“Necesitamos relatar a menudo la bondad de Dios
y alabarle por, sus obras
admirables.”. 3 JT
1 TRIBUTAD a Jehová, oh hijos de
los poderosos,
Dad a Jehová la gloria y el poder.
2 Dad a Jehová la gloria debida a
su nombre;
Adorad a Jehová en la hermosura de
la santidad.
3 Voz de Jehová sobre las aguas;
Truena el Dios de gloria,
Jehová sobre las muchas aguas.
4 Voz de Jehová con potencia;
Voz de Jehová con gloria.
5 Voz de Jehová que quebranta los
cedros;
Quebrantó Jehová los cedros del
Líbano.
6 Los hizo saltar como becerros;
Al Líbano y al Sirión (Monte
Hermon) como hijos de búfalos.
7 Voz de Jehová que derrama llamas
de fuego;
8 Voz de Jehová que hace temblar
el desierto;
Hace temblar Jehová el desierto de
Cades.
9 Voz de Jehová que desgaja las
encinas,
Y desnuda los bosques;
En su templo todo proclama su
gloria.
10 Jehová preside en el diluvio,
(Lluvias)
Y se sienta Jehová como rey para
siempre.
11 Jehová dará poder a su pueblo;
Jehová bendecirá a su pueblo con
paz.
Salmo 29.
Salmo 29.
*Algunos han llamado al Salmo 29 el
"Canto de la tormenta" o "Canto de los siete truenos".
Representa a todos los salmos hebreos
referentes a la naturaleza. El poeta hebreo nunca se satisface con describir
únicamente la naturaleza: siempre ve en ella el poder y la gloria de su
Creador.
(El nombre de Dios [Yahveh] aparece 18 veces en este salmo).
Aquí se
describe en forma vibrante una tempestad: su comienzo y su máxima intensidad,
hasta que desaparece.
La 707 estructura del poema presenta una esmerada
simetría que puede apreciarse en el preludio (vers. 1, 2), en la descripción de
la tormenta, en donde se repite siete veces la frase "voz de Jehová"
(vers. 3-9), y en la conclusión (vers. 10, 11). Es toda una joya literaria.
Este salmo describe la furia de
una gran tormenta que se origina en el mar, y va acompañada por vientos
tempestuosos, truenos retumbantes y brillantes fulgores de relámpagos. La
tormenta arranca del Mediterráneo, pasa por sobre las montañas del Líbano y del
Antilíbano, y luego desaparece en el desierto oriental. En los documentos
ugaríticos se encuentran numerosos paralelos con este poema (ver págs. 624,
625). Entre otros, pueden mencionarse la triple repetición de los vers. 1 y 2:
dad... dad... dad. "Rendid... rendid... rendid" (BJ). (En la
RVR: "tributad", "dad", "dad").
En los vers. 4, 5
se repite tres veces seguidas la frase "voz de Jehová". También el empleo de los nombres
"Líbano" y "Sirión" (ver com. Deut. 3: 9), en el vers. 6, se entiende mejor
gracias al ugarítico. Por ese idioma se han aclarado algunos otros detalles de
los vers. 6 y 8.
La tradición sostiene que durante
el período del segundo templo se cantaba este salmo el último día de la fiesta
de los tabernáculos. Hoy es uno de los salmos que se usa para recibir el
sábado.
En la sinagoga se lo recita el
día sábado al devolver la Torah al arca (Authorized Book of Daily Prayer, págs.
354, 355).
Todo declara el poder y la gloria
de Dios.
"La tierra con sus mil voces alaba a Dios"
(S. Taylor
Coleridge). Cf. Sal. 19: 2.
Es bueno que contemplemos con
pavor los violentos fenómenos de la naturaleza, y que elevemos el corazón en
alabanza al Dios de majestad y poder. El coro universal de alabanza nos
recuerda la continua adoración de los serafines de la visión de Isaías (ver
Isa. 6: 2, 3). Después del pináculo de la descripción de este versículo 9, la
tormenta entra en bonanza, y el salmista vuelve a su tranquila meditación,
afirma la soberanía de Dios y enaltece su maravilloso don de la paz.
*Y Se
Sienta Jehová Como Rey Para Siempre. Así como Dios estaba en la tormenta que acaba de
pasar, así también estará, para siempre, para presidir como absoluto soberano.
En esta declaración se expresa una convicción que proporciona calma y confianza
al alma después de la consternación y el tumulto de la tormenta.
Jehová
Dará Poder A Su Pueblo. Ese Dios, cuyo poder se ve tan notablemente en la
tormenta, es capaz, hasta lo sumo, de sostener a su pueblo (ver Isa. 40:
29-31).
Jehová
Bendecirá A Su Pueblo Con Paz. El Más benigno de los dones que el cielo puede conceder a
los mortales (ver Sal. 85: 8, 10; Juan 14: 27; Fil. 4: 7; 1 Tes. 5: 23).
No hay palabra más dulce en ningún
idioma. "Las tormentas de la guerra podrán rugir afuera, y la tierra ser
azotada por la furia de sus ventarrones, pero en nuestros corazones . . . hay
paz" (Winston Churchill).
"La sinfonía que había
llegado a un crescendo ensordecedor acaba con el más suave pianísimo"
(Comentario de Soncino, Sal. 29, pág. 84). 3 CBA
*LAS BELLEZAS de la naturaleza tienen un lenguaje que nos habla sin
cesar. El corazón abierto puede ser
impresionado con el amor y la gloria de Dios y como se ven en las obras de sus
manos. El oído que escucha puede oír y
entender lo que Dios dice por medio de las cosas de la naturaleza. Hay una
lección en el rayo de sol, y en los diversos objetos de la naturaleza que Dios
presenta a nuestra vista. Los verdes
campos, los elevados árboles, los capullos y las flores, las nubes que pasan,
la lluvia que cae, el murmurante arroyuelo, el sol, la luna y las estrellas del
cielo: todo invita a nuestra atención y meditación y os manda que nos
familiaricemos con aquel que lo hizo.
(Youth's Instructor, 24-3-1898). Afin De Conocerle 146
(Youth's Instructor, 24-3-1898). Afin De Conocerle 146
EL ESTUDIO DE LA NATURALEZA
FORTALECE LA MENTE.
La gloria de Dios está desplegada en la obra de sus manos. Aquí hay
misterios en cuya dilucidación se fortalecerá la mente. Las mentes que se han
divertido con la lectura de obras de ficción y se han ocupado de ellas con
exceso pueden encontrar en la naturaleza un libro abierto, y leer la verdad en
las obras de Dios que las rodean. Todos pueden encontrar temas de estudio en la
sencilla hoja de los árboles del bosque, en el pasto que cubre la tierra con 48
su aterciopelada alfombra verde, en las plantas y las flores, en los altos
árboles del bosque, en las elevadas montañas, en las rocas graníticas, en el
océano inquieto, en las preciosas gemas de luz que tachonan los cielos para
tornar hermosa la noche, en las inagotables riquezas de la luz solar, en las
solemnes glorias de la luna, en el frío del invierno, en el calor del verano,
en las estaciones cambiantes, en el perfecto orden y la armonía regidos por el
poder infinito; aquí hay temas que demandan el pensamiento profundo, y la expansión
de la imaginación.
Si los frívolos y los que buscan placeres espacian sus mentes en lo que es
real y verdadero, el corazón no dejará de llenarse de reverencia, y adorarán al
Dios de la naturaleza. La contemplación y el estudio del carácter de Dios como está
revelado en sus obras creadas abrirá un campo de pensamiento que desviará la
mente de las diversiones rastreras, degradantes y enervadoras. Únicamente en
este mundo podemos comenzar a obtener el conocimiento de las obras de Dios y de
sus caminos. Este estudio proseguirá a través de toda la eternidad. Dios
proporciona al hombre motivos de pensamiento que pondrán en actividad todas las
facultades de la mente. Podemos leer el carácter del Creador en los cielos que
se extienden por arriba y en la tierra aquí abajo, llenando el corazón de
gratitud y agradecimiento. Cada nervio y sentido responderá a las expresiones
del amor de Dios manifestadas en sus maravillosas obras. (Testimonies, tomo 4,
pág. 581). CN
Ministerio Hno. Pio
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