Jeremías 27. Se divide principalmente en dos partes: primeramente, desde los versículos 1-11. Es la Advertencia a las naciones para que no se sublevaran contra Babilonia. Y del 12-22, es el consiguiente Consejo a Sedequías para que se sometiera al yugo de Babilonia.
Pero deshojando
más el capítulo se encuentra, que desde los versículos (1-7) Bajo el símbolo de
yugos y coyunda se predice el sometimiento de los reinos vecinos a
Nabucodonosor. (8-11) Exhorta a no creer en los falsos profetas. (12-18) es el
ruego a Sedequías. (19-22) Predice que los utensilios restantes del templo
serán llevados a Babilonia, y allí quedarán hasta que Dios los haga regresar.
Éste capítulo
es un mensaje de juicio, y esperanza, la esperanza de ser restaurados...
1 EN EL principio del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra de Jehová a Jeremías, diciendo: 2 Jehová me ha dicho así: Hazte coyundas y yugos, y ponlos sobre tu cuello; 3 y los enviarás al rey de Edom, y al rey de Moab, y al rey de los hijos de Amón, y al rey de Tiro, y al rey de Sidón, por mano de los mensajeros que vienen a Jerusalén a Sedequías rey de Judá. 4 Y les mandarás que digan a sus señores: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Así habéis de decir a vuestros señores: 5 Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que están sobre la faz de la tierra, con mi gran poder y con mi brazo extendido, y la di a quien yo quise. 6 Y ahora yo he puesto todas estas tierras en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia, Mi Siervo, y aun las bestias del campo le he dado para que le sirvan. 7 Y todas las naciones le servirán a él, a su hijo, y al hijo de su hijo, hasta que venga también el tiempo de su misma tierra, y la reduzcan a servidumbre muchas naciones y grandes reyes.
8 Y a la nación y al reino que no sirviere a Nabucodonosor rey de Babilonia, y que no pusiere su cuello debajo del yugo del rey de Babilonia, castigaré a tal nación con espada y con hambre y con pestilencia, dice Jehová, hasta que la acabe yo por su mano. 9 Y vosotros no prestéis oído a vuestros profetas ni a vuestros adivinos, ni a vuestros soñadores, ni a vuestros agoreros, ni a vuestros encantadores, que os hablan diciendo: No serviréis al rey de Babilonia. 10 Porque ellos os profetizan mentira, para haceros alejar de vuestra tierra, y para que yo os arroje y perezcáis. 11 Mas a la nación que sometiera su cuello al yugo del rey de Babilonia y le sirviere, la dejaré en su tierra, dice Jehová, y la labrará y morará en ella.
12 Hablé también a Sedequías rey de Judá conforme a todas estas palabras, diciendo: Someted vuestros cuellos al yugo del rey de Babilonia, y servidle a él y a su pueblo, y vivid. 13 ¿Por qué moriréis tú y tu pueblo a espada, de hambre y de pestilencia, según ha dicho Jehová de la nación que no sirviere al rey de Babilonia? 14 No oigáis las palabras de los profetas que os hablan diciendo: No serviréis al rey de Babilonia; porque os profetizan mentira. 15 Porque yo no los envié, dice Jehová, y ellos profetizan falsamente en mi nombre, para que yo os arroje y perezcáis vosotros y los profetas que os profetizan. 16 También a los sacerdotes y a todo este pueblo hablé diciendo: Así ha dicho Jehová: No oigáis las palabras de vuestros profetas que os profetizan diciendo: He aquí que los utensilios de la casa de Jehová volverán de Babilonia ahora pronto; porque os profetizan mentira. 17 No los oigáis; servid al rey de Babilonia y vivid; ¿por qué ha de ser desolada esta ciudad? 18 Y si ellos son profetas, y si está con ellos la palabra de Jehová, oren ahora a Jehová de los ejércitos para que los utensilios que han quedado en la casa de Jehová y en la casa del rey de Judá y en Jerusalén, no vayan a Babilonia.
19 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos acerca de aquellas columnas, del estanque, de las basas y del resto de los utensilios que quedan en esta ciudad, 20 que no quitó Nabucodonosor rey de Babilonia cuando transportó de Jerusalén a Babilonia a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, y a todos los nobles de Judá y de Jerusalén; 21 así, pues, ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, acerca de los utensilios que quedaron en la casa de Jehová, y en la casa del rey de Judá, y en Jerusalén: 22 A Babilonia serán transportados, y allí estarán hasta el día en que yo los visite, dice 485 Jehová; y después los traeré y los restauraré a este lugar. (Jeremías 27).
1. Joacim. Varios manuscritos hebreos dicen
"Sedequías", lo cual es sin duda correcto, como lo muestran
claramente los vers. 3, 12 (ver cap. 28: 1). Sedequías reinaba por
consentimiento de Nabucodonosor, quien lo había colocado en el trono (2 Rey.
24: 17-19); sin embargo, él y los reyes vecinos que también pagaban tributo a
Babilonia no habían perdido la esperanza de librarse del yugo caldeo. Lo que se
narra en este capítulo ocurrió en el 4.º año de Sedequías, alrededor del año
593 a.C. (ver com. cap. 28: 1).
2. Coyundas Y Yugos. La dramática representación de predicciones
simbólicas como ésta (Isa. 20: 2; Jer. 18; 19; Eze. 12: 5-7; Hech. 21: 11)
tenía el propósito de impresionar grandemente al pueblo con lo que el futuro le
tenía reservado, y para despertarlo, si fuera posible, a fin de que
comprendiera su necesidad espiritual. Actuando en tal forma, como si fuera un
esclavo encadenado o un animal de carga con el yugo puesto, Jeremías cautivaría
la atención de todos como jamás lo podría haber logrado con sólo palabras. Las
naciones implicadas en esta conspiración, y sobre todo Sedequías, quedarían sin
excusa para pensar que sus planes tenían alguna perspectiva de éxito.
3. Los Enviarás. Según la última parte de este versículo, los reyes
mencionados habían enviado "mensajeros" o embajadores a Sedequías
para instarlo a formar una alianza con ellos contra Nabucodonosor. Estas
naciones se mencionan en el mismo orden en el que figuran en el cap. 25: 21-22,
en un mensaje dado 11 años antes. Esta predicción anterior ya se había cumplido
parcialmente. Sin embargo, por algún motivo esos reyes acariciaban la esperanza
de que podrían rebelarse con éxito contra Nabucodonosor.
4. Les Mandarás. A Jeremías se le ordenó que dijera a los
representantes de los reyes mencionados en el vers. 3 que sus esfuerzos serían
vanos, y que en la providencia de Dios Babilonia sería la irresistible
vencedora de las naciones, el instrumento divino que habría de castigar su
iniquidad.
Jehová De Los Ejércitos. Ver com. cap. 7: 3. Este título que se aplica al
"Dios de Israel", debía impresionar especialmente a las naciones que
no conocían al Señor con el hecho de que el verdadero Dios, el Dios de los
"ejércitos" del cielo, era incomparablemente superior a los ejércitos
terrenales (ver com. Jos. 5: 14; Sal. 24: 10).
5. La Di. Se recuerda a las naciones que el Dios que creó la
tierra (Amós 4: 13; 9: 6) es Aquel que controla su destino, el que "quita
reyes y pone reyes" (ver Sal. 83: 18; Dan. 2: 21; 5: 18-19; com. cap. 4:
17).
6. Mi Siervo. Ver com. cap. 25: 9. Las Bestias Del Campo. Los ejércitos vencedores tomaban particularmente los caballos y el ganado de los pueblos conquistados, agravando así la angustia y la desesperación de los vencidos.
7. A Su Hijo, Y Al Hijo De Su Hijo. Ver Nota Adicional de Dan. 5. Esto puede insinuar la
corta duración del Imperio Neobabilónico, después del reinado de Nabucodonosor,
pues sus sucesores no pasaron más allá de la segunda generación después del
gran rey, ni en línea directa ni indirecta (ver t. III, p. 49). "Su hijo,
y al hijo de su hijo" posiblemente se refiere a Nabonido y a Belsasar
(yerno de Nabucodonosor e hijo de Nabonido, respectivamente), los dos reyes más
destacados después de Nabucodonosor, aunque no es necesario que el pasaje se
interprete en esta forma. Tal vez no se refiera a sucesores específicos de
Nabucodonosor, sino que sencillamente deba interpretarse que el reino existiría
por un tiempo indefinido.
La Reduzcan A Servidumbre. A pesar de que "todas las naciones" le
servirían, Nabucodonosor, rey de Babilonia, no establecería un imperio de larga
duración, pues los persas y otras naciones subyugarían al rey babilonio (cf.
cap. 51: 11, 27-29).
8. Espada. Se enumeran de nuevo los azotes de la guerra:
espada, hambre y pestilencia (ver com. cap. 14: 12).
9. Adivinos. Los que echaban suertes o empleaban otros recursos
para conocer el futuro (ver com. Eze. 21: 21; Dan. 1: 20).
Agoreros. Ver com. Lev. 19: 26. Encantadores. Ver com. Exo. 7: 11; Dan. 2: 2; cf. Isa. 47: 9, 12. Las predicciones de todos estos pronosticadores paganos evidentemente concordaban en incitar a las cinco naciones a rebelarse contra Nabucodonosor.
10. Haceros Alejar. Por inspiración divina, Jeremías sabía cuál sería el
resultado si los reyes mencionados seguían el falso consejo de los oráculos
paganos. Esos reyes irían con sus 486 ejércitos a la batalla y perecerían, como
le sucedió a Acab cuando obedeció al "espíritu de mentira en boca de
todos" los falsos profetas (1 Rey. 22: 15-37).
12. Someted Vuestros
Cuellos. El mismo
consejo que se dio a las naciones vecinas (vers. 11) se le dirige también a
"Sedequías rey de Judá". Como rey que era, si lo hubiera deseado
podría haber hecho que la nación se sometiera a Babilonia (ver PE 337).
13. Espada. Ver com. cap. 14: 12; 27: 8. La nación. No se refiere a una nación, sino a cualquier pueblo que no se sometiera a Babilonia.
14. Profetizan Mentira.
En cuanto a
la obra engañosa de estos falsos profetas, ver com. cap. 14: 13; 23: 1-2, 11,
21, 23, 30-31, 33-34.
15. Para Que. Heb. lemá'an, que por lo general indica propósito:
"a fin de que", pero que aquí significa más bien una consecuencia:
"de modo que". Aquí se realza el resultado de la desobediencia de
Judá, y no el propósito de Dios. Dios aparece con frecuencia en la Biblia como
si hiciera aquello que no impide (ver com. 1 Rey. 22: 22).
16. Ahora Pronto. Nabucodonosor se había llevado los "utensilios
de la casa de Jehová" antes de que Sedequías subiera al trono (2 Rey. 24:
10-13; 2 Crón. 36: 7), y para consolar al pueblo que lamentaba mucho esa gran
pérdida, los falsas profetas predecían que esos sagrados vasos pronto serían
devueltos a Jerusalén. Sin embargo, esos vasos no fueron traídos de vuelta
hasta que Ciro se los devolvió a los judíos (Esd. 1: 7-11).
17. ¿Por Qué Ha De
Ser Desolada Esta Ciudad? Es
evidente que esta falsa predicción del pronto retorno de los utensilios del
templo era una profecía que incitaba a la rebelión. Jeremías comprendía que una
revuelta sólo podía causar la devastación de Jerusalén y como consecuencia la
destrucción del templo.
18. Oren Ahora. Jeremías aconseja a los falsos profetas que rueguen
a Dios para que los vasos que Nabucodonosor había dejado no fueran llevados a
Babilonia, en lugar de perder el tiempo en vanos esfuerzos por recuperar los
vasos que ya habían sido sacados del templo.
19. Aquellas Columnas.
Las dos
columnas de bronce, llamadas Jaquín y Boaz, que estaban a cada lado del pórtico
del templo (ver com. 1 Rey. 7: 15). El "mar" o fuente gigantesca
descansaba sobre doce bueyes, ver com. 1 Rey. 7: 23. Las diez "basas"
de las diez fuentes se describen en 1 Rey. 7:27-37. Aunque aquí no se menciona
el arca, ésta aún estaba en el templo. Aquí permaneció hasta que fue sacada y
escondida durante el sitio final de Jerusalén (ver PR 334).
20. Jeconías. Ver com. cap. 22: 24.
22. A Babilonia Serán Transportados. El cumplimiento de esta profecía se registra en 2Rey. 25: 13-15. Hasta El Día. Se alude a la finalización de los 70 años de cautiverio (Jer. 25: 11-12; 29: 10; Dan. 9: 2). 4CBA/Ministerio Hno. Pio
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