Mateo
26. El Arresto Y El Juicio. Vers. (1-5) Los gobernantes conspiran
contra Cristo. (6-13) Una mujer le unge la cabeza. (14-16) judas lo vende. (17-25)
Cristo come la pascua, (26-29) instituye la Cena del Señor, (30-35) anuncia su
muerte y resurrección; (36-46) ora en el Getsemaní, (47-56) es traicionado por
judas con un beso, (57-68) es llevado delante de Caifás (69-75). y Pedro lo
niega.
1 CUANDO hubo acabado Jesús todas estas palabras, dijo a sus discípulos: 2 Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado. 3 Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás, 4 y tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús, y matarle. 5 Pero decían: No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo.
6 Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, 7 vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa. 8 Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio? 9 Porque esto podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres.
10 Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra. 11 Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis. 12 Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura. 13 De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.
14 Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, 15 y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. 16 Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.
17 El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua? 18 Y él dijo: Id a la ciudad a cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa celebraré la pascua con mis discípulos. 19 Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y prepararon la pascua.
20 Cuando llegó la noche, se sentó a la mesa con los doce. 21 Y mientras comía, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar. 22 Y entristecidos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy yo, Señor? 23 Entonces él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar.
24 A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido. 25 Entonces respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Soy yo, Maestro? Le dijo: Tú lo has dicho.
26 Y mientras comían, tomó Jesús el pan, bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. 27 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; 28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados. 29 Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.
30 Y cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos. 31 Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas. 32 Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea. 33 Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré. 34 Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. 35 Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.
36 Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. 37 Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. 38 Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. 39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.
40 Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? 41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
42 Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad. 43 Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. 44 Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.
45 Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores. 46 Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega 47 Mientras todavía hablaba, vino Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo. 48 Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle.
49 Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve, Maestro! Y le besó. 50 Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y le prendieron.
51 Pero uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja. 52 Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán.
53 ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? 54 ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga?
55 En aquella hora dijo Jesús a la gente: ¿Cómo contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis. 56 Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.
57 Los que prendieron a Jesús le llevaron al sumo sacerdote Caifás, adonde estaban reunidos los escribas y los ancianos. 58 Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se sentó con los alguaciles, para ver el fin.
59 Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte, 60 y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se presentaban. Pero al fin vinieron dos testigos falsos, 61 que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo.
62 Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti? 63 Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. 64 Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.
65 Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. 66 ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte!
67 Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban, 68 diciendo: Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó.
69 Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se le acercó una criada, diciendo: Tú también estabas con Jesús el galileo. 70 Mas él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices. 71 Saliendo él a la puerta, le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También éste estaba con Jesús el nazareno. 72 Pero él negó otra vez con juramento: No conozco al hombre. 73 Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre.
74 Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco al hombre. Y en seguida cantó el gallo. 75 Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente. (Mateo 26).
1. Cuando hubo acabado. [El complot para prender a Jesús, Mat. 26: 1-5, 14-16 = Mar. 14:1-2, 10-11
= Luc. 22: 1-6 = Juan 12: 10-11. Comentario principal: Mateo. Ver diagrama 9,
p. 223.] Es decir, después de terminar el discurso acerca de las señales de su
prometido retorno y las parábolas, como se registran en los cap. 24-25.
2. Dentro de dos días. El griego dice: "después de dos días". La afirmación del vers. 1
ubica esta predicción de la entrega y la crucifixión de Jesús en algún momento
posterior al discurso registrado en los cap. 24-25 (ver com. cap. 24: 1). No se
sabe si esto tuvo lugar el martes por la noche o el día miércoles. Algunos comentadores,
pensando en que Jesús fue entregado el jueves por la noche, y que los "dos
días" se computaban según la costumbre occidental, sugieren que Jesús
habría pronunciado estas palabras el martes por la noche. Sin embargo, es
posible que este período sea más corto. Por ejemplo, según la terminología del
NT, decir "después de tres días" equivale a decir "en el tercer
día" (ver pp. 239-242), y, posiblemente, los traductores de la RVR y de la
BJ han interpretado bien el sentido del griego "después de dos días"
al traducir "dentro de dos días". Si Jesús fue entregado el jueves
por la noche, estas palabras bien pudieron haberse pronunciado el día
miércoles, si se toma en cuenta el sistema judío del cómputo inclusivo. En el
año de la crucifixión (31 d. C., según la cronología adoptada por este
Comentario) el día 14 del mes de Nisán, cuando se sacrificaba el cordero
pascual, cayó en viernes (ver la primera Nota Adicional al final del capítulo).
La pascua. Ver la primera Nota Adicional al final de este capítulo.
Hijo del Hombre. Ver com. Mat. 1: 1; Mar. 2: 10.
Será entregado. Del verbo griego paradídÇmi, "entregar". Jesús especifica aquí el
momento cuando será tomado preso.
3. Entonces... se reunieron. No se sabe si aquí Mateo está siguiendo estrictamente un orden cronológico y quiere decir que la reunión de los sacerdotes y de los ancianos acaeció "dos días" antes de la pascua, o si está tratando el asunto en forma temática. Posiblemente no esté haciendo otra cosa sino registrando la declaración de Jesús (vers. 2) antes de referirse a la reunión de los sacerdotes y los ancianos (vers. 4-5).
El hecho de que
Mateo haya agrupado varios acontecimientos de la vida de Jesús por temas y no
por orden cronológico (ver com. cap. 8: 2; 12: 1; 13: 1; 26: 6; etc.), sugiere
la posibilidad de que lo mismo pueda ocurrir aquí. Mateo emplea la palabra
tóte, "entonces", unas 90 veces (más que el total de todos los otros
escritores del NT), pero no siempre con el sentido de la estricta relación
cronológica entre el episodio que así se introduce y el que precedió. Ver p.
268.
Corresponde
señalar que la fiesta en casa de Simón, registrada en este capítulo (vers.
6-12), sin duda se realizó el sábado anterior, quizá por la noche (Juan 12:
1-2,12-13; DTG 511, 515 [la palabra déipnon, "cena", suele emplearse
para designar la comida de la noche, como ocurre en Juan 13: 2; ver com. Luc. 14: 12]). Cronológicamente, habría
correspondido registrarlo antes del relato de Mat. 21 (ver com. cap. 26:5). La
reunión de sacerdotes y ancianos que se menciona aquí parece haber ocurrido ese
mismo sábado de noche (DTG 512), y Judas salió de la fiesta en casa de Simón
con su decisión de traicionar a su Maestro (vers. 14-15; DTG 515-516). Por lo
tanto, es muy probable que los 506hechos registrados en los vers. 3-15
ocurrieron el sábado anterior por la noche, pero Mateo los consigna aquí por
causa de su importante relación con el relato de la entrega de Jesús.
En
DTG 511-512 se presentan las circunstancias que provocaron la reunión de los
dirigentes judíos. Al parecer, ésta fue la primera reunión privada de Judas con
los dirigentes judíos (DTG 515-516). Pareciera que se reunió con ellos por
segunda vez antes de celebrarse la última cena el día jueves por la noche (DTG
667), quizá el martes de noche.
Los principales sacerdotes. Sin duda todos los que se mencionan aquí eran
miembros del sanedrín, el consejo nacional de los judíos. Pocas semanas antes,
poco después de la resurrección de Lázaro, el consejo había decidido matar a
Jesús en la primera oportunidad favorable (Juan 11: 47-53; DTG 495-500). En
este momento, el sentimiento popular en favor de Jesús hacía que esto fuera aún
más urgente (DTG 511). Con referencia al significado de la frase
"principales sacerdotes", ver com.
Mat. 2: 4. En vista de que en ese momento vivían varios que habían sido
designados con el título de sumo sacerdote, es posible que fueran ellos los
"principales sacerdotes".
Los escribas. Ver p. 57. La evidencia textual establece (cf. p. 147) la omisión de estas
palabras.
El patio. El patio de un príncipe o su corte era el lugar donde celebraba audiencias;
por lo tanto, es también correcta la traducción de la BJ, "palacio".
Quizá fue éste el mismo lugar donde Jesús más tarde compareció ante Anás y
Caifás (ver p. 60), probablemente junto al templo, o quizá dentro de la zona
del templo. Ver el mapa frente a la p. 513.
Caifás. Ver
com. Luc. 3: 2.
4. Tuvieron consejo. La primera consulta seria acerca de Jesús se había realizado dos años antes
(Juan 5: 16; DTG 184). Otra reunión con ese mismo propósito había ocurrido más
recientemente, en seguida después de la resurrección de Lázaro (DTG 512; Juan
11: 47-53). Al parecer, la consulta de Mat. 26: 4 había acaecido el sábado de
noche antes de la crucifixión (ver com. vers. 3), y otra siguió el martes por
la mañana (DTG 543).
Con engaño. La popularidad ganada por Jesús después de la resurrección de Lázaro,
llenaba de temor, de un modo especial, a los dirigentes judíos (DTG 512). Los
acontecimientos de los primeros días de la semana de la crucifixión sólo sirvieron
para intensificar el sentir del pueblo de que en Jesús la nación había
encontrado al Líder de quien los profetas habían hablado. Genuinamente
perplejos, los fariseos exclamaron: "Ya veis que no conseguís nada. Mirad, el mundo se va tras él" (Juan 12:
19; DTG 524, 526, 541, 544). La crisis era inminente, y a menos que pudieran
deshacerse de él, la caída de ellos parecía segura. Creyeron que debían actuar
con rapidez y en secreto. Además, si había un levantamiento popular para apoyar
a Jesús como Mesías-Rey (DTG 512, 524-526, 541), con toda seguridad el opresivo
poderío romano se haría sentir más duramente sobre la nación. Por otra parte,
si prendían a Jesús abiertamente, podría iniciarse una revuelta popular en su
favor.
5. No durante la fiesta. El sentimiento popular entre las multitudes reunidas en Jerusalén para
celebrar la pascua, acontecimiento que señalaba la primera liberación de Israel
como nación, se inclinaba decididamente por la proclamación de Jesús como
Mesías-Rey (ver com. vers. 4). Los dirigentes suponían que no podrían tocar a
Jesús hasta que esas multitudes hubieran abandonado la ciudad. Pero, cuando sus deliberaciones habían
llegado hasta ese punto, Judas apareció para hacerles una propuesta que parece
haber cambiado sus planes (vers. 14-15). Aparentemente, Mateo inserta aquí el
relato de la fiesta en casa de Simón (vers. 6-13) que ocurrió en Betania,
mientras los sacerdotes y fariseos estaban reunidos en el palacio de Caifás en
Jerusalén, a fin de explicar el cambio de los planes. Después de ser reprendido
en esta fiesta, Judas fue directamente al palacio y allí hizo los arreglos para
entregar a Jesús.
Alboroto. Ver com. vers. 4. Puede suponerse que esta consulta ocurrió el sábado de
noche anterior a la crucifixión (ver com. vers. 3). Al día siguiente ocurrió la
gran demostración popular que aclamó a Jesús como Mesías-Rey, cuando él entró
triunfalmente en Jerusalén (ver com. cap. 21: 1-11; DTG 524-527). Sin duda,
cuando los sacerdotes fueron al monte de los Olivos para encontrarse con Jesús,
creyeron que aquello que más temían estaba a punto de suceder (DTG 531,
533-534).
6. Betania. [Jesús es ungido en Betania, Mat. 26: 6-13 = Mar. 14: 3-9 = Luc. 7: 36-50 =
Juan 12: 1-9. Comentario principal:
Mateo y Lucas. Ver el mapa de la p. 214; los 507diagramas de las pp. 221, 223.]
Acerca del tiempo de la fiesta, ver DTG 511 . Por lo general, los comentadores
no aceptan que la, fiesta de Luc. 7:36-50 deba identificarse con la que
registra aquí Mateo (y también Marcos y Juan), y la sitúan en el ministerio
realizado en Galilea, más de un año y medio antes. Ver en la Nota Adicional de
Lucas 7 las razones por las cuales en este Comentario se afirma que es una sola
fiesta la que describen los cuatro autores de los Evangelios.
Simón. Un
fariseo (Luc. 7: 36-40) a quien Jesús había sanado de la temible lepra. Se
consideraba discípulo, se había unido abiertamente con los seguidores de Jesús,
pero no estaba completamente convencido del mesianismo del Maestro (DTG 511,
519; Luc. 7: 39). La fiesta fue ofrecida en honor de Jesús. Lázaro estaba
también allí como invitado de honor. Marta servía y María Magdalena, a quien
Simón había inducido a pecar y a quien Jesús había librado de la posesión
demoníaca, también estaba presente (DTG 512-513; ver la Nota Adicional de Luc.
7).
El leproso. No quiere decir esto que hubiera estado leproso en ese momento, porque de
haber sido así, habría estado aislado de la sociedad (ver com. Mar. 1: 40).
Algún tiempo antes, Jesús lo había sanado de la lepra y Simón ofreció ahora la
fiesta como expresión de su aprecio por lo que Jesús había hecho (DTG 51l).
7. Una mujer. La mujer era María, hermana de Marta y Lázaro (Juan 12: 1-3; ver la Nota
Adicional de Luc. 7).
Un vaso de alabastro. Ver com. Luc. 7: 37. Según Mar. 14: 3, el vaso debió quebrarse para que su contenido pudiera ser vertido. Perfume. Gr. múron, "ungüento". Marcos dice que era perfume de nardo puro (ver com. Luc. 7: 37).
Sobre la cabeza de él. Mateo y Marcos dicen que María ungió la cabeza de Jesús, mientras que Lucas
y Juan dicen que le ungió los pies. A primera vista podría parecer que hay una
discrepancia. Sin embargo, no hay razón para dudar que le hubiera ungido la
cabeza y los pies. (cf. Sal. 133: 2).
Estando sentado. Literalmente, "estando reclinado" (ver com. Mar. 2: 15; Luc. 7:
38).
8. Los discípulos. Según Juan 12: 4-5, la protesta comenzó por Judas. Aparentemente los otros
se le unieron en la crítica, la cual sin duda se propagó en voz baja en torno
de la mesa.
Este desperdicio. Judas estaba resentido porque ese perfume no se había vendido y el dinero
no se había depositado en la tesorería de los discípulos, donde podría haberse
apoderado de él, "porque era ladrón" (Juan 12: 6).
9. Vendido a gran precio. Según Mar. 14: 5, el valor estimado era de más de 300 denarios (ver p. 51).
Debiera señalarse que el salario correspondiente al trabajo de un día era un
denario (ver com. Mat. 20: 2); por lo tanto, los 300 denarios equivaldrían al
ingreso de un año de un jornalero.
Los pobres. Judas, el que estaba hablando (ver com. vers. 8), bien sabía que, según la
ley judía, socorrer a los pobres era una clara responsabilidad de quienes
disponían de más recursos (Deut. 5: 7-11; etc.) y que se consideraba un mérito
ayudar a los necesitados. Ver com. Mat. 5: 3.
10. Entendiéndolo. Mejor, "dándose cuenta" (BJ). Ver com. Mar. 2: 8.
11. Siempre tendréis pobres. Jesús no pone en duda nuestro deber para con los
pobres. Sencillamente, afirma que hay obligaciones mayores que ese deber.
No siempre. Ni aun los más allegados a Jesús comprendían lo que transcurriría en la
semana siguiente. Sólo María parecía vislumbrar, aunque débilmente, lo que
traería el futuro (DTG 513). Frente a la crisis que se avecinaba, Jesús apreció
muchísimo el sincero deseo de ella de hacer todo lo que podía (Mar. 14: 8).
12. La sepultura. María había tenido el plan de emplear el perfume en la preparación del
cuerpo de Jesús para su sepultura (DTG 513-514; cf. Mar. 16: 1), pero,
evidentemente, el Espíritu de Dios le impresionó que debía emplearlo en esta
ocasión y que no debía esperar.
13. De cierto. Ver com. cap. 5: 18.
Este evangelio. Aquí Jesús anticipó claramente que su Evangelio (ver com. Mar. 1: 1) sería
predicado en todas partes (cf. Mat. 24: 14). Quienes afirman que Jesús nunca se
propuso fundar una religión harían bien en considerar esta declaración.
Para memoria de ella. Este acto de devoción de María reflejaba el mismo espíritu que había movido
a Jesús a descender a este mundo tenebroso (Fil. 2: 6-8).
14. Judas Iscariote. Ver com. Mar. 3: 19 (cf. DTG 663-670).
Fue a los principales sacerdotes. Con referencia 508 a la relación de este hecho con
los que ya se han descrito en este capítulo, ver com. vers. 3, 5. El sermón
predicado en la sinagoga de Capernaúm aproximadamente un año antes (Juan
6: 22-65) había sido el punto decisivo
en la trayectoria de Judas (DTG 666). Aunque exteriormente había permanecido
con los doce, su corazón se había apartado de Jesús. La alabanza de Jesús ante
la acción de María en la fiesta de Simón, que condenaba indirectamente la
actitud de Judas, impulsó a éste a actuar (DTG 563-564, 667). Cuán extraño es
que el supremo acto de amor por Jesús, realizado por María, indujera a Judas a
cometer su acción de suprema deslealtad. Al ir a los "principales
sacerdotes", Judas actuó bajo la inspiración del maligno (Luc. 22: 3).
15. ¿Qué me queréis dar? Cuando Judas ofreció entregar a su Maestro, su pensamiento primordial era
el de sacar provecho personal. En verdad, el sacar ventajas personales había
llegado a ser el motivo dominante de toda su vida.
Yo os lo entregaré. El ofrecimiento de Judas resolvió el dilema de los dirigentes, judíos de
Jerusalén. Deseaban silenciar a Jesús, pero estaban paralizados por temor al
pueblo (ver com. vers. 5). Su problema era encontrar el modo de prender a Jesús
sin provocar una revuelta popular en su favor. Ver com. vers. 16.
Piezas de plata. Gr. argúrion, "moneda de plata". Se supone que aquí equivale a
"siclo" y que esta moneda de plata equivalía al stat'r (ver com. cap.
17: 24, 27), y al tetradrajmá de Tiro. Este pesaba unos 14, 3g, y correspondía
con el salario que se le daba a un jornalero por cuatro días de trabajo. El
precio tradicional de un esclavo era de treinta siclos de plata (Exo. 21: 32).
Comparar esto con la predicción de Zac. 11: 12.
16. Oportunidad. Gr. eukairía, "tiempo favorable", es decir, un momento apropiado
para las exigencias de los gobernantes de la nación (ver com. vers. 4-5). Judas
proporcionó el eslabón que faltaba en el complot sacerdotal en contra de Jesús.
Con su ayuda, podrían convenientemente (Mar. 14: 11) prender a Jesús "a
espaldas del pueblo" (Luc. 22: 6;
cf. Mar. 14: 1-2). No es de extrañar, entonces, que los sacerdotes y los
ancianos "se alegraron" (Mar. 14: 11).
17. El primer día. [Preparación para la pascua, Mat. 26:17-19 = Mar. 14:12-16 = Luc. 22: 7-13.
Comentario principal: Mateo.] Marcos observa además que "el primer día de
la fiesta de los panes sin levadura" era el día "cuando sacrificaban
el cordero de la pascua" (Mar. 14: 12). Lucas dice que era el día,
"en el cual era necesario sacrificar el cordero de la pascua" (cap.
22: 7). Es algo extraña la designación de "primer día de la fiesta de los
panes sin levadura" como día en que debía sacrificarse el cordero pascua. Normalmente,
el día 14 del mes de Nisán era designado como el día cuando debía sacrificarse
el cordero pascual, y el 15 de Nisán como el primer día de los panes sin
levadura (Lev. 23: 56; ver t. II, p. 108). Debido a la estrecha relación entre
la pascua y la fiesta de los panes sin levadura, a veces se intercambiaban los
dos términos y toda la fiesta era llamada por cualquiera de los dos nombres (ver
Talmud Pesahim 5a; cf. Josefo, Antigüedades ii. 15. 1). El hecho aquí
registrado ocurrió el día jueves. Con referencia a la relación entre ese
acontecimiento y la pascua, y la aparente discrepancia entre los sinópticos y
Juan referente a la fecha de la pascua, ver la primera Nota Adicional al final
de este capítulo.
Panes sin levadura. Ver com. Exo. 12: 8; Lev. 23: 6; Núm. 28: 17; Deut. 16: 3, 8; ver el t.I,
p. 722; t. II, p. 109.
Vinieron los discípulos. El jefe de familia tenía la responsabilidad de hacer los arreglos para la
celebración de la pascua, así como tenía a su cargo todas las otras funciones
religiosas de la familia. En cierto sentido, era el sacerdote de la familia.
Siendo espiritualmente "miembros de la familia de Jesús" (DTG 315),
era natural que los discípulos se dirigieran a él para pedirle instrucciones en
cuanto a los preparativos para la pascua. Al parecer, se acercaron a Jesús en
la mañana del jueves, 13 de Nisán (ver la primera Nota Adicional al final del
capítulo), pues celebraron juntos la pascua esa misma noche (Mat. 26: 17, 20;
Mar. 14: 12, 16-18; Luc. 22: 7-8, 13-15).
¿Dónde quieres? Parecería que ni aun los discípulos más allegados a Jesús (Luc. 22: 8; cf.
DTG 259) estaban enterados, por lo menos en cuanto a los detalles, de los
planes que Jesús tenía para la celebración de la pascua. Por lo tanto, era
posible que tampoco Judas los conociera. Desde su primer encuentro con los
miembros del sanedrín el sábado anterior por la noche (ver com. Mat. 26: 3, 5),
y especialmente desde su segundo encuentro con ellos, lo cual probablemente
acaeció el 509martes por la noche (DTG 601, 611, 663, 667), Judas había estado
buscando una oportunidad propicia para entregar a Cristo (ver com. vers.
16). Algunos han sugerido que debido a
esta situación Jesús pudo haber esperado casi hasta el último momento posible a
fin de hacer los arreglos para la pascua. Sin embargo, aun en ese momento, las
instrucciones dadas a Pedro y a Juan fueron tales que ni ellos ni los otros
discípulos sabían dónde iban a celebrar la pascua. Sólo más tarde ese día,
cuando regresaran Pedro y Juan, sabrían todos dónde iban a estar. A partir de
ese momento, Judas tendría poco tiempo para hacer los planes a fin de entregar
a Jesús a los dirigentes de los judíos durante la hora tranquila que el
Salvador pasara con sus discípulos en el aposento alto. Es posible que Jesús tomara esas precauciones
a fin de que no fuera interrumpida esa sagrada ocasión, la última vez que
estaría con los doce, pues tenía instrucciones sumamente importantes que
impartirles.
La pascua. Ver la primera Nota Adicional al final del capítulo.
18. Id a la ciudad. Es evidente que Jesús pasó la noche del miércoles fuera de Jerusalén. Desde el viernes hasta el martes había pasado
las noches en Betania, probablemente en casa de Lázaro (DTG 51l; ver com. cap.
21: 17). Según DTG 628, 636, Jesús pasó
la noche del martes en el monte de los Olivos.
No se dice dónde pasó el día miércoles ni la noche del mismo día (ver
com. cap. 21: 17; 26: 2). Quizá Judas
fue por segunda vez a los dirigentes judíos el martes, completó los arreglos
para traicionar a su Maestro y acordó hacerlo en uno de los lugares donde Jesús
se retiraba (DTG 601, 663; ver com. vers. 4). Jesús sabía acerca de la
conspiración secreta de Judas contra él, y algunos han sugerido que,
posiblemente, cambió adrede su lugar de residencia a fin de estorbar los planes
de Judas (Juan 6: 64).
Cierto hombre. Gr. déina, "fulano", término empleado por quien habla para
designar a una persona a quien no quiere o no puede nombrar. La BJ traduce:
"Id a la ciudad, a casa de fulano". Según Mar. 14: 13- 14 y Luc. 22:
10-11 los discípulos debían encontrarse con uno que llevaba un cántaro; según
Mateo, Jesús los envió a casa de "fulano". Por lo que dice Hech. 12:
12 (cf. Hech. l: 13), la tradición
afirma que el padre de Juan Marcos era el dueño de la casa en cuyo
"aposento alto" estuvo por un tiempo el domicilio de los doce y el
centro de actividades de la iglesia de Jerusalén (ver com. Mar. 14: 5 l).
El Maestro dice. Estas palabras sugieren que el dueño de la casa conocía a Jesús y
simpatizaba con él. Quizá -al igual que Simón de Betania (DTG 511), Nicodemo
(Juan 19:39; DTG 148) y José de Arimatea (Mat. 27: 57)-, el dueño de casa ya
era discípulo de Jesús.
Mi tiempo. Antes de este momento Jesús había afirmado que su hora no había llegado
todavía (Juan 2: 4; 7: 6, 8, 30; cf. cap. 8: 20). Con estas palabras Jesús
quería decir que no había llegado aún el momento de concluir su ministerio y de
morir. Ahora, ya en el día cuando había de ser entregado, con palabras plenas
de significado, dijo que su tiempo estaba cerca. Más tarde, esa misma noche, afirmó: "La
hora ha llegado" (Juan 17: 1).
En tu casa. En tiempos de Jesús, la pascua se celebraba dentro de la ciudad de
Jerusalén, y todas las casas debían estar disponibles para que los peregrinos
pudieran celebrar allí la pascua. Por un tiempo, en obediencia a las
instrucciones dadas cuando se instituyó la pascua (Exo. 12: 22), los que
participaban de la comida pascual debían permanecer hasta la mañana en la casa
donde la habían comido. Pero, con el tiempo, el creciente número de peregrinos
que asistían a la pascua hizo que, después de la comida pascual, fuera
necesario conceder permiso para que los comensales se retiraran a lugares de
alojamiento dentro de una zona limitada y cuidadosamente definida, en las
proximidades de Jerusalén.
19. Prepararon la pascua. Es probable que, al prepararse para la pascua, los discípulos hubieran
seguido el ritual acostumbrado de revisar cuidadosamente la habitación para
asegurarse que no hubiera ni una partícula de levadura. También sería necesario
preparar la mesa, los reclinatorios o los cojines, y los utensilios para servir
la comida. Aunque el relato bíblico no dice nada específico en cuanto a que
hubieran comido un cordero en esa última cena de que participó Jesús con sus
discípulos, difícilmente podrían haber celebrado la cena pascual sin ese
cordero (Mar. 14: 12, 16-18; Luc. 22: 7-8, 13-15). También habrían preparado
pan sin levadura, hierbas amargas y el vino. Sin duda, estos preparativos
ocuparon buena parte del día, y es probable que Juan y Pedro hubieran vuelto ya
hacia el atardecer. 510
20. Cuando llegó la noche. [Celebración de la pascua, Mal. 26: 20 = Mar. 14:
17- 18ª = Luc. 22: 14-16. Comentario principal: Lucas.] Esto ocurrió el jueves
de noche, en las primeras horas del día 14 de Nisán (ver primera Nota Adicional
al final del capítulo).
21. Mientras comían. [Se da a conocer el traidor, Mat. 26: 21-25 = Mar. 14: 18b-21 = Luc. 22:
21-23 = Juan 13: 21-30. Comentario
principal: Mateo y Juan.] Los evangelistas Mateo y Marcos no hablan del
lavamiento de los pies de los discípulos (Juan 13: 1-17). Además, en sus relatos
Mateo y Marcos invierten el orden de la Cena del Señor y la identificación del
traidor. El relato de Lucas es el que más se acerca al orden cronológico,
porque Judas, antes de abandonar el aposento alto, participó tanto del pan como
del vino con los cuales Jesús instituyó la Cena del Señor (DTG 609).
Según la Mishnah (Pesahim 10), el ritual de la cena pascual era
el siguiente: (1) El jefe de la familia o del grupo que celebraba la cena
mezclaba la primera copa de vino y la servía a los otros, pronunciando una
bendición sobre el día y sobre el vino. (2) Entonces se ponía la mesa. Los alimentos que se servían en la cena
pascual eran el cordero, las hierbas amargas, pan sin levadura, lechuga y una
salsa llamada jaróseth, hecha de almendras, dátiles, higos, pasas, especias y
vinagre. (3) Se servía la segunda copa de vino y el jefe de familia explicaba
el significado de la pascua. (4) Se cantaba la primera parte del hallel de la
pascua, los Sal. 113 y 114. (5) Al servirse una tercera copa de vino, el jefe de
familia pronunciaba la bendición sobre la comida. (6) Se servía una cuarta copa
de vino y se entonaba la segunda parte del hallel, que incluye los Sal. 115 al
118.
De cierto. Ver com. cap. 5: 18.
Uno de vosotros. Según lo consignan los evangelistas, ésta fue la primera vez que Jesús
anunció claramente que uno de los doce lo había de entregar. Todos se
sorprendieron, pero nadie sospechó que sería Judas, quien comenzó a comprender
que Jesús leía su oculto secreto como un libro abierto. De acuerdo con DTG 609-610,
las cinco declaraciones de Jesús en las cuales reveló quién sería el traidor
fueron pronunciadas en el siguiente orden: (1) Las palabras "no estáis
limpios todos" (Juan 13: 11) fueron dichas durante el lavamiento de los
pies. (2) La siguiente afirmación: "El que come pan conmigo, levantó
contra mí su calcañar" (Juan 13: 18) fue pronunciada cuando los discípulos
volvieron a ocupar sus lugares en la mesa. (3) El anuncio de Mat. 26: 21:
"Uno de vosotros me va a entregar" siguió momentos después. (4) La declaración:
"El que mete la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar"
(vers. 23) fue hecha en algún momento de la última cena. (5) La afirmación
postrera: "Tú lo has dicho" (vers. 25) fue pronunciada al final de la
Cena del Señor e impulsó a Judas a retirarse inmediatamente del aposento.
Cf. Sal. 41: 9.
Entregar. Gr. paradídÇmi, "entregar". Por lo menos en cuatro ocasiones
anteriores a ésta Jesús había hecho alusión a que iba a ser traicionado (Mat.
17: 22; 20: 18; 26: 2; Juan 6: 64, 70-71).
22. ¿Soy yo, Señor? En el griego, la forma de la pregunta indica que se espera una respuesta
negativa. Es como si se dijera: "Yo no soy, ¿verdad que no?" Judas,
sin duda, empleó esta forma de preguntar para confundir a sus compañeros.
23. El que mete. Ver com. vers. 21. Jesús hizo esta afirmación en respuesta a una pregunta
de Juan (Juan 13: 23- 26), pero Judas no había oído la pregunta (DTG 610). La
cena pascual se comía con los dedos. El
"plato" aquí mencionado era sin duda la salsa (jaróseth) que se comía
con el pan sin levadura y las hierbas amargas (ver com. Mat. 26: 21).
Ese. En
tiempos antiguos, el violar los derechos de la hospitalidad hacía que una
persona fuera considerada como sumamente indigna. En algunos países orientales
todavía hoy el que no quiere ser amigo de alguien o quiere aprovecharse de
alguno, evita comer junto con él.
24. Hijo del Hombre. Ver com. Mat. 1: 1; Mar. 2: 10.
Va. Gr.
hupágÇ, "irse". Es aquí un
eufemismo equivalente a "morir".
Según está escrito. Es probable que aquí Jesús se estuviera refiriendo a pasajes tales como
Sal. 22 e Isa. 53.
¡Ay! El
hecho de que la Inspiración hubiera predicho la traición de Judas, de ningún
modo lo disculpa de su responsabilidad personal en este asunto. Dios no lo
había predestinado para que entregase a su Maestro. La decisión de Judas fue
una elección deliberada.
No haber nacido. Cf. cap. 18: 6.
25. Judas. Ver com. Mar. 3: 19. Judas no había
oído lo que Cristo había dicho acerca de él como traidor (ver com. Mat. 26: 23). En la confusión había guardado
silencio mientras los otros preguntaban "¿Soy yo?", y su silencio
había hecho que los demás se fijaran en él (DTG 610)
Tú lo has dicho. Ver com. vers. 21. Esta afirmación era una forma indirecta, quizá un tanto
ambigua, de decir que sí (cf. vers. 64).
Los otros discípulos, con la posible excepción de Juan (Juan 13: 25-27),
no habían captado el significado de la última afirmación que dirigió Jesús a
Judas (Juan 13: 28). Pero el traidor
comprendió plenamente que Jesús había discernido su secreto y al punto se
retiró para realizar su tercer conciliábulo con los dirigentes judíos (Juan 13:
31; DTG 610-611).
26. Mientras comían. [La Cena del Señor, Mat. 26: 26-29 = Mar. 14: 22-25 = Luc. 22: 17-20.
Comentario principal: Mateo. Ver mapa p.215; los diagramas pp. 222-223.] Comían
la cena pascual.
Tomó Jesús el pan. Evidentemente, el pan sin levadura de la pascua.
Bendijo. Algunos
han sugerido que Jesús pudo haber pronunciado la bendición judía: "Bendito
eres tú, Señor nuestro Dios, rey del mundo, que haces producir pan de la
tierra".
Tomad, comed. Así como el cuerpo se sustenta con el pan literal, así también el alma debe
nutrirse de las verdades que Cristo pronunció.
Esto es mi cuerpo. Algunos han interpretado en forma literal esta declaración figurada de Jesús,
olvidando, evidentemente, que muchas veces habló en forma figurada de sí mismo.
Por ejemplo, Jesús dijo: "Yo soy la puerta" (Juan 10: 7) y "Yo
soy el camino" (Juan 14: 6). Pero
todos concuerdan que no por ello se transformaba en puerta o en camino. Por lo
que leemos en Luc. 22: 20 (cf. 1 Cor. 11: 25) resulta evidente que Jesús
hablaba en forma figurada del "pan" cuando dijo: "Esta copa es
el nuevo pacto en mi sangre". Siguiendo un criterio estrictamente literal,
si el pan se convirtió realmente en cuerpo de Jesús, por el mismo proceso, la
"copa" debería haberse convertido en el nuevo pacto. La forma verbal
"es" -en la frase "esto es mi cuerpo"- se emplea con el
sentido de "representa", como ocurre en Mar. 4: 15-18; Luc. 12: 1;
Gál. 4: 24.
27. La copa. Esta era la copa empleada en la celebración del servicio pascual. Según DTG
609, esa copa contenía el jugo puro de la uva, sin rastro de fermentación, y
quizá diluido con agua conforme a la costumbre judía de aquel tiempo. Se
desconoce el método empleado en la antigüedad para conservar sin fermentar el
jugo de uva desde la vendimia hasta la pascua, unos seis meses más tarde. Sin embargo, Columela (siglo I d. C., España)
y Plinio el Viejo (siglo I d. C., Italia) describieron métodos empleados para
conservar sin fermentar el jugo de uva hasta por el espacio de un año (ver SDA
Source Book, párrafos 226-231). Ellos
afirman que el jugo de uva hervido por un buen tiempo se pone espeso y que esa
"semigelatina" puede conservarse para después licuarla nuevamente.
También puede hacerse jugo de uva con las pasas de uva.
Habiendo dado gracias. Ver com. vers. 26.
28. Esto es mi sangre. Así como el pan representaba el cuerpo de Jesús, así también el vino
representaba su sangre (ver com. vers. 26).
Pacto. La
sangre que Jesús derramó en el Calvario ratificó o dio validez al nuevo pacto,
así como la sangre de los becerros había servido para ratificar el antiguo
pacto (Exo. 24: 5-8; Heb. 9: 15-23; cf.
Gál. 3: 15). De no haberse
producido la muerte vicaria de Cristo, el plan de salvación nunca hubiera sido
una realidad. Aun los que se salvaron en los tiempos del AT, fueron redimidos
en virtud del sacrificio venidero (Heb. 9: 15). Fueron salvos porque se
anticiparon con fe a la muerte de Jesús, así como hoy se encuentra la salvación
mirando retrospectivamente hacia ese mismo acontecimiento. La naturaleza del
nuevo pacto se describe con más detalles más adelante (cf. com. Heb. 8: 8-11).
Por muchos es derramada. La naturaleza vicaria de la muerte expiatorio de Cristo se afirma claramente
(cf. Isa. 53: 4-6, 8, 10-12). Lucas
dice: "por vosotros se derrama" (cap. 22: 20; cf. Mat. 20: 28).
Remisión. Gr. áfesis, "perdón", "liberación", del verbo afí'mi,
"despachar", "despedir", "perdonar" (ver com.
cap. 6:12). Ésta palabra se emplea en los papiros para referirse a la
liberación de cautivos y a la remisión de deudas o castigo. Aquí, debe
preferirse el sentido de "perdón" (Juan 3: 16; cf. Mat. 20: 28).
29. No beberé. Las palabras "desde ahora" insinúan que en esa ocasión Jesús
bebió de la copa. Así como los discípulos habían de beber de la copa en memoria
de Jesús hasta que él viniera (1 Cor.11: 25-26), Jesús se abstendría de beber
hasta que de nuevo la bebiera en el reino de su Padre. 512
Hasta aquel día. Posiblemente, Jesús aludió aquí a "la cena de las bodas del
Cordero" (Apoc. 19: 9). Así como la
última cena estaba íntimamente relacionada con el gran acontecimiento que hizo
posible el plan de salvación, así también la cena de las bodas del Cordero será
en celebración del triunfo de ese plan.
Nuevo. No
se refiere aquí a vino nuevo en contraste con vino añejo y fermentado, sino al
hecho de que en el reino todo será nuevo (Apoc. 21: 5).
El reino de mi Padre. El beber de la copa de la comunión había de anunciar la muerte de Jesús
hasta que él volviera (1 Cor. 11:26). La
copa es una promesa de Dios de que el reino finalmente se convertirá en una
realidad, y de nuestra parte, es una evidencia de fe en la promesa que esto ha
de ocurrir. El rito de la Cena del Señor
une el primer advenimiento con el segundo. El servicio de comunión tiene el
propósito de mantener en la mente de sus seguidores vívidamente la esperanza de
la segunda venida de Jesús, así como también el recuerdo de su muerte vicaria.
(1 Cor. 11: 25-26; cf. DTG 613).
30. Hubieron cantado el himno. [Jesús y los discípulos se retiran al Getsemaní,
Mat. 26: 30 = Mar. 14: 26 = Luc. 22: 39. Comentario principal: Mateo. Ver el
mapa p. 215; los diagramas pp. 222-223.] Era habitual cantar los Sal. 115 al
118 al final de la cena pascual. Los
consejos que Jesús impartió a los discípulos en el aposento alto y yendo al
Getsemaní, aparecen en Juan 14-17.
Monte de los Olivos. Así llamado por los olivos que se cultivaban en sus laderas. Josefo emplea
este mismo nombre (Antigüedades vii. 9. 2; xx. 8. 6; Guerra v. 2. 3; etc.).
Monte de los Olivos es el nombre que suele empicarse para designar la parte
occidental de un cerro que está directamente al este de Jerusalén, cruzando el
valle del Cedrón. La cumbre norte del monte de los Olivos alcanza una elevación
de unos 830 m, o sea unos 90 m por encima del nivel de la zona del templo en la
ciudad. Ver com. cap. 21: 1; 24: 1. Se piensa que antes de que Tito destruyera
todos los árboles en las cercanías de Jerusalén, el monte de los Olivos estaba
cubierto de olivares, higueras, mirtos y de otros árboles. Betania, ubicada a unos 3,5 km al este de la
ciudad, se hallaba en la ladera sudeste del monte. Ver la ilustración frente a la p. 481.
31. Os escandalizaréis. [Jesús anuncia la negación de Pedro, Mat. 26: 31-35 = Mar. 14: 27-31 = Luc.
22: 31-38 (= Juan 13: 36-38). Comentario
principal: Mateo] Gr skandalízo (ver com. cap. 5: 29). Jesús
pronunció estas palabras de advertencia y de amonestación mientras él y los
discípulos comenzaban a descender desde la ciudad al valle del Cedrón, en
camino al monte de los Olivos (DTG 626-627). Notar, sin embargo, que la
advertencia de Juan 13: 36-38 fue dada en el aposento alto.
Esta noche. Es probable que esto ocurriera una hora o más antes de la medianoche,
durante las primeras horas del día 14 de Nisán (ver la primera Nota Adicional
al final del capítulo).
Escrito está. Jesús cita aquí a Zac. 13: 7.
Las ovejas. Jesús aplica esta predicción a la huida de los discípulos cuando él fue
arrestado, quizá una hora más tarde (vers. 56).
32. Después que haya resucitado. Frente a la traición, la condenación y la muerte,
Jesús habla con confiada seguridad de su resurrección. Esta cita bien
específica que Jesús concertó con los discípulos para encontrarse con ellos de
nuevo en Galilea, podría haberles servido como un motivo de ánimo durante las
horas de amargo chasco que tenían por delante, pero pareciera que los
discípulos la olvidaron (ver com. vers. 33).
33. Pedro. En muchas ocasiones, Pedro habló en nombre de los otros discípulos (cap.
14: 28; 16: 16, 22; 17: 4, 24). Sin
embargo, aquí parece haber hablado por su propia cuenta, sintiéndose superior a
sus compañeros. Las anteriores palabras de Jesús (cap. 26: 31-32) por lo visto
no habían hecho mella en él. Su respuesta
impulsiva, característicamente suya (ver com.
Mar. 3: 16), no había sido bien pensada.
34. De cierto. Ver com. cap. 5: 18.
Esta noche. Ver com. vers. 31. La advertencia que se presenta en Juan 13:38 fue dada
mientras Jesús y los doce estaban aún en el aposento alto. Aquí es dada
nuevamente yendo al Getsemaní (DTG 627).
Tanto la predicción como su cumplimiento están en los cuatro Evangelios.
Antes que el gallo cante. Marcos dice "antes que el gallo haya cantado dos veces" (Mar.
14:30). El "cantar del gallo"
era una forma común de referirse al amanecer. Por ejemplo, la Mishnah (Tamid 1.
2) explica que el que deseaba quitar las cenizas del altar "se levantaba
temprano y se bañaba antes de que llegara el supervisor. ¿A qué hora llegaba el
supervisor? 513
No
siempre venía a la misma hora; algunas veces venía al cantar del gallo, algunas
veces un poco antes o un poco después". Con referencia a la relación entre
este canto y las vigilias de la noche, ver p. 52.
35. Aunque me sea necesario morir. Sin duda, Pedro tenía las mejores intenciones, pero
no sabía de lo que hablaba. Comparar esto con la noble profesión de lealtad
hecha por Rut a Noemí (Rut 1: 16-17) y su admirable fidelidad en cumplirla.
Dijeron lo mismo. Cuán poco sabían los discípulos de las circunstancias que pronto los
rodearían y los llevarían a abandonar a Jesús y a huir para salvar la vida
(Mar. 14: 50).
36. Entonces llegó Jesús. [Jesús ora en Getsemaní, Mat. 26: 36-56 = Mar. 14: 32-52 = Luc. 22: 40-53 =
Juan 18: 1-12. Comentario principal: Mateo.]
Getsemaní. De una palabra aramea que significa "prensa de aceite". El
Salvador con frecuencia había venido a este lugar para meditar, orar y
descansar (Luc. 22: 39; Juan 18: 2), y allí también había pasado muchas noches
(Luc. 21: 37; DTG 637). Es probable que
Jesús hubiera pasado aquí las noches del martes y del miércoles antes de la
crucifixión (ver com. Mat. 26: 18).
No
se conoce con precisión la ubicación del huerto en los tiempos bíblicos. Es probable que este lugar tranquilo
estuviera en algún punto de la ladera del monte de los Olivos (ver com. cap.
21: 1; 26: 30), cruzando el valle del Cedrón, enfrente del templo y a unos diez
minutos de distancia, yendo a pie, desde la ciudad. El punto que suele señalarse
a los turistas como huerto de Getsemaní se basa en una tradición que no puede
rastrearse más allá de los tiempos de Constantino el Grande, tres siglos
después de Cristo. Según la opinión de muchos comentadores y viajeros que han
visitado Palestina, el huerto de Getsemaní donde oró Jesús habría estado algo
más arriba en la ladera. Ver la ilustración frente a la p. 481).
Sentaos aquí. Jesús instó a ocho de los discípulos a que permanecieran cerca de la
entrada del huerto.
37. Tomando. Pedro, Santiago y Juan gozaban del privilegio de tener una asociación más
íntima con Jesús que la de los otros discípulos. Habían estado con él cuando
resucitó a la hija de Jairo (Luc. 8: 51) y también en el monte de la
transfiguración (Mat. 17: 1). En esta
hora suprema, Jesús ansiaba tener la camaradería humana, la simpatía y la
comprensión de sus amigos.
A entristecerse y a angustiarse. Ver com. vers. 38.
38. Mi alma. Equivalente de una expresión común hebrea que significa "yo" (com. Sal. 16: 10; Mat. 10: 28).
Muy triste. Nos resulta imposible comprender la profunda tristeza y el misterioso dolor
que oprimían a Jesús cuando entró en el huerto de Getsemaní. La extraña
tristeza que le sobrevino dejó perplejos a los discípulos. Aquí estaba el
divino y humano Hijo de Dios, Hijo del hombre (ver com. Mat. 1: 1; Mar. 2: 10; Luc. 1: 35), sufriendo
tal angustia cual jamás habían visto. En parte, el sufrimiento era físico, pero
esto era sólo el reflejo visible del infinito sufrimiento de Cristo como
portador de los pecados del mundo.
Con
referencia a los sufrimientos del Salvador en el huerto de Getsemaní y las
tentaciones con que allí Satanás lo acosara, ver DTG 636-644 (cf. com. Mat. 4: 1- 11; Luc. 2: 40, 52; Heb. 2: 17;
ver también el Material Suplementario de EGW referente a Mat. 26: 36-46, y la
Nota Adicional de Juan 1).
Hasta la muerte. Es imposible que, como seres pecadores, comprendamos la intensidad de la
angustia que experimentó el Salvador al llevar el peso de los pecados del mundo
(ver com. Luc. 22: 43).
Velad conmigo. Una súplica en procura de simpatía y compañerismo humanos en la lucha con
los poderes de las tinieblas. "Velar" significa literalmente
"estar despierto", pero aquí significa estar despierto con un
propósito definido. En este caso el propósito era el de compartir la vigilia de
Cristo.
39. Yendo. Lucas dice que se retiró "a distancia como de un tiro de piedra"
(Luc. 22: 41). Estaba donde Pedro,
Santiago y Juan podían verlo y oírlo. Según DTG 637, 643, los discípulos vieron
y oyeron al ángel (Luc. 22: 43).
Orando. Con referencia a la vida de oración de Jesús, ver com. Mar. 1:35; 3:13; Luc. 6:12. Padre. Ver com. cap. 6: 9.
Esta copa. La "copa" es una expresión bíblica comúnmente empleada para
representar las experiencias de la vida, ya sean buenas o malas (ver com. cap.
20: 22).
Pero. A
pesar de todos los sufrimientos y de las terribles tentaciones con las cuales
Satanás 514atormentaba a Jesús, él
se sometió sin dudas ni vacilación a la voluntad del Padre. Su perfecta
sumisión a Dios proporciona un perfecto ejemplo para que nosotros lo imitemos.
Como tú. Ver
com. Mat. 6: 10; Luc. 2: 49; cf. Heb. 5:
8.
40. Vino luego a sus discípulos. Sin duda, Jesús se acercó a ellos en procura de
camaradería y simpatía humanas.
Durmiendo. Por un tiempo habían estado despiertos y habían unido sus oraciones a las
de él, pero luego les sobrevino un letargo abrumador. Podrían haberse liberado
de él si hubieran persistido en oración.
Ver com. cap. 24: 42, 44.
Dijo a Pedro. Pedro era el que se había jactado que acompañaría a Jesús a la cárcel o a
la muerte (ver com. vers. 33, 35). En este momento, no era capaz de permanecer
despierto, mucho menos de realizar algo difícil.
¿Así? Gr.
hóutÇs, "así", "de este modo". El inmenso chasco que sintió Jesús al
encontrar que sus más íntimos amigos terrenales habían tenido demasiado sueño
como para orar con él por "una hora" se expresa en esta exclamación,
mitad censura y mitad chasco.
Una hora. Esto podría indicar que Jesús pasó aproximadamente una hora orando. Sin
embargo, la expresión griega también puede entenderse en el sentido de
"tiempo breve", "un momento", "un rato"; por lo
tanto, no necesitaría interpretarse en forma literal.
41. Velad y orad. Con referencia a lo que se implica en la acción de velar propia del
cristiano, ver com. cap. 24: 42. En cuanto a la manera en que Cristo se
preparó para hacer frente a la tentación, ver 2T 200-215. El ayunó, oró con fervor y se entregó
plenamente a Dios. Acerca de la oración
eficaz, ver com. Mat. 6: 5-13; Luc. 11:
1-9; 18: 1-8.
En tentación. Ver com. cap. 6: 13.
El espíritu. Es decir, las facultades superiores de la mente. Comparar con las
experiencias de Pablo relatadas en Rom. 7: 15 a 8: 6.
Está dispuesto. Gr. próthumos, "dispuesto", "inclinado",
"listo", "preparado".
Algún tiempo antes, esa misma noche, los discípulos habían demostrado
que su mente estaba dispuesta (vers. 33-35).
La carne. Es decir, las tendencias y los deseos naturales que son estimulados por los
sentidos. El término "carne" en el NT muchas veces representa la
naturaleza inferior del hombre con sus diversos apetitos y deseos (Rom. 8: 3;
etc.).
Débil. Jesús
no disculpa la debilidad de la "carne", sino destaca que esta
debilidad es la razón por la cual es necesario velar y orar. La relativa facilidad con la cual los discípulos
repetidamente se durmieron en esa hora de crisis, es la debilidad a la cual
Cristo se refiere específicamente (ver com. vers. 40).
42. Si no puede. La construcción griega indica que esta condición no se cumplirá, es decir,
la copa no podrá pasar de él.
43. Los ojos de ellos estaban cargados de sueño. Como lo habían estado en el monte de la
transfiguración (Luc. 9: 32; DTG 391).
44. Por tercera vez. Este era el momento de crisis, cuando la suerte de la humanidad y el
destino del mundo estaban en la balanza.
45. Dormid ya.No queda claro por qué Jesús les dijo a los discípulos: "Dormid... y
descansad"; y luego, pareciera que inmediatamente después, les dijo:
"Levantaos, vamos" (vers. 46).
Algunos sugieren que ésta era una reprensión indirecta por haberse ellos
dormido repetidas veces, tina observación irónica, que indicaba que el momento
de velar y orar ya había pasado. Sin embargo, la ironía parecería estar fuera
de lugar en una ocasión tal como ésta, y otros sugieren la posibilidad de
traducir esta frase como pregunta: "¿Seguiréis durmiendo y
descansando?"
Hijo del Hombre. Ver com. Mat. 1: 1; Mar. 2:10.
Entregado. Ver com. Luc. 6:16. En manos. Cierta vez Job fue entregado a Satanás, pero con la estipulación de que debía conservársele la vida (Job 2: 6). En esta ocasión, sin embargo, Jesús fue entregado a hombres que estaban plenamente bajo el control de demonios como lo habían estado los endemoniados a quienes Cristo había restablecido mental y físicamente (DTG 221, 290; cf. DTG 695-696).
46. Vamos. En vez de esconderse o procurar escapar de la turba que estaba a punto de
prenderlo, Jesús le salió al encuentro. Podría no haberse retirado a un lugar
donde Judas sabía que solía ir (Luc. 22: 39; Juan 18: 2; ver com. Mat. 26:36; cf. DTG 636, 663), o podría haberse
marchado antes de que llegaran sus enemigos. Pero no se fue, ni siquiera cuando
escuchó los pasos que se acercaban.
47. Judas. El traidor sabía dónde encontrar a Jesús (Juan 18: 2). Se habían hecho los
arreglos para prender a Jesús "en uno de los lugares donde se retiraba a
meditar y orar" (DTG 663) y el huerto de Getsemaní era uno 515 de los
lugares donde solía ir con esos propósitos. Algunas veces había pasado allí la
noche (Luc. 21: 37; DTG 637). La misión
de Judas era conducir a los gobernantes hasta Jesús cuando estuviera en un
sitio tranquilo y apartado, y allí identificarlo ante sus captores (Hech. 1:
16).
Uno de los doce. Sin duda, se añade este comentario para hacer aún más notable la terrible
naturaleza de la traición de Judas (ver com. vers. 21, 23). Intensifica el
horror de su traición.
Mucha gente. Entre esa variada multitud estaba el sumo sacerdote, acompañado por
diferentes dirigentes judíos (DTG 644-645), por algunos fariseos (Juan 18: 3),
por los alguaciles del templo, también judíos (Juan 18: 12; cf. DTG 645), y por un destacamento de soldados
romanos (DTG 643-644). Además, se encontraba allí una turba, formada en parte
por rufianes del populacho, que habían venido quizá para presenciar algo emocionante
(DTG 645).
De parte de los principales sacerdotes. Esta acción fue realizada bajo la autoridad del
sanedrín, formado por los "principales sacerdotes y.. escribas y..
ancianos" (Mar. 14: 43).
Juan
consigna (cap. 18:6) que cuando los
dirigentes de la turba se acercaron a Jesús, un poder sobrenatural los hizo
caer en tierra.
El
ángel que hacía pocos momentos había sostenido al Salvador cuando éste cayó a
tierra en agonía (Luc. 22: 43), se interpuso visiblemente entre ellos y Cristo
(DTG 643). Parecería que el propósito de
esta manifestación del poder y de la gloria de Dios era el de demostrar a
quienes habían venido a prender a Jesús, que lo que estaban por hacer había
merecido la desaprobación del cielo. Estaban luchando contra Dios. La turba vio
una segunda revelación del poder divino cuando Jesús sanó la oreja de Malco
(Luc. 22: 51; Juan 18: 10).
48. Señal. Gr. s'méion. Marcos emplea la palabra súss'mon, común en el antiguo griego
para indicar una señal concertada de antemano. Los judíos temían que, por ser
de noche, y en medio de una gran multitud, pudieran prender a quien no
correspondía, y que se escapara aquel a quien querían capturar. Posiblemente
también temían que se produjera una lucha.
Yo besare. Dar un beso era un modo común de saludar en tiempos antiguos, tal como
sigue siéndolo en algunas partes del mundo hoy (Luc. 7:45; Hech. 20:37; 1
Cor. 16:20; 1 Tes. 5:26; 1 Ped. 5:14; etc.). Sin duda, era la forma más
correcta en la que un discípulo podía saludar a su maestro. Ver Prov. 27: 6.
Prendedle. Esto podría indicar que Judas no tenía ninguna intención de ayudar a
prender a Jesús, que consideraba que había cumplido su parte al dar un beso que
identificaría al que buscaban y que no se sentía responsable por lo que pudiera
suceder después de ese momento.
49. Le besó. Gr. katafiléÇ , "besar". Si bien es cierto que el verbo katafiléÇ
bien podría tener la fuerza enfática de la preposición katá, mientras que el
verbo filéÇ , "besar" (vers. 48), es menos enfático, no es clara la
diferencia de significado que pueda existir entre los dos. Según DTG 645, Judas
besó a Jesús "repetidas veces".
50. Amigo. Gr. hetáiros, "camarada", "socio",
"compañero". Sólo Mateo registra esta respuesta de Jesús. En algunos casos se emplea la palabra
hetáiros para dirigirse a una persona cuyo nombre se desconocía. Es posible que
Jesús hubiera evitado usar el nombre de Judas a fin de llamar la atención a la
fingida amistad del traidor.
¿A qué vienes? Según Lucas, Jesús le preguntó a Judas: "¿Con un beso entregas al Hijo
del Hombre?" (Luc. 22: 48).
51. Uno de los que estaban. Según Juan 18: 10, era Pedro. Mateo, Marcos y Lucas
no lo designan por nombre, quizá porque escribieron mientras Pedro aún vivía.
Tal vez tenían el propósito de evitarle el bochorno - en presencia de todos los
que pudieran leer el relato - de que se le recordara esa precipitada
acción. Lo menciona Juan, que escribió
muchos años después de la muerte de Pedro.
Sacó su espada. Pedro había interpretado mal las palabras de Jesús, y pensó que el Maestro
quería que los discípulos emplearan armas para defenderse (cf. Luc. 22: 38). El erróneo celo que Pedro
manifestó en esta ocasión sirve de advertencia para los testigos de Dios de
hoy, a fin de que no procedan drásticamente y sin pensar apoyando lo que, en el
momento, les parezca que es en favor del reino de los cielos.
Un siervo. Juan, que conocía personalmente al sumo sacerdote (Juan 18: 15), identifica
como Malco al siervo (vers. 10). Posiblemente Malco fue uno de los que le
"echaron mano" a Jesús (Mat. 26: 50).516
Le quitó la oreja. Es probable que Pedro hubiera tenido la intención de decapitarlo. Quizá una
mano invisible desvió el golpe. Sólo Lucas registra la milagrosa restauración
de la oreja cortada (ver com. Luc. 22:
51).
52. Vuelve tu espada. Estas palabras de Jesús dejan bien en claro que su declaración anterior
(Luc. 22: 36) no debía comprenderse como una autorización para usar la fuerza
en defensa del reino de Dios. Durante su juicio, Jesús dijo: "Si mi reino fuera de este mundo, mis
servidores pelearían" (Juan 18: 36).
Sólo cuando los cristianos erróneamente piensan que el reino de Cristo
pertenece a este mundo, recurren a la fuerza para defender lo que consideran
que son los intereses de ese reino. Los dirigentes de los judíos podrían haber
interpretado fácilmente que el acto arrebatado de Pedro demostraba que Jesús y
sus discípulos eran una banda de peligrosos revolucionarios, y esa acusación
podría haberse empleado como una prueba válida de que Jesús merecía ser
ajusticiado. Pero hasta donde se sepa,
nada se dijo acerca de este desafortunado episodio. De no haber ocurrido la
inmediata y milagrosa curación, podría haber sido diferente la historia.
Los que tomen espada. Quienes recurran a la fuerza, tarde o temprano podrán encontrarse a merced
de hombres crueles y despiadados. Además, puesto que el cielo no aprueba el uso
de la fuerza, quienes declaran ser siervos de Dios no pueden esperar su
protección y ayuda mientras están violando los principios celestiales. El poder
del Evangelio es el poder del amor. Las victorias obtenidas por la fuerza o por
otros medios dudosos son, en el mejor de los casos, transitorias y al fin
resultan en una pérdida mayor que las ventajas logradas. Con referencia a una
organización religiosa apóstata que ha recurrido al uso de la espada, ver
com. Dan. 7: 25; Apoc. 13: 10.
53. Orar a mi Padre. Jesús confió en la certeza del amor y del cuidado de su Padre que le
fueron transmitidos por un ángel del cielo (Luc. 22: 43). Jesús permitió por su
propia elección, que lo prendieran. No estaba indefenso; no tenía por qué pasar
por esta amarga experiencia a menos que hubiera escogido pasar por ella.
Doce legiones. Con referencia a la legión romana, ver com.
Mar. 5: 9.
54. Las Escrituras. Es probable que Jesús se estuviera refiriendo al Sal. 22 e Isa. 53, donde
se predice su muerte.
55. Ladrón. Gr. l'st's, "ladrón", "asaltante",
"salteador" (BJ). En Juan 10: 1, 8 se traduce l'st's como
"salteador". Los dirigentes judíos trataron a Jesús como si hubiera
sido un hombre del carácter de Barrabás, un "empedernido rufián" (DTG
684).
Cada día me sentaba. Jesús hizo notar que su conducta negaba la acusación tácita de que fuera un
endurecido criminal que debía ser prendido, aunque fuera por la fuerza y la
violencia. No había actuado en secreto, sino ante la vista de todos (Juan 18:
19-21). No había hecho nada para merecer la acusación de que, secretamente,
estaba tramando en contra de las autoridades judías o romanas.
No me prendisteis. El hecho de que las autoridades no hubieran hecho ningún intento para prender
a Jesús públicamente, demostraba que no tenían de qué acusarlo. El que lo
prendieran en secreto probaba que no estaban procediendo de buena fe y que
sabían que sus propios motivos eran erróneos.
56. Las Escrituras. Por ejemplo, Sal. 22 e Isa. 53.
Dejándole. Jesús pidió que no molestaran a los discípulos (Juan 18: 8). Los sacerdotes y ancianos habían prometido no
estorbar a los seguidores de Jesús (DTG 690). Los discípulos permanecieron con
Jesús hasta que fue evidente que no tenía intención de librarse de la turba. Si
él no se resistía ¿qué esperanza podía haber para ellos? No estaban dispuestos
a someterse al terrible trance por el cual Jesús estaba a punto de pasar. Fue
Pedro, el discípulo que en forma más vehemente había hecho alardes de su lealtad
(Mat. 26: 33-35), quien propuso a los otros que se salvaran (DTG 646).
57. Le llevaron. [Jesús ante el sanedrín, Mat. 26: 57-75 = Mar. 14: 53-72 = Luc. 22: 54-65 =
Juan 18: 25-27. Comentario principal: Mateo. Ver mapa p. 215; diagrama p. 223.]
Jesús fue tomado como a medianoche (DTG 647-648, 708). Su juicio consistió en
dos fases: la primera, un juicio eclesiástico ante las autoridades religiosas
judías; y la segunda, el juicio civil ante Pilato y Herodes. Hubo dos
audiencias preliminares, una ante Anás solo, y otra ante Anás y Caifás
(cf. DTG 647, 650, 708). Fue llevado
ante el sanedrín dos veces: primero, de noche; y luego, de día (cf. DTG 650, 661, 708). Compareció dos veces ante
Pilato (cf. DTG 671, 708) y una vez ante
Herodes, entre las dos veces que estuvo ante Pilato (cf. 676, 708). En cuanto
al propósito de 517cada una de las etapas del juicio y la condenación de Jesús,
ver la segunda Nota Adicional al final del capítulo.
Caifás. Ver
com. Luc. 3: 2. Caifás fue sumo sacerdote aproximadamente desde el año 18 hasta
el año 36 d. C. Fue designado por Valerio Grato, predecesor de Poncio Pilato
(Josefo, Antigüedades xviii. 2. 2). Ver
diagramas 3, 11, pp. 218, 224.
Estaban reunidos. Se habían reunido para el juicio nocturno de Jesús, quizá como a las 3 de
la madrugada. Aquellos miembros del sanedrín que simpatizaban con Jesús, o que
por lo menos deseaban que se lo juzgara con justicia, no fueron invitados (ver
comp. vers. 66).
Los escribas y los ancianos. El sanedrín estaba compuesto de miembros pertenecientes
a estos dos grupos y también de sacerdotes. En el pasaje paralelo de Mar. 14:
53 aparecen los tres grupos. En cuanto a los escribas, ver p. 57; com. Mat. 2: 4; Mar. 1: 22.
58. Pedro le seguía. También Juan le siguió (Juan 18: 15). Todos los discípulos habían
abandonado a Jesús cuando se hizo evidente que él no se resistiría (Mat. 26:
56). Pero estos dos recuperaron la serenidad, por lo menos en parte, y
siguieron a la turba hasta el palacio del sumo sacerdote. Evidentemente los
otros fueron menos temerarios.
De lejos. Si bien Pedro no tuvo suficiente valor como para manifestarse abiertamente
de parte de Jesús, en cierto modo fue más valiente que la mayoría de los otros
discípulos.
Patio. Gr.
aul', patio descubierto de un edificio (ver com. vers. 3, 71).
Y entrando. Pedro logró entrar por pedido de Juan, quien conocía bien a la familia
sacerdotal (Juan 18: 16; cf. DTG 657).
El fin.
Pedro quería presenciar el proceso del juicio y conocer la sentencia.
59. Los principales sacerdotes. Quizá el sumo sacerdote Caifás, junto con Anás, que
había sido sumo sacerdote, y otros que en algún momento ejercieron el sumo
sacerdocio (ver com. Luc. 3: 2; Mat. 2: 4).
Todo el concilio. Es decir, todos menos los que simpatizaban con Jesús. Estos habían sido
deliberadamente excluidos de los planes para prender y condenar a Jesús, y por
eso no fueron convocados en esta ocasión (ver com. vers. 66). Este
"concilio" era el gran sanedrín, que normalmente tenía 71 miembros y
que en ese tiempo era el máximo cuerpo ejecutivo, legislativo y judicial (ver
p. 68).
Buscaban. La forma verbal griega se traduce mejor en la BJ: "andaban
buscando". Esto sugeriría que les
resultó difícil encontrar la clase de testigos que, necesitaban.
Falso testimonio. Durante dos años los espías del sanedrín habían seguido a Jesús a fin de
informar de todo lo que decía y hacía (DTG 184, 647). Pero estos espías no
habían logrado ninguna información útil para los perversos propósitos de sus
dirigentes. Con referencia al informe dado por un grupo enviado para prender a
Jesús, ver Juan 7: 32, 45-48. Acerca de los aspectos ilegales del juicio de
nuestro Señor y de los temores de los dirigentes judíos en el sentido de que no
podrían lograr su condena, ver la segunda Nota Adicional al final del capítulo.
Para entregarle a la muerte. Esto ya se había determinado. Pero a pesar de lo
mucho que odiaban a Jesús no tenían nada real de qué acusarlo; y en su apuro,
no habían tenido tiempo para inventar acusaciones. Esperaban desacreditar a
Jesús ante sus conciudadanos probando que había blasfemado y a la vez querían
acusarlo ante los romanos de sedición (DTG 647). Sin duda, esperaban deshacerse
del caso inmediatamente y conseguir que Jesús pasase a manos de los romanos,
donde, acusado de excitar una rebelión, no tendría posibilidad de escapar
mediante la intervención de sus amigos. Los judíos objetaban el hecho de que
Jesús afirmara que era el Hijo de Dios y pensaban que los romanos se opondrían
a él como rey de los judíos.
60. No lo hallaron. No pudieron encontrar falsos testigos cuyos informes concordaran. Habían
estado buscando pruebas en las cuales basar sus acusaciones, pero sus esfuerzos
fueron infructuosos. Según la Mishnah, todos los testigos debían ser
interrogados a fin de comprobar la precisión de sus afirmaciones, y si los
testigos se contradecían, se invalidaba la acusación (Sanhedrin 5. 1-2). Evidentemente, el testimonio de estos falsos
testigos no soportó esa prueba.
Dos testigos falsos. Pareciera que el testimonio de ellos concordó, y, según la ley mosaica
(Deut. 17: 6; 19: 15), se aceptó como verdad lo que informaron. Los jueces, en
este caso el sanedrín, tenían la obligación de hacer todo lo posible para que
se hiciera justicia (Deut. 25: 1). Debían interrogar cuidadosamente a los
testigos para asegurarse de que los testigos decían la verdad (Deut. 19:
16-19). Pero en este caso, los miembros
del supremo tribunal de Israel estaban en connivencia518 con los falsos
testigos en su perjurio, en violación directa de la ley mosaica (Exo. 23: 1) y
del noveno mandamiento del Decálogo (Exo. 20: 16). Aun estos dos últimos
testigos no estuvieron realmente de acuerdo (Mar. 14: 59) en los puntos
básicos, y su testimonio fue vago y contradictorio. Sin embargo, el sumo
sacerdote fingió que aceptaba su testimonio (Mat. 26: 62), aunque bien sabía
que Jesús no podía ser sentenciado con esas pruebas. Su conducta posterior
reveló esto (vers. 62-63).
61. Este. Una forma desdeñosa de referirse a Jesús.
Derribar el templo. Es evidente que los testigos se referían a una declaración hecha por Jesús en la primera parte de su ministerio (Juan 2:19, 21; cf. Mat. 24:2; Mar. 13:12; Hech. 6:14). Pero sólo sacando esta afirmación de su contexto podría hacer pensar que eso era una afrenta para el templo. Sin embargo, desde el punto de vista estrictamente legal, ni siquiera esto era razón suficiente para que Jesús fuera considerado digno de muerte.
En tres días reedificarlo. Jesús se estaba refiriendo al templo del cuerpo (cf. 1 Cor. 3:16-17; 6: 19-20), y en especial a su resurrección (Juan 2: 19, 21). Con referencia a la expresión "tres días", ver pp. 239-242.
62. Levantándose el sumo sacerdote. Plenamente consciente de que no tenía cómo condenar
a Jesús, el sumo sacerdote aparentó haber encontrado una acusación válida.
63. Jesús callaba. Persistentemente rehusaba hablar. Esta característica se había presentado
en la profecía más de siete siglos antes (Isa. 53: 7).
Te conjuro. Caifás exigió que Jesús respondiera bajo juramento a la pregunta que ahora
se le hacía. A pesar del testimonio de todos los testigos falsos, el sanedrín
no tenía todavía pruebas para condenar a Jesús. Caifás esperaba lograr que
Jesús se acusara a sí mismo. También eso era ilegal. Una persona no podía ser
condenada por su propio testimonio (ver segunda Nota Adicional al final del
capítulo; com. vers. 59).
El Dios viviente. Caifás pretendió llevar a Jesús ante el tribunal de Dios.
El Cristo. Es decir, el Mesías (ver com. cap. 1: 1). Jesús había evitado decir
claramente que era el Mesías, o el Cristo, quizá en parte porque según la idea
popular el Mesías dirigiría a los judíos en una revuelta armada contra Roma.
Jesús prohibió a sus discípulos que hicieran esta afirmación (cap. 16: 20).
Esta no fue la primera vez que se le hizo esta pregunta a Jesús (Juan 10: 24).
Hijo de Dios. Ver com. Luc. 1: 35. Jesús solía denominarse Hijo del hombre (ver com. Mat.
1:1; Mar. 2: 10). La expresión "Hijo del Bendito" (Mar. 14: 61) es un
circunloquio empleado comúnmente para no pronunciar el nombre divino. Ver la Nota Adicional de Juan 1.
64. Tú lo has dicho. Equivale a "Sí" En Mar. 14: 62 se lee: "Yo soy". Cuando
fue instado a responder bajo juramento, Jesús no rehusó testificar. En
realidad, fue entonces cuando contestó. Es evidente que la instrucción de Mat.
5: 34 no se aplica a los juramentos judiciales. Aquí Jesús dio un ejemplo de lo
que había enseñado a los doce en cuanto a confesarlo delante de los hombres
(cap. 10: 32).
Desde ahora veréis. Jesús cita aquí Dan. 7: 13 y alude al Sal. 110: 1. Evidentemente se refiere
a dos aspectos de su actividad futura: la entronización (cf. Hech. 7: 56; Heb.
8: 1) a la diestra de Dios, y la segunda venida (Mat. 24: 30; Apoc. 1: 7),
cuando, como juez del mundo, vendrá a recompensar a cada uno según sus obras
(Apoc. 22: 12).
Hijo del Hombre. Ver com. Mat. 1: 1; Mar. 2: 10. El sumo sacerdote había empleado el título "Hijo de Dios", pero en su respuesta Jesús, como lo hacía habitualmente, se había referido a sí mismo como "Hijo del Hombre". A La Diestra. Otros autores del NT hablan de la posición de Jesús a la diestra de Dios (ver Hech. 2: 33; 7: 55; Efe. 1: 20; Col. 3: 1; Heb. 1: 3; 8: 1; 10: 12; 12: 2; 1 Ped. 3: 22; com. Sal. 16: 8; Luc. 1:11).
Poder. Empleado
aquí en lugar del sagrado nombre Yahweh (ver t. I, pp. 180-181).
65. Rasgó sus vestiduras. Lo hizo en señal de estar dominado por una santa indignación por lo que
consideraba como una blasfemia (cf. vers. 64). La ley mosaica prohibía que el
sumo sacerdote se rasgara los vestidos (Lev. 10: 6; 21: 10), porque sus
vestimentas representaban el perfecto carácter del Mesías (DTG 655). Según esta
ley, Caifás se había descalificado para desempeñarse en los deberes de su
sagrado oficio (ver com. Lev. 21: 10; DTG 654). Sin embargo, las leyes
rabínicas permitían que el sacerdote se rasgara los vestidos cuando oía a
alguien que blasfemaba (Talmud Mo'ed Katan 26a; cf. Mishnah 519 Sanhedrin 7.
5). Caifás se guió por los reglamentos rabínicos y no por las leyes mosaicas.
Blasfemia. Ver com. Mar. 2: 7. Según el
judaísmo rabínico, el pronunciar el nombre divino era blasfemia (Mishnah
Sanhedrin 7. 4-5). Los judíos también entendían que era blasfemia el que un
hombre se igualara con Dios (Juan 10: 29-33; 19: 7). Caifás se negaba a aceptar
que Jesús de Nazaret fuera diferente de cualquier otro hombre. Si hubiera sido
sólo un hombre, habría sido blasfemia decir lo registrado en Mat. 26: 64. Bajo
juramento, Jesús había afirmado que era el Mesías, y había permitido que se lo
designara como "Hijo de Dios" (vers. 63-64). Durante dos años, el
sanedrín había sabido que Jesús hacía esta afirmación con el máximo sentido
posible (DTG 177-178; Juan 5: 17, 19; cf. cap. 10: 29-36).
66. ¿Qué os parece? Caifás pidió la votación de los miembros del sanedrín acerca de esta
acusación. Pidió que como jueces del más alto tribunal del país dieran su
veredicto.
Reo de muerte. Según la ley mosaica, el que blasfemaba era digno de muerte (Lev. 24:16). Los
rabinos indicaban que el que pronunciara el nombre de Dios debía morir (Mishnah
Sanhedrin 7. 4-5). Los judíos también entendían que igualarse con Dios era
blasfemar Juan 10: 33; 19: 7). Según la ley levítica, Jesús no había
blasfemado. Considerando que era Dios, el igualarse con Dios no era blasfemia.
De acuerdo con las palabras registradas en Mat. 26: 64, no pronunció nada que
pudiera hacer que fuera acusado de blasfemia. Sin embargo, el sacerdote
consideró que había blasfemado (ver com. Mat. 26: 65) y que debía morir. Esta
decisión era ilegal, pues fue tomada de noche (ver la segunda Nota Adicional al
final del capítulo). Aunque se lo aprobara, el veredicto no tenía vigencia de
ley a menos que fuera ratificado por los romanos (DTG 647; cf. Josefo, Guerra
ii. 8. 1).
Según
Mar. 14: 64 "todos ellos le condenaron, declarándole ser digno de
muerte". Se entiende que "todos" se refiere a los que estaban
allí presentes. No se había invitado a Nicodemo, a José de Arimatea y a otros
de quienes se sabía que simpatizaban con Jesús o que al menos eran concienzudos
en su deseo de que se le hiciera justicia (DTG 648).
En
Luc. 23: 51 se dice específicamente que José no había dado su consentimiento
para la ejecución de Jesús. En otras ocasiones previas Nicodemo había impedido
la condenación de Jesús Juan 7: 50-51; cf. DTG 497, 648). Los dirigentes
consideraban que hombres como José o Nicodemo eran parciales y favorecían a
Cristo, y no tomaron en cuenta que ellos mismos eran movidos por sus prejuicios
contra Jesús.
67. Le escupieron en el rostro. Esto lo había predicho el profeta Isaías (Isa. 50:6).
En Mar. 14: 65 y Luc. 22: 64 se añade que le vendaron los ojos. Las afrentas
que se registran en Mat. 26: 67-68 ocurrieron después del juicio nocturno,
probablemente en la habitación contigua a aquélla donde se reunió el sanedrín
(DTG 657), y donde Jesús estuvo detenido hasta el juicio diurno formal (ver
com. vers. 57).
68. Cristo. Emplearon este título para ridiculizar a Jesús por la respuesta que había
dado al solemne juramento del sumo sacerdote (vers. 63-64).
69. Pedro estaba sentado fuera. Con referencia a la entrada de Pedro al patio, ver com. vers. 58. Este estaba sentado en el patio, fuera del edificio donde se llevó a cabo el juicio. Según Mar. 14: 66, el patio estaba en un nivel inferior al del lugar donde se reunió el concilio. Una criada. Esta era la portera que había dejado entrar a Pedro (Juan 18: 16-17; DTG 657-658).
70. El negó. Es evidente que Pedro había olvidado por completo la advertencia que Jesús le hizo sólo unas pocas horas antes (ver com. vers. 31-35). Esperaba que nadie le reconociera y había llegado al punto de unirse a la multitud en sus rudas burlas a Jesús (DTG 659). Esta fue la primera negación de Pedro. El relato indica que las tres negaciones fueron hechas durante el primer juicio ante el sanedrín, el cual se realizó probablemente entre las 3 y las 5 de la madrugada. La primera luz de la mañana se dejaría ver en torno de las 4 en esta época del año, en la latitud de Jerusalén, y el sol saldría aproximadamente a las 5:30. No sé. Los diversos evangelistas concuerdan en cuanto a la esencia de lo que dijo Pedro, pero presentan la respuesta de diferentes formas (Mar. 14:68; Luc. 22:57; Juan 18:17). Ver la segunda Nota Adicional del capítulo 3.
71. La puerta. Gr. pulÇn, "puerta" o "pórtico". En este pasaje es
posible que PulÇn se refiera al corredor que llevaba del patio a la calle, y,
por lo tanto, un lugar muy cerca de la 520 puerta de calle. Es posible que
Pedro temiera que si se descubría quién era, se lo prendería también a él.
Otra. Esta
fue la segunda persona que identificó a Pedro.
72. Negó otra vez con juramento. Su segunda negación fue más enfática que la
primera.
73. Un poco después. Según Luc. 22: 59, transcurrió aproximadamente una hora entre las dos
primeras negaciones y la tercera.
Los que por allí estaban. Juan (cap. 18: 26) indica que el tercero en acusar a Pedro era un siervo
del sumo sacerdote, pariente de Malco, a quien Pedro le había cortado la oreja.
Pedro comprendió al punto que su situación era difícil. Si se lo identificaba
como la persona que había herido a Malco, había peligro que lo llevaran al
juzgado por intento de asesinato.
Tu manera de hablar. Parece que aquí se hace referencia al acento galileo de Pedro (Mar. 14:
70). La manera de hablar de los galileos era diferente de la forma de hablar
común en Judea. Parece que muchos años más tarde los galileos tenían dificultad
en pronunciar las letras guturales.
74. Maldecir. Esto violaba directamente el precepto dado por Jesús en el Sermón del Monte
en cuanto a la manera pura y sencilla de hablar (ver com. cap. 5: 33-37). El
falso juramento de Pedro no era garantía de que decía la verdad. Jesús había
advertido precisamente en contra de este mal. En ese momento, Pedro no era
mejor que los falsos testigos que testificaban en contra de Jesús.
75. Pedro se acordó. Era evidente que Pedro había olvidado las repetidas advertencias de Jesús,
de las cuales la primera fue pronunciada en el aposento alto y la segunda yendo
al Getsemaní (ver com. vers. 34). La raíz de su error estaba en su confianza
propia y en su jactancia (vers. 35). Ahora se acordó, cuando era demasiado
tarde. Sin quererlo, había cumplido las palabras de Jesús. La humildad y la
buena voluntad para seguir el debido consejo son a menudo la mejor protección
en contra de la posibilidad de cometer necios errores.
Saliendo fuera. Salió del patio donde había entrado unas dos o tres horas antes. Según Luc.
22: 61, Jesús miró a Pedro precisamente antes de que éste saliera con premura.
Después de vagar sin rumbo por algún tiempo, Pedro llegó hasta el Getsemaní, al
mismo lugar donde hacía poco su Maestro se había postrado (DTG 660).
Lloró amargamente. "Rompió a llorar amargamente" (BJ). Si Pedro hubiera procurado
hacer caso a la amonestación de Jesús de velar y orar (vers. 41) con tanto
fervor como el que manifestaba ahora al llorar por sus palabras de traición,
nunca las hubiera pronunciado. Pero a pesar de que a Pedro sin duda le parecía
que todo estaba perdido -hasta su misma persona-, el amor del Salvador lo
reanimó y le ayudó a superar este trágico episodio. Lo mismo puede ocurrirnos a
nosotros. Ninguna hora es tan oscura, ninguna experiencia de dolor y de chasco
es tan amarga, como para que la luz del amor de Jesús no pueda fortalecernos y
salvarnos (DTG 345).
NOTAS ADICIONALES DEL CAPÍTULO 26
NOTA 1. Los cuatro Evangelios concuerdan en que Jesús y sus discípulos celebraron
la última cena la noche anterior a la crucifixión, que el Señor descansó en la
tumba el sábado y que resucitó temprano por la mañana del domingo. Sin embargo,
los sinópticos llaman "pascua" a la última cena, celebrada la noche
anterior a la crucifixión. Según Juan, los judíos celebraron la cena pascual la
noche del día de la crucifixión. Por lo tanto, las afirmaciones de Juan y de
los sinópticos parecen estar en desacuerdo.
La
mayor parte de los comentadores críticos ponen a un lado este aparente
desacuerdo sugiriendo, de paso, que evidentemente Juan o los sinópticos se
equivocaron. Los más conservadores rechazan esta explicación y en su lugar
proponen una de varias soluciones posibles para el problema. A fin de poder
evaluar en forma inteligente estas soluciones, será necesario estudiar primero
las referencias bíblicas y seculares relacionadas con el tiempo y el
significado simbólico de la pascua, y los factores cronológicos relacionados
con la última cena y la crucifixión.
FECHA DE LA PASCUA. El cordero pascual era degollado en las últimas horas de la tarde del día
14 de Nisán, después del sacrificio regular 521de la tarde. Se lo comía con
panes sin levadura después de la puesta del sol de esa misma noche, en las
primeras horas del día 15 de Nisán (Exo. 12: 6-14, 29, 33, 42, 51; 13: 3-7;
Núm. 9: 1-5; 33: 3; Deut. 16: 1-7; Josefo, Antigüedades ii. 14. 6; iii. 10. 5;
xi. 4. 8; Guerra v. 3. 1; vi. 9. 3; Filón, De septentenario sec. 18; Mishnah
Pesahim 5. l).
El
día 15 del mes de Nisán, un día de reposo ceremonial, era también el comienzo
de la fiesta de los panes sin levadura (Exo. 12: 8, 18, 34, 39; Lev. 23: 5-6;
Núm. 28: 16-17; Deut. 16: 3-4, 8; Josefo, Antigüedades iii. 10. 5; cf. ii. 15.
2). El día 16 de Nisán, el segundo día de la fiesta, se ofrecía en el templo la
gavilla mecida de las primicias (Lev. 23: 10-14; Josefo, Antigüedades iii. 10.
5). Originalmente se empleó el término "pascua" sólo para el día 14
de Nisán, pero en el tiempo de Cristo algunas veces también se empleaba ese nombre
para la fiesta de los panes sin levadura Josefo, Antigüedades ii. 14. 6; xi. 4.
8; xiv. 2.1; xvii. 9. 3; Guerra ii. l. 3; v. 3. 1). Además pareciera que se
empleaba la expresión "fiesta de los panes sin levadura" para
referirse a la pascua (Luc. 22: 7; Hech. 12: 3-4; cf. cap. 20:6).
Las
tablas que pretenden dar fechas precisas, computadas según el calendario
gregoriano, para cada luna llena de pascua durante el ministerio de nuestro
Señor, no proporcionan verdadera ayuda para resolver este problema, pues todas
esas tablas se basan en métodos judaicos modernos para computar la fecha de la
pascua. A pesar de las declaraciones revestidas de erudición que afirman lo
contrario, no se sabe hoy cómo coordinaban los judíos de los días de Cristo el
calendario lunar con el año solar. Por lo tanto, es imposible determinar con
toda certeza el día de la semana, y aun en algunos casos, el mes en el cual
ocurrió la pascua en cualquier año del ministerio de nuestro Señor. Este
problema se trata en el t. II, pp. 103-108; t. V, pp. 241-257.
Una
curiosa perversión de los datos bíblicos acerca de la fecha de la última cena
es la teoría de la crucifixión en miércoles, la cual supone que: (1) la fecha,
expresada según el sistema del calendario gregoriano de la luna llena de pascua
de la crucifixión, puede determinarse con toda certeza (ver p. 250); (2) que la
expresión idiomática hebrea "tres días y tres noches" representa un
período de 72 horas completas (ver t. I, p. 191; t. II, pp. 139-140; t. V, pp.
239-242; y (3) que el griego de Mat. 28: 1 (ver allí el comentario) dice que la
resurrección ocurrió el sábado de tarde. Esta teoría no tiene el apoyo de una
verdadera erudición, y está en completo desacuerdo con el significado bíblico
de las expresiones en que se basa. Por lo tanto, es inaceptable.
Algunos
han pensado que la expresión "entre las dos tardes" de Exo. 12: 6 se
refiere a la puesta del sol con la cual comienza el día 14 de Nisán, o al
período entre la puesta del sol y la oscuridad. Aunque algunos comentadores
modernos han adoptado esta teoría, un cuidadoso examen de otros pasajes
bíblicos, de los escritos de Josefo y de Filón, y del tratado Pesahim (Mishnah
Pesahim 4. 1; Pesahim 5. 1, 10; Talmud Pesahim 58a; y otras referencias citadas
más arriba) no proporcionan ninguna evidencia clara que lo apoye. Ver, p. 258.
Significado simbólico de la pascua. El cordero pascual prefiguraba a Cristo, "el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1: 29). "Porque nuestra pascua, que es Cristo; ya fue sacrificada por nosotros" (1 Cor. 5:7). Del mismo modo, la gavilla mecida de la fiesta de los panes sin levadura representa a Cristo "resucitado de los muertos;... primicias de los que duermen" (1 Con 15: 20, 23).
LA ÚLTIMA CENA Y LA CRUCIFIXIÓN. Las siguientes declaraciones cronológicas aparecen
en forma explícita o implícita en el relato evangélico y suelen ser aceptadas
en general por los estudiosos de la Biblia:
a.
La crucifixión acaeció en la "preparación para la pascua", es decir,
el 14 de Nisán Juan 19: 14; cf. Talmud Pesahim 58a; Sanhedrin 43a; Exo. 12: 6;
cf. CS 450).
b.
La muerte de Cristo ocurrió un día viernes por la tarde (Mar 15: 42 a 16: 2;
Luc. 23: 54 a 24: 1; Juan 19: 31, 42; 20: 1), aproximadamente a la hora del
sacrificio vespertino (DTG 704-705; cf. CS 450).
c.
Por lo tanto, en el año de la crucifixión, el día 14 de Nisán, día designado
para degollar los corderos pascuales, cayó en viernes; en ese año la
preparación, o víspera de la pascua, coincidió con la preparación o víspera del
sábado semanal (Juan 19:14; cf. vers. 31, 42; cap. 20:1). De este modo, el
primer día de reposo ceremonial de la fiesta de los panes sin levadura
coincidió con el sábado semanal (Lev. 23:6-8; cf. Mar 15:42 a 16:2; Luc. 23:5 a 24:1).
d.
La última cena se realizó la noche anterior a la crucifixión (Mat. 26: 17, 20,
26, 34, 47; 27: 1-2, 31; Mar. 14: 12, 16-17; Luc. 22: 7-8,13-15; 522 Juan 13:
2, 4, 30; 14: 31; 18: 1-3, 28; 19: 16; cf.
DTG 598; CS 450), es decir, en las primeras horas del día 14 de Nisán
(ver t. II, p. 104), esto es, un jueves de noche.
e.
Los relatos de los sinópticos dicen que la última cena fue una cena pascual
(Mat. 26: 17, 20; Mar. 14: 12, 16-17; Luc. 22: 7-8, 13-15; cf. DTG 598, 608; CS 450).
f.
El relato de Juan ubica la celebración oficial de la cena pascual 24 horas
después de la última cena, y, por lo tanto, el viernes de noche, en las
primeras horas del sábado semanal (Juan 18: 28; 19: 14, 31; cf. DTG 719-720), ya en el día 15 de Nisán.
g.
En el momento de la última cena (Juan 13: 1), durante el transcurso del juicio
(Mat. 26: 5; Mar. 14: 2; Juan 18: 28; 19: 14; cf. DTG 650, 671) y del camino al Calvario
(cf. DTG 691), la celebración oficial de
la pascua estaba todavía en el futuro.
h.
Jesús descansó en la tumba el día sábado (Mat. 27: 59 a 28: 1; Mar. 15: 43 a 16:
1; Luc. 23: 54 a 24:1; Juan 19: 38 a 20:1), que correspondió con el 15 de
Nisán.
i.
Jesús salió de la tumba temprano el domingo por la mañana, el 16 de Nisán (Mat.
28: 1-6; Mar. 16: 1-6; Luc. 24: 1-6; Juan 20: 1-16; ver com. Mar. 15: 42, 46;
cf. CS 450; DTG 729-730).
POSIBLES SOLUCIONES PARA EL PROBLEMA. En vista de lo que se acaba de exponer, examinemos
el problema de la fecha de la pascua en el año de la crucifixión. Los
comentadores conservadores generalmente han procurado resolver el problema
apoyándose en una de las cuatro suposiciones que siguen:
a. Que,
al referirse a la última cena, los autores de los sinópticos describen, no la
cena pascual, sino una comida ceremonial que la precedió en 24 horas. Según
esta presuposición, el 14 de Nisán cayó en viernes el año de la crucifixión, y
la pascua de Juan fue la cena oficial de pascua.
b. Que
la "pascua" a la cual se refiere Juan no fue la cena pascual, sino
una comida ceremonial relacionada con la fiesta de los panes sin levadura.
Según esta idea, el viernes fue el 15 de Nisán, y la última cena, celebrada la
noche anterior, fue la celebración de la cena pascual oficial, en el momento
debido. Esta explicación es exactamente lo contrario de la anterior.
c. Que
la última cena fue una verdadera cena pascual, como lo dicen los sinópticos, a
pesar de que fue celebrada sólo por Jesús y por sus discípulos 24 horas antes
de la cena oficial de pascua a la cual Juan hace referencia, momento cuando
todos los judíos la celebraban. Según esta idea, el viernes habría sido el 14
de Nisán.
d. Que,
en tiempos de Cristo, diferencias sectarias con referencia al cómputo del
calendario, en cuanto a si los días 14 y 16 de Nisán debían correlacionarse con
ciertos días de la semana, habían llevado en realidad a la celebración de la
pascua en dos días sucesivos, y que había una celebración doble. Según esta
teoría, un grupo religioso (los fariseos y otros conservadores) habrían
considerado que el 14 de Nisán cayó en jueves el año de la crucifixión y que el
otro grupo (los saduceos "betusianos" y otros liberales), habrían
considerado que cayó en viernes. Esto supone que Cristo y sus discípulos
celebraron la pascua con el primer grupo -la "pascua" de los
Evangelios sinópticos- y los dirigentes de los judíos la celebraron a la noche
siguiente: la "pascua" de Juan. Esta teoría difiere de la anterior en
que, según ella, Cristo y sus discípulos no celebraron solos la pascua.
Quien
desee estudiar más a fondo los diversos intentos hechos para armonizar las
declaraciones de Juan con las de los evangelistas sinópticos en cuanto a la
relación entre el día de la celebración de la última cena y el día de la
pascua, podrá dirigirse a las siguientes fuentes: Grace Amadon, "Ancient
Jewish Calendation", Journal of Biblical Literature, t. 61, parte 4, 1942,
pp. 227-280; C. K. Barrett, The Gospel According to St. John, pp. 39-41; J. H.
Bernard, International Critical Commentary, sobre San Juan, t. I, pp.
cvi-cviii; D. Chwolson, Das Letzte Passamahl Christi und der Tag Seines Todes;
The International Standard Bible Encyclopedia, ed. revisada, art. "Chronology of the New Testament"; J.
K. Klausner, Jesus of Nazareth, trad. de Herbert Danby, pp. 326-329; A. T.
Robertson, Word Pictures in the New Testament, com. Mat. 26: 17; Juan 18:
28; H. L. Strack y Paul Bilierbeck,
Kommentar zum Neuen Testament, t. 2, pp. 812-813. (Ver también las notas bibliográficas de las pp. 82, 102, 265.) Para un
estudio más completo de los problemas de calendario implicados en la solución
de este problema, ver pp. 239-257; también Enciclopedia de la Biblia, Editorial
Garriga, art. "Jueves santo" y "Cena, fecha de la última".
EVALUACIÓN DE LAS SOLUCIONES PROPUESTAS. Las cuatro soluciones propuestas pueden evaluarse
de la siguiente manera: 523
a. El
concepto de que la última cena fue una comida ceremonial anterior a la cena
regular de pascua, supone que en los sinópticos se emplea la palabra
"pascua" con un sentido no aceptado comúnmente. Si bien puede
admitirse que la palabra "pascua" podría haberse usado en este sentido
(p. 520), la evidencia de que disponemos se opone decididamente a que la
palabra se emplee con un sentido fuera del acostumbrado: (1) Esta opinión se
basa en la conjetura de que posiblemente se hubiera celebrado una comida
ceremonial preliminar en los días de Jesús. (2) El sentido más natural y
evidente de estos pasajes, dentro de su contexto (ver referencias dadas en la
p. 522, párrafo e) lleva a la conclusión de que los autores de los sinópticos
en forma repetida y consecuente hablan de la última cena como si fuera "la
pascua". (3) La afirmación, tanto de Marcos (cap. 14:12) como de Lucas
(cap. 22: 7), de que el día anterior a la última cena era el "primer día
de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la
pascua" (Mar. 14: 12), parecería descartar por completo que la
"pascua" de los sinópticos hubiera sido otra cosa sino una verdadera
cena pascual (cf. DTG 598, 602, 608-609; PE 165; CS 450). Es evidente que los
discípulos dieron por sentado que el jueves era el día de preparación para la
pascua, es decir, el día cuando debía sacrificarse y asarse el cordero pascual
(ver p. 521).
b. La
posición de que "la pascua" de Juan 18: 28; 19: 14 era una comida
ceremonial relacionada con la fiesta de los panes sin levadura, 24 horas
después de la cena pascual oficial, la cual se celebraba el día 15 de Nisán,
supone que Juan empleó la palabra "pascua" con un sentido diferente
al habitual. En apoyo de esta posición puede señalarse que era habitual en
tiempos del NT, como se ve por ejemplo en los escritos de Josefo (ver p. 521),
aplicar el nombre pascua a la celebración combinada de la pascua y de la fiesta
de los panes sin levadura. Pero aunque pudiera concederse que Juan pudo haber
empleado la palabra "pascua" con este sentido, diferente al habitual
(ver p. 521), la evidencia de que disponemos se opone decididamente a que
pudiera haberlo hecho en los pasajes citados: (1) No se encuentra ninguna
evidencia clara en el NT de que se hubiera empleado la palabra
"pascua" con este sentido. (2) El sentido más natural y obvio de las
afirmaciones de Juan, tomadas dentro de su contexto, indica que la comida a la
cual se refiere el apóstol era la celebración oficial de la pascua, o, al
menos, la celebración generalmente así reconocida por los dirigentes judíos.
(3) La ansiedad de los dirigentes judíos por concluir el juicio y ejecutar a
Jesús inmediatamente antes de la fiesta, a fin de evitar demorar el juicio
hasta después de la fiesta, parecería excluir la posibilidad de que la fiesta
ya hubiera comenzado (Mat. 26: 3-5; Mar. 14: 1-2; cf. DTG 650). (4) La ley
judía, tal como fue más tarde codificada en la Mishnah y en el Talmud, prohibía
el juicio en día de fiesta cuando estuviera en juego la pena de muerte (Mishnah
Betzah 5. 2; Sanhedrin 4. 1). También prohibía hacer compras tales como las de
una mortaja de lino y posiblemente también la de las especias para embalsamar
el cuerpo de Jesús (Mar. 15: 46; Luc. 23: 56; sin embargo, ver Mishnah Shabbath
23. 5). La violación de estos reglamentos -si acaso estaban en vigencia en
tiempos anteriores, lo cual parece probable, y si se les hacía caso, lo que no
puede establecerse (ver la Nota 2)- parecería excluir la posibilidad de que el
arresto, el juicio y la crucifixión acaecieron el 15 de Nisán, primer día de la
fiesta de los panes sin levadura y día de reposo ceremonial. (5) Los
preparativos para embalsamar el cuerpo de Jesús (Luc. 23: 54 a 24: 1), tales
como los que hicieron las mujeres el día de la crucifixión, eran considerados
como trabajo, y por eso no habrían sido aceptables ni siquiera en un día de
reposo ceremonial (Lev. 23: 7; sin embargo, ver Mishnah Shabbath 23. 5). (6) Al
ponerse el sol el día de la crucifixión, las mujeres "descansaron el día
de reposo, conforme al mandamiento" (Luc. 23: 56), evidentemente el sábado
del cuarto mandamiento. (7) Si, como lo supone esta posición, la crucifixión
ocurrió el 15 de Nisán, el primer día de los panes sin levadura, la
resurrección habría acaecido el 17 de Nisán, o el tercer día. Pero la
presentación de las primicias, símbolo de la resurrección de nuestro Señor,
debía ocurrir el segundo día de la fiesta, o sea el 16 de Nisán (Lev. 23:
10-14; 1 Cor. 15: 20, 23; cf. CS 450; DTG 729-730). Según esta posición, la
resurrección no habría ocurrido en la fecha que demandaba el símbolo ceremonial
de la gavilla mecida. (8) En la literatura judía la designación
"preparación de la pascua" (Juan 19: 14) se aplica siempre al 14 de
Nisán, nunca al 15, como lo requería esta posición (ver Mishnah Pesahim 4. 1,
5-6). (9) "La 524pascua fue observada [por los judíos en general] como lo
había sido durante siglos [es decir, en las primeras horas del 15 de Nisán (ver
p. 521)], mientras que Aquel a quien señalaba, muerto por manos perversas [en
las últimas horas del 14 de Nisán], yacía en la tumba de José" (DTG 720;
cf. CS 450).
c. La
opinión de que la última cena, aunque fue una verdadera cena pascual, ocurrió
24 horas antes del momento cuando en general los judíos la celebraban, supone
que esta práctica era posible. Esta posición, a diferencia de la anterior, toma
en consideración el hecho de que la crucifixión ocurrió como cumplimiento del
símbolo proporcionado por la muerte del cordero pascual, el 14 de Nisán.
Indudablemente era imposible que Jesús comiera el cordero pascual en el momento
habitual y a su vez, como verdadero Cordero pascual, fuera inmolado en el
momento cuando solían sacrificarse los corderos pascuales. Parecería más
importante la sincronización de su muerte con la de los corderos pascuales, que
la sincronización de la cena pascual -compartida con los discípulos - con el
momento oficial de participar de esa comida (pp. 521-522; CS 450). Por lo
tanto, habría comido la cena pascual antes del tiempo designado por lo general
para ese acto, si el simbolismo de la muerte del cordero y del ofrecimiento de
las primicias habían de cumplirse "no sólo en cuanto al acontecimiento,
sino también en cuanto al tiempo" (CS 450). Sin embargo, esta posición
también tiene sus dificultades. Es difícil entender cómo Jesús y los
discípulos, como única excepción a la regla, pudieran haber celebrado la pascua
un día antes de la fecha habitual. Notar que: (1) No hay ninguna evidencia
histórica de que alguien hubiera celebrado la pascua anticipadamente. Los
corderos pascuales debían sacrificarse en el templo (Mishnah Pesahim 5. 5-7) en
un momento específico (ver p. 520), y, hasta donde se sepa, no había ninguna
disposición para que se los matara en otro momento sino al atardecer del 14 de
Nisán (en Núm. 9: 6-11 aparece una excepción). (2) Evidentemente, los
discípulos reconocieron que en ese año de la crucifixión el jueves era el día
cuando debían hacerse los preparativos para la pascua (Mat. 26: 17; Luc. 22:
7), y parecían dar por sentado que el jueves al atardecer era el momento
apropiado para comer la cena pascual. No sabemos si habían debatido el tema y
Jesús les había informado que se haría una excepción y se celebraría la cena
pascual el jueves de noche y no el viernes de noche, o si consideraban que era
normal celebrarla el jueves de noche. Los autores de los sinópticos no dicen
nada que pudiera indicar que era extraordinario que Jesús y los discípulos
comieran la pascua el jueves de noche.
d. El
punto de vista de que había una celebración doble de la pascua se basa en
diversas conjeturas. La que resulta más fácil de aceptar es la que supone que
la "pascua" de los sinópticos era la que celebraban los fariseos y
otros judíos conservadores, mientras que la de Juan era la que celebraban los
saduceos betusianos y otros que concordaban con su interpretación de las
Escrituras. (Se sabe que los saduceos betusianos de los tiempos de Cristo
alegaban que el día de reposo de Lev. 23: 11 era el sábado semanal y no un día
de reposo ceremonial.) Quienes proponen esta idea, conjeturan que en un año tal
como el 31 d. C., cuando, como suponen, el 16 de Nisán normalmente habría caído
en el sábado semanal, los saduceos habrían abogado por un reajuste del
calendario lunar judío para que el 16 de Nisán cayera en el primer día de la
semana. Por supuesto, así podría haberse dado lugar a una doble celebración de
la pascua, pero no hay ninguna evidencia de que en realidad tal cosa hubiera
ocurrido. Sin embargo, puesto que así tanto la pascua de los sinópticos como la
de Juan resultan ocasiones válidas para celebrar la pascua, esta teoría ofrece
una posible solución para las afirmaciones aparentemente contradictorias de los
diversos escritores evangélicos.
CONCLUSIONES. He aquí otro caso en el cual lo que ignoramos hoy día de las antiguas
costumbres judías, parecería ser la causa de que no puedan armonizarse las
declaraciones aparentemente contradictorias de los sinópticos con las de Juan.
Sin embargo, apoyándose en toda la evidencia disponible, pero sin aceptar
ninguna de estas cuatro explicaciones presentadas, este Comentario sugiere la
posibilidad de la siguiente secuencia de los acontecimientos relacionados con
la última cena, la crucifixión y la pascua:
a. Que en el año de la crucifixión -como resultado de una controversia entre elementos liberales y conservadores del judaísmo, o por otras circunstancias que hoy se desconocen- puede haber habido una doble celebración de la pascua.
b. Que,
juntamente con otros judíos conservadores, Cristo y los discípulos celebraron
la última cena el jueves de noche, durante las primeras horas de lo que era oficialmente
el 14 de Nisán, y que la última cena fue la verdadera celebración de la pascua.
c. Que
Jesús murió en la cruz aproximadamente a la hora del sacrificio vespertino,
cuando se sacrificaban los corderos pascuales, el viernes, 14 de Nisán.
d. Que
en el año de la crucifixión la celebración oficial de la pascua se realizó el
viernes de noche, después de la crucifixión.
e. Que
Jesús descansó en la tumba el día sábado, lo cual en ese año coincidió con el
día de reposo ceremonial del 15 de Nisán, primer día de la fiesta de los panes
sin levadura.
f. Que Jesús resucitó de la tumba temprano por la mañana del domingo 16 de Nisán, el día cuando se presentaba en el templo la gavilla mecida, símbolo de la resurrección. Felizmente, no es necesario resolver este problema a fin de recibir la salvación que nos es ofrecida por medio de Cristo, nuestra pascua, quien fue sacrificado por nosotros (1 Cor. 5: 7).
NOTA 2. Los dirigentes de la nación ya habían decidido lo que habían de hacer con
Cristo. Ahora sólo les faltaba una prueba aceptable para justificar su acción.
Habían decidido irrevocablemente que lo condenarían a muerte, pero no sabían
cómo hacerlo y al mismo tiempo mantener la apariencia de legalidad. Cuando se
reunió el consejo, los dirigentes estaban tensos, temerosos de que fracasara su
perverso plan. Tenían miedo: (1) de que el pueblo, que cada vez más estaba
poniéndose del lado de Jesús y en contra de ellos (Juan 12: 19), tratara de
rescatarlo; (2) que si se demoraban en finiquitar el caso, sobre todo si esperaban
hasta después de la pascua, se produciría una irresistible reacción pública en
favor de Jesús; (3) que algunos de entre ellos hablaran en defensa de Jesús,
como lo habían hecho en ocasiones anteriores (ver com. Mat. 26: 66), y
demandaran que se hiciera justicia; (4) que, a pesar de todos sus esfuerzos,
fracasarían en su propósito de condenar a Jesús; (5) que Caifás no pudiera
continuar con el proceso hasta completarlo; (6) que se intentara examinar la
naturaleza de los milagros que Jesús había realizado en sábado; (7) que Jesús
pudiera reavivar los enconados prejuicios de los fariseos y de los saduceos, y
así dividiera el concilio, como lo hizo Pablo en una ocasión posterior (Hech.
23: 6-10), haciendo imposible el proceso jurídico; (8) que Jesús revelara
aspectos desfavorables de la vida privada de ellos y que hiciera ver los medios
ilegales que estaban empleando para enjuiciarlo. Además, a medida que
transcurría el juicio, Jesús también les dio razón de sentir un temor mortal
ante el gran día del juicio final. Ver DTG 647-655.
A
fin de condenar y ejecutar a Jesús debían darse dos pasos fundamentales: (1) el
juicio religioso ante el sanedrín (ver com. vers. 57), para que la condenación
pudiera parecer justificada apoyándose en la ley judía, y (2) el juicio civil
ante Pilato (ver com. vers. 57), para conseguir la aprobación romana para la
ejecución de la sentencia de muerte. La acusación contra Jesús preferida por el
sanedrín, y por la cual fue condenado a muerte, era la de blasfemia;
específicamente se lo acusó de haber dicho ser Hijo de Dios. Ante las
autoridades romanas, la acusación preferida era la de sedición e insurrección.
Hubo en total siete etapas en el juicio (DTG 708), cuatro ante autoridades
religiosas y tres ante autoridades civiles. El propósito, la naturaleza, y el
resultado de cada una de estas siete audiencias fueron los siguientes:
1. Audiencia preliminar ante Anás. (Ver. com. Juan 18: 13-24; cf. DTG 647-651.) Anás
(ver com. Luc. 3: 2) había sido sumo sacerdote desde el año 7 hasta el año 14
d. C. Era honrado y respetado como el mayor estadista de la nación y "se
buscaban y ejecutaban sus consejos como voz de Dios" (DTG 647). Por causa
de la popularidad que Jesús tenía con el pueblo, se consideró que era necesario
conservar la apariencia de legalidad en su juicio. El sanedrín ya había
decidido aniquilar a Jesús (Juan 5: 16, 18; 7: 19; 8: 37, 40; 11: 53; cf. Mat.
12: 14; Mar. 3: 6; Juan 10: 31, 39), pero, después de intentarlo por espacio de
dos años (DTG 184, 648), todavía no había podido formular un plan para llevar a
cabo su propósito. Por lo tanto, se consideró conveniente que Anás interrogara
personalmente a Jesús a fin de conseguir, de ser posible, acusaciones que
pudieran condenarlo. Esta audiencia preliminar pudo realizarse aproximadamente
entre la una y las dos de la madrugada del viernes. Anás fracasó completamente
y fue silenciado por la incisiva lógica de la respuesta de Jesús (Juan 18: 23;
DTG 649). 526
2. Audiencia preliminar ante Anás y Caifás. (Ver DTG 650, 708.) Después de haber prendido a Jesús, Anás y Caifás convocaron a un grupo cuidadosamente escogido de miembros del sanedrín (ver com. vers. 59) para celebrar inmediatamente una sesión, con la esperanza de poder condenar a Jesús antes de que sus amigos pudieran hablar en su favor y antes de que el peso de la opinión pública pudiera contrapesar su decisión de eliminarlo. Según DTG 650-651, mientras se reunían los miembros escogidos del sanedrín, Anás y Caifás hicieron un segundo intento por obtener de Jesús alguna prueba condenatoria que pudiera emplearse en el juicio, pero no tuvieron éxito. Como sumo sacerdote, Caifás era presidente ex oficio del sanedrín, y por lo tanto debería presidir en el juicio, pero su relativa falta de experiencia (DTG 647) suscitó temores de que no pudiera llevar el juicio hasta una decisión. Los evangelistas no mencionan este segundo interrogatorio informal, anterior al primer juicio ante el sanedrín, el cual pudo haber ocurrido aproximadamente entre las dos y las tres de la madrugada (DTG 650).
3. juicio nocturno ante el sanedrín. Ver com. cap. 26: 57-75; cf. DTG 650-662.) Según la ley judía, el tribunal
debía juzgar durante el día los casos en los cuales estuviera en juego una
sentencia de muerte. La Mishnah dice lo siguiente: "Los pleitos civiles se
juzgan de día, y se concluyen de noche; pero las condenas capitales deben
decidirse de día y concluirse de día" (Sanhedrin 4. 1). Los dirigentes
temían que el pueblo intentara rescatar a Jesús si él permanecía bajo la
custodia de ellos. Recordaban también que varios intentos anteriores para
aniquilar a Jesús habían sido desbaratados por ciertos miembros influyentes del
sanedrín (ver com. vers. 66). Por lo tanto, decidieron resolver el caso
entregando a Jesús para que lo encarcelaran los romanos antes de que alguien
pudiera tener la oportunidad de hablar en defensa de él. Este juicio ocurrió
aproximadamente entre las tres y las cuatro de la madrugada. En esta época del
año, en la latitud de Jerusalén, comienza a amanecer en torno de las cuatro de
la mañana y el sol sale como a las 5: 30. Este juicio dio por resultado un
veredicto unánime de muerte (ver com. vers. 66), pero el veredicto debía
confirmarse a la luz del día a fin de ser legal (ver la declaración de
Sanhedrin 4. 1 citada más arriba).
4. juicio diurno ante el sanedrín. (Ver com.
Luc. 22: 66-71; cf. DTG 661-662.)
La ley judía prohibía que se realizaran juicios nocturnos en aquellos casos en
los cuales pudiera aplicarse la pena de muerte. En ninguna circunstancia podía
pronunciarse sentencia de muerte por la noche (ver com. N.° 3). Por lo tanto, a fin de preservar la
apariencia de legalidad, la decisión unánime tomada por el sanedrín en la noche
debía reafirmarse a la luz del día. Esto lo hizo el sanedrín cuando volvió a
reunirse poco después de la salida del sol. Condenaron a Jesús como digno de
muerte y dispusieron entregarlo a las autoridades romanas para que fuera
ejecutado.
5. Primer juicio ante Pilato. (Ver com. Luc. 23: 1-5; Juan 18: 28-38; cf. DTG 671, 676.) Pilato fue despertado temprano
por la mañana, quizá como a las seis o poco después. Mientras investigaba los
hechos pertinentes, se convenció de la inocencia de Jesús. De no haber sido por
la evidente animosidad de los judíos, lo habría liberado. Al enterarse de que
Jesús era de Galilea, lo envió a Herodes Antipas, quien estaba en ese momento
en Jerusalén, quizá con motivo de la celebración de la pascua.
6. Interrogatorio ante Herodes Antipas. (Ver com. Luc. 23: 6-12; cf. DTG 676-679.) Si bien
el arresto había ocurrido en Jerusalén, Jesús era galileo, y Herodes Antipas,
como rey de Galilea y de Perea -aunque títere de los romanos (ver com. Luc. 3: 1-2)-, podía oír la acusación y dar
una sentencia. Estaba convencido de que Jesús era inocente, y en un primer
momento quiso libertarlo, pero no dictó sentencia y lo devolvió a Pilato. Esta
interrogación ocurrió tal vez en torno de las siete del viernes de mañana.
7. Segundo juicio ante Pilato. (Ver com. Mat. 27: 15-31; Juan 18: 39 a 19: 16; cf.
DTG 679-689.) Pilato -gobernador romano de
Judea y de Samaria- buscó diversos medios para liberar a Jesús, pero no pudo
hacerlo. Cuando los judíos amenazaron con presentar ante las autoridades de
Roma su manera de encauzar el juicio, Pilato cedió ante la demanda de ellos de
que crucificara a Jesús. Es probable que este juicio hubiera comenzado en torno
de las ocho y hubiera terminado antes de las nueve de la mañana (Mar. 15: 25).
Diversos
aspectos de los procedimientos judiciales en contra de Cristo contravenían a la
ley judía, tal como fue codificada más tarde en la Mishnah, que es una
colección de la 626 tradición oral judía hecha hacia fines del siglo II d. C.
Ciertas secciones de esta colección reflejan una tradición posterior a la de
los días de Jesús. Pero en la medida que varias de estas leyes estaban en
vigencia en tiempos de Jesús, su violación representa una perversión de la
justicia en la forma de conducir el juicio de Jesús.
Presentamos a continuación una lista parcial de
leyes judiciales de la Mishnah:
1.
Las acusaciones que pudieran implicar el pronunciamiento de una pena de muerte
debían juzgarse de día (Sanhedrin 4. 1; DTG 656).
2.
La sentencia de muerte debía pronunciarse de día: "Las penas de muerte
deben tratarse de día y concluirse de día" (Sanhedrin 4. 1).
3.
Un veredicto desfavorable en un juicio de pena capital debía postergarse hasta
el día siguiente de haberse escuchado todas las pruebas. "Puede concluirse
un juicio de pena de muerte el mismo día si el veredicto es favorable, pero
sólo al día siguiente si el veredicto es desfavorable" (Ibíd.).
4.
Por cuanto un veredicto desfavorable en un caso de pena capital debía
postergarse hasta el día después de haber terminado la audiencia, no podía
juzgarse tal caso en viernes o en un día anterior a una fiesta religiosa.
"Por lo tanto, no se realizan juicios en víspera de sábado o de
fiesta" (Ibíd.).
5.
Los testigos que presentaran testimonios contradictorios debían ser
descalificados y su testimonio era rechazado. Si los testigos "se
contradicen... su evidencia es nula" (Id. 5. 2).
6.
La acusación de blasfemia, base para que Caifás demandara pena de muerte (vers.
65-66), no tenía validez. Según la Mishnah Sanhedrin 7. 5, "quien blasfema
es castigado sólo si pronuncia el Nombre [divino]"; es decir, si decía el
nombre Yahweh (Jehová), y el castigo por la blasfemia era la horca (Id. 6. 4),
o el apedreamiento (Id. 7. 4). Jesús no pronunció el sagrado nombre de Dios
(ver com. vers. 64).
7.
Por lo menos en el caso de una persona condenada a morir apedreada, se daba
toda oportunidad posible para que alguien testificara en su favor. "Se
ubicaba un hombre en la puerta del tribunal con una bandera en la mano, y un
jinete a cierta distancia, pero todavía a la vista del anterior. Entonces, si
uno decía: ´Tengo algo [más] que decir en su favor', [el que estaba en la
puerta del tribunal] agitaba la bandera y el jinete corría y los detenía. Aun
si el acusado mismo decía: 'Tengo algo que alegar en mi propia defensa' se lo
traía de vuelta, hasta cuatro o cinco veces, siempre que hubiera base para su
afirmación. Si entonces resultaba inocente, lo liberaban; de lo contrario,
salía para ser apedreado. Y un heraldo lo precedía [pregonando]: 'Fulano de
tal, hijo de fulano de tal, va a ser apedreado porque cometió tal y tal falta,
y fulano y zutano son sus testigos. Cualquiera que sepa algo en su favor, que
venga y lo declare'" (Ibíd. 6. 1). Evidentemente, en el juicio de Jesús no
se tomaron en cuenta estas disposiciones. No hay excusa para que no se hubiera
convocado a testigos defensores.
Otras infracciones del código penal judío en el
juicio de Jesús fueron:
1.
El juicio ante un grupo de jueces escogidos debido a su prejuicio contra el
acusado, con la exclusión premeditada de miembros que simpatizaban con él (cf.
DTG 648, 657).
2.
El haberlo tratado como a un criminal condenado antes de que fuera juzgado
legalmente y declarado culpable (cf. DTG 650, 657). Según la ley judía, se
consideraba inocente a una persona mientras no se comprobara su culpabilidad
(DTG 648). "Los juicios civiles pueden iniciarse para absolución o para
condenación; las acusaciones en que está implicada la pena capital pueden
iniciarse para absolución, pero no para condenación" (Sanhedrin 4. 1).
3.
La sentencia de muerte basada en el propio testimonio de Jesús (DTG 662). 5CBA
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
6-13 DTG 511-522. "LA FIESTA EN CASA DE SIMÓN"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-62-la-fiesta-en-casa-de.html
JUDAS. https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-76-judas.html
20-29. DTG 608-616. "HACED ESTO EN MEMORIA DE MÍ"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-72-haced-esto-en-memoria.html
30-35. DTG 627-628. DESPUÉS DEL HIMNO, SALIERON.
Cruzaron por las calles atestadas, y salieron por la puerta de la ciudad hacia
el monte de las Olivas, avanzando lentamente, engolfados cada uno de ellos en
sus propios pensamientos. Cuando
empezaban a descender hacia el monte, Jesús dijo, en un tono de la más profunda
tristeza:
"Todos
vosotros seréis escandalizados en mí esta noche; porque escrito está: Heriré al
Pastor, y las ovejas de la manada serán dispersas." *(Mateo 26:31). Los
discípulos oyeron esto con tristeza y asombro. Recordaron como, en la sinagoga
de Capernaúm, cuando Cristo habló de sí mismo como del pan de vida, muchos se
hablan ofendido y se habían apartado de él. Pero los doce no se habían mostrado
infieles. Pedro, hablando por sus hermanos, había declarado entonces su lealtad
a Cristo. Entonces el Salvador había dicho: "¿No he escogido yo a vosotros doce, y uno de vosotros es
diablo?"*(Juan 6:70). En el aposento alto, Jesús había dicho que uno
de los doce le traicionaría, y que Pedro le negaría. Pero ahora sus palabras
los incluían a todos.
ESTA
VEZ SE OYÓ LA VOZ DE PEDRO que protestaba vehementemente: "Aunque todos sean escandalizados, mas
no yo." (Marcos 14:29). En el aposento alto, había declarado: "Mi
alma pondré por ti." Jesús le habla advertido que esa misma noche negarla
a su Salvador. Ahora Cristo le repite la advertencia: "De cierto te digo
que tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me
negarás tres veces." Pero Pedro "con mayor porfía decía: Si me fuere menester morir contigo, no te
negare. También todos decían lo mismo." *(Marcos 14:31).
EN
LA CONFIANZA QUE TENÍAN EN SÍ MISMOS, LLEGARON LA REPETIDA DECLARACIÓN DE AQUEL
QUE SABÍA. No estaban preparados para la prueba; cuando la tentación
les sobreviniese, comprenderían su propia debilidad.
CUANDO
PEDRO DIJO QUE SEGUIRÍA A SU SEÑOR A LA CÁRCEL Y A LA MUERTE,
cada palabra era sincera; pero no se conocía a sí mismo. Ocultos en su corazón
estaban los malos elementos 628 que las circunstancias iban a hacer brotar a la
vida. A menos que se le hiciese conocer su peligro, esos elementos provocarían
su ruina eterna. El Salvador vela en él un amor propio y una seguridad que
superarían aun su amor por Cristo.
EN
SU EXPERIENCIA SE HABÍAN REVELADO MUCHAS FLAQUEZAS,
mucho pecado que no habla sido amortiguado, mucha negligencia de espíritu, un
temperamento no santificado y temeridad para exponerse a la tentación. La
solemne amonestación de Cristo fue una invitación a escudriñar su corazón.
Pedro necesitaba desconfiar de sí mismos y tener una fe más profunda en Cristo.
Si hubiese recibido con humildad la amonestación, habría suplicado al pastor
del rebaño que guardase su oveja.
CUANDO,
EN EL MAR DE GALILEA, ESTABA POR HUNDIRSE, CLAMÓ:
"Señor, sálvame."*(Mateo 14:30).
Entonces la mano de Cristo se extendió para tomar la suya. Así también
ahora, si hubiese clamado a Jesús: Sálvame de mi mismo, habría sido guardado.
Pero Pedro sintió que se desconfiaba de él, y pensó que ello era cruel. Ya se
escandalizaba, y se volvió más persistente en su confianza propia.
JESÚS
MIRÓ CON COMPASIÓN A SUS DISCÍPULOS. No podía salvarlos de la
prueba, pero no los dejó sin consuelo. Les aseguró que él estaba por romper las
cadenas del sepulcro, y que su amor por ellos no faltaría. "Después que haya resucitado --dijo,-- iré delante de vosotros a
Galilea." *(Mateo 26:32). Antes que le negasen, les aseguró el perdón.
DESPUÉS
DE SU MUERTE Y RESURRECCIÓN, SUPIERON QUE ESTABAN PERDONADOS
y que el corazón de Cristo los amaba. Jesús y los discípulos iban hacia
Getsemaní, al pie del monte de las Olivas, lugar apartado que él había visitado
con frecuencia para meditar y orar. El Salvador había estado explicando a sus
discípulos la misión que le había traído al mundo y la relación espiritual que
debían sostener con él. Ahora ilustró la lección. DTG 627-628
36-56. DTG 636-646. "GETSEMANÍ"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-74-getsemani.html
57-75. DTG 647-662. "ANTE ANÁS Y CAIFÁS"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-75-ante-annas-y-caifas.html
Ministerio Hno. Pio
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