lunes, noviembre 09, 2020

REFLEXIÓN 458. PROFECÍAS REFERENTES A JUDÁ Y JERUSALÉN: VICISITUDES PERSONALES DEL PROFETA: La Sequía: La Intercesión De Jeremías Rechazada (JEREMÍAS 14).

Jeremías 14. Trata sobre las dificultades extremas que empieza a vivir el pueblo, con la gran sequía. Es (1-6) Una terrible hambruna, (7-9) que hace suplicar a Jeremías. (10-12) Dios dice que no escuchará al pueblo. (13-16) Los falsos profetas no serán una excusa. (17-22) Jeremías suplica por ellos.

1 PALABRA de Jehová que vino a Jeremías, con motivo de la sequía. 2 Se enlutó Judá, y sus puertas se despoblaron; se sentaron tristes en tierra, y subió el clamor de Jerusalén. 3 Los nobles enviaron sus criados al agua; vinieron a las lagunas, y no hallaron agua; volvieron con sus vasijas vacías; se avergonzaron, se confundieron, y cubrieron sus cabezas. 4 Porque se resquebrajó la tierra por no haber llovido en el país, están confusos los labradores, cubrieron sus cabezas. 5 Aun las ciervas en los campos parían y dejaban la cría, porque no había hierba. 6 Y los asnos monteses se ponían en las alturas, aspiraban el viento como chacales; sus ojos se ofuscaron porque no había hierba.

7 Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh Jehová, actúa por amor de tu nombre; porque nuestras rebeliones se han multiplicado, contra ti hemos pecado. 8 Oh esperanza de Israel, Guardador suyo en el tiempo de la aflicción, ¿por qué te has hecho como forastero en la tierra, y como caminante que se retira para pasar la noche? 9 ¿Por qué eres como hombre atónito, y como valiente que no puede librar?  Sin embargo, tú estás entre nosotros, oh Jehová, y sobre nosotros es invocado tu nombre; no nos desampares.

10 Así ha dicho Jehová acerca de este pueblo: Se deleitaron en vagar, y no dieron reposo a sus pies; por tanto, Jehová no se agrada de ellos; se acordará ahora de su maldad, y castigará sus pecados. 11 Me dijo Jehová: No ruegues por este pueblo para bien. 12 Cuando ayunen, yo no oiré su clamor, y cuando ofrezcan holocausto y ofrenda no lo aceptaré, sino que los consumiré con espada, con hambre y con pestilencia.

13 Y yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová!  He aquí que los profetas les dicen: No veréis espada, ni habrá hambre entre vosotros, sino que en este lugar os daré paz verdadera. 14 Me dijo entonces Jehová: Falsamente profetizan los profetas en mi nombre; no los envié, ni les mandé, ni les hablé; visión mentirosa, adivinación, vanidad y engaño de su corazón profetizan. 15 Por tanto, así ha dicho Jehová sobre los profetas que profetizan en mi nombre, los cuales yo no envié, y que dicen: Ni espada ni hambre habrá en esta tierra; con espada y con hambre serán consumidos esos profetas. 16 Y el pueblo a quien profetizan será echado en las calles de Jerusalén por hambre y por espada, y no habrá quien los entierre a ellos, a sus mujeres, a sus hijos y a sus hijas; y sobre ellos derramaré su maldad.

17 Les dirás, pues, esta palabra: Derramen mis ojos lágrimas noche y día, y no cesen; porque de gran quebrantamiento es quebrantada la virgen hija de mi pueblo, de plaga muy dolorosa. 18 Si salgo al campo, he aquí muertos a espada; y si entro en la ciudad, he aquí enfermos de hambre; porque tanto el profeta como el sacerdote anduvieron vagando en la tierra, y no encendieron.

19 ¿Has desechado enteramente a Judá? ¿Ha aborrecido tu alma a Sión? ¿Por qué nos hiciste herir sin que haya remedio?  Esperamos paz, y no hubo bien; tiempo de curación, y he aquí turbación. 20 Reconocemos, oh Jehová, nuestra impiedad, la iniquidad de nuestros padres; porque contra ti hemos pecado. 21 Por amor de tu nombre no nos deseches, ni deshonres tu glorioso trono; acuérdate, no invalides tu pacto con nosotros.

22 ¿Hay entre los ídolos de las naciones quien haga llover? ¿y darán los cielos lluvias? ¿No eres tú, Jehová, nuestro Dios?  En ti, pues, esperamos, pues tú hiciste todas estas cosas. (Jeremías 14).

1. Palabra De Jehová. Aquí comienza una nueva profecía que, según algunos, continúa hasta el cap. 17: 18.  El mensaje del cap. 14 no lleva fecha, pero se ha pensado que Jeremías lo presentó antes de la última parte del tercer año del reinado de Joacim (cap. 25:1), porque en ninguna parte del capítulo se insinúa siquiera que los caldeos hubieran llegado ya a Jerusalén. La Sequía. Si esta sequía es la misma que se describe en el cap. 3:3, es posible que esta profecía deba situarse poco más o menos en la primera década del ministerio de Jeremías.

2. Sus Puertas. En la antigüedad los negocios se efectuaban en las puertas de las ciudades (ver com.  Gén. 19: 1).  El desdoblamiento de las puertas indicaba que el comercio y otras actividades públicas habían cesado.

3. No Hallaron Agua. Compárese con 1 Rey. 18: 5; Amós 4: 7-8.

Cubrieron Sus Cabezas. Actitud que denota pesar (2 Sam. 15: 30; 19: 4).

4. Se Resquebrajó. Mejor, "se llenó de espanto". Poéticamente muchas veces se atribuye a un objeto inanimado lo que sólo puede sentir una persona.

5. Las Ciervas. A pesar de su costumbre instintiva de cuidar muy bien a sus pequeños, la cierva abandonaría su cría para buscar desesperada e inútilmente su alimento.

7. Aunque Nuestras Iniquidades. Movido por el amor que siente por su pueblo, Jeremías se siente impulsado a orar para que se le conceda el perdón (ver com. cap. 7: 16). En nombre de su pueblo, confiesa voluntariamente la transgresión de los suyos. El profeta sabía que la apostasía espiritual de Judá había ocasionado la sequía en su tierra (3:2-3).

8. Esperanza De Israel. Heb. miqweh yisra'el, expresión que aparece sólo aquí y en Jer. 17:13. El profeta destaca el hecho de que Israel puede hallar esperanza únicamente en el Señor. Como Forastero. El profeta emplea este símil para expresar la aparente indiferencia de Dios hacia Judá en "el tiempo de la aflicción".

9. Atónito. O "perplejo". La LXX traduce: "¿Querrás ser como un hombre dormido?" Entre Nosotros. La fe triunfante de Jeremías le asegura que Dios no es un "forastero", como se insinúa en el vers. 8 (ver com.), sino que el Señor permanece leal en medio de su pueblo. El profeta confía en que aunque el Señor tarde en actuar, como "valiente" que es, salvará a los suyos.

10. No Se Agrada De Ellos. Por cuanto el pueblo de Judá no se ha apartado de su pecado, sino que se ha complacido en "vagar" por los caminos de su propia transgresión, Dios se ve obligado a rechazar el pedido de Jeremías.

11. No Ruegues. Cf. cap. 7: 16; 11: 14.

12. No Lo Aceptaré. Es evidente que sus ayunos y sacrificios eran nada más que actos ceremoniales rutinarios, carentes del espíritu de la verdadera adoración (Isa. 1: 10-15), y por lo tanto inaceptables para Dios. Sin embargo, también podría interpretarse que esos ayunos y sacrificios, aunque en cierta medida sinceros, se habían realizado demasiado tarde como para impedir el castigo divino. Con Espada. Espada, hambre y enfermedades, trío proverbialmente inseparable y maléfico, han sido azotes de la guerra, según lo demuestra tan constantemente la historia de la humanidad (cap. 21: 9).

13. Los Profetas Les Dicen. Una de las causas principales de la decadencia espiritual de los israelitas era la influencia poderosa hacia el mal que ejercían muchos profetas falsos y corruptos, que buscaban popularidad engañando al pueblo y prometiéndole una paz que no habría. Engañaban diciendo que por cuanto los israelitas eran el pueblo escogido 448 de Dios estaban a cubierto de toda derrota, y que sólo les ocurrirían cosas buenas.  Como la enseñanza de esos falsos dirigentes religiosos era más agradable a los oídos que los mensajes que daban los verdaderos siervos de Dios, los falsos profetas eran considerados con mucho mayor simpatía que los portavoces designados por Dios. La oposición de los falsos profetas dificultaba mucho la tarea de los mensajeros de Dios (Isa. 30: 8-10; Jer. 5:31; Eze. 13; Amós 3: 5-12).

No Veréis. Con su tono característico, los falsos profetas prometían cosas agradables al pueblo, y le aseguraban que los tres azotes pronosticados por Dios no lo alcanzarían (vers. 12); y en cambio le prometían bendiciones de prosperidad continua y "paz verdadera".

15. Con Espada Y Con Hambre. El Señor declara que esos engañadores serían víctimas de los mismos desastres que habían declarado que nunca ocurrirían.

16. No Habrá Quien Los Entierre. Los judíos consideraban que era una gran deshonra no ser enterrados con la ceremonia y el respeto debidos (cap. 8: 2; 16: 5-6).

17. La Virgen Hija. Metáfora para referirse a Judá, y específicamente a Jerusalén, la ciudad capital (Isa. 37: 22; Jer. 8: 21; Lam. 1: 15; 2: 13).

18. He Aquí Muertos. El profeta prevee la situación desolada del país por causa del cautiverio babilónico. Enfermos De Hambre. Los que sufrirían por las enfermedades ocasionadas por el hambre, tales como las dolencias de la desnutrición y otras debilidades físicas que se deben a la falta de alimento.

Anduvieron Vagando. Literalmente, "pasaron por la tierra" como mercaderes, mendigos o pastores.  No es totalmente claro el sentido de este pasaje.  Algunos opinan que tanto el profeta como el sacerdote vagarían en la tierra de su cautiverio sin saber dónde morar ni adónde serían llevados. Otros creen que debe interpretarse que los falsos dirigentes espirituales no aprenderían nada de la extrema severidad del exilio, y que seguirían pregonando sus engaños durante su cautiverio.

19. Desechado Enteramente. El amor por su patria y por su pueblo (vers. 7-9) hacen que el profeta interceda de nuevo apasionadamente en favor de ellos. Comienza con un ferviente debate con Dios acerca de las razones de esa situación tan calamitosa.

20. Reconocemos. Jeremías reconoce voluntariamente las transgresiones de su pueblo; pero recurre al amor que Dios tiene para con su pueblo (ver com.  Sal. 85: 10).

21. Por Amor De Tu Nombre. Compárense los argumentos empleados por Jeremías con los de Moisés cuando intercedió en favor de Israel (Núm. 14: 15-19). Trono. El trono de Dios es el símbolo de la presencia divina.  Aquí el "trono" parece referirse a la ciudad de Jerusalén como morada de Dios (cap. 3: 17; 17: 12).

22. Ídolos. Todos pudieron ver con gran claridad cuán incapaces fueron los ídolos durante la época de sequía (vers. 1), pues esos falsos dioses no pudieron hacer que lloviera sobre la tierra calcinada (cf.  Isa. 41: 29; Jer. 10: 3, 8). 4CBA/Ministerio Hno. Pio


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