Marcos 3.
Ministerio
En Y Alrededor De Capernaúm. Vers. (1-6)
Cristo cura al hombre con una mano seca (7-10) y a muchos otros enfermos. (11-12)
Reprende a los espíritus inmundos. (13-19) Escoge a sus doce apóstoles. (20)
hay mucha obra que hacer (21) los suyos vienen por él, para prenderle (22-30)
Reprocha a los escribas por atribuir a Beelzebú la expulsión de los demonios. (31-35)
Explica quién es su hermano, su hermana y su madre.
1 OTRA vez entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca una mano. 2 Y le acechaban para ver si en el día de reposo* le sanaría, a fin de poder acusarle. 3 Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio. 4 Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo* hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban. 5 Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana. 6 Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él para destruirle.
7 Mas Jesús se retiró al mar con sus discípulos, y le siguió gran multitud de Galilea. Y de Judea, 8 de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y de Sidón, oyendo cuán grandes cosas hacía, grandes multitudes vinieron a él.
9 Y dijo a sus discípulos que le tuviesen siempre lista la barca, a causa del gentío, para que no le oprimiesen. 10 Porque había sanado a muchos; de manera que por tocarle, cuantos tenían plagas caían sobre él.
11 Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. 12 Mas él les reprendía mucho para que no le descubriesen.
13 Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. 14 Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, 15 y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios: 16 a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro; 17 a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno; 18 a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananista, 19 y Judas Iscariote, el que le entrego. Y vinieron a casa.
20 Y se agolpó de nuevo la gente, de modo que ellos ni aun podían comer pan. 21 Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí.
22 Pero los escribas que habían venido de Jerusalén decían que tenía a Beelzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios. 23 Y habiéndoles llamado, les decía en parábolas: ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás? 24 Si un reino está dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer. 25 Y si una casa está dividida contra sí misma, tal casa no puede permanecer. 26 Y si Satanás se levanta contra sí mismo, y se divide, no puede permanecer, sino que ha llegado su fin. 27 Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa. 28 De cierto os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias cualesquiera que sean; 29 pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio eterno. 30 Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu inmundo.
31 Vienen después sus hermanos y su madre, y quedándose afuera, enviaron a llamarle. 32 Y la gente que estaba sentada alrededor de él le dijo: Tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan.
33 El les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? 34 Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.
35 Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre. (Marcos 3).
1. Otra vez entró. [El hombre de la mano seca, Mar. 3: 1-6 = Mat. 12: 9-14 = Luc. 6: 6-11. Comentario
principal: Marcos y Lucas. Ver mapa p. 208; acerca de los milagros, pp.
198-203.] Indudablemente este es el mismo sábado que se menciona en el cap. 2:
23. Se presenta aquí como otro caso en el cual los escribas y fariseos se
opusieron al proceder de Jesús frente al sábado.
Tenía seca una mano. O "tenía la mano paralizada" (BJ). El tiempo del verbo griego
sugiere que la parálisis de la mano se debía a un accidente o a los resultados
de una enfermedad y no a un defecto congénito.
2. Le acechaban. Ver com. Luc. 6:7. Es claro que aquí se trata de los fariseos (cf. Mar. 3:6).
4. Vida. Gr.
psujé (ver com. Mat. 10: 28).
Callaban. Su hosco silencio era una admisión de derrota. En sus encuentros anteriores
con Jesús habían descubierto que nada podían ganar desafiándolo públicamente,
pues siempre tenía éxito en volver contra ellos sus propios argumentos en una
forma que revelaba la verdad y ponía de manifiesto ante la gente que la
posición rabínica era insostenible.
5. Con enojo. Frecuentemente, se dice que el único enojo que no implica pecado es el
enojo contra el pecado. Dios odia el pecado, pero ama al pecador. Los falibles
mortales, con demasiada frecuencia cometen el error de aborrecer al pecador y
amar el pecado. El enojo contra el mal por ser mal, sin malos deseos ni malos
propósitos contra otros, ciertamente se puede considerar como un loable rasgo
de carácter.
Entristecido. Sólo Marcos registra los sentimientos personales de Jesús. Estaba
"entristecido" porque los dirigentes judíos usaban de su elevada
investidura y de sus cargos para desfigurar el carácter y los requerimientos de
Dios. Sin duda también estaba "entristecido" por los resultados que
esto tendría sobre los mismos dirigentes y sobre los que seguían sus engañosas
ideas.
El
texto griego implica que la reacción de enojo inicial de Jesús fue momentánea,
pero que continuó su preocupación por esos hijos ignorantes de la verdad,
alejados de su Padre celestial y que interpretaban mal su amor para ellos.
6. Salidos los fariseos. O: "En cuanto salieron los fariseos" (BJ). Quizá podría inferirse
por esto que los fariseos se retiraron de la sinagoga inmediatamente, aun antes
de que terminara el servicio.
Herodianos. Partido político judío que favorecía a la casa de Herodes (ver p. 56). Normalmente,
los fariseos aborrecían a Herodes y a todo lo relacionado con él (ver. p. 42). El
hecho de que ahora buscaran la ayuda de sus enemigos declarados demuestra que
estaban como fuera de sí por encontrar un medio de silenciar a Jesús (ver
com. Mat. 22:16). Quizá los obstinados
fariseos esperaban que Herodes estuviera dispuesto a encarcelar a Jesús como lo
había hecho con Juan el Bautista unos pocos meses antes (ver com. Mat. 4:12; Luc. 3:20). Algunos han pensado que este episodio ocurrió
en Séforis, la capital de Herodes, a unos 6 km al norte de Nazaret.
7. Se retiró. [La popularidad de Jesús, Mar. 3:7-12 = Mat. 12:15-21. Comentario
principal: Marcos.] El Evangelio de Marcos destaca, vez tras vez, que Jesús se
trasladaba de un lugar a otro para rehuir una popularidad inconveniente o una
oposición indebida (cap. 1: 45; 7: 24; etc.). Evidentemente, en este caso su
retiro fue motivado por el deseo de evitar más conflictos con las autoridades
religiosas y quizá también políticas. Por eso Marcos interrumpe su relato de la
serie de episodios de conflicto a fin de comentar acerca de la creciente
popularidad de Jesús, la cual, proporcionalmente, era acompañada por el
creciente odio y la oposición de los dirigentes judíos (ver com. Mat. 12:15).
Al mar. Parecería
que la curación del hombre de la mano seca ocurrió en una ciudad del interior
de Galilea, quizá Séforis (ver com. vers. 6). Los relatos estrechamente
paralelos de los autores de los sinópticos también implican que cuando Jesús se
alejó del interior de Galilea, fue "al mar" de Galilea, quizá a las
proximidades de la planicie de Genesaret, al sur de Capernaúm. Sin duda,
encontró una extensión costera, comparativamente aislada, lejos de las ciudades
(ver com. Luc. 5:1).
Gran multitud. Ver com. Mat. 5:1. Los tres autores de los sinópticos mencionan la gran multitud que entonces seguía a Jesús. Esta situación demostraba la necesidad de 579 una organización más eficiente y de más testigos que dedicaran todo su tiempo a responder a las demandas que las multitudes imponían a Jesús.
Es
significativo que dos de los tres autores de los Evangelios llamen la atención
a la "gran multitud" que seguía a Jesús y se aferraba a él,
inmediatamente antes de la elección de los doce y del Sermón del Monte (ver
com. Mat. 5: 1; Luc. 6:17).
8. Idumea. Es decir, la tierra de Edom. La palabra "Idumea" sólo aparece
aquí en el NT. Josefo (Antigüedades xiii. 9. 1) dice que Idumea fue conquistada
por Juan Hircano más de un siglo antes del tiempo de Cristo, y su pueblo fue
obligado a aceptar, por lo menos nominalmente, los ritos y las prácticas de la
religión judía (ver p. 35).
De Tiro y de Sidón. Ver t. 1, p. 135; t. II, pp. 69-70; com. Gén. 10: 15. Sólo resalta la
ausencia de Samaria en la enumeración que aquí se hace de los diversos
distritos de Palestina y sus proximidades.
9. Le tuviesen siempre lista. Es decir, a su disposición para cualquier momento
en que necesitara usarla.
La barca. Tan sólo Marcos registra este detalle de la narración evangélica. Parece
que durante los meses restantes del ministerio en Galilea la barca que pidió
Jesús siempre estuvo a mano para cuando la necesitara (cap. 4: 35-36; 6: 32; 8:
10, 13). quizá la barca pertenecía a Pedro (Luc. 5:3).
Gentío. Por
tercera vez en tres versículos consecutivos Marcos destaca la presencia de
multitudes que seguían a Jesús doquiera fuera (vers. 7-8).
10. Por tocarle. Sn duda, los que estaban enfermos o poseídos por el demonio creían que
había un poder mágico en ese acto (ver com. cap. 5: 23, 28).
Plagas. Literalmente,
"flagelos". Quizá estas "plagas" eran comparables con
nuestras epidemias u otras enfermedades graves.
Caían sobre él. La gente no era hostil, sino que cada uno estaba ansioso de ser atendido.
11. Espíritus inmundos. Ver com. cap. 1: 23.
Al verle. El texto griego dice que "lo veían", "se postraban" y
"gritaban". El uso del pretérito imperfecto señala una acción
continuada o repetida con frecuencias.
Se postraban. Algunos han sugerido la posibilidad de que los demonios deseaban de esa
manera dar la impresión de que reconocían a Jesús como a su caudillo para que
así se supusiera que él estaba asociado con ellos. De ser así, el rechazo por
parte de Cristo del testimonio de ellos se hace más significativo.
Hijo de Dios. Ver la Nota Adicional de Juan 1; com.
Luc. 1: 35; Juan 1: 1-3.
12. Reprendía mucho. Es decir, "fuertemente", "intensamente" o "estrictamente".
No le descubriesen. En este punto del relato Mateo registra, además, una cita profética del AT con respecto al ministerio de Jesús para las necesidades de la humanidad (ver com. Mat. 12:20).
13. Al monte. [Elección de los doce, Mar. 3: 13-19 = Luc. 6: 12-16. Comentario principal: Marcos. Ver mapa p. 208; diagrama p. 221.] Evidentemente, estaba en la región montañosa al oeste del mar de Galilea (ver com. cap. 1: 45).
Dejando a sus
seguidores para que pasaran la noche al pie de la montaña (DTG 259), Jesús
mismo pasó la noche en oración en algún lugar aislado en las montañas (Luc. 6:
12). Quizá era a fines del verano del año 29 d. C. (ver com. Mat. 5: 1).
Con frecuencia, Jesús dedicaba toda la noche a orar (DTG 388). Por lo general tales casos, mencionados por los escritores de los Evangelios, precedían a momentos de decisión o de crisis en la vida o en el ministerio del Salvador (ver com. cap. 1: 35). Procuraba meditar y orar al comienzo de su ministerio (ver com. Mat. 4: 1). Así también la oración señaló el comienzo de su ministerio en Galilea e inmediatamente antes de su primer viaje misionero por los pueblos y las aldeas de Galilea (ver com. Mar. 1:35). La noche que en esta ocasión pasó en oración fue antes de la ordenación de los doce, del Sermón del Monte y del comienzo del segundo viaje por Galilea. Otra vez se menciona específicamente que oró en relación con la gran crisis de Galilea (Mat. 14: 22-23; cf. Juan 6: 15, 66).
Lo mismo aconteció en la
transfiguración, cuando Jesús presentó a tres de sus discípulos el asunto de
sus sufrimientos y de su muerte (Luc. 9: 28-31). Dedicó a la oración la noche entera que
siguió a la entrada triunfal (DTG 534). La oración más extensa de Jesús que se
haya registrado precedió a su entrada en el huerto de Getsemaní (Juan 17). Y
sólo pocas horas antes de su crucifixión, Jesús ofreció su más ferviente y
agonizante oración en el huerto (Mat. 26: 36-44).
Llamó a sí. había un grupo algo mayor de seguidores de entre los cuales fueron.
elegidos los doce. 580
Ninguno
de los doce fue elegido debido a su perfección, ya fuera de carácter o de
capacidad. Cristo eligió a hombres que estaban dispuestos a aprender y que podían
hacerlo, cuyos caracteres podrían ser transformados. Cuando fueron llamados,
todos tenían serios defectos. Pero, por la gracia de Cristo, esos defectos
fueron eliminados (excepto en el caso de judas), y en su lugar Jesús plantó las
preciosas semillas del carácter divino que germinaron, crecieron hasta madurar
y más tarde produjeron el fruto de un carácter semejante al de Cristo (Gál. 5:
22-23). Cristo toma a los hombres donde están, y si están dispuestos y son
sumisos, los transforma de acuerde con la voluntad de él. Coloca a hombres y a
mujeres en posiciones de responsabilidad, no porque los considere plenamente
preparados para lo que de ellos demandan esas posiciones, sino porque, al leer
sus corazones, discierne habilidades latentes que, bajo la dirección divina,
pueden ser fomentadas y desarrolladas para la gloria de Dios y para el
adelantamiento de su reino.
A los que él quiso. La elección no se basó tanto en el deseo de ellos como en el de él. Posteriormente, recordó a los doce: "No
me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros" (Juan
15:16).
Vinieron a él. Cuando los convocó para que se encontraran con él, al amanecer (DTG 259;
DMJ 9), en algún lugar en la ladera de alguna de las montañas que dominan las
apacibles aguas de Galilea.
14. Estableció. "Instituyó" (BJ). Gr. poieÇ; literalmente, "hacer", en
este caso, "nombrar". Aunque es cierto que Jesús en realidad
"ordenó" a los doce en esta ocasión (DTG 262), este significado no está implícito en el verbo griego poieÇ.
Doce.
La evidencia textual se inclina por (cf. p. 147) añadir lo que aparece en Luc.
6: 13: "A los cuales también llamó apóstoles". No se da ninguna razón
específica para explicar por qué fueron escogidos doce: ni más, ni menos. Sin
embargo, esto hace pensar inmediatamente en los doce hijos de Jacob,
originadores de las doce tribus de Israel.
Cinco
de los hombres ahora convocados habían sido discípulos de Jesús desde el mismo
comienzo de su ministerio unos dos años antes. Los tales eran: Juan, Andrés,
Pedro, Felipe y Natanael, o Bartolomé (Juan 1: 40-49). Los tres primeros de
este grupo, junto con Jacobo, hermano de Juan, habían aceptado el llamamiento a
la orilla del mar unos pocos meses antes (ver com. Luc. 5:11). Más recientemente, Mateo se había unido al
grupo.
La
elección y ordenación de los doce fue un acontecimiento de gran importancia en
la misión de Jesús. Juan el Bautista
había proclamado el inminente establecimiento del "reino de los
cielos" (Mat. 3: 2), y Jesús había repetido este mismo mensaje durante la
parte inicial de su ministerio (Mat. 4: 17), especialmente durante el primer
viaje por Galilea recientemente completado (DMJ 8- 9). El reino que Cristo
estableció con su primer advenimiento era el reino de la gracia divina (ver
com. Mat. 3: 2; 5: 2), cuyo Rey era él.
Sus súbditos eran los que lo recibían y creían en su nombre (ver Juan 1: 12). Sus
corazones eran el dominio de Cristo ver (com. Luc. 17: 21)
La institución de los doce bien podría considerarse como la inauguración formal del reino de la gracia que Cristo había venido a 581 establecer. El Sermón del Monte, que siguió inmediatamente, podría considerarse como el discurso inaugural de Cristo como Rey del reino de la gracia, y también como la constitución del nuevo reino. Poco después de que fuera pronunciado ese sermón, Cristo y los doce salieron para el segundo viaje por Galilea, durante el cual Jesús demostró, por precepto y ejemplo, la naturaleza del reino y los alcances de su valor para el hombre.
Se
dan cuatro listas de los doce: una por Mateo (cap. 10:2-4), otra por Marcos
(cap. 3:16-19), y dos por Lucas, una en su Evangelio (cap. 6:14-16) y otra en
los Hechos (cap. 1:13). Las cuatro se presentan en el cuadro de la página
anterior.
El
método más natural de agrupar a los doce es dividiéndolos de dos en dos. Cuando
Jesús los envió para el tercer viaje por Galilea, los envió de dos en dos (Mar.
6: 7), hermano con hermano, y amigo con amigo (DTG 316). La lista de Mateo
quizá se basa en esa forma de agruparlos, pues después de mencionar las dos
parejas de hermanos, Pedro y Andrés, y Jacobo y Juan, enumera al resto de los
doce en grupos de dos, unidos con la conjunción "y". Felipe forma
pareja con Bartolomé (Juan 1: 45), Tomás con Mateo, Jacobo (hijo de Alfeo) con
Tadeo, y Simón ("el cananista") con Judas Iscariote. Además, la
enumeración de Mateo se da en relación con el envío de los doce.
Otra
forma natural de agruparlos aparece cuando cada una de las cuatro listas se
divide en tres grupos de cuatro cada una. Aunque el orden de los doce varía
ligeramente de una lista a otra, sin embargo los miembros de cada uno de esos
grupos son constantes en las cuatro listas (excepto el tercer grupo en Hech. 1:13,
donde falta Judas Iscariote).
Desde
un punto de vista humano, los doce hombres elegidos y ordenados en esta ocasión
eran pobres e ignorantes, un grupo de rudos y simples galileos. El desdén con
que los dirigentes Judíos consideraban a los seguidores de Jesús en general,
quizá indujo al Maestro, unas pocas semanas después de esto, a relatar la
parábola de la levadura (Mat. 13: 33; PVGM 68). La levadura de la
transformadora gracia de Dios ya había comenzado su obra en los corazones de
esos doce hombres ordinarios y poco promisorios, y cuando terminaron el período
de su discipulado, ya no eran toscos, incultos o ignorantes (ver com. Luc. 5:
11). Tres de ellos llegaron a ser hábiles escritores. Juan era un profundo
teólogo. Hasta donde se sepa, ninguno de los doce se había graduado de las
escuelas rabínicas e indudablemente ninguno pertenecía a la aristocracia judía.
Pero como resultado de su unión con el Maestro quedaron liberados de los
prejuicios inveterados que casi siempre cegaban a los escribas y fariseos
frente a las afirmaciones de Jesús.
Estuviesen con él. Es decir, fueran sus discípulos, o alumnos en su escuela y le ayudaran en
su obra.
Por
el vers. 13 es evidente que había otros "discípulos" a quienes -por
lo menos en esta ocasión- no eligió ni ordenó para que fueran
"apóstoles" (ver com. vers. 13). Como "discípulos", los
hombres iban a Cristo para poder aprender de él; los enviaba como
"apóstoles" para enseñar a otros.
La
palabra "apóstol" se deriva del griego apóstolos, que proviene de las
dos palabras: apó, "procedente de", y stellÇ, "despachar" o
,,enviar". Por ende, un "apóstol", literalmente, es "uno
enviado" (ver com. Mat. 10:2).
De
allí en adelante, la designación "apóstoles" distingue a los doce de
los "discípulos" en general, no porque los doce cesaran de ser
discípulos, sino porque también se convirtieron en apóstoles.
En
un sentido algo más amplio, con frecuencia Pablo se refiere a sí mismo como
"apóstol" (1 Cor. 4: 9; Gál. 1: 1; etc.; cf. Heb. 3: 1). Sin embargo,
es evidente que Pablo basaba su derecho al apostolado en el hecho de que Cristo
se le había aparecido (1 Cor. 15: 8) y le había dado instrucciones (Gál. 1:
11-12). Con todo, hablaba de sí mismo como "el más pequeño de los
apóstoles" (1 Con 15: 9) y también como que no había sido "inferior a
aquellos grandes apóstoles" (2 Cor. 11: 5). En otra parte reconcilia estos
dos pensamientos aparentemente excluyentes (2 Cor. 12: 11).
En
un sentido todavía más amplio, hombres tales como Bernabé, Timoteo y Silas
(Silvano) también eran llamados apóstoles (Hech. 14: 14; 1 Tes. 1: 1; 2:6).
Quizá el término también se aplicaba a cualquier delegado o mensajero enviado
por cualquier iglesia cristiana como su representante (2 Cor. 8: 23; Fil. 2:
25).
A predicar. Aquí y en el vers. 15 se presentan los dos principales aspectos del
ministerio personal de Cristo como los propósitos que también correspondían a
los doce: predicar para la curación de las almas; sanar para la curación del
cuerpo. Jesús mismo dedicó más tiempo para atender las necesidades 582 físicas
de la humanidad que a predicar, y los doce sin duda siguieron su ejemplo.
15. Autoridad. Gr. exousía, "poder" (BJ). Ver com. Mar. 2: 10; Luc. 1: 35.
Echar fuera demonios. El tener poder para liberar a los hombres de la posesión demoníaca,
generalmente considerada como incurable, implicaba poder sobre otros males
menores. Ver la Nota Adicional del cap. l.
16. Pedro. Pedro ocupa el primer lugar en las cuatro listas de los doce que hay en el
NT (ver p. 580). Con frecuencia, asumía el papel de portavoz de todo el grupo
(Mat. 14:28; 16:16; 17:24; 26:35; etc.). Poco después del bautismo de
Jesús, Andrés llevó a su hermano Pedro ante Jesús. (Juan 1:40-42). En ese
tiempo, Pedro había respondido a la invitación de reconocer a Jesús como al
Mesías y se había relacionado esporádicamente con el Señor en su ministerio.
Aproximadamente dos años más tarde, quizá en el segundo o en el tercer
trimestre del año 29 d. C. (ver com. Mat. 4:12), Cristo lo llamó para que fuera
permanentemente su discípulo, junto con su hermano Andrés y sus compañeros de
tareas, Jacobo y Juan (Luc. 5:1-11; ver com. vers. 7).
Quizá por acuerdo mutuo, Pedro actuaba como el director de la empresa de pesca de que participaba. Sea como fuere, su ahínco, afán, fervor, valor, lealtad, vigor y capacidad de organización, sin duda lo destacaron para el liderazgo entre los discípulos desde el mismo comienzo. Sobre todo, Pedro era un hombre de acción; su entusiasmo era su rasgo de carácter predominante. Era un hombre que llegaba hasta los extremos, y de su vigorosa personalidad nacían virtudes resaltantes y serios defectos.
Lado a lado, existían en él diversos y contradictorios rasgos
de carácter. Parece haber sido siempre afanoso, ardiente, afectuoso, generoso,
osado, intrépido y valiente, pero con demasiada frecuencia impulsivo,
contradictorio, inestable, precipitado, inseguro, jactancioso, lleno de
confianza propia, y hasta atolondrado. En un momento de crisis podía ser débil,
cobarde y vacilante, y nadie podía predecir qué aspecto de su carácter y
personalidad prevalecería en un momento dado.
Pedro
era natural de Betsaida Julias (Juan 1:44), en la orilla noreste del mar de
Galilea, frente a Capernaúm, ciudad a la cual evidentemente se trasladó después
(ver com. Mar. 1:29). Pedro y sus compañeros de pesca, Andrés, Jacobo y Juan,
parecen haber sido todos discípulos de Juan el Bautista (Juan 1:35-42; DTG
112-113).
17. Jacobo. Gr. Iákóbos, del Heb. Ya´aqob, el nombre del patriarca Jacob (ver com. Gén.
25:26-27). Generalmente se menciona a Jacobo antes de su hermano Juan, cuando
se hace referencia a los dos a la vez, lo que indica que Juan era el menor de
los dos (cf. DTG 259). Jacobo fue el primero de los doce que murió como mártir,
aproximadamente en el año 44d. C. (ver com. Hech. 12: 1-2), mientras que su
hermano Juan fue el último de los doce en morir, aproximadamente en el año 96
d. C. El hecho de que Jacobo fuera considerado suficientemente importante como
para ser elegido por Herodes Agripa para morir como mártir, implica que era uno
de los destacados dirigentes de la iglesia de Jerusalén. El relato del NT
presenta primero a Jacobo como a un hombre algo egoísta, ambicioso y pronto
para pedir (Mar. 10: 35-41), pero después lo muestra como a un dirigente sereno
y capaz. Muchos han identificado a la madre de Jacobo y de Juan (la esposa de
Zebedeo) con Salomé (cf. Mar. 15: 40; Mat. 27: 56). Hay también la posibilidad,
aunque más bien remota, de que Salomé sea identificada como hermana de María,
la madre de Jesús, si es que se mencionan cuatro mujeres en Juan 19: 25 en vez
de tres (ver com. Juan 19: 25).
Juan. Sin
duda Juan era un hombre de profundo discernimiento espiritual, que se
desarrolló al contemplar en Jesús a Aquel que es "todo él
codiciable". Juan no sólo amaba a su Maestro; él era aquel discípulo
"al que amaba Jesús" (Juan 20: 2; 21: 7, 20). Por naturaleza era
orgulloso, agresivo, ambicioso de honores, impetuoso, sentía fácilmente los
agravios y anhelaba vengarse (ver Mar. 10: 35-41; HAp 430-431). Juan se rindió
más completamente que cualquiera de los otros ante el poder transformador de la
perfecta vida de Jesús, y llegó a reflejar la semejanza del Salvador más
plenamente que cualquiera de los otros discípulos. Así como Jacobo fue el
primero de los doce que dio su vida como mártir por el Evangelio, así también
Juan fue el último en morir. Tuvo razón Jesús cuando llamó a Jacobo y a Juan
"Hijos del trueno" (Mar. 3:17; ver com. Luc. 9: 54). De acuerdo con
una antigua tradición cristiana, Juan sirvió como pastor de la iglesia de Efeso
y fue supervisor de todas las iglesias de la provincia583 romana de Asia
durante los últimos años de su vida.
Boanerges. Quizá sea una transliteración de una expresión aramea que significa "hijos del tumulto", o "hijos de la ira", cuya traducción libre es "hijos del trueno".
El temperamento vehemente, el fiero
genio de Jacobo y Juan, solía manifestarse abiertamente (Luc. 9: 49, 52-56).
18. Andrés. Gr. Andréas, que significa "varonil", nombre griego que proviene
de an'r, "varón". Aunque era uno de los primeros seguidores de Jesús
(Juan 1:35-40), Andrés no llegó a formar parte del círculo íntimo (DTG 259) y
rara vez se lo menciona en el relato evangélico. La mayor parte de lo que
sabemos de él proviene de Juan (cap. 1:40-41, 44; 6:8; 12:22). Mateo y Lucas
colocan a Andrés como el segundo de los doce discípulos, quizá para
relacionarlo con su hermano, Pedro. En cuanto a los antecedentes familiares de
Andrés, ver com. Mar. 3: 16. Andrés parece haber sido un obrero diligente,
aunque quizá no tan bien dotado con cualidades de liderazgo como su hermano.
Según la tradición, fue martirizado en Grecia, en una cruz que tenía la forma
de la letra X. Por eso la cruz que tiene esa forma comúnmente es llamada Cruz
de San Andrés.
Felipe. Gr.
Fílippos, "aficionado a los caballos". Como Andrés, es un auténtico
nombre griego. Felipe era natural de Betsaida Julias (Juan 1:44), cerca del
extremo norte del mar de Galilea. La mayor parte de lo que sabemos de Felipe
antes de la ascensión de Cristo nos ha llegado por el relato del Evangelio de
Juan (cap. 1:43-48; 6: 5-7; 12: 21-22; 14: 8-9).
Fue
el primero al que Jesús le dijo "sígueme" (Juan 1: 43). Se lo
caracteriza como a un sincero buscador de la verdad, pero indudablemente fue
más lento que algunos de los otros para reconocer a Jesús como el Mesías y para
apreciar el significado de su misión en esta tierra (Juan 6: 7; 14: 8-9).
Pareciera que a veces estaba indeciso en cuanto a qué curso de acción tomar
(Juan 12: 21-22). Con todo, era ferviente, y cuando hubo encontrado al Mesías,
inmediatamente comenzó a llevar a otros a él (Juan 1:45).
Bartolomé. Literalmente, "hijo de Talmai" (cf. Núm. 13: 22; 2 Sam. 3: 3; 13:
37). Quizá su nombre personal era Natanael. Los Evangelios sinópticos no
mencionan a Natanael, y el Evangelio de Juan no dice nada de Bartolomé. Juan
menciona a Natanael, junto con otros de los doce, en un marco donde parece que
sólo estuvieron presentes algunos de los discípulos del círculo íntimo de los
doce (Juan 21: 2). De modo que no hay
ninguna razón valedera para dudar de que los dos nombres, Bartolomé y Natanael,
se refieren a la misma persona. Fue Felipe quien presentó a su amigo Natanael a
Jesús (Juan 1: 45); indudablemente los dos hombres eran íntimos amigos (cf. DTG
260).
Mateo. Marcos
y Lucas llaman Leví a Mateo (ver com. Mar. 2: 14). No parece probable que
Alfeo, el padre de Mateo, sea identificado con Alfeo, el padre de Jacobo. Los
dos discípulos nunca son presentados juntos en los Evangelios como si fueran
hermanos, como es el caso de Pedro con Andrés y Jacobo con Juan. Mateo demostró
ser un obrero capaz. De acuerdo con la tradición, después de la resurrección
dedicó sus energías a trabajar principalmente entre sus compatriotas, y puede
haber trabajado en Etiopía o en la región en torno del mar Negro.
Tomás. También
llamado Dídimo (Juan 11:16; 20:24; 21:2). Ambos nombres significan
"gemelo". Según la tradición, su nombre real era Judas (nombre común
entre los hebreos). Todo lo que se sabe de Tomás está registrado en el
Evangelio de Juan (cap. 11:16; 14:5; 20:24-29; 21:2). Aunque a veces
demostró ser dubitativo y egoísta (Juan 20: 24-25), en otras ocasiones fue
valiente y leal (Juan 11:16). Se dice que trabajó en Partia y Persia.
Una
tradición menos digna de confianza presenta a Tomás como misionero en la India
y la China.
En
el sur de la India hay un grupo de cristianos que durante siglos han sido
conocidos como "cristianos de Tomás". Los tales tienen en su poder
una versión del relato evangélico que dicen que les entregó el apóstol Tomás.
Afirman que Tomás fue martirizado en un promontorio conocido como monte de
Santo Tomás, cerca de Madrás. También hubo un misionero judío de nombre Tomás
que trabajó en la China, cuyo retrato ha sido preservado en piedra junto con
una inscripción cuya traducción libre es la siguiente: "Tomás vino y
trabajó con sinceridad de corazón y gran celo. Si todo lo bueno que hizo
hubiera de ser registrado, uno tendría que mojar su pluma en el lago Tungting
[un gran lago de la China] hasta que el lago se secara [a fin de tener suficiente
agua para hacer la cantidad necesaria de tinta]". Este interesante cuadro
de 584 Tomás tiene rasgos claramente judíos, pero probablemente no es de Tomás
el apóstol.
Jacobo Hijo del Alfeo. A diferencia de Jacobo, hijo de Zebedeo, éste es hijo de Alfeo. Parece que
hay buenas razones para creer que es el Jacobo mencionado en Mat. 27:56; Mar.
15:40; 16:1; Luc. 24:10. La expresión "Jacobo el menor", o
literalmente "Jacobo el pequeño" (Mar. 15:40) quizá se refiere a que
era de menos edad (ver com. Sal. 115:13), o tal vez la expresión se usaba
porque era de pequeña estatura.
Algunos
han tratado de identificar a Jacobo, el hijo de Alfeo, con Jacobo, el hermano
de nuestro Señor (Mat. 13:55); pero esta opinión es tan improbable que casi no
es digna de ser tomada en cuenta. Jacobo, el discípulo, fue un seguidor de
Cristo por lo menos desde el tiempo cuando fueron elegidos los doce, a mediados
del año 29 d. C. Pero aun seis meses antes de la crucifixión se dice que los
hermanos de Jesús no creían en él (Juan 7:5). También el marco de Mat. 13:55 y
de Mar. 6:3 implica que el episodio allí referido ocurrió por el tiempo del
tercer viaje por Galilea, evidentemente después de la elección de los doce (ver
com. Hech. 12: 17).
Tádeo. Identificado
por Mateo (cap. 10: 3) como Lebeo. Una antigua tradición contra la cual no se
ha presentado ninguna prueba, hace equivaler a Tadeo con judas el hermano (o
hijo) de Jacobo (ver Luc. 6:16; Hech. 1:13). La BJ reza "Judas de
Santiago Jacobo" tanto en Luc. 6:16 como en Hech. 1:13, y añade en nota
de pie de página: "'Judas de Santiago' puede entenderse 'hijo', o también
"hermano de Santiago". La VM reza "Judas hermano de
Santiago" tanto en Luc. 6:16 como en Hech. 1:13. Mucho más probable es
que sea "hijo" y no "hermano", a pesar de que en la RVR en
ambos casos (Luc. 6:16 y Hech. 1:13) diga "hermano".
Es
bastante claro por otros ejemplos que este Judas no era el hermano sino el hijo
de un hombre llamado Jacobo, aunque el texto griego de Luc. 6:16 dice
sencillamente "Judas de Jacobo". Casi con certeza este Jacobo, el
padre de Tadeo o Judas, no debe ser identificado con algún otro Jacobo del NT,
pues el nombre era muy común (ver com. Mar 3:17). Donde Juan (cap. 14:22) se
refiere a este Judas, claramente lo distingue de Judas Iscariote. Tadeo no se
destaca tanto en el registro del NT como la mayoría de los otros apóstoles.
Simón. Llamado "el cananista" para distinguirlo de Simón Pedro. Acerca del significado y la etimología del nombre Simón, ver vers. 16. La designación "cananista" o "cananeo" (BJ) no indica necesariamente que Simón descendía de una de las naciones cananeas que habitaban la tierra de Palestina antes de la llegada de los hebreos (ver com. Gén. 10:6).
La evidencia textual
establece el texto kananúios, lo que podría significar habitante de la ciudad
de Caná, o más probablemente, "celoso" (de una palabra aramea), o sea
miembro de un partido patriótico judío también conocido como los
"zelotes" (ver Luc. 6:25; p. 56; cf. DTG 262).
19. Judas Iscariote. El nombre de "Judas" del NT es equivalente a "Judá" del
AT (ver com. Gén. 29:35; Mat. 1:2). Se han dado muchas explicaciones para el
nombre Iscariote, la más probable de las cuales es que proviene del Heb. 'ish
Qeriyyoth, que significa, "hombre de Queriot", aldea del sur de
Judea, cerca de Idumea Dos. 15:25; ver com. Mar. 3:8). Si esta identificación
del nombre "Iscariote" es correcta, quizá Judas era el único de los
doce que nació fuera de Galilea. Era hijo de un hombre llamado Simón (ver com.
Juan 6:71).
Jesús
no había invitado a Judas para que se uniera al grupo de discípulos de los
cuales eligió a los doce (ver com. Mar. 3:13), pero Judas se les unió, y pidió
un lugar. Sin duda, Judas creía que Jesús era el Mesías -igual que los otros
discípulos, en términos del concepto popular Judaico de un libertador político
que sacudiría el yugo romano- y deseaba pertenecer al círculo íntimo de los discípulos
a fin de conseguir un elevado cargo en el "reino" que pronto se
establecería. Quizá se ofreció para el puesto de tesorero, esperando ser
nombrado para ese cargo en el nuevo reino. Sin embargo, Jesús se dio cuenta
desde el mismo principio que Judas carecía de la característica básica que lo
podría calificar para llegar a ser un apóstol del reino que estaba por ser
establecido: le faltaba realizar una entrega completa.
A
pesar de todo el mal que estaba latente en su corazón, Judas, en muchos respectos
era más promisorio que los otros que llamó Jesús. Cuando fue admitido a
pertenecer a los doce, había esperanza para Judas. Si hubiese desarrollado
ciertos rasgos deseables de carácter, y si hubiese eliminado sus malas
inclinaciones, permitiendo que Jesús cambiara su corazón, podría haber sido un
obrero585aceptable en la causa del reino. Pero, a diferencia de Juan (ver com.
vers. 17), Judas mantuvo un corazón insensible a los preceptos y el ejemplo de
Jesús. Sin embargo, Jesús lo animó en todo lo que pudo y le dio todas las
oportunidades posibles para que desarrollara un carácter celestial. Jesús no
quería quebrar ni apagar (ver com. Mat. 12:20) la "caña cascada" del
carácter de Judas, "el pábilo" humeante de las buenas intenciones.
Le entregó. Ver com. Luc. 6:16.
Vinieron a casa. Quizá a la casa de Pedro, en Capernaúm (ver com. cap.1l: 29). Algunos han observado que el Evangelio
de Marcos trata principalmente con lo que Jesús hizo y no con sus enseñanzas. A
diferencia de Mateo, que dedica tres capítulos al Sermón del Monte, Marcos lo
omite por completo, ni siquiera menciona que después de la ordenación de los
doce, Jesús pronunció ese sermón (ver com. Mat. 5:1). Hacia la terminación del
día, sin duda Jesús y sus discípulos volvieron a Capernaúm.
20. Se agolpó de nuevo la gente. [Un endemoniado ciego y mudo; el pecado
imperdonable, Mar. 3:20-30 = Mat. 12:22-45 = Luc. 11:14-32. Comentario
principal: Mateo.] Marcos no menciona la curación del endemoniado ciego y mudo,
pero sólo registra la acusación de los escribas de que Jesús arrojaba demonios
por el poder del príncipe de los demonios, y la respuesta que Jesús les dio
(vers. 22; DTG 288). Acerca del lugar de este episodio en la secuencia
cronológica, y la forma en que se relaciona el registro de este episodio en los
diversos Evangelios, ver com. Mat. 12:22. Debiera notarse que Marcos coloca
este pasaje (cap. 3:20-35) en secuencia cronológica entre la elección de los
doce (cap. 3:14-19) y el sermón junto al mar (cap. 4).
21. Los suyos. "Sus parientes" (BJ). Gr. hoi par'autbu, literalmente,
"aquellos del lado de él". Aunque esta expresión podría significar
únicamente que las personas mencionadas estaban relacionadas de cerca con
Jesús, los antiguos papiros griegos prueban que estas palabras también se
refieren a parientes. De modo que es probable que la afirmación del vers. 21
anticipe el episodio de los vers. 31-35.
Fuera de sí. Es decir, "mentalmente desequilibrado". La estrecha semejanza
entre este temor de parte de los "parientes" (BJ) de Jesús y la
acusación presentada por los escribas de que Jesús estaba en connivencia con el
diablo (vers. 22), podría explicar la afirmación del vers. 21 como una
introducción a la acusación de que Jesús era un instrumento de Beelzebú (vers.
22-30).
22. Escribas. Ver la p. 57.
https://elaguila3008.blogspot.com/2021/04/los-judios-del-primer-siglo-de-la-era.html
Venido de Jerusalén. Ver Luc. 5: 17. Quizá eran algunos de los espías que le siguieron los pasos
a Jesús durante todo su ministerio en Galilea en obediencia a las órdenes del
sanedrín (ver com. Mar. 2: 6).
Tenía a Beelzebú. Ver com. Mat. 12:24.
28. Blasfemias. Ver com. Mat. 12:31.
29. Juicio eterno. La evidencia textual se inclina por (cf. p. 147) la variante "pecado
eterno" (BJ).
31. Sus hermanos y su madre. [Visita de los hermanos de Jesús y de su madre, Mar. 3:3135 = Mat. 12:46-50 = Luc. 8:19-21. Comentario principal: Mateo.] Acerca de la ubicación cronológica de este hecho y su relación con los diversos relatos que los sinópticos hacen de él, ver com. Mat. 12:22, 46. (5CBA).
COMENTARIOS DE EGW
1-5. DTG 252. "EL SÁBADO"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-29-el-sabado.html
13-19. DTG 257-264. "LA ORDENACIÓN DE LOS DOCE"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-30-la-ordenacion-de-los.html
20-35. DTG 288-294. ¿QUIÉNES
SON MIS HERMANOS
(Este capítulo 33. Está basado en San Mateo 12:22-50; San Marcos
3:20-35).
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-33-quienes-son-mis.html
Ministerio Hno. Pio
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