lunes, mayo 24, 2021

REFLEXIÓN 691. MINISTERIO FINAL EN JERUSALÉN, PASCUA 31DC/ El Arresto Y El Juicio (MATEO 26).

Mateo 26. El Arresto Y El Juicio. Vers. (1-5) Los gobernantes conspiran contra Cristo. (6-13) Una mujer le unge la cabeza. (14-16) judas lo vende. (17-25) Cristo come la pascua, (26-29) instituye la Cena del Señor, (30-35) anuncia su muerte y resurrección; (36-46) ora en el Getsemaní, (47-56) es traicionado por judas con un beso, (57-68) es llevado delante de Caifás (69-75). y Pedro lo niega.

1 CUANDO hubo acabado Jesús todas estas palabras, dijo a sus discípulos: 2 Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado. 3 Entonces los principales sacerdotes, los escribas, y los ancianos del pueblo se reunieron en el patio del sumo sacerdote llamado Caifás, 4 y tuvieron consejo para prender con engaño a Jesús, y matarle. 5 Pero decían: No durante la fiesta, para que no se haga alboroto en el pueblo. 

6 Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, 7 vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa. 8 Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio? 9 Porque esto podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres.

10 Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra. 11 Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis. 12 Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura. 13 De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.

14 Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, 15 y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. 16 Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle. 

17 El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua? 18 Y él dijo: Id a la ciudad a cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa celebraré la pascua con mis discípulos. 19 Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y prepararon la pascua.

20 Cuando llegó la noche, se sentó a la mesa con los doce. 21 Y mientras comía, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar. 22 Y entristecidos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy yo, Señor? 23 Entonces él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar.

24 A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido. 25 Entonces respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Soy yo, Maestro? Le dijo: Tú lo has dicho.

26 Y mientras comían, tomó Jesús el pan, bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. 27 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; 28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados. 29 Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.

30 Y cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos. 31 Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas. 32 Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.  33 Respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré. 34 Jesús le dijo: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces. 35 Pedro le dijo: Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos dijeron lo mismo.

36 Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. 37 Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. 38 Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. 39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.

40 Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? 41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.

42 Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad. 43 Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. 44 Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras. 

45 Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores. 46 Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega 47 Mientras todavía hablaba, vino Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo. 48 Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle. 

49 Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve, Maestro! Y le besó. 50 Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y le prendieron. 

51 Pero uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja. 52 Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán.

53 ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? 54 ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga?

55 En aquella hora dijo Jesús a la gente: ¿Cómo contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis. 56 Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.

57 Los que prendieron a Jesús le llevaron al sumo sacerdote Caifás, adonde estaban reunidos los escribas y los ancianos. 58 Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se sentó con los alguaciles, para ver el fin.

59 Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte, 60 y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se presentaban. Pero al fin vinieron dos testigos falsos, 61 que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo.

62 Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti? 63 Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. 64 Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.

65 Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. 66 ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte!  

67 Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban, 68 diciendo: Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó.

69 Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se le acercó una criada, diciendo: Tú también estabas con Jesús el galileo. 70 Mas él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices. 71 Saliendo él a la puerta, le vio otra, y dijo a los que estaban allí: También éste estaba con Jesús el nazareno. 72 Pero él negó otra vez con juramento: No conozco al hombre. 73 Un poco después, acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu manera de hablar te descubre. 

74 Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: No conozco al hombre. Y en seguida cantó el gallo. 75 Entonces Pedro se acordó de las palabras de Jesús, que le había dicho: Antes que cante el gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente. (Mateo 26).

1. Cuando hubo acabado. [El complot para prender a Jesús, Mat. 26: 1-5, 14-16 = Mar. 14:1-2, 10-11 = Luc. 22: 1-6 = Juan 12: 10-11. Comentario principal: Mateo. Ver diagrama 9, p. 223.] Es decir, después de terminar el discurso acerca de las señales de su prometido retorno y las parábolas, como se registran en los cap. 24-25.

2. Dentro de dos días. El griego dice: "después de dos días". La afirmación del vers. 1 ubica esta predicción de la entrega y la crucifixión de Jesús en algún momento posterior al discurso registrado en los cap. 24-25 (ver com. cap. 24: 1). No se sabe si esto tuvo lugar el martes por la noche o el día miércoles. Algunos comentadores, pensando en que Jesús fue entregado el jueves por la noche, y que los "dos días" se computaban según la costumbre occidental, sugieren que Jesús habría pronunciado estas palabras el martes por la noche. Sin embargo, es posible que este período sea más corto. Por ejemplo, según la terminología del NT, decir "después de tres días" equivale a decir "en el tercer día" (ver pp. 239-242), y, posiblemente, los traductores de la RVR y de la BJ han interpretado bien el sentido del griego "después de dos días" al traducir "dentro de dos días". Si Jesús fue entregado el jueves por la noche, estas palabras bien pudieron haberse pronunciado el día miércoles, si se toma en cuenta el sistema judío del cómputo inclusivo. En el año de la crucifixión (31 d. C., según la cronología adoptada por este Comentario) el día 14 del mes de Nisán, cuando se sacrificaba el cordero pascual, cayó en viernes (ver la primera Nota Adicional al final del capítulo).

La pascua. Ver la primera Nota Adicional al final de este capítulo.

Hijo del Hombre. Ver com.  Mat. 1: 1; Mar. 2: 10.

Será entregado. Del verbo griego paradídÇmi, "entregar". Jesús especifica aquí el momento cuando será tomado preso.

3. Entonces... se reunieron. No se sabe si aquí Mateo está siguiendo estrictamente un orden cronológico y quiere decir que la reunión de los sacerdotes y de los ancianos acaeció "dos días" antes de la pascua, o si está tratando el asunto en forma temática. Posiblemente no esté haciendo otra cosa sino registrando la declaración de Jesús (vers. 2) antes de referirse a la reunión de los sacerdotes y los ancianos (vers. 4-5). 

El hecho de que Mateo haya agrupado varios acontecimientos de la vida de Jesús por temas y no por orden cronológico (ver com. cap. 8: 2; 12: 1; 13: 1; 26: 6; etc.), sugiere la posibilidad de que lo mismo pueda ocurrir aquí. Mateo emplea la palabra tóte, "entonces", unas 90 veces (más que el total de todos los otros escritores del NT), pero no siempre con el sentido de la estricta relación cronológica entre el episodio que así se introduce y el que precedió. Ver p. 268.

Corresponde señalar que la fiesta en casa de Simón, registrada en este capítulo (vers. 6-12), sin duda se realizó el sábado anterior, quizá por la noche (Juan 12: 1-2,12-13; DTG 511, 515 [la palabra déipnon, "cena", suele emplearse para designar la comida de la noche, como ocurre en Juan 13: 2; ver com.  Luc. 14: 12]). Cronológicamente, habría correspondido registrarlo antes del relato de Mat. 21 (ver com. cap. 26:5). La reunión de sacerdotes y ancianos que se menciona aquí parece haber ocurrido ese mismo sábado de noche (DTG 512), y Judas salió de la fiesta en casa de Simón con su decisión de traicionar a su Maestro (vers. 14-15; DTG 515-516). Por lo tanto, es muy probable que los 506hechos registrados en los vers. 3-15 ocurrieron el sábado anterior por la noche, pero Mateo los consigna aquí por causa de su importante relación con el relato de la entrega de Jesús.

En DTG 511-512 se presentan las circunstancias que provocaron la reunión de los dirigentes judíos. Al parecer, ésta fue la primera reunión privada de Judas con los dirigentes judíos (DTG 515-516). Pareciera que se reunió con ellos por segunda vez antes de celebrarse la última cena el día jueves por la noche (DTG 667), quizá el martes de noche.

Los principales sacerdotes. Sin duda todos los que se mencionan aquí eran miembros del sanedrín, el consejo nacional de los judíos. Pocas semanas antes, poco después de la resurrección de Lázaro, el consejo había decidido matar a Jesús en la primera oportunidad favorable (Juan 11: 47-53; DTG 495-500). En este momento, el sentimiento popular en favor de Jesús hacía que esto fuera aún más urgente (DTG 511). Con referencia al significado de la frase "principales sacerdotes", ver com.  Mat. 2: 4. En vista de que en ese momento vivían varios que habían sido designados con el título de sumo sacerdote, es posible que fueran ellos los "principales sacerdotes".

Los escribas. Ver p. 57. La evidencia textual establece (cf. p. 147) la omisión de estas palabras.

El patio. El patio de un príncipe o su corte era el lugar donde celebraba audiencias; por lo tanto, es también correcta la traducción de la BJ, "palacio". Quizá fue éste el mismo lugar donde Jesús más tarde compareció ante Anás y Caifás (ver p. 60), probablemente junto al templo, o quizá dentro de la zona del templo. Ver el mapa frente a la p. 513.

Caifás. Ver com.  Luc. 3: 2.

4. Tuvieron consejo. La primera consulta seria acerca de Jesús se había realizado dos años antes (Juan 5: 16; DTG 184). Otra reunión con ese mismo propósito había ocurrido más recientemente, en seguida después de la resurrección de Lázaro (DTG 512; Juan 11: 47-53). Al parecer, la consulta de Mat. 26: 4 había acaecido el sábado de noche antes de la crucifixión (ver com. vers. 3), y otra siguió el martes por la mañana (DTG 543).

Con engaño. La popularidad ganada por Jesús después de la resurrección de Lázaro, llenaba de temor, de un modo especial, a los dirigentes judíos (DTG 512). Los acontecimientos de los primeros días de la semana de la crucifixión sólo sirvieron para intensificar el sentir del pueblo de que en Jesús la nación había encontrado al Líder de quien los profetas habían hablado. Genuinamente perplejos, los fariseos exclamaron: "Ya veis que no conseguís nada.  Mirad, el mundo se va tras él" (Juan 12: 19; DTG 524, 526, 541, 544). La crisis era inminente, y a menos que pudieran deshacerse de él, la caída de ellos parecía segura. Creyeron que debían actuar con rapidez y en secreto. Además, si había un levantamiento popular para apoyar a Jesús como Mesías-Rey (DTG 512, 524-526, 541), con toda seguridad el opresivo poderío romano se haría sentir más duramente sobre la nación. Por otra parte, si prendían a Jesús abiertamente, podría iniciarse una revuelta popular en su favor.

5. No durante la fiesta. El sentimiento popular entre las multitudes reunidas en Jerusalén para celebrar la pascua, acontecimiento que señalaba la primera liberación de Israel como nación, se inclinaba decididamente por la proclamación de Jesús como Mesías-Rey (ver com. vers. 4). Los dirigentes suponían que no podrían tocar a Jesús hasta que esas multitudes hubieran abandonado la ciudad.  Pero, cuando sus deliberaciones habían llegado hasta ese punto, Judas apareció para hacerles una propuesta que parece haber cambiado sus planes (vers. 14-15). Aparentemente, Mateo inserta aquí el relato de la fiesta en casa de Simón (vers. 6-13) que ocurrió en Betania, mientras los sacerdotes y fariseos estaban reunidos en el palacio de Caifás en Jerusalén, a fin de explicar el cambio de los planes. Después de ser reprendido en esta fiesta, Judas fue directamente al palacio y allí hizo los arreglos para entregar a Jesús.

Alboroto. Ver com. vers. 4. Puede suponerse que esta consulta ocurrió el sábado de noche anterior a la crucifixión (ver com. vers. 3). Al día siguiente ocurrió la gran demostración popular que aclamó a Jesús como Mesías-Rey, cuando él entró triunfalmente en Jerusalén (ver com. cap. 21: 1-11; DTG 524-527). Sin duda, cuando los sacerdotes fueron al monte de los Olivos para encontrarse con Jesús, creyeron que aquello que más temían estaba a punto de suceder (DTG 531, 533-534).

6. Betania. [Jesús es ungido en Betania, Mat. 26: 6-13 = Mar. 14: 3-9 = Luc. 7: 36-50 = Juan 12: 1-9.  Comentario principal: Mateo y Lucas. Ver el mapa de la p. 214; los 507diagramas de las pp. 221, 223.] Acerca del tiempo de la fiesta, ver DTG 511 . Por lo general, los comentadores no aceptan que la, fiesta de Luc. 7:36-50 deba identificarse con la que registra aquí Mateo (y también Marcos y Juan), y la sitúan en el ministerio realizado en Galilea, más de un año y medio antes. Ver en la Nota Adicional de Lucas 7 las razones por las cuales en este Comentario se afirma que es una sola fiesta la que describen los cuatro autores de los Evangelios.

Simón. Un fariseo (Luc. 7: 36-40) a quien Jesús había sanado de la temible lepra. Se consideraba discípulo, se había unido abiertamente con los seguidores de Jesús, pero no estaba completamente convencido del mesianismo del Maestro (DTG 511, 519; Luc. 7: 39). La fiesta fue ofrecida en honor de Jesús. Lázaro estaba también allí como invitado de honor. Marta servía y María Magdalena, a quien Simón había inducido a pecar y a quien Jesús había librado de la posesión demoníaca, también estaba presente (DTG 512-513; ver la Nota Adicional de Luc. 7).

El leproso. No quiere decir esto que hubiera estado leproso en ese momento, porque de haber sido así, habría estado aislado de la sociedad (ver com. Mar. 1: 40). Algún tiempo antes, Jesús lo había sanado de la lepra y Simón ofreció ahora la fiesta como expresión de su aprecio por lo que Jesús había hecho (DTG 51l).

7. Una mujer. La mujer era María, hermana de Marta y Lázaro (Juan 12: 1-3; ver la Nota Adicional de Luc. 7).

Un vaso de alabastro. Ver com. Luc. 7: 37. Según Mar. 14: 3, el vaso debió quebrarse para que su contenido pudiera ser vertido. Perfume. Gr. múron, "ungüento". Marcos dice que era perfume de nardo puro (ver com. Luc. 7: 37).

Sobre la cabeza de él. Mateo y Marcos dicen que María ungió la cabeza de Jesús, mientras que Lucas y Juan dicen que le ungió los pies. A primera vista podría parecer que hay una discrepancia. Sin embargo, no hay razón para dudar que le hubiera ungido la cabeza y los pies. (cf. Sal. 133: 2).

Estando sentado. Literalmente, "estando reclinado" (ver com. Mar. 2: 15; Luc. 7: 38).

8. Los discípulos. Según Juan 12: 4-5, la protesta comenzó por Judas. Aparentemente los otros se le unieron en la crítica, la cual sin duda se propagó en voz baja en torno de la mesa.

Este desperdicio. Judas estaba resentido porque ese perfume no se había vendido y el dinero no se había depositado en la tesorería de los discípulos, donde podría haberse apoderado de él, "porque era ladrón" (Juan 12: 6).

9. Vendido a gran precio. Según Mar. 14: 5, el valor estimado era de más de 300 denarios (ver p. 51). Debiera señalarse que el salario correspondiente al trabajo de un día era un denario (ver com. Mat. 20: 2); por lo tanto, los 300 denarios equivaldrían al ingreso de un año de un jornalero.

Los pobres. Judas, el que estaba hablando (ver com. vers. 8), bien sabía que, según la ley judía, socorrer a los pobres era una clara responsabilidad de quienes disponían de más recursos (Deut. 5: 7-11; etc.) y que se consideraba un mérito ayudar a los necesitados. Ver com. Mat. 5: 3.

10. Entendiéndolo. Mejor, "dándose cuenta" (BJ). Ver com. Mar. 2: 8.

11. Siempre tendréis pobres. Jesús no pone en duda nuestro deber para con los pobres. Sencillamente, afirma que hay obligaciones mayores que ese deber.

No siempre. Ni aun los más allegados a Jesús comprendían lo que transcurriría en la semana siguiente. Sólo María parecía vislumbrar, aunque débilmente, lo que traería el futuro (DTG 513). Frente a la crisis que se avecinaba, Jesús apreció muchísimo el sincero deseo de ella de hacer todo lo que podía (Mar. 14: 8).

12. La sepultura. María había tenido el plan de emplear el perfume en la preparación del cuerpo de Jesús para su sepultura (DTG 513-514; cf. Mar. 16: 1), pero, evidentemente, el Espíritu de Dios le impresionó que debía emplearlo en esta ocasión y que no debía esperar.

13. De cierto. Ver com. cap. 5: 18.

Este evangelio. Aquí Jesús anticipó claramente que su Evangelio (ver com. Mar. 1: 1) sería predicado en todas partes (cf. Mat. 24: 14). Quienes afirman que Jesús nunca se propuso fundar una religión harían bien en considerar esta declaración.

Para memoria de ella. Este acto de devoción de María reflejaba el mismo espíritu que había movido a Jesús a descender a este mundo tenebroso (Fil. 2: 6-8).

14. Judas Iscariote. Ver com. Mar. 3: 19 (cf. DTG 663-670).

Fue a los principales sacerdotes. Con referencia 508 a la relación de este hecho con los que ya se han descrito en este capítulo, ver com. vers. 3, 5. El sermón predicado en la sinagoga de Capernaúm aproximadamente un año antes (Juan 6:  22-65) había sido el punto decisivo en la trayectoria de Judas (DTG 666). Aunque exteriormente había permanecido con los doce, su corazón se había apartado de Jesús. La alabanza de Jesús ante la acción de María en la fiesta de Simón, que condenaba indirectamente la actitud de Judas, impulsó a éste a actuar (DTG 563-564, 667). Cuán extraño es que el supremo acto de amor por Jesús, realizado por María, indujera a Judas a cometer su acción de suprema deslealtad. Al ir a los "principales sacerdotes", Judas actuó bajo la inspiración del maligno (Luc. 22: 3).

15. ¿Qué me queréis dar? Cuando Judas ofreció entregar a su Maestro, su pensamiento primordial era el de sacar provecho personal. En verdad, el sacar ventajas personales había llegado a ser el motivo dominante de toda su vida.

Yo os lo entregaré. El ofrecimiento de Judas resolvió el dilema de los dirigentes, judíos de Jerusalén. Deseaban silenciar a Jesús, pero estaban paralizados por temor al pueblo (ver com. vers. 5). Su problema era encontrar el modo de prender a Jesús sin provocar una revuelta popular en su favor. Ver com. vers. 16.

Piezas de plata. Gr. argúrion, "moneda de plata". Se supone que aquí equivale a "siclo" y que esta moneda de plata equivalía al stat'r (ver com. cap. 17: 24, 27), y al tetradrajmá de Tiro. Este pesaba unos 14, 3g, y correspondía con el salario que se le daba a un jornalero por cuatro días de trabajo. El precio tradicional de un esclavo era de treinta siclos de plata (Exo. 21: 32). Comparar esto con la predicción de Zac. 11: 12.

16. Oportunidad. Gr. eukairía, "tiempo favorable", es decir, un momento apropiado para las exigencias de los gobernantes de la nación (ver com. vers. 4-5). Judas proporcionó el eslabón que faltaba en el complot sacerdotal en contra de Jesús. Con su ayuda, podrían convenientemente (Mar. 14: 11) prender a Jesús "a espaldas del pueblo" (Luc. 22:  6; cf. Mar. 14: 1-2). No es de extrañar, entonces, que los sacerdotes y los ancianos "se alegraron" (Mar. 14: 11).

17. El primer día. [Preparación para la pascua, Mat. 26:17-19 = Mar. 14:12-16 = Luc. 22: 7-13. Comentario principal: Mateo.] Marcos observa además que "el primer día de la fiesta de los panes sin levadura" era el día "cuando sacrificaban el cordero de la pascua" (Mar. 14: 12). Lucas dice que era el día, "en el cual era necesario sacrificar el cordero de la pascua" (cap. 22: 7). Es algo extraña la designación de "primer día de la fiesta de los panes sin levadura" como día en que debía sacrificarse el cordero pascua. Normalmente, el día 14 del mes de Nisán era designado como el día cuando debía sacrificarse el cordero pascual, y el 15 de Nisán como el primer día de los panes sin levadura (Lev. 23: 56; ver t. II, p. 108). Debido a la estrecha relación entre la pascua y la fiesta de los panes sin levadura, a veces se intercambiaban los dos términos y toda la fiesta era llamada por cualquiera de los dos nombres (ver Talmud Pesahim 5a; cf. Josefo, Antigüedades ii. 15. 1). El hecho aquí registrado ocurrió el día jueves. Con referencia a la relación entre ese acontecimiento y la pascua, y la aparente discrepancia entre los sinópticos y Juan referente a la fecha de la pascua, ver la primera Nota Adicional al final de este capítulo.

Panes sin levadura. Ver com. Exo. 12: 8; Lev. 23: 6; Núm. 28: 17; Deut. 16: 3, 8; ver el t.I, p. 722; t. II, p. 109.

Vinieron los discípulos. El jefe de familia tenía la responsabilidad de hacer los arreglos para la celebración de la pascua, así como tenía a su cargo todas las otras funciones religiosas de la familia. En cierto sentido, era el sacerdote de la familia. Siendo espiritualmente "miembros de la familia de Jesús" (DTG 315), era natural que los discípulos se dirigieran a él para pedirle instrucciones en cuanto a los preparativos para la pascua. Al parecer, se acercaron a Jesús en la mañana del jueves, 13 de Nisán (ver la primera Nota Adicional al final del capítulo), pues celebraron juntos la pascua esa misma noche (Mat. 26: 17, 20; Mar. 14: 12, 16-18; Luc. 22: 7-8, 13-15).

¿Dónde quieres? Parecería que ni aun los discípulos más allegados a Jesús (Luc. 22: 8; cf. DTG 259) estaban enterados, por lo menos en cuanto a los detalles, de los planes que Jesús tenía para la celebración de la pascua. Por lo tanto, era posible que tampoco Judas los conociera. Desde su primer encuentro con los miembros del sanedrín el sábado anterior por la noche (ver com. Mat. 26: 3, 5), y especialmente desde su segundo encuentro con ellos, lo cual probablemente acaeció el 509martes por la noche (DTG 601, 611, 663, 667), Judas había estado buscando una oportunidad propicia para entregar a Cristo (ver com. vers. 16).  Algunos han sugerido que debido a esta situación Jesús pudo haber esperado casi hasta el último momento posible a fin de hacer los arreglos para la pascua. Sin embargo, aun en ese momento, las instrucciones dadas a Pedro y a Juan fueron tales que ni ellos ni los otros discípulos sabían dónde iban a celebrar la pascua. Sólo más tarde ese día, cuando regresaran Pedro y Juan, sabrían todos dónde iban a estar. A partir de ese momento, Judas tendría poco tiempo para hacer los planes a fin de entregar a Jesús a los dirigentes de los judíos durante la hora tranquila que el Salvador pasara con sus discípulos en el aposento alto.  Es posible que Jesús tomara esas precauciones a fin de que no fuera interrumpida esa sagrada ocasión, la última vez que estaría con los doce, pues tenía instrucciones sumamente importantes que impartirles.

La pascua. Ver la primera Nota Adicional al final del capítulo.

18. Id a la ciudad. Es evidente que Jesús pasó la noche del miércoles fuera de Jerusalén.  Desde el viernes hasta el martes había pasado las noches en Betania, probablemente en casa de Lázaro (DTG 51l; ver com. cap. 21: 17).  Según DTG 628, 636, Jesús pasó la noche del martes en el monte de los Olivos.  No se dice dónde pasó el día miércoles ni la noche del mismo día (ver com. cap. 21: 17; 26: 2).  Quizá Judas fue por segunda vez a los dirigentes judíos el martes, completó los arreglos para traicionar a su Maestro y acordó hacerlo en uno de los lugares donde Jesús se retiraba (DTG 601, 663; ver com. vers. 4). Jesús sabía acerca de la conspiración secreta de Judas contra él, y algunos han sugerido que, posiblemente, cambió adrede su lugar de residencia a fin de estorbar los planes de Judas (Juan 6: 64).

Cierto hombre. Gr. déina, "fulano", término empleado por quien habla para designar a una persona a quien no quiere o no puede nombrar. La BJ traduce: "Id a la ciudad, a casa de fulano". Según Mar. 14: 13- 14 y Luc. 22: 10-11 los discípulos debían encontrarse con uno que llevaba un cántaro; según Mateo, Jesús los envió a casa de "fulano". Por lo que dice Hech. 12: 12 (cf.  Hech. l: 13), la tradición afirma que el padre de Juan Marcos era el dueño de la casa en cuyo "aposento alto" estuvo por un tiempo el domicilio de los doce y el centro de actividades de la iglesia de Jerusalén (ver com.  Mar. 14: 5 l).

El Maestro dice. Estas palabras sugieren que el dueño de la casa conocía a Jesús y simpatizaba con él. Quizá -al igual que Simón de Betania (DTG 511), Nicodemo (Juan 19:39; DTG 148) y José de Arimatea (Mat. 27: 57)-, el dueño de casa ya era discípulo de Jesús.

Mi tiempo. Antes de este momento Jesús había afirmado que su hora no había llegado todavía (Juan 2: 4; 7: 6, 8, 30; cf. cap. 8: 20). Con estas palabras Jesús quería decir que no había llegado aún el momento de concluir su ministerio y de morir. Ahora, ya en el día cuando había de ser entregado, con palabras plenas de significado, dijo que su tiempo estaba cerca.  Más tarde, esa misma noche, afirmó: "La hora ha llegado" (Juan 17:  1).

En tu casa. En tiempos de Jesús, la pascua se celebraba dentro de la ciudad de Jerusalén, y todas las casas debían estar disponibles para que los peregrinos pudieran celebrar allí la pascua. Por un tiempo, en obediencia a las instrucciones dadas cuando se instituyó la pascua (Exo. 12: 22), los que participaban de la comida pascual debían permanecer hasta la mañana en la casa donde la habían comido. Pero, con el tiempo, el creciente número de peregrinos que asistían a la pascua hizo que, después de la comida pascual, fuera necesario conceder permiso para que los comensales se retiraran a lugares de alojamiento dentro de una zona limitada y cuidadosamente definida, en las proximidades de Jerusalén.

19. Prepararon la pascua. Es probable que, al prepararse para la pascua, los discípulos hubieran seguido el ritual acostumbrado de revisar cuidadosamente la habitación para asegurarse que no hubiera ni una partícula de levadura. También sería necesario preparar la mesa, los reclinatorios o los cojines, y los utensilios para servir la comida. Aunque el relato bíblico no dice nada específico en cuanto a que hubieran comido un cordero en esa última cena de que participó Jesús con sus discípulos, difícilmente podrían haber celebrado la cena pascual sin ese cordero (Mar. 14: 12, 16-18; Luc. 22: 7-8, 13-15). También habrían preparado pan sin levadura, hierbas amargas y el vino. Sin duda, estos preparativos ocuparon buena parte del día, y es probable que Juan y Pedro hubieran vuelto ya hacia el atardecer. 510

20. Cuando llegó la noche. [Celebración de la pascua, Mal. 26: 20 = Mar. 14: 17- 18ª = Luc. 22: 14-16. Comentario principal: Lucas.] Esto ocurrió el jueves de noche, en las primeras horas del día 14 de Nisán (ver primera Nota Adicional al final del capítulo).

21. Mientras comían. [Se da a conocer el traidor, Mat. 26: 21-25 = Mar. 14: 18b-21 = Luc. 22: 21-23 = Juan 13: 21-30.  Comentario principal: Mateo y Juan.] Los evangelistas Mateo y Marcos no hablan del lavamiento de los pies de los discípulos (Juan 13: 1-17). Además, en sus relatos Mateo y Marcos invierten el orden de la Cena del Señor y la identificación del traidor. El relato de Lucas es el que más se acerca al orden cronológico, porque Judas, antes de abandonar el aposento alto, participó tanto del pan como del vino con los cuales Jesús instituyó la Cena del Señor (DTG 609).

Según la Mishnah (Pesahim 10), el ritual de la cena pascual era el siguiente: (1) El jefe de la familia o del grupo que celebraba la cena mezclaba la primera copa de vino y la servía a los otros, pronunciando una bendición sobre el día y sobre el vino. (2) Entonces se ponía la mesa.  Los alimentos que se servían en la cena pascual eran el cordero, las hierbas amargas, pan sin levadura, lechuga y una salsa llamada jaróseth, hecha de almendras, dátiles, higos, pasas, especias y vinagre. (3) Se servía la segunda copa de vino y el jefe de familia explicaba el significado de la pascua. (4) Se cantaba la primera parte del hallel de la pascua, los Sal. 113 y 114. (5) Al servirse una tercera copa de vino, el jefe de familia pronunciaba la bendición sobre la comida. (6) Se servía una cuarta copa de vino y se entonaba la segunda parte del hallel, que incluye los Sal. 115 al 118.

De cierto. Ver com. cap. 5: 18.

Uno de vosotros. Según lo consignan los evangelistas, ésta fue la primera vez que Jesús anunció claramente que uno de los doce lo había de entregar. Todos se sorprendieron, pero nadie sospechó que sería Judas, quien comenzó a comprender que Jesús leía su oculto secreto como un libro abierto. De acuerdo con DTG 609-610, las cinco declaraciones de Jesús en las cuales reveló quién sería el traidor fueron pronunciadas en el siguiente orden: (1) Las palabras "no estáis limpios todos" (Juan 13: 11) fueron dichas durante el lavamiento de los pies. (2) La siguiente afirmación: "El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañar" (Juan 13: 18) fue pronunciada cuando los discípulos volvieron a ocupar sus lugares en la mesa. (3) El anuncio de Mat. 26: 21: "Uno de vosotros me va a entregar" siguió momentos después. (4) La declaración: "El que mete la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar" (vers. 23) fue hecha en algún momento de la última cena. (5) La afirmación postrera: "Tú lo has dicho" (vers. 25) fue pronunciada al final de la Cena del Señor e impulsó a Judas a retirarse inmediatamente del aposento. Cf.  Sal. 41: 9.

Entregar. Gr. paradídÇmi, "entregar". Por lo menos en cuatro ocasiones anteriores a ésta Jesús había hecho alusión a que iba a ser traicionado (Mat. 17: 22; 20: 18; 26: 2; Juan 6: 64, 70-71).

22. ¿Soy yo, Señor? En el griego, la forma de la pregunta indica que se espera una respuesta negativa. Es como si se dijera: "Yo no soy, ¿verdad que no?" Judas, sin duda, empleó esta forma de preguntar para confundir a sus compañeros.

23. El que mete. Ver com. vers. 21. Jesús hizo esta afirmación en respuesta a una pregunta de Juan (Juan 13: 23- 26), pero Judas no había oído la pregunta (DTG 610). La cena pascual se comía con los dedos.  El "plato" aquí mencionado era sin duda la salsa (jaróseth) que se comía con el pan sin levadura y las hierbas amargas (ver com.  Mat. 26: 21).

Ese. En tiempos antiguos, el violar los derechos de la hospitalidad hacía que una persona fuera considerada como sumamente indigna. En algunos países orientales todavía hoy el que no quiere ser amigo de alguien o quiere aprovecharse de alguno, evita comer junto con él.

24. Hijo del Hombre. Ver com.  Mat. 1: 1; Mar. 2: 10.

Va. Gr. hupágÇ, "irse".  Es aquí un eufemismo equivalente a "morir".

Según está escrito. Es probable que aquí Jesús se estuviera refiriendo a pasajes tales como Sal. 22 e Isa. 53.

¡Ay! El hecho de que la Inspiración hubiera predicho la traición de Judas, de ningún modo lo disculpa de su responsabilidad personal en este asunto. Dios no lo había predestinado para que entregase a su Maestro. La decisión de Judas fue una elección deliberada.

No haber nacido. Cf. cap. 18: 6.

25. Judas. Ver com.  Mar. 3: 19. Judas no había oído lo que Cristo había dicho acerca de él como traidor (ver com.  Mat. 26: 23). En la confusión había guardado silencio mientras los otros preguntaban "¿Soy yo?", y su silencio había hecho que los demás se fijaran en él (DTG 610)

Tú lo has dicho. Ver com. vers. 21. Esta afirmación era una forma indirecta, quizá un tanto ambigua, de decir que sí (cf. vers. 64).  Los otros discípulos, con la posible excepción de Juan (Juan 13: 25-27), no habían captado el significado de la última afirmación que dirigió Jesús a Judas (Juan 13: 28).  Pero el traidor comprendió plenamente que Jesús había discernido su secreto y al punto se retiró para realizar su tercer conciliábulo con los dirigentes judíos (Juan 13: 31; DTG 610-611).

26. Mientras comían. [La Cena del Señor, Mat. 26: 26-29 = Mar. 14: 22-25 = Luc. 22: 17-20. Comentario principal: Mateo. Ver mapa p.215; los diagramas pp. 222-223.] Comían la cena pascual.

Tomó Jesús el pan. Evidentemente, el pan sin levadura de la pascua.

Bendijo. Algunos han sugerido que Jesús pudo haber pronunciado la bendición judía: "Bendito eres tú, Señor nuestro Dios, rey del mundo, que haces producir pan de la tierra".

Tomad, comed. Así como el cuerpo se sustenta con el pan literal, así también el alma debe nutrirse de las verdades que Cristo pronunció.

Esto es mi cuerpo. Algunos han interpretado en forma literal esta declaración figurada de Jesús, olvidando, evidentemente, que muchas veces habló en forma figurada de sí mismo. Por ejemplo, Jesús dijo: "Yo soy la puerta" (Juan 10: 7) y "Yo soy el camino" (Juan 14: 6).  Pero todos concuerdan que no por ello se transformaba en puerta o en camino. Por lo que leemos en Luc. 22: 20 (cf. 1 Cor. 11: 25) resulta evidente que Jesús hablaba en forma figurada del "pan" cuando dijo: "Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre". Siguiendo un criterio estrictamente literal, si el pan se convirtió realmente en cuerpo de Jesús, por el mismo proceso, la "copa" debería haberse convertido en el nuevo pacto. La forma verbal "es" -en la frase "esto es mi cuerpo"- se emplea con el sentido de "representa", como ocurre en Mar. 4: 15-18; Luc. 12: 1; Gál. 4: 24.

27. La copa. Esta era la copa empleada en la celebración del servicio pascual. Según DTG 609, esa copa contenía el jugo puro de la uva, sin rastro de fermentación, y quizá diluido con agua conforme a la costumbre judía de aquel tiempo. Se desconoce el método empleado en la antigüedad para conservar sin fermentar el jugo de uva desde la vendimia hasta la pascua, unos seis meses más tarde.  Sin embargo, Columela (siglo I d. C., España) y Plinio el Viejo (siglo I d. C., Italia) describieron métodos empleados para conservar sin fermentar el jugo de uva hasta por el espacio de un año (ver SDA Source Book, párrafos 226-231).  Ellos afirman que el jugo de uva hervido por un buen tiempo se pone espeso y que esa "semigelatina" puede conservarse para después licuarla nuevamente. También puede hacerse jugo de uva con las pasas de uva.

Habiendo dado gracias. Ver com. vers. 26.

28. Esto es mi sangre. Así como el pan representaba el cuerpo de Jesús, así también el vino representaba su sangre (ver com. vers. 26).

Pacto. La sangre que Jesús derramó en el Calvario ratificó o dio validez al nuevo pacto, así como la sangre de los becerros había servido para ratificar el antiguo pacto (Exo. 24: 5-8; Heb. 9: 15-23; cf.  Gál. 3: 15).  De no haberse producido la muerte vicaria de Cristo, el plan de salvación nunca hubiera sido una realidad. Aun los que se salvaron en los tiempos del AT, fueron redimidos en virtud del sacrificio venidero (Heb. 9: 15). Fueron salvos porque se anticiparon con fe a la muerte de Jesús, así como hoy se encuentra la salvación mirando retrospectivamente hacia ese mismo acontecimiento. La naturaleza del nuevo pacto se describe con más detalles más adelante (cf. com. Heb. 8: 8-11).

Por muchos es derramada. La naturaleza vicaria de la muerte expiatorio de Cristo se afirma claramente (cf. Isa. 53: 4-6, 8, 10-12).  Lucas dice: "por vosotros se derrama" (cap. 22: 20; cf.  Mat. 20: 28).

Remisión. Gr. áfesis, "perdón", "liberación", del verbo afí'mi, "despachar", "despedir", "perdonar" (ver com. cap. 6:12). Ésta palabra se emplea en los papiros para referirse a la liberación de cautivos y a la remisión de deudas o castigo. Aquí, debe preferirse el sentido de "perdón" (Juan 3: 16; cf.  Mat. 20: 28).

29. No beberé. Las palabras "desde ahora" insinúan que en esa ocasión Jesús bebió de la copa. Así como los discípulos habían de beber de la copa en memoria de Jesús hasta que él viniera (1 Cor.11: 25-26), Jesús se abstendría de beber hasta que de nuevo la bebiera en el reino de su Padre. 512

Hasta aquel día. Posiblemente, Jesús aludió aquí a "la cena de las bodas del Cordero" (Apoc. 19: 9).  Así como la última cena estaba íntimamente relacionada con el gran acontecimiento que hizo posible el plan de salvación, así también la cena de las bodas del Cordero será en celebración del triunfo de ese plan.

Nuevo. No se refiere aquí a vino nuevo en contraste con vino añejo y fermentado, sino al hecho de que en el reino todo será nuevo (Apoc. 21: 5).

El reino de mi Padre. El beber de la copa de la comunión había de anunciar la muerte de Jesús hasta que él volviera (1 Cor. 11:26). La copa es una promesa de Dios de que el reino finalmente se convertirá en una realidad, y de nuestra parte, es una evidencia de fe en la promesa que esto ha de ocurrir.  El rito de la Cena del Señor une el primer advenimiento con el segundo. El servicio de comunión tiene el propósito de mantener en la mente de sus seguidores vívidamente la esperanza de la segunda venida de Jesús, así como también el recuerdo de su muerte vicaria. (1 Cor. 11: 25-26; cf.  DTG 613).

30. Hubieron cantado el himno. [Jesús y los discípulos se retiran al Getsemaní, Mat. 26: 30 = Mar. 14: 26 = Luc. 22: 39. Comentario principal: Mateo. Ver el mapa p. 215; los diagramas pp. 222-223.] Era habitual cantar los Sal. 115 al 118 al final de la cena pascual.  Los consejos que Jesús impartió a los discípulos en el aposento alto y yendo al Getsemaní, aparecen en Juan 14-17.

Monte de los Olivos. Así llamado por los olivos que se cultivaban en sus laderas. Josefo emplea este mismo nombre (Antigüedades vii. 9. 2; xx. 8. 6; Guerra v. 2. 3; etc.). Monte de los Olivos es el nombre que suele empicarse para designar la parte occidental de un cerro que está directamente al este de Jerusalén, cruzando el valle del Cedrón. La cumbre norte del monte de los Olivos alcanza una elevación de unos 830 m, o sea unos 90 m por encima del nivel de la zona del templo en la ciudad. Ver com. cap. 21: 1; 24: 1. Se piensa que antes de que Tito destruyera todos los árboles en las cercanías de Jerusalén, el monte de los Olivos estaba cubierto de olivares, higueras, mirtos y de otros árboles.  Betania, ubicada a unos 3,5 km al este de la ciudad, se hallaba en la ladera sudeste del monte.  Ver la ilustración frente a la p. 481.

31. Os escandalizaréis. [Jesús anuncia la negación de Pedro, Mat. 26: 31-35 = Mar. 14: 27-31 = Luc. 22: 31-38 (= Juan 13: 36-38). Comentario principal: Mateo] Gr skandalízo (ver com. cap. 5: 29). Jesús pronunció estas palabras de advertencia y de amonestación mientras él y los discípulos comenzaban a descender desde la ciudad al valle del Cedrón, en camino al monte de los Olivos (DTG 626-627). Notar, sin embargo, que la advertencia de Juan 13: 36-38 fue dada en el aposento alto.

Esta noche. Es probable que esto ocurriera una hora o más antes de la medianoche, durante las primeras horas del día 14 de Nisán (ver la primera Nota Adicional al final del capítulo).

Escrito está. Jesús cita aquí a Zac. 13: 7.

Las ovejas. Jesús aplica esta predicción a la huida de los discípulos cuando él fue arrestado, quizá una hora más tarde (vers. 56).

32. Después que haya resucitado. Frente a la traición, la condenación y la muerte, Jesús habla con confiada seguridad de su resurrección. Esta cita bien específica que Jesús concertó con los discípulos para encontrarse con ellos de nuevo en Galilea, podría haberles servido como un motivo de ánimo durante las horas de amargo chasco que tenían por delante, pero pareciera que los discípulos la olvidaron (ver com. vers. 33).

33. Pedro. En muchas ocasiones, Pedro habló en nombre de los otros discípulos (cap. 14: 28; 16: 16, 22; 17: 4, 24).  Sin embargo, aquí parece haber hablado por su propia cuenta, sintiéndose superior a sus compañeros. Las anteriores palabras de Jesús (cap. 26: 31-32) por lo visto no habían hecho mella en él.  Su respuesta impulsiva, característicamente suya (ver com.  Mar. 3: 16), no había sido bien pensada.

34. De cierto. Ver com. cap. 5: 18.

Esta noche. Ver com. vers. 31. La advertencia que se presenta en Juan 13:38 fue dada mientras Jesús y los doce estaban aún en el aposento alto. Aquí es dada nuevamente yendo al Getsemaní (DTG 627).  Tanto la predicción como su cumplimiento están en los cuatro Evangelios.

Antes que el gallo cante. Marcos dice "antes que el gallo haya cantado dos veces" (Mar. 14:30).  El "cantar del gallo" era una forma común de referirse al amanecer. Por ejemplo, la Mishnah (Tamid 1. 2) explica que el que deseaba quitar las cenizas del altar "se levantaba temprano y se bañaba antes de que llegara el supervisor. ¿A qué hora llegaba el supervisor? 513

No siempre venía a la misma hora; algunas veces venía al cantar del gallo, algunas veces un poco antes o un poco después". Con referencia a la relación entre este canto y las vigilias de la noche, ver p. 52.

35. Aunque me sea necesario morir. Sin duda, Pedro tenía las mejores intenciones, pero no sabía de lo que hablaba. Comparar esto con la noble profesión de lealtad hecha por Rut a Noemí (Rut 1: 16-17) y su admirable fidelidad en cumplirla.

Dijeron lo mismo. Cuán poco sabían los discípulos de las circunstancias que pronto los rodearían y los llevarían a abandonar a Jesús y a huir para salvar la vida (Mar. 14: 50).

36. Entonces llegó Jesús. [Jesús ora en Getsemaní, Mat. 26: 36-56 = Mar. 14: 32-52 = Luc. 22: 40-53 = Juan 18: 1-12. Comentario principal: Mateo.]

Getsemaní. De una palabra aramea que significa "prensa de aceite". El Salvador con frecuencia había venido a este lugar para meditar, orar y descansar (Luc. 22: 39; Juan 18: 2), y allí también había pasado muchas noches (Luc. 21: 37; DTG 637).  Es probable que Jesús hubiera pasado aquí las noches del martes y del miércoles antes de la crucifixión (ver com.  Mat. 26: 18).

No se conoce con precisión la ubicación del huerto en los tiempos bíblicos.  Es probable que este lugar tranquilo estuviera en algún punto de la ladera del monte de los Olivos (ver com. cap. 21: 1; 26: 30), cruzando el valle del Cedrón, enfrente del templo y a unos diez minutos de distancia, yendo a pie, desde la ciudad. El punto que suele señalarse a los turistas como huerto de Getsemaní se basa en una tradición que no puede rastrearse más allá de los tiempos de Constantino el Grande, tres siglos después de Cristo. Según la opinión de muchos comentadores y viajeros que han visitado Palestina, el huerto de Getsemaní donde oró Jesús habría estado algo más arriba en la ladera. Ver la ilustración frente a la p. 481).

Sentaos aquí. Jesús instó a ocho de los discípulos a que permanecieran cerca de la entrada del huerto.

37. Tomando. Pedro, Santiago y Juan gozaban del privilegio de tener una asociación más íntima con Jesús que la de los otros discípulos. Habían estado con él cuando resucitó a la hija de Jairo (Luc. 8: 51) y también en el monte de la transfiguración (Mat. 17: 1).  En esta hora suprema, Jesús ansiaba tener la camaradería humana, la simpatía y la comprensión de sus amigos.

A entristecerse y a angustiarse. Ver com. vers. 38.

38. Mi alma. Equivalente de una expresión común hebrea que significa "yo" (com. Sal. 16: 10; Mat. 10: 28).

Muy triste. Nos resulta imposible comprender la profunda tristeza y el misterioso dolor que oprimían a Jesús cuando entró en el huerto de Getsemaní. La extraña tristeza que le sobrevino dejó perplejos a los discípulos. Aquí estaba el divino y humano Hijo de Dios, Hijo del hombre (ver com.  Mat. 1: 1; Mar. 2: 10; Luc. 1: 35), sufriendo tal angustia cual jamás habían visto. En parte, el sufrimiento era físico, pero esto era sólo el reflejo visible del infinito sufrimiento de Cristo como portador de los pecados del mundo.

Con referencia a los sufrimientos del Salvador en el huerto de Getsemaní y las tentaciones con que allí Satanás lo acosara, ver DTG 636-644 (cf. com.  Mat. 4: 1- 11; Luc. 2: 40, 52; Heb. 2: 17; ver también el Material Suplementario de EGW referente a Mat. 26: 36-46, y la Nota Adicional de Juan 1).

Hasta la muerte. Es imposible que, como seres pecadores, comprendamos la intensidad de la angustia que experimentó el Salvador al llevar el peso de los pecados del mundo (ver com.  Luc. 22: 43).

Velad conmigo. Una súplica en procura de simpatía y compañerismo humanos en la lucha con los poderes de las tinieblas. "Velar" significa literalmente "estar despierto", pero aquí significa estar despierto con un propósito definido. En este caso el propósito era el de compartir la vigilia de Cristo.

39. Yendo. Lucas dice que se retiró "a distancia como de un tiro de piedra" (Luc. 22: 41).  Estaba donde Pedro, Santiago y Juan podían verlo y oírlo. Según DTG 637, 643, los discípulos vieron y oyeron al ángel (Luc. 22: 43).

Orando. Con referencia a la vida de oración de Jesús, ver com. Mar. 1:35; 3:13; Luc. 6:12. Padre. Ver com. cap. 6: 9.

Esta copa. La "copa" es una expresión bíblica comúnmente empleada para representar las experiencias de la vida, ya sean buenas o malas (ver com. cap. 20: 22).

Pero. A pesar de todos los sufrimientos y de las terribles tentaciones con las cuales Satanás 514atormentaba a Jesús, él se sometió sin dudas ni vacilación a la voluntad del Padre. Su perfecta sumisión a Dios proporciona un perfecto ejemplo para que nosotros lo imitemos.

Como tú. Ver com.  Mat. 6: 10; Luc. 2: 49; cf. Heb. 5: 8.

40. Vino luego a sus discípulos. Sin duda, Jesús se acercó a ellos en procura de camaradería y simpatía humanas.

Durmiendo. Por un tiempo habían estado despiertos y habían unido sus oraciones a las de él, pero luego les sobrevino un letargo abrumador. Podrían haberse liberado de él si hubieran persistido en oración.  Ver com. cap. 24: 42, 44.

Dijo a Pedro. Pedro era el que se había jactado que acompañaría a Jesús a la cárcel o a la muerte (ver com. vers. 33, 35). En este momento, no era capaz de permanecer despierto, mucho menos de realizar algo difícil.

¿Así? Gr. hóutÇs, "así", "de este modo".  El inmenso chasco que sintió Jesús al encontrar que sus más íntimos amigos terrenales habían tenido demasiado sueño como para orar con él por "una hora" se expresa en esta exclamación, mitad censura y mitad chasco.

Una hora. Esto podría indicar que Jesús pasó aproximadamente una hora orando. Sin embargo, la expresión griega también puede entenderse en el sentido de "tiempo breve", "un momento", "un rato"; por lo tanto, no necesitaría interpretarse en forma literal.

41. Velad y orad. Con referencia a lo que se implica en la acción de velar propia del cristiano, ver com. cap. 24:  42.  En cuanto a la manera en que Cristo se preparó para hacer frente a la tentación, ver 2T 200-215.  El ayunó, oró con fervor y se entregó plenamente a Dios.  Acerca de la oración eficaz, ver com.  Mat. 6: 5-13; Luc. 11: 1-9; 18: 1-8.

En tentación. Ver com. cap. 6: 13.

El espíritu. Es decir, las facultades superiores de la mente. Comparar con las experiencias de Pablo relatadas en Rom. 7: 15 a 8: 6.

Está dispuesto. Gr. próthumos, "dispuesto", "inclinado", "listo", "preparado".  Algún tiempo antes, esa misma noche, los discípulos habían demostrado que su mente estaba dispuesta (vers. 33-35).

La carne. Es decir, las tendencias y los deseos naturales que son estimulados por los sentidos. El término "carne" en el NT muchas veces representa la naturaleza inferior del hombre con sus diversos apetitos y deseos (Rom. 8: 3; etc.).

Débil. Jesús no disculpa la debilidad de la "carne", sino destaca que esta debilidad es la razón por la cual es necesario velar y orar.  La relativa facilidad con la cual los discípulos repetidamente se durmieron en esa hora de crisis, es la debilidad a la cual Cristo se refiere específicamente (ver com. vers. 40).

42. Si no puede. La construcción griega indica que esta condición no se cumplirá, es decir, la copa no podrá pasar de él.

43. Los ojos de ellos estaban cargados de sueño. Como lo habían estado en el monte de la transfiguración (Luc. 9: 32; DTG 391).

44. Por tercera vez. Este era el momento de crisis, cuando la suerte de la humanidad y el destino del mundo estaban en la balanza.

45. Dormid ya.No queda claro por qué Jesús les dijo a los discípulos: "Dormid... y descansad"; y luego, pareciera que inmediatamente después, les dijo: "Levantaos, vamos" (vers. 46).  Algunos sugieren que ésta era una reprensión indirecta por haberse ellos dormido repetidas veces, tina observación irónica, que indicaba que el momento de velar y orar ya había pasado. Sin embargo, la ironía parecería estar fuera de lugar en una ocasión tal como ésta, y otros sugieren la posibilidad de traducir esta frase como pregunta: "¿Seguiréis durmiendo y descansando?"

Hijo del Hombre. Ver com. Mat. 1: 1; Mar. 2:10.

Entregado. Ver com. Luc. 6:16. En manos. Cierta vez Job fue entregado a Satanás, pero con la estipulación de que debía conservársele la vida (Job 2:  6). En esta ocasión, sin embargo, Jesús fue entregado a hombres que estaban plenamente bajo el control de demonios como lo habían estado los endemoniados a quienes Cristo había restablecido mental y físicamente (DTG 221, 290; cf.  DTG 695-696).

46. Vamos. En vez de esconderse o procurar escapar de la turba que estaba a punto de prenderlo, Jesús le salió al encuentro. Podría no haberse retirado a un lugar donde Judas sabía que solía ir (Luc. 22: 39; Juan 18: 2; ver com.  Mat. 26:36; cf. DTG 636, 663), o podría haberse marchado antes de que llegaran sus enemigos. Pero no se fue, ni siquiera cuando escuchó los pasos que se acercaban.

47. Judas. El traidor sabía dónde encontrar a Jesús (Juan 18: 2). Se habían hecho los arreglos para prender a Jesús "en uno de los lugares donde se retiraba a meditar y orar" (DTG 663) y el huerto de Getsemaní era uno 515 de los lugares donde solía ir con esos propósitos. Algunas veces había pasado allí la noche (Luc. 21: 37; DTG 637).  La misión de Judas era conducir a los gobernantes hasta Jesús cuando estuviera en un sitio tranquilo y apartado, y allí identificarlo ante sus captores (Hech. 1: 16).

Uno de los doce. Sin duda, se añade este comentario para hacer aún más notable la terrible naturaleza de la traición de Judas (ver com. vers. 21, 23). Intensifica el horror de su traición.

Mucha gente. Entre esa variada multitud estaba el sumo sacerdote, acompañado por diferentes dirigentes judíos (DTG 644-645), por algunos fariseos (Juan 18: 3), por los alguaciles del templo, también judíos (Juan 18: 12; cf.  DTG 645), y por un destacamento de soldados romanos (DTG 643-644). Además, se encontraba allí una turba, formada en parte por rufianes del populacho, que habían venido quizá para presenciar algo emocionante (DTG 645).

De parte de los principales sacerdotes. Esta acción fue realizada bajo la autoridad del sanedrín, formado por los "principales sacerdotes y.. escribas y.. ancianos" (Mar. 14: 43).

Juan consigna (cap. 18:6) que cuando los dirigentes de la turba se acercaron a Jesús, un poder sobrenatural los hizo caer en tierra.

El ángel que hacía pocos momentos había sostenido al Salvador cuando éste cayó a tierra en agonía (Luc. 22: 43), se interpuso visiblemente entre ellos y Cristo (DTG 643).  Parecería que el propósito de esta manifestación del poder y de la gloria de Dios era el de demostrar a quienes habían venido a prender a Jesús, que lo que estaban por hacer había merecido la desaprobación del cielo. Estaban luchando contra Dios. La turba vio una segunda revelación del poder divino cuando Jesús sanó la oreja de Malco (Luc. 22: 51; Juan 18: 10).

48. Señal. Gr. s'méion. Marcos emplea la palabra súss'mon, común en el antiguo griego para indicar una señal concertada de antemano. Los judíos temían que, por ser de noche, y en medio de una gran multitud, pudieran prender a quien no correspondía, y que se escapara aquel a quien querían capturar. Posiblemente también temían que se produjera una lucha.

Yo besare. Dar un beso era un modo común de saludar en tiempos antiguos, tal como sigue siéndolo en algunas partes del mundo hoy (Luc. 7:45; Hech. 20:37; 1 Cor. 16:20; 1 Tes. 5:26; 1 Ped. 5:14; etc.). Sin duda, era la forma más correcta en la que un discípulo podía saludar a su maestro. Ver Prov. 27: 6.

Prendedle. Esto podría indicar que Judas no tenía ninguna intención de ayudar a prender a Jesús, que consideraba que había cumplido su parte al dar un beso que identificaría al que buscaban y que no se sentía responsable por lo que pudiera suceder después de ese momento.

49. Le besó. Gr. katafiléÇ , "besar". Si bien es cierto que el verbo katafiléÇ bien podría tener la fuerza enfática de la preposición katá, mientras que el verbo filéÇ , "besar" (vers. 48), es menos enfático, no es clara la diferencia de significado que pueda existir entre los dos. Según DTG 645, Judas besó a Jesús "repetidas veces".

50. Amigo. Gr. hetáiros, "camarada", "socio", "compañero". Sólo Mateo registra esta respuesta de Jesús.  En algunos casos se emplea la palabra hetáiros para dirigirse a una persona cuyo nombre se desconocía. Es posible que Jesús hubiera evitado usar el nombre de Judas a fin de llamar la atención a la fingida amistad del traidor.

¿A qué vienes? Según Lucas, Jesús le preguntó a Judas: "¿Con un beso entregas al Hijo del Hombre?" (Luc. 22: 48).

51. Uno de los que estaban. Según Juan 18: 10, era Pedro. Mateo, Marcos y Lucas no lo designan por nombre, quizá porque escribieron mientras Pedro aún vivía. Tal vez tenían el propósito de evitarle el bochorno - en presencia de todos los que pudieran leer el relato - de que se le recordara esa precipitada acción.  Lo menciona Juan, que escribió muchos años después de la muerte de Pedro.

Sacó su espada. Pedro había interpretado mal las palabras de Jesús, y pensó que el Maestro quería que los discípulos emplearan armas para defenderse (cf.  Luc. 22: 38). El erróneo celo que Pedro manifestó en esta ocasión sirve de advertencia para los testigos de Dios de hoy, a fin de que no procedan drásticamente y sin pensar apoyando lo que, en el momento, les parezca que es en favor del reino de los cielos.

Un siervo. Juan, que conocía personalmente al sumo sacerdote (Juan 18: 15), identifica como Malco al siervo (vers. 10). Posiblemente Malco fue uno de los que le "echaron mano" a Jesús (Mat. 26: 50).516

Le quitó la oreja. Es probable que Pedro hubiera tenido la intención de decapitarlo. Quizá una mano invisible desvió el golpe. Sólo Lucas registra la milagrosa restauración de la oreja cortada (ver com.  Luc. 22: 51).

52. Vuelve tu espada. Estas palabras de Jesús dejan bien en claro que su declaración anterior (Luc. 22: 36) no debía comprenderse como una autorización para usar la fuerza en defensa del reino de Dios. Durante su juicio, Jesús dijo:  "Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían" (Juan 18: 36).  Sólo cuando los cristianos erróneamente piensan que el reino de Cristo pertenece a este mundo, recurren a la fuerza para defender lo que consideran que son los intereses de ese reino. Los dirigentes de los judíos podrían haber interpretado fácilmente que el acto arrebatado de Pedro demostraba que Jesús y sus discípulos eran una banda de peligrosos revolucionarios, y esa acusación podría haberse empleado como una prueba válida de que Jesús merecía ser ajusticiado.  Pero hasta donde se sepa, nada se dijo acerca de este desafortunado episodio. De no haber ocurrido la inmediata y milagrosa curación, podría haber sido diferente la historia.

Los que tomen espada. Quienes recurran a la fuerza, tarde o temprano podrán encontrarse a merced de hombres crueles y despiadados. Además, puesto que el cielo no aprueba el uso de la fuerza, quienes declaran ser siervos de Dios no pueden esperar su protección y ayuda mientras están violando los principios celestiales. El poder del Evangelio es el poder del amor. Las victorias obtenidas por la fuerza o por otros medios dudosos son, en el mejor de los casos, transitorias y al fin resultan en una pérdida mayor que las ventajas logradas. Con referencia a una organización religiosa apóstata que ha recurrido al uso de la espada, ver com.  Dan. 7: 25; Apoc. 13: 10.

53. Orar a mi Padre. Jesús confió en la certeza del amor y del cuidado de su Padre que le fueron transmitidos por un ángel del cielo (Luc. 22: 43). Jesús permitió por su propia elección, que lo prendieran. No estaba indefenso; no tenía por qué pasar por esta amarga experiencia a menos que hubiera escogido pasar por ella.

Doce legiones. Con referencia a la legión romana, ver com.  Mar. 5: 9.

54. Las Escrituras. Es probable que Jesús se estuviera refiriendo al Sal. 22 e Isa. 53, donde se predice su muerte.

55. Ladrón. Gr. l'st's, "ladrón", "asaltante", "salteador" (BJ). En Juan 10: 1, 8 se traduce l'st's como "salteador". Los dirigentes judíos trataron a Jesús como si hubiera sido un hombre del carácter de Barrabás, un "empedernido rufián" (DTG 684).

Cada día me sentaba. Jesús hizo notar que su conducta negaba la acusación tácita de que fuera un endurecido criminal que debía ser prendido, aunque fuera por la fuerza y la violencia. No había actuado en secreto, sino ante la vista de todos (Juan 18: 19-21). No había hecho nada para merecer la acusación de que, secretamente, estaba tramando en contra de las autoridades judías o romanas.

No me prendisteis. El hecho de que las autoridades no hubieran hecho ningún intento para prender a Jesús públicamente, demostraba que no tenían de qué acusarlo. El que lo prendieran en secreto probaba que no estaban procediendo de buena fe y que sabían que sus propios motivos eran erróneos.

56. Las Escrituras. Por ejemplo, Sal. 22 e Isa. 53.

Dejándole. Jesús pidió que no molestaran a los discípulos (Juan 18: 8).  Los sacerdotes y ancianos habían prometido no estorbar a los seguidores de Jesús (DTG 690). Los discípulos permanecieron con Jesús hasta que fue evidente que no tenía intención de librarse de la turba. Si él no se resistía ¿qué esperanza podía haber para ellos? No estaban dispuestos a someterse al terrible trance por el cual Jesús estaba a punto de pasar. Fue Pedro, el discípulo que en forma más vehemente había hecho alardes de su lealtad (Mat. 26: 33-35), quien propuso a los otros que se salvaran (DTG 646).

57. Le llevaron. [Jesús ante el sanedrín, Mat. 26: 57-75 = Mar. 14: 53-72 = Luc. 22: 54-65 = Juan 18: 25-27. Comentario principal: Mateo. Ver mapa p. 215; diagrama p. 223.] Jesús fue tomado como a medianoche (DTG 647-648, 708). Su juicio consistió en dos fases: la primera, un juicio eclesiástico ante las autoridades religiosas judías; y la segunda, el juicio civil ante Pilato y Herodes. Hubo dos audiencias preliminares, una ante Anás solo, y otra ante Anás y Caifás (cf.  DTG 647, 650, 708). Fue llevado ante el sanedrín dos veces: primero, de noche; y luego, de día (cf.  DTG 650, 661, 708). Compareció dos veces ante Pilato (cf.  DTG 671, 708) y una vez ante Herodes, entre las dos veces que estuvo ante Pilato (cf. 676, 708). En cuanto al propósito de 517cada una de las etapas del juicio y la condenación de Jesús, ver la segunda Nota Adicional al final del capítulo.

Caifás. Ver com. Luc. 3: 2. Caifás fue sumo sacerdote aproximadamente desde el año 18 hasta el año 36 d. C. Fue designado por Valerio Grato, predecesor de Poncio Pilato (Josefo, Antigüedades xviii. 2. 2).  Ver diagramas 3, 11, pp. 218, 224.

Estaban reunidos. Se habían reunido para el juicio nocturno de Jesús, quizá como a las 3 de la madrugada. Aquellos miembros del sanedrín que simpatizaban con Jesús, o que por lo menos deseaban que se lo juzgara con justicia, no fueron invitados (ver comp. vers. 66).

Los escribas y los ancianos. El sanedrín estaba compuesto de miembros pertenecientes a estos dos grupos y también de sacerdotes. En el pasaje paralelo de Mar. 14: 53 aparecen los tres grupos. En cuanto a los escribas, ver p. 57; com.  Mat. 2: 4; Mar. 1: 22.

58. Pedro le seguía. También Juan le siguió (Juan 18: 15). Todos los discípulos habían abandonado a Jesús cuando se hizo evidente que él no se resistiría (Mat. 26: 56). Pero estos dos recuperaron la serenidad, por lo menos en parte, y siguieron a la turba hasta el palacio del sumo sacerdote. Evidentemente los otros fueron menos temerarios.

De lejos. Si bien Pedro no tuvo suficiente valor como para manifestarse abiertamente de parte de Jesús, en cierto modo fue más valiente que la mayoría de los otros discípulos.

Patio. Gr. aul', patio descubierto de un edificio (ver com. vers. 3, 71).

Y entrando. Pedro logró entrar por pedido de Juan, quien conocía bien a la familia sacerdotal (Juan 18: 16; cf.  DTG 657).

El fin. Pedro quería presenciar el proceso del juicio y conocer la sentencia.

59. Los principales sacerdotes. Quizá el sumo sacerdote Caifás, junto con Anás, que había sido sumo sacerdote, y otros que en algún momento ejercieron el sumo sacerdocio (ver com. Luc. 3: 2; Mat. 2: 4).

Todo el concilio. Es decir, todos menos los que simpatizaban con Jesús. Estos habían sido deliberadamente excluidos de los planes para prender y condenar a Jesús, y por eso no fueron convocados en esta ocasión (ver com. vers. 66). Este "concilio" era el gran sanedrín, que normalmente tenía 71 miembros y que en ese tiempo era el máximo cuerpo ejecutivo, legislativo y judicial (ver p. 68).

Buscaban. La forma verbal griega se traduce mejor en la BJ: "andaban buscando". Esto sugeriría que les resultó difícil encontrar la clase de testigos que, necesitaban.

Falso testimonio. Durante dos años los espías del sanedrín habían seguido a Jesús a fin de informar de todo lo que decía y hacía (DTG 184, 647). Pero estos espías no habían logrado ninguna información útil para los perversos propósitos de sus dirigentes. Con referencia al informe dado por un grupo enviado para prender a Jesús, ver Juan 7: 32, 45-48. Acerca de los aspectos ilegales del juicio de nuestro Señor y de los temores de los dirigentes judíos en el sentido de que no podrían lograr su condena, ver la segunda Nota Adicional al final del capítulo.

Para entregarle a la muerte. Esto ya se había determinado. Pero a pesar de lo mucho que odiaban a Jesús no tenían nada real de qué acusarlo; y en su apuro, no habían tenido tiempo para inventar acusaciones. Esperaban desacreditar a Jesús ante sus conciudadanos probando que había blasfemado y a la vez querían acusarlo ante los romanos de sedición (DTG 647). Sin duda, esperaban deshacerse del caso inmediatamente y conseguir que Jesús pasase a manos de los romanos, donde, acusado de excitar una rebelión, no tendría posibilidad de escapar mediante la intervención de sus amigos. Los judíos objetaban el hecho de que Jesús afirmara que era el Hijo de Dios y pensaban que los romanos se opondrían a él como rey de los judíos.

60. No lo hallaron. No pudieron encontrar falsos testigos cuyos informes concordaran. Habían estado buscando pruebas en las cuales basar sus acusaciones, pero sus esfuerzos fueron infructuosos. Según la Mishnah, todos los testigos debían ser interrogados a fin de comprobar la precisión de sus afirmaciones, y si los testigos se contradecían, se invalidaba la acusación (Sanhedrin 5. 1-2).  Evidentemente, el testimonio de estos falsos testigos no soportó esa prueba.

Dos testigos falsos. Pareciera que el testimonio de ellos concordó, y, según la ley mosaica (Deut. 17: 6; 19: 15), se aceptó como verdad lo que informaron. Los jueces, en este caso el sanedrín, tenían la obligación de hacer todo lo posible para que se hiciera justicia (Deut. 25: 1). Debían interrogar cuidadosamente a los testigos para asegurarse de que los testigos decían la verdad (Deut. 19: 16-19).  Pero en este caso, los miembros del supremo tribunal de Israel estaban en connivencia518 con los falsos testigos en su perjurio, en violación directa de la ley mosaica (Exo. 23: 1) y del noveno mandamiento del Decálogo (Exo. 20: 16). Aun estos dos últimos testigos no estuvieron realmente de acuerdo (Mar. 14: 59) en los puntos básicos, y su testimonio fue vago y contradictorio. Sin embargo, el sumo sacerdote fingió que aceptaba su testimonio (Mat. 26: 62), aunque bien sabía que Jesús no podía ser sentenciado con esas pruebas. Su conducta posterior reveló esto (vers. 62-63).

61. Este. Una forma desdeñosa de referirse a Jesús.

Derribar el templo. Es evidente que los testigos se referían a una declaración hecha por Jesús en la primera parte de su ministerio (Juan 2:19, 21; cf. Mat. 24:2; Mar. 13:12; Hech. 6:14). Pero sólo sacando esta afirmación de su contexto podría hacer pensar que eso era una afrenta para el templo. Sin embargo, desde el punto de vista estrictamente legal, ni siquiera esto era razón suficiente para que Jesús fuera considerado digno de muerte. 

En tres días reedificarlo. Jesús se estaba refiriendo al templo del cuerpo (cf. 1 Cor. 3:16-17; 6: 19-20), y en especial a su resurrección (Juan 2: 19, 21). Con referencia a la expresión "tres días", ver pp. 239-242.

62. Levantándose el sumo sacerdote. Plenamente consciente de que no tenía cómo condenar a Jesús, el sumo sacerdote aparentó haber encontrado una acusación válida.

63. Jesús callaba. Persistentemente rehusaba hablar. Esta característica se había presentado en la profecía más de siete siglos antes (Isa. 53: 7).

Te conjuro. Caifás exigió que Jesús respondiera bajo juramento a la pregunta que ahora se le hacía. A pesar del testimonio de todos los testigos falsos, el sanedrín no tenía todavía pruebas para condenar a Jesús. Caifás esperaba lograr que Jesús se acusara a sí mismo. También eso era ilegal. Una persona no podía ser condenada por su propio testimonio (ver segunda Nota Adicional al final del capítulo; com. vers. 59).

El Dios viviente. Caifás pretendió llevar a Jesús ante el tribunal de Dios.

El Cristo. Es decir, el Mesías (ver com. cap. 1: 1). Jesús había evitado decir claramente que era el Mesías, o el Cristo, quizá en parte porque según la idea popular el Mesías dirigiría a los judíos en una revuelta armada contra Roma. Jesús prohibió a sus discípulos que hicieran esta afirmación (cap. 16: 20). Esta no fue la primera vez que se le hizo esta pregunta a Jesús (Juan 10: 24).

Hijo de Dios. Ver com. Luc. 1: 35. Jesús solía denominarse Hijo del hombre (ver com. Mat. 1:1; Mar. 2: 10). La expresión "Hijo del Bendito" (Mar. 14: 61) es un circunloquio empleado comúnmente para no pronunciar el nombre divino. Ver la Nota Adicional de Juan 1.

64. Tú lo has dicho. Equivale a "Sí" En Mar. 14: 62 se lee: "Yo soy". Cuando fue instado a responder bajo juramento, Jesús no rehusó testificar. En realidad, fue entonces cuando contestó. Es evidente que la instrucción de Mat. 5: 34 no se aplica a los juramentos judiciales. Aquí Jesús dio un ejemplo de lo que había enseñado a los doce en cuanto a confesarlo delante de los hombres (cap. 10: 32).

Desde ahora veréis. Jesús cita aquí Dan. 7: 13 y alude al Sal. 110: 1. Evidentemente se refiere a dos aspectos de su actividad futura: la entronización (cf. Hech. 7: 56; Heb. 8: 1) a la diestra de Dios, y la segunda venida (Mat. 24: 30; Apoc. 1: 7), cuando, como juez del mundo, vendrá a recompensar a cada uno según sus obras (Apoc. 22: 12).

Hijo del Hombre. Ver com. Mat. 1: 1; Mar. 2: 10. El sumo sacerdote había empleado el título "Hijo de Dios", pero en su respuesta Jesús, como lo hacía habitualmente, se había referido a sí mismo como "Hijo del Hombre". A La Diestra. Otros autores del NT hablan de la posición de Jesús a la diestra de Dios (ver Hech. 2: 33; 7: 55; Efe. 1: 20; Col. 3: 1; Heb. 1: 3; 8: 1; 10: 12; 12: 2; 1 Ped. 3: 22; com. Sal. 16: 8; Luc. 1:11).

Poder. Empleado aquí en lugar del sagrado nombre Yahweh (ver t. I, pp. 180-181).

65. Rasgó sus vestiduras. Lo hizo en señal de estar dominado por una santa indignación por lo que consideraba como una blasfemia (cf. vers. 64). La ley mosaica prohibía que el sumo sacerdote se rasgara los vestidos (Lev. 10: 6; 21: 10), porque sus vestimentas representaban el perfecto carácter del Mesías (DTG 655). Según esta ley, Caifás se había descalificado para desempeñarse en los deberes de su sagrado oficio (ver com. Lev. 21: 10; DTG 654). Sin embargo, las leyes rabínicas permitían que el sacerdote se rasgara los vestidos cuando oía a alguien que blasfemaba (Talmud Mo'ed Katan 26a; cf. Mishnah 519 Sanhedrin 7. 5). Caifás se guió por los reglamentos rabínicos y no por las leyes mosaicas.

Blasfemia. Ver com.  Mar. 2: 7. Según el judaísmo rabínico, el pronunciar el nombre divino era blasfemia (Mishnah Sanhedrin 7. 4-5). Los judíos también entendían que era blasfemia el que un hombre se igualara con Dios (Juan 10: 29-33; 19: 7). Caifás se negaba a aceptar que Jesús de Nazaret fuera diferente de cualquier otro hombre. Si hubiera sido sólo un hombre, habría sido blasfemia decir lo registrado en Mat. 26: 64. Bajo juramento, Jesús había afirmado que era el Mesías, y había permitido que se lo designara como "Hijo de Dios" (vers. 63-64). Durante dos años, el sanedrín había sabido que Jesús hacía esta afirmación con el máximo sentido posible (DTG 177-178; Juan 5: 17, 19; cf. cap. 10: 29-36).

66. ¿Qué os parece? Caifás pidió la votación de los miembros del sanedrín acerca de esta acusación. Pidió que como jueces del más alto tribunal del país dieran su veredicto.

Reo de muerte. Según la ley mosaica, el que blasfemaba era digno de muerte (Lev. 24:16). Los rabinos indicaban que el que pronunciara el nombre de Dios debía morir (Mishnah Sanhedrin 7. 4-5). Los judíos también entendían que igualarse con Dios era blasfemar Juan 10: 33; 19: 7). Según la ley levítica, Jesús no había blasfemado. Considerando que era Dios, el igualarse con Dios no era blasfemia. De acuerdo con las palabras registradas en Mat. 26: 64, no pronunció nada que pudiera hacer que fuera acusado de blasfemia. Sin embargo, el sacerdote consideró que había blasfemado (ver com. Mat. 26: 65) y que debía morir. Esta decisión era ilegal, pues fue tomada de noche (ver la segunda Nota Adicional al final del capítulo). Aunque se lo aprobara, el veredicto no tenía vigencia de ley a menos que fuera ratificado por los romanos (DTG 647; cf. Josefo, Guerra ii. 8. 1).

Según Mar. 14: 64 "todos ellos le condenaron, declarándole ser digno de muerte". Se entiende que "todos" se refiere a los que estaban allí presentes. No se había invitado a Nicodemo, a José de Arimatea y a otros de quienes se sabía que simpatizaban con Jesús o que al menos eran concienzudos en su deseo de que se le hiciera justicia (DTG 648).

En Luc. 23: 51 se dice específicamente que José no había dado su consentimiento para la ejecución de Jesús. En otras ocasiones previas Nicodemo había impedido la condenación de Jesús Juan 7: 50-51; cf. DTG 497, 648). Los dirigentes consideraban que hombres como José o Nicodemo eran parciales y favorecían a Cristo, y no tomaron en cuenta que ellos mismos eran movidos por sus prejuicios contra Jesús.

67. Le escupieron en el rostro. Esto lo había predicho el profeta Isaías (Isa. 50:6). En Mar. 14: 65 y Luc. 22: 64 se añade que le vendaron los ojos. Las afrentas que se registran en Mat. 26: 67-68 ocurrieron después del juicio nocturno, probablemente en la habitación contigua a aquélla donde se reunió el sanedrín (DTG 657), y donde Jesús estuvo detenido hasta el juicio diurno formal (ver com. vers. 57).

68. Cristo. Emplearon este título para ridiculizar a Jesús por la respuesta que había dado al solemne juramento del sumo sacerdote (vers. 63-64).

69. Pedro estaba sentado fuera. Con referencia a la entrada de Pedro al patio, ver com. vers. 58. Este estaba sentado en el patio, fuera del edificio donde se llevó a cabo el juicio. Según Mar. 14: 66, el patio estaba en un nivel inferior al del lugar donde se reunió el concilio. Una criada. Esta era la portera que había dejado entrar a Pedro (Juan 18: 16-17; DTG  657-658).

70. El negó. Es evidente que Pedro había olvidado por completo la advertencia que Jesús le hizo sólo unas pocas horas antes (ver com. vers. 31-35). Esperaba que nadie le reconociera y había llegado al punto de unirse a la multitud en sus rudas burlas a Jesús (DTG 659). Esta fue la primera negación de Pedro. El relato indica que las tres negaciones fueron hechas durante el primer juicio ante el sanedrín, el cual se realizó probablemente entre las 3 y las 5 de la madrugada. La primera luz de la mañana se dejaría ver en torno de las 4 en esta época del año, en la latitud de Jerusalén, y el sol saldría aproximadamente a las 5:30. No sé. Los diversos evangelistas concuerdan en cuanto a la esencia de lo que dijo Pedro, pero presentan la respuesta de diferentes formas (Mar. 14:68; Luc. 22:57; Juan 18:17). Ver la segunda Nota Adicional del capítulo 3.

71. La puerta. Gr. pulÇn, "puerta" o "pórtico". En este pasaje es posible que PulÇn se refiera al corredor que llevaba del patio a la calle, y, por lo tanto, un lugar muy cerca de la 520 puerta de calle. Es posible que Pedro temiera que si se descubría quién era, se lo prendería también a él.

Otra. Esta fue la segunda persona que identificó a Pedro.

72. Negó otra vez con juramento. Su segunda negación fue más enfática que la primera.

73. Un poco después. Según Luc. 22: 59, transcurrió aproximadamente una hora entre las dos primeras negaciones y la tercera.

Los que por allí estaban. Juan (cap. 18: 26) indica que el tercero en acusar a Pedro era un siervo del sumo sacerdote, pariente de Malco, a quien Pedro le había cortado la oreja. Pedro comprendió al punto que su situación era difícil. Si se lo identificaba como la persona que había herido a Malco, había peligro que lo llevaran al juzgado por intento de asesinato.

Tu manera de hablar. Parece que aquí se hace referencia al acento galileo de Pedro (Mar. 14: 70). La manera de hablar de los galileos era diferente de la forma de hablar común en Judea. Parece que muchos años más tarde los galileos tenían dificultad en pronunciar las letras guturales.

74. Maldecir. Esto violaba directamente el precepto dado por Jesús en el Sermón del Monte en cuanto a la manera pura y sencilla de hablar (ver com. cap. 5: 33-37). El falso juramento de Pedro no era garantía de que decía la verdad. Jesús había advertido precisamente en contra de este mal. En ese momento, Pedro no era mejor que los falsos testigos que testificaban en contra de Jesús.

75. Pedro se acordó. Era evidente que Pedro había olvidado las repetidas advertencias de Jesús, de las cuales la primera fue pronunciada en el aposento alto y la segunda yendo al Getsemaní (ver com. vers. 34). La raíz de su error estaba en su confianza propia y en su jactancia (vers. 35). Ahora se acordó, cuando era demasiado tarde. Sin quererlo, había cumplido las palabras de Jesús. La humildad y la buena voluntad para seguir el debido consejo son a menudo la mejor protección en contra de la posibilidad de cometer necios errores.

Saliendo fuera. Salió del patio donde había entrado unas dos o tres horas antes. Según Luc. 22: 61, Jesús miró a Pedro precisamente antes de que éste saliera con premura. Después de vagar sin rumbo por algún tiempo, Pedro llegó hasta el Getsemaní, al mismo lugar donde hacía poco su Maestro se había postrado (DTG 660).

Lloró amargamente. "Rompió a llorar amargamente" (BJ). Si Pedro hubiera procurado hacer caso a la amonestación de Jesús de velar y orar (vers. 41) con tanto fervor como el que manifestaba ahora al llorar por sus palabras de traición, nunca las hubiera pronunciado. Pero a pesar de que a Pedro sin duda le parecía que todo estaba perdido -hasta su misma persona-, el amor del Salvador lo reanimó y le ayudó a superar este trágico episodio. Lo mismo puede ocurrirnos a nosotros. Ninguna hora es tan oscura, ninguna experiencia de dolor y de chasco es tan amarga, como para que la luz del amor de Jesús no pueda fortalecernos y salvarnos (DTG 345).

NOTAS ADICIONALES DEL CAPÍTULO 26

NOTA 1. Los cuatro Evangelios concuerdan en que Jesús y sus discípulos celebraron la última cena la noche anterior a la crucifixión, que el Señor descansó en la tumba el sábado y que resucitó temprano por la mañana del domingo. Sin embargo, los sinópticos llaman "pascua" a la última cena, celebrada la noche anterior a la crucifixión. Según Juan, los judíos celebraron la cena pascual la noche del día de la crucifixión. Por lo tanto, las afirmaciones de Juan y de los sinópticos parecen estar en desacuerdo.

La mayor parte de los comentadores críticos ponen a un lado este aparente desacuerdo sugiriendo, de paso, que evidentemente Juan o los sinópticos se equivocaron. Los más conservadores rechazan esta explicación y en su lugar proponen una de varias soluciones posibles para el problema. A fin de poder evaluar en forma inteligente estas soluciones, será necesario estudiar primero las referencias bíblicas y seculares relacionadas con el tiempo y el significado simbólico de la pascua, y los factores cronológicos relacionados con la última cena y la crucifixión.

FECHA DE LA PASCUA. El cordero pascual era degollado en las últimas horas de la tarde del día 14 de Nisán, después del sacrificio regular 521de la tarde. Se lo comía con panes sin levadura después de la puesta del sol de esa misma noche, en las primeras horas del día 15 de Nisán (Exo. 12: 6-14, 29, 33, 42, 51; 13: 3-7; Núm. 9: 1-5; 33: 3; Deut. 16: 1-7; Josefo, Antigüedades ii. 14. 6; iii. 10. 5; xi. 4. 8; Guerra v. 3. 1; vi. 9. 3; Filón, De septentenario sec. 18; Mishnah Pesahim 5. l).

El día 15 del mes de Nisán, un día de reposo ceremonial, era también el comienzo de la fiesta de los panes sin levadura (Exo. 12: 8, 18, 34, 39; Lev. 23: 5-6; Núm. 28: 16-17; Deut. 16: 3-4, 8; Josefo, Antigüedades iii. 10. 5; cf. ii. 15. 2). El día 16 de Nisán, el segundo día de la fiesta, se ofrecía en el templo la gavilla mecida de las primicias (Lev. 23: 10-14; Josefo, Antigüedades iii. 10. 5). Originalmente se empleó el término "pascua" sólo para el día 14 de Nisán, pero en el tiempo de Cristo algunas veces también se empleaba ese nombre para la fiesta de los panes sin levadura Josefo, Antigüedades ii. 14. 6; xi. 4. 8; xiv. 2.1; xvii. 9. 3; Guerra ii. l. 3; v. 3. 1). Además pareciera que se empleaba la expresión "fiesta de los panes sin levadura" para referirse a la pascua (Luc. 22: 7; Hech. 12: 3-4; cf. cap. 20:6).

Las tablas que pretenden dar fechas precisas, computadas según el calendario gregoriano, para cada luna llena de pascua durante el ministerio de nuestro Señor, no proporcionan verdadera ayuda para resolver este problema, pues todas esas tablas se basan en métodos judaicos modernos para computar la fecha de la pascua. A pesar de las declaraciones revestidas de erudición que afirman lo contrario, no se sabe hoy cómo coordinaban los judíos de los días de Cristo el calendario lunar con el año solar. Por lo tanto, es imposible determinar con toda certeza el día de la semana, y aun en algunos casos, el mes en el cual ocurrió la pascua en cualquier año del ministerio de nuestro Señor. Este problema se trata en el t. II, pp. 103-108; t. V, pp. 241-257.

Una curiosa perversión de los datos bíblicos acerca de la fecha de la última cena es la teoría de la crucifixión en miércoles, la cual supone que: (1) la fecha, expresada según el sistema del calendario gregoriano de la luna llena de pascua de la crucifixión, puede determinarse con toda certeza (ver p. 250); (2) que la expresión idiomática hebrea "tres días y tres noches" representa un período de 72 horas completas (ver t. I, p. 191; t. II, pp. 139-140; t. V, pp. 239-242; y (3) que el griego de Mat. 28: 1 (ver allí el comentario) dice que la resurrección ocurrió el sábado de tarde. Esta teoría no tiene el apoyo de una verdadera erudición, y está en completo desacuerdo con el significado bíblico de las expresiones en que se basa. Por lo tanto, es inaceptable.

Algunos han pensado que la expresión "entre las dos tardes" de Exo. 12: 6 se refiere a la puesta del sol con la cual comienza el día 14 de Nisán, o al período entre la puesta del sol y la oscuridad. Aunque algunos comentadores modernos han adoptado esta teoría, un cuidadoso examen de otros pasajes bíblicos, de los escritos de Josefo y de Filón, y del tratado Pesahim (Mishnah Pesahim 4. 1; Pesahim 5. 1, 10; Talmud Pesahim 58a; y otras referencias citadas más arriba) no proporcionan ninguna evidencia clara que lo apoye. Ver, p. 258.

Significado simbólico de la pascua. El cordero pascual prefiguraba a Cristo, "el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1: 29). "Porque nuestra pascua, que es Cristo; ya fue sacrificada por nosotros" (1 Cor. 5:7). Del mismo modo, la gavilla mecida de la fiesta de los panes sin levadura representa a Cristo "resucitado de los muertos;... primicias de los que duermen" (1 Con 15: 20, 23).

LA ÚLTIMA CENA Y LA CRUCIFIXIÓN. Las siguientes declaraciones cronológicas aparecen en forma explícita o implícita en el relato evangélico y suelen ser aceptadas en general por los estudiosos de la Biblia:

a. La crucifixión acaeció en la "preparación para la pascua", es decir, el 14 de Nisán Juan 19: 14; cf. Talmud Pesahim 58a; Sanhedrin 43a; Exo. 12: 6; cf. CS 450).

b. La muerte de Cristo ocurrió un día viernes por la tarde (Mar 15: 42 a 16: 2; Luc. 23: 54 a 24: 1; Juan 19: 31, 42; 20: 1), aproximadamente a la hora del sacrificio vespertino (DTG 704-705; cf. CS 450).

c. Por lo tanto, en el año de la crucifixión, el día 14 de Nisán, día designado para degollar los corderos pascuales, cayó en viernes; en ese año la preparación, o víspera de la pascua, coincidió con la preparación o víspera del sábado semanal (Juan 19:14; cf. vers. 31, 42; cap. 20:1). De este modo, el primer día de reposo ceremonial de la fiesta de los panes sin levadura coincidió con el sábado semanal (Lev. 23:6-8; cf. Mar 15:42 a 16:2; Luc. 23:5 a 24:1).

d. La última cena se realizó la noche anterior a la crucifixión (Mat. 26: 17, 20, 26, 34, 47; 27: 1-2, 31; Mar. 14: 12, 16-17; Luc. 22: 7-8,13-15; 522 Juan 13: 2, 4, 30; 14: 31; 18: 1-3, 28; 19: 16; cf.  DTG 598; CS 450), es decir, en las primeras horas del día 14 de Nisán (ver t. II, p. 104), esto es, un jueves de noche.

e. Los relatos de los sinópticos dicen que la última cena fue una cena pascual (Mat. 26: 17, 20; Mar. 14: 12, 16-17; Luc. 22: 7-8, 13-15; cf.  DTG 598, 608; CS 450).

f. El relato de Juan ubica la celebración oficial de la cena pascual 24 horas después de la última cena, y, por lo tanto, el viernes de noche, en las primeras horas del sábado semanal (Juan 18: 28; 19: 14, 31; cf.  DTG 719-720), ya en el día 15 de Nisán.

g. En el momento de la última cena (Juan 13: 1), durante el transcurso del juicio (Mat. 26: 5; Mar. 14: 2; Juan 18: 28; 19: 14; cf.  DTG 650, 671) y del camino al Calvario (cf.  DTG 691), la celebración oficial de la pascua estaba todavía en el futuro.

h. Jesús descansó en la tumba el día sábado (Mat. 27: 59 a 28: 1; Mar. 15: 43 a 16: 1; Luc. 23: 54 a 24:1; Juan 19: 38 a 20:1), que correspondió con el 15 de Nisán.

i. Jesús salió de la tumba temprano el domingo por la mañana, el 16 de Nisán (Mat. 28: 1-6; Mar. 16: 1-6; Luc. 24: 1-6; Juan 20: 1-16; ver com. Mar. 15: 42, 46; cf.  CS 450; DTG 729-730).

POSIBLES SOLUCIONES PARA EL PROBLEMA. En vista de lo que se acaba de exponer, examinemos el problema de la fecha de la pascua en el año de la crucifixión. Los comentadores conservadores generalmente han procurado resolver el problema apoyándose en una de las cuatro suposiciones que siguen:

a. Que, al referirse a la última cena, los autores de los sinópticos describen, no la cena pascual, sino una comida ceremonial que la precedió en 24 horas. Según esta presuposición, el 14 de Nisán cayó en viernes el año de la crucifixión, y la pascua de Juan fue la cena oficial de pascua.

b. Que la "pascua" a la cual se refiere Juan no fue la cena pascual, sino una comida ceremonial relacionada con la fiesta de los panes sin levadura. Según esta idea, el viernes fue el 15 de Nisán, y la última cena, celebrada la noche anterior, fue la celebración de la cena pascual oficial, en el momento debido. Esta explicación es exactamente lo contrario de la anterior.

c. Que la última cena fue una verdadera cena pascual, como lo dicen los sinópticos, a pesar de que fue celebrada sólo por Jesús y por sus discípulos 24 horas antes de la cena oficial de pascua a la cual Juan hace referencia, momento cuando todos los judíos la celebraban. Según esta idea, el viernes habría sido el 14 de Nisán.

d. Que, en tiempos de Cristo, diferencias sectarias con referencia al cómputo del calendario, en cuanto a si los días 14 y 16 de Nisán debían correlacionarse con ciertos días de la semana, habían llevado en realidad a la celebración de la pascua en dos días sucesivos, y que había una celebración doble. Según esta teoría, un grupo religioso (los fariseos y otros conservadores) habrían considerado que el 14 de Nisán cayó en jueves el año de la crucifixión y que el otro grupo (los saduceos "betusianos" y otros liberales), habrían considerado que cayó en viernes. Esto supone que Cristo y sus discípulos celebraron la pascua con el primer grupo -la "pascua" de los Evangelios sinópticos- y los dirigentes de los judíos la celebraron a la noche siguiente: la "pascua" de Juan. Esta teoría difiere de la anterior en que, según ella, Cristo y sus discípulos no celebraron solos la pascua.

Quien desee estudiar más a fondo los diversos intentos hechos para armonizar las declaraciones de Juan con las de los evangelistas sinópticos en cuanto a la relación entre el día de la celebración de la última cena y el día de la pascua, podrá dirigirse a las siguientes fuentes: Grace Amadon, "Ancient Jewish Calendation", Journal of Biblical Literature, t. 61, parte 4, 1942, pp. 227-280; C. K. Barrett, The Gospel According to St. John, pp. 39-41; J. H. Bernard, International Critical Commentary, sobre San Juan, t. I, pp. cvi-cviii; D. Chwolson, Das Letzte Passamahl Christi und der Tag Seines Todes; The International Standard Bible Encyclopedia, ed. revisada, art. "Chronology of the New Testament"; J. K. Klausner, Jesus of Nazareth, trad. de Herbert Danby, pp. 326-329; A. T. Robertson, Word Pictures in the New Testament, com. Mat. 26: 17; Juan 18: 28;  H. L. Strack y Paul Bilierbeck, Kommentar zum Neuen Testament, t. 2, pp. 812-813. (Ver también las notas bibliográficas de las pp. 82, 102, 265.) Para un estudio más completo de los problemas de calendario implicados en la solución de este problema, ver pp. 239-257; también Enciclopedia de la Biblia, Editorial Garriga, art. "Jueves santo" y "Cena, fecha de la última".

EVALUACIÓN DE LAS SOLUCIONES PROPUESTAS. Las cuatro soluciones propuestas pueden evaluarse de la siguiente manera: 523

a. El concepto de que la última cena fue una comida ceremonial anterior a la cena regular de pascua, supone que en los sinópticos se emplea la palabra "pascua" con un sentido no aceptado comúnmente. Si bien puede admitirse que la palabra "pascua" podría haberse usado en este sentido (p. 520), la evidencia de que disponemos se opone decididamente a que la palabra se emplee con un sentido fuera del acostumbrado: (1) Esta opinión se basa en la conjetura de que posiblemente se hubiera celebrado una comida ceremonial preliminar en los días de Jesús. (2) El sentido más natural y evidente de estos pasajes, dentro de su contexto (ver referencias dadas en la p. 522, párrafo e) lleva a la conclusión de que los autores de los sinópticos en forma repetida y consecuente hablan de la última cena como si fuera "la pascua". (3) La afirmación, tanto de Marcos (cap. 14:12) como de Lucas (cap. 22: 7), de que el día anterior a la última cena era el "primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la pascua" (Mar. 14: 12), parecería descartar por completo que la "pascua" de los sinópticos hubiera sido otra cosa sino una verdadera cena pascual (cf. DTG 598, 602, 608-609; PE 165; CS 450). Es evidente que los discípulos dieron por sentado que el jueves era el día de preparación para la pascua, es decir, el día cuando debía sacrificarse y asarse el cordero pascual (ver p. 521).

b. La posición de que "la pascua" de Juan 18: 28; 19: 14 era una comida ceremonial relacionada con la fiesta de los panes sin levadura, 24 horas después de la cena pascual oficial, la cual se celebraba el día 15 de Nisán, supone que Juan empleó la palabra "pascua" con un sentido diferente al habitual. En apoyo de esta posición puede señalarse que era habitual en tiempos del NT, como se ve por ejemplo en los escritos de Josefo (ver p. 521), aplicar el nombre pascua a la celebración combinada de la pascua y de la fiesta de los panes sin levadura. Pero aunque pudiera concederse que Juan pudo haber empleado la palabra "pascua" con este sentido, diferente al habitual (ver p. 521), la evidencia de que disponemos se opone decididamente a que pudiera haberlo hecho en los pasajes citados: (1) No se encuentra ninguna evidencia clara en el NT de que se hubiera empleado la palabra "pascua" con este sentido. (2) El sentido más natural y obvio de las afirmaciones de Juan, tomadas dentro de su contexto, indica que la comida a la cual se refiere el apóstol era la celebración oficial de la pascua, o, al menos, la celebración generalmente así reconocida por los dirigentes judíos. (3) La ansiedad de los dirigentes judíos por concluir el juicio y ejecutar a Jesús inmediatamente antes de la fiesta, a fin de evitar demorar el juicio hasta después de la fiesta, parecería excluir la posibilidad de que la fiesta ya hubiera comenzado (Mat. 26: 3-5; Mar. 14: 1-2; cf. DTG 650). (4) La ley judía, tal como fue más tarde codificada en la Mishnah y en el Talmud, prohibía el juicio en día de fiesta cuando estuviera en juego la pena de muerte (Mishnah Betzah 5. 2; Sanhedrin 4. 1). También prohibía hacer compras tales como las de una mortaja de lino y posiblemente también la de las especias para embalsamar el cuerpo de Jesús (Mar. 15: 46; Luc. 23: 56; sin embargo, ver Mishnah Shabbath 23. 5). La violación de estos reglamentos -si acaso estaban en vigencia en tiempos anteriores, lo cual parece probable, y si se les hacía caso, lo que no puede establecerse (ver la Nota 2)- parecería excluir la posibilidad de que el arresto, el juicio y la crucifixión acaecieron el 15 de Nisán, primer día de la fiesta de los panes sin levadura y día de reposo ceremonial. (5) Los preparativos para embalsamar el cuerpo de Jesús (Luc. 23: 54 a 24: 1), tales como los que hicieron las mujeres el día de la crucifixión, eran considerados como trabajo, y por eso no habrían sido aceptables ni siquiera en un día de reposo ceremonial (Lev. 23: 7; sin embargo, ver Mishnah Shabbath 23. 5). (6) Al ponerse el sol el día de la crucifixión, las mujeres "descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento" (Luc. 23: 56), evidentemente el sábado del cuarto mandamiento. (7) Si, como lo supone esta posición, la crucifixión ocurrió el 15 de Nisán, el primer día de los panes sin levadura, la resurrección habría acaecido el 17 de Nisán, o el tercer día. Pero la presentación de las primicias, símbolo de la resurrección de nuestro Señor, debía ocurrir el segundo día de la fiesta, o sea el 16 de Nisán (Lev. 23: 10-14; 1 Cor. 15: 20, 23; cf. CS 450; DTG 729-730). Según esta posición, la resurrección no habría ocurrido en la fecha que demandaba el símbolo ceremonial de la gavilla mecida. (8) En la literatura judía la designación "preparación de la pascua" (Juan 19: 14) se aplica siempre al 14 de Nisán, nunca al 15, como lo requería esta posición (ver Mishnah Pesahim 4. 1, 5-6). (9) "La 524pascua fue observada [por los judíos en general] como lo había sido durante siglos [es decir, en las primeras horas del 15 de Nisán (ver p. 521)], mientras que Aquel a quien señalaba, muerto por manos perversas [en las últimas horas del 14 de Nisán], yacía en la tumba de José" (DTG 720; cf. CS 450).

c. La opinión de que la última cena, aunque fue una verdadera cena pascual, ocurrió 24 horas antes del momento cuando en general los judíos la celebraban, supone que esta práctica era posible. Esta posición, a diferencia de la anterior, toma en consideración el hecho de que la crucifixión ocurrió como cumplimiento del símbolo proporcionado por la muerte del cordero pascual, el 14 de Nisán. Indudablemente era imposible que Jesús comiera el cordero pascual en el momento habitual y a su vez, como verdadero Cordero pascual, fuera inmolado en el momento cuando solían sacrificarse los corderos pascuales. Parecería más importante la sincronización de su muerte con la de los corderos pascuales, que la sincronización de la cena pascual -compartida con los discípulos - con el momento oficial de participar de esa comida (pp. 521-522; CS 450). Por lo tanto, habría comido la cena pascual antes del tiempo designado por lo general para ese acto, si el simbolismo de la muerte del cordero y del ofrecimiento de las primicias habían de cumplirse "no sólo en cuanto al acontecimiento, sino también en cuanto al tiempo" (CS 450). Sin embargo, esta posición también tiene sus dificultades. Es difícil entender cómo Jesús y los discípulos, como única excepción a la regla, pudieran haber celebrado la pascua un día antes de la fecha habitual. Notar que: (1) No hay ninguna evidencia histórica de que alguien hubiera celebrado la pascua anticipadamente. Los corderos pascuales debían sacrificarse en el templo (Mishnah Pesahim 5. 5-7) en un momento específico (ver p. 520), y, hasta donde se sepa, no había ninguna disposición para que se los matara en otro momento sino al atardecer del 14 de Nisán (en Núm. 9: 6-11 aparece una excepción). (2) Evidentemente, los discípulos reconocieron que en ese año de la crucifixión el jueves era el día cuando debían hacerse los preparativos para la pascua (Mat. 26: 17; Luc. 22: 7), y parecían dar por sentado que el jueves al atardecer era el momento apropiado para comer la cena pascual. No sabemos si habían debatido el tema y Jesús les había informado que se haría una excepción y se celebraría la cena pascual el jueves de noche y no el viernes de noche, o si consideraban que era normal celebrarla el jueves de noche. Los autores de los sinópticos no dicen nada que pudiera indicar que era extraordinario que Jesús y los discípulos comieran la pascua el jueves de noche.

d. El punto de vista de que había una celebración doble de la pascua se basa en diversas conjeturas. La que resulta más fácil de aceptar es la que supone que la "pascua" de los sinópticos era la que celebraban los fariseos y otros judíos conservadores, mientras que la de Juan era la que celebraban los saduceos betusianos y otros que concordaban con su interpretación de las Escrituras. (Se sabe que los saduceos betusianos de los tiempos de Cristo alegaban que el día de reposo de Lev. 23: 11 era el sábado semanal y no un día de reposo ceremonial.) Quienes proponen esta idea, conjeturan que en un año tal como el 31 d. C., cuando, como suponen, el 16 de Nisán normalmente habría caído en el sábado semanal, los saduceos habrían abogado por un reajuste del calendario lunar judío para que el 16 de Nisán cayera en el primer día de la semana. Por supuesto, así podría haberse dado lugar a una doble celebración de la pascua, pero no hay ninguna evidencia de que en realidad tal cosa hubiera ocurrido. Sin embargo, puesto que así tanto la pascua de los sinópticos como la de Juan resultan ocasiones válidas para celebrar la pascua, esta teoría ofrece una posible solución para las afirmaciones aparentemente contradictorias de los diversos escritores evangélicos.

CONCLUSIONES. He aquí otro caso en el cual lo que ignoramos hoy día de las antiguas costumbres judías, parecería ser la causa de que no puedan armonizarse las declaraciones aparentemente contradictorias de los sinópticos con las de Juan. Sin embargo, apoyándose en toda la evidencia disponible, pero sin aceptar ninguna de estas cuatro explicaciones presentadas, este Comentario sugiere la posibilidad de la siguiente secuencia de los acontecimientos relacionados con la última cena, la crucifixión y la pascua:

a. Que en el año de la crucifixión -como resultado de una controversia entre elementos liberales y conservadores del judaísmo, o por otras circunstancias que hoy se desconocen- puede haber habido una doble celebración de la pascua. 

b. Que, juntamente con otros judíos conservadores, Cristo y los discípulos celebraron la última cena el jueves de noche, durante las primeras horas de lo que era oficialmente el 14 de Nisán, y que la última cena fue la verdadera celebración de la pascua.

c. Que Jesús murió en la cruz aproximadamente a la hora del sacrificio vespertino, cuando se sacrificaban los corderos pascuales, el viernes, 14 de Nisán.

d. Que en el año de la crucifixión la celebración oficial de la pascua se realizó el viernes de noche, después de la crucifixión.

e. Que Jesús descansó en la tumba el día sábado, lo cual en ese año coincidió con el día de reposo ceremonial del 15 de Nisán, primer día de la fiesta de los panes sin levadura.

f. Que Jesús resucitó de la tumba temprano por la mañana del domingo 16 de Nisán, el día cuando se presentaba en el templo la gavilla mecida, símbolo de la resurrección. Felizmente, no es necesario resolver este problema a fin de recibir la salvación que nos es ofrecida por medio de Cristo, nuestra pascua, quien fue sacrificado por nosotros (1 Cor. 5: 7).

NOTA 2. Los dirigentes de la nación ya habían decidido lo que habían de hacer con Cristo. Ahora sólo les faltaba una prueba aceptable para justificar su acción. Habían decidido irrevocablemente que lo condenarían a muerte, pero no sabían cómo hacerlo y al mismo tiempo mantener la apariencia de legalidad. Cuando se reunió el consejo, los dirigentes estaban tensos, temerosos de que fracasara su perverso plan. Tenían miedo: (1) de que el pueblo, que cada vez más estaba poniéndose del lado de Jesús y en contra de ellos (Juan 12: 19), tratara de rescatarlo; (2) que si se demoraban en finiquitar el caso, sobre todo si esperaban hasta después de la pascua, se produciría una irresistible reacción pública en favor de Jesús; (3) que algunos de entre ellos hablaran en defensa de Jesús, como lo habían hecho en ocasiones anteriores (ver com. Mat. 26: 66), y demandaran que se hiciera justicia; (4) que, a pesar de todos sus esfuerzos, fracasarían en su propósito de condenar a Jesús; (5) que Caifás no pudiera continuar con el proceso hasta completarlo; (6) que se intentara examinar la naturaleza de los milagros que Jesús había realizado en sábado; (7) que Jesús pudiera reavivar los enconados prejuicios de los fariseos y de los saduceos, y así dividiera el concilio, como lo hizo Pablo en una ocasión posterior (Hech. 23: 6-10), haciendo imposible el proceso jurídico; (8) que Jesús revelara aspectos desfavorables de la vida privada de ellos y que hiciera ver los medios ilegales que estaban empleando para enjuiciarlo. Además, a medida que transcurría el juicio, Jesús también les dio razón de sentir un temor mortal ante el gran día del juicio final. Ver DTG 647-655.

A fin de condenar y ejecutar a Jesús debían darse dos pasos fundamentales: (1) el juicio religioso ante el sanedrín (ver com. vers. 57), para que la condenación pudiera parecer justificada apoyándose en la ley judía, y (2) el juicio civil ante Pilato (ver com. vers. 57), para conseguir la aprobación romana para la ejecución de la sentencia de muerte. La acusación contra Jesús preferida por el sanedrín, y por la cual fue condenado a muerte, era la de blasfemia; específicamente se lo acusó de haber dicho ser Hijo de Dios. Ante las autoridades romanas, la acusación preferida era la de sedición e insurrección. Hubo en total siete etapas en el juicio (DTG 708), cuatro ante autoridades religiosas y tres ante autoridades civiles. El propósito, la naturaleza, y el resultado de cada una de estas siete audiencias fueron los siguientes:

1. Audiencia preliminar ante Anás. (Ver. com. Juan 18: 13-24; cf. DTG 647-651.) Anás (ver com. Luc. 3: 2) había sido sumo sacerdote desde el año 7 hasta el año 14 d. C. Era honrado y respetado como el mayor estadista de la nación y "se buscaban y ejecutaban sus consejos como voz de Dios" (DTG 647). Por causa de la popularidad que Jesús tenía con el pueblo, se consideró que era necesario conservar la apariencia de legalidad en su juicio. El sanedrín ya había decidido aniquilar a Jesús (Juan 5: 16, 18; 7: 19; 8: 37, 40; 11: 53; cf. Mat. 12: 14; Mar. 3: 6; Juan 10: 31, 39), pero, después de intentarlo por espacio de dos años (DTG 184, 648), todavía no había podido formular un plan para llevar a cabo su propósito. Por lo tanto, se consideró conveniente que Anás interrogara personalmente a Jesús a fin de conseguir, de ser posible, acusaciones que pudieran condenarlo. Esta audiencia preliminar pudo realizarse aproximadamente entre la una y las dos de la madrugada del viernes. Anás fracasó completamente y fue silenciado por la incisiva lógica de la respuesta de Jesús (Juan 18: 23; DTG 649). 526

2. Audiencia preliminar ante Anás y Caifás. (Ver DTG 650, 708.) Después de haber prendido a Jesús, Anás y Caifás convocaron a un grupo cuidadosamente escogido de miembros del sanedrín (ver com. vers. 59) para celebrar inmediatamente una sesión, con la esperanza de poder condenar a Jesús antes de que sus amigos pudieran hablar en su favor y antes de que el peso de la opinión pública pudiera contrapesar su decisión de eliminarlo. Según DTG 650-651, mientras se reunían los miembros escogidos del sanedrín, Anás y Caifás hicieron un segundo intento por obtener de Jesús alguna prueba condenatoria que pudiera emplearse en el juicio, pero no tuvieron éxito. Como sumo sacerdote, Caifás era presidente ex oficio del sanedrín, y por lo tanto debería presidir en el juicio, pero su relativa falta de experiencia (DTG 647) suscitó temores de que no pudiera llevar el juicio hasta una decisión. Los evangelistas no mencionan este segundo interrogatorio informal, anterior al primer juicio ante el sanedrín, el cual pudo haber ocurrido aproximadamente entre las dos y las tres de la madrugada (DTG 650).

3. juicio nocturno ante el sanedrín. Ver com. cap. 26: 57-75; cf.  DTG 650-662.) Según la ley judía, el tribunal debía juzgar durante el día los casos en los cuales estuviera en juego una sentencia de muerte. La Mishnah dice lo siguiente: "Los pleitos civiles se juzgan de día, y se concluyen de noche; pero las condenas capitales deben decidirse de día y concluirse de día" (Sanhedrin 4. 1). Los dirigentes temían que el pueblo intentara rescatar a Jesús si él permanecía bajo la custodia de ellos. Recordaban también que varios intentos anteriores para aniquilar a Jesús habían sido desbaratados por ciertos miembros influyentes del sanedrín (ver com. vers. 66). Por lo tanto, decidieron resolver el caso entregando a Jesús para que lo encarcelaran los romanos antes de que alguien pudiera tener la oportunidad de hablar en defensa de él. Este juicio ocurrió aproximadamente entre las tres y las cuatro de la madrugada. En esta época del año, en la latitud de Jerusalén, comienza a amanecer en torno de las cuatro de la mañana y el sol sale como a las 5: 30. Este juicio dio por resultado un veredicto unánime de muerte (ver com. vers. 66), pero el veredicto debía confirmarse a la luz del día a fin de ser legal (ver la declaración de Sanhedrin 4. 1 citada más arriba).

4. juicio diurno ante el sanedrín. (Ver com.  Luc. 22: 66-71; cf.  DTG 661-662.) La ley judía prohibía que se realizaran juicios nocturnos en aquellos casos en los cuales pudiera aplicarse la pena de muerte. En ninguna circunstancia podía pronunciarse sentencia de muerte por la noche (ver com.  N.° 3). Por lo tanto, a fin de preservar la apariencia de legalidad, la decisión unánime tomada por el sanedrín en la noche debía reafirmarse a la luz del día. Esto lo hizo el sanedrín cuando volvió a reunirse poco después de la salida del sol. Condenaron a Jesús como digno de muerte y dispusieron entregarlo a las autoridades romanas para que fuera ejecutado.

5. Primer juicio ante Pilato. (Ver com. Luc. 23: 1-5; Juan 18: 28-38; cf.  DTG 671, 676.) Pilato fue despertado temprano por la mañana, quizá como a las seis o poco después. Mientras investigaba los hechos pertinentes, se convenció de la inocencia de Jesús. De no haber sido por la evidente animosidad de los judíos, lo habría liberado. Al enterarse de que Jesús era de Galilea, lo envió a Herodes Antipas, quien estaba en ese momento en Jerusalén, quizá con motivo de la celebración de la pascua.

6. Interrogatorio ante Herodes Antipas. (Ver com. Luc. 23: 6-12; cf. DTG 676-679.) Si bien el arresto había ocurrido en Jerusalén, Jesús era galileo, y Herodes Antipas, como rey de Galilea y de Perea -aunque títere de los romanos (ver com.  Luc. 3: 1-2)-, podía oír la acusación y dar una sentencia. Estaba convencido de que Jesús era inocente, y en un primer momento quiso libertarlo, pero no dictó sentencia y lo devolvió a Pilato. Esta interrogación ocurrió tal vez en torno de las siete del viernes de mañana.

7. Segundo juicio ante Pilato. (Ver com. Mat. 27: 15-31; Juan 18: 39 a 19: 16; cf.  DTG 679-689.) Pilato -gobernador romano de Judea y de Samaria- buscó diversos medios para liberar a Jesús, pero no pudo hacerlo. Cuando los judíos amenazaron con presentar ante las autoridades de Roma su manera de encauzar el juicio, Pilato cedió ante la demanda de ellos de que crucificara a Jesús. Es probable que este juicio hubiera comenzado en torno de las ocho y hubiera terminado antes de las nueve de la mañana (Mar. 15: 25).

Diversos aspectos de los procedimientos judiciales en contra de Cristo contravenían a la ley judía, tal como fue codificada más tarde en la Mishnah, que es una colección de la 626 tradición oral judía hecha hacia fines del siglo II d. C. Ciertas secciones de esta colección reflejan una tradición posterior a la de los días de Jesús. Pero en la medida que varias de estas leyes estaban en vigencia en tiempos de Jesús, su violación representa una perversión de la justicia en la forma de conducir el juicio de Jesús.

Presentamos a continuación una lista parcial de leyes judiciales de la Mishnah:

1. Las acusaciones que pudieran implicar el pronunciamiento de una pena de muerte debían juzgarse de día (Sanhedrin 4. 1; DTG 656).

2. La sentencia de muerte debía pronunciarse de día: "Las penas de muerte deben tratarse de día y concluirse de día" (Sanhedrin 4. 1).

3. Un veredicto desfavorable en un juicio de pena capital debía postergarse hasta el día siguiente de haberse escuchado todas las pruebas. "Puede concluirse un juicio de pena de muerte el mismo día si el veredicto es favorable, pero sólo al día siguiente si el veredicto es desfavorable" (Ibíd.).

4. Por cuanto un veredicto desfavorable en un caso de pena capital debía postergarse hasta el día después de haber terminado la audiencia, no podía juzgarse tal caso en viernes o en un día anterior a una fiesta religiosa. "Por lo tanto, no se realizan juicios en víspera de sábado o de fiesta" (Ibíd.).

5. Los testigos que presentaran testimonios contradictorios debían ser descalificados y su testimonio era rechazado. Si los testigos "se contradicen... su evidencia es nula" (Id. 5. 2).

6. La acusación de blasfemia, base para que Caifás demandara pena de muerte (vers. 65-66), no tenía validez. Según la Mishnah Sanhedrin 7. 5, "quien blasfema es castigado sólo si pronuncia el Nombre [divino]"; es decir, si decía el nombre Yahweh (Jehová), y el castigo por la blasfemia era la horca (Id. 6. 4), o el apedreamiento (Id. 7. 4). Jesús no pronunció el sagrado nombre de Dios (ver com. vers. 64).

7. Por lo menos en el caso de una persona condenada a morir apedreada, se daba toda oportunidad posible para que alguien testificara en su favor. "Se ubicaba un hombre en la puerta del tribunal con una bandera en la mano, y un jinete a cierta distancia, pero todavía a la vista del anterior. Entonces, si uno decía: ´Tengo algo [más] que decir en su favor', [el que estaba en la puerta del tribunal] agitaba la bandera y el jinete corría y los detenía. Aun si el acusado mismo decía: 'Tengo algo que alegar en mi propia defensa' se lo traía de vuelta, hasta cuatro o cinco veces, siempre que hubiera base para su afirmación. Si entonces resultaba inocente, lo liberaban; de lo contrario, salía para ser apedreado. Y un heraldo lo precedía [pregonando]: 'Fulano de tal, hijo de fulano de tal, va a ser apedreado porque cometió tal y tal falta, y fulano y zutano son sus testigos. Cualquiera que sepa algo en su favor, que venga y lo declare'" (Ibíd. 6. 1). Evidentemente, en el juicio de Jesús no se tomaron en cuenta estas disposiciones. No hay excusa para que no se hubiera convocado a testigos defensores.

Otras infracciones del código penal judío en el juicio de Jesús fueron:

1. El juicio ante un grupo de jueces escogidos debido a su prejuicio contra el acusado, con la exclusión premeditada de miembros que simpatizaban con él (cf. DTG 648, 657).

2. El haberlo tratado como a un criminal condenado antes de que fuera juzgado legalmente y declarado culpable (cf. DTG 650, 657). Según la ley judía, se consideraba inocente a una persona mientras no se comprobara su culpabilidad (DTG 648). "Los juicios civiles pueden iniciarse para absolución o para condenación; las acusaciones en que está implicada la pena capital pueden iniciarse para absolución, pero no para condenación" (Sanhedrin 4. 1).

3. La sentencia de muerte basada en el propio testimonio de Jesús (DTG 662). 5CBA

COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

6-13 DTG 511-522. "LA FIESTA EN CASA DE SIMÓN"

https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-62-la-fiesta-en-casa-de.html

JUDAS. https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-76-judas.html

20-29. DTG 608-616. "HACED ESTO EN MEMORIA DE MÍ" 

https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-72-haced-esto-en-memoria.html

30-35. DTG 627-628. DESPUÉS DEL HIMNO, SALIERON. Cruzaron por las calles atestadas, y salieron por la puerta de la ciudad hacia el monte de las Olivas, avanzando lentamente, engolfados cada uno de ellos en sus propios pensamientos. Cuando empezaban a descender hacia el monte, Jesús dijo, en un tono de la más profunda tristeza:

"Todos vosotros seréis escandalizados en mí esta noche; porque escrito está: Heriré al Pastor, y las ovejas de la manada serán dispersas." *(Mateo 26:31). Los discípulos oyeron esto con tristeza y asombro. Recordaron como, en la sinagoga de Capernaúm, cuando Cristo habló de sí mismo como del pan de vida, muchos se hablan ofendido y se habían apartado de él. Pero los doce no se habían mostrado infieles. Pedro, hablando por sus hermanos, había declarado entonces su lealtad a Cristo. Entonces el Salvador había dicho: "¿No he escogido yo a vosotros doce, y uno de vosotros es diablo?"*(Juan 6:70). En el aposento alto, Jesús había dicho que uno de los doce le traicionaría, y que Pedro le negaría. Pero ahora sus palabras los incluían a todos.

ESTA VEZ SE OYÓ LA VOZ DE PEDRO que protestaba vehementemente: "Aunque todos sean escandalizados, mas no yo." (Marcos 14:29). En el aposento alto, había declarado: "Mi alma pondré por ti." Jesús le habla advertido que esa misma noche negarla a su Salvador. Ahora Cristo le repite la advertencia: "De cierto te digo que tú, hoy, en esta noche, antes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces." Pero Pedro "con mayor porfía decía: Si me fuere menester morir contigo, no te negare. También todos decían lo mismo." *(Marcos 14:31).

EN LA CONFIANZA QUE TENÍAN EN SÍ MISMOS, LLEGARON LA REPETIDA DECLARACIÓN DE AQUEL QUE SABÍA. No estaban preparados para la prueba; cuando la tentación les sobreviniese, comprenderían su propia debilidad.

CUANDO PEDRO DIJO QUE SEGUIRÍA A SU SEÑOR A LA CÁRCEL Y A LA MUERTE, cada palabra era sincera; pero no se conocía a sí mismo. Ocultos en su corazón estaban los malos elementos 628 que las circunstancias iban a hacer brotar a la vida. A menos que se le hiciese conocer su peligro, esos elementos provocarían su ruina eterna. El Salvador vela en él un amor propio y una seguridad que superarían aun su amor por Cristo.

EN SU EXPERIENCIA SE HABÍAN REVELADO MUCHAS FLAQUEZAS, mucho pecado que no habla sido amortiguado, mucha negligencia de espíritu, un temperamento no santificado y temeridad para exponerse a la tentación. La solemne amonestación de Cristo fue una invitación a escudriñar su corazón. Pedro necesitaba desconfiar de sí mismos y tener una fe más profunda en Cristo. Si hubiese recibido con humildad la amonestación, habría suplicado al pastor del rebaño que guardase su oveja.

CUANDO, EN EL MAR DE GALILEA, ESTABA POR HUNDIRSE, CLAMÓ: "Señor, sálvame."*(Mateo 14:30). Entonces la mano de Cristo se extendió para tomar la suya. Así también ahora, si hubiese clamado a Jesús: Sálvame de mi mismo, habría sido guardado. Pero Pedro sintió que se desconfiaba de él, y pensó que ello era cruel. Ya se escandalizaba, y se volvió más persistente en su confianza propia.

JESÚS MIRÓ CON COMPASIÓN A SUS DISCÍPULOS. No podía salvarlos de la prueba, pero no los dejó sin consuelo. Les aseguró que él estaba por romper las cadenas del sepulcro, y que su amor por ellos no faltaría. "Después que haya resucitado --dijo,-- iré delante de vosotros a Galilea." *(Mateo 26:32). Antes que le negasen, les aseguró el perdón.

DESPUÉS DE SU MUERTE Y RESURRECCIÓN, SUPIERON QUE ESTABAN PERDONADOS y que el corazón de Cristo los amaba. Jesús y los discípulos iban hacia Getsemaní, al pie del monte de las Olivas, lugar apartado que él había visitado con frecuencia para meditar y orar. El Salvador había estado explicando a sus discípulos la misión que le había traído al mundo y la relación espiritual que debían sostener con él. Ahora ilustró la lección. DTG 627-628

36-56. DTG 636-646. "GETSEMANÍ"

https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-74-getsemani.html

57-75. DTG 647-662. "ANTE ANÁS Y CAIFÁS" 

https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-75-ante-annas-y-caifas.html

Ministerio Hno. Pio


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