viernes, julio 17, 2020

REFLEXIÓN 301. LA SABIDURÍA, SOBRE COMO CONDUCIRSE EN LA VIDA I (Proverbios 16).


Proverbios 16, trata sobre la sabiduría en la vida 
y como debemos conducirnos en ella;
 (abarcan hasta el capítulo 22). 
Poniendo como base a Dios, quien dirige a sus hijos, que confían en él.
“Nuestro deber en la vida es conocer que propósitos Dios, nos dio”. 
Y la forma de conocerlos es leer atentamente estos capítulos 
y ponerlos en práctica en la vida cotidiana.

1 DEL hombre son las disposiciones del corazón; Mas de Jehová es la respuesta de la lengua.
2 Todos los caminos del hombre son limpios en su   propia opinión; Pero Jehová pesa los espíritus.
3 Encomienda a Jehová tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados.

4 Todas las cosas ha hecho Jehová para sí mismo, Y aun al impío para el día malo.
5 Abominación es a Jehová todo altivo de corazón; Ciertamente no quedará impune.

6 Con misericordia y verdad se corrige el pecado, 
Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal.
7 Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, 
Aun a sus enemigos hace estar en paz con él.

8 Mejor es lo poco con justicia Que la muchedumbre de frutos sin derecho.
9 El corazón del hombre piensa su camino; Mas Jehová endereza sus pasos.

10 Oráculo hay en los labios del rey;
 En juicio no prevaricará su boca.

11 Peso y balanzas justas son de Jehová;
 Obra suya son todas las pesas de la bolsa.

12 Abominación es a los reyes hacer impiedad, Porque con justicia será afirmado el trono.
13 Los labios justos son el contentamiento de los reyes, Y éstos aman al que habla lo recto.
14 La ira del rey es mensajero de muerte; Mas el hombre sabio la evitará.
15 En la alegría del rostro del rey está la vida, Y su benevolencia es como nube de lluvia tardía.

16 Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado; Y adquirir inteligencia vale más que la plata.
17 El camino de los rectos se aparta del mal; Su vida guarda el que guarda su camino.

18 Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu.
19 Mejor es humillar el espíritu con los humildes Que repartir despojos con los soberbios.

20 El entendido en la palabra hallará el bien, Y el que confía en Jehová es bienaventurado.
21 El sabio de corazón es llamado prudente, Y la dulzura de labios aumenta el saber.
22 Manantial de vida es el entendimiento al que lo posee; 
Mas la erudición de los necios es necedad.
23 El corazón del sabio hace prudente su boca, Y añade gracia a sus labios.
24 Panal de miel son los dichos suaves; Suavidad al alma y medicina para los huesos.

25 Hay camino que parece derecho al hombre, Pero su fin es camino de muerte.
26 El alma del que trabaja, trabaja para sí, Porque su boca le estimula.

27 El hombre perverso cava en busca del mal, Y en sus labios hay como llama de fuego.
28 El hombre perverso levanta contienda, Y el chismoso aparta a los mejores amigos.
29 El hombre malo lisonjea a su prójimo, Y le hace andar por camino no bueno.
30 Cierra sus ojos para pensar perversidades; Mueve sus labios, efectúa el mal.

31 Corona de honra es la vejez 
Que se halla en el camino de justicia.

32 Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte;
 Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.
33 La suerte se echa en el regazo; Mas de Jehová es la decisión de ella. (Proverbios 16).


1. Del hombre son. El caso de Balaam es un ejemplo claro de este proverbio. Este codicioso profeta se propuso maldecir a Israel para obtener la recompensa ofrecida por el rey Balac; pero el Señor, en cuyo nombre pretendía hablar, determinó las palabras que pronunció (Núm. 22-24). Cuando una persona habla en nombre de Dios, él le da las palabras  (Exo. 4: 12; Jer. 1:7; Mat. 10:19).
2. Son limpios. Si bien es cierto que la mayor parte de las personas reconocen sus propios defectos, es raro que, al pecar premeditadamente, no se justifiquen de algún modo. 
Quizás, al compararse con otros piensen que, en vista de su pasado y de sus dificultades, son por lo menos tan buenos como los demás. O tal vez piensen que tienen ciertas debilidades, por lo cual el Señor les perdonará sus deslices ocasionales. Aceptan las normas que Dios ha establecido, 
pero no están dispuestos a obedecerlas plenamente.
El que aún es ley para sí mismo está seguro de que sus caminos son puros. Si la única norma de juicio que tiene es la suya propia, ¿cómo podrá llegar a otra conclusión? El Espíritu Santo quebranta esta complacencia y convence a la persona de que hay una norma absoluta, muy claramente expresada en la Palabra de Dios, la cual Cristo ilustró y ejemplificó con su vida. Sólo el Creador de la humanidad conoce los motivos básicos del engañoso corazón humano. El utiliza todos los medios que el cielo tiene a su alcance para crear la convicción de la necesidad de un Salvador y de la suficiencia del poder divino para la regeneración (Prov. 21: 2; 24: 12; Jer. 17: 9, 10; Juan 16:8; Sant. 2: 12; PVGM 123, 124).
3. Encomienda. Heb. galal, "volcar", "transferir". Se nos aconseja que volquemos, transfiramos o entreguemos nuestras obras o caminos al Señor (Sal. 37: 5).
Serán afirmados. Cuando una persona reconoce su propia necesidad y se vuelve al Señor en busca de conducción y ayuda en cada acto y decisión, los poderes del cielo vienen a socorrerla y a capacitarla para que haga, bajo la influencia del Espíritu Santo, todo cuanto ya había decidido. Cuando la gente está dominada por este poder, maravilla a los mismos demonios el cambio benéfico que se opera en personas, antes débiles y vacilantes, pero con corazones obstinados y endurecidos (ver TM 18).
4. Para sí mismos. ¿Significa este pasaje que Dios creó a los impíos con el propósito de castigarlos y destruirlos finalmente? Se ha empleado este texto para apoyar la terrible doctrina del castigo, según la cual Dios, deliberadamente, creó a algunas personas para que sufrieran el castigo eterno. 
En hebreo la primera parte del versículo dice: "Todas las cosas hizo Jehová para su fin [respuesta]". 
La palabra que se traduce "para sí mismo" es la que se traduce como "respuesta" (caps. 15:1; 16:1). 
Esta traducción sugiere que el autor no habla de la doctrina de la reprobación, sino meramente del inmutable y eterno orden de las cosas, según el cual el pecado lleva al sufrimiento y a la muerte.
Dios hizo al hombre recto, pero cuando éste buscó muchas perversiones y pecó (Ecl. 7: 29), se destinó a sí mismo sólo para ser destruido en el día de la consumación de todas las cosas. Los que ejercen el libre albedrío para elegir nacer de nuevo (Juan 3: 3, 7), se transforman en personas aptas para la vida eterna y finalmente heredarán un mundo purificado (2 Ped. 3: 13). Dios hace que todas las cosas conduzcan al propósito para el cual se han preparado. En el caso del ser humano esto ocurre por su propia elección. El resto de la creación terrenal sufre inocentemente, pues participa de la desgracia que el hombre atrajo. De este modo el Señor nos asegura que ha previsto cualquier eventualidad y se ha preparado para hacerle frente. No habrá nunca un pecador inmortal que entristezca el cielo con su sufrimiento eterno (ver com. Exo. 4: 21).
5. Altivo de corazón. Dios no puede hacer nada por el altivo de corazón que no siente necesidad de la ayuda divina. El orgullo espiritual es la arrogancia más peligrosa, porque llena el alma con la sensación de suficiencia propia, lo cual impide que el Espíritu Santo la convenza de su necesidad.
Ciertamente. El hebreo dice "mano a mano" (VM). No hay cómo determinar el sentido exacto de esta expresión. Algunos sugieren que se refiere a actos de violencia; otros piensan que se refiere a unir la fuerza de las dos manos para resistir al Señor; y hay quienes afirman que es una forma de afirmación, como lo es el dar la mano en señal de acuerdo. Pero esto es poco probable, pues el darse la mano no era costumbre común en el tiempo de Salomón. Una cosa es segura: al corazón altivo nunca se lo considerará inocente (Prov. 29: 23; Isa. 25: 11; Mat. 23: 12; Fil. 2:8; PVGM 118,125; DMJ 17).
6. Misericordia y verdad. Amar a Dios y al prójimo de todo corazón, ser fiel en el cumplimiento de las promesas y los deberes y aferrarse a la verdad equivale a dejar de ser pecador y a transformarse en un verdadero 1018 siervo de Dios. Lo que hace que el ser humano goce del favor divino es que se aparte del mal, y no las dádivas de ofrendas ni los muchos sacrificios. Esta enseñanza era totalmente opuesta al proceder de muchos que multiplicaban los sacrificios con la esperanza de comprar el favor de Dios, pero sin la indispensable purificación de su vida y de sus obras (Prov. 3: 3; 14: 22; 20: 28; Mat. 22: 37).
7. En paz. Cuando una persona vive como Dios ordena, su bondad suavizará, a menudo, la enemistad de sus adversarios, y esto sin contar la intervención especial de Dios, quien está listo para intervenir en casos necesarios, como en los de Jacob y Esaú (Gén. 32: 6-11; cf. PP 197, 198).
8. Justicia. Heb. tsedaqah, "justicia", "rectitud", "conducta sin tacha", "honradez".  "Justicia" puede referirse a la vida santa o a la conducta correcta; y "sin derecho" puede relacionarse al contrario de uno u otro de los dos significados anteriores. Las riquezas "sin justicia" no proporcionan tranquilidad mental ni pueden garantizar salud física.  Tampoco hay contentamiento en la posesión de ganancias ilícitas. Pero lo poco que el justo ha obtenido correctamente le proporciona plena felicidad y no despierta envidia ni codicia (caps. 13: 7, 25; 15: 16).
9. Jehová endereza. Todo lo hacemos mientras existimos con la vida que Dios nos presta y, por lo tanto, con su permiso. El ser humano propone, pero no sabe si podrá llevar a cabo sus planes. 
Como reconocimiento de esta verdad, algunos cristianos adoptaron la costumbre de decir cuando anunciaban sus planes futuros: "Si el Señor quiere" (cf.  Sant. 4: 13-15).
Es necesario que uno planifique sabiamente sus actividades futuras, pero todos esos planes deberían regirse por la voluntad revelada de Dios y por su ley. Deberían examinarse los planes orando a Dios para que dirija, y con la disposición de ánimo de que el Señor cambie u obstruya, si es necesario, 
los planes propuestos (ver Luc. 12: 17-20).
10. Oráculo. Heb. qésem, voz que generalmente se emplea para referirse a las "adivinaciones"
 (Deut. 18: 10; Jer. 14: 14; Eze. 13: 6). En este pasaje no parece emplearse con ese sentido, sino que se traduce correctamente como "oráculo". Da la impresión de que el rey habla palabras inspiradas por una sabiduría superior a la humana. En el caso de Salomón, así sucedió, y tanto Saúl como David comenzaron sus respectivos reinados con la evidencia de que Dios estaba con ellos.
 (1 Sam. 10: 6, 77; 16: 13; 1 Rey. 4: 29,30). Quizá podría parafrasearse este versículo de la siguiente forma: "Puesto que se considera que los reyes hablan con sabiduría más que humana, deberían tener especial cuidado de no pecar al tomar decisiones".
11. Obra suya. La honradez en los negocios se basa en los eternos 
principios que rigen el gobierno de Dios (ver cap. 11:1).
12. Abominación. Los reyes son siervos de Dios y hacen la obra divina al gobernar en representación del Señor, y por esto la impiedad en ellos es peor que en la gente común. Por tal razón se derriban los tronos de reyes impíos, en tanto que Dios establece los gobiernos justos.
 (Dan. 4: 17; Rom. 13: 1-6; PR 392).
13. Los labios justos. Cuando un rey es bueno y veraz, ama y honra a sus cortesanos 
y súbditos que son honrados y justos (cap. 8: 6, 7).
14. La ira. El déspota ejerce su poder arbitrariamente. Su desagrado significa muerte. 
En consecuencia, los prudentes procuran mantenerse en buenas relaciones con él (caps. 19: 12; 20: 2). Aquí no se defiende tal despotismo, sino que se aconseja cómo actuar mientras se vive bajo dicha tiranía (ver Ecl. 8: 2-4).
15. Lluvia tardía. Hay un contraste con el vers. 14. La lluvia tardía hace crecer el grano sembrado durante la lluvia temprana, en el otoño anterior (Job 29: 23; Jer. 5: 24). Del mismo modo, la protección del favor del rey es propicia para facilitar el progreso (ver Sal. 72: 6).
16. Mejor. El favor de los reyes suele proporcionar más prosperidad material que progreso intelectual. Cuando la gente subordina sus propias ideas a las del rey y lo obedece en contra de sus propias convicciones, la sabiduría y el entendimiento sufrirán. No es probable que Salomón quisiera decir que la sabiduría era superior al entendimiento como el oro lo es a la plata; más bien afirmó que ambas cualidades tienen mayor valor que los metales por los que la gente se afana tanto.
 (caps. 3: 14; 8: 10, 11).
17. El camino. El camino de los rectos se eleva por encima del mundo y sus tentaciones, que seducen al pecador y lo llevan a la 1019 ruina. El que quiere estar en armonía con el plan de Dios, examinará cuidadosamente el camino que transita para cerciorarse de que no se ha descarriado.
 (Prov. 4: 26; 15: 19; 2 Tim. 2: 19).
18. Soberbia. A pesar de las repetidas advertencias contra el orgullo, en cada generación hay personas que se ensoberbecen y enorgullecen sólo para caer en dificultades y desgracias.
 (vers. 19; caps.11: 2; 17: 19; 18: 12). Los que mantienen su orgullo y su posición a lo largo de toda esta vida, tendrán que reconocer con humildad a Dios en el juicio (ver CS 728, 729).
19. Humillar El Espíritu. Mejor es la pobreza que las riquezas, que desaparecerán dejando al hombre indefenso en el día de la ira (caps. 15: 17; 16: 8).
20. El Entendido En La Palabra. La primera parte del vers. podría traducirse: "El que presta atención a la palabra hallará bien".  Aquí se presenta una verdad vital y bien conocida: el que obedece la Palabra de Dios no dejará de prosperar mental, espiritual y físicamente, y será feliz en todo lo que haga (ver Juan 13: 17; Sant.1:25; DTG 281).
21. Prudente. La sabiduría será reconocida aun por los necios que no la practican.
Dulzura de labios. Es decir, palabras agradables, atractivas. Se ha reconocido siempre que esta segunda frase dice la verdad, pero la propagación de la voz humana en grandes zonas por los medios modernos de comunicación ha dado mayor influencia a la voz agradable, no sólo en asuntos comerciales, sino también en la predicación del Evangelio (vers.23, 24, 27; cap. 27: 9).
22. La Erudición. Heb. musar, que también puede significar "disciplina", "corrección". 
Ver las traducciones de esta palabra en Deut. 11: 2; Prov. 3: 11; Isa. 26: 16; 53: 5. El entendimiento proporciona a quien lo posee una fuente continua de vida y poder, pero la necedad sólo acarrea castigo.
 (ver Prov. 1: 7; 7: 22; 15: 5).
23. Hace Prudente Su Boca. Las palabras juiciosas del sabio atraen a los oyentes 
y hacen más agradable la verdad (ver 6T 400).
24. Medicina. Las palabras bien dichas siempre han sido dulces al oído; pero es sólo ahora, en esta era de experimentación, cuando se ha demostrado la relación que hay entre las palabras, los estados de ánimo, y la salud. Las palabras duras y hostiles deterioran la salud, tanto del que las pronuncia como del que las oye; pero las palabras bondadosas y suaves son medicina para todo el cuerpo (ver PP 598).
25. Parece Derecho. Ver com. cap. 14: 12. Se amonesta a no confiar en la dirección de la conciencia sin antes compararla constantemente con lo que enseña la Palabra de Dios.
26. Trabaja Para Sí. La necesidad de alimentarse, vestirse y abrigarse por lo general obliga a la gente a trabajar. La primera de las tres es la más imperiosa. El hombre suple sus necesidades con el sudor de su frente (Gén. 3: 19; Ecl. 6: 7; 2 Tes. 3: 10).
27. Hombre Perverso. Heb. 'ish beliyya'al, "inútil". 
Expresión a veces trasliterada como "hombre de Belial".
Cava en busca del mal. Quizá en el sentido de cavar un pozo para hacer caer al prójimo, y tramar males contra él. También podría significar que cava en busca del mal como se cava un pozo para encontrar agua. La comparación de que sus palabras queman como fuego sugiere que la primera frase se refiere más bien a sus perversos planes en perjuicio de sus prójimos, y no a su propio deleite en aprender lo malo (ver Sant. 3: 6).
28. El Chismoso. La murmuración suscita contiendas y enemistades entre los amigos; suele divulgar versiones casi siempre exageradas y muchas veces falsas (caps. 17: 9; 18:8).
29 El hombre malo lisonjea a su prójimo, Y le hace andar por camino no bueno. Las lisonjas resultan ser algo casi irresistible para muchas personas, sobre todo si las pronuncia una persona que parece tener un interés personal al cual aventajar, prodigando falsas alabanzas. La adulación sutil induce a muchos a hacer decisiones erradas aun en los asuntos comunes de la vida.
 (caps. 26: 28; 28: 23; PVGM 126).
30. Mueve Sus Labios. Heb. "aprieta sus labios". Este siniestro y maligno personaje está tan decidido a hacer el mal que, cuando entrecierra los ojos para pensar perversidades y aprieta los labios para ocultar una mueca cruel, es como si ya hubiera perpetrado el mal (caps. 6: 14; 10:10).
31. La Vejez. Cuando los ancianos van por el camino de justicia, coronan la carrera de su vida con su sabio consejo y buena influencia. Pero hay una muy triste incongruencia en las personas canosas que persisten en andar por el mal camino (cap. 20: 29; MC 155, 156).
32. Mejor Es, El Que Tarda En Airarse Que El Fuerte. Cuando los militares conquistan la victoria se los alaba mucho y se los considera como hombres fuertes; pero es mucho mejor recibir honra por ejercer el dominio propio (ver Sant. 3: 2; DTG 268, 269).
*Es decir, en su manera de hablar, o en el uso de la lengua (cf. cap. 1:26). 
El dominio de la lengua es algo muy difícil para los humanos (Mat. 5:37).

Y hay consuelo para los que lloran en las pruebas y tristezas. La amargura del pesar y la humillación es mejor que la complacencia del pecado. Por la aflicción, Dios nos revela los puntos infectados de nuestro carácter, para que por su gracia podamos vencer nuestros defectos. Nos son revelados capítulos desconocidos con respecto a nosotros mismos, y nos llega la prueba que nos hará aceptar o rechazar la reprensión y el consejo de Dios. Cuando somos probados, no debemos agitarnos y quejarnos. No debemos rebelarnos, ni acongojarnos hasta escapar de la mano de Cristo. 
Debemos humillar nuestra alma delante de Dios. Los caminos del Señor son obscuros para aquel que desee ver las cosas desde un punto de vista agradable para sí mismo.
Parecen sombríos y tristes para nuestra naturaleza humana; pero los caminos de Dios son caminos de misericordia, cuyo fin es la salvación. Elías no sabía lo que estaba haciendo cuando en el desierto dijo que estaba harto de la vida, y rogaba que se le dejase morir. En su misericordia, el Señor no hizo caso de sus palabras. A Elías le quedaba todavía una gran obra que hacer; y cuando su obra fuese hecha, no había de perecer en el desaliento y la soledad del desierto. No le tocaba descender al polvo de la muerte, sino ascender en gloria, con el convoy de carros celestiales, hasta el trono que está en las alturas. Las palabras que Dios dirige a los tristes son: "Visto he sus caminos, y le sanaré, y le pastorearé, y daréle consolaciones, a él y a sus enlutados." "Su lloro tornaré en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su dolor." (Jeremías 57:18; Jeremías 31:13).
Las dificultades que hemos 269 de arrostrar pueden ser muy disminuidas por la mansedumbre que se oculta en Cristo. Si poseemos la humildad de nuestro Maestro, nos elevaremos por encima de los desprecios, los rechazamientos, las molestias a las que estamos diariamente expuestos; y estas cosas dejarán de oprimir nuestro ánimo. La mayor evidencia de nobleza que haya en el cristiano es el dominio propio. El que bajo un ultraje o la crueldad no conserva un espíritu confiado y sereno despoja a Dios de su derecho a revelar en él su propia perfección de carácter. La humildad de corazón es la fuerza que da la victoria a los discípulos de Cristo; es la prenda de su relación con los atrios celestiales. "Porque el alto Jehová atiende al humilde." (Salmos 138:6). Los que revelan el espíritu manso y humilde de Cristo, son considerados tiernamente por Dios. El mundo puede mirarlos con desprecio, pero son de gran valor ante los ojos de Dios. No sólo los sabios, los grandes, los benefactores, obtendrán entrada en los atrios celestiales; no sólo el activo trabajador, lleno de celo y actividad incesante. No; el pobre de espíritu que anhela la presencia permanente de Cristo, el humilde de corazón, cuya más alta ambición es hacer la voluntad de Dios, éstos obtendrán abundante entrada. Se hallarán entre aquellos que habrán lavado sus ropas y las habrán blanqueado en la sangre del Cordero. 
"Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo: y el que está sentado en el trono tenderá su pabellón sobre ellos."* (Apocalipsis 7:15). DTG 268,269
33. La Suerte. El Señor no desea que los seres humanos decidan las cosas al azar.  
Cuando está comprometido algún principio que pueda orientarnos para tomar una decisión, recurrir al azar debilita tanto la mente como el carácter. Debiera echarse suertes sólo cuando Dios lo pide específicamente; de lo contrario no puede haber seguridad de una respuesta inspirada.
No se conoce con certeza qué método empleaban los hebreos para echar suertes.  
La palabra traducida "suerte" significa "piedrecita", lo cual sugiere que se usaban piedrecitas, quizá de diversos colores o de variadas formas. Este versículo parece indicar que, al menos en algunos casos, se echaban las piedrecitas en un pliegue de un manto, se las sacudía, y luego se las sacaba. 
(Jos. 18: 10; Prov. 18: 18; Hech. 1: 23-26; PP 527, 528). 3CBA
Ministerio Hno. Pio

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