martes, noviembre 09, 2021

REFLEXIÓN 904. EL MINISTRO COMO ADMINISTRADOR DE LA IGLESIA: Relación Con Los Miembros De Iglesia: Ancianos, Jóvenes, Viudas y Lideres (1 TIMOTEO 5).

1 Timoteo 5. 

EL MINISTRO COMO ADMINISTRADOR DE LA IGLESIA: Vers. (1-2) Reglas que deben observarse al amonestar. (3-16) Sobre las viudas (17-22) y los ancianos. (23) Un consejo para la salud de Timoteo. (24-25) Los pecados de algunos hombres se manifiestan antes del juicio; los de otros serán evidentes después.

1 NO REPRENDAS al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos; 2 a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza.

3 Honra a las viudas que en verdad lo son. 4 Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios. 5 Mas la que en verdad es viuda y ha quedado sola, espera en Dios, y es diligente en súplicas y oraciones noche y día.

6 Pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta. 7 Manda también estas cosas, para que sean irreprensibles; 8 porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.

9 Sea puesta en la lista sólo la viuda no menor de sesenta años, que haya sido esposa de un solo marido, 10 que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos; si ha practicado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha practicado toda buena obra.

11 Pero viudas más jóvenes no admitas; porque cuando, impulsadas por sus deseos, se rebelan contra Cristo, quieren casarse, 12 incurriendo así en condenación, por haber quebrantado su primera fe. 13 Y también aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran.

14 Quiero, pues, que las viudas jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa; que no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia. 15 Porque ya algunas se han apartado en pos de Satanás. 16 Si algún creyente o alguna creyente tiene viudas, que las mantenga, y no sea gravada la iglesia, a fin de que haya lo suficiente para las que en verdad son viudas.

17 Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. 18 Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.

19 Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos. 20 A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman. 21 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad.

22 No impongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes en pecados ajenos. Consérvate puro.

23 Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.

24 Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes que ellos vengan a juicio, más a otros se les descubren después. 25 Asimismo se hacen manifiestas las buenas obras; y las que son de otra manera, no pueden permanecer ocultas. (1Timoteo5).

1. No reprendas. O "no le reprendas con dureza" (BJ, NC). Los cristianos nunca deben ser descorteses con nadie, y menos los más jóvenes con los de más edad. Como un ejemplo que podían imitar todos los miembros de la iglesia, se recuerda a Timoteo las muchas ocasiones específicas en que se pone a prueba la autenticidad de la experiencia cristiana de un individuo. Los diversos grupos que luego se enumeran, representan a las varias clases de personas que forman las congregaciones. Timoteo debía supervisar a otros, y también debía tener "cuidado" de ellos para que se salvara a sí "mismo" y a los que lo oyeran (ver com. cap. 4:16).

Anciano. Gr. presbíteros, "mayor" o "Anciano" (ver com. Hech. 11:30). El más elemental decoro reconoce que es moralmente apropiado que los jóvenes demuestren deferencia ante la edad y la experiencia. Sin tener en cuenta la corrección que pueda caracterizar a las ideas de un joven, es sumamente irrespetuoso que trate desconsideradamente a los que son mayores que él. Un proceder tal no demuestra que su cristianismo es genuino (ver com. Exo. 20:12; Lev. 19:32).

Exhórtale. La edad avanzada no hace que termine automáticamente la necesidad de corrección; pero si la persona tiene la obligación de reprochar debe hacerlo demostrando sincero respeto y humildad.

Más jóvenes. La admonición y la disciplina sólo son eficaces cuando se las emplea de una manera que esté por encima de toda crítica. Los que reciben el consejo que es necesario, no deben buscar motivos para rechazar a un joven dirigente impulsados por una actitud de superioridad altanera. Los miembros más jóvenes de la iglesia deben sentir el compañerismo del dirigente joven, no su alarde de superioridad.

2. Ancianas. Cada dirigente de la iglesia debe considerar a sus feligreses como Dios los considera, a saber, una unidad familiar. Este proceder debe impedir que el ministro demuestre cualquier tendencia a ser altanero, o arrogante, o a disciplinar con despotismo.

Las jovencitas. La relación del ministro con las hermanas no sólo debe ser pura sino estar libre de toda posibilidad de tergiversaciones y sospechas. Los ministros jóvenes necesitan especialmente este consejo, pues de continuo se enfrentan a la tentación satánica de la impureza.

3. Honra. Es decir, con ayuda material y también respetándolas. Jesús contrasta a los hijos que fielmente atienden las necesidades materiales de sus padres con los que "honran" a sus padres sólo de palabra (Mat. 15:46). La sola compasión por las necesidades de las viudas no significa darles ayuda, ni demuestra un espíritu genuinamente cristiano (ver com. Sant. 1:27).

Viudas que en verdad lo son. En la iglesia siempre ha habido diferentes clases de viudas: (1) las que aún tienen el sostén material de sus hijos u otros parientes, vers. 4; (2) las que carecen completamente del sostén familiar, vers. 5; (3) las que viven en "placeres" y reciben ayuda material, pero no de parientes ni de la iglesia, vers. 6. 

Es obvio que sólo la segunda clase de viudas merece el sostén de la iglesia. 

La costumbre judía de socorrer a las viudas fue imitada por la iglesia cristiana (ver com. Exo. 22:22; Hech. 6:1; Sant. 1:27).

4. Nietos. El cuidado de una viuda recae en primer lugar sobre sus parientes cercanos. Si sus hijos o hijas también necesitan ayuda o han muerto, entonces la obligación recae sobre los descendientes que siguen.

Primero. Es decir, la primera obligación del hombre es cuidar de sus padres.

Ser piadosos. Gr. ensebéo, "proceder piadosamente", "vivir píamente". El sustantivo eusébeia se traduce "piedad" en 1 Tim. 2:2; 3:16; 4:7-8-, 6:3, 5-6, 11; 2 Tim. 3:5. 

La religión cristiana destaca nítidamente aquellos deberes que toda mujer u hombre maduros cumplirán fielmente. Profesar lealtad a Dios ignorando las necesidades de la familia, no es verdadera religión. Ni aun la actividad propia de la iglesia es aceptada por Dios como un sustituto por el deber primordial de cuidar a los padres o a los abuelos.

Recompensar. Es decir, teniendo en cuenta el cuidado con que los padres criaron a sus hijos. Todo lo que un hijo haga por sus padres ancianos nunca recompensará plenamente ese cuidado. Pero este cuidado por los padres ancianos no debe hacerse sólo como un deber, sino con amor y gratitud.

Padres. O "antepasados".

Lo bueno y. La evidencia textual establece (cf. p. 10) la omisión de estas palabras. Las omiten la BJ, BA, BC y NC.

Agradable. El sentido del deber, ya sea hacia los hombres o hacia Dios, demuestra el grado de piedad de los miembros de la iglesia. Dios es un ejemplo de Aquel que no pasaba por alto el desamparo y la pobreza ajena. Su amor no conoce límites mientras se esfuerza por atender las necesidades de sus criaturas. Por eso el cristiano abnegado que cuida fielmente de sus padres o abuelos, revela un atributo cristiano que agrada a Dios (ver com. cap. 2:3).

5. En verdad es viuda. Es decir, sin parientes cercanos y sin medios de sostén conocidos (ver com. vers. 3).

Ha quedado sola. O sin hijos. Espera en Dios. La viuda que a continuación se describe no trata de llamar la atención para ganar la simpatía y la alabanza de la iglesia. Desde el comienzo de su viudez ha depositado su futuro en las manos de Dios, pues sabe que el amor divino solucionará sus problemas.

Noche y día. Es decir, de noche y de día. Pablo no quiere decir que la oración continua debiera ser la principal ocupación de las viudas, sino que Dios es su constante compañía y su pronto consuelo.

6. Se entrega a los placeres. O "vive disolutamente". Pablo no da ninguna admonición a la iglesia en cuanto a esta viuda, la que parecía bien sostenida quizá por sus nuevos admiradores. Evidentemente había cambiado la dignidad apropiada a su edad y profesión religiosa por la vida alegre de su nueva libertad.

Muerta. Es decir, espiritualmente muerta en "delitos y pecados" (ver com. Efe. 2:1-5; Jud. 12; Apoc. 3:1).

7. Manda. Ver com. cap. 1:3; 4:11. Una parte de la admonición de Pablo era para Timoteo, y otra era para la edificación de toda la iglesia. Las enseñanzas ordenadas a Timoteo en esta epístola debían ser especialmente impartidas públicamente a toda la iglesia.

Estas cosas. O sea la instrucción en cuanto al cuidado de las viudas (vers. 3-16).

Sean irreprensibles. Se trata de las personas a quienes incumbía el debido cuidado de las viudas. Los hijos de las viudas y la iglesia en general debían presentar ante el mundo un programa irreprochable de solícita preocupación por sus viudas. La viuda que vivía en placeres indecorosos también debía reconsiderar su proceder para que no sufriera el reproche de la iglesia y del mundo.

8. No provee. Algunos comentadores creen que esta frase incluye el sustento para los que estaban privados de protección mientras aún vivían aquellos de quienes dependían los ingresos del hogar. Otros piensan que Pablo se refiere al padre de familia que debía hacer alguna provisión material para los suyos, de modo que su muerte no fuera causa de penurias económicas para los sobrevivientes.

Los suyos. Los relacionados de una u otra manera con el grupo familiar. En este contexto quizá se trate especialmente de las viudas. En los días de Pablo esto incluía a los siervos de la familia y a los parientes.

Los de su casa. Además de las viudas, Pablo incluye en este amplio círculo de responsabilidad a todos los parientes necesitados de los cuales debían cuidar sus más allegados. Esta práctica merece la plena aprobación de la iglesia, pues todos deben pensar en el día cuando dependerán de otros si la muerte no interviene antes.

Ha negado la fe. Las enseñanzas fundamentales de la iglesia cristiana acerca de la responsabilidad de una persona para con sus padres y otros familiares cercanos. 

La iglesia cristiana mantiene vigente la declaración del Sinaí: que los hijos deben "honrar" a sus padres (ver com. Exo. 20:12), que la verdadera religión ensalza y ennoblece los vínculos familiares comunes. Profesar una religión basada en el amor desinteresado y sin embargo ignorar las responsabilidades que se tiene con los padres, es una trágica inconsecuencia.

 Se manifiesta una falta de sinceridad en la profesión que se hace. Mientras Cristo colgaba de la cruz dio un ejemplo para todos los cristianos, pues con toda solicitud dispuso lo necesario para el cuidado de su madre (ver com. Juan 19:25-27).

Incrédulo. Como no pocos paganos consideraban que tenían el deber de cuidar a sus padres ancianos, si un cristiano no entendía las necesidades de su familia llegaba a ser "peor que un incrédulo".

9. Sea puesta en la lista. No nos resulta claro el propósito de esa "lista" especial de viudas, pero sí lo era en los días de Pablo. Ese no era el único grupo de las que "en verdad" eran viudas (vers. 3-5) pues es obvio que había viudas que habían quedado solas (vers. 5), sin hijos, que aún no habían cumplido 60 años de edad. El vers. 10 describe a las viudas especiales del vers. 9: que habían criado a sus hijos, lo cual levanta la pregunta: ¿por qué esos hijos no estaban cuidando a sus madres? Quizá ya no vivían, o posiblemente estaban incapacitados, o se negaban a cumplir con sus deberes filiales. Cualesquiera que hayan sido las circunstancias, las que "en verdad" eran viudas necesitaban ayuda especial.

Sesenta años. Pablo aconsejaba que las viudas jóvenes se volvieran a casar (ver com. vers. 11-14), lo cual indica que en este límite de edad era muy raro que se casaran otra vez las viudas que constituían el grupo especial. En otras palabras: su soledad se consideraba como algo permanente; por lo tanto, el hecho de que se esperara que continuaran solas indudablemente se basaba en la edad que tenían y no en algún voto que hubieran hecho, como algunos lo suponen.

Un solo marido. Cf. cap. 3:2,12. La viuda que era sostenida por la iglesia por estar en esa "lista" especial, debía tener antecedentes dignos; es decir, una viuda que había sido fiel esposa y madre.

10. Testimonio. Una viuda de buen testimonio dentro y fuera del hogar era un requisito previo para cada viuda del grupo especial (vers. 9). Lo que sigue parece ser una especie de lista de cualidades necesarias para que la viuda pudiera pertenecer al grupo especial.

Buenas obras. Ver com. cap. 2:10. Pablo, como Jesús, pone mucho énfasis en los frutos de una fe cristiana genuina (ver com. Mat. 5:13-16; 7:16-20; 2 Cor. 9:8; Efe. 2:10; 1 Tim. 3:7- Sant. 2:17-26).

Ha criado hijos. Pablo especifica algunas de las "buenas obras" a las que se refiere. El texto griego implica que haber "criado hijos" era un requisito para las que eran registradas en ese grupo especial de viudas. Algunos sugieren que aquí se incluye el loable interés de una viuda hacia los hijos ajenos desamparados y su atención personal a los huérfanos.

Practicado la hospitalidad. La hospitalidad da a entender que esta clase de viudas no estaban desprovistas de bienes materiales.

Lavado los pies de los santos. La cortesía en tiempos de Pablo incluía lavar los pies de los huéspedes. Posiblemente se demostraba una distinción especial cuando la misma dueña de casa cumplía este requisito (cf. com. Luc. 7:44). Algunos entienden que se refiere a una fiel participación en el rito del lavamiento de los pies instituido por nuestro Señor (Juan 13:3-15), especialmente tratándose de los "santos".

Afligidos. Ver com. Rom. 12:13.

Toda buena obra. Las obras que se esperaba que hiciera una mujer consagrada.

11. Viudas más jóvenes. Las menores de 60 años.

No admitas. Ver com. cap. 4:7. Nótese que Pablo no sugiere que las viudas "jóvenes" necesitadas y sin hijos no debían recibir ayuda de la iglesia, sino que las "viudas más jóvenes" no debían estar en la "lista" especial, a quienes parece que se les concedía una ayuda permanente.

Se rebelan. Actúan sin el dominio propio característico de las mujeres cristianas. Se deduce que las mujeres mayores de 60 años ya no eran afectadas por muchas de las tentaciones que acosaban a sus hermanas más jóvenes de la iglesia. Las que eran admitidas en ese grupo especial habían demostrado que eran dignas de un honor no común y del reconocimiento como madres en Israel.

Quieren casarse. Este proceder no es esencialmente incorrecto, pues Pablo favorece un nuevo casamiento (ver com. vers. 14); pero es evidente que las viudas sólo tenían derecho a los privilegios concedidos al grupo especial cuando ya tenían una edad en la que no era probable que encontraran otro consorte. De modo que si esas viudas que habían sido admitidas en el grupo se iban a casar, era obvio que no debieran haber sido aceptadas y que no merecían el sostén que se les daba. Desde el principio, debería haberse seguido la instrucción presentada en el vers. 14.

12. Condenación. Gr. kríma, "juicio", "condenación". Es claro que Pablo no condena un nuevo casamiento, sino que lo aconseja (ver com. 1 Cor. 7:28). Lo que dice aquí se aplica solo a ese grupo particular.

Primera fe. Su fe anterior en Cristo que hacía de ellas mujeres fieles.

13. Y también. Las viudas jóvenes a las que se ha hecho referencia, como ya no tenían la influencia restrictiva de los deberes hogareños no sabían qué hacer con su tiempo. Si la iglesia las hubiera aceptado en el grupo permanente de las viudas (vers.9), se habrían fomentado la ociosidad y la frivolidad. 

Las viudas jóvenes podrían no haber sentido la saludable necesidad de sostenerse a sí mismas hasta donde les hubiera sido posible, si hubieran esperado que la iglesia las ayudara regularmente. Además, el comportamiento de las viudas jóvenes que se describe habría perjudicado a la iglesia.

Chismosas. O "charlatanas" (BJ).

Entremetidas. Esa clase de mujeres no son cristianas dignas de confianza ni útiles.

14. Viudas jóvenes. El texto griego dice literalmente "las más jóvenes", pero se sobreentiende que se trata de las viudas.

Se casen. Cf. 1 Cor. 7:28,39. Este consejo de Pablo evitaría los peligros que acaba de mencionar, y también el peligro latente del ascetismo (ver com. 1 Tim. 4:3). 

Dios implantó el deseo del casamiento en el hombre y en la mujer, y hubiera sido una equivocación dar un consejo en contra de ese deseo natural. Cuando una mujer joven desea casarse y tiene en vista a un esposo adecuado, no debe haber una arbitraria disposición de la iglesia que se lo impida.

Gobiernen su casa. Cf. Prov. 31:10-31. Ser de valor para su esposo en la obra de la vida de él y manejar los asuntos del hogar de tal manera que todos sus miembros disfruten de salud y gozo, es el elevado honor de una esposa y madre cristiana.

Ocasión. O "pretexto"; en lenguaje militar, una base de operaciones desde la cual se inicia el ataque. Se presta mucha atención a las viudas jóvenes. Si se casaban bien otra vez y vivían correctamente, demostrarían fidelidad cristiana.

15. Se han apartado. Una referencia a ejemplos reales de viudas jóvenes que habían tenido en poco las restricciones de la dignidad cristiana, por lo cual les correspondía la descripción de los vers. 6, 11-13.

Satanás. Una personificación de una forma de vivir contraria a la representada por "Cristo" (vers. 11). Algunas viudas jóvenes que disfrutaban de su nueva libertad, descuidaban o ponían a un lado su anterior fidelidad a Cristo o "primera fe" (vers. 12), y su conducta no concordaba con la fe que profesaban. Sin embargo, Pablo no estaba a favor de requisitos que las obligaran a vivir sometidas a restricciones que no eran de Dios.

16. Algún creyente. La evidencia textual se inclina (cf. p. 10) por la omisión de estas palabras. Las omiten la BJ, BA, BC y NC.

Alguna creyente. Pablo completa su enseñanza acerca del cuidado de las viudas. Presenta una situación muy probable: la de una creyente casada con un incrédulo, hija de una madre viuda o con una abuela. Era suya la responsabilidad de velar por su madre; no dependía de la iglesia. Su esposo incrédulo comprendería Injusticia de esta decisión porque se colocaba la responsabilidad donde realmente correspondía.

No sea gravada la iglesia. La iglesia no debía hacerse cargo del cuidado que, en justicia, correspondía a los parientes (ver com. vers. 4).

En verdad son viudas. Todas las viudas están incluidas en la instrucción de Pablo. Las que tenían hijos debían ser sostenidas por éstos; y las viudas sin hijos y aquellas cuyos hijos se negaban a cumplir con sus obligaciones, debían ser fielmente ayudadas y sostenidas por la iglesia sin importar su edad (ver com. vers. 3,5).

17. Ancianos. Los dirigentes de la congregación local (ver com. cap. 3:1).

Gobiernan. Ver com. cap. 3:4.

Doble. Los dirigentes eficaces de la iglesia son dignos de "honor" por dos razones: (1) son mayores; (2) cumplen sus responsabilidades de una manera digna de alabanza. Algunos consideran que el "honor" al cual aquí se hace referencia incluye respeto por la edad y experiencia y también apoyo financiero.

Honor. Algunos comentadores creen que este "honor" era una remuneración sustancial digna de los ancianos fieles. Se ha sugerido que podría ser una asignación "doble" de la ayuda que se daba a las viudas. Otros sostienen que el contexto explica la clase de "doble honor" como una medida mayor de respeto en concordancia con el cargo que desempeñaban. Predicar. Ver com. cap. 4:12.

Enseñar. Ver com. cap. 4:16. Los ancianos "dignos de doble honor" sin duda no sólo administraban los asuntos de la iglesia sino que también enseñaban en público y privadamente.

18. La Escritura dice. Compárese con el tema de Pablo en 1 Cor. 9:7-14 en cuanto a una justa remuneración para el ministerio.  Pablo toma la Palabra de Dios como la autoridad final: los que dedican todo su tiempo al ministerio deben recibir un salario justo. Algunos comentadores piensan que Pablo no se refiere a sostén financiero sino al honor propio del cargo y de un servicio loable. El buey recibe alimento por su servicio, por lo tanto un anciano debe recibir el respeto y el honor dignos de su ministerio.

Salario. Gr. misthós, "salario", "jornal". El hecho de que Pablo incluya la idea del pago por la obra que se hace, apoya firmemente la suposición de que el "honor" (vers. 17) equivale a un sostén financiero real (Luc. 10:7).

El apóstol se está refiriendo al principio contenido en el plan del Señor para el sostén del sacerdocio levítico (Núm. 18:21): que los que dedican al ministerio sagrado merecen el sostén material de aquellos a quienes sirven en los asuntos espirituales (ver HAp 270-271). Esta cita coloca las palabras de Jesús en el mismo nivel de las Escrituras del AT. Esta parece ser la primera vez en que las palabras del Señor se citan como "Escritura".

19. Anciano. Ver com. vers. 17.

No admitas. Debido al daño que podía sufrir la reputación de un dirigente cristiano debido a alguna acusación, Timoteo ni siquiera debía prestar oídos a ningún acusador a menos que pudiera presentar "dos o tres testigos" que respaldaran su acusación. Pablo no insta a que hubiera parcialidad alguna a favor de los que ocupaban un cargo y se portaban mal; lo único que deseaba era proteger a los fieles dirigentes contra algunos que quisieran perjudicar su influencia por medio de la calumnia.

Testigos. Cuando el acusado se presentaba ante un tribunal autorizado, sus acusadores debían tener "dos o tres testigos" que apoyaran la acusación.

 La práctica judía protegía a las personas de las acusaciones apresuradas o malignas (ver com. Deut. 17:6; 19:15). La iglesia del NT adoptó esta costumbre judía para proteger a las personas (ver com. Mat. 18:16); sin embargo, si se trataba de un "anciano" de la iglesia, Pablo recomienda evitar aun una audiencia pública, si al iniciarse la acusación el acusador no podía presentar el testimonio de "dos o tres testigos" dignos de confianza.

20. Persisten en pecar. Es decir, los "ancia-. nos" (ver com. vers. 19). Pablo no estaba dispuesto a excusar o encubrir el pecado de nadie.

Repréndelos. Gr. elegí, "convencer de culpa o falta", entendiéndose que la acusación es verdadera y la evidencia es clara (ver com. Juan 8:46; 16:8). Es algo serio cuando un miembro de la iglesia acusa a otro de pecado; por lo tanto, cualquier acusación debe ser bien comprobada mediante testigos fidedignos antes de que se la haga pública. La Biblia aconseja a los cristianos a "reprender", pero siempre con la idea de "convencer de culpa", lo cual se puede hacer únicamente cuando se tiene una evidencia innegable. Este consejo prohíbe acusaciones apresuradas mediante las cuales se daña la reputación de personas inocentes y se debilita la confianza de ellas en los hermanos.

Todos. Podría significar simplemente "todos" los otros ancianos, o referirse a "todos" los miembros de la congregación. Ambas posibilidades pueden ser correctas, pues Podrían tratarse de manera diferente diversas clases de faltas, desde una simple ineficiencia hasta una inmoralidad flagrante.

21. Te encarezco. O "te conjuro" (BJ, BC, NC).

De Dios y del Señor Jesucristo. Algunos creen que el texto griego sugiere la unidad de los Seres que aquí se mencionan. Así se destacaría la divinidad de Cristo (ver com. Juan 1:1-3; Tito 2:14). Todos los pensamientos y hechos están plenamente ante el Dios del cielo.

Sin prejuicios. Las decisiones de la iglesia, emanadas de la investigación del pecado, especialmente entre los ancianos (vers. 19-20), no deben ser para agradar a los hombres sino para satisfacer la justicia de Dios. Aunque esto es siempre difícil, ningún dirigente de iglesia debe permitir que ni la amistad ni la enemistad afecten la justicia de una investigación cuando se trata de la averiguación de un pecado. Si en el ministerio faltan virtud e integridad, ¿qué podría entonces esperarse de los laicos?

Parcialidad. Los ministros jóvenes como Timoteo a veces enfrentan dificultades cuando tratan de corregir a los que son mayores que ellos. Este deber, más el deseo natural del ministro joven de ser aceptado y apreciado, aumenta la importancia y pertinencia del consejo de Pablo contra los juicios previos y la parcialidad. Las decisiones de los dirigentes de la iglesia no deben tomarse con la intención de buscar favores de los influyentes o los ricos. Es necesario que prevalezca la justicia a pesar de las amistades personales que haya,

22. Las manos. Pablo puede estarse refiriendo o a la apresurada ordenación de un hombre sin preparación ni experiencia (ver com ' cap. 3:6,10), o a la rápida reinstalación de un anciano después de haber sido sometido a disciplina. Esta segunda probabilidad concuerda mejor con el contexto inmediato (ver cap. 5:20-21). 

La obra del anciano era muy sagrada e importante; no podía haber una admisión o readmisión precipitada de alguno que no hubiera demostrado su idoneidad. 

El candidato o anciano debía ser examinado detenidamente en cuanto a su capacidad moral y espiritual (ver cap. 3:1-7) antes de su ordenación.

Ni participes. Si Timoteo se negaba a reconocer los pecados de sus ancianos, estaría apoyando el mal y, por lo tanto; participando de su espíritu y sus consecuencias.

Consérvate puro. El ministro, más que cualquier otro, debe permanecer limpio de indiscreciones morales. En el vers. 21 Pablo recuerda a Timoteo que ningún motivo -riqueza, prestigio o amistad personal- debía influir en su juicio en cuanto a los asuntos de la iglesia. El nombramiento o readmisión de los ancianos nunca debía basarse en consideraciones fuera de los principios correctos del cap. 3:1-7

23. No bebas agua. En la época de Pablo, como ahora, el agua estaba contaminada en muchos lugares; era peligroso tomarla y abundaban enfermedades como la disentería. Por esta razón a menudo se recomendaban otros medios para calmar la sed.

Vino. Gr. óinos (ver cap. 3:8). Algunos comentadores piensan que Pablo está autorizando el consumo de vino fermentado con propósitos medicinales. Presentan el hecho de que el vino se ha usado con este fin a través de los siglos.

Otros sostienen que Pablo se refiere al jugo de uva no fermentado. Argumentan que Pablo no podía dar un consejo que no concuerda con las Escrituras, las cuales amonestan contra el consumo de bebidas intoxicantes (ver Prov. 20:1; 23:29-32; ST, 6 de septiembre, 1899).

De tu estómago. El propósito del consejo de Pablo era que Timoteo debía ser físicamente apto para cumplir con las difíciles responsabilidades que le tocaba desempeñar como administrador de las iglesias en el Asia Menor La claridad mental y moral están estrechamente relacionadas con la capacidad física.

Frecuentes enfermedades. Es evidente que Timoteo se enfermaba con frecuencia. Un cuerpo azotado a menudo por las dolencias no es una buena propaganda para cualquier clase de reforma pro salud.

24. Se hacen patentes antes. Gr. pródelos, "evidente", "que salta a la vista". Fuera de los vers. 24 y 25 esta palabra sólo reaparece en Heb. 7:14, donde se la ha traducido como "manifiesto". Este vocablo se usa en los papiros, siempre con ese sentido. Algunos consideran que en 1 Tim. 5:24-25 

Pablo concluye su consejo acerca de las acusaciones contra los ancianos de la iglesia y sus pecados (vers. 19-20), y el examen de la vida y los antecedentes de los candidatos para desempeñar este cargo (vers. 22). Otros consideran que el apóstol se refiere a los pecados de los hombres en general. Según el primer punto de vista, la frase "antes que ellos vengan" significa que los pecados de los ancianos o de los candidatos a serio, "los conducen al juicio"; es decir, hacen que sea posible llegar a una decisión acerca de su idoneidad para el cargo. Según el segundo punto de vista, "antes que ellos vengan" significa que los pecados confesados han sido tratados previamente en forma judicial en el cielo, antes del gran día final del juicio, cuando Dios dará su pago a cada uno según sus obras y éstas aparezcan entonces en los registros del cielo (cf. 1JT 91).

Juicio. Gr. krísis, "el acto de juzgar". Los que sostienen el primer punto de vista lo aplican al juicio de las cualidades de un anciano para que permanezca en su cargo, o para que sea nombrado como tal.  Los que sostienen el segundo punto de vista lo aplican al gran juicio final.

Se les descubren después. O "vienen después". Según el primer punto de vista, Pablo quiere decir que los pecados de algunos ancianos podrían no ser "manifiestos" cuando se hace la acusación contra ellos, o que los pecados de algunos candidatos para ser ancianos quizá no eran conocidos en el momento cuando eran nombrados. 

De acuerdo con el segundo punto de vista, los pecados no confesados acompañarán a los que no se hayan arrepentido cuando comparezcan delante de Dios en el gran juicio final.

25. Las buenas obras. No importa lo que haga un hombre, sea bueno o malo, será recordado por los que son afectados personalmente por su proceder, el cual también permanece en la memoria de ese hombre; esto prepara su voluntad para la repetición del mismo acto. Lo bueno o lo malo llegan a ser un hábito, y los hombres revelan cada día lo que fueron su pensamiento y sus acciones en lo pasado.

Las que son de otra manera. Es decir, las no buenas, o sea, las malas.

No pueden permanecer ocultas. La verdad con el tiempo saldrá a la luz. (7CBA).

COMENTARIOS DE EGW

6. DMJ 55. "SI TU MANO DERECHA TE ES OCASIÓN DE CAER, CÓRTALA, Y ÉCHALA DE TI". 

Para evitar que la enfermedad se extienda por el cuerpo y destruya la vida, el hombre permite que se le ampute 55 hasta la mano derecha.  Debería estar aún más dispuesto a renunciar a lo que pone en peligro la vida del alma.

Las almas degradadas y esclavizadas por Satanás han de ser redimidas por el Evangelio para participar de la libertad gloriosa de los hijos de Dios.  El propósito de Dios no es únicamente librarnos del sufrimiento que es consecuencia inevitable del pecado, sino salvarnos del pecado mismo.  El alma corrompida y deformada debe ser limpiada y transformada para ser vestida, con "la luz de Jehová nuestro Dios".  Debemos ser "hechos conformes a la imagen de su Hijo".  "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman". * Salmo 90:17; Romanos 8:29, 1 Corintios 2:9.

Sólo la eternidad podrá revelar el destino glorioso del hombre en quien se restaure la imagen de Dios.

Para que podamos alcanzar este alto ideal, debe sacrificarse todo lo que le causa tropiezo al alma.  Por medio de la voluntad, el pecado retiene su dominio sobre nosotros.  La rendición de la voluntad se representa como la extracción del ojo o la amputación de la mano.  A menudo nos parece que entregar la voluntad a Dios es aceptar una vida contrahecha y coja; pero es mejor, dice Cristo, que el yo esté contrahecho, herido y cojo, si por este medio puede el individuo entrar en la vida. Lo que le parece desastre es la puerta de entrada al beneficio supremo.

Dios es la fuente de la vida, y sólo podemos tener vida cuando estamos en comunión con él. Separados de Dios, podemos existir por corto tiempo, pero no poseemos la vida. "La que se entrega a los placeres, viviendo está muerta". *1 Tim. 5:6. Únicamente cuando entregamos nuestra voluntad a Dios, él puede impartirnos vida. Sólo al recibir su vida por la entrega del yo es posible, dijo Jesús, que se venzan estos pecados ocultos que he señalado. Podéis encerrarlos en el corazón y esconderlos a los ojos humanos, pero ¿Cómo compareceréis ante la presencia de Dios?

Si os aferráis al yo y rehusáis entregar la voluntad a Dios, elegís la muerte. Dondequiera que esté el pecado, Dios es para él un fuego devorador. Si elegís el pecado y rehusáis 56 separamos de él, la presencia de Dios que consume el pecado también os consumirá a vosotros.

8. 2JT 46. La religión que Ud. profesa le impone el deber de emplear su tiempo tanto durante los seis días de trabajo, como asistir a la iglesia el sábado. Ud. no es diligente en los negocios. Ud. deja pasar las horas, los días y aun las semanas sin hacer nada. El mejor sermón que Ud. podría predicar al mundo sería mostrar una decidida reforma en su vida, y proveer para su familia.  Dice el apóstol: "Si alguno no tiene cuidado de los suyos, y mayormente de los de su casa, la fe negó, y es peor que un infiel." (1 Tim. 5:8.)

Ud. ocasiona oprobio a la causa domiciliándose en un lugar donde permanece en la indolencia por un tiempo, y luego se ve obligado a endeudarse a fin de proveer para su familia. Ud. no es siempre escrupuloso en pagar esas deudas, sino que en vez de hacerlo se traslada a otro lugar. Esto es defraudar a su prójimo. El mundo tiene derecho a esperar estricta integridad de aquellos que profesan ser cristianos de acuerdo 47con la Biblia. Por la indiferencia de un hombre en cuanto a pagar sus justas deudas, todos nuestros hermanos están en peligro de ser considerados como deshonestos.

10. DTG 517. LOS SABIOS DEL ORIENTE, que conocían tan poco de Jesús, habían 517 manifestado mejor aprecio del honor debido a él. Trajeron sus preciosos dones al Salvador, y se inclinaron en homenaje a él, cuando no era sino un niño y yacía en un pesebre.

CRISTO APRECIABA LOS ACTOS DE CORTESÍA QUE BROTABAN DEL CORAZÓN. Cuando alguien le hacía un favor, lo bendecía con cortesía celestial. No rechazaba la flor más sencilla arrancada por la mano de un niño, que se la ofrecía con amor. Aceptaba las ofrendas de los niños, bendecía a los donantes e inscribía sus nombres en el libro de la vida.

EN LAS ESCRITURAS, SE MENCIONA EL UNGIMIENTO DE JESÚS POR MARÍA PARA DISTINGUIRLA DE LAS OTRAS MARÍASLos actos de amor y reverencia para con Jesús son una evidencia de la fe en él como Hijo de Dios. 

Y el Espíritu Santo menciona, como evidencia de la lealtad de una mujer a Cristo: "Si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha seguido toda buena obra."*(1 Tim. 5:10). Cristo se deleitó en el ardiente deseo de María de hacer bien a su Señor. Aceptó la abundancia del afecto puro mientras que sus discípulos no lo comprendieron ni quisieron comprenderlo. 

EL DESEO QUE MARÍA TENÍA DE PRESTAR ESTE SERVICIO A SU SEÑOR era de más valor para Cristo que todo el ungüento precioso del mundo, porque expresaba el aprecio de ella por el Redentor del mundo. El amor de Cristo la constreñía. Llenaba su alma la sin par excelencia del carácter de Cristo. Aquel ungüento era un símbolo del corazón de la donante. Era la demostración exterior de un amor alimentado por las corrientes celestiales hasta que desbordaba.

EL ACTO DE MARÍA ERA PRECISAMENTE LA LECCIÓN QUE NECESITABAN LOS DISCÍPULOS para mostrarle que la expresión de su amor a Cristo le alegraría. Él había sido todo para ellos, y no comprendían que pronto serían privados de su presencia, que pronto no podrían ofrecerle prueba alguna de gratitud por su grande amor.

13. HAd 225. ASUMEN CARGAS INNECESARIAS.- Muchas madres dedican su tiempo a hacer naderías innecesarias.  Prestan toda su atención a las cosas Relativos a este tiempo y a los sentidos, y no piensan en las cosas de interés eterno. ¡Cuántas descuidan a sus hijos, y los pequeñuelos se crían toscos y carentes de cultura!*

Cuando los padres, y especialmente las madres, tengan un sentido verdadero de la obra importante y cargada de responsabilidad que Dios les ha dado que hacer, no se enfrascarán tanto en los asuntos que conciernen a sus vecinos, pero no les atañen a ellas.  No irán de casa en casa para entregarse a chismes corrientes ni se espaciarán en los defectos, yerros e inconsecuencias de sus prójimos.  Sentirán tanta preocupación por sus propios hijos que no podrán hallar tiempo para pensar en el oprobio de sus vecinos.*

Si una mujer pide a Dios fuerza y consuelo y, temiéndole, procura cumplir sus deberes diarios, se granjeará el respeto y la confianza de su esposo y verá a sus hijos madurar en hombres y mujeres honorables, dotados de vigor moral para hacer lo recto.  Pero las madres que descuidan sus oportunidades actuales, y dejan recaer sobre otros sus deberes y cargas, encontrarán que su responsabilidad permanece la misma, y segarán con amargura lo que hayan sembrado en su negligencia y descuido.  Nada se hace por casualidad en esta vida; la mies será determinada por el carácter de lo sembrado.* 226

17. 1JT 36. Vi que algunos siervos de Dios, aún de entre los predicadores, se desaniman tan fácilmente y son tan quisquillosos que se creen despreciados y perjudicados cuando en realidad no es así. Consideran penosa su suerte. No echan de ver lo que les sucedería ni las angustias que pasarían si Dios apartase de ellos 36 su mano, pues entonces fuera su suerte diez veces más dura que antes, cuando estaban empleados en la obra de Dios, sufriendo pruebas y privaciones, pero con la aprobación del Señor.

Algunos de los que trabajan en la causa de Dios no se percatan de cuando les va bien. Han sufrido tan pocas privaciones y conocen tan poco la necesidad, las fatigas de la labor o las cargas del alma, que cuando se encuentran bien y se ven favorecidos de Dios y casi enteramente libres de angustia de espíritu, no lo comprenden y se figuran que son grandes sus tribulaciones. Vi que a éstos los despedirá Dios de su servicio a menos que manifiesten espíritu de abnegación y estén dispuestos a trabajar gozosamente sin escatimar esfuerzos. Dios no los reconocerá como siervos abnegados, sino que suscitará quienes trabajen con fervor y no perezosamente, y conozcan cuando disfrutan de bienestar. Los siervos de Dios deben sentir responsabilidad por las almas y llorar entre el pórtico y el altar, exclamando: " Perdona, oh Jehová, a tu pueblo."  (Joel 2: 17.)

Algunos siervos de Dios han entregado sus vidas para gastar y ser gastados en la causa de Dios, a tal punto que su salud se ha quebrantado casi por completo, y ellos están agobiados a consecuencia de su labor mental, incesantes inquietudes, trabajos y privaciones. Otros no tomaron ni quisieron tomar la carga sobre sí, y sin embargo, se consideran muy atribulados, porque nunca experimentaron penurias ni han sido bautizados en el sufrimiento, ni lo serán mientras manifiesten tanta debilidad y tan poca fortaleza y sean tan amantes de la comodidad.

Según lo que Dios me ha mostrado, es necesario que haya un castigo entre los predicadores a fin de eliminar a los perezosos, lerdos y egoístas, para que quede una compañía pura, fiel y abnegada, que no busque su bienestar personal, sino que ministre fielmente en palabra y doctrina, con voluntad de soportarlo todo por causa de Cristo y salvar a los que él redimió con su muerte. Sientan sobre sí estos siervos el ¡ay! que se les aplicará si no predican el Evangelio, y esto bastará; pero no todos lo sienten. 37

* 1JT. 525. Los embajadores de Cristo tienen una obra solemne e importante, que algunos consideran con demasiada ligereza. Mientras Cristo es ministro del santuario celestial, es también, a través de sus delegados, ministro de su iglesia en la tierra. Habla al pueblo por medio de hombres elegidos, y lleva a cabo su obra por su intermedio, como cuando, en los días de su humillación, andaba visiblemente en la tierra. Aunque han pasado siglos, el transcurso del tiempo no ha cambiado la promesa que hizo al separarse de sus discípulos: "He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo." (Mat. 28: 20.) Desde la ascensión de Cristo hasta el presente, hombres ordenados por Dios, que derivaron su autoridad de el, han tenido que enseñar la fe. Cristo, el verdadero Pastor, dirige su obra por intermedio de estos subpastores. De modo que la posición de los que trabajan en el ministerio de la Palabra y enseñan la doctrina, viene a ser muy importante. Ruegan a la gente, en lugar de Cristo, que se reconcilie con Dios.

La gente no debe considerar a sus ministros como meros oradores, sino como embajadores de Cristo, que reciben su sabiduría y poder de la gran Cabeza de la iglesia. El pasar por alto y despreciar la palabra hablada por el representante de Cristo, es no sólo manifestar falta de respeto al hombre, sino también al Maestro que lo envió. Él está en el lugar de Cristo; y la voz del Salvador debe ser oída en su representante.

18. HAp 271. La tribu de Leví fue escogida por el Señor para los cargos sagrados pertenecientes al templo y al sacerdocio. Acerca del sacerdote se dijo: "Porque le ha escogido Jehová, . . . para ministrar al nombre de Jehová." (Deut. 18:5).

DIOS RECLAMABA COMO PROPIEDAD SUYA UNA DÉCIMA PARTE de todas las ganancias, y consideraba como robo la retención del diezmo. A este plan para el sostén del ministerio se refirió Pablo cuando dijo: "Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio." Y más tarde, escribiendo a Timoteo, el apóstol dijo: "Digno es el obrero de su jornal." (1 Tim. 5:18).

EL PAGO DEL DIEZMO no era sino una parte del plan de Dios para el sostén de su servicio. Se especificaban divinamente numerosas dádivas y ofrendas.

BAJO EL SISTEMA JUDIO, se le enseñaba al pueblo a abrigar un espíritu de liberalidad, tanto en el sostén de la causa de Dios, como en la provisión de las necesidades de los pobres.

EN OCASIONES especiales había ofrendas voluntarias.

EN OCASIÓN de la cosecha y la vendimia, se consagraban como ofrenda para el Señor los primeros frutos del campo: el trigo, el vino y el aceite.

LOS REBUSCOS y las esquinas del campo se reservaban para los pobres.

Las Primicias de la lana cuando se trasquilaban las ovejas, y del grano cuando se trillaba el trigo, se apartaban para Dios.

ASÍ TAMBIÉN SE HACÍA CON EL PRIMOGÉNITO DE TODOS LOS ANIMALES. Se pagaba un rescate por el primogénito de toda familia humana.

Los primeros frutos debían presentarse delante del Señor en el santuario, y se dedicaban al uso de los sacerdotes.

POR ESTE SISTEMA DE BENEVOLENCIA, el Señor trataba de enseñar a Israel que en todas las cosas él debía ser el primero. Así se les recordaba que él era el propietario de sus campos, sus rebaños y sus ganados; que era él quien enviaba la luz del sol y la lluvia que hacían crecer y madurar la sementera.

TODAS Las Cosas Que Ellos Poseían Eran De Él. Ellos No Eran Sino Sus Mayordomos. 272

19. PP 406. No debemos considerar como cosa baladí el hablar mal de los demás, ni constituirnos nosotros mismos en jueces de sus motivos o acciones. "El que murmura del hermano, y juzga a su hermano, este tal murmura de la ley, y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres guardador de la ley, sino juez." (Sant. 4:11.) Sólo hay un juez, "el cual también aclarará lo oculto de las tinieblas, y manifestará los intentos de los corazones."  (1 Cor. 4:5.) Y todo el que se encargue de juzgar y condenar a sus semejantes usurpa la prerrogativa del Creador.

La Biblia nos enseña en forma especial que prestemos cuidado a no acusar precipitadamente a los llamados por Dios para que actúen como sus embajadores.  El apóstol Pedro, al describir una clase de pecadores empedernidos, los llama "atrevidos, contumaces, que no temen decir mal de las potestades superiores: como quiera que los mismos ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante del Señor." (2 Ped. 2: 10,11.) Y Pablo, en sus instrucciones dadas a los que dirigen las iglesias, 406 dice: "Contra el anciano no recibas acusación sino con dos o tres testigos." (1 Tim. 5:9.) El que impuso a ciertos hombres la pesada carga de ser dirigentes y maestros de su pueblo, hará a éste responsable de la manera en que trate a sus siervos. Hemos de honrar a quienes Dios honró. El castigo que cayo sobre María debe servir de reprensión para todos los que, cediendo a los celos, murmuren contra aquellos sobre quienes Dios puso la pesada carga de su obra. 407

22. 2JT 261. LA SELECCIÓN DE DIRIGENTES. El apóstol Pablo escribió a Tito: "Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo que falta, y pusieses ancianos por las villas, así como yo te mandé: el que fuere sin crimen, marido de una mujer, que tenga hijos fieles que no estén acusados de 261 disolución, o contumaces. Porque es menester que el obispo sea sin crimen, como dispensador de Dios." (Tito 1:5-7.) Sería bueno que todos nuestros ministros prestasen atención a estas palabras, y no designasen apresuradamente a quienes han de desempeñar los cargos pues no deben hacerlo sin la debida consideración y mucha oración para que Dios por su Espíritu Santo les indique a quién aceptará.

Dijo el apóstol inspirado: "No impongas de ligero las manos a ninguno." (1 Tim. 5:22.) 

En algunas de nuestras iglesias la obra de organizar y ordenar a los ancianos ha sido prematura; se ha pasado por alto la regla bíblica y por consiguiente la iglesia ha sufrido dificultades graves. No debe haber tanto apresuramiento en elegir a los dirigentes, como para ordenar a quienes no están en manera alguna preparados para la obra de responsabilidad, a saber, hombres que necesitan ser convertidos, elevados, ennoblecidos y refinados antes que puedan servir a la causa de Dios en cargo alguno.

La red del Evangelio prende a buenos y malos. Se requiere tiempo para que se desarrolle el carácter; se necesita tiempo para aprender lo que son realmente los hombres. Debe considerarse la familia de la persona sugerida para un cargo. ¿Le están sujetos sus miembros? ¿Puede regir su casa con honra? ¿Qué carácter tienen sus hijos? ¿Harán honor a la influencia del padre?  Si él no ejerce tacto, prudencia ni piedad eficaz en casa, en el manejo de su propia familia, no es arriesgado concluir que los mismos defectos se manifestarán en la iglesia, que se verá en ella la misma administración no santificada.  Será. mucho mejor criticar al hombre antes que se le dé el cargo más bien que después; será mejor orar y consultar antes de dar el paso decisivo, que trabajar para corregir las consecuencias de un paso erróneo.

24. 1JT 91. Vi que al mirar hacia el cielo veremos luz y paz; pero al mirar al mundo, veremos que todo refugio nos faltará, y todo bien pasará pronto. No hay para nosotros ayuda sino en Dios; en este estado de confusión de la tierra podemos hallar serenidad, firmeza o seguridad tan sólo en la fuerza de una fe viva; no podemos tener paz si no descansamos en Dios ni esperamos su salvación.  Resplandece sobre nosotros, una luz mayor que la que iluminó a nuestros padres. No podemos ser aceptados ni honrados por Dios prestando el mismo servicio o haciendo las mismas obras que nuestros padres. Para ser aceptados y bendecidos por Dios como lo fueron ellos, debemos imitar su 91 fidelidad y celo, aprovechar nuestra luz como ellos aprovecharon la suya, y obrar como ellos habrían obrado si hubiesen vivido en nuestros días.

Debemos andar en la luz que resplandece sobre nosotros. De otra manera esa luz se trocará en tinieblas. Dios exige que manifestemos al mundo, por medio; de nuestro carácter y nuestras obras, una medida del espíritu de unión que esté de acuerdo con las verdades sagradas que profesamos, y con el espíritu de las profecías que se están cumpliendo en estos; postreros días. La verdad que hemos comprendido y la luz que ha resplandecido sobre nuestra alma nos juzgarán y condenarán si nos apartamos de ellas y nos negamos a ser guiados por ellas.

Ministerio Hno. Pio

 

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