domingo, noviembre 15, 2020

REFLEXIÓN 469. PROFECÍAS REFERENTES A JUDÁ Y JERUSALÉN: Conflicto Íntimo De Jeremías (JER. 20: 7-18).

Jeremías 20: 7-18. En esta parte del capítulo, es la prueba de fuego para la fe del profeta. Es golpeado y sujeto a un cepo. El resto de los versículos discurrirá entre la amargura, el contentamiento y gratitud al Señor, y nuevamente a la amargura de su ser.

Esta etapa de prueba y aflicciones que vive el profeta, es natural en su reacción, porque es parte de crecer y madurar en su fe.

En las reflexiones pasadas presentamos los niveles que deberíamos tener en cuenta ante las dificultades de la vida. “Desde el por qué yo, hasta la gratitud y el gozo en las pruebas”. Y Jeremías tiene que llegar a entender esos niveles que todos debemos conocer y entender.

Por ejemplo, Israel, se quedó solo en el primer paso, cuando salieron de Egipto, del porque a mí, o porque yo… y fracasaron. Por eso es importante y vital, que, ante las pruebas de la vida, nunca perder nuestra confianza en Dios. Aunque en ese momento es confuso, como dice el himno: “Si la fe me abandonare, el me sostendrá” toda la relación previa que desarrollamos con Dios, primará en esos momentos cruciales.

Pero volvamos a ver lo que presenta esta parte del capítulo 20. Desde los versículos (7-9) Jeremías se queja de su situación, (10-13) de sus murmuradores, (14-18) y de su nacimiento.

7 Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí. 8 Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día. 9 Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude. 

10 Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes: Denunciad, denunciémosle. Todos mis amigos miraban si claudicaría. Quizá se engañará, decía, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra venganza. 11 Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada. 12 Oh Jehová de los ejércitos, que pruebas a los justos, que ves los pensamientos y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti he encomendado mi causa. 13 Cantad a Jehová, load a Jehová; porque ha librado el alma del pobre de mano de los malignos.

14 Maldito el día en que nací; el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito. 15 Maldito el hombre que dio nuevas a mi padre, diciendo: Hijo varón te ha nacido, haciéndole alegrarse así mucho. 16 Y sea el tal hombre como las ciudades que asolo Jehová, y no se arrepintió; oiga gritos de mañana, y voces a mediodía, 17 porque no me mató en el vientre, y mi madre me hubiera sido mi sepulcro, y su vientre embarazado para siempre. 18 ¿Para qué salí del vientre? ¿Para ver trabajo y dolor, y que mis días se gastasen en afrenta? (Jeremías 20).

7. Me Sedujiste. Ver com. cap. 4: 10. Es probable que este lamento fuera una reacción a causa de la angustiosa noche que el profeta pasó en el cepo (vers. 2-3). Su quebrantado estado de ánimo pudo inducir a Jeremías a pensar que su obra era un fracaso, fracaso que le resultaba más amargo por el temor que lo obsesionaba de que Dios no cumpliera sus promesas (Jer. 1: 8-10; cf. Jer. 15: 10, 17; Jon. 4: 1-4).

Más Fuerte Fuiste Que Yo. En su angustioso lamento Jeremías insinúa que el Señor ha empleado su poder superior para obligarlo, contra su inclinación y deseo, a emprender una misión que rehuía.

8. Doy Voces. Heb. za´aq, "clamar", ya sea pidiendo ayuda o quejándose por el dolor.

9. No Me Acordaré Más. Su sentimiento de frustración y fracaso, hizo creer al profeta que el único recurso que le quedaba era dejar de cumplir su misión de ser portavoz de Dios.

Fuego. Se ha sugerido que este "fuego ardiente" era la orden divina de que Jeremías fuera su mensajero, misión que no podía dejar de cumplir. No Pude. Es decir, "no fui capaz de soportarlo".

10. Murmuración De Muchos. Compárese con Sal. 31: 13. Jeremías había oído muchas "calumnias" (BJ) y "difamaciones" (VM) referentes a él. Temor De Todas Partes. Heb. magor missabib, nombre que Jeremías le había dado a Pasur (ver com. vers. 3).

Denunciad. Posiblemente deba entenderse: "denunciadle, y nosotros informaremos lo que nos decís". Los perseguidores del profeta abrigaban la esperanza de obtener pruebas de que Jeremías había sido desleal a la nación (cap. 11: 19; 18: 18).

Claudicaría. Mejor, "tropezaría". Se Engañará. Ver vers. 7. Los enemigos de Jeremías esperaban entramparlo con algo que dijera en su celo profético, para condenarlo y hacerlo morir.

11. Jehová Está Conmigo. A pesar de su preocupación y perplejidad, Jeremías no cede ante la desesperación. Su confianza sigue firme en Dios (cf.  Sal. 23; 27; 2 Cor. 4: 1, 8-9). Las aguas de la angustia no pueden anegar su confianza, ni el fuego de la persecución puede destruir su fe (cf. Isa. 43: 1-2). Poderoso Gigante. Heb. 'arits, que deriva del verbo 'arats, "temblar". Jehová es el poderoso que infunde temor y respeto. El profeta estaba seguro de que si bien sus enemigos eran "fuertes" (cap. 15: 21), Dios, el poderoso que hace temblar, podría vencerlos fácilmente (ver Isa. 9: 6).

12. Jehová De Los Ejércitos. Ver com.  Sal. 24: 10; Jos. 5: 14. En este título quizá se refleje el pensamiento del vers. 11, en el cual Dios aparece como un "gigante" guerrero. 

El Corazón. El hebreo dice "riñones" (ver com. cap. 17: 10).

13. Cantad A Jehová. La angustia del profeta cede ante la esperanza; la tristeza da lugar al gozo (cf. Sal. 30: 5).

14. Maldito El Día. En el resto del capítulo Jeremías aparece sumido en una profunda desesperación que nos recuerda la del patriarca Job (ver com. Job 3: 1-6). Siempre debemos recordar que si bien estos personajes bíblicos eran valientes hombres de Dios, seguían siendo seres humanos sujetos "a pasiones semejantes a las nuestras" (Sant. 5: 17).

15. Haciéndole Alegrarse Así Mucho. Al pensar en este deleite propio de la paternidad, Jeremías se sentía más apenado frente a su dolor (cf. cap. 15: 10). Lo que había sido motivo de alegría para sus padres ocasionaba desesperación al profeta.

16. Como Las Ciudades. Se alude aquí a las "ciudades de la llanura" (Gén. 19: 29) que fueron destruidas por el fuego que descendió de Dios. Su destrucción se constituyó en ejemplo del castigo divino que inevitablemente sobreviene por la impiedad de los hombres (Deut. 32: 32; Isa. 1: 9-10; Jud. 7). Voces. Heb. teru'ah, "grito", "voz de alarma". Quizá se refiera al grito de guerra de un ejército invasor.

17. No Me Mató. Este capítulo concluye con un crescendo de emociones expresadas en un lenguaje vigoroso y apasionado. El profeta lamenta profundamente haber nacido. (4CBA) Ministerio Hno. Pio


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