jueves, noviembre 25, 2021

REFLEXIÓN 924. LA SUPREMA CONDICIÓN DE CRISTO COMO SUMO SACERDOTE: Según El Orden De Melquisedec (HEBREOS 7).

Hebreos 7. 

CRISTO COMO SUMO SACERDOTE 

SEGÚN EL ORDEN DE MELQUISEDEC. 7:1-28.

1. La elevada posición de Melquisedec, 7:1-4.

2. El sacerdocio de Melquisedec anterior y superior al aarónico, 7:5-11.

3. El sacerdocio Aarónico reemplazado por el de Cristo, 7:12-24.

4. La eficacia y permanencia del sacerdocio de Cristo, 7:25-28.

1 PORQUE este Melquisedec, rey de Salem sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham, que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, 2 a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; 3 sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre. 4 Considerad, pues, cuán grande era éste, quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín.

5 Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham. 6 Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, bendijo al que tenía las promesas. 7 Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. 8 Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive. 9 Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos; 10 porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro. 11 Si, pues la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón?

12 Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley; 13 Y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de -la cual -nadie sirvió al altar. 14 Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio. 

15 Y esto es aun más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta un sacerdote distinto, 16 no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, sino según el poder de una vida indestructible. 17 Pues se da testimonio de él: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec.

18 Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia

19 (pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios. 20 Y esto no fue hecho sin juramento; 21 porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes; pero éste, con el juramento del que le dijo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre, Según el orden de Melquisedec.

22 Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto. 23 Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte no podían continuar; 24 mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable;

25 por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. 26 Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos; 27 que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. 28 Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre. (Hebreos 7).

1. Melquisedec. Los hechos históricos mencionados en este versículo son una recapitulación de Gén. 14:18-20 (ver el comentario respectivo).

2. Dio Abraham los diezmos. Ver com. Gén. 14:20.

Abrahán no habría dado a Melquisedec "los diezmos de todo" si no hubiera sabido que era sacerdote, y por lo tanto tenía derecho a recibir el diezmo.

Se ha discutido mucho en cuanto a quién era Melquisedec. Es poca la información que hay acerca de él.

En el AT sólo es mencionado en Gén. 14:18-20 y Sal. 110:4, y en el NT únicamente en el libro de Hebreos. Algunos creen que era Cristo; otros, el Espíritu Santo; otros, Sem; otros, un ser sobrenatural de otro mundo.

Como no hay una buena comprobación para cualquiera de esas suposiciones, este Comentario sostiene que Melquisedec era uno de los contemporáneos de Abrahán, rey de uno de los pequeños Estados de ese tiempo (ver com. Gén. 14:18). Aparece en Hebreos como un símbolo de Cristo, simbolismo que se basa en la profecía mesiánica de Sal. 110:4.

Rey de justicia. Se llama la atención al nombre debido a su significado cuando se aplica al Mesías (ver com. Sal. 72:3; 85:10).

Rey de Salem. Ver com. Gén. 14:18.

Paz. Término que con propiedad se aplica al Mesías (Isa. 9:5-6; Zac. 9:10). Ver los pasajes de Sal. 72:3 y 85:10, donde se mencionan la justicia y la paz como características del reino mesiánico.

3. Sin padre, sin madre. Estas palabras han dado lugar a la especulación de que Melquisedec era un ser sobrenatural, lo cual tendría que haber sido así si en verdad no hubiese tenido padres, "ni... principio de días ni fin de vida". Esta afirmación puede ser total y literalmente cierta sólo si se aplica a las personas de la Deidad; sin embargo, no es necesario llegar a esta conclusión en cuanto a estas palabras. El autor sencillamente podría estar diciendo que no había registro de quienes fueron el padre y la madre de Melquisedec.

Sin genealogía. Los judíos eran muy cuidadosos en registrar y conservar sus genealogías. Este cuidado se aplicaba especialmente a los sacerdotes (Esd. 2:61-63). Nadie podía servir en el sacerdocio a menos que perteneciera a la familia de Aarón, de la tribu de Leví, y esto debía demostrarse sin que quedara la menor duda. Si en alguna parte había una interrupción en el linaje, quedaba eliminado, con lo cual perdía los privilegios propios de los sacerdotes. Por eso cada judío, y particularmente los sacerdotes, registraban con todo cuidado sus registros genealógicos. Pero no había ninguna genealogía de Melquisedec.

Principio de días. Es decir, no hay registro de su nacimiento ni de su muerte, como lo indican las palabras "ni fin de vida".

Hecho semejante. O "asemejado" (Al); "se asemeja" (NC). Melquisedec era un símbolo de Cristo. Nada se sabe de su nacimiento ni de su muerte porque no hay ningún registro, lo cual concuerda en todo con Cristo, quien no tuvo principio ni fin de días (ver com. Juan 1:1-3).

Permanece sacerdote. O sea que no hay registro alguno de la terminación de su ministerio como sumo sacerdote.

4. Cuán grande. Los judíos tenían a Abrahán en alta estima (ver Juan 8:52). El autor de Hebreos prosigue su tema para probar que Melquisedec era aun más grande. Y si era mayor, entonces el sacerdocio de Cristo -que era según el orden de Melquisedec (ver com. Heb. 5:6)-, era mayor que el aarónico.

Patriarca. Gr. patriárj's, "primero de una patria" o de un clan. Abrahán es llamado "patriarca" para destacar que Melquisedec era tan grande que "aun Abrahán el patriarca" le entregó el diezmo. Abrahán reconocía con este acto la autoridad sacerdotal superior de Melquisedec.

Diezmos. Cf. vers. 2.

Botín. Sin duda el botín de la reciente batalla (Gén. 14:14-16).

5. Mandamiento de tomar del pueblo los diezmos. Los levitas tenían derecho de recibir los diezmos en virtud de una orden divina (ver Núm. 18: 21); pero no fueron los primeros en recibir los diezmos; Melquisedec los recibió antes que ellos. Si los levitas habían tenido la autorización divina, Melquisedec también la tuvo.

Y EL HECHO De Que "Aun Abrahán El Patriarca" le entregara los diezmos a Melquisedec, demuestra que éste estaba plenamente autorizado para recibirlos. Si los levitas estaban autorizados por Dios para recibir los diezmos, con más razón lo había estado Melquisedec.

6. Genealogia no es contada de entre ellos. Ver com. vers. 3. Sólo los levitas podían recibir los diezmos. Melquisedec no era levita, y sin embargo recibió los diezmos de Abrahán. El patriarca se encontró con un hombre "mayor" que él. Reconoció la superioridad de Melquisedec y, como sacerdote que era, le entregó el diezmo.

Bendijo al que. Ver Gén. 14:19.

Tenía las promesas. Ver com. cap. 6:13,15.

7. Sin discusión alguna. O "fuera de toda controversia" (BC).

El menor. . . el mayor. El asunto de la superioridad queda definido por el hecho de que Abrahán fue el que entregó el diezmo y recibió una bendición.

8. Aquí. O en el sistema levítico.

Allí. Una referencia al sacerdocio de Melquisedec.

De que vive. Esto no podría ser literalmente cierto en cuanto a Melquisedec, ni una adecuada explicación de que sencillamente significa que no hay registro en la Biblia de la muerte de Melquisedec.  Según parece estas palabras van más allá de Melquisedec, o sea al Superior a quien representa: a Cristo, de quien se afirma que vive "siempre" (vers. 25). El sacerdocio de Melquisedec se perpetúa en el sacerdocio de Jesucristo.

9. Pagó el diezmo... Leví. Se presenta esta observación para destacar más que el sacerdocio de Melquisedec era superior al levítico. La forma en que Leví pagó diezmo a Melquisedec se muestra en el vers. 10.

10. En los lomos. Todo lo que el patriarca Abrahán hiciera, también lo haría su posteridad; por esta razón cuando él pagó diezmo, también lo pagó Leví. Esto lo cita el autor como otra prueba de la grandeza de Melquisedec.

11. Perfección. El sacerdocio levítico y la ley ceremonial eran temporales, y sombras que señalaban la obra que Cristo haría. 

La perfección no vino por medio de la ley sino por medio de Cristo, a quien ella señalaba. Este pensamiento se amplía en los cap. 9 y 10.

Ley. Equivale aquí a todo el sistema judío instituido en el Sinaí, incluyendo los Diez Mandamientos (ver com. Gál. 3:17).

¿Qué necesidad habría? El sistema levítico no se dio con el propósito de que fuera un fin en sí mismo; era para mostrar a Cristo delante de los hombres, pues sólo en él hay salvación. Si dicho sistema hubiera proporcionado la salvación aparte de la obra de Cristo, no hubiera habido necesidad del ministerio de Cristo.

12. Cambiado el sacerdocio. Osea del levítico al de Melquisedec.

También cambio de ley. La ley ordenaba que únicamente los levitas podían servir en el tabernáculo y que sólo los hijos de Aarón podían ser sacerdotes; también disponía los servicios de los sacerdotes con referencia al orden o reparto en que servían. Si se hubiera elegido un sacerdote de otra tribu (vers. 13) habría sido necesario cambiar la ley, y con esto se hubiera introducido un nuevo orden de cosas (cap. 8:13).

13. Aquel. Es decir, Cristo (vers. 14).

Otra tribu. Ver com. vers. 14.

Sirvió. U "ofició".

14. Judá. Ver Miq. 5:2; Mat. 1:1; Mar. 10:47-48; Luc. 3:33; Rom. 1:3; Apoc. 5:5.

Nada habló Moisés. Las leyes que reglamentaban el sacerdocio fueron dadas por medio de Moisés (Núm. 3; 4).

15. Más manifiesto. Parece referirse a la proposición presentada en el vers. 12: que era necesario que hubiera un cambio en la ley. Algunos afirman que se refiere al carácter transitorio del sacerdocio levítico. La profecía a la que se hace referencia en el vers. 17, que predecía que el nuevo sacerdocio sería de un orden diferente, hace más claro que debía haber un cambio en la ley del sacerdocio, o que el sacerdocio levítico era provisional.

16. Mandamiento acerca de la descendencia. Había un linaje de descendientes según la carne (Exo. 29:29-30; Núm. 20:26,28).

Poder. Nótese el contraste entre "poder" y "ley".

17. Sacerdote para siempre. El autor vuelve una y otra vez a la declaración de Sal. 110:4 (Heb. 5:6,10; 6:20; 7:21). Su tema se apoya en lo siguiente: ningún hombre como tal podía ser "sacerdote para siempre". Los sacerdotes levitas servían sólo mientras vivían; por lo tanto, si había de venir uno que serviría "para siempre", tenía necesariamente que ser más que un simple hombre, más que un levita.  Por esta razón -si había de oficiar "para siempre" esa clase de sacerdote- era "aun más manifiesto" (vers. 15) que debía haber un cambio en la ley sacerdotal.

18. Queda, pues. De acuerdo con el texto griego, la relación entre los vers. 18 y 19 es como sigue: "Por un lado hay la abrogación del mandamiento,... y por el otro, la presentación de una mejor esperanza".

ABROGADO. (La abrogación es la derogación total de una ley por una disposición de igual o mayor jerarquía que la sustituya, como en el caso de una Constitución que sólo puede ser abrogada por otra Constitución). Término más significativo que "cambiado" (vers. 12).

El designio era que la ley del sacerdocio levítico sólo operara hasta que Jesucristo, el gran Sumo Sacerdote, comenzara su ministerio; entonces sería abrogado el sacerdocio levítico.

Debilidad e ineficacia. No lo era intrínsecamente así, pues Dios lo había instituido; pero fracasó debido a la actitud del pueblo hacia él. Hicieron de la ley un fin; creían que obedeciéndola alcanzaban la salvación. Se les había predicado el Evangelio, pero no les aprovechó por no añadirle fe (cap. 4:2).

19. Nada perfeccionó la ley. Es decir, la ley en sí y por sí misma, lo cual no significa que la salvación era imposible para los que vivieron en los tiempos del AT. La perfección era posible pero por el mismo medio por el cual se adquiere hoy: por la fe en Jesucristo. "La ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo... Pero venida la fe, ya no estamos bajo el ayo" (ver com. Gál. 3:24-25).

Introducción de una mejor esperanza. En cuanto a la relación de esta frase con su contexto, ver com. vers. 18. La mejor esperanza se centra en Cristo. Él tomó el lugar del sacerdocio levítico. Esta es la esperanza que es "puesta delante de nosotros... [como] segura y firme ancla.... que penetra hasta dentro del velo" (cap. 6:18-20).

Nos acercamos a Dios. Este había sido el propósito del sacerdocio levítico, pero debido a una instrucción y una administración defectuosas los hombres creían que Dios estaba muy lejos de ellos. Ahora Jesucristo, el Sumo Sacerdote, ha entrado "dentro del velo" (cap. 6:19). Está sentado "a la diestra de la Majestad en las alturas" (cap. 1:3). Por eso los seres humanos pueden acercarse "confiadamente al trono de la gracia" (cap. 4:16), pueden allegarse a Dios con plena confianza.

20. No fue hecho sin juramento. Ver com. cap. 6:17.

21. Con el juramento. Se presenta el contraste para mostrar la superioridad del sumo sacerdocio de Melquisedec. 

En cuanto a la importancia del juramento, ver com. cap. 6:17.

Arrepentirá. Gr. metamélomai, "cambiar de opinión", "sentir pesar"

 (ver com. 2 Cor. 7:8-9).

Según el orden de Melquisedec. La evidencia textual establece (cf. p. 10) la omisión de esta frase. Sin embargo, está plenamente establecida su inclusión en el vers. 17. 

La omiten la BJ, BA, BC y NC.

22. Por tanto. Es decir, porque fue confirmado por un juramento, mientras que el sacerdocio levítico se basaba en una orden transitoria.

Jesús. Este nombre pone de relieve su aspecto humano (ver com. Mat. 1:1).

Fiador. Gr. égguos, "fiador" o "fianza", "garante" o "garantía". Aquí tiene el significado de uno que se hace responsable de algo, o garantiza la ejecución de algún convenio; aquí, el "mejor pacto".

Pacto. Gr. diathLk' (ver com. Gál. 3:15). 

Esta palabra se ha traducido como "testamento" (Heb. 9:16-17) y como "pacto" (Mat. 26:28; Luc. 1:72; 1 Cor. 11:25; 2 Cor. 3:6; Gál. 3:15; Heb. 8:6-10). 

En el texto que consideramos, "pacto" es la mejor traducción porque el autor está hablando del nuevo pacto (diathekeLk'), tema que desarrollará después (cap. 8:6-13).

23. Sacerdotes... muchos. El contraste radica entre los muchos sacerdotes del sistema levítico y el único sacerdote según el orden de Melquisedec.

24. Inmutable. Gr. aparábatos, "permanente", "invariable". Los sacerdotes del sistema levítico no podían continuar porque morían; pero Cristo vive "siempre para interceder" (Heb. 7:25; cf. Apoc. 1:18).

25. Perpetuamente. Gr. pantelLs, "completamente", "plenamente", "cabalmente", "para siempre", "perpetuamente". 

Los comentadores están divididos en cuanto al significado que aquí corresponde. Ambos son verdaderos, pues Cristo salva completamente y también por todo el tiempo. "Salvar perfectamente" (BJ); "perfecto su poder para salvar" (NC).

Se acercan a Dios. Ver com. vers. 19.

Viviendo siempre. Ver com. vers. 24. 

Interceder. Gr. entugjánÇ (ver com. Rom. 8:34).

26. Nos convenía. Era apropiado que tuviéramos un sumo sacerdote de la naturaleza de Cristo.

Santo. Gr. hósios, "piadoso", "pío", "agradable a Dios" (ver com. Heb. 2:27).

Inocente. Gr. ákakos, "cándido", "inocente", no vengativo.

Sin mancha. Gr. amíantos, "puro" en el sentido religioso y moral. Compárese con el uso de esta palabra en Heb. 13:4; Sant. 1:27; 1 Ped. 1:4.

Apartado de los pecadores. O "que fue separado de los pecadores". Algunos creen que se refiere a la disposición de Cristo de reunirse con los pecadores durante su vida terrenal y, sin embargo, permanecer separado de ellos. Otros creen que la descripción no se refiere a Cristo durante su vida terrenal sino en su obra como sumo sacerdote, y que, por lo tanto, "apartado de los pecadores" se refiere a haber completado su obra por los pecadores en lo que se refiere a su muerte expiatoria (cf. cap. 9:28). Creen que dichas palabras deben interpretarse en concordancia con la frase que sigue, la cual se refiere a que Cristo fue sacado de este mundo y, como consecuencia, de su contacto literal con los pecadores, para presentarse delante de Dios. Los que sostienen uno y otro punto de vista creen con plena certeza que Cristo fue siempre "santo, inocente, sin mancha".

Hecho más sublime que los cielos. Cristo fue exaltado a la diestra del Padre. Esta clase de sumo sacerdote es el que es completamente adecuado para nosotros.

27. Que no tiene necesidad cada día. No se registra que el sumo sacerdote ofreciera diariamente una ofrenda expiatorio. A Aarón y a sus sucesores se les había ordenado que presentaran diariamente una ofrenda, pero se la preparaba con flor de harina y no era una ofrenda por el pecado (Lev. 6:20-22). Por lo tanto, la dificultad de esta afirmación consiste en que el sumo sacerdote de la antigüedad presentaba diariamente una ofrenda por el pecado, y que Cristo no necesitaba hacer esto.

Esta dificultad ha sido explicada teniendo en cuenta que en todos los servicios en que participaban los sacerdotes lo hacían como representantes del sumo sacerdote. Oficiaban en lugar de él, y lo que hacían era considerado como si lo hubiera hecho el mismo sumo sacerdote. Eran sólo sus ayudantes, y como ofrecían diariamente ofrendas por el pecado, puede decirse que el sumo sacerdote también las ofrecía.

Por sus propios pecados. El sumo sacerdote presentaba en el día de la expiación una ofrenda por sus propios pecados, y después otra por los pecados del pueblo (Lev. 16:11,15). Esto era necesario. Como era pecador no podía presentarse delante de Dios en el lugar santísimo a menos que ya hubiera presentado una ofrenda por sí mismo. Cristo no necesitaba hacerlo porque es sin pecado.

Esto lo hizo una vez. Ha surgido la pregunta en cuanto a qué significa el pronombre "esto". ¿Presentó una ofrenda Cristo una vez por sus propios pecados, como lo hacía el sumo sacerdote, y después por los del pueblo? Cristo no tenía pecados propios. Los únicos pecados que tenía fueron los que llevó por nosotros. Él fue hecho pecado por nosotros (2 Cor. 5:21). Pero cuando se ofreció a sí mismo "una vez" pagó por todos los pecados que llevaba sobre sí. Esos pecados, que eran nuestros pecados, los llevó en su cuerpo en el madero. Eran suyos únicamente en el sentido de que tomó sobre sí mismo la responsabilidad por ellos. Los llevó como nuestro sustituto y garante.

Ofreciéndose a sí mismo. Cristo fue tanto sacerdote como víctima.

28. La ley. Ver com. vers. 11-12, 16.

Constituye. O "instituye" (BJ).

Débiles. O "frágiles" (BJ). Cf. cap. 5:2.

Juramento. Cf. vers. 20-21.

Posterior a la ley. El sistema ceremonial expiró en la cruz (ver com. Rom. 6:14; Efe. 2:15; Col. 2:14). Cristo asumió su cargo de sismo sacerdote una vez que terminó la ley que regía el sacerdocio levítico.

Al Hijo. O "constituye a Uno que es Hijo". En el texto griego no hay artículo; pero si se traduce "a un Hijo" en vez de "al Hijo", no se expresa correctamente el énfasis del texto. La ausencia del artículo destaca la cualidad. Por eso es preferible la traducción: "Uno que es Hijo" (cf. com. Dan. 7:9,13). Perfecto. Ver com. cap. 2:10.

Para siempre. En contraste con el servicio transitorio de los sacerdotes del sistema levítico. (7CBA).

COMENTARIOS DE EGW

1. DTG 532. CUANDO PREGUNTAN: "¿QUIÉN ES ÉSTE?" los discípulos, llenos de inspiración, contestan. En elocuentes acordes repiten las profecías concernientes a Cristo: 532 Adán Os Dirá: Esta Es La Simiente De La Mujer, Que Herirá La Cabeza De La Serpiente. (Génesis 3:15). 

Preguntadle A Abrahán, Quien Os Dirá: 

Es "Melquisedec, Rey De Salem,"*(Génesis 14:18). Rey De Paz. 

Jacob Os Dirá: Es Shiloh, De La Tribu De Judá. (Génesis 49:10).

Isaías Os Dirá: "Emmanuel," "Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe De Paz."*(Isaías 7:14; 9:6). Jeremías Os Dirá: La Rama De David, "Jehová, Justicia Nuestra." *(Jeremías 23:5,6).

Daniel Os Dirá: Es El Mesías. (Daniel 9:25,26).

 Oseas Os Dirá: Es "Jehová" "Dios De Los Ejércitos: Jehová Es Su Memorial."*(Oseas 12:5). 

Juan El Bautista Os Dirá: Es "El Cordero De Dios, Que Quita El Pecado Del Mundo."*(Juan 1:29).

El Gran Jehová Ha Proclamado Desde Su Trono: "Este Es Mi Hijo Amado." *(Mateo 3:17). 

Nosotros, Sus Discípulos, Declaramos: Este Es Jesús, El Mesías, El Príncipe De La Vida, El Redentor Del Mundo.

Y El Príncipe De Los Poderes De Las Tinieblas Lo Reconoce, Diciendo: "Sé quién eres, el Santo de Dios."*(Marcos 1:24). 533 DTG/EGW

PP 130, 153. Pocos hubiesen resistido la tentación de asegurarse tan rico botín. Su ejemplo es un reproche para los espíritus egoístas y mercenarios. Abrahán tuvo en cuenta las exigencias de la justicia y la 130 humanidad.  Su conducta ilustra la máxima inspirada: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." (Lev. 19:18.) "He alzado mi mano -dijo- a Jehová Dios alto, poseedor de los cielos y de la tierra, que desde un hilo hasta la correa de un calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, porque no digas: Yo enriquecí a Abram." (Gén. 14:22, 23.) No quería darles motivo para que creyesen que había emprendido la guerra con miras de lucro, ni que atribuyeran su prosperidad a sus regalos o a su favor.  Dios había prometido bendecir a Abrahán, y a él debía adjudicársela la gloria.

Otro que salió a dar la bienvenida al victorioso patriarca fue Melquisedec, rey de Salem, quién trajo pan y vino para alimentar al ejército. Como "sacerdote del Dios alto," bendijo a Abrahán, y dio gracias al Señor, quien había obrado tan grande liberación por medio de su siervo. Y "diole Abram los diezmos de todo." (Vers. 20.)

* Melquisedec, al bendecir a Abrahán, había reconocido a Jehová como la fuente de todo su poder y como autor de la victoria: "Bendito sea Abram del Dios alto, poseedor de los cielos y de la tierra; y bendito sea el Dios alto, que entregó tus enemigos en tu mano." (Gén. 14:19, 20.)

5. HAp 271. EL APÓSTOL SE REFIRIÓ AQUÍ AL PLAN DEL SEÑOR para sostener a los sacerdotes que ministraban en el templo. Aquellos que eran apartados para este sagrado cargo eran sostenidos por sus hermanos, a quienes ellos ministraban las bendiciones espirituales. "Y ciertamente los que de los hijos de Leví toman el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos 271 según la ley." (Heb. 7:5).

La tribu de Leví fue escogida por el Señor para los cargos sagrados pertenecientes al templo y al sacerdocio. Acerca del sacerdote se dijo: "Porque le ha escogido Jehová, . . . para ministrar al nombre de Jehová." (Deut. 18:5).

DIOS RECLAMABA COMO PROPIEDAD SUYA UNA DÉCIMA PARTE de todas las ganancias, y consideraba como robo la retención del diezmo. A este plan para el sostén del ministerio se refirió Pablo cuando dijo: "Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio." Y más tarde, escribiendo a Timoteo, el apóstol dijo: "Digno es el obrero de su jornal." (1 Tim. 5:18).

EL PAGO DEL DIEZMO no era sino una parte del plan de Dios para el sostén de su servicio. Se especificaban divinamente numerosas dádivas y ofrendas.

BAJO EL SISTEMA JUDIO, se le enseñaba al pueblo a abrigar un espíritu de liberalidad, tanto en el sostén de la causa de Dios, como en la provisión de las necesidades de los pobres.

EN OCASIONES especiales había ofrendas voluntarias.

EN OCASIÓN de la cosecha y la vendimia, se consagraban como ofrenda para el Señor los primeros frutos del campo: el trigo, el vino y el aceite.

LOS REBUSCOS y las esquinas del campo se reservaban para los pobres.

Las Primicias de la lana cuando se trasquilaban las ovejas, y del grano cuando se trillaba el trigo, se apartaban para Dios.

ASÍ TAMBIÉN SE HACÍA CON EL PRIMOGÉNITO DE TODOS LOS ANIMALES. Se pagaba un rescate por el primogénito de toda familia humana.

Los primeros frutos debían presentarse delante del Señor en el santuario, y se dedicaban al uso de los sacerdotes.

POR ESTE SISTEMA DE BENEVOLENCIA, el Señor trataba de enseñar a Israel que en todas las cosas él debía ser el primero. Así se les recordaba que él era el propietario de sus campos, sus rebaños y sus ganados; que era él quien enviaba la luz del sol y la lluvia que hacían crecer y madurar la sementera.

TODAS Las Cosas Que Ellos Poseían Eran De Él. Ellos No Eran Sino Sus Mayordomos. 272

24. DTG 36. JOSÉ Y MARÍA ERAN POBRES; Y CUANDO 36 VINIERON CON EL NIÑO, el sacerdote no vio sino a un hombre y una mujer vestidos como los galileos, y con las ropas más humildes. No había en su aspecto nada que atrajese la atención, y presentaban tan sólo la ofrenda de las clases más pobres.

EL SACERDOTE CUMPLIÓ LA CEREMONIA OFICIAL. Tomó al niño en sus brazos, y le sostuvo delante del altar. Después de devolverlo a su madre, inscribió el nombre "Jesús" en el rollo de los primogénitos. No sospechó, al tener al niñito en sus brazos, que se trataba de la Majestad del Cielo, el Rey de Gloria. No pensó que ese niño era Aquel de quien Moisés escribiera: "El Señor vuestro Dios os levantará profeta de vuestros hermanos, como yo; a él oiréis en todas las cosas que os hablare."(Hechos 3:22). No pensó que ese niño era Aquel cuya gloria Moisés había pedido ver. Pero el que estaba en los brazos del sacerdote era mayor que Moisés; y cuando dicho sacerdote registró el nombre del niño, registró el nombre del que era el fundamento de toda la economía judaica.

Este nombre había de ser su sentencia de muerte; pues el sistema de sacrificios y ofrendas envejecía; el tipo había llegado casi a su prototipo, la sombra a su substancia. La presencia visible de Dios se había apartado del santuario, más en el niño de Belén estaba velada la gloria ante la cual los ángeles se postran.

ESTE NIÑO INCONSCIENTE ERA LA SIMIENTE PROMETIDA, señalada por el primer altar erigido ante la puerta del Edén. Era Shiloh, el pacificador. Era Aquel que se presentara a Moisés como el YO SOY. Era Aquel que, en la columna de nube y de fuego, había guiado a Israel. Era Aquel, que de antiguo predijeran los videntes. Era el Deseado de todas las gentes, la Raíz, la Posteridad de David, la brillante Estrella de la Mañana. El nombre de aquel niñito impotente, inscrito en el registro de Israel como Hermano nuestro, era la esperanza de la humanidad caída. El niño por quien se pagara el rescate era Aquel que había de pagar la redención de los pecados del mundo entero. Era el verdadero "gran sacerdote sobre la casa de Dios," la cabeza de "un sacerdocio inmutable," el intercesor "a la diestra de la Majestad en las alturas." (Hebreos 10:21; 7:24; 1:3). Las cosas espirituales se disciernen espiritualmente.

25. CC 103. Si tan sólo pensáramos en él tantas veces como tenemos pruebas de su cuidado por nosotros, lo tendríamos siempre presente en nuestros pensamientos y nos deleitaríamos en hablar de él y en alabarle. Hablamos de las cosas temporales porque tenemos interés en ellas. Hablamos de nuestros amigos porque los amamos; nuestras tristezas y alegrías están ligadas con ellos. Sin embargo, tenemos razones infinitamente mayores para amar a Dios que para amar 103 a nuestros amigos terrenales, y debería ser la cosa más natural del mundo tenerlo como el primero en todos nuestros pensamientos, hablar de su bondad y alabar su poder. Los ricos dones que ha derramado sobre nosotros no estaban destinados a absorber nuestros pensamientos y amor de tal manera que nada tuviéramos que dar a Dios; antes bien, debieran hacernos acordar constantemente de él y unirnos por medio de los vínculos del amor y gratitud a nuestro celestial Benefactor. Vivimos demasiado apegados a lo terreno. Levantemos nuestros ojos hacia la puerta abierta del santuario celestial, donde la luz de la gloria de Dios resplandece en el rostro de Cristo, quien "también puede salvar hasta lo sumo a los que se acercan a Dios por medio de él" (Hebreos 7:25).

Debemos alabar más a Dios por su misericordia "y sus maravillas para con los hijos de Adán' (Salmo 107:8). Nuestros ejercicios de devoción no deben consistir enteramente en pedir y recibir. No estemos pensando siempre en nuestras necesidades y nunca en las bendiciones que recibimos. No oramos nunca demasiado, pero somos muy parcos en dar gracias. Somos diariamente los recipientes de las misericordias de Dios y, sin embargo, ¡cuán poca gratitud expresamos, cuán poco lo alabamos por lo que ha hecho por nosotros!

Antiguamente el Señor ordenó esto a Israel, para cuando se congregara para su servicio: “Y los comeréis allí delante de Jehová vuestro Dios; y os regocijaréis vosotros y vuestras familias en toda empresa de vuestra mano, en que os 104 habrá bendecido Jehová vuestro Dios" (Deuteronomio 12:7). Aquello que se hace para la gloria de Dios debe hacerse con alegría, con cánticos de alabanza y acción de gracias, no con tristeza y semblante adusto.

Nuestro Dios es un Padre tierno y misericordioso. Su servicio no debe mirarse como una cosa que entristece, como un ejercicio que desagrada. Debe ser un placer adorar al Señor y participar en su obra. Dios no quiere que sus hijos, a los cuales proporcionó una salvación tan grande, trabajen como si él fuera un amo duro y exigente. El es nuestro mejor amigo, y cuando lo adoramos, quiere estar con nosotros para bendecirnos y confortarnos, llenando nuestro corazón de alegría y amor. El Señor quiere que sus hijos se consuelen en su servicio y hallen más placer que penalidad en el trabajo. El quiere que los que lo adoran saquen pensamientos preciosos de su cuidado y amor, para que estén siempre contentos y tengan gracia para conducirse honesta y fielmente en todas las cosas.

Es preciso juntarnos en torno de la cruz. Cristo, y Cristo crucificado, debe ser el tema de nuestra meditación, conversación y más gozosa emoción. Debemos tener presentes todas las bendiciones que recibimos de Dios, y al darnos cuenta de su gran amor, debiéramos estar prontos a confiar todas las cosas a la mano que fue clavada en la cruz por nosotros. El alma puede elevarse hasta el cielo en las alas de la alabanza. Dios es adorado con cánticos y música en las mansiones celestiales, y al 105 expresarle nuestra gratitud, nos aproximamos al culto de los habitantes del cielo. "El que ofrece sacrificio de alabanza me glorificará' (Salmo 50:23). Presentémonos, pues, con gozo reverente delante de nuestro Creador con "acciones de gracias y voz de melodía" (Isaías 51:3). 106

26. DTG 17. AL CONDESCENDER A TOMAR SOBRE SÍ LA HUMANIDAD, Cristo reveló un carácter opuesto al carácter de Satanás. Pero se rebajó aún más en la senda de la humillación. "Hallado en la condición como hombre, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz." (Filipenses 2:8).

ASÍ COMO EL SUMO SACERDOTE PONÍA A UN LADO SUS MAGNÍFICAS ROPAS PONTIFICIAS, y oficiaba en la ropa blanca de lino del sacerdote común, así también Cristo tomó forma de siervo, y ofreció sacrificio, siendo él mismo a la vez el sacerdote y la víctima. "El herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él."* (Isaías 53:5).

CRISTO FUE TRATADO como nosotros merecemos a fin de que 17 nosotros pudiésemos ser tratados como él merece. Fue condenado por nuestros pecados, en los que no había participado, a fin de que nosotros pudiésemos ser justificados por su justicia, en la cual no habíamos participado.

EL SUFRIÓ LA MUERTE NUESTRA, a fin de que pudiésemos recibir la vida suya. "Por su llaga fuimos nosotros curados." (Isaías 53:5), por su vida y su muerte, Cristo logró aún más que restaurar lo que el pecado había arruinado.

ERA EL PROPÓSITO DE SATANÁS CONSEGUIR UNA ETERNA SEPARACIÓN ENTRE DIOS Y EL HOMBREpero en Cristo llegamos a estar más íntimamente unidos a Dios que si nunca hubiésemos pecado.

AL TOMAR NUESTRA NATURALEZA, EL SALVADOR SE VINCULÓ CON LA HUMANIDAD POR UN VÍNCULO QUE NUNCA SE HA DE ROMPER. A través de las edades eternas, queda ligado con nosotros. "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito." (Juan 3:16).

LO DIO NO SÓLO PARA QUE LLEVASE NUESTROS PECADOS Y MURIESE como sacrificio nuestro; lo dio a la especie caída. Para asegurarnos los beneficios de su inmutable consejo de paz, Dios dio a su Hijo unigénito para que llegase a ser miembro de la familia humana, y retuviese para siempre su naturaleza humana.

TAL ES LA GARANTÍA DE QUE DIOS CUMPLIRÁ SU PROMESA. "Un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro." Dios adoptó la naturaleza humana en la persona de su Hijo, y la llevó al más alto cielo. 

Es "el Hijo del hombre" quien comparte el trono del universo. Es "el Hijo del hombre " cuyo nombre será llamado: "Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz." (Isaías 9:6).

EL YO SOY ES EL MEDIADOR ENTRE DIOS Y LA HUMANIDAD, que pone su mano sobre ambos. El que es "santo, inocente, limpio, apartado de los pecadores," no se avergüenza de llamarnos hermanos. (Hebreos 7:26; 2:11).

EN CRISTO, LA FAMILIA DE LA TIERRA Y LA FAMILIA DEL CIELO ESTÁN LIGADAS. Cristo glorificado es nuestro hermano. El cielo está incorporado en la humanidad, y la humanidad, envuelta en el seno del Amor Infinito. Acerca de su pueblo, Dios dice: "Serán como piedras de una diadema, relumbrando sobre su tierra. ¡Porque cuán grande es su bondad! ¡y cuán grande es su hermosura!" (Zacarías 9:16,17).

LA EXALTACIÓN DE LOS REDIMIDOS SERÁ UN TESTIMONIO ETERNO DE LA MISERICORDIA DE DIOS. "En los siglos venideros," él revelará "la soberana 18 riqueza de su gracia, en su bondad para con nosotros en Jesucristo." "A fin de que . . . sea dado a conocer a las potestades y a las autoridades en las regiones celestiales, la multiforme sabiduría de Dios, de conformidad con el propósito eterno que se había propuesto en Cristo Jesús, Señor nuestro." (Efesios 2:17; 3:10,11).

POR MEDIO DE LA OBRA REDENTORA DE CRISTO, EL GOBIERNO DE DIOS QUEDA JUSTIFICADO. El Omnipotente es dado a conocer como el Dios de amor. Las acusaciones de Satanás quedan refutadas y su carácter desenmascarado. La rebelión no podrá nunca volverse a levantar. El pecado no podrá nunca volver a entrar en el universo. A través de las edades eternas, todos estarán seguros contra la apostasía.

POR EL SACRIFICIO ABNEGADO DEL AMOR, los habitantes de la tierra y del cielo quedarán ligados a su Creador con vínculos de unión indisoluble. La obra de la redención estará completa. Donde el pecado abundó, sobreabundó la gracia de Dios. La tierra misma, el campo que Satanás reclama como suyo, ha de quedar no sólo redimida sino exaltada.

NUESTRO PEQUEÑO MUNDO, que es bajo la maldición del pecado la única mancha obscura de su gloriosa creación, será honrado por encima de todos los demás mundos en el universo de Dios. Aquí, donde el Hijo de Dios habitó en forma humana; donde el Rey de gloria vivió, sufrió y murió; aquí, cuando renueve todas las cosas, estará el tabernáculo de Dios con los hombres, "morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y el mismo Dios será su Dios con ellos." 

Y a través de las edades sin fin, mientras los redimidos anden en la luz del Señor, le alabarán por su Don inefable: Emmanuel; "Dios con nosotros." 19 DTG/EGW

Ministerio Hno. Pio 


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