Jeremías 21. Son acontecimientos previos a la destrucción definitiva de Jerusalén en el 488/486 AC. (1-2) Sedequías manda a preguntar al Profeta en cuanto a la invasión de Nabucodonosor. (3-7) Jeremía se predice un terrible sitio y una cautividad humillante. (8-10) Aconseja al pueblo a que se rinda a los caldeos, (11-14) y amonesta a la casa del rey.
1 PALABRA de Jehová que vino a Jeremías, cuando el rey Sedequías envió a él a Pasur hijo de Malquías y al sacerdote Sofonías hijo de Maasías, para que le dijesen: 2 Consulta ahora acerca de nosotros a Jehová, porque Nabucodonosor rey de Babilonia hace guerra contra nosotros; quizá Jehová hará con nosotros según todas sus maravillas, y aquél se irá de sobre nosotros.
3 Y Jeremías les dijo: Diréis así a Sedequías: 4 Así ha dicho Dios de Israel: He aquí yo vuelvo atrás de las armas de guerra que están en vuestras manos, con que vosotros peleáis contra el rey de Babilonia; y a los caldeos que están fuera de la muralla y os tienen sitiados, yo los reuniré en medio de esta ciudad. 5 Pelearé contra vosotros con mano alzada y con brazo fuerte, con furor y enojo e ira grande. 6 Y heriré a los moradores de esta ciudad, y los hombres y las bestias morirán de pestilencia grande. 7 Después, dice Jehová, entregaré a Sedequías rey de Judá, a sus criados, al pueblo y a los que queden de la pestilencia, de la espada y del hambre en la ciudad, en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, en mano de sus enemigos y de los que buscan sus vidas, y él los herirá a filo de espada; no los perdonará, ni tendrá compasión de ellos, ni tendrá de ellos misericordia.
8 Y a este pueblo dirás: Así ha dicho Jehová: He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte. 9 El que quedare en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de pestilencia; mas el que saliere y se pasare a los caldeos que os tienen sitiados, vivirá, y su vida le será por despojo. 10 Porque mi rostro he puesto contra esta ciudad para mal, y no para bien, dice Jehová; en mano del rey de Babilonia será entregada, y la quemará a fuego.
11 Y a la casa del rey de Judá dirás: Oíd palabra de Jehová: 12 Casa de David, así dijo Jehová: Haced de mañana juicio, y librad al oprimido de mano del opresor, para que mi ira no salga como fuego, y se encienda y no haya quien lo apague, por la maldad de vuestras obras. 13 He aquí yo estoy contra ti, moradora del valle, y de la piedra de la llanura, dice Jehová; los que decís: ¿Quién subirá contra nosotros, y quién entrará en nuestras moradas? 14 Yo os castigaré conforme al fruto de vuestras obras, dice Jehová, y haré encender fuego en su bosque, y consumirá todo lo que está alrededor de él. (Jeremías 21).
1. Palabra. El cap. 21 no sigue la secuencia cronológica, sino
que es de tiempos del reinado de Sedequías. Los acontecimientos que se
describen aquí ocurrieron con toda probabilidad al comienzo del último sitio de
Jerusalén, realizado por Nabucodonosor en el año 588 a. C. (ver t. II, p. 100;
t. III, p. 95). Sedequías atemorizado
por las sombrías perspectivas al ver que los ejércitos de Nabucodonosor se
acercaban a Jerusalén, envió a dos dignatarios a Jeremías para que consultara
al Señor.
Pasur. No es el que aparece en el cap. 20 (ver com. cap. 20: 1). Sofonías. El "segundo sacerdote" (Jer. 52: 24; cf. 2 Rey. 25: 18), el que seguía en importancia al sumo sacerdote.
2. Nabucodonosor. En este pasaje, como en varios otros del libro de
Jeremías, la ortografía hebrea del nombre del rey babilonio es Nebukadre´tsar,
grafía que se asemeja mucho al babilonio Nabu-kudurri-utsur (ver com. Dan. 1: 1).
Quizá. Aunque los mensajeros habían llegado para consultar en cuanto a lo que debía hacer el rey, sugirieron, pues así lo esperaban, una respuesta favorable para Sedequías. Deseaban que el Señor realizara "sus maravillas" para librar la ciudad del peligro en que se hallaba. En vista de la milagrosa destrucción del ejército de Senaquerib (2 Rey. 19; Isa. 37), este proceder puede haber sido nada más que una falsa reverencia con el propósito de engañar al profeta para que se uniera a los que resistían a los babilonios. Más tarde hubo otro intento de persuadir a Jeremías para que se uniera al partido del rey (Jer. 37: 3).
Se Irá De Nosotros. O levantará el sitio.
4. Y Vuelvo Atrás. Pero Jeremías informa a los representantes del rey que
sus esfuerzos serán vanos. Dios no librará a su pueblo del castigo. Los
babilonios se acercarán cada vez más; avanzarán irresistiblemente hasta que al
fin lleguen al "medio de esta ciudad".
5. Pelearé Contra Vosotros. A través de su historia, Israel muchas veces había
hecho frente con confianza a ejércitos superiores, pues confiaba que el Señor
lo acompañaba. Pero en esta ocasión el
"Dios de Israel" (vers. 4) declara que está de parte de los caldeos
invasores. La situación de Israel es desesperada.
7. Entregaré A Sedequías. Estas palabras relativas a un monarca que aún reinaba y cuyos príncipes los instaban a enfrentarse al poder de Nabucodonosor, ponen de manifiesto el valor y decisión de Jeremías (cap. 38: 1-6). El Los Herirá. Esto se cumplió en forma literal (cap. 52: 8-11, 24-27).
8. He Aquí Pongo Delante De Vosotros. El lenguaje de Jeremías es muy claro: o escoger un
"camino de vida" entregándose a los caldeos, o ir por un "camino
de muerte", resistiéndose a hacerlo.
En otros pasajes se emplean expresiones para comunicar un sentido
espiritual más elevado (Deut. 11: 26-28; 30: 15,19).
9. El Que Saliere. Los enemigos de Jeremías fácilmente podían interpretar que esta de declaración significaba que el profeta apoyaba la traición o la deserción. Pero a pesar de la oposición que había contra el vidente, hubo muchos que hicieron caso de sus palabras, y, salvaron su vida (cap. 39: 9; 52: 15). Por Despojo. Ver cap. 38: 2; 39: 18; 45: 5.
10. La Quemará. Las ciudades sometidas a 467 sitio a menudo eran
destruidas por el fuego después de su captura; pero también es cierto que
muchas escapaban de esta destrucción, según fuera el capricho del conquistador.
El cumplimiento exacto de las profecías de Jeremías indica que fueron
divinamente inspiradas (Jer. 52: 12-13; cf. 2 Rey. 25: 8-9; 2 Crón. 36: 19).
12. Casa De David. Se alude a los diferentes dignatarios que
pertenecían a la familia real. Los
miembros de la casa real parece que habían acaparado en buena medida los cargos
judiciales de la nación.
De Mañana. Según parece, una de las mejores maneras para que un gobernante pudiera conservar el favor de sus súbditos era levantarse temprano e ir a la puerta de la ciudad (ver com. Gén. 19: 1) para escuchar allí las quejas y las súplicas de quienes habían sufrido algún daño. Es evidente que David descuidó esa práctica, y abrió en esta forma el camino para la rebelión de Absalón (2 Sam. 15: 2- 6). Por otra parte, la forma sabia en que Salomón se ocupaba de las necesidades del pueblo contribuyó a la fama de su sabiduría (1 Rey. 3: 16-28). Esperar hasta más tarde, o no ir, significaba perder la oportunidad de impartir la justicia que el pueblo necesitaba (cf. 2 Sam. 4: 5; Ecl. 10: 16-17). Oprimido. Del Heb. gazal, "quitar por la fuerza", "robar". Es decir, el "robado".
13. Moradora Del Valle. Este uso del género femenina es similar al de "hija de Sión" (Jer. 4: 31; 6: 2, 23; Sal. 9: 14). Posiblemente sea una referencia a la parte baja de la ciudad de Jerusalén. Piedra. Heb. tsur, "roca", "peña". Con un sentido de falsa seguridad, los dirigentes de Jerusalén creían que su ciudad era inexpugnable.
¿Quién Subirá? El pueblo de Judá confiaba erróneamente, como los
antiguos Jebuseos, que la posición natural de Jerusalén era inexpugnable (ver
com. 2 Sam. 5: 6-7).
14. En Su Bosque. Se ha entendido que esta frase se refiere a (1) los
bosques literales (1 Sam. 23: 15), o (2) la casa real, la cual por sus columnas
de cedro era llamada "la casa del bosque del Líbano" (1 Rey. 7: 2;
10: 21; 2 Sam. 7: 2, 7; ver com. Jer. 22: 6-7). Uno de los actos destructivos
de un ejército invasor como el de Nabucodonosor era cortar los "altos
cedros" y los "cipreses más escogidos" (2 Rey. 19: 23). Las
repetidas devastaciones de los bosques de Palestina explican parcialmente la
falta actual de árboles en esa zona. (4CBA) Ministerio Hno. Pio
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