍPULO MÁS JOVEN, preguntándole 167 en cuanto a la historia bíblica; y al viajar de lugar en lugar, le enseñaba cuidadosamente cómo trabajar con éxito. Pablo y Silas, en toda su asociación con Timoteo, trataban de ahondar la impresión ya hecha en su mente, de la sagrada y seria naturaleza de la obra del ministro evangélico.

EN SU TRABAJO, Timoteo buscaba constantemente el consejo y la instrucción de Pablo. No actuaba por impulso, sino con reflexión y serenidad, preguntando a cada paso: ¿Es éste el camino del Señor?
EL ESPÍRITU SANTO encontraba en él uno que podía ser amoldado y modelado como un templo para la morada de la divina Presencia.

LAS LECCIONES de la Biblia, al entretejerse en la vida diaria, tienen una profunda y perdurable influencia en el carácter.

ESTAS LECCIONES LAS APRENDÍA Y PRACTICABA TIMOTEO. No tenía talentos especialmente brillantes; pero su trabajo era valioso porque usaba en el servicio del Señor las capacidades que Dios le daba. Su conocimiento de la piedad experimental le distinguía de otros creyentes, y le daba influencia.

LOS QUE TRABAJAN POR LAS ALMAS deben obtener un conocimiento más profundo, más pleno y más claro de Dios que el que se puede adquirir mediante un esfuerzo ordinario. Deben poner todas sus energías en la obra del Señor.

ESTÁN OCUPADOS EN UNA ALTA Y SAGRADA VOCACIÓN, y si ganan almas como salario, deben asirse firmemente de Dios, y recibir diariamente gracia y poder de la Fuente de toda bendición. "Porque la gracia de Dios que trae salvación a todos los hombres, se manifestó, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo templada, y justa, y píamente, esperando aquella esperanza bienaventurada, y la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo, que se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad, y limpiar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras." (Tito 2: 11-14).

12. HAp 402. A VECES LOS MINISTROS DEL EVANGELIO causan mucho daño al permitir que su lenidad hacia los que yerran degenere en tolerancia de pecados y hasta en su participación en ellos. De este modo son inducidos a excusar y no darle importancia a lo que Dios condena; y después de un tiempo se ciegan de tal modo que son capaces de elogiar a los mismos a quienes Dios les ordenó reprender. El que ha embotado sus percepciones espirituales al tolerar pecaminosamente a los que Dios condena, no tardará en cometer un pecado mayor al manifestar severidad y dureza hacia aquellos a quienes Dios aprueba. 402 Debido al orgullo de la sabiduría humana, el desprecio por la influencia del Espíritu Santo y la aversión por las verdades de la Palabra de Dios, muchos que profesan ser cristianos y que se sienten competentes para enseñar a otros, serán inducidos a apartarse de los requerimientos de Dios.

PABLO LE DIJO A TIMOTEO: "Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas".

EL APÓSTOL NO SE REFIERE AQUÍ A LOS ABIERTAMENTE IRRELIGIOSOS, sino a los profesos cristianos que han hecho de sus inclinaciones la norma, y que así se han esclavizado al yo. Los tales están deseosos de oír solamente las doctrinas que no reprenden sus pecados ni condenan su afán de placeres. Se ofenden ante las sencillas palabras de los fieles siervos de Cristo, y escogen a los maestros que los alaban y lisonjean. Y entre los profesos ministros de Cristo hay quienes predican las opiniones de los hombres en vez de la Palabra de Dios. Infieles a su cometido, desvían a los que buscan en ellos orientación espiritual.

EN LOS PRECEPTOS DE SU SANTA LEY, Dios ha dado una perfecta norma de vida; y ha declarado que hasta el fin del tiempo esa ley, que no ha cambiado ni en una sola jota ni en una tilde, sostendrá su vigencia ante los seres humanos.

CRISTO VINO PARA MAGNIFICAR LA LEY Y ENGRANDECERLA. Mostró que se funda en el amplio conocimiento del amor a Dios y al hombre, y que la obediencia a sus preceptos abarca todos los deberes de éste. Su propia vida es un ejemplo de obediencia a la ley de Dios. En el sermón del monte demostró que sus requerimientos se refieren no sólo a las acciones externas sino que abarcan los pensamientos y las intenciones del corazón.

LA LEY, cuando es obedecida, induce a los hombres a renunciar "a la impiedad y a los deseos mundanos" y a vivir "en este siglo sobria, justa y piadosamente" (Tito 2:12).

PERO EL ENEMIGO DE TODA JUSTICIA ha sometido el mundo a cautiverio, y ha instigado a la humanidad 403 a desobedecerla. Como Pablo lo previó, multitudes se han apartado de las claras y escrutadoras verdades de la Palabra de Dios, y han elegido maestros que les presentan las fábulas que desean. Muchos, tanto pastores como miembros de iglesia, están pisoteando los mandamientos de Dios. Así se insulta al Creador del mundo, y Satanás se ríe triunfalmente al verificar cuánto éxito obtienen sus estratagemas.

CON EL DESPRECIO CRECIENTE QUE SE MANIFIESTA HACIA LA LEY DE DIOS, aumenta la aversión hacia la religión. Aumenta asimismo el orgullo, el amor a los placeres, la desobediencia a los padres y la complacencia propia; y la gente que piensa se pregunta por doquier ansiosamente: "¿Qué se puede hacer para impedir este alarmante avance del mal?"

LA RESPUESTA la hallamos en la exhortación de Pablo a Timoteo: "Predica la palabra". En la Biblia se encuentran los únicos principios que, al aplicarlos, nos darán seguridad al actuar. Es el trasunto de la voluntad de Dios; la expresión de la sabiduría divina. Capacita a los hombres para comprender los grandes problemas de la vida; y para todo el que tenga en cuenta sus preceptos será una guía infalible que le evitará consumir su vida en esfuerzos mal orientados.

DIOS HA DADO A CONOCER SU VOLUNTAD, y es insensato que el hombre ponga en tela de juicio lo que ha salido de sus labios. Después que ha hablado la Sabiduría Infinita, el hombre no tiene dudas que aclarar, ni divergencias que ventilar. Todo lo que el Señor requiere de él es un sincero y fervoroso acatamiento de su expresa voluntad.

La obediencia es el mayor dictado de la razón, tanto como la conciencia.

15. 1JT 342. DESPRECIADORES DE LOS REPROCHES. EL APÓSTOL Pablo afirma claramente que lo experimentado por los israelitas en sus viajes fue registrado para beneficio de los que viven en esta época, aquellos en quienes los fines de los siglos han parado. No consideramos que nuestros peligros sean menores que aquellos que corrieron los hebreos, sino mayores. Seremos tentados a manifestar celos y a murmurar, y habrá rebelión abierta, según se registra acerca del antiguo Israel. Habrá siempre un espíritu tendiente a levantarse contra la reprensión de pecados y males. Pero, ¿deberá callarse la voz de reprensión por causa de esto? En tal caso, no estaremos en mejor condición que las diversas denominaciones del país que temen mencionar los errores y pecados predominantes en el pueblo.

Aquellos a quienes Dios apartó como ministros de la justicia tienen solemnes responsabilidades en lo que se refiere a reprender los pecados del pueblo. Pablo ordenó a Tito: "Esto habla y exhorta, y reprende con toda autoridad. Nadie te desprecie." (Tito 2:15.) Siempre habrá quienes desprecien al que se atreva a reprender el pecado; pero hay ocasiones en que debe darse la reprensión. Pablo incitó a Tito a que reprendiese severamente a ciertas clases de personas, para que fuesen sanas en la fe.

Los hombres y las mujeres de diferentes temperamentos que se reúnen para formar la iglesia, tienen peculiaridades y defectos. A medida que éstos se desarrollen, requerirán reprensión. Si los que se hallan en puestos importantes no los reprendiesen nunca ni exhortasen, pronto se produciría una condición de desmoralización que deshonraría grandemente a Dios. Pero, ¿cómo será dada la reprensión? Dejemos contestar al apóstol: 343 "Con toda paciencia y doctrina." (2Tim. 4:2.) Los buenos principios deben aplicarse a la persona que necesite reprensión, pero nunca se deben pasar por alto, con indiferencia, los males que haya entre el pueblo de Dios.

Habrá hombres y mujeres que desprecien la reprensión y que siempre se rebelarán contra ella. No es agradable que se nos presenten las cosas malas que hacemos. En casi cualquier caso en que sea necesaria la reprensión, habrá quienes pasen completamente por alto el hecho de que el Espíritu del Señor ha sido contristado y su causa cubierta de oprobio. Estos se compadecerán de los que merecían reprensión, porque se han herido sus sentimientos personales. Toda esta simpatía no santificada hace que los simpatizantes participen de la culpa del que fue reprendido.

En nueve casos de cada diez, si se hubiese permitido que la persona reprendida comprendiese su mala conducta, se le habría ayudado a reconocerla y por lo tanto se habría reformado. Pero los simpatizantes entrometidos y no santificados atribuyen falsos motivos al que reprende y a la naturaleza del reproche, y, simpatizando con la persona reprendida, la inducen a pensar que realmente se la maltrató y sus sentimientos se rebelan contra el que no ha hecho sino cumplir con su deber. Los que cumplen fielmente sus deberes desagradables, conociendo su responsabilidad ante Dios, recibirán su bendición. Dios exige que sus siervos estén siempre dispuestos a hacer su voluntad con fervor. En el encargo que da el apóstol a Timoteo, le exhorta así: "Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina." (2 Tim. 4:2.)

Los hebreos no estaban dispuestos a someterse a las instrucciones y restricciones del Señor. Querían simplemente hacer su voluntad, seguir los impulsos de su propia mente y ser dominados por su propio juicio.  Si se les hubiese concedido esta libertad, no habrían proferido queja contra Moisés; pero se amotinaron bajo la restricción.

Dios quiere que su pueblo sea disciplinado y que obre con 344 armonía, a fin de que lo vea todo unánimemente y tenga un mismo sentir y criterio. Para producir este estado de cosas, hay mucho que hacer. El corazón carnal debe ser subyugado y transformado. Dios quiere que haya siempre un testimonio vivo en la iglesia, Será necesario reprender y exhortar, y a algunos habrá que hacerles severos reproches, según lo exija el caso. Oímos el argumento: "¡Oh, yo soy tan sensible que no puedo soportar el menor reproche!" Si estas personas presentasen su caso correctamente, dirían: "Soy tan voluntarioso, tan pagado de mi mismo, tan orgulloso que no tolero que se me den órdenes; no quiero que se me reprenda. Abogo por los derechos del juicio individual; tengo derecho a creer y hablar según me plazca." El Señor no desea que renunciemos a nuestra individualidad. Pero, ¿qué hombre es juez adecuado para saber hasta dónde debe llevarse este asunto de la independencia individual?

Pedro recomienda a sus hermanos: "Igualmente, mancebos, sed sujetos a los ancianos; y todos sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes." (1 Ped. 5:5.) También el apóstol Pablo exhorta a sus hermanos filipenses a tener unidad y humildad: "Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo; si algún refrigerio de amor; si alguna comunión del Espíritu; si algunas entrañas y misericordias, cumplid mi gozo; que sintáis lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.  Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien en humildad, estimándoos inferiores los unos a los otros: No mirando cada uno a lo suyo propio, sino cada cual también a lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús." (Filip. 2:1-5.) Y Pablo vuelve a exhortar así a sus hermanos: "El amor sea sin fingimiento: aborreciendo lo malo, llegándoos a lo bueno; amándoos los unos a los otros con caridad fraternal; previniéndoos con honra los unos a los otros."  (Rom.12:9, 10.) "Sujetaos los unos a los otros en el temor de Dios." (Efe. 5:21.) 345

La historia de los israelitas nos presenta el grave peligro del engaño. Muchos no se dan cuenta del carácter pecaminoso de su propia naturaleza ni de lo que es la gracia del perdón. Están en las tinieblas de su naturaleza, sujetos a tentaciones y gran engaño. Viven lejos del Señor: y sin embargo están muy satisfechos de su vida cuando Dios aborrece su conducta. Esta clase de personas guerreará siempre contra la dirección del Espíritu de Dios, especialmente con la reprensión. No quiere ser perturbada. Ocasionalmente experimenta temores egoístas y buenos propósitos y a veces pensamientos de ansiedad y convicción; pero no tiene experiencia profunda porque no está ligada con la Roca eterna. Esta clase de personas no ve nunca la necesidad del testimonio claro. El pecado no le parece tan grave, porque no anda en la luz como Cristo está en la luz.

Hay aún otra clase de personas que tiene gran luz y convicción especial, y una verdadera experiencia en la obra del Espíritu de Dios.  Pero la han vencido las múltiples tentaciones de Satanás. No aprecia la luz que Dios le ha dado. No escucha las amonestaciones y reprensiones del Espíritu de Dios. Está bajo condenación. Dichas personas resistirán siempre el testimonio recto, porque éste las condena.

Dios quiere que su pueblo sea una unidad; que sus hijos tengan un mismo parecer, un mismo ánimo y un mismo criterio. Esto no puede lograrse sin un testimonio claro, recto y vivo en la iglesia. La oración de Cristo era que los discípulos fuesen uno como él era uno con su Padre. "Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos. Para que todos sean una cosa; como tú, oh Padre, en mi, y yo en ti, que también ellos sean en nosotros una cosa; para que el mundo crea que tú me enviaste. Y yo, la gloria que me diste les he dado; para que sean una cosa, como también nosotros somos una cosa. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean consumadamente una cosa; y que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado, como también a mí me has amado." (Juan 17:20-23) 346 

Ministerio Hno. Pio

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