Jeremías
7. Es el llamado de Dios al pueblo en que mejoren sus caminos. Pero el pueblo
desoye éste llamado, y continua con su religión formal. Porque a la par que
adoran a Dios en el templo juntamente con sus ritos y ceremonias, en su vida
diaria adoraban a los dioses paganos. convirtiéndose en peor que los propios cananeos.
Vers. (1-7) Jeremías es enviado a
llamar al verdadero arrepentimiento para evitar la cautividad de los judíos. (8-11)
El rechaza la vana confianza de ellos, (12-16) citando el ejemplo de Silo. (17-20)
Los amenaza por su idolatría. (21-28) Desecha los sacrificios de los
desobedientes. (29-31) Los exhorta a que se lamenten por sus abominaciones en
Tofet, (32-34) y por los juicios respectivos que vendrán.
1 PALABRA de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: 2 Ponte a la puerta de la casa de Jehová, y proclama allí esta palabra, y di: Oíd palabra de Jehová, todo Judá, los que entráis por estas puertas para adorar a Jehová. 3 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar. 4 No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este. 5 Pero si mejoraréis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con verdad hiciereis justicia entre el hombre y su prójimo, 6 y no oprimierais al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduvierais en pos de dioses ajenos para mal vuestro, 7 os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre.
8 He aquí, vosotros confiáis en palabras de mentira, que no aprovechan. 9 Hurtando, matando, adulterando, jurando en falso, e incensando a Baal, y andando tras dioses extraños que no conocisteis, 10 ¿vendréis y os pondréis delante de mí en esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, y diréis: Librados somos; para seguir haciendo todas estas abominaciones? 11 ¿Es cueva de ladrones delante de vuestros Ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo lo veo, dice Jehová.
12 Andad ahora a mi lugar en Silo, donde hice morar mi nombre al principio, y ved lo que le hice por la maldad de mi pueblo Israel. 13 Ahora, pues, por cuanto vosotros habéis hecho todas estas obras, dice Jehová, y aunque os hablé desde temprano y sin cesar, no oísteis, y os llamé, y no respondisteis; 14 haré también a esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, en la que vosotros confiáis, y a este lugar que di a vosotros y a vuestros padres, como hice a Silo. 15 Os echaré de mi presencia, como eché a todos vuestros hermanos, a toda la generación de Efraín. 16 Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni me ruegues; porque no te oiré.
17 ¿No ves lo que éstos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 18 Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira. 19 ¿Me provocarán ellos a ira? dice Jehová. ¿No obran más bien ellos mismos su propia confusión? 20 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que mi furor y mi ira se derramarán sobre este lugar, sobre los hombres, sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra; se encenderán, y no se apagarán.
21 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Añadid vuestros holocaustos sobre vuestros sacrificios, y comed la carne. 22 Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les mandé acerca de holocaustos y de víctimas el día que los saqué de la tierra de Egipto. 23 Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien. 24 Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia adelante, 25 desde el día que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Y os envié todos los profetas mis siervos, enviándolos desde temprano y sin cesar; 26 pero no me oyeron ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz, e hicieron peor que sus padres. 27 Tú, pues, les dirás todas estas palabras, pero no te oirán; los llamarás, y no te responderán. 28 Les dirás, por tanto: Esta es la nación que no escuchó la voz de Jehová su Dios, ni admitió corrección; pereció la verdad, y de la boca de ellos fue cortada.
29 Corta tu cabello, y arrójalo, y levanta llanto sobre las alturas; porque Jehová ha aborrecido y dejado la generación objeto de su ira. 30 Porque los hijos de Judá han hecho lo malo ante mis ojos, dice Jehová; pusieron sus abominaciones en la casa sobre la cual fue invocado mi nombre, amancillándola. 31 Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para quemar al fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón.
32 Por tanto, he aquí vendrán días, ha dicho Jehová, en que no se diga más, Tofet, ni valle del hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza; y serán enterrados en Tofet, por no haber lugar. 33 Y serán los cuerpos muertos de este pueblo para comida de las aves del cielo y de las bestias de la tierra; y no habrá quien las espante. 34 Y haré cesar de las ciudades de Judá, y de las calles de Jerusalén, la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del esposo y la voz de la esposa; porque la tierra será desolada. (Jeremías 7).
1. Palabra... Que Vino. Con esta expresión, frecuente en el libro de
Jeremías (cap. 11: 1; 18: 1; 21: 1; 25: 1; 30: 1; 32: 1; 34: 1; 35: 1; 40: 1;
44: 1), se da comienzo a uno de los sermones proféticos más notables de este
profeta. La esencia de este sermón se encuentra mayormente en los cap.
7-10. Fue pronunciado en la puerta (cap.
7: 2) del templo, y con frecuencia se lo denomina "el discurso del
templo". En él se condenan la falsa confianza que los judíos tenían en el
templo y en los aspectos externos de la religión. La semejanza que existe entre
los cap. 7 y 26 ha inducido a algunos a pensar que este último es un resumen
del sermón, diseñado con el propósito de describir lo que le ocurrió a Jeremías
por haber presentado este mensaje. Si así fue, este sermón fue pronunciado "en
el principio del reinado de Joacim" (cap. 26: l; PR 303-306). Por
supuesto, es posible que Jeremías más tarde hubiera repetido la idea básica de
este sermón "en las ciudades de Judá" (cap. 11: 6; PR 304).
2. La Puerta. Sin duda se refiere a la puerta del "atrio de
la casa de Jehová" (cap. 26: 2), pues Jeremías era sacerdote y tenía libre
acceso al templo. Es probable que hubiera estado de pie en una de las puertas
que llevaba del atrio exterior al atrio interior o superior. Desde ese lugar
podía contemplar toda la congregación de adoradores (cf. cap. 36: 10).
Todo Judá. Se ha sugerido la posibilidad de que este sermón pudo ser presentado durante una fiesta nacional, ocasión en la cual el templo estaba atestado de adoradores.
Para Adorar. El profeta insinúa que como la gente ha venido a adorar a Dios, debe escuchar la palabra que Dios le dirige.
3. Jehová De Los
Ejércitos. Heb. "Yahweh de los ejércitos". Este es
uno de los títulos más majestuosos de Dios (ver t. I, p. 182). Jeremías lo
emplea con frecuencia (cap. 2: 19; 5: 14; 7: 21; 8: 3; 10: 16; 11: 17, 20; 15:
16; etc.). Este título destaca el hecho de que Dios tiene a su disposición
innumerables fuerzas y poderes. En el AT, el "ejército" con
frecuencia se refiere a hombres (2 Crón. 28: 9; Jer. 51: 3), cuyo comandante
era designado "general del ejército" (1 Rey. l: 19; etc.); también se
habla del "ejército de los cielos" para referirse a los ángeles (1
Rey. 22: 19; Neh. 9: 6; Sal. 103: 21; 148: 2) y a los cuerpos celestes (ver
Deut. 4: 19; 17: 3; 2 Rey. 17: 16; 21: 3, 5; Jer. 8: 2; 19: 13; etc.). El Dios
de Israel dispone de innumerables "ejércitos" de fuerzas espirituales
y materiales. El es el Señor de los ejércitos del cielo; es omnipotente (Apoc.
19: 6).
Mejorad. Literalmente, "haced buenos", "corregid". Es una expresión característica de Jeremías (vers. 5; cap. 18: 1 l; 26: 13). Vuestros Caminos Y Vuestras Obras. Jeremías combina con frecuencia estas dos palabras (vers. 5; cap. 4: 18; 18: 1 l; 26: 13; 35: 15). Se sobreentiende que los "caminos" se refieren a las inclinaciones personales, los hábitos o la tendencia general de la vida, mientras que las "obras" son los frutos visibles o los hechos que se derivan de estos hábitos y costumbres. Os Haré Morar. Es decir, "permitiré que sigáis viviendo en este lugar".
4. No Fiéis. Evidentemente, los falsos profetas afirmaban que
Dios nunca permitiría que su morada, el templo, cayera en manos de impíos, y
que la presencia del templo en Jerusalén sería algo así como un talismán para
proteger a la ciudad y a sus habitantes (ver com. Miq. 3: 11). Asimismo hay muchos miembros de
la iglesia actual que confían que serán salvos porque mantienen una relación
formal con la iglesia. Están más dispuestos a participar en las actividades
religiosas visibles que en ocuparse en la preparación interior del corazón.
Templo De Jehová. Esta frase, repetida tres veces, expresa el orgullo que el pueblo sentía por la grandeza de la institución religiosa representada por el templo. Sentían un apego supersticioso por ese edificio. Este. Los edificios del templo se contaban entre los más hermosos que alguna vez se hubieran construido. Podemos imaginarnos al profeta pronunciando estas palabras mientras señala los edificios (cf. Mat. 24: l). Pero las grandes construcciones no son un sustituto de la genuina piedad del corazón. El ritual y las ceremonias en sí no pueden expiar el pecado. El aumento de edificios y el número de adeptos debe ir acompañado de un correspondiente aumento de ferviente piedad.
5. Cumplidamente. Se insiste en lo que se dijo en el vers. 3. No
bastaba una reforma parcial, hecha de mala gana. Sólo un cabal arrepentimiento, seguido de una
vida de estricta honradez e integridad en las relaciones con el prójimo podría
evitar el temido castigo.
6. No Oprimiereis. La verdadera religión penetra todas las fases de la
vida, incluso las relaciones sociales. El valor esencial de la religión y su
prueba convincente se demuestran mediante los efectos que ésta produce en la
conducta (Sant. 1: 27).
Extranjero. Las clases de gente que se mencionan, designan en general a todos los pobres y desvalidos (cf. Exo. 22: 21-24; 23: 9; Deut. 10: 18; 14: 29; 24: 17-21; 27: 19).
Ni... Derramaréis. Sin duda se incluye tanto los "homicidios judiciales", por una sentencia injusta de los jueces como los asesinatos sin causa alguna.
7. Os Haré Morar. Ver com. vers. 3. Se presenta ahora la conclusión de la oración condicional comenzada en el vers. 5. Cuando se cumplieran las condiciones enunciadas en los vers. 5-6, la estabilidad y la permanencia estarían aseguradas (ver PP. 29-32).
Para Siempre. Ver PP. 30-3 l.
8. Palabras De Mentira. Alusión a las palabras vanas y sin provecho de los
falsos profetas, que enseñaban a la gente los aspectos externos del servicio
religioso y no la experiencia interior genuina (ver com. vers. 4).
9. Hurtando. La construcción hebrea es vívida y enfática. Se expresaría mejor el pensamiento así: "¡Qué! ¿robando, matando, cometiendo adulterio?", etc. La permanencia y continuación de estos hechos pecaminosos se representan en forma concreta.
Qué No Conocisteis. Israel no había conocido otros dioses; pero Jehová por el contrario se había revelado a ellos mediante el gran acto de redimirlos de la esclavitud, preservándolos milagrosamente en el desierto, mediante la proclamación de su santa ley y los actos providenciales subsiguientes. El pueblo sabía por experiencia que Jehová era Dios (ver Exo. 20: 1-2).
10. Es Invocado Mi Nombre. Cf. Jer. 7: 11, 14, 30; 32: 34; 34: 15; ver com. Deut. 12:5. Para Seguir Haciendo Todas Estas Abominaciones. Difícilmente podría pensarse que estas palabras finales sean parte de lo que respondió el pueblo. Más bien parecen ser palabras del profeta, quien pone de manifiesto las intenciones secretas de estos adoradores rutinarios. Como los temidos castigos no habían caído aún, el pueblo continuaba practicando sus abominaciones.
11. Cueva De Ladrones. Los que servían y adoraban en el templo eran unos impíos que cubrían su maldad con un manto de piedad. Yo Lo Veo. Los habitantes de Judá no podían ocultar sus malas intenciones de la vista de Dios. No habían cegado al Señor con sus vanos sacrificios. Dios veía todo lo que estaba ocurriendo, y los castigaría conforme a lo que merecían (ver Sal. 10: 11, 13, 14; Isa. 29: 15).
12. Silo. Aldea situada en el territorio de Efraín, cuya
ubicación se señala en Juec. 21:19. Por su situación geográfica central, era un
lugar muy conveniente para el santuario (Jos. 18: l). El arca estuvo en Silo durante 300 años;
luego cayó en manos de los filisteos (ver com. 1 Sam. 4: 10-11). Por causa de
la grave idolatría de Israel, Dios "dejó, por 423 tanto, el tabernáculo de
Silo" (Sal. 78:60). Los filisteos tomaron el arca, y sin duda destruyeron
en esa ocasión la ciudad (ver com. 1 Sam. 5: l).
El lugar de
Silo, conocido ahora con el nombre de Seilún, fue excavado de 1926-1932 por un
grupo de arqueólogos daneses, bajo la dirección de H. Kjaer; y llegaron a la
conclusión de que la ciudad fue ocupada en la edad del Bronce Medio, y de nuevo
aproximadamente desde el siglo XIII hasta el siglo XI a. C.; por el año 1100 a.
C. fue destruida por el fuego, después de lo cual la aldea aparentemente no fue
habitada hasta como el año 300 a. C. Estos descubrimientos arqueológicos
armonizan con los datos bíblicos. Aunque en la Biblia no se da ninguna
descripción precisa de la destrucción de Silo, sí se registra la derrota de los
israelitas frente a los filisteos en Eben-ezer y Afec, y la captura del arca (1
Sam. 4: 1-11). Es probable que la ciudad hubiera sido incendiada en esta
ocasión.
Lo Que Le Hice. El arca en Jerusalén ¿podría garantizar mayor seguridad a esta ciudad que la que había proporcionado a la antigua Silo? La destrucción de Silo muestra que no se debe depender sólo de un culto formal para obtener la salvación. Elí no dio importancia a la impiedad de sus hijos (1 Sam. 2: 12-17, 22-25; PP 621-628); y el pueblo dependía del arca y no de la verdadera religión del corazón para asegurar la aprobación de Dios. Estos pecados trajeron sobre Silo el castigo divino (1 Sam. 4: 17; Sal. 78: 55-64). Jeremías advierte al pueblo que el mismo castigo que sufrió Silo y su santuario está a punto de caer sobre Jerusalén y su templo (Jer. 7: 14). La Maldad. Ver 1 Sam. 2: 12.
13. Os Hablé Desde Temprano Y Sin Cesar. Esta frase idiomática implica hablar Ferviente y
continuamente. Es una expresión característica de Jeremías; algunas veces le
añade ligeras variantes (Jer. 7: 25; 11: 7; 25: 3-4; 26: 5; 29: 19; 32: 33; 35:
14-15; 44: 4; cf. 1 Crón. 36: 15-16). Sin embargo, el pueblo de Judá no quería
escuchar, a pesar de que Dios le hablaba con fervor y sin cesar (cf. Prov. 1: 24; Mat. 23: 37).
14. Es Invocado Mi Nombre. Ver com. vers. 10. Confiáis. Ver com. vers. 4. Silo. Jeremías se refirió a la destrucción de esta ciudad como una lección objetiva de lo que le sucedería a Jerusalén y al templo (Jer. 26: 9; Miq. 3: 12).
15. Os Echaré. Dios los enviaría al exilio, a un país extraño. La
tierra de Canaán era la tierra del Señor (Lev. 25: 23; Ose. 9: 3), tierra de su
especial cuidado, siempre bajo su mirada vigilante (Deut. 11: 12). Judá perdería
este vigilante cuidado (Jer. 15: 1; 23: 39; 32:31; 52: 3), así como el reino
del norte, Israel, había sido llevado cautivo por los asirios (2 Rey. 17:
18-23; 23: 27).
Efraín. Término que se emplea con frecuencia para designar a
las tribus del norte (Isa. 7: 2; Ose. 4: 17; 5: 9; 12: 1; cf. Sal. 78: 67-68).
La tribu de Efraín había sido la más numerosa y la más poderosa del norte.
Jeroboam, el primer rey del reino del norte, también había sido de esa tribu.
Por lo tanto, "Efraín" representa a todo el reino.
16. No Ores. Como los otros profetas de Dios, Jeremías era un
hombre de oración, con intensos deseos de interceder en favor de su pueblo
(Jer. 11: 14; 18: 20; cf. Gén. 18:
23-32; Exo. 33: 11-14; Núm. 14: 13-20; 1 Sam. 7: 9-10; 12: 17-19, 23; Sal. 106: 23). Puesto
que la nación rehusaba reformarse, nada podía evitar la catástrofe que se
avecinaba. Debía permitirse que el
castigo y la disciplina hicieran su obra. De nada valdría una oración
intercesora para evitar el amenazante castigo (Jer. 11:14; 14:11-12; 15:1;
cf. Exo. 32:10; 1Juan 5: 16).
17. ¿No Ves? Si Jeremías deseaba conocer las razones de la
prohibición del vers. 16, no tenía más que considerar los hechos. La
desvergonzada apostasía del aparente pueblo de Dios era manifiesta, pública y descarada.
18. Los Hijos. Toda la familia, incluso los hijos, se unía en el
culto idolátrico; de aquí el carácter arrollador del juicio pronunciado contra
todos (ver com. cap. 6: 1 l).
Tortas. Heb. kawwanim, "tortas para el
sacrificio". Ofrecer tortas como sacrificio fue algo característico de
varios cultos del Cercano Oriente. Esta práctica pagana más tarde penetró en el
cristianismo. Epifanio (Contra Herejías
lxxviii. 23; lxxix. l) afirmó que algunas mujeres llegaban a "ofrecer
tortas en el nombre y en honor de la bienaventurada Virgen... En ciertos días
presentan pan y lo ofrecen en el nombre de María. Pero todas participan de
esto". Las tortas que ofrendaban en tiempos de Jeremías eran una especie
de ofrenda de grano combinadas con una libación (cap. 44: 19, 25) como parte
del culto. 424 Se cree que la figura de la diosa estaba impresa o marcada en
las tortas.
Reina Del Cielo. Nombre con el cual generalmente se identifica a Ishtar, diosa de los asirios y los babilonios. Las ceremonias inmorales relacionadas con este culto despertaron la indignación de Jeremías, especialmente porque parece haber sido una parte importante de la idolatría que entonces se practicaba. Ishtar era la diosa madre, y equivalía a la diosa que los hebreos denominaban Astoret, y los cananeos, Astarté, cuyas estatuillas se encuentran en Palestina (ver t. 11, PP. 41, 318-3 1 g). Esta diosa de la fertilidad, de la maternidad, del amor sexual y de la guerra, era adorada con ritos sumamente inmorales y degradantes. En esencia era la misma diosa que se adoraba con muchos nombres y en muchas formas, tales como la tierra-madre, la virgen-madre. Se identifica por lo general con Atargatis, la "gran madre" del Asia Menor, Artemisa (Diana) de Efeso, Venus, y otras. En varios de los nombres de la diosa madre-virgen figuraban elementos que significan "señora" o "dueña" tales como Nana, Innini, lrnini, Beltis. Algunos de los nombres que se le daban eran Belti, "mi dama" (equivalente exacto del término italiano madonna), Belit-ni, "nuestra señora", y "reina del cielo', nombre que se le daba a Ishtar cuando se la adoraba sobre los tejados de las casas como estrella matutina o vespertina, con una ofrenda de tortas, vino e incienso. Se conocía a Ishtar también como la madre misericordiosa que intercedía con los dioses en favor de los adoradores de ella. Algunos de esos nombres y atributos se aplican hoy a la Virgen María. Se cree que muchos de los cultos locales a la Virgen que subsisten en el antiguo mundo son la supervivencia moderna del culto de alguno de los diversos aspectos de la antigua diosa madre.
Dioses Ajenos. La adoración de la reina de los cielos era sólo una
de las formas de la idolatría extranjera que se practicaban en Judá.
19. ¿Me Provocarán Ellos A Ira? La BJ traduce: "¿A mí me exasperan ésos? -oráculo de Yahweh-, ¿no es a sí mismos, para vergüenza de sus rostros?" Las consecuencias de la idolatría del pueblo habrían de recaer sobre sus propias cabezas (ver Job 35: 6, 8; Prov. 8: 36). Confusión. Ver cap. 3: 25.
20. No Se Apagarán. Ningún poder humano sería capaz de extinguir el
fuego del castigo una vez que se hubiera encendido (Jer. 4: 4; 15: 14; 17: 27;
21: 12; Lam. 2: 3; 4: 11; cf. Deut. 32: 22).
21. Jehová De Los Ejércitos. Ver com. vers. 3. Holocaustos. Heb. 'olah, literalmente, "lo que sube" (ver com. Gén. 8: 20; Lev. 1: 3). Toda la ofrenda era consumida por el fuego del altar (Lev. 1: 9). Sacrificios. Heb. zébaj, término genérico que se aplicaba a todas las ofrendas en las cuales se comía la carne de la víctima (ver com. ofrendas de paz, t. I, PP. 712-714). El profeta declara que para el pueblo de Judá sería lo mismo comer la carne de los holocaustos o la de las ofrendas de paz, porque Dios no aceptaría ni unas ni otras (Jer. 6: 20; Ose. 9: 4). La multiplicación de los sacrificios no podría evitar el castigo inminente.
22. No Hablé. Este es uno de esos pasajes bíblicos difíciles de
interpretar, pues el significado literal y superficial parece contradecir otras
claras afirmaciones de la Biblia. Jeremías parece negar que en el Sinaí Dios
hubiera dado instrucciones referentes a las ofrendas y los sacrificios. Pero su
lenguaje no necesariamente debe entenderse en esta forma. En otras afirmaciones
del mismo profeta se ve claramente que no niega la validez del sistema de
sacrificios (cap. 17: 16; 31: 14; 33: 11, 17-24). ¿Cómo, pues, ha de entenderse
esta declaración? Evidentemente, Jeremías está utilizando una figura de
retórica: la paradoja. Compara dos ideas, para destacar una negando la otra.
Esta figura de retórica se emplea también en (1) Gén. 45: 8: José dice a sus
hermanos que no fueron ellos quienes lo enviaron a Egipto, sino Dios, aunque
evidentemente los hermanos habían tenido mucho que ver en lo ocurrido. (2) Exo.
16: 8: Moisés dice a la multitud rebelde que no estaba murmurando contra él,
sino contra Dios, aunque evidentemente sus quejas eran dirigidas claramente
contra Moisés. Jesús empleó un recurso similar (Luc. 14: 26). Si se tomaran en
sentido literal estas palabras, había que entender que Jesús manda a los
hombres que odien a sus familiares. Sin embargo, sólo procuraba destacar que el
amor a Dios debe sobrepujar el amor a los hombres. En este caso
"odiar" significa "amar menos".
Este pasaje
da preeminencia a la obediencia a la ley moral sobre la obediencia al sistema
ceremonial (cf. 1 Sam. 15: 22; Sal. 51: 16-17). Los ritos visibles tenían el
propósito de ayudar a mantener la obediencia sincera (Deut. 6: 1-3), pero nunca
debían sustituir la santidad del corazón. ¡Dios nunca había hablado en el Sinaí
del tipo de adoración que le estaban rindiendo los contemporáneos de Jeremías!
23. Seré A Vosotros Por Dios. Ver Exo. 6: 7; Lev. 26: 12; Deut. 29: 13. Frase que aparece repetidas veces en jeremías (cap. 11: 4, 24: 7; 30: 22; 31: 33; 32: 38).
Todo Camino. Pasaje similar al que se encuentra en Deut. 5: 33 (cf. Deut. 9: 12, 16; 11: 28; 31: 29). Para Que Os Vaya Bien. Frase común en Jeremías (cap. 38: 20; 40: 9; 42: 6), y también en el libro de Deuteronomio (Deut. 4: 40; 5: 16, 33; 6:18).
24. No Oyeron. Heb. shama`, "oír"; también significa
"prestar atención", "hacer caso", "obedecer". En
los vers. 24- 28 se describe la triste realidad de la desobediencia de Israel
ante las bondadosas órdenes del Señor (cf. Sal. 81: 11 - 12).
Ni Inclinaron Su Oído. Ver Isa. 55: 3; Jer. 25: 4; 44: 5. Fueron Hacia Atrás. Ver vers. 26; Jer. 2: 27; 32: 33; cf. Neh. 9: 29; Ose. 4: 16. Judá era como un buey rebelde que se echa hacia atrás y se niega a que le pongan el yugo. En la experiencia religiosa y moral no puede haber estancamiento: o se avanza o se retrocede (1JT 605).
25. Los Profetas. Compárese con 2 Crón. 36:15-16. Mis Siervos. Compárese con Mat. 21: 33-41,45. Desde Temprano. Ver com. vers. 13.
26. No Me Oyeron. Ver com. vers. 24. Endurecieron Su Cerviz. Figura que expresa obstinación (ver com. 2 Rey. 17: 14). Peor Que. Los contemporáneos de Jeremías pecaron contra una luz abundante. No habían aprovechado las experiencias de sus antepasados. Además, los compatriotas de profeta habían erigido ídolos aún dentro de los mismos recintos del templo (Jer. 7: 30; cf. 2 Rey. 21: 7).
28. La Nación. Israel se destacaba como ejemplo de terquedad y rebelión (Isa. 1: 4). Su culpabilidad aumentó en proporción a sus privilegios del pacto. Verdad. Es decir, la fidelidad, la lealtad (ver com. cap. 5: 3).
29. Corta Tu Cabello. Tanto el verbo como el adjetivo posesivo "tu" están en hebreo en género femenino, por lo que es evidente que se habla a una mujer; sin duda a Jerusalén. Se compara a la ciudad con una mujer que, por su profundo dolor al perder sus hijos, se corta el cabello y se dirige a los montes para llorar su pena (cf. Juec. 11: 37; Lam. 1: 1-3). Cortarse el cabello era señal de suma tristeza (Job 1: 20; Isa. 15: 2; Jer. 16: 6; 48: 37; Miq. l: 16). Algunos han pensado que ésta puede ser una referencia al cabello largo de los nazareos, que representaba consagración a Dios (Núm. 6: 19). Cuando un nazareo se contaminaba al tocar a un muerto, debía cortarse el cabello (Núm. 6: 6-21). Alturas. Heb. shefayyim, "montes [elevaciones] desnudos".
30. Pusieron Sus Abominaciones. Manasés había profanado la casa de Dios colocando en
ella una imagen de Asera (2 Rey. 21: 5, 7; ver com. Jer. 7: 18). El pueblo no
se conformaba con practicar ritos licenciosos en los antiguos santuarios
cananeos ni con quemar incienso a los ejércitos del cielo en los tejados de sus
propias casas (Jer. 19: 13), sino que llegó a contaminar la casa de la morada
de Dios (cap. 23: 11; 32: 34).
31. Lugares Altos. La palabra hebrea bamoth, empleada aquí, es
diferente de la que se traduce como "alturas" en el vers. 29; se
refiere a lugares establecidos para el culto idólatra (1 Rey. 11: 7; 2 Rey. 17:
9; Eze. 16 :16).
Tofet. Un lugar en el valle de Hinom, donde se sacrificaban
niños en los ritos de Moloc (2 Rey. 23: 10) y en los cultos a Baal (Jer. 19:
56). Se desconoce la etimología del término "Tofet". Algunos piensan
que deriva del hebreo tuj, "escupir" o "vomitar", y lo consideran
como una expresión de abominación o repudio. Tofet fue quizá un nombre satírico
para expresar oprobio hacia este centro de idolatría, como lo fue bósheth,
"vergüenza", para Baal (ver com. Juec. 6: 32; 2 Sam. 2: 8). Pero
otros creen que Tofet deriva de tof, "tamborcito de mano" (ver t.
III, p. 32; y afirman que se le dio este nombre por la costumbre de emplear
tambores para ahogar los lamentos de los niños que eran sacrificados en los
ritos de Moloc.
Hinom. Valle situado al suroeste de Jerusalén. Ahora se lo
llama Wadi er-Rababeh. Antiguamente quizá era una hondonada angosta y rocosa
por los lados, pero la erosión del tiempo la ha transformado en una depresión
menos pronunciada. Durante el período de
los reyes de Judá este valle fue asociado con la adoración a Moloc. Salomón fue
el que primero introdujo este rito abominable (ver 1 Rey. 11: 7; 2 Rey. 23:
13). Los ritos de Moloc (Lev. 18: 21) tuvieron una importancia capital durante
los reinados de Acaz y Manasés (2 Crón. 28: 3; 33: 6). Para acabar con estas
abominaciones, Josías "profanó... el valle" (2 Rey. 23: 10, 14),
convirtiéndolo, según la tradición, en sin lugar donde echaban cadáveres y
basura. En el libro apócrifo de Enoc (27:
l) se lo llaman "valle maldito". El nombre griego géenna
[latín: "gehenna" en el NT es una transliteración del hebreo "ge
Hinnom", nombre que se le daba a este valle.
Quemar al fuego a sus hijos. El sacrificio de niños era parte del culto idólatra
de fenicios, moabitas, amonitas y otros pueblos. Esta horrible costumbre fue adoptada por Acaz
(ver com. 2 Rey. 16: 3) y Manasés (ver com. 2 Rey. 21: 6). Diodoro de Sicilia
(xx. 14) describe un sacrificio tal ofrecido a "Cronos de 'Tiro"
(Baal o Moloc, nota), de acuerdo a la práctica de sus contemporáneos en
Cartago, colonia fenicia. La estatua del
dios tenía forma humana con los brazos extendidos hacia abajo. Los niños que se
sacrificaban eran colocados en los brazos, desde donde rodaban hacia el foso
ardiente. Diodoro no explica con claridad si los niños eran quemados vivos o si
antes se les daba muerte, práctica común en los holocaustos (ver Jer. 19: 5;
Eze. 16: 20-21). Plutarco (De la
superstición 13), al describir ritos tales, dice que a los niños se les
cercenaba la garganta, y que a las madres, que estaban cerca, se les prohibía
que lloraran. Los lamentos se ahogaban con sonidos de flautas y tambores. Es
posible que en los días de Jeremías los niños fueran muertos antes del
sacrificio. 426 El salmista declaró que dichos sacrificios eran ofrecidos a
"los demonios" (Sal. 106: 37-38).
No les mandé. Ver cap. 19: 5; 32: 35. Dios no sólo no había
ordenado estos ritos, sino que había prohibido prácticas semejantes bajo
amenazas de los más severos castigos (Lev. 18:21; 20: 1-5; Deut. 12: 3l; 18:
9-10).
32. Por no haber. Ver cap. 19: 6-15. La matanza sería tan grande que,
aparentemente, no quedaría lugar donde enterrar los muertos.
33. Comida De Las Aves. Gran número de cadáveres quedarían insepultos (Deut. 28: 26; Jer. 16: 4; 19: 7; 34: 20) por la enorme cantidad de muertos y los pocos sobrevivientes que quedaran.
Las Espante. La ciudad quedaría tan despoblada, que no habría quien espantara a las aves o a los animales para impedir que devoraran los cadáveres (cf. Apoc. 19:17-18, 21).
34. La Voz De Alegría. Los ayes y las lamentaciones reemplazarían la alegría
y el gozo. Se mencionan específicamente los alegres cantos con los cuales el
novio y la novia eran llevados desde la casa de ésta hasta la del novio (Isa.
24: 7-8; Jer. 16: 9; Apoc. 18: 23).
Desolada. Heb. jorbah, término que se emplea para describir lugares
que una vez fueron habitados, pero que han quedado en ruinas. El país se
transformaría en un verdadero desierto asolado. (4CBA) Ministerio Hno. Pio
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