domingo, noviembre 07, 2021

REFLEXIÓN 902. REQUISITOS PREVIOS PARA DIRIGENTES CRISTIANOS: El Carácter De Los Obispos Y Los Diáconos/EL MENSAJE ESENCIAL DEL CRISTIANISMO (1 TIMOTEO 3).

1 Timoteo 3. 

REQUISITOS PREVIOS PARA DIRIGENTES CRISTIANOS, 3:1-13.

A.- Carácter de los obispos, 3:1-7.

B.- Carácter de los diáconos, 3:8-13.

El Mensaje Esencial… 3:14-16.

1 PALABRA fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea. 2 Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; 3 no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; 4 que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad 5 (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); 6 no un neófito, no sea que envaneciendo caiga en la condenación del diablo. 7 También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.

8 Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas; 9 que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia. 10 Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles. 11 Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo. 12 Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas. 13 Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús.

14 Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, 15 para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.

16 Es indiscutiblemente,

grande es el misterio de la piedad:

Dios fue manifestado en carne,

Justificado en el Espíritu,

Visto de los ángeles,

Predicado a los gentiles,

Creído en el mundo,

Recibido arriba en gloria. 

(1 Timoteo 3).

1. Fiel. Gr. pistós, "digno de confianza"; "cierta" (BJ); "digna de fe" (BC). Algunos comentadores creen que la primera frase del cap. 3 debe considerarse como la conclusión de lo que se dice de las mujeres en el cap. 2; pero podría aplicarse tanto a lo que precede como a lo que sigue porque ambos comentarios son dignos de una cuidadosa consideración.

Obispado. O "cargo de supervisor" (ver com. Hech. 11:30; 20:28). El cargo de "obispo" era igual al de "anciano" en los tiempos apostólicos. En cuanto a la evolución historia del episcopado, ver t. VI, pp. 28,40. Es muy interesante la traducción de la BJ: "Si alguno aspira al cargo de epíscopo". "Epíscopo" es una transliteración muy singular de la palabra griega epískopos, lo cual se aclara en la nota correspondiente: " 'Epíscopo' no corresponde todavía a 'obispo' en sentido actual... Ver Tito 1:5 + ". Y la NC explica significativamente en la nota correspondiente: "No es tan claro cómo se pasó en la Iglesia del régimen primitivo, en que los apóstoles ejercían la suprema autoridad en las iglesias, al régimen episcopal, que dicen monárquico, el cual vemos implantado en los comienzos del siglo II sin que se echen de ver vestigios de lucha".

Buena. Gr. Kalós, "excelente", "loable".

2. Es necesario. Es decir, por la misma naturaleza del caso. Un dirigente cristiano debe ser un ejemplo de los principios que profesa si quiere convencer a otros de la dignidad de su mensaje. Una corriente de agua no alcanza un nivel más alto que el de su fuente, y por lo general una congregación no se elevará más alto que quienes la dirigen. Ver com. Ose. 4:9.

Irreprensible. O "irreprochable", "que no admite censura". Quien preside una iglesia debe estar libre de toda censura relacionada con la siguiente lista de requisitos morales. Debe demostrar su idoneidad moral.

Una sola mujer. Estas palabras se han explicado de maneras: (1) que todos los ministros deben casarse; (2) que la poligamia y el concubinato están estrictamente prohibidos a los ministros; (3) que una persona divorciada no debe servir como obispo; (4) que si los ministros enviudan no deben casarse otra vez.

Contra la primera explicación se argumenta que es difícil armonizarla con la declaración de Pablo en la que anima a los hombres a vivir como él, es decir, sin esposa (ver com. 1Cor. 7:7-8). Pero los que defienden dicha explicación señalan que si las afirmaciones de Pablo acerca del matrimonio se examinan en su contexto, fue "la necesidad que apremia" lo que lo indujo a recomendar cautela (ver com.1Cor. 7:26-28). Pablo no menosprecia el hogar como institución divina pues Dios lo estableció en el Edén. El íntimo compañerismo de los esposos es uno de los medios ordenados por el Altísimo para el debido desarrollo espiritual de ambos, como Pablo mismo lo declara (ver com. Efe. 5:22-33; 1Tim. 4:3; Heb. 13:4).

Pablo incluye sin duda esto en su consejo acerca de los obispos, porque si son casados estarán en mejores condiciones para entender muchos de los problemas que surgen entre las familias de la iglesia. Es seguro que Pablo se opone aquí al celibato obligatorio del clero. Eso es indiscutiblemente claro.

La segunda explicación podría reflejar parte del pensamiento de Pablo, pues siempre condenó la promiscuidad sexual. En una época en que el concubinato y la poligamia se aceptaban en la sociedad, la iglesia cristiana debía mantenerse incontaminado como un ejemplo de una forma de vida. Si los miembros de iglesia cometen faltas de esta clase, podría haber censura y perdón. Pero si un dirigente de la iglesia no da un ejemplo de la más elevada norma moral, pierde su derecho a su cargo en el liderazgo.  Quizá Pablo esté destacando el peligro de nombrar como obispo anciano a un hombre con antecedentes morales dudosos.

Los que favorecen la tercera explicación hacen notar que los judíos aceptaban los modos más triviales para el divorcio (ver com. Mat. 5:32), y que algunos de los primitivos cristianos imitaban tal ejemplo y justificaban el divorcio por otras causas fuera del adulterio (ver com. Mat. 19:8-9). Un obispo que se había divorciado por cualquier razón estaba incapacitado para el liderazgo espiritual.

La cuarta explicación ha recibido mucho apoyo a través de los siglos. Los que la favorecen, prefieren la siguiente traducción: "Casado una sola vez" (BJ). Contra este punto de vista se argumenta que el texto griego no afirma que un obispo sólo puede casarse una vez, sino que sencillamente dice que debe ser "marido de una sola mujer", es decir, que no debe tener dos o más esposas al mismo tiempo. 'También se hace notar que en ningún pasaje de las Escrituras se condena un nuevo casamiento después de la muerte de la primera esposa, ni que se considera como un impedimento para ser dirigente espiritual. Los que se oponen a esta opinión advierten finalmente que los que apoyan con más firmeza este punto de vista, son los que defienden el celibato y otras prácticas de extremado ascetismo.

Después de todo una cosa es clara: el obispo debe tener limpios antecedentes de fidelidad marital para que pueda ser un digno modelo para su grey.

Sobrio. Gr. nefálios, "sin vino", 'abstemio". Nefálicos se usa en el griego clásico para describir una comida sin vino o una ofrenda sin vino. También se usaba para describir al sacerdote que debía estar totalmente alerta y sobrio: "sin vino".

Prudente. Gr. sofron, "cuerdo", "equilibrado", "sobrio". Tales dirigentes siempre se necesitan en la iglesia para evitar el fanatismo y para que presidan en tiempos de grave emergencia.

Decoroso. Gr. kósmios, "ordenado" (ver com. cap. 2:9).

Hospedador. Ver com. Rom. 12:13. El obispo debe destacarse por su consideración desinteresada de los viajeros cristianos.

Apto para enseñar. didaktikós, "hábil en la enseñanza". El ministro de Dios debe estar dispuesto a dejarse enseñar y también ser capaz de enseñar a otros las verdades de la Palabra de Dios, siguiendo el ejemplo del gran Maestro.

No dado al vino. Gr. paróinos, "entregado al no", "borracho". 

Los ancianos no debían dar motivo para que se los acusara de ser borrachos o buscadores de placer (cf. com. vers. 8; cap. 5:23). Debían ser, por sobre todos los miembros de la iglesia, modelos de sobriedad.

No pendenciero. Esto es, ni belicoso, ni peleador. Un carácter conciliador y pacifista es una cualidad importante en todo dirigente de iglesia.

No codicioso de ganancias deshonestas. La evidencia textual establece (cf. p. 10) la omisión de esta frase. Eso no significa que no sea una excelente cualidad en un dirigente de iglesia: "Desprendido del dinero" (BJ); "desinteresado" (BC); "ni amigo del dinero" (NC).

Amable. Gr. epieikes, "benigno", "razonable" (ver com. Sant. 3:17).

Apacible. "No peleador"; un conciliador.

No Avaro. Literalmente "no amante de la plata". Los casos de judas Iscariote y Simón el Mago revelan el peligro y el perjuicio que sobrevienen al ministerio de la iglesia debido al amor al dinero (ver Juan 12:1-6; Hech. 8:14-23).

4. Gobierne. Gn proístemi, "dirigir", "presidir". Si un hombre fracasa en una tarea menor, será incapaz de tener éxito en la tarea mayor de supervisar a las muchas familias que componen una congregación o grupo de iglesias (cf. vers. 5).

Casa. Gr. óikos, "casa", y por extensión "familia", "hogar".

Hijos en sujeción. Los hijos del ministro deben demostrar por su comportamiento obediente y circunspección que respetan a su padre. Los hijos de Elí, el sumo sacerdote, representan un trágico ejemplo de un amor paterno equivocado y de su fracaso en gobernar a su familia (ver com. 1 Sam. 2:12,27).

Honestidad. Gr. semnótes, "gravedad", "dignidad" (ver com. cap. 2:2).

6. Neófito. Literalmente "recién plantado". Uno recién convertido debería primero llegar a la madurez espiritual antes de poder dirigir a la iglesia.

Envaneciéndose. El verbo griego se traduce literalmente "llenarse de humo"; es decir "inflarse", "enorgullecerse". El orgullo oscurece, ofusca el entendimiento.

Condenación del diablo. Esta expresión podría entenderse: (1) que el "neófito" recibirá la misma condenación o castigo aplicado al diablo cuando el orgullo precipitó su rebelión en el cielo (ver com. Eze. 28:12-17); (2) que es la condenación que el diablo, como "el acusador de nuestros hermanos" (ver Apoc. 12:10; Job 1:6; 2:4-5) presentará contra el neófito" que fue entrampado por el orgullo. 

Contra este segundo punto de vista se argumenta que el juicio no es Bíblicamente función del diablo. El juicio es función de Dios, y la sentencia dictada contra el diablo en el cielo (Apoc. 12:7-9) también caerá sobre los que permiten que el orgullo domine su pensamiento.

7. Es necesario. Ver com. vers. 2.

Buen testimonio. La reputación del obispo en la comunidad debe ser óptima, de tal modo que merezca el pleno respeto y confianza de los que no pertenecen a la iglesia (ver com. 2 Cor. 6:3). El cristianismo sería poco atractivo si los dirigentes de la iglesia fueran tan poco íntegros como los que no pertenecen a ella.

Descrédito. Es decir, las duras críticas e injurias de los miembros de la iglesia y de los incrédulos. Cuando la influencia del ministro es anulada por el juicio crítico de la comunidad, casi inevitablemente se producen desanimo y desazón, lo que menoscabará aún más la utilidad del pastor.

Diablo. Ver com. Mat. 4:1. El ministro que ha perdido el respeto de los miembros de la iglesia y de los extraños, ha caído por lo menos en un "lazo del diablo", y caerá en otros, a menos que ocurra un cambio radical en su corazón.

8. Diáconos. Ver com. Mar. 9:35. En cuanto a la función y evolución histórica del diaconado, ver t. VI, pp. 27-28.

Asimismo. Para ocupar el cargo de diácono, como el de obispo o ministro, hay que satisfacer ciertos requisitos.

Honestos. Del adjetivo griego semnós, "digno de honra", "noble". En cuanto al sustantivo que corresponde con este adjetivo, ver com. cap. 2:2.

Sin doblez. Literalmente "no de dos palabras". Es decir, que no digan una cosa a una persona y lo contrario a otra. "No doblados en sus palabras" (BC). El que tiene un cargo en la iglesia debiera ser pacificador, no divulgador de escándalos ni perturbador. Esta palabra quizá impulsó a Juan Bunyan a llamar "Sr. Dos Lenguas" a uno de sus personajes de El peregrino.

Vino. Gr. óinos, "vino", ya fuera fermentado o sin fermentar. Algunos sostienen que Pablo habla de vino sin fermentar -jugo de uvas-, porque si no fuera así estaría contradiciendo su instrucción de no contaminar el cuerpo (ver com. 1 Cor. 6:19; 10:31), y se opondría a la enseñanza general de la Biblia en cuanto a las bebidas embriagantes (ver com. Prov. 20:1; 23:29-32; Juan 2:9). Otros sostienen que Pablo está permitiendo el uso moderado de vino común, porque si estuviera hablando de jugo de uvas no necesitaría haber advertido a los diáconos contra beber "mucho", ni prohibirlo totalmente a los obispos (o ancianos). No hay duda de que el pasa es de difícil interpretación. Ver com. Deut. 14:26; cf. com. 1 Tim. 5:23.

No codiciosos de ganancias deshonestas. El cristiano siempre debe vencer la tentación de aprovecharse de alguien, aunque al hacerlo no se haga culpable de transgredir una ley específica. Tampoco debe aprovechar el privilegio de su cargo para hacer favores que se reporten una ganancia indirecta. El dinero no debe ser la dieta principal de su vida.

9. Ministerio. cuanto al significado con que Pablo usa la palabra "misterio", ver com. Rom. 11:25. La fe. Es decir, todo el conjunto de las enseñanzas cristianas. Los diáconos no sólo de estudiantes de la Biblia bien informa, sino también deben reflejar los principios de ella.

Limpia Conciencia. Cf. cap. 1:5. En vez de tener los defectos presentados anteriormente. (cap 3:8), los diáconos deben ser ejemplos de los principios de la fe cristiana en su vida cotidiana. El diácono fiel no tendrá de qué avergonzarse ni delante de Dios ni de los hombres, pues su conciencia estará libre de faltas intencionales.

Sometidos a prueba. No debe darse por segura la idoneidad de cualquier candidato a diácono. Pablo insta a que se siga el proceder seguro de investigar primero todas las fases de la vida de un hombre antes de darle el cargo de diácono, aunque esta función sea menor en jerarquía que la del obispo (cf. vers. 2-7). Pablo condena específicamente lo que a veces el sugiere: que se dé cargos en la iglesia para estimular a los que han sido descuidados o débiles en la fe, con la esperanza de que así sean impulsados al celo y la piedad.

11. Las mujeres. Gr. gune, "mujer", "esposa" No se puede determinar en forma concluyente si Pablo se refiere a las diaconisas o a las esposas de los diáconos.

Honestas. Ver com. vers. 8.

Culminadoras. Gr. diábolos, ver com. Mat. 4:1.

Sobrias. Gr. néfalioi, "abstemias de vino" (ver coro. vers. 2).

Fieles. Es decir, siempre dignas de confianza en los asuntos de a ellas. Quizá sea una referencia a su integridad al ejercer la caridad frente a los necesitados.

12. Una sola mujer. Ver com. vers. 2.

Hijos. Ver com. vers. 4. La elevada norma de una vida doméstica bien ordenada que se exige de un obispo también corresponde a un diácono. No vale mucho una religión ineficaz en el hogar.

13. Ejerzan bien el diaconado. Gr. Diakone "servir" (ver com. Hech. 6:1). Mejor, "los que han servido bien". Pablo resume los vers. 1-12 y presenta un incentivo para que todos sirvan fielmente en los cargos recibidos: obispos, ancianos, diáconos y diaconisas. Aunque en ese tiempo el término diákonos, "diácono", ya estaba tomando su significado más específico y literal, todavía se empleaba para describir a todos los que servían en la iglesia en cualquier cargo. 

Pablo, aunque era apóstol, con frecuencia se presenta como diákonos o se incluye con otros diákonoi (plural de diákonos). 

Cf. 1 Cor. 3:5; 2 Cor. 3:6-6:4; 11:23; Efe. 3:7; Col. 1:23. Lo mismo hace al referirse a Timoteo, pastor de la iglesia de Efeso (1 Tim. 4:6).

Ganan. Del verbo griego peripoiéo, "salvar", "ganar" (ver com. Efe. 1:14). El servicio fiel resulta en mayor capacidad para servir más fielmente en lo futuro.

Grado. Gr. bathmós, "peldaño", "categoría". Ganarían el respeto y la consideración de los hermanos. El aumento de la eficiencia en la obra de la iglesia es una evidencia de una comunión con Dios que se va profundizando, y su resultado es el aumento del aprecio de la hermandad. Pablo no quiere decir que el cumplimiento de los deberes de la iglesia es un medio para asegurar la salvación personal, ni que una obra fielmente hecha significa que se pueda ganar una jerarquía más elevada en la eternidad.

Confianza. Gr. parresía, "confianza", "valor ", "intrepidez"; "entereza" (BJ). Ver com.  Hech. 4:13. Pablo usa a menudo este sustantivo para describir la confianza que todos los miembros de la iglesia deben tener en el éxito del plan del Evangelio y en lo que personalmente pueden lograr mediante una relación vital con Cristo por la fe (Efe. 3:12; Fil. 1:20; Heb. 3:6; 4:16; 10:19,35). Si el que desempeña un cargo en la iglesia está unido con Cristo, no se desanimará por ninguna dificultad ya sea suya propia o de su cargo. Hacer bien cada tarea asignada, dará serenidad y confianza y preparará para hacer frente a problemas más difíciles en lo futuro.

La fe. La fe cristiana, cuyo motivo central es Cristo.

14. Esperanza de ir. Hasta donde sepamos, este deseo nunca se cumplió.

15. Conducirte. Gr. anastréfo, "vivir", "comportarse". Pablo instruye a Timoteo respecto a la administración de la iglesia local y particularmente acerca de la elevada conducta moral requerida de todos los dirigentes. Cuando Timoteo hiciera frente a los frecuentes y diversos problemas propios de todas las congregaciones, podría encontrar la carta de Pablo un verdadero manual de normas y procedimientos.

Casa. O "familia" (ver com. Efe. 2:19; 1 Tim. 3:4). En un tiempo cuando los cristianos no poseían edificios de iglesia (ver p. 20), el pensamiento de que a pesar de todo Dios estaba en su medio, era profundamente reconfortante personal y colectivamente. Un edificio no puede reflejar a un "Dios viviente". pero sí un cristiano convertido. Por lo tanto, la iglesia de Dios es, en primer lugar, la unión espiritual de todos sus miembros convertidos, ya sea que rindan culto en el mismo recinto o estén separados por grandes distancias.

Dios viviente. Adorar a un "Dios viviente" exige una fe viva que reconoce el propósito de Dios en acción día tras día. Los cristianos pueden ser moradas del Dios viviente únicamente cuando se dedican con entusiasmo a la propagación del programa evangélico.

Columna. Ver Gál. 2:9. Los cristianos genuinos son testigos de Dios en lo que atañe al poder de la gracia divina y a la sabiduría de los propósitos de Dios. 

Cuando dejan de cooperar plenamente con el plan celestial para restaurar en el hombre la imagen de Dios, inevitablemente se atrasa el día de la restauración de esta tierra (ver PVGM 4748). A menos que el poder de Dios y sus propósitos se cumplan en las vidas de los que se llaman sus hijos, parecerán ser ciertas las acusaciones de Satanás (ver com. Job 1:9; PP 22). Por eso Pablo insta a los miembros de la iglesia a que reflejen en sus vidas los principios de la verdad que dicen que practican.

Baluarte. Gr. edráioma, "base", "sostén", "soporte"; "fundamento" (BJ, NC). La iglesia de personas redimidas, ocupadas activamente en el programa de restaurar en el hombre "la imagen de su Hacedor" (ver Ed 13), es una de las principales demostraciones de la suprema eficacia de la "verdad". No es suficiente un simple asentimiento a los principios de la verdad; éstos deben reflejarse plenamente en la vida (ver com. Juan 8:32).

16. Indiscutiblemente. Literalmente "de común acuerdo", "por confesión unánime".  Muchos comentadores creen que este versículo se refiere a un bien conocido himno de la iglesia primitiva.

Misterio. Ver 1 Tim. 3:9; com. Rom. 11:25. "El misterio de la piedad" (1 Tim. 3:16) es la base de toda esperanza y el origen de todo consuelo.

Piedad. Ver com. cap. 2:2. El triunfo de la gracia de Dios sobre las fuerzas del mal en la vida de un hombre, será siempre motivo de admiración y gratitud.

Dios. La evidencia textual favorece (cf. p. 10) el texto "el que"; "Aquel" (VM); "el cual" (BC). Claramente se hace referencia a Jesús, en quien y mediante quien ha sido revelado el secreto divino.

Manifestado. Ver com. Juan 1:14. En carne. Aunque Jesucristo posee "corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (ver com. Col. 2:9), se despojó de sus prerrogativas celestiales (ver com. Fil. 2:5-8) y vivió en la esfera de los hombres, poseyendo aun un cuerpo humano (ver com. 1 Tim. 2:5). 

En cuanto a la naturaleza humana de Cristo, ver t.V, p. 894.

Justificado. Gr. dikaióo, "ser declarado justo". Respecto a Cristo como el "Justo", ver com. Hech. 7:52. 

Cristo fue declarado justo porque era intachable (ver com. Juan 8:46). Los hombres son declarados justos cuando aceptan la justicia imputada de Cristo (ver com. Rom. 4:25).

En el Espíritu. O "en espíritu", es decir, respecto a lo espiritual. El Salvador hizo frente a la vida con un espíritu de completa dedicación a la voluntad de Dios, y esa actitud lo guardó del pecado. Cristo vino para ser el sustituto del hombre, y su conducta como ser humano demostró que Dios es completamente justo en sus exigencias y en sus juicios.

Visto de los ángeles. Es decir, los ángeles vieron cada fase de la vida terrenal de Cristo, desde su nacimiento hasta su resurrección y ascensión. Fueron testigos de su perfección de carácter y completa abnegación (Mat. 4:11; Luc. 2:9-15; 22:43; Heb. 1:6).

Gentiles. Las naciones a las cuales debían ir los apóstoles según la orden del Señor (Mat. 28:18-20; Hech. 1:8).

Creído. Pablo traza cronológicamente el éxito de la misión de Cristo, desde la encarnación hasta su recepción favorable en los corazones de los sinceros. En esta forma confirma Pablo el rápido progreso del Evangelio en todo el mundo conocido de entonces (ver com. Col. 1:23). Recibido arriba. Gr. analambáno. Este verbo se usa en el relato de la ascensión (Mar. 16:19; Hech. 1:2,11,22).

En gloria. La recepción que se le tributó a Cristo cuando se le dio la bienvenida al ascender al cielo, fue gloriosa. (7CBA).

COMENTARIOS DE EGW

4. 1JT 28, 39, 76. LA RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES. Vi que descansa sobre los padres una gran responsabilidad. Estos no deben ser manejados por sus hijos, sino que deben dirigirlos a ellos. Se me señaló el caso de Abrahán. El era fiel en su casa, gobernó a su familia después de él, y ello fue recordado por Dios.

Se me mencionó luego el caso de Elí. Él no reprendía a sus hijos y éstos se pervirtieron y envilecieron y por su maldad extraviaron a Israel. Cuando Dios hizo conocer sus pecados a Samuel, y le comunicó la grave maldición que los iba a sobrecoger porque Elí no los había reprendido, dijo que sus pecados no podían ser limpiados por sacrificios u ofrendas. Cuando Samuel le transmitió lo que el Señor le había revelado, Elí se sometió, diciendo: "Jehová es; haga lo que bien le pareciera." (1 Sam. 3: 18.) La maldición de Dios no tardó en sobrevenir. Aquellos malvados sacerdotes fueron muertos así como treinta mil hombres de Israel, y el arca de Dios fue tomada por el enemigo. Y cuando Elí oyó que el arca de Dios había sido tomada, cayó de espaldas y murió. Todo este mal resultó de la negligencia de Elí en cuanto a reprender a sus hijos. Vi que si Dios era tan escrupuloso que advertía tales cosas antiguamente, no las nota menos en estos último días.

Los padres deben gobernar a sus hijos, corregir sus acciones y subyugarlos, o Dios destruirá seguramente a sus hijos en el día de su gran ira; y los padres que no hayan dominado a sus hijos no quedarán sin culpa. De manera especial, deben los siervos de Dios gobernar sus propias familias y mantenerlas en buena sujeción. Vi que no están preparados para juzgar o decidir asuntos de la iglesia, a menos que puedan gobernar bien su propia casa. Primero deben poner orden en su casa, y luego su juicio e influencia pesarán en la iglesia. 29

Vi que las visiones no habían sido más frecuentes últimamente, porque no han sido apreciadas por la iglesia. La iglesia ha perdido casi completamente su espiritualidad y fe, y las reprensiones y amonestaciones han tenido muy poco efecto sobre ella. Muchos de los que profesaban tener fe en aquéllas no las escucharon.

Algunos siguieron una conducta poco juiciosa cuando hablaban de su fe a los incrédulos, y si se les exigía una prueba, leían una visión en vez de recurrir a la Biblia para encontrar la prueba requerida. Vi que esta conducta es inconsecuente, y crea en los incrédulos prejuicios contra la verdad. Las visiones no pueden tener peso para aquellos que nunca las han visto, y no conocen su espíritu. No se debe recurrir a ellas en tales casos. 30

* LAS ESPOSAS COMO COLABORADORAS. Estas hermanas están estrechamente vinculadas con la obra de Dios si es que él ha llamado a sus esposos a predicar la verdad presente. Estos siervos, si verdaderamente son llamados por Dios, sentirán la importancia de la verdad. Se colocaran entre los vivos y los muertos, y velarán por las almas como quienes han de dar cuenta. Solemne es su vocación y sus compañeras pueden ser para ellos una gran bendición o una gran maldición. Pueden alentarlos cuando están abatidos, consolarlos cuando están desanimados, y animarlos a mirar hacia arriba y confiar plenamente en Dios cuando les falta la fe. O pueden seguir una conducta opuesta; mirar el lado sombrío, pensar que pasan por tiempos difíciles, y no ejercer fe en Dios, hablar de sus pruebas e incredulidad con sus compañeros, albergar un espíritu quejoso y murmurador, y ser un lastre y hasta una maldición para ellos.

Vi que las esposas de los ministros deben ayudar a sus esposos en sus labores, y cuidar muchísimo la influencia que ejercen; porque hay quienes las observan, y esperan más de 39 ellas que de otros. Su indumentaria, su vida y conversación debieran ser un ejemplo que tenga sabor de vida y no de muerte. Vi que deben asumir una actitud humilde y mansa, aunque digna, sin dedicar su conversación a cosas que no tienden a dirigir la mente hacia el cielo.  Su gran pregunta debe ser: "¿Cómo puedo salvar mi propia alma, y ser el medio de salvar a otros?" Vi que Dios no acepta una obra tibia al respecto. Quiere todo el corazón e interés, o nada. Su influencia se ejerce decidida e inequívocamente en favor de la verdad o contra ella. Recogen con Jesús o dispersan. Una esposa no santificada es la mayor maldición que pueda tener un ministro. Aquellos siervos de Dios que por desgracia tengan en sus casas esta influencia agostadora, deben duplicar sus oraciones y su vigilancia, y, asumiendo una posición firme y decidida, no permitir que los opriman las tinieblas. Deben aferrarse más a Dios, ser enérgicos y decididos, gobernar bien su propia casa, y vivir de tal manera que puedan recibir la aprobación de Dios y la custodia de los ángeles. Pero si ceden a los deseos de sus compañeras no consagradas, el ceño de Dios pesará sobre su casa. El arca de Dios no puede morar en ella, porque ellos apoyan a sus esposas en sus errores y se los toleran.

Nuestro Dios es un Dios celoso. Es algo terrible jugar con él. Antiguamente, Acán codició un lingote de oro y un manto babilónico, y los escondió. Todo Israel sufrió por ello y fue derrotado delante de sus enemigos. Cuando Josué averiguó la causa, el Señor dijo: "Levántate, santifica al pueblo, y di: Santificaos para mañana; porque Jehová el Dios de Israel dice así: Anatema hay en medio de ti, Israel; no podrás estar delante de tus enemigos hasta tanto que hayáis quitado el anatema de un medio de vosotros." (Josué 7: 13.) Acán había pecado, y Dios lo destruyó a él y a toda su familia, con todo lo que poseían, y borró la maldición de Israel.

Vi que el Israel de Dios debe levantarse, y renovar su fortaleza en Dios, refirmando y cumpliendo su pacto con él.  La codicia, el egoísmo, el amor al dinero y el amor al mundo

Vi que las esposas de los ministros deben ayudar a sus esposos en sus labores, y cuidar muchísimo la influencia que ejercen; porque hay quienes las observan, y esperan más de 40

compenetran todas las filas de los observadores del sábado. Estos males están destruyendo el espíritu de sacrificio entre el pueblo de Dios.  Los que albergan esta codicia en su corazón no se dan cuenta de ello.  Ese mal se ha apoderado de ellos imperceptiblemente, y a menos que lo desarraiguen, su destrucción será tan segura como la de Acán.  Muchos han sacado su sacrificio del altar de Dios.  Aman al mundo, desean sus ganancias, y a menos que se produzca en ellos un cambio completo, perecerán con el mundo. Dios les ha prestado recursos; éstos no son propios, pues Dios ha hecho a los hombres mayordomos suyos.  Pero debido a esto, los llaman propios y los atesoran. Pero ¡oh, cuán prestamente les es arrebatado todo en un momento cuando la mano prosperadora de Dios se aparta de ellos!  Se deben hacer sacrificios para Dios; hay que negarse al yo por amor a la verdad. ¡Oh, cuán débil y frágil es el hombre! ¡Cuán débil su brazo¡ Vi que pronto la altivez del hombre será abatida, y humillado su orgullo. Reyes y nobles, ricos y pobres, todos por igual serán postrados y caerán sobre ellos la plagas agostadoras de Dios. 41

*DEBERES PARA CON LOS HIJOS. SE ME ha mostrado que generalmente los padres no se han conducido debidamente para con sus hijos. No los han refrenado como debieran haberlo hecho, sino que les han permitido manifestar orgullo y seguir sus propias inclinaciones. Antiguamente, la autoridad paterna era respetada: los hijos estaban entonces sujetos a sus padres, y los temían y reverenciaban; pero en estos últimos días el orden ha sido invertido. Algunos padres están sujetos a sus hijos. Temen contrariar su voluntad, y por lo tanto ceden a lo que les exigen. Pero mientras que los hijos están bajo el techo de sus padres, y dependen de ellos, deben estar sujetos a su voluntad. Los padres deben obrar con decisión, requiriendo que se acate lo que ellos consideran correcto.

Elí podría haber reprendido a sus hijos perversos, pero temía desagradarles. Los dejó persistir en su rebeldía, hasta que llegaron a ser una maldición para Israel. Se exige que los padres refrenen a sus hijos. La salvación de éstos depende en gran parte de la conducta seguida por los padres. En su amor y ternura equivocados, muchos padres miman a sus hijos para perjuicio de éstos, fomentan su orgullo, y los atavían con adornos que los envanecen e inducen a pensar que el traje es lo que hace a un caballero o a una dama. Pero una corta relación con ellos convence a quienes los tratan de que una hermosa apariencia no es suficiente para ocultar la deformidad del corazón desprovisto de las gracias cristianas, pero lleno de amor propio, altanería, y pasiones sin freno. Los que aman la mansedumbre, la humildad y la virtud, deben huir de tal sociedad, aún cuando sea la de hijos de observadores del sábado. Su compañía es deletérea; su influencia conduce a la muerte. 77 Los padres no se dan cuenta de la influencia destructora que ejerce la semilla que están sembrando. Ella brotará y dará un fruto que hará a los hijos despreciar la autoridad paterna.

Aunque sean adultos, se requiere de los hijos que respeten a sus padres, y que se preocupen por su comodidad.  Deben seguir los consejos de padres piadosos, y no han de pensar que porque han cumplido algunos años más ya no tienen obligaciones para con ellos. Hay un mandamiento que encierra una promesa para aquellos que amen a su padre y a su madre. En estos postreros días, los hijos se distinguen tanto por su desobediencia y falta de respeto, que Dios lo ha notado especialmente. Ello constituye una señal de que el fin se acerca y demuestra que Satanás ejerce un dominio casi completo sobre la mente de los jóvenes. Muchos no respetan ya las canas. Se considera que eso es anticuado; que es una costumbre que data de los tiempos de Abrahán. Dijo Dios: "Yo lo he conocido, sé que mandará a sus hijos y a su casa después de si." (Gén. 18:19.)

Antiguamente, no se permitía a los hijos que se casaran sin el consentimiento de sus padres. Los padres elegían los cónyuges de sus hijos. Se consideraba delito que los hijos contrajesen matrimonio por su propia responsabilidad.  Primero se presentaba el asunto ante los padres, y ellos habían de considerar si la persona que iba a ser puesta en íntima relación con ellos era digna, y si las partes contrayentes podían sostener una familia. Se consideraba de suma importancia el que ellos, como adoradores del verdadero Dios, no se uniesen en matrimonio con gente idólatra, a fin de que sus familias no fuesen apartadas de Dios.

Aún después que los hijos se habían casado, se hallaban bajo la más solemne obligación para con sus padres. Su juicio no era considerado aún entonces como suficiente sin el consejo de los padres, y se les exigía que respetasen y acatasen sus deseos, a menos que éstos se opusieran a los requisitos de Dios.

También fue llamada mi atención a la condición de los 78 jóvenes en estos últimos días. No se ejerce dominio sobre los niños. Padres, debéis principiar vuestra primera lección de disciplina cuando vuestros hijos son aún niños mamantes en vuestros brazos.  Enseñadles a conformar su voluntad a la vuestra. Esto puede hacerse con serenidad y firmeza. Los padres deben ejercer un dominio perfecto sobre su propio genio, y con mansedumbre, aunque con firmeza, doblegar la voluntad del niño hasta que no espere otra cosa sino el deber de ceder a sus deseos.

RESULTADOS DE LA NEGLIGENCIA PATERNA. Los padres no empiezan a tiempo. No subyugan la primera manifestación de mal genio del niño, y éste nutre una terquedad que aumentará con el crecimiento y se fortalecerá a medida que él mismo adquiera fuerza. Algunos niños piensan que por ser ya mayorcitos es la cosa más natural que se los deje hacer su propia voluntad y que sus padres se sometan a sus deseos. Ellos esperan que sus padres los sirvan. Las restricciones los impacientan, y cuando ya tienen bastante edad para ayudar a sus padres, no llevan las cargas que debieran llevar. Se les ha eximido de las responsabilidades, y le vuelven inútiles para el hogar y para cualquier ambiente. No tienen poder de resistencia. Los padres han llevado las cargas, y los han dejado crecer ociosos, sin hábitos de orden, laboriosidad ni economía. No se los ha habituado a la abnegación, sino que se los ha mimado y echado a perder. Sus apetitos han sido fomentados; y llegan a la edad adulta con la salud debilitada. Sus modales y comportamiento no son agradables. Son desdichados ellos mismos, y hacen desdichados a cuantos los rodean. Y mientras los hijos son aún niños, mientras necesitan ser disciplinados, se les deja salir en grupos y buscar la sociedad de los jóvenes, y unos ejercen una influencia corruptora sobre otros.

La maldición de Dios descansará seguramente sobre los padres infieles. No sólo están ellos plantando espinas que los habrán de herir aquí, sino que deberán arrostrar su propia 79 responsabilidad cuando se abra el juicio. Muchos hijos se levantarán en el juicio y condenarán a sus padres porque no los reprendieron, y los harán responsables de su destrucción.  La falsa simpatía y el amor ciego de los padres los impulsa a excusar y a no corregir las faltas de sus hijos, y como consecuencia éstos se pierden, y la sangre de sus almas recaerá sobre los padres infieles.

Los niños que son así criados sin disciplina, tienen que aprenderlo todo cuando profesan seguir a Cristo. Toda su experiencia religiosa queda afectada por la crianza que han recibido en su niñez. Muchas veces aparece el mismo carácter voluntarioso, la misma falta de abnegación, la misma impaciencia bajo los reproches, el mismo amor propio y mala voluntad para aceptar consejos ajenos, o para recibir la influencia de los juicios ajenos, la misma indolencia, el mismo espíritu de rehuir las cargas y de negarse a llevar responsabilidades. Todo esto se ve en su relación con la iglesia.  Para los tales es posible vencer; pero ¡cuán dura es la lucha que les aguarda y cuán severo el conflicto! ¡Cuán duro es pasar por el curso de disciplina cabal necesario para alcanzar la elevación del carácter cristiano!  Sin embargo, si llegan a vencer al fin, les será permitido ver, antes de ser trasladados, cuánto se acercaron al precipicio de la destrucción eterna, por haberles faltado la debida preparación en la juventud, por no haber aprendido a someterse en la niñez. 80

15. PVGM 34. En este período de formación de la vida de sus hijos, 34 la responsabilidad de los padres es muy grande. 
Debe constituir su tema de estudio cómo rodear a la juventud de las debidas influencias, influencias que les den opiniones correctas acerca de la vida y su verdadero éxito. 
 En vez de esto, ¡cuántos padres convierten en el primer objeto de su vida el conseguir para sus hijos la prosperidad mundanal! Eligen todas sus relaciones con este fin. Muchos padres fijan su hogar en alguna gran ciudad, y presentan sus hijos a la sociedad elegante y a la moda. Los rodean de influencias que estimulan la mundanalidad y el orgullo. 
 
En esa atmósfera la mente y el alma se empequeñecen. 
Los blancos nobles y elevados de la vida se pierden de vista. El privilegio de ser hijos de Dios, herederos de la eternidad, se cambia por el beneficio mundanal.

Muchos padres tratan de crear la felicidad de sus hijos satisfaciendo su amor a las diversiones. 
Les permiten ocuparse en los deportes y asistir a fiestas sociales, y los proveen de dinero para usar libremente en la ostentación y la complacencia propia. Cuanto más se trata de satisfacer el deseo placer, tanto más se fortalece. 
El interés de estos jóvenes queda cada vez más absorbido por las diversiones, hasta que llegan a considerarlas como el gran objeto de su vida. Forman hábitos de ociosidad y complacencia propia que hace imposible que alguna vez lleguen a ser cristianos estables.

AUN A LA IGLESIA, que debe ser el pilar y el fundamento de la verdad, se la halla estimulando el amor egoísta del placer. Cuando debe obtenerse dinero para fines religiosos, ¿a qué medios recurren muchas iglesias? A los bazares, las cenas, las exposiciones de artículos de fantasía, aun a las rifas y a recursos similares. A menudo el lugar apartado para el culto divino es profanado banqueteando y bebiendo, comprando, vendiendo y divirtiéndose. El respeto por la casa de Dios y la reverencia por su culto disminuyen en la mente de los jóvenes. Los baluartes del dominio propio 35 se debilitan. El egoísmo, el apetito, el amor a la ostentación son usados como móviles, y se fortalecen a medida que se complacen.

16. CC 11. Nunca fue áspero, nunca habló una palabra severa innecesariamente, nunca dio a un alma sensible una pena innecesaria. No censuraba la debilidad humana. Hablaba la verdad, pero siempre con amor. Denunciaba la hipocresía, la incredulidad y la iniquidad; pero las lágrimas velaban su voz cuando profería sus fuertes reprensiones. Lloró sobre Jerusalén, la ciudad amada que rehusó recibirlo, a él, el Camino, la Verdad 11 y la Vida. Habían rechazado al Salvador, más él los consideraba con piadosa ternura.

La suya fue una vida de abnegación y verdadera solicitud por los demás. Toda alma era preciosa a sus ojos. A la vez que siempre llevaba consigo la dignidad divina, se inclinaba con la más tierna consideración hacia cada uno de los miembros de la familia de Dios. En todos los hombres veía almas caídas a quienes era su misión salvar. Tal es el carácter de Cristo como se revela en su vida. Este es el carácter de Dios. Del corazón del Padre es de donde manan los ríos de compasión divina, manifestada en Cristo para todos los hijos de los hombres. Jesús el tierno y piadoso Salvador, era Dios "manifestado en la carne" (1 Timoteo 3:16). Jesús vivió, sufrió y murió para redimirnos. Él se hizo "Varón de dolores" para que nosotros fuésemos hechos participantes del gozo eterno. Dios permitió que su Hijo amado, lleno de gracia y de verdad, viniese de un mundo de indescriptible gloria, a un mundo corrompido y manchado por el pecado, oscurecido con la sombra de la muerte y la maldición. Permitió que dejase el seno de su amor, la adoración de los ángeles, para sufrir vergüenza, insulto, humillación, odio y muerte. "El castigo de nuestra paz cayó sobre él, y por sus llagas nosotros sanamos" (Isaías 53:5).

¡Miradlo en el desierto, en el Getsemaní, sobre la cruz! El Hijo inmaculado de Dios tomó sobre sí la carga del pecado. El que había sido uno con Dios, sintió en su alma la terrible separación que hace el pecado entre 12 Dios y el hombre. Esto arrancó de sus labios el angustioso clamor: "¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Por qué me has desamparado?" (San Mateo 27:46). La carga del pecado, el conocimiento de su terrible enormidad y de la separación que causa entre el alma y Dios, quebrantó el corazón del Hijo de Dios. Pero este gran sacrificio no fue hecho a fin de crear amor en el corazón del Padre para con el hombre, ni para moverlo a salvar. ¡No, no! "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito" (S. Juan 3:16). No es que el Padre nos ame por causa de la gran propiciación, sino que proveyó la propiciación porque nos ama. Cristo fue el medio por el cual él pudo derramar su amor infinito sobre un mundo caído. "Dios estaba en Cristo, reconciliando consigo mismo al mundo" (2 Corintios 5:19).

Dios sufrió con su Hijo. En la agonía del Getsemaní, en la muerte del Calvario, el corazón del Amor Infinito pagó el precio de nuestra redención. Jesús decía: "Por esto el Padre me ama, por cuanto yo pongo mi vida para volverla a tomar" (San Juan 10: 17). Es decir: "De tal manera os amaba mi Padre, que aún me ama más porque he dado mi vida para redimiros. Por haberme hecho vuestro Sustituto y Fianza, por haber entregado mi vida y tomado vuestras responsabilidades, vuestras transgresiones, soy más caro a mi Padre; por mi sacrificio, Dios puede ser justo y, sin embargo, el justificador del que cree en Jesús".´ Nadie sino el Hijo de Dios podían efectuar nuestra redención; porque sólo él, que estaba 13 en el seno del Padre podía darlo a conocer. Sólo él, que conocía la altura y la profundidad del amor de Dios, podía manifestarlo. Nada menos que el infinito sacrificio hecho por Cristo en favor del hombre caído podía expresar el amor del Padre hacia la perdida humanidad. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito"…

PVGM 104. MILLARES HAN PUESTO AL SEÑOR DELANTE DE SÍ, y contemplándolo han sido transformados a su misma imagen.  Su espíritu arde dentro de ellos mientras hablan de su carácter, contando lo que Cristo es para ellos y lo que ellos son para Cristo.  Pero estos investigadores no han agotado estos temas grandiosos y santos.  Millares más pueden empeñarse en la obra de investigar los misterios de la salvación, Mientras uno se espacie en la vida de Cristo y el carácter de su misión, rayos de luz brillarán más distintamente con cada intento de descubrir la verdad.  Cada nuevo estudio revelará algo más profundamente interesante que lo que ya ha sido desplegado.  El tema es inagotable.  El estudio de la encarnación de Cristo, su sacrificio expiatorio y su obra de mediación, embargarán la mente del estudiante diligente mientras dure el tiempo; y mirando al cielo con sus innumerables años, exclamará: "Grande es el misterio de la piedad". En la eternidad aprenderemos aquello que, de haber recibido la iluminación que fue posible obtener aquí, habría abierto nuestro entendimiento.  Los temas de la redención llenarán los corazones y las mentes y las lenguas de los redimidos a través de las edades eternas.  Entenderán las verdades que Cristo anheló abrir ante sus discípulos, pero que ellos no tenían fe para entender.  Eternamente irán apareciendo nuevas visiones de la perfección y la gloria de Cristo.  Durante los siglos interminables, el fiel Padre de familia sacará de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas. 105

Ministerio Hno. Pio

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