Mateo
21. Entrada Triunfal A
Jerusalén Y El Conflicto Con Los Escribas
Y Fariseos (1-11)
Cristo entra en Jerusalén montado sobre un asno. (12-16) Expulsa a los
comerciantes del templo. (17-22) Maldice la higuera estéril. (23-27) Hace
callar a los ancianos y sacerdotes, (28-32) y los compara con los dos hijos de
la parábola (33-46) y con los labradores malvados que mataron a quienes les
fueron enviados.
1 CUANDO se acercaron a Jerusalén, y vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos, 2 diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y traédmelos. 3 Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y luego los enviará.
4 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: 5 Decid a la hija de Sion: He aquí, tu Rey viene a ti, Manso, y sentado sobre una asna, Sobre un pollino, hijo de animal de carga.
6 Y los discípulos fueron, e hicieron como Jesús les mandó; 7 y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima. 8 Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. 9 Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! 10 Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste? 11 Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.
12 Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; 13 y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. 14 Y vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los sanó.
15 Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y a los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se indignaron, 16 y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman Perfeccionaste la alabanza?
17 Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania, y posó allí. 18 Por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre. 19 Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera. 20 Viendo esto los discípulos, decían maravillados: ¿Cómo es que se secó en seguida la higuera? 21 Respondiendo Jesús, des dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho. 22 Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
23 Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad? 24 Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas. 25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? 26 Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta. 27 Y respondiendo a Jesús, dijeron: No sabemos. Y él también les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.
28 Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. 29 Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue. 30 Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue.
31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios. 32 Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle.
33 Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en ella un lagar, edificó una torre y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos. 34 Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos. 35 Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon. 36 Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera.
37 Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo. 38 Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad. 39 Y tomándole, le echaron fuera de la viña, y le mataron.
40 Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿Qué hará a aquellos labradores? 41 Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores, que le paguen el fruto a su tiempo. 42 Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, Ha venido a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto, Y es cosa maravillosa a nuestros ojos? 43 Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él. 44 Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.
45 Y oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos. 46 Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque éste le tenía por profeta. (Mateo 21).
1. Cuando se acercaron a Jerusalén. [La entrada triunfal en Jerusalén. Mat. 21: 1-11 = Mar. 11: 1 -11 = Luc. 19: 29-44 = Juan 12: 12-19. Comentario principal: Mateo] Esto ocurrió en día domingo (DTG 523) antes de la pascua, que cayó en viernes en el año 31 d. C. (ver primera Nota Adicional del cap. 26). Jesús había llegado a Betania, a unos 3 km de Jerusalén el viernes anterior, y había descansado allí el sábado. Durante esta visita Simón ofreció una comida en honor de Jesús y de Lázaro (DTG 511-512; ver com. cap. 26: 6). El relato de Juan exige esta secuencia de acontecimientos (Juan 12: 1-19).
Los
cuatro evangelistas registran la entrada triunfal. Sin tomar en cuenta la comida de Simón, éste
es el primer episodio específico mencionado por los cuatro desde la
alimentación de los cinco mil. El relato
de la entrada triunfal aparece en su forma más sencilla en Juan, y con mayores
detalles en Lucas. Los detalles
presentados por los cuatro evangelistas varían de un escritor a otro, lo que
indica que se trata de relatos independientes.
Sin embargo, los registros no se contradicen sino se complementan.
Evidentemente,
los preparativos para la entrada triunfal comenzaron en las últimas horas de la
mañana, porque, según DTG 525, Jesús llegó a la cima del monte de los Olivos a
la hora del sacrificio vespertino, aproximadamente a las 15 horas. Al templo, Jesús llegó mucho más tarde.
Betfagé. No se sabe la ubicación exacta de esta aldea.
Sin duda, estaba situada en algún punto de la ladera oriental del monte
de los Olivos, no lejos de Betania (Mar. 11:1; Luc. 19:29). Betfagé es un nombre arameo y significa
"casa de los higos no maduros".
Monte de los Olivos. Una formación montañosa baja, al este de Jerusalén, separada de la ciudad
por el valle del Cedrón. Está a unos 800
m sobre el nivel del mar, o sea unos 80 m más que la altura promedio de
Jerusalén y unos 90 m más que la zona del templo. El huerto de Getsemaní se encontraba en la
ladera occidental del monte frente a la ciudad de Jerusalén (ver com. Mat.
26: 30, 36). Aquí se menciona por primera vez el monte de
los Olivos en relación con la vida de Cristo, aunque es probable que Jesús
estuvo en este lugar en sus anteriores visitas a Jerusalén. Ver la ilustración frente a la p. 481.
Jesús envió. Si bien en el pasado Jesús había tomado todas las precauciones posibles
para que no hubiera ninguna demostración popular que lo reconociera como Mesías
(ver com. Mat. 14: 22; Mar. 1: 25; Juan 6: 15), en esta ocasión no sólo lo
permitió, sino que tomó la iniciativa para que ocurriera tal cosa. Posiblemente los discípulos y las multitudes
esperaban que en esta pascua Jesús instauraría su reino (según podría sugerirlo
el pedido de los hijos de Zebedeo, Mat. 20: 20-21). Los discípulos podrían haberse sorprendido, y
con razón, porque en esta ocasión parecía que Jesús había cambiado
completamente su actitud ante la publicidad.
Este cambio bien puede haber llenado a los discípulos de entusiasmo y de
esperanza. No comprendieron el verdadero
significado del acontecimiento hasta después de la resurrección (Juan 12: 16).
Dos discípulos. Ninguno de los evangelistas identifica por nombre a estos dos.
2. La aldea que está enfrente de vosotros. Jesús y sus discípulos habían descansado el sábado
en Betania. Lo que aquí se relata posiblemente ocurrió hacia fines de la mañana
del día domingo (ver com. vers. 1). Es
posible que la aldea de este versículo fuera Betfagé, que parece haber estado
cerca de Betania.
Luego. El
griego dice "enseguida" (BJ).
Las instrucciones dadas por Jesús fueron explícitas, y Marcos las
registra con mayores detalles que los otros tres evangelistas.
Una asna atada. Marcos dice que el animal estaba "atado afuera a la puerta, en el
recodo del camino" (ver com. Mar.
11:4).
Un pollino. Marcos y Lucas añaden otro detalle acerca del pollino: nadie había montado en él (Mar. 11: 2; Luc. 19:30).
Traédmelos. No debía separarse el pollino de su madre.
No es clara, ni se da la razón por la cual debía hacerse esto, puesto
que Jesús sólo montó en el pollino (Mar. 11: 7; ver com. Mat. 21: 5). Es posible que de este modo se hizo más
vívida la profecía de Zac. 9: 9 para los que vieron su cumplimiento.
3. Si alguien. Lucas dice que fueron "sus dueños" los que objetaron que los
discípulos se llevaran los animales (cap. 19:33).
Señor. Gr. kúrios (ver com. Luc. 2:29). Esta es la primera vez que Jesús emplea esta palabra para referirse a sí mismo. Hasta este punto había solido designarse como "Hijo del Hombre" (ver com. Mat. 1: 1; Mar. 2: 10). Lo necesita. Al asumir abiertamente la jerarquía de Mesías, Jesús tenía pleno derecho de demandar de sus súbditos cualquier propiedad o servicio que estimara necesarios. Pero no lo hizo así. Sencillamente, envió a sus discípulos con la confianza de que el dueño de los asnos, al saber para qué habrían de usarse sus animales, los ofreciera de buena gana para que "el Señor" los usara. Como lo hizo durante toda su vida, desde el pesebre hasta la cruz, Jesús no exigió nada de sus súbditos sino que dependió de la buena voluntad de sus amigos y aun de los que no le conocían para que ellos suplieran lo que le hacía falta (DTG 523-524).
4. Para que se cumpliese. Ver com. cap. 1: 22.
Profeta. Esta
cita es de Zac. 9: 9, aunque la primera cláusula se parece más a Isa. 62: 11
(cf. com. Mar. 1: 2). Comparar con la
cita según aparece en Juan 12: 14-15.
5. Decid. Notar que las instrucciones de Jesús a los dos discípulos concluyen en el vers. 3. En los vers. 4-5 Mateo se refiere a la entrada triunfal como cumplimiento de profecías específicas del AT. Hija de Sión. Esta expresión hebrea designa a los habitantes de la ciudad de Jerusalén (ver com. Sal. 9: 14; Isa. 1: 8).
Tu Rey viene. Al entrar en Jerusalén montado en un asno, Jesús estaba cumpliendo la
profecía mesiánica de Zac. 9. Había llegado su hora y por primera vez se
presentó a Israel como su legítimo rey, Aquel que había de ocupar el trono de
David (com. 2 Sam. 7: 12-13; Mat. 1:
1; Hech. 2: 30). Más tarde Jesús
aceptó ser llamado "Rey de los judíos" (Luc. 23: 3; Juan 18: 33-34,
37), pero se apresuró añadir que su reino no era de este mundo (Juan 18:
36). Sin embargo, los dirigentes judíos
se negaron a aceptar a Jesús como su rey (Juan 19: 14-15). En ocasión de la entrada triunfal Jesús no
estaba asumiendo el papel de Rey del reino de gloria (Mat. 25: 31), sino de Rey
del reino espiritual de la gracia divina (ver com. cap. 3: 2; 4: 17; 5: 3).
Jesús sabía que este acontecimiento llevaría inevitablemente a la cruz, y sin
embargo participó resueltamente en la entrada triunfal. Era necesario que los ojos de todos se
fijaran en él en los últimos días de su vida, a fin de que pudieran comprender,
si así lo deseaban, la importancia de su misión en la tierra.
Mientras
Jesús subía por el camino que llevaba a la cima del monte de los Olivos y
bajaba hacia la ciudad de Jerusalén, sin duda se agolpaban en su pensamiento
los sagrados recuerdos y las visiones de gloria futura. Cuando la gloria visible de Dios se retiró
del templo poco antes de que ese edificio fuera destruido por Nabucodonosor,
ese símbolo se detuvo por un momento en la cima del mismo monte (ver DTG 769;
com. Eze. 11: 23). La entrada triunfal fue "una débil
representación" del regreso de Jesús a la tierra en las nubes de los
cielos (DTG 533). Desde el mismo monte
de los Olivos Jesús había de ascender al cielo cerca de dos meses más tarde
(DTG 769-770). Cuando Cristo vuelva a la
tierra al fin del milenio acompañado por los santos y por la santa ciudad,
descenderá sobre el monte de los Olivos (ver CS 720-721; com. Zac. 14: 4).
Entonces la santa ciudad se posará donde una vez estuvo la antigua
ciudad de Jerusalén, y Cristo con los santos y los ángeles entrarán en la
ciudad (ver CS 721; cf. Apoc. 21: 2, 10).
Sobre una asna, sobre un pollino. En hebreo, Zac. 9: 9 dice, tal como la RVR,
"sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna". Notar aquí una alusión a la profecía
mesiánica de Gén. 49: 11. También puede
observarse un paralelismo, típica característica de la poesía semítica. Si bien en Mateo aparecen dos animales, asna
y pollino, en el vers. 2, en vista de la tradicional exégesis de los pasajes
del AT y el uso del paralelismo, puede entenderse que Jesús montó un solo
animal. No se sabe por qué Mateo -o
algún copista- da la idea de que Jesús montó en dos animales, pues este
problema no aparece en los otros relatos de la entrada triunfal.
6. Los discípulos fueron. Indudablemente el corazón de estos discípulos debe haberse conmovido mientras iban a hacer lo que Jesús 459 les había mandado. Estos discípulos compartían su interpretación de lo que estaba a punto de ocurrir, con todos los amigos de Jesús que se encontraban entre la multitud (ver com. vers. 9; DTG 524).
Con emoción que no podían ocultar, se
apresuraron a hacer lo que Jesús había pedido, pensando, sin duda, que pronto
habría de concretarse el anhelo de su corazón largamente acariciado (DTG
523-525). Mateo no cuenta lo ocurrido a
los dos discípulos cuando hallaron el asna y el pollino, y debieron lograr el
permiso de su dueño para llevárselos a Jesús (Mar. 11: 4-6; Luc. 19: 32-34).
7. Sobre ellos. Ver com. vers. 5.
Sus mantos. Gr. himátion, "manto" o ropa exterior (ver com. cap. 5: 40).
8. La multitud, que era muy numerosa. Esta frase también podría traducirse como "la mayor parte de la multitud" (ver com. vers. 9). Tendía. Con referencia a esta costumbre como expresión de homenaje a la realeza, ver com. 2 Rey. 9: 13. Sus mantos. El griego dice "sus propios mantos". En este caso, no se trata de los de los discípulos (vers. 7).
Ramas. Además
de las ramas de olivo, árbol cuyo nombre se inmortalizó en el nombre del monte
de los Olivos, como símbolo de victoria se empleaban palmas en ocasión de una
entrada triunfal (comparar con los casos de Simón y de Judas Macabeo (1 Mac.
13: 51; 2Mac. 10: 7). Triunfalmente
Jesús marchó hacia la cruz donde, en aparente derrota y llevando una corona de
espinas como Rey de los judíos (Juan 19: 19), murió como poderoso vencedor.
9. La gente. Esta era la gran multitud que se reunió mientras Jesús marchaba hacia la
cumbre del monte de los Olivos. Es
posible que entre ellos se encontraran muchos que habían ido a Betania para ver
a Jesús y a Lázaro, a quien Jesús había resucitado tan sólo pocas semanas antes
(Juan 12: 17-18). Aun los sacerdotes y
gobernantes se unieron a la gran muchedumbre, y muchos que habían sido cautivos
de Satanás y a quienes Jesús había librado de demonios, de ceguera, de mudez,
de enfermedad, de invalidez física, de lepra y de muerte (DTG 526).
Aclamaba, diciendo. Comparar esta ocasión con la alegre aclamación con la cual fue recibida el
arca en Jerusalén (ver com. Sal. 24: 7-10).
Hosanna. Gr. hÇsanna, transliteración de la expresión hebrea hoshi'ah na' que significa "salva, ahora" o "salva, te lo ruego" (ver com. Sal. 118: 25). Puesto que el Salmo 118 era interpretado como un salmo mesiánico, es probable que esta frase tuviera alguna connotación mesiánica reconocida por el pueblo. Por otra parte, en la liturgia judía del primer siglo, la frase hoshi'ah na' formaba parte del ritual, dentro del contexto jubiloso de la fiesta de los tabernáculos. Hijo David. Ver com. cap. 1: 1.
Bendito el que viene. Esta cita se basa en Sal. 118: 26.
El pasaje paralelo de Marcos dice "¡Bendito el reino de nuestro
padre David que vine!" (Mar. 11: 10).
¡Hosanna en las alturas! Cf. Luc. 2: 14. Sólo Lucas relata el clímax de la entrada triunfal, cuando los sacerdotes y gobernantes de Jerusalén se encontraron con Jesús.
Sólo Lucas
registra la exclamación de pena de Jesús por la condenación de la ciudad de
Jerusalén (ver com. cap. 19: 39-44).
10. Se conmovió. Literalmente, "se estremeció" o "fue sacudida". Con este vocablo se describe vívidamente la
agitación de toda la ciudad. El relato
de Marcos de lo que hizo Jesús en la última parte de la tarde y en la noche de
ese día tan importante, es más completo que el de los otros evangelistas (ver
com. cap. 11: 11).
11. La gente. Ver com. vers. 9.
Jesús el profeta. Ver Mat. 21: 46; com. Juan 7: 40; cf. vers. 52. La muchedumbre no estaba del todo convencida
de que Jesús fuera el Mesías, aunque percibía que el poder de Dios lo
acompañaba.
12. Entró Jesús en el templo. [Segunda purificación del templo, Mat. 21: 12-17 = Mar. 11: 15-19 = Luc. 19: 45-48. Comentario principal: Mateo. Ver mapa p 214; diagramas 5, 9, pp. 219, 223.] Sólo Juan registra la primera purificación del templo (cap. 2: 13-25), pero no registra una purificación en la última parte del ministerio de Jesús.
Según la cronología adoptada por este Comentario, la primera
purificación ocurrió en la primavera (marzo-mayo) del año 28 d. C., al comienzo
de la primera parte del ministerio de Jesús en Judea (ver com. Juan 2: 13-17).
Puesto
que Jesús entró en los atrios del templo en las últimas horas del domingo,
después de su entrada triunfal en Jerusalén (ver com. Mat. 21: 1), y puesto que
el relato evangélico no deja bien en claro la transición entre 460 esta visita
al templo y la visita del día siguiente, algunos han pensado que la
purificación del templo ocurrió en domingo, inmediatamente después de la
entrada triunfal en la ciudad. El hecho
de que Mateo no siga un estricto orden cronológico al relatar la maldición y el
marchitamiento de la higuera (ver com. vers. 18), también ha tendido a
oscurecer el orden de los acontecimientos. La narración presentada en Marcos
sigue un orden más estrictamente cronológico.
Por eso puede entenderse que la segunda purificación del templo ocurrió
en lunes (cf. DTG 534-535).
Echó fuera. Con sus actos, la multitud que seguía a Jesús lo había proclamado rey, y
Jesús, aunque nunca fomentó las erróneas ideas que los judíos tenían acerca de
su reino, ahora había asumido el papel de Rey-Mesías. La triste situación reinante en los atrios
del templo le proporcionó la oportunidad de actuar como soberano, y al regir en
forma absoluta e indiscutida la casa de su Padre, dio una clara evidencia a
todos los presentes de la autoridad que legítimamente le pertenecía. Mediante las acciones que luego siguieron
(vers. 14), Jesús presentó una demostración de la verdadera naturaleza de su
misión.
Los que vendían y compraban. El atrio exterior, el de los gentiles, era el escenario de ese impío comercio. En el mercado del templo se vendían las diversas clases de cuadrúpedos y de aves que se necesitaban para los sacrificios, junto con el cereal, la sal, el incienso y el aceite (ver t. I, pp. 710-718). Se consideraba que era necesario proporcionar esta comodidad a los peregrinos que venían de grandes distancias y a quienes les resultaba inconveniente llevar sus propios sacrificios. El ruido, el movimiento y las transacciones comerciales que allí había, deben de haber ofendido la conciencia religiosa de los que adoraban a Dios "en espíritu y en verdad" (Juan 4: 24).
Este comercio era autorizado por los encargados
del templo, quienes sacaban de él un gran provecho monetario. Pero los que llevaban a cabo ese comercio
revelaban que tenían un concepto sumamente erróneo del carácter de Dios y de lo
que él requería de quienes le amaban y le servían (ver com. Miq. 6: 8; Mat. 9:
13; Eze. 44: 23).
Mesas. Gr.
trápeza (ver com. Luc. 19: 23).
Cambistas. En este caso, eran los que cambiaban monedas de diferentes lugares por la
moneda del templo, sin duda lucrando con el trueque (ver com. cap. 17:24).
Palomas. La
paloma era la ofrenda del pobre (ver Lev. 12: 8; com. Lev. 1: 14; Luc. 2: 24).
13. Escrito está. La cita es de Isa. 56: 7 y tomada en su contexto se refiere específicamente
al hecho de que los gentiles habrían de convertirse al verdadero Dios (com.
Isa. 56: 6-8). Con referencia al lugar
que Dios deseaba que ocupara el templo de Jerusalén en la gran reunión de las
naciones para adorar al verdadero Dios, ver t. IV, pp. 32-34.
Cueva de ladrones. Jesús emplea el lenguaje de las Escrituras (Jer. 7: 11) al comentar la
escena que tenía delante de sus ojos. Al
convertir los sagrados símbolos del Cordero de Dios en una fuente de ganancia
personal, los gobernantes estaban transformando lo sagrado en profano y robaban
el honor y la gloria que le correspondía a Dios. También estaban robando pues impedían que la
totalidad de los adoradores lograran el conocimiento debido del carácter y de
los requerimientos de Dios.
Especialmente, estaban robando a los adoradores gentiles, quitándoles la
oportunidad de conocer a Dios tal como él es. En su espíritu codicioso, los
dignatarios del templo no eran mejores que ladrones.
14. Ciegos y cojos. En la procesión triunfal del día anterior, los trofeos que el poder sanador
de Jesús había rescatado de la opresión de Satanás habían marchado a su lado
proclamando las alabanzas del Salvador (ver com. vers. 9). Cuando Jesús se dedicó a sanar a los que se
agolpaban en torno de él dentro del atrio del templo, dio una demostración
práctica de la verdad de que el templo había sido ordenado por Dios para servir
a las necesidades del hombre, y no a su avaricia. Al parecer, por un breve tiempo, Jesús tuvo
completo dominio del templo (Mar. 11: 16), y durante ese período demostró, en
parte, cuál era el uso que debía dársele a ese predio sagrado. Había venido a
la tierra para que los hombres tuvieran vida, y para que la tuvieran "en
abundancia" (Juan 10: 10); no para que pudieran sacrificar en abundancia
ni para que pudieran lograr ganancias abundantes.
15. Los principales sacerdotes y los escribas. Ver pp. 57-58.
LOS SADUCEOS.- No se conoce el
significado de este nombre, a menos que derive del nombre de la Familia Sacerdotal. de Sadoc (1 Rey. 2:
35), nombre que probablemente se usó como distintivo común de los diversos
exponentes del pensamiento de la aristocracia. Esos exponentes eran los
saduceos, que se preocupaban mucho por los intereses seculares de la
nación. De modo que los saduceos eran
completamente diferentes de los fariseos.
El buen éxito material y político logrado por la familia de los Macabeos
fue para los saduceos un motivo de honda satisfacción. Sus intereses eran principalmente
políticos. Sus propósitos se enfocaban
en ese tema. El separatismo era
completamente contrario a su perspectiva y sus prácticas.
No eran antirreligiosos, pero creían que el
bienestar de la nación -según ellos lo concebían- no requería que las
consideraciones religiosas fueran decisivas en todos los asuntos. Aceptaban la Torah, la Ley, como canónica;
pero rechazaban el resto del Antiguo Testamento pues no lo consideraban
inspirado, y negaban el valor de la tradición (ver com. Mar. 12: 26; Luc. 24: 44) de la cual
dependían mucho los fariseos.
Los saduceos no aceptaban la enseñanza de una vida
futura, o de ángeles, o de espíritus de cualquier naturaleza, o de una
retribución futura, pues declaraban que 55 en la Torah no había declaraciones definidas en
cuanto a estos temas (Josefo, Antigüedades xviii. 1. 4; Guerra ii. 8. 14
[164-165; Hechos 23: 8]). Los fariseos
confesaban su dependencia de Dios para obtener su ayuda, pero los saduceos
dependían de sí mismos. No tenían
inconvenientes en hacer alianzas con los extranjeros y en utilizar cualquier
otro medio que fuera para el beneficio de la nación.
Como los saduceos representaban la aristocracia
judía, no reflejaban el parecer de todo el pueblo. Eran, hasta cierto punto, una reencarnación
del partido helenístico que había existido entre los judíos, y contra el cual
se habían levantado los hasidim, en tanto que los fariseos eran los
descendientes ideológicos de los hasidim.
Los príncipes asmoneos lograron al principio evitar
ser partidarios o de los fariseos o de los saduceos; pero admitieron la
colaboración de ambos, distribuyendo los cargos públicos y los honores entre
los dos grupos. Durante el largo principado
de Juan Hircano I, hijo del noble asmoneo Simón, una indiscreción de algunos
caudillos de los fariseos inclinó a los asmoneos hacia el lado de los saduceos
(Josefo, Antigüedades xiii. 10. 6 [293-296]). Desde entonces la casa asmonea
fue más abiertamente helenística, es decir, menos judaica en su política y en
sus procedimientos; y la influencia de los saduceos fue cada vez mayor en los
asuntos de la nación. Sin embargo, es
poco lo que se sabe de los saduceos porque no dejaron ningún libro o escrito.
LOS ESCRIBAS.- Este grupo era llamado en hebreo soferim, "escribas", "escritores"; y en griego, grammatéis, literalmente "secretarios" o "amanuenses". También se los llamaba -y con más exactitud nomikói: "intérpretes de la ley" (Mat. 22: 35; Luc. 7: 30; etc.), y nomodidáskaloi: "maestros de las leyes" ("doctores" en la ley; ver 1 Tim. 1: 7). Su tarea consistía en estudiar e interpretar las leyes civiles y religiosas, y aplicarlas a los detalles de la vida diaria.
Sus dictámenes -semejantes a los de los magistrados
actuales de una corte suprema- tenían mucha importancia y se convertían en la
base de futuras interpretaciones. Ese conjunto de decisiones constituía la
"tradición" contra la cual Jesús se pronunció con tanta frecuencia, y
la cual -también con frecuencia- fue acusado de haber violado (Mat. 15:2-3, 6;
Mar. 7:2-3, 8-9). Algunos escribas
notables fueron grandes maestros entre los judíos. En los días de Jesús los
escribas eran más influyentes que cualquier otro grupo de dirigentes. Muchos de
ellos eran miembros del sanedrín al que probablemente se hace referencia en
Mat. 26:3. Algunos escribas aceptaron a Cristo (Mat. 8: 19); pero la mayoría de
ellos tenían un profundo prejuicio contra él (Mat. 16: 21). La mayoría eran fariseos.
Estos
eran los que habían autorizado el comercio ilegal del templo, y eran también
los que se beneficiaban financieramente de las compras y ventas que allí se
realizaban.
Hosanna. Ver
com. vers. 9.
Hijo de David. Ver com. cap. 1: 1.
16. ¿Oyes? Los principales sacerdotes y los 461 escribas habían perdido completamente
el dominio de la situación. Las
multitudes que se habían reunido en la zona del templo para ver a Jesús lo
estaban aclamando como Rey Mesías, y esto suscitó en los dirigentes judíos las
mismas emociones entremezcladas de temor e ira que habían sentido en la tarde
del día anterior (ver com. Luc. 19:
39). En este momento hicieron un
desesperado pedido a Jesús, como lo habían hecho el día anterior, para que
acallara la aclamación de alabanza.
¿Nunca leísteis? Esta cita concuerda exactamente con la LXX en Sal. 8: 2, pero difiere
ligeramente del hebreo del mismo texto.
Esta pregunta, que implica una severa reprimenda, sugiere que los
dirigentes deberían haber reconocido que los acontecimientos que estaban
transcurriendo concordaban con las enseñanzas de las Escrituras (ver com. Mat.
19: 4).
17. Betania. Evidentemente, Jesús se había alojado allí desde el viernes anterior (ver
com. Mat. 21: 1-2; Mar. 11: 11).
18. Por la mañana. [Maldición de la higuera estéril, Mat. 21:18-22 = Mar. 11:12-14,
20-26. Comentario principal: Marcos.]
Siguiendo un orden temático, Mateo une las dos partes del relato de la higuera
estéril. Con referencia a la secuencia
cronológica de estos acontecimientos, ver com. Mar. 11: 12.
23. Cuando vino. [La autoridad de Jesús, Mat. 21: 23-27 = Mar. 11: 27-33 = Luc. 20: 1-8. Comentario principal: Mateo] Esta ocasión, el martes antes de la pascua del año 31 d. C., fue la última vez cuando Jesús enseñó en el templo. Ya estaba enseñando a la gente cuando los dirigentes judíos se le acercaron (Luc. 20: 1).
Principales sacerdotes. Ver com. cap. 2: 4. Muchos de ellos eran saduceos y la mayoría de los escribas eran fariseos. Tanto Marcos (cap. 11: 27) como Lucas (cap. 20: 1) incluyen a los escribas en su relato de este suceso. Los ancianos. Según DTG 544, el sanedrín ya se había reunido esa mañana y había acordado exigirle a Jesús que mostrara de dónde procedía su autoridad. Hacía como tres años y medio que las autoridades judías habían enviado a preguntar algo parecido a Juan el Bautista (Juan 1: 19). Si alguno de los que participaron de la primera misión fue enviado nuevamente, ya había oído cuando Juan declaraba que Jesús era el Mesías (Juan 1: 26-27, 29).
¿Con qué autoridad? En ocasión de la primera limpieza del templo, los dirigentes judíos habían exigido que Jesús realizara una señal como prueba de su autoridad para enseñar (Juan 2: 18). Desde ese momento, los dirigentes de Israel habían recibido repetidas evidencias del poder y de la autoridad de Jesús (ver com. Mat. 16: 1).
Los judíos reconocían que un profeta podía enseñar sin
aprobación rabínica, pero esperaban que diera evidencias de su misión
divina. En este momento, con esta
pregunta, los dirigentes judíos buscaban alguna evidencia para incriminar a
Jesús.
Estas cosas. Es decir, la entrada triunfal, la purificación del templo, la enseñanza en
el atrio del templo.
24. Yo también os haré una pregunta. El procedimiento de responder una pregunta con otra
era aprobado en los debates rabínicos.
Se entendía que la segunda pregunta tenía el propósito de señalar el
camino para la respuesta de la primera pregunta. En esta ocasión, Jesús adoptó
este método. En realidad, Jesús no estaba evadiendo responder a la pregunta,
porque la respuesta de ellos en principio proporcionaría una respuesta a su
propia pregunta. La sabiduría y la habilidad que Jesús empleó para responder al
desafío llamó la atención de quienes escuchaban y muchos comenzaron a notar
claramente la diferencia entre Jesús y los dirigentes judíos (DTG 545).
25. El bautismo de Juan. Ver com. Mat. 3: 6; Mar. 1: 4; Luc. 7: 29.
El bautismo había sido el rasgo distintivo del ministerio de Juan y se
convirtió en el nombre que la gente daba a ese ministerio.
¿De dónde era? Ni Juan ni Jesús habían recibido autorización de los dirigentes de
Jerusalén para ejercer su ministerio. La
autoridad que tenían no era de los hombres, sino procedía directamente de
Dios. Por lo tanto, la pregunta de los
dirigentes y la pregunta con la cual respondió Jesús, giraban en torno de la
capacidad para evaluar las credenciales divinas.
Discutían. Los dirigentes judíos no sabían qué hacer, y rápidamente discutieron entre
sí cómo responderían.
¿Por qué, pues, no le creísteis? Los dirigentes judíos bien sabían que si respondían
honradamente, Jesús les haría esta pregunta.
Pero había mucho más en juego. Si
reconocían las credenciales divinas de Juan, necesariamente tendrían que
aceptar su mensaje, y el pináculo de su mensaje fue la identificación de
Jesús de Nazaret como el Mesías (Juan 1: 26-27, 29). Por eso, reconocer la autoridad de Juan,
equivaldría a reconocer la de Jesús.
26. Tememos al pueblo. Es evidente que el temor a la violencia física dominaba la mente de los
dirigentes (cf Luc. 20: 6). Si la opinión popular se volcaba en contra de
ellos, se perdería la influencia que ejercían sobre el pueblo. Para ellos, eran más importantes la posición
y la influencia que l verdad. El
sentimiento popular apoyaba decididamente a Juan el Bautista, y ahora se
volcaba también en favor de Jesús (Mar. 12: 37; DTG 544).
27. No sabemos. Sin duda, los dirigentes judíos sabían que Juan era profeta, pero para
escapar del dilema se refugiaron en una supuesta ignorancia. Aun así, no escaparon ilesos. Su respuesta a la pregunta de Jesús
automáticamente les quitaba su derecho de seguir insistiendo en que él
contestara su pregunta original, y por eso dejaron de insistir. Además, perdieron el respeto del pueblo. Se habían enredado completamente en la red
que ellos mismos habían tendido con tanta astucia para Jesús. El había puesto a prueba su supuesta
habilidad para evaluar las credenciales divinas, y ellos habían fracasado
miserablemente. En realidad, habían
renunciado a su pretensión de ser los dirigentes espirituales de la nación.
28. ¿Qué os parece? [Parábola de los dos hijos, Mat. 21: 28-32.
Con referencia a parábolas, ver pp. 193-197.] El propósito de Jesús al
relatar esta parábola fue exponer la verdadera naturaleza de la elección que
los dirigentes judíos estaban haciendo respecto al Evangelio del reino, tal
como había sido proclamado por Juan el Bautista y por Jesús. Con tacto, pero con toda claridad, Jesús los
llevó a condenarse a sí mismos (vers. 41), a fin de que pudieran ver
nítidamente su propia conducta.
Un hombre. En esta parábola, el hombre representa a Dios.
Dos hijos. Desde la entrada del pecado, las dos clases de personas que aquí se
representan han estado en el mundo: las que obedecen y las que
desobedecen. Así ocurre hoy, y así
ocurrirá hasta el fin del tiempo.
Primero. Este hijo representa a todos los que no profesan servir a Dios y viven en abierta transgresión. Ve hoy a trabajar. Este es el mandato que Dios da a cada hijo. Ninguno está exento de esa orden.
29. No quiero. Este hijo desafió abiertamente la autoridad de su padre. Ni siquiera
aparentó obedecer a su padre. Estaba dispuesto a gozar de los privilegios de
ser hijo, pues, al parecer, vivía aún en casa de su padre, pero no estaba
dispuesto a llevar las responsabilidades que debe cumplir un hijo.
30. Al otro. Este hijo representa a todos los que dicen ser hijos de Dios, pero no
cumplen su voluntad.
31. ¿Cuál de los dos? ¿Con cuál de los dos hijos estaría más conforme el padre? Evidentemente, ninguno de los dos era perfecto. Ambos se equivocaron; uno en su actitud original, el otro en lo que hizo. Voluntad de su padre. La mera profesión sin la acción carece de valor (ver com. cap. 7: 21). De cierto. Ver com. cap. 5: 18.
Los publicanos y las rameras. Ver com. Mar. 2: 14; Luc. 3: 12. Esta expresión abarcaba lo más bajo de la
sociedad y de la comunidad religiosa.
Estos generalmente evitaban ir al templo y a la sinagoga, y si iban no
eran bienvenidos. Comparar esto con la
expresión "publicanos y pecadores" (Mat. 9: 11; ver com. Luc. 5: 30).
Van delante de vosotros. En lo que concernía al bautismo de Juan, esto era literalmente cierto (Luc.
7: 29-30). Muchos de los irreligiosos
comprendían plenamente su extrema necesidad espiritual, y se regocijaban de que
Jesús les hubiera dado un lugar en el reino de los cielos. Por otra parte, los escribas y fariseos
estaban satisfechos de sí mismos, y por lo tanto, estaban endurecidos al
Evangelio (ver com. Luc. 15: 2).
32. Camino de justicia. El "camino de justicia" es el sendero cristiano, es decir, la filosofía cristiana de la vida. Con referencia a la puerta estrecha y el camino angosto, ver com. cap. 7: 13-14. No le creísteis. Ver Luc. 7: 29-30. Así como lo hizo el segundo hijo de la parábola, los dirigentes judíos se negaron a entrar en la viña del Señor y a trabajar allí después de haber prometido que lo harían.
No os arrepentisteis después. No modificaron su decisión original. Cuando apareció Aquel de quien Juan había
dado testimonio y durante tres años y medio dio evidencias de su naturaleza
divina y del carácter de su reino, los dirigentes judíos perseveraron en su
impenitencia. Su corazón endurecido no
se cambió (ver com. Exo. 4: 21). El hecho de que los 463 recaudadores de
impuestos y las rameras respondieran tan prontamente a la predicación de Juan y
a la de Jesús, ofendió a los dirigentes judíos (ver com. Mat. 11: 19).
Ellos no estaban dispuestos a trabajar en la misma viña donde podían
trabajar los parias de la sociedad, tales como Zaqueo, el convertido recaudador
de impuestos (Luc. 19: 1-10), y María, la ramera convertida (ver com. Luc. 7: 36-37).
33. Otra parábola. [Los labradores malvados, Mat. 21:33-46 = Mar. 12:1-12 = Luc. 20:9-19. Comentario principal: Mateo. Con referencia a parábolas, ver pp. 193-197]
Esta parábola, la segunda que Jesús presentó al pueblo que escuchaba
atentamente su enseñanza (Luc. 20: 9), estaba dirigida en realidad a los
dirigentes del pueblo. Así como había
ocurrido en el caso de la parábola de los dos hijos (Mat. 21: 31), estos
dirigentes fueron llevados a confesar su propia culpa y a pronunciar contra sí
mismos su propia condenación (vers. 41).
Padre de familia. Gr. oikodespót's, es decir, el dueño de casa (ver com. Luc. 2: 29).
Una viña. La vid era uno de los símbolos nacionales de Israel. Cerca del lugar donde se encontraba Jesús
hablando, en la entrada del templo, había una magnífica y gran vid, labrada en
oro y en plata, que representaba a Israel (Josefo, Antigüedades 15.11. 3; ver
DTG 527; com. Juan 15: 1). En buena medida, las palabras de Mat. 21: 33
son tomadas de la alegoría de Isaías respecto a la viña del Señor (Isa. 5:
1-7).
Esta
parábola hace resaltar las ricas bendiciones que Dios había prodigado sobre
Israel a fin de que pudiera alimentar al mundo con el fruto del carácter divino
(ver com. Mat. 21: 34). En salud, intelecto, habilidad, prosperidad y
carácter, el pueblo de Israel había de convertirse en la mayor nación del
mundo, para revelar así a todos los hombres la gloria del propósito
divino. En el t. IV, pp. 28-32 se
analizan estas bendiciones y se presenta un amplio cuadro de la manera en que las naciones del mundo habían de
ser llevadas al conocimiento del verdadero Dios.
Vallado. Gr.
fragmós, "cerco". El cerco
representa los principios de la ley divina.
La obediencia a los principios de verdad y de justicia de esa ley
protege contra toda iniquidad (PVGM 229-230).
Un lagar. Por lo general, se cavaban los lagares en la roca viva. Muchos de ellos pueden verse todavía hoy en
las ruinas de la antigua Palestina.
La arrendó. En tiempos antiguos, el arriendo de un campo podía pagarse en efectivo o en
especie. En este segundo caso, solía
especificarse cierta cantidad de bienes o cierta porción de la cosecha como
pago por el uso del terreno.
Labradores. Es decir, los inquilinos.
34. Sus siervos. En el cap. 23: 34, Jesús habla acerca de enviar "profetas y sabios y
escribas". En un sentido especial,
los sacerdotes habían sido designados como custodios de la viña del Señor y los
profetas eran los representantes escogidos de Dios, es decir, los siervos.
Sus frutos. Es decir, "los frutos de él".
El dueño mandó pedir la parte de la cosecha que le correspondía (ver
com. vers. 33). Israel había de producir
el fruto del carácter para revelar así al mundo los principios del reino del
cielo. El fruto del carácter había de
manifestarse en primer lugar en sus propias vidas, y luego en la vida de la
gente de las naciones circunvecinas. Del
mismo modo, el Señor espera que su iglesia hoy produzca frutos que correspondan con las grandes
bendiciones que ha derramado sobre ella (PVGM 238).
35. Tomando a los siervos. Mateo habla de dos grupos de siervos, y dice que
mataron a uno del primer grupo, y a algunos del segundo grupo (vers.
35-36). Marcos habla de un siervo que
fue en cada una de varias ocasiones, y dice que algunos de ellos fueron muertos
(cap. 12: 3-5). Según Lucas, fueron
enviados tres siervos, siempre por separado, pero ninguno de ellos fue muerto
(cap. 20: 10-12). Es evidente que el
número de siervos y el fin de cada uno de ellos no son esenciales para la
comprensión del mensaje de la parábola (ver p. 194). Poco más tarde, en ese mismo día, Jesús habló
en forma clara acerca del trato que los judíos dieron a los mensajeros que Dios
había enviado (Mat. 23: 29-37). En 1
Rey. 18: 13; 22: 24-27; 2 Rey. 6:3 l; 2 Crón. 24:19-22; 36: 15-16; Neh. 9: 26;
Jer. 37 :15; Hech. 7: 52 se ve el trato que se dio a diversos profetas. Los arrendatarios de la viña no sólo se
negaron a pagar el arriendo, sino que insultaron al dueño de la viña al tratar
mal a sus representantes y al proceder como si ellos mismos hubieran sido los
verdaderos y legítimos dueños.
37. Finalmente. Ver Mar. 12: 6.
Cuando Israel no aceptó a Jesús como el Mesías,
rechazó el último ofrecimiento de misericordia que Dios hizo a la nación. En este pasaje, Jesús no reconoce ningún momento futuro cuando la
nación judía será restablecida al favor
divino (T4, p. 35).
38. Este es el heredero. Pablo dice que Jesús fue constituido "heredero de todo" (Heb. 1:2), y que los que le aceptan son "coherederos" con él (Rom. 8:17).
Matémosle. En este preciso momento el sanedrín estaba buscando la manera de deshacerse de Jesús (ver Luc. 19: 47; com. Mat. 21: 23).
Durante los meses que acababan de pasar, se había reunido repetidas veces para considerar la forma en que había de acabar con el ministerio del Salvador (ver com. Mat. 19:3; 20: 18). De estas reuniones, una había ocurrido el sábado anterior (DTG 516-517) y otra había acaecido esa misma mañana (cap. 21: 23).
40. Cuando venga. Los arrendatarios no respetaban a nadie fuera del dueño, quien vendría a
inspeccionar la situación. Vendría para
hacer una obra de juicio.
41. Le dijeron. No podía haber otra respuesta que la que se da en este versículo. La construcción griega es enfática y bien puede traducirse como lo hace la BJ: "A esos miserables les dará una muerte miserable". Su viña. Ver com. vers. 33, 43.
42. ¿Nunca leísteis? Ver com. vers. 16. Entre los que
habían sido enviados había escribas, cuyo deber era estudiar y exponer las
Escrituras (ver com. vers. 16, 23).
Piedra. La
cita es de Sal. 118: 22- 23, y es idéntica al texto de la LXX. Los rabinos mismos reconocían que este pasaje
se refería al Mesías (DTG 548).
Con referencia a la "piedra" como símbolo de Cristo, ver
com. Mat. 16: 18. Con referencia al episodio que sirve de
antecedente a la piedra rechazada, ver DTG 548- 549.
Cabeza del ángulo. La piedra angular es una de las partes más importantes de un edificio, pues
en ella se apoyan dos muros que se unen en ángulo. Hay otras referencias a la piedra del ángulo
en Hech. 4: 11; Efe. 2: 20; 1 Ped. 2: 7;
ver com. Sal. 118: 22; Isa. 28: 16.
43. Reino de Dios. En este caso, el reino de Dios parece referirse al privilegio de ser el
pueblo escogido de Dios. En el futuro,
el plan divino para salvar al mundo ya no dependería más de la nación
judía, como depende un edificio de su
piedra angular. Con referencia al
papel de Israel en el plan de Dios, ver t. IV, pp. 28- 35.
Dado a gente. Es decir, a la iglesia cristiana (1 Ped. 2: 9-10).
Frutos. Ver
com. vers. 34.
44. Cayere sobre esta piedra. Es decir, se sometiera a Cristo. Esto era lo que precisamente los dirigentes
judíos se negaban a hacer (ver com. vers. 25, 27).
Ella cayere. Es decir, como castigo. Este castigo
estaba por caer sobre la nación judía y sus dirigentes perversos e impenitentes.
Le desmenuzará. Gr. likmáÇ, "aventar", "esparcir",
"despedazar". Estas palabras
reflejan vívidamente la idea de Dan. 2: 44-45, donde aparece el verbo likmáÇ en
la LXX (vers. 44). Un objeto pesado
pulveriza aquello sobre lo cual cae. La
misma palabra aparece en Rut 3:2, en la
LXX. La expresión "le
desmenuzará" podría también traducirse como "lo aventará como
tamo". La evidencia textual se inclina (cf. p. 147) por la
omisión del vers. 44.
45. Los principales sacerdotes y los fariseos. Ver com. vers. 23.
Entendieron. La aplicación era tan clara que no había necesidad de explicación. Sin duda los dirigentes judíos conocían
perfectamente el significado de pasajes del AT
tales como la alegoría de la viña en Isa. 5: 1-7 y los diversos pasajes
que se referían al Mesías mediante la figura de la piedra (Sal. 118: 22- 23;
Isa. 28: 16; etc.).
46. Echarle mano. Es decir, "detenerlo" (BJ). Según lo entendían los dirigentes
judíos , Jesús estaba desafiando la autoridad de ellos, y apenas con dificultad
pudieron contenerse para no llevar a cabo inmediatamente los planes que habían
trazado.
Temían al pueblo. El sentir público favorecía decididamente a Jesús. Con cada enfrentamiento de Jesús con los
dirigentes judíos, tuvo que haber disminuido el respeto que el pueblo sentía
por esos perversos líderes religiosos.
Por profeta. Ver com. Mat. 21: 11; Juan 7: 40. (5CBA).
COMENTARIOS DE EGW
1-11. "TU
REY VIENE" DTG 523-532
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-63-tu-rey-viene.html
12-16; 23-46. "CRISTO PURIFICA DE NUEVO EL TEMPLO"
(Basado en San Mateo 21:12-16, 23-46; San
Marcos 11:15-19, 27-33; 12:1-12; San Lucas 19:45-48; 20:1-19).
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-65-cristo-purifica-de.html
17-19. "UN PUEBLO CONDENADO"
(Basado en San Marcos 11:11-14, 20,21; San
Mateo 21:17-19).
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-64-un-pueblo-condenado.html
20-22. Mientras el mundo progresa en la impiedad, ninguno de nosotros necesita
hacerse la ilusión de que no tendrá dificultades. Pero son esas mismas dificultades las que nos
llevan a la cámara de audiencias del Altísimo. Podemos pedir consejo a Aquel
que es infinito en sabiduría. El Señor dice: "Invócame en el día de la angustia". Salmos 50:15.
Él nos invita a
presentarle lo que nos tiene perplejos y lo que hemos menester, y nuestra
necesidad de la ayuda divina. Nos
aconseja ser constantes en la oración.
Tan pronto como las dificultades surgen, debemos dirigirle nuestras
sinceras y fervientes peticiones. Nuestras oraciones importunas evidencian nuestra
vigorosa confianza en Dios. El
sentimiento de nuestra necesidad nos induce a orar con fervor, y nuestro Padre
celestial es movido por nuestras súplicas.
A MENUDO, los que sufren el oprobio o la
persecución por causa de su fe son tentados a pensar que Dios los ha olvidado. A la vista de los hombres, se hallan entre la
minoría. Según todas las apariencias sus
enemigos triunfan sobre ellos. Pero no
violen ellos su conciencia. Aquel que sufrió por ellos y llevó sus pesares y
aflicciones, no los ha olvidado. Los hijos de Dios no son dejados solos e
indefensos. La oración mueve el brazo de
la Omnipotencia. Por la oración, los hombres "sojuzgaron reinos, obraron justicia, obtuvieron promesas,
cerraron las bocas de los leones, apagaron la violencia del fuego" -y
llegamos a saber lo que eso significa cuando oímos acerca de los mártires que
murieron por su fe-, "pusieron en
fuga a ejércitos de gente extranjera." Hebreos 11:33,34.
Si consagramos nuestra vida al
servicio de Dios, nunca podremos ser colocados en una situación para la cual
Dios no haya hecho provisión. Cualquiera
sea nuestra 137 situación, tenemos un Guía que dirige nuestro camino;
cualesquiera sean nuestras perplejidades, tenemos un seguro Consejero; sea cual
fuere nuestra pena, desamparo o soledad, tenemos un Amigo que simpatiza con
nosotros. Si en nuestra ignorancia,
damos pasos equivocados, Cristo no nos abandona. Su voz, clara y distinta, nos dice: "Yo soy el camino, y la verdad, y la
vida". Juan 14:6.*
"El
librará al menesteroso que clamare, y al afligido que no tuviera quien le
socorra". Salmos 72:12.*
El Señor declara que será honrado por aquellos que se acerquen a él, que fielmente se ocupen en su servicio. "Tú le guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti se ha confiado". Isa. 26:3.*
El brazo de la Omnipotencia se extiende para conducirnos hacia adelante, siempre adelante. Avanza -dice el Señor-; te enviaré ayuda. Porque pides por causa de la gloria de mi nombre, lo recibirás.
Seré honrado ante la vista de los que esperan ver tu fracaso. Ellos verán cómo mi palabra triunfará gloriosamente. "Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis". Mateo 21:22. PVGM 136-137
* La oración es el medio
ordenado por el cielo para tener éxito en el conflicto con el pecado y
desarrollar el carácter cristiano. Las
influencias divinas que vienen en respuesta a la oración de fe, efectuarán en
el alma del suplicante todo lo que pide.
Podemos pedir perdón del pecado, el Espíritu Santo, un temperamento
semejante al de Cristo, sabiduría y poder para realizar 451 su obra, o
cualquier otro don que él ha prometido; y la promesa es: "Se os
dará." HAp
23-32. HECHOS, NO PALABRAS (PALABRAS DE
VIDA DEL GRAN MAESTRO) EGW
(Basado
En San Mateo 21:23-32).
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/hechos-no-palabras.html
33-44. UN
MENSAJE A LA IGLESIA MODERNA (PALABRAS DE VIDA DEL
GRAN MAESTRO) EGW
(Basado En San Mateo 21:33-44).
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/un-mensaje-la-iglesia-moderna.html
Ministerio Hno. Pio
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