Mateo 19. Enseñanzas en Perea: (1-2) Cristo sana a los enfermos. (3-9) Responde a
los fariseos en cuanto al divorcio, (10-12) y expone las causas por la cuales
algunos deciden no casarse. (13-15) Recibe a los niños, (16-19) Aconseja a un
joven que deseaba saber cómo obtener la vida eterna (20-22) y cómo ser
perfecto. (23-26) Dice a sus discípulos cuán difícil es para los ricos entrar
en el reino de Dios, (27-30) y promete una gran recompensa a quienes dejen todo
por seguirlo.
1 ACONTECIÓ que cuando Jesús terminó estas palabras, se alejó de Galilea, y fue a las regiones de Judea al otro lado del Jordán.
2 Y le siguieron grandes multitudes, y los sanó allí.
3 Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa? 4 El, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, 5 y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? 6 Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
7 Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? 8 Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así. 9 Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.
10 Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse. 11 Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. 12 Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.
13 Entonces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos les reprendieron. 14 Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos. 15 Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de allí.
16 Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿Qué bien haré para tener la vida eterna? 17 Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Más si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. 18 Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio.
19 Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. 20 El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? 21 Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. 22 Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
23 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. 24 Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
25 Sus discípulos, oyendo esto, se asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, pues, podrá ser salvo? 26 Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; más para Dios todo es posible. 27 Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?
28 Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. 29 Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. 30 Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros. (Mateo 19).
1. Terminó estas palabras. [Última partida de Galilea; comienzo del ministerio en Samaria y Perea, Mat. 19: 1-2 = Mar. 10: 1= Luc. 9: 51-56. Comentario principal: Mateo.
Mateo emplea con frecuencia esta fórmula para indicar el final de
uno de los discursos de Jesús (cap. 7: 28; 11: 1; 13: 53; 26: 1).
Se alejó de Galilea. Aquí concluye, según Mateo, la narración de los acontecimientos ocurridos
desde que Jesús "volvió a Galilea" (cap. 4:12). Según el relato de
Mateo, parecería que Jesús había permanecido desde ese momento hasta ahora
(cap. 19: 1) en Galilea y las regiones del norte de Palestina. En realidad, ninguno
de los Evangelios sinópticos habla de un viaje realizado por Jesús a Jerusalén
en ocasión de la fiesta de los tabernáculos, probablemente en el otoño
(septiembre-noviembre) del año 30 d. C. De este viaje nos informa Juan 7: 10.
La
cronología adoptada por este Comentario aparece en los diagramas de las pp.
217-223. En apretada síntesis, podría decirse que, después de los
acontecimientos de Mat. 17 y 18, Jesús fue en secreto a la fiesta de los
tabernáculos (Juan 7: 2-13). Allí, el último día de la fiesta, intentaron
prenderlo (Juan 7: 32, 37, 44-53; DTG 423). Al día siguiente, mientras enseñaba
en el templo "por la mañana", le fue traída la mujer tomada en adulterio
(Juan 8: 2-11; DTG 425). Por esa fecha, Jesús pronunció el discurso acerca de
la luz del mundo (Juan 8: 12-20; cf. DTG
428). Luego de haber presentado otras enseñanzas, Jesús fue objeto de un
intento de apedreamiento (vers. 59).
Entre
la fiesta de los tabernáculos en el otoño (Juan 7: 10) y la de la dedicación en
el invierno (Juan 10: 22; cf. DTG 435), Jesús sanó a un ciego en día de sábado
(Juan 9), se presentó a sí mismo como el Buen Pastor (Juan 10: 1-18; DTG 442)
y, evidentemente, volvió a Galilea por causa de la animosidad de los sacerdotes
y rabinos (DTG 449). Hacia fines del
otoño se alejó de Galilea (Mat. 19: 1), encaminándose hacia Jerusalén.
En
esta ocasión no realizó el viaje en forma cautelosa como lo había hecho antes
al ir a la fiesta de los tabernáculos (Juan 7: 10; DTG 413-414), sino en forma
manifiesta. Entonces visitó Samaria (Luc. 9: 52) y Perea (Mar. 10: 1; cf. DTG 413-414).
Por
ende, el ministerio en Perea se realizó antes y después de la fiesta de la
dedicación (Juan 10: 40; DTG 449,452; diagrama p. 221). Dependiendo de la longitud del año judío
30/31 d. C., es decir, si tuvo 12 ó 13 meses (ver pp. 246-247), transcurrieron
entre la fiesta de la dedicación y la pascua del año 31 entre 16 y 20 semanas. Esta
fue la duración aproximada del ministerio en Perea (cf. DTG 452).Los acontecimientos de este período
aparecen en Luc. 9: 51 a 18: 34.
El
problema cronológico principal del período del ministerio en Perea (ver p. 180)
está en ubicar los acontecimientos de la fiesta de la dedicación (Juan 10:
22-42) y los que se 442 relacionan con la resurrección de Lázaro (Juan 11:
1-57), dentro del relato de Lucas de este período del ministerio de Jesús (Luc.
9: 51 a 18: 34). En com. Luc. 11: 1 se
dan las razones por las cuales se sitúa la fiesta de la dedicación entre los
capítulos 10 y 11 de Lucas. En com. Luc.
17: 1, 11 se dan las razones para ubicar la resurrección de Lázaro y los
episodios relacionados con ella entre los vers. 10 y 11 de Lucas 17 (ver p.
189; cf. com. Juan 10: 40).
Al otro lado del Jordán. Esta expresión es empleada con frecuencia para referirse a las regiones al
este del Jordán, aunque algunas veces designa a lugares al oeste del Jordán
(ver com. cap. 4: 15). En este caso, se refiere al distrito de Perea, del otro
lado del Jordán, frente a Judea. En ese
tiempo Perea y Galilea estaban bajo la jurisdicción de Herodes Antipas (ver
com. Luc. 3: 1).
2. Grandes multitudes. Así como había ocurrido en el apogeo de su ministerio en Galilea (Luc. 12:
1; 14: 25, etc.), Jesús estaba rodeado de mucha gente. Antes de esta ocasión, Jesús no había actuado
en Perea. En esa región vivían muchos
Judíos y había una población bastante densa.
Era apropiado que el Señor aliviara las necesidades de la gente de allí,
como lo había hecho en Judea y en Galilea.
3. Los fariseos. [Jesús enseña sobre el divorcio, Mat. 19: 3-12 = Mar. 10: 2-12. Comentario
principal: Mateo. Ver com. Mat. 5: 27-32.] Los pasajes registrados en
Luc. 9: 51 a 18: 14, algunas veces llamados "la gran adición" de Lucas
(ver com. Luc. 9: 51), deben insertarse
entre los vers. 2 y 3 de Mat. 19. Lucas
es el único evangelista que refiere los hechos y las enseñanzas de los cap.
9-18, en los cuales se describe mayormente el ministerio en Perea. Cuando transcurrió el episodio registrado
aquí, faltaban, al parecer, sólo unas semanas hasta la pascua del año 31 d. C.
Con referencia a las creencias y las prácticas de los fariseos, ver pp. 53-54.
Tentándole. "Para ponerle a prueba" (BJ; ver com. cap. 4: 1), es decir, con
el propósito de entramparlo. Durante unos dos años, espías comisionados por el
sanedrín de Jerusalén habían seguido a Jesús con el doble propósito de
encontrar alguna acusación contra él y para desacreditarlo ante el pueblo (DTG
184). En dos ocasiones anteriores, a
partir de la fiesta de los tabernáculos (ver com. cap. 19: 1), se había
intentado apedrear a Jesús en Jerusalén (Juan 8: 59; 10: 31-33). Era de conocimiento general que peligraría su
vida si volvía a Judea (Juan 11: 8), porque los dirigentes judíos estaban
procurando prenderle (Juan 11: 57). Vez
tras vez, desde la curación del inválido junto al estanque de Betesda (Juan 5:
1-9), los escribas y los fariseos habían procurado enredar a Jesús con
preguntas cuyo fin era conseguir que hiciera declaraciones que más tarde
pudieran servir como base de acusaciones contra él (ver Mar. 7: 2, 5; 8: 11;
Juan 8: 6; etc.; com. Mat. 16: 1).
Repudiar a su mujer. Es decir, divorciarse de ella. Ver
com. cap. 5: 31.
Por cualquier causa. Ver com. cap. 5: 31-32.
4. ¿No habéis leído? Ver com. Mar. 2: 25. Otra vez, como lo hacía siempre, Jesús
dirigió a sus oyentes a las Escrituras, a la "ley", para encontrar
allí una declaración doctrinal autorizada (ver com. Mar. 7: 7-13).
El que los hizo. Se refiere aquí a la creación de la primera pareja (ver com. Gén. 1: 27).
El griego empleado aquí es idéntico al de la LXX en Gén. 1: 27.
Al principio. Es decir, en la creación (Mar. 10: 6). Jesús lleva a sus inquiridores más
allá de la ley de Moisés, en la cual pensaban en ese momento, para llamarle la
atención a los principios fundamentales del matrimonio, tal como fue instituido
en la creación.
5. Por esto. Esta cita de Gén. 2: 24, es casi idéntica al texto de la LXX. En Génesis,
las palabras aquí citadas parecen ser palabras de Adán citando Eva le fue dada
por mujer, pero Jesús dice específicamente que Dios las pronunció.
Dejará padre y madre. Durante la niñez y la juventud, los hijos deben rendir cuentas ante sus
padres (Prov. 23: 22; cf. Mar. 7:
10-13). Tienen responsabilidades
filiales para con ellos durante toda la vida (Exo. 20:12); pero por muy
importante que sea esta obligación, cuando se casan queda subordinada a la ley
matrimonial. En el caso de que las dos
obligaciones estén en pugna, quizá como resultado de la debilidad humana y de
los errores propios del hombre, la primera responsabilidad es la conyugal.
Una sola carne. El "ser uno" no solo implica la unión sexual, sino también la
unidad en lo mental y lo espiritual.
Aquellas parejas que comparten mayor número de intereses, aun antes del
matrimonio, serán las que tendrán más probabilidades de disfrutar de un mayor
compañerismo y de lograr un matrimonio más dichoso. Por el contrario, cuando hay 443 grandes
diferencias de procedencia, educación, actividades, principios y gustos mutuos,
es mucho más difícil alcanzar la unidad mental y espiritual y lograr éxito en
la relación matrimonial.
6. Así que. Aquí Jesús presenta la conclusión que debe sacarse del principio
fundamental de la relación matrimonial, y para eso cita Gén. 2: 24.
No son ya más dos. A la vista de Dios, marido y mujer constituyen una entidad, y por lo tanto
no deberían dividirse así como un cuerpo humano no puede dividirse.
Lo que. Es
decir, la nueva unión formada en el matrimonio (vers. 5).
Dios juntó. La relación matrimonial fue instituida por Dios y santificada por él. El Creador omnisapiente dio los medios para
que existiera la relación matrimonial. Él
también la hizo posible y deseable. Por
ende, todos los que participan de esta relación están unidos por toda la vida,
según el plan original de Dios.
No lo separe el hombre. Exceptuando el caso indicado por Jesús (ver com. vers. 9), el divorcio no
es aceptable ante Dios. Cristo considera
que a la vista de Dios, cualquier alianza con otra persona, contraída por
cualquiera de los esposos separados, es adulterio.
7. ¿Por qué, pues, mandó Moisés? Ver Deut. 24: 1-4.
Divorcio. Ver com. Deut. 24: 4; Mat. 5: 31.
Repudiarla. Ver com. cap. 5: 31.
8. Moisés os permitió. Ver com. Deut. 14: 26. Según lo que
Cristo afirmó, la ley del AT que permitía el divorcio fue una concesión
dispuesta para hacer frente a circunstancias que distaban mucho de las ideales
(ver com. Deut. 24: 4). Sin embargo, la
enseñanza de Cristo muestra claramente que las disposiciones de la ley de
Moisés para el divorcio no constituyen el ideal divino para sus hijos (ver com.
Mat. 19: 9).
Al principio. La ley de Gén. 1:27; 2:24 es anterior a la ley de Deut. 24:1-4 y es
superior a ella, porque en la parte del Génesis que describe el Edén, se
presenta el ideal divino para los hijos terrenales del Señor. Dios nunca invalidó la ley del matrimonio que
enunció en el principio. No era el plan
divino que el divorcio fuera alguna vez necesario. Por lo tanto, aquellos cristianos que tengan
el deseo y el propósito de seguir el plan celestial, no buscarán el divorcio
como solución para sus dificultades matrimoniales (ver com. Mat. 19:9).
9. Os digo. Ver com. cap. 5: 22. La única
modificación hecha en la ley original del matrimonio para adaptarla a un mundo
caído, es que la violación del pacto matrimonial por infidelidad conyugal puede
servir de razón legítima para disolver el matrimonio. De otro modo, no puede disolverse
legítimamente.
Cualquiera. La norma que Cristo enuncia a continuación es de aplicación universal. Ninguno que diga ser cristiano debería
considerarse como una excepción a ella.
Fornicación. Gr. pornéia (ver com. cap. 5:32). En
el NT la palabra pornéia sirve para designar todas las relaciones ilícitas,
tanto antes del matrimonio como después de él.
Quizá la expresión "falta de castidad" traduciría mejor el
significado de la palabra griega. Bajo
la ley mosaica, la infidelidad en el matrimonio exigía pena de muerte (ver com.
Lev. 20: 10), y no el divorcio. Además,
bajo la ley de Moisés la pena de muerte era obligatoria. Según la ley cristiana aquí expuesta, el
divorcio no es obligatorio, sino permitido.
A partir de lo que Jesús enseña aquí, puede inferirse que la parte
inocente queda en libertad de elegir si ha de continuar la relación
matrimonial. Sin embargo, la
reconciliación es siempre lo ideal, sobre todo si la pareja tiene hijos.
Tanto
aquí como en el pasaje paralelo de Mat. 5:32, pareciera indicarse, aunque no se
lo dice explícitamente, que la parte inocente queda en libertad de volverse a
casar. En todo caso, así lo han
entendido a través de los años la gran mayoría de los comentadores.
Se casa con la repudiada. Cualquier enlace que contraiga la mujer repudiada viola su voto
matrimonial, lo cual es adulterio. En
consecuencia, el que se casa con ella también adultera.
10. Sus discípulos. Pareciera que fue después de que Jesús y sus discípulos se separaron de los
fariseos y llegaron a una casa, cuando los discípulos se expresaron con
referencia a este asunto (cf. Mar. 10:
10).
Si así es. Es decir, si el matrimonio ata a una persona de una manera tan estricta
como Jesús acababa de decirlo. Parecería
que los discípulos no habían entendido claramente las afirmaciones que Jesús
había presentado antes acerca del matrimonio (Mat. 5:31-32; Luc. 16:18) y por
eso habían quedado profundamente perplejos por la interpretación que Jesús
acababa de dar.
No conviene casarse. Sugerían con esto que, en vista de la naturaleza humana y las 444 múltiples
circunstancias que podrían llevar a la incompatibilidad matrimonial, quizá
sería mejor no casarse nunca. Sin duda,
la norma que Jesús había presentado pareció a primera vista demasiado elevada
aun para los discípulos, lo que también ocurre hoy.
Lo que los discípulos
olvidaron, y que también olvidan los cristianos hoy, es que Cristo ofrece otra
solución para el desacuerdo matrimonial.
Según la fórmula de Cristo, cuando los caracteres y las personalidades
no congenian, la solución está en cambiar el carácter, el corazón y la vida
(ver com. Rom. 12:2), y no cambiar de cónyuge.
Los principios en los cuales debe basarse esta transformación se
presentan claramente en el Sermón del Monte (ver com. Mat. 5:38-48; 6:14-15).
Si se aplican estos
principios a situaciones matrimoniales difíciles, se efectuarán los mismos
milagros que ocurren cuando se los aplican a otras relaciones sociales.
No
hay problema matrimonial que no pueda resolverse para satisfacción de ambos
cónyuges si los dos están dispuestos a seguir los principios presentados por
Cristo en el Sermón del Monte. Y si uno
de los cónyuges está dispuesto a hacerlo, aunque el otro no lo esté, muchas
veces es posible alcanzar un grado notable de paz matrimonial, y a menudo el
resultado final es que se gana al que no estaba dispuesto a seguir las
enseñanzas de Cristo. Esta recompensa
vale más que la paciencia y la abnegación que exige.
11. No todos son capaces. El comentario hecho por los discípulos (vers. 10) revela su confusión y
llevó a Cristo a presentar algunos detalles más (vers. 11-12).
Esto. Literalmente,
"esta palabra". Aunque
gramaticalmente podría referirse a lo que Jesús había dicho en los vers. 8-9,
más bien parece referirse a lo que los discípulos habían dicho en el vers. 10,
"no conviene casarse", cuando entendieron lo que Jesús enseñaba
acerca de la fornicación y el divorcio (vers. 8-9).
Sino aquellos. Cada persona debe tener la libertad de determinar si esto se aplica a su
caso o no. Dios mismo había proclamado
que no era bueno que el hombre estuviera solo (Gén. 2: 18); pero Jesús indica
aquí que, bajo el dominio del pecado, podrían existir algunos casos o
circunstancias que hicieran aconsejable que una persona no se casara (cf. 1
Cor.7).
12. Hay eunucos. Jesús describe aquí a dos grupos de individuos para quienes la vida de
solteros podría ser una alternativa preferible al matrimonio. El primer grupo se compone de los que no
pueden tener relaciones matrimoniales y que no son responsables por su
situación. Entre estos están los
"eunucos que nacieron así", y que, sin duda, sufren algún defecto congénito.
Son hechos eunucos. También entre los que no son responsables por su imposibilidad de tener
relaciones matrimoniales están los que han sido hechos eunucos por otros. En tiempos antiguos, en el Cercano Oriente,
se acostumbraba a castrar a los funcionarios del rey que cuidaban de las
mujeres de la corte. Por otra parte, parece que algunos eunucos llegaron a
casarse (ver com. Gén. 37: 36). Los
eunucos eran objeto de lástima entre los judíos (ver Isa. 56: 3-5). Los sacerdotes que hubieran sufrido una
mutilación de este tipo no podían ejercer el sacerdocio (Lev. 21: 20). En los últimos años del reino de Judá,
aparecen eunucos en la corte (Jer. 29:2, Heb. y BJ), pero no se sabe si eran
judíos o extranjeros (ver com. Est. 1: 10; 2: 3). Al menos uno de ellos, Ebed-melec, era etíope
(Jer. 38: 7).
Así mismos se hicieron eunucos. El segundo grupo de individuos, para quienes la
vida de solteros podría ser mejor que el casamiento, es descrito por Jesús como
los que "a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los
cielos". Jesús sin duda habla aquí en forma figurada, refiriéndose a los
que prefieren no casarse a fin de poder servir con mayor eficiencia a su Señor,
Si bien es cierto que sólo por medio de la intimidad de la relación matrimonial
se pueden experimentar ciertas dimensiones del amor de Dios para con su pueblo
-ese amor que Dios tantas veces ha representado como la relación entre marido y
mujer (Isa. 54: 5; 62: 5; Ose. 2: 19; 2 Cor. 11: 2; Apoc. 19: 7)-, algunas
personas en ciertas circunstancias posiblemente tengan mayor libertad para servir
a Dios en la misión a la cual han sido llamados, si no tienen las obligaciones
específicas que acompañan a la relación matrimonial (cf. 1 Cor. 7: 32-35).
Debiera señalarse que Jesús recomienda el celibato sólo para los que sean
capaces de recibirlo. En ningún caso recomienda el celibato para los cristianos
en general, ni tampoco para los dirigentes cristianos. Este pasaje tampoco indica que el celibato en sí mismo
pueda llevar a una santidad mayor que la que de otros modos podría alcanzarse.
Entre los judíos de los días de Jesús, el celibato no 445 era bien mirado y lo practicaban sólo algunos grupos fanáticos de ascetas, tales como los esenios (ver pp. 55-56).
Los Evangelios indican
que Pedro era casado y, considerando las costumbres judías de la época, es muy
probable que también los otros discípulos estuvieran casados (ver com. Mar. 1:30).
El que sea capaz de recibir esto. Ver com. vers. 11.
13. Entonces. [Jesús bendice a los niños, Mat. 19: 13-15 = Mar. 10: 13-16 = Luc. 18:
15-17. Comentario principal: Marcos.] Aquí parece ser más importante la
secuencia de las ideas que la secuencia cronológica.
Le fueron presentados. Los judíos acostumbraban a llevar a sus hijos pequeños a algún rabino para
que los bendijera (DTG 472).
Les reprendieron. Los discípulos no comprendieron en absoluto a Jesús. Consideraron que este pedido significaba una
pérdida de tiempo para su Maestro y pensaron que era una interrupción
innecesaria en lo que para ellos era la tarea más importante, la de predicar el
Evangelio a los adultos. Pensaron que
estaban protegiendo a Jesús de quienes lo molestaban. Según Marcos, Jesús se indignó por la actitud
de los discípulos (cap. 10: 14).
14. Dejad a los niños. Es evidente que Jesús amaba a los niños y que ellos lo amaban a él.
Apreciaba su amor sincero y su afecto sin artificios. Se interesaba en ellos y los quería. En más de una ocasión hizo referencia a las
características y a los intereses de los niños a fin de ilustrar alguna verdad
espiritual (cap. 11: 16-17; 18:2-4; etc.).
No se lo impidáis. Literalmente, "no sigáis impidiéndolos". Cualquiera que haga que a los niños les
resulte difícil encontrar al Maestro, sin duda será objeto del desagrado divino
y de la severa reprensión de Cristo. Hay
lugar para los niños en el reino de la gracia divina. En el hogar, en la escuela, en la iglesia,
las necesidades y los intereses de los niños siempre deben tenerse en cuenta
como de la mayor importancia. Todos los
que tienen alguna relación con los niños, o que puedan tener voz en las
decisiones que los afectan, deben cuidarse de no hacer nada que pueda
dificultar que lleguen hasta Jesús.
De los tales. Ver com. cap. 18: 3.
15. Puesto sobre ellos las manos. Cf. com. Mar. 10: 16. El toque de Jesús que tantas veces había
impartido salud a los enfermos, fue en esta ocasión una fuente de bendición
para los niños. Jesús no bautizó a los
niños sino que sencillamente los encomendó al amor y al cuidado del Padre.
16. Entonces. [El joven rico, Mat. 19: 16-30 = Mar. 10: 17-31 = Luc. 18: 18-30. Comentario principal: Mateo.] Esto parece
haber acaecido en seguida después que Jesús bendijera a los niños (vers.
13-15). El joven rico habría seguido de
cerca la bendición de los niños, y al ver esa enternecedora demostración de
amor, se sintió impulsado a formular su pregunta (DTG 477).
Vino uno. Según Mateo, se trataba de un joven (cap. 19: 20); Lucas dice que era un
hombre principal muy rico (cap. 18: 18, 23).
Según el concepto que tenía de sí mismo, era concienzudo y había vivido
una vida ejemplar (ver com. Mat. 19: 19).
Como "hombre principal" ocupaba una posición de
responsabilidad y según Elena de White era "miembro del honorable concilio
de los judíos" (DTG 477, 479). No
se sabe si se refiere al sanedrín de la ciudad donde vivía o al gran sanedrín
de Jerusalén (ver p. 68).
El joven rico parece haberse acercado a Jesús cuando éste se retiraba de la ciudad (Mar. 10: 17). El que el joven viniera corriendo bien podría reflejar la impaciencia de la juventud y el que se arrodillara indicaría sinceridad (Mar. 10: 17).
Su actitud era notablemente diferente de la de los fariseos quienes
hacía poco se habían acercado a Jesús para tentarlo (Mat. 19: 3).
Este
episodio y la enseñanza derivada de él que Jesús después dio a sus discípulos
(vers. 23-30) destaca en primer lugar la importancia de la abnegación como
requisito para entrar en el reino de los cielos (ver com. Luc. 9: 61-62; 14:
26-28, 33); y en segundo lugar el peligro del amo al dinero (ver com. Mat. 6:
19-21; Luc. 12: 13-21; 16: 1-15).
Maestro bueno. Aquí la evidencia textual favorece la omisión de la palabra
"bueno". En Mar. 10: 17 y Luc.
18: 18 los manuscritos dicen "maestro bueno".
¿Qué bien? Esta pregunta refleja el típico concepto farisaico de la justificación por
las obras como pasaporte para la vida eterna (ver com. vers. 17). El joven rico había cumplido concienzudamente
con todos los requisitos de la ley (PVGM 322), por lo menos según todas las
apariencias. Sin duda también había
hecho todo lo que mandaban los rabinos, pero estaba consciente de que algo le
faltaba. Admiraba grandemente a Jesús, y
había pensado seriamente en la posibilidad de 446 hacerse discípulo de él (DTG
477). En Luc. 10: 25 aparece una
pregunta similar formulada por un intérprete de la ley.
17. ¿Por qué me llamas bueno? Al parecer, la forma en la cual el joven se dirigió
a Jesús era inusitada (cf. Juan 3: 2).
En la literatura rabínica no hay registro de que se llamara
"bueno" a un "rabino".
Por el contrario, en la Mishnah, Dios es "el bueno y el hacedor del
bien" (Berakoth 9. 2). Puesto que
el joven tenía una buena posición y al parecer gozaba de la confianza de su
pueblo (ver com. Mat. 19: 16), podría decirse que no llamó "Maestro
bueno" a Jesús por ignorancia o descuido.
Era obvio que tenía alguna razón para hacerlo, y Jesús buscó que el
joven dijera públicamente esa razón.
Cuando Jesús dijo que sólo Dios era bueno, estaba procurando ayudar al
joven a comprender claramente el significado de su saludo. Jesús reconoció la
sinceridad y el discernimiento del joven, y quiso fortalecer su fe haciéndole
presentar una declaración aun más clara de su parecer.
Ninguno hay bueno sino uno. La bondad suprema es característica exclusiva de
Dios (Exo. 34: 7; Sal. 27: 13; 31: 19; 52: 1; Rom. 2: 4; etc.). Jesús no negó
su divinidad, como podría parecer en primera instancia, sino más bien la aclaró
e hizo resaltar el pleno significado de la afirmación del joven.
Entrar en la vida. Esto equivale a entrar en "el reino de los cielos" (cf. cap. 5:
20). En vista de que Jesús incluye tanto
la vida presente como la venidera en sus comentarios sobre las recompensas del
discipulado (Mat. 19: 29; Mar. 10: 30; Luc. 18: 30), podría ser apropiado
suponer que aquí se habla tanto del reino de la gracia como del reino de la
gloria.
Los mandamientos. Gr. entol', "precepto", "orden", "comisión",
"mandato" (ver com. Sal. 19:8).
Los mandamientos son los requerimientos específicos e individuales que
la ley (Gr. nómos; cf. com. Sal. 19: 7; Prov. 3: 1) ordena a los hombres. Es la voluntad de Dios que el hombre refleje
el carácter divino, y ese carácter puede resumirse en la palabra
"amor" (1 Juan 4: 7-12). Al
reflejar el carácter, o sea el amor de Dios, le amaremos sobre todas las cosas
y a nuestro prójimo como a nosotros mismos (ver com. Mat. 22: 37, 39). Si preguntamos cómo hemos de expresar nuestro
amor a Dios y a nuestros prójimos, encontraremos la respuesta dada por Dios en
los Diez Mandamientos (Exo. 20: 3-17), los cuales fueron explicados y
ensalzados por Cristo (ver com. Isa. 42: 21) en el Sermón del Monte (Mat. 5:
17-48). Todas las leyes civiles de
Moisés en el AT y las instrucciones de Cristo y de los apóstoles en el NT,
explican los requerimientos divinos expuestos en los Diez Mandamientos y los
aplican a los problemas prácticos del diario vivir. El joven rico profesaba amar a Dios, pero,
según Jesús, la verdadera prueba de ese amor debe encontrarse en la forma como
trataba a sus prójimos (1 Juan 4: 20). "Si me amáis -dijo Jesús- guardad
mis mandamientos" (Juan 14: 15).
(Si Quieres Entrar En La Vida Eterna, Debes Tener El
Carácter De Dios. En Eso Se Basa, Obedecer U Observar Sus Mandamientos, Que
Conlleva A Amar A Dios, Al Prójimo, Como A Uno Mismo. Reflejada En Como Trato A
Dios En Sus Derechos Sobre Mi; Y A Las Personas, Su Creación Maestra).
18. ¿Cuáles? En respuesta a esta pregunta, Jesús cita específicamente varios de los Diez
Mandamientos que se refieren a la relación de una persona con sus
prójimos. Sin duda, a la vista de los
hombres el joven rico era honrado; pero a la vista de Dios, que lee el corazón,
en realidad no se preocupaba por los intereses de sus prójimos (ver com. vers.
19-20).
19. Amarás a tu prójimo. Este precepto resume todos los mandamientos a los cuales Jesús hace alusión
(ver com. cap. 22: 39-40). Aunque el
joven no lo comprendía aún, estos preceptos de conducta llegaban hasta el mismo
corazón de su problema. No amaba a otros
tanto como se amaba a sí mismo. Sin
embargo, creía que había guardado "todo esto". Había guardado la ley según su letra, pero no
con el debido espíritu, y sin embargo consideraba que estaba viviendo en
armonía con sus principios. Jesús intentó abrir los ojos del joven para que
comprendiera que los principios de la ley deben aplicarse concienzudamente a
todas la relaciones prácticas de la vida.
20. Desde mi juventud. Esta frase aparece en los manuscritos griegos de Marcos y de Lucas, pero la
evidencia textual establece su omisión en este pasaje. El joven rico creía
sinceramente que había guardado todos los mandamientos y no se daba cuenta de
ninguna imperfección (DTG 478).
¿Qué más me falta? Al parecer, el joven confiaba en que le faltaba apenas un paso para llegar
a la perfección. Sin embargo, a pesar de
que con toda diligencia había obedecido la letra de la ley, todavía le parecía
que le faltaba algo y que su obediencia no era suficiente. Pero no sabía lo que le faltaba. Su vida había sido pura, honrada y
veraz. Pero su actitud para con sus
prójimos había sido esencialmente negativa: no les había robado los bienes, no
había levantado falso testimonio contra ellos, ni les había quitado la mujer
447 o la vida.
En verdad, la letra de
la ley es negativa en su forma, pero su espíritu demanda una acción positiva. No basta dejar de odiar o herir a nuestros
prójimos; el Evangelio nos pide que los amemos y les ayudemos como nos amamos a
nosotros mismos. A este joven le faltaba
el amor de Dios en el corazón (DTG 478), sin el cual su observancia de
"todo esto" carecía de valor real a la vista del cielo.
21. Perfecto. Ver com. cap. 5: 48. Jesús da por sentado que lo que el joven decía o
insinuaba en la pregunta: "¿Qué más me falta?", lo hacía con
sinceridad de corazón. El joven había
tenido como ideal llegar a la perfección.
Pero, como lo señala Pablo, no se puede alcanzar la perfección por medio
de las obras (Gál. 2: 21; Heb. 7: 11).
Por lo tanto, si el joven rico había de alcanzar la perfección, no debía
esperar hacerlo mediante la realización de obras para ganar méritos. Debía experimentar un completo cambio de
corazón y de vida. Su mente debía ser
transformada; su manera de alcanzar la perfección debía ser otra.
Anda, vende. Dentro de su carácter, que en otros sentidos era digno de encomio (Mar. 10:21), quedaba un defecto serio: el egoísmo.
A menos que se eliminara la devastadora influencia del egoísmo, el joven
rico no podía progresar más hacia la perfección. Puesto que la enfermedad varía de persona a
persona, también varía el remedio.
Cuando Pedro, Andrés, Jacobo y Juan fueron llamados por primera vez
(Juan 1: 35-51) para seguir al Maestro, Jesús no les pidió que vendieran sus
barcas y sus redes pues esas cosas no impedían que ellos le siguieran; pero
cuando fueron llamados definitivamente, dejaron todo para seguir al Maestro
(ver com. Luc. 5: 11).
Todo
aquello que una persona ama más que lo que ama a Jesús, lo hace indigno de
Cristo (ver com. Mat. 10: 37-38). Aun
las más importantes responsabilidades terrenales son menos importantes que
seguir a Cristo por el camino del discipulado (ver com. Luc. 9: 61-62). Pablo lo perdió todo "para ganar a
Cristo" (Fil. 3: 7-10). A fin de
posesionarse del tesoro celestial o comprar la perla de gran precio (ver com.
Mat. 13: 44-46), uno debe estar dispuesto a deshacerse de todo lo que
tiene. Pero el joven rico no estaba
listo para hacer esto. Aquí estaba su
cruz, pero se negaba a tomarla.
Lo que tienes. Literalmente, "tus posesiones".
Tesoro en el cielo. Ver com. cap. 6: 19-21. Jesús puso al joven ante la elección entre el
tesoro terrenal y el celestial. Pero el
joven quería tener ambos, y al descubrir que eso no era posible, "se fue
triste" (cap. 19: 22). El penoso
descubrimiento de que no podía servir a Dios y a las riquezas (ver com. cap. 6:
24) le resultó imposible de sobrellevar.
Ven y sígueme. Ver com. Luc. 5: 11.
22. Triste. "Apenado" (BJ). Grande fue
su chasco cuando comprendió el sacrificio que implicaba alcanzar la vida
eterna. La impaciente alegría con la
cual se había acercado corriendo a Jesús (ver com. vers. 16), se transformó en
tristeza y pena. El precio de la
"vida eterna" (vers. 16), en busca de la cual había venido el joven,
era mayor que el que estaba dispuesto a pagar.
Muchas posesiones. Sus posesiones eran lo más importante de toda su vida. Constituían un ídolo y a ellas les rendía la
adoración y la devoción de su corazón. Jesús le propuso que vendiera todo lo
que tenía a fin de librarlo de las garras del dios de las riquezas. Esta era su única esperanza de alcanzar el
cielo (DTG 479). Tenía muchas
posesiones, pero sin la sabiduría celestial para administrarlas debidamente,
encontraría que le eran una maldición y no una bendición. Finalmente perdería aun lo que tenía (ver
com. cap. 25: 28-30).
23. A sus discípulos. El joven rico se fue, y Jesús con sus discípulos siguieron su camino.
Un rico. Ver
com. cap. 13: 7. Es difícil que un rico
entre en el reino de los cielos, no porque sea rico, sino por causa de su
actitud hacia las riquezas (ver com.
Luc. 12: 15, 21). Abrahán era
"riquísimo" (Gén. 13: 2) y a la vez "amigo de Dios" (Sant.
2: 23). Para el joven rico, la puerta
señalada por Jesús, mediante la cual podía entrar en la vida (Mat. 19: 17) era
demasiado estrecha, y el camino por el cual debería caminar en adelante era
demasiado angosto (ver com. cap. 7: 13-14).
En este episodio los discípulos tuvieron la oportunidad de ver un
ejemplo de cuán difícil es entrar en el reino de los cielos para el que tiene
su corazón puesto en las riquezas.
Satanás logra atar al mundo con los lazos de la riqueza a personas que
son rectas en todos los otros sentidos.
Reino de los cielos.Ver com. Mat. 3: 2; 4: 17; 5: 3; cf. Luc. 4: 19.
24. Camello. Jesús aquí presenta lo que para el ser humano es imposible (vers. 26). La verdad que aquí se afirma es precisamente
448 lo opuesto de lo que muchos creían, incluso los discípulos (ver com. vers.
25). Los fariseos creían y enseñaban que
las riquezas constituían una evidencia del favor divino (ver com. Luc. 16:
14). En cierta medida, Judas, quien
parece haber sido amante del dinero (ver Juan 12: 6; 13: 29), tenía un problema
similar al del joven rico (ver com. Mar. 3: 19).
Ojo de una aguja. La explicación de que el "ojo de una aguja" era una puerta
pequeña, abierta en la puerta grande del muro de una ciudad, por la cual podían
pasar las personas cuando la puerta grande estaba cerrada al tránsito, se
originó siglos después de los días de Jesús.
No hay ninguna base histórica para tal explicación, por más que parezca
lógica. Jesús aquí estaba hablando de cosas imposibles (vers. 26) y no tiene
sentido recurrir a una explicación que podría hacer posible lo que Jesús
específicamente dijo que era imposible.
Que entrar un rico. Ver com. Luc. 12: 15, 21. A diferencia de la mayoría de los que poseen
riquezas, Mateo abandonó sus bienes a fin de seguir al Maestro (ver com. Mar.
2: 13-14), y Zaqueo, otro rico recaudador de impuestos, transfirió a Jesús su
afecto por las riquezas (ver com. Luc. 19: 2, 8).
25. Se asombraron en gran manera. Debido al falso concepto de los discípulos acerca
de la naturaleza del reino de los cielos (ver com. Luc. 4: 19) y de las
riquezas como una señal del favor divino (ver com. Luc. 16: 14), quedaron
asombrados ante esta afirmación tan categórica.
¿Quién, pues? Los discípulos razonaron que si el prestigio, la influencia y las riquezas
no eran una evidencia del favor divino, aquellos que no los poseían tenían aun
menos posibilidad de ser salvos.
26. Mirándolos Jesús. "Mirándolos fijamente" (BJ).
Es probable que Jesús observara la expresión de asombro en el rostro de
los discípulos.
Esto es imposible. Era imposible para los hombres, pero no para Dios. Es imposible que un rico entre en el cielo
mediante el esfuerzo humano, porque no tiene cómo librarse de las garras del
amor a las riquezas. Por otra parte, la
salvación es imposible para cualquiera que intente buscarla por sus propios
esfuerzos. Sólo un milagro de la gracia
divina podrá salvar al rico de su supremo amor a las riquezas o a cualquier
otra persona del pecado específico que lo tiene atrapado (cf. Heb. 12: 1).
Todo es posible. Es decir, para el que esté dispuesto a permitir que Dios rija su vida (Fil.
4:13). Sólo el poder de Dios que obra
en la vida del hombre puede efectuar aquella transformación de carácter que se
demanda para entrar en el reino de los cielos.
27. Respondiendo Pedro. Otra vez, como en tantas ocasiones, Pedro es el primero en responder (ver
com. Mar. 3: 16; Mat. 16: 16; 17: 4; etc.).
Lo hemos dejado todo. Pedro sólo dijo lo que era cierto (ver com. Luc. 5: 11). Básicamente, los discípulos habían cumplido
con el requisito que Jesús acababa de presentarle al joven rico (ver com. Mat.
19: 21). Habían hecho lo que él no
estaba dispuesto a hacer. ¿Estarían, pues, bien encaminados hacia la perfección
de la cual hablaba Jesús? ¿Tendrían el derecho de "entrar en la vida"
(vers. 17)?
¿Qué, pues, tendremos? Pedro estaba pensando en las recompensas del discipulado. La abnegación
practicada con un ojo puesto en la recompensa esperada nunca merecerá la
aprobación que el cielo concede por el servicio fiel (cap. 25: 21, 23).
28. De cierto. Ver com. cap. 5: 18.
Regeneración. O "renovación". Aquí Jesús
se refiere a la regeneración o renovación de la tierra, es decir, al mundo
cuando sea creado de nuevo (Isa. 65:17; 2 Ped. 3:13; Apoc. 21:1).
Hijo del Hombre. Ver com. Mat. 1: 1; Mar. 2: 10.
Trono de su gloria. Es decir, "su glorioso trono" (ver com. cap. 16: 27; 25: 31).
Doce tronos. Los discípulos reinarían con Jesús, como también lo harían todos los santos
(2 Tim. 2: 12; Apoc. 3: 21; 20: 6).
29. Haya dejado casas. Los discípulos habían dejado casas y familias a fin de seguir a Jesús (ver
com. Luc. 5: 11), aunque no puede decirse que habían dejado desamparados a los
suyos. Sin embargo, habían hecho del
servicio de Cristo su principal propósito.
Poco antes, Jesús había expuesto este requerimiento del discipulado con
palabras aun más significativas (ver com. Luc. 14: 26).
Por mi nombre. Ver com. cap. 5: 11.
Cien veces más. Cf. Job 42: 10; Luc. 18: 30. Evidentemente, Jesús habla aquí en lenguaje
figurado. Quizá un año y medio antes de
esta fecha, Jesús había dicho que los que hacían la voluntad de su Padre
celestial eran su madre, su hermana y su hermano (Mat. 12: 46-50). Cuando el cristiano recibe "cien veces
más en 449 esta vida", experimenta el gozo de la camaradería cristiana y
la satisfacción mayor y más intensa que proviene de servir a Dios. Pablo habla de no tener nada, pero de
poseerlo todo (2 Cor. 6: 10).
Vida eterna. Ver com. Juan 3: 16. Cuando una persona lo deja todo para seguir a Cristo,
recibe en recompensa un "más excelente y eterno peso de gloria" (2
Cor. 4: 17). Jesús había hecho lo mismo a fin de hacer posible el plan de
salvación (Fil. 2: 6-8).
30. Primeros serán postreros. Ver com.
Luc. 13: 30. Muchos que, al igual
que el joven rico, tenían toda la apariencia de ser los primeros en entrar al
reino, serían en realidad los últimos.
El pasaje de Mat. 19: 30 es el vínculo entre el episodio del joven rico
y la subsiguiente discusión registrada en los vers. 23-29, y la parábola de los
obreros de la viña, registrada en el cap. 20.
Notar que al final de la parábola (vers. 16) se repite la misma frase.
En cierto modo sirve de introducción y resumen a dicha parábola, que fue
narrada especialmente para ilustrar esta gran paradoja de la fe cristiana.
Pocas
semanas más tarde, durante el transcurso de su último día de enseñanza en el
templo, Jesús declaró a los principales sacerdotes y a los ancianos que los
publicanos y las rameras entrarían en el reino de los cielos antes que ellos
(cap. 21: 31-32). En verdad, de todas
partes de la tierra vendría una hueste de humildes y fieles que se sentarían
"en el reino de Dios" (Luc. 13: 29), mientras que los dirigentes
religiosos de Israel serían "excluidos" (vers. 28). En la parábola de Lázaro y el rico se
presenta otro comentario a esta inversión de situaciones en la vida futura (ver
com. Luc. 16: 19-31). En este mundo el
éxito y la popularidad se miden por normas completamente diferentes de las que
usa Dios para medir el valor de un hombre. (5CBA).
COMENTARIOS DE EGW
Mt. 19:3. ¿ES LÍCITO AL HOMBRE REPUDIAR A SU MUJER POR CUALQUIER CAUSA?" Entre los judíos se permitía que un hombre repudiase a su mujer por las ofensas más insignificantes, y ella quedaba en libertad para casarse otra vez. Esta costumbre era causa de mucha desgracia y pecado. En el Sermón del Monte, Jesús indicó claramente que el casamiento no podía disolverse, excepto por infidelidad a los votos matrimoniales. "El que repudia a su mujer -dijo él-, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio".
Después, cuando los fariseos lo
interrogaron acerca de la legalidad del divorcio, Jesús dirigió la atención de
sus 57 oyentes hacia a institución del
matrimonio conforme se ordenó en la creación del mundo. "Por la dureza de
vuestro corazón -dijo, él- Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres: más
al principio no fue así". Se
refirió a los días bienaventurados del Edén, cuando Dios declaró que todo "era bueno en gran manera".
Entonces tuvieron su origen dos instituciones gemelas, para la gloria de Dios y
en beneficio de la humanidad: el matrimonio y el sábado. Al unir Dios en
matrimonio las manos de la santa pareja diciendo:
"Dejará el
hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola
carne", * Génesis 1:31; 2:24. dictó a ley del matrimonio para
todos los hijos de Adán hasta el fin del tiempo. Lo que el mismo Padre eterno
había considerado bueno era una ley que reportaba la más elevada bendición y
progreso para los hombres.
Como todas las demás excelentes
dádivas que Dios confió a la custodia de la humanidad, el matrimonio fue
pervertido por el pecado; pero el propósito del Evangelio es restablecer su
pureza, y hermosura. Tanto en el Antiguo como en él Nuevo Testamento, se emplea
el matrimonio para representar la unión tierna y sagrada que existe entre
Cristo y su pueblo, los redimidos a quienes él adquirió al precio del Calvario.
Dice: "No temas... porque tu marido
tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de
Israel; Dios de toda la tierra será llamado". "Convertíos, hijos
rebelde , dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo". En el Cantar de
los Cantares oímos decir a la voz de la novia: "Mi amado es mío, y yo suya". Y el "señalado entre diez mil" dice a su escogida: "Tú eres hermosa, amiga mía, y en ti
no hay mancha".* Isaías 54:4, 5; Jeremías 3:14; Cantares 2:16; 5:10; 4:7.
Mucho después, Pablo, el apóstol,
al escribir a los cristianos de Éfeso, declara que el Señor constituyó al
marido cabeza de la mujer, como su protector y vínculo que une a los miembros
de la familia, así como Cristo es la cabeza de la iglesia y el Salvador del
cuerpo místico. Por eso dice: "Como
la iglesia, está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus
maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la
iglesia, y se entregó a sí 58 mismo
por ella, para santificarla, habiéndole purificado en el lavamiento del agua
por la palabra, a fin de presentársela a si mismo, una iglesia gloriosa, que no
tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin
mancha. Así también los maridos deben
amar a sus mujeres". * Efesios 5:24-28
La gracia de Cristo, y sólo ella,
puede hacer de esta institución lo que Dios deseaba que fuese: un medio de
beneficiar y elevar a la humanidad. Así
las familias de la tierra, en su unidad, paz y amor, pueden representar a la
familia de los cielos.
Ahora, como en el tiempo de Cristo, la condición de la sociedad merece un triste comentario, en contraste con el ideal del cielo para esta relación sagrada. Sin embargo, aun a los que encontraron amargura y desengaño donde habían esperado compañerismo y gozo, el Evangelio de Cristo ofrece consuelo. La paciencia y ternura que su Espíritu puede impartir endulzará la suerte más amarga. El corazón en el cual mora Cristo estará tan henchido, tan satisfecho de su amor que no se consumirá con el deseo de atraer simpatía y atención a sí mismo.
Si el
alma se entrega a Dios, la sabiduría de él puede llevar a cabo lo que la
capacidad humana no logra hacer. Por la
revelación de su gracia, los corazones que eran antes indiferentes o se habían
enemistado pueden unirse con vínculos más fuertes y más duraderos que los de la
tierra, los lazos de oro de un amor que resistirá cualquier prueba. DMJ 56-58
LA ESPIRITUALIDAD DE LA LEY*.
Este Capítulo Está
Basado En Mt. 5:17-48; 19:3-9.
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/10/iii-la-espiritualidad-de-la-ley-el.html
Mt. 19:5. *EL AMOR DEBE
SER PROBADO.- Vuestro afecto podrá ser tan claro como el cristal, arrobador en
su pureza, y sin embargo, podría ser superficial por no haber sido probado. Dad a 91 Cristo, en todas las cosas, el lugar
primero, el último y el mejor.
Contempladle constantemente, y vuestro amor por él, en la medida en que
sea probado, se hará cada día más profundo y más fuerte. Y a medida que crezca vuestro amor por él,
vuestro amor mutuo aumentará también en fuerza y profundidad.*
Aunque se susciten dificultades,
congojas y desalientos, no abriguen jamás ni el marido ni la mujer el
pensamiento de que su unión es un error o una decepción. Resuélvase cada uno de ellos a ser para el
otro cuanto le sea posible. Sigan
teniendo uno para con otro los miramientos que se tenían al principio. Aliéntense uno a otro en las luchas de la
vida. Procure cada uno favorecer la
felicidad del otro. Haya entre ellos
amor mutuo y sopórtense uno a otro.
Entonces el casamiento, en vez de ser la terminación del amor, será más
bien su verdadero comienzo. El calor de
la verdadera amistad, el amor que une un corazón al otro, es sabor anticipado
de los goces del cielo.*
Todos deben cultivar la paciencia
practicándola. Al ser uno bondadoso y tolerante, puede mantener ardiente el
amor en el corazón, y se desarrollarán en él cualidades que el Cielo aprobará.*
EL ENEMIGO PROCURARÁ SEPARARLOS.-
Satanás está siempre listo para obtener ventajas cuando se presenta cualquier
divergencia, y al influir sobre los rasgos de carácter, censurables
hereditarios que haya, en el esposo o la esposa, procurará enajenar a quienes
unieron sus intereses en un pacto solemne delante de Dios. Por sus votos matrimoniales prometieron ser
como uno solo, al convenir la esposa en amar y obedecer a su esposo, y éste en
amarla a ella y protegerla. Si ambos
obedecen a la ley de Dios, el demonio de la disensión se mantendrá alejado de
la familia, y no habrá división de intereses, ni se permitirá enajenamiento
alguno de los afectos.* HAD 91
* Mt. 19:8. 56. EL DIVORCIO.
ES
UN CONTRATO PARA TODA LA VIDA.- En las mentes juveniles el matrimonio está revestido de romanticismo y es
difícil despojarlo de ese carácter que le presta la imaginación, para hacer que
la mente comprenda cuán pesadas responsabilidades entraña el voto
matrimonial. Liga los destinos de dos
personas con vínculos que sólo la muerte puede cortar.* Todo compromiso matrimonial debe
ser considerado cuidadosamente, pues el casamiento es un paso que se da toda la
vida. Tanto el hombre como la mujer
deben considerar cuidadosamente si pueden mantenerse unidos a través de las
vicisitudes de la existencia mientras ambos vivan.*
JESÚS CORRIGIÓ FALSOS CONCEPTOS.- Entre los
judíos se permitía que un hombre repudiase a su mujer por las ofensas más
insignificantes, y ella quedaba en libertad para casarse otra vez. Esta costumbre era causa de mucha desgracia y
pecado. En el sermón del monte, Jesús indicó claramente que el casamiento no
podía disolverse, excepto por infidelidad a los votos matrimoniales. "El que repudiare a su mujer -dijo él,-
fuera de causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casare con
la repudiada, comete adulterio." Después cuando los fariseos le
preguntaron acerca de la legalidad del divorcio, Jesús habló a los oyentes de
la institución del matrimonio, conforme se ordenó en la creación del
mundo. "Por la dureza de vuestro
corazón -dijo él- Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres: más al
principio no fue así." Se 310 refirió a los días bienaventurados del Edén,
cuando Dios declaró que todo "era bueno en gran manera." Entonces
tuvieron su origen dos instituciones gemelas para la gloria de Dios en
beneficio de la humanidad: el matrimonio y el sábado. Al unir Dios en matrimonio las manos de la
santa pareja diciendo: "Dejará el hombre a su padre y a su madre, y
allegarse ha a su mujer, y serán una sola carne," dictó la ley del
matrimonio para todos los hijos de Adán hasta el fin del tiempo. Lo que el mismo Padre eterno había
considerado bueno, era la ley de la más elevada bendición y progreso para los
hombres.*
Jesús vino a nuestro mundo para
rectificar errores y restaurar la imagen moral de Dios en el hombre. En la mente de los maestros de Israel habían
hallado cabida sentimientos erróneos acerca del matrimonio. Ellos estaban anulando la sagrada institución
del matrimonio. El hombre estaba
endureciendo de tal manera su corazón que por la excusa más trivial se separaba
de su esposa, o si prefería, la separaba a ella de los hijos y la
despedía. Esto era considerado como un
gran oprobio y a menudo imponía a la repudiada, sufrimientos agudísimos. Cristo
vino para corregir estos males, y cumplió su primer milagro en ocasión de un
casamiento. Anunció así al mundo que
cuando el matrimonio se mantiene puro y sin contaminación es una institución
sagrada.*
CONSEJOS A QUIEN PENSABA DIVORCIARSE.- Vd. ha tenido
ideas erróneas acerca de la relación matrimonial. Nada que no sea la violación del lecho
matrimonial puede romper o anular el voto del casamiento. Estamos viviendo en
tiempos peligrosos, cuando no hay seguridad en nada que no sea una fe firme e
inquebrantable en Jesucristo. No hay
corazón que las artimañas de Satanás no puedan enajenar de Dios, si no vela en
oración.
La salud de Vd. habría sido mucho
mejor si su espíritu hubiese gozado de paz y descanso; pero se confundió y 311
desequilibró, y razonó incorrectamente con respecto al divorcio. Sus opiniones no pueden sostenerse sobre la
base de la cual parte su raciocinio. Los
hombres no están libres para crear su propia norma, a fin de evitar la ley de
Dios y agradar a su propia inclinación.
Deben acudir a la gran norma de justicia establecida por Dios....
Dios indicó una sola causa por la
cual una esposa pueda abandonar a su esposo, o éste pueda dejarla a ella, y fue
el adulterio. Esta causa debe
considerarse con oración.*
CONSEJOS A UNA PAREJA SEPARADA.- Hermano mío,
hermana mía, desde hace algún tiempo no habéis estado viviendo juntos. No debierais haber adoptado tal proceder y no
lo habríais hecho si hubieseis cultivado la paciencia, la bondad y la
tolerancia que siempre debieran existir entre los esposos.
Ni uno ni otro debiera haber
ensalzado su propia voluntad ni haber procurado cumplir a toda costa sus ideas
y planes individuales. Ni uno ni otro
debiera haber resuelto obrar como le agradase.
Permitid que la subyugadora influencia del Espíritu de Dios obre en
vuestros corazones y os haga idóneos para la obra de educar a vuestros
hijos....
Suplicad a vuestro Padre
celestial que os guarde de ceder a la tentación de hablar el uno al otro de una
manera dura y voluntariosa. Cada uno de
vosotros tiene un carácter imperfecto.
Por el hecho de que no os mantuvisteis bajo la dirección de Dios, la
conducta del uno hacia el otro resultó imprudente.
Os ruego que os pongáis bajo la
dirección de Dios. Cuando estéis
tentados a hablar con provocación, no digáis una sola palabra. Seréis tentados al respecto porque nunca
habéis vencido este rasgo censurable del carácter. Pero todo mal hábito debe ser vencido. Entregaos completamente a Dios. Caed sobre la Roca, Cristo Jesús, y sed
quebrantados. Como esposos, disciplinaos
a vosotros mismos. Acudid a Cristo en
312 busca de ayuda. Él os concederá
gustosamente su simpatía divina, su libre gracia....
Arrepentíos delante de Dios por
vuestra conducta pasada. Llegad a un
entendimiento, y reuníos como esposos.
Desechad la experiencia desagradable de vuestra vida pasada. Cobrad ánimo en el Señor. Cerrad las ventanas del alma que dan hacia la
tierra, y abrid las que dan hacia el cielo.
Si eleváis vuestras voces en oración al cielo para pedirle luz, el Señor
Jesús, que es luz y vida, paz y gozo, oirá vuestro clamor. El, que es el Sol de justicia, resplandecerá
en las cámaras de vuestra mente, e iluminará el templo del alma. Si recibís gustosos el sol de su presencia en
vuestro hogar, no pronunciaréis palabras de índole tal que provoquen
sentimientos desdichados.*
A UNA ESPOSA MUY MALTRATADA.- Recibí su carta
y en respuesta quiero decirle que no puedo aconsejarle que vuelva al lado de
D., a menos que vea en él cambios decisivos.
No agradan al Señor las ideas que él ha albergado en lo pasado acerca de
lo debido a una esposa.... Si él se aferra a sus opiniones anteriores, el
futuro no sería mejor para Vd. de lo que fue el pasado. Él no sabe cómo debe tratar a su esposa.
Estoy muy triste al
respecto. Me compadezco de D., pero no
puedo aconsejarle que se reúna con él contra lo que le dicte a Vd. su propio
criterio. Le hablo a Vd. tan francamente
como le hablé a él; sería peligroso para Vd. volver a colocarse bajo sus
dictados. Yo esperaba que cambiaría....
El Señor comprende todo lo que le
sucede. . . . Tenga buen ánimo en el Señor; él no la dejará ni la
abandonará. La más tierna simpatía hacia
Vd. conmueve mi corazón.*
A UN ESPOSO ABANDONADO: "LLEVE SU CRUZ."-
No puedo ver qué más se puede hacer en este caso, y pienso que lo único
posible para Vd. es renunciar a su esposa.
Si ella está así resuelta a no vivir con Vd., al intentarlo, ambos
llevarían la existencia más miserable.
En vista de que ella decidió plena 313 y resueltamente su suerte, lo
único que Vd. puede hacer es cargar su cruz y demostrar que es un hombre.*
A LA VISTA DE DIOS SIGUEN CASADOS, AUNQUE DIVORCIADOS.- Una mujer puede estar legalmente divorciada de su esposo por las leyes del país y sin embargo no estar divorciada a la vista de Dios ni según la ley superior. Sólo un pecado, que es el adulterio, puede colocar al esposo o a la esposa en situación de verse libre del voto matrimonial a la vista de Dios. Aunque las leyes del país concedan un divorcio, los cónyuges siguen siendo marido y mujer de acuerdo con la Biblia y las leyes de Dios. Vi que la Hna. ---- no tiene todavía derecho a casarse con otro hombre; pero si ella, o cualquier otra mujer, obtuviese legalmente el divorcio porque su esposo se hizo culpable de adulterio, entonces quedaría libre para casarse con quien quisiera.*
SEPARACIÓN DE UN CÓNYUGE INCRÉDULO.- Si la esposa es
incrédula y opositora, el esposo no puede, según la ley de Dios, repudiarla por
esa sola causa. Para estar en armonía
con la ley de Jehová, debe permanecer con ella hasta que ella misma decida
apartarse. Sufrirá él tal vez oposición,
opresión y molestias de muchas clases; hallará consuelo, fortaleza y apoyo en
Dios, quien puede dar gracia para toda emergencia. Debe ser hombre de ánimo puro, de principios
firmes y decididos, y Dios le dará sabiduría acerca de la conducta que deba
seguir. Su razón no será dominada por
los impulsos, sino que sostendrá las riendas del control con mano firme, para
mantener sujeta la concupiscencia.*
CAMBIE DE DISPOSICIÓN ANTES QUE DE ESTADO.- He recibido una carta de su esposo. Quiero decirle que hay un solo motivo por el cual un esposo puede separarse legalmente de su esposa, o una esposa de su esposo, y este motivo es el adulterio. Si vuestros temperamentos no congenian, ¿no glorificaríais a Dios cambiando dichos temperamentos? 314
Una pareja de cónyuges debe
cultivar el respeto y el afecto mutuos.
Deben velar acerca de su espíritu, sus palabras y sus actos, a fin de no
decir ni hacer nada que cause irritación o molestia. Cada uno debe preocuparse por el otro, y
hacer cuanto esté a su alcance para fortalecer su afecto mutuo.
Os aconsejo a ambos que busquéis
al Señor. Con amor y bondad, cumplid
vuestro deber el uno para con el otro.
El esposo debe cultivar hábitos de laboriosidad, y hacer cuanto pueda
para sostener a la familia. Esto
inducirá a la esposa a tenerle respeto.... Hermana mía, Vd. no puede agradar a
Dios conservando su actitud actual.
Perdone a su esposo. Es su
marido, y será bendecida si procura ser una esposa obediente y afectuosa. Expresen sus labios la ley de la bondad. Vd. puede y debe cambiar de actitud.*
Ambos debéis estudiar para ver
cómo podéis asemejaros el uno al otro, en vez de diferir.... El empleo de
métodos benignos y amables producirá una diferencia sorprendente en vuestra
vida.*
EL DIVORCIO Y LA CONDICIÓN DE MIEMBRO DE LA
IGLESIA.- Acerca del caso de la hermana perjudicada, A. G., queremos decir en
respuesta a las preguntas de ---- que entre la mayoría de los sorprendidos en
pecado, como ha sucedido con el esposo de ella, es característico que no tengan
un verdadero sentido de su infamia. Sin
embargo, algunos lo tienen y vuelven a la iglesia, pero no son recibidos hasta
que hayan merecido la confianza del pueblo de Dios por sus confesiones francas
y un plazo de arrepentimiento sincero.
Este caso presenta dificultades que no se encuentran en algunos otros, y
sólo quisiéramos añadir lo siguiente:
1. En casos de
violación del séptimo mandamiento, cuando la parte culpable no manifiesta
verdadero arrepentimiento y la parte perjudicada puede obtener un divorcio sin
empeorar su propio caso y el de sus hijos, si los tienen, deben quedar libres.
315
2. Si se expone a
colocarse a sí misma y a sus hijos en peor condición por causa del divorcio, no
conocemos pasaje bíblico que declare a la parte inocente culpable por no
separarse.
3. Podría suceder
que, con tiempo, trabajo, oración, paciencia, fe y una vida piadosa, se
obtuviera una reforma. Vivir con quien
violó los votos matrimoniales y se cubrió de oprobio por un amor culpable, pero
no lo reconoce, es como un cáncer roedor para el alma; y sin embargo el
divorcio es como una llaga en el corazón para toda la vida.¡ Dios se compadezca
de la parte inocentes! Antes de contraer matrimonio, éste debe considerarse con
mucho cuidado.
4. ¡Oh!¿ Por qué
será que hombres y mujeres que podrían ser respetables y buenos, y al fin
llegar al cielo, se venden al diablo por tan poca cosa, hieren a sus amigos
íntimos, deshonran a sus familias, ocasionan oprobio para la causa, y al fin
bajan al infierno? ¡Dios se compadezca de ellos!¿ Por qué será que los
sobrecogidos en culpa tal no manifiestan un arrepentimiento proporcional a su
falta, no quieren huir a Cristo en busca de su misericordia ni curar, en la
medida en que pueden hacerlo, las heridas que han ocasionado? HAd 309-315
"DEJAD LOS NIÑOS VENIR A MÍ"
(Este capítulo Está basado en San Mateo 19:13-15; San Marcos
10:13-16; San Lucas 18:15-17).
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-56-dejad-los-ninos-venir.html
BASES PARA LA RECOMPENSA FINAL
(Éste Capítulo Está Basado En San Mateo 19:16-30; 20:1-16; San Marcos 10:17-31; San Lucas 18:18-30).
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/bases-para-la-recompensa-final.html
"UNA COSA TE FALTA"
(Este capítulo Está basado en San
Mateo 19:16-22; San Marcos 10:17-22; San Lucas 18:18-23).
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-57-una-cosa-te-falta.html
Ministerio
Hno. Pio
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