Santiago 4.
ADVERTENCIAS CONTRA PELIGROS
COMUNES:
CONTRA LAS LUCHAS Y Dificultades
Entre Los Hermanos, 4:1-17.
1. El origen de las luchas y del egoísmo, 4:1-4.
“Debemos luchar
contra la codicia, la intemperancia”.
2.
Exhortación a
someterse a Dios, 4:5-10.
“Debemos luchar
además contra el orgullo”
3.
Exhortación contra
la maledicencia, 4:11-12.
“Luchar Contra La Murmuración
Y, Juzgar Precipitadamente A Los Demás”
4. Exhortación contra la vana jactancia, 4:13-17.
"No jactarnos por el éxito de los negocios de este mundo, sino meditar siempre en la certidumbre, de esta vida, encomendando nuestra vida y todo lo nuestro a la divina Providencia".
1 ¿De Dónde vienen las guerras y
los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en
vuestros miembros? 2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no
podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no
pedís. 3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros
deleites.
4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad
contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye
enemigo de Dios.
5 ¿O pensáis que la Escritura
dice en vano: ¿El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela
celosamente? 6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los
soberbios, y da gracia a los humildes.
7 Someteos, pues, a Dios;
resistid al diablo, y huirá de vosotros.
8 Acercaos a Dios, y él se
acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble
ánimo, purificad vuestros corazones. 9 Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra
risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. 10 Humillaos delante
del Señor, y él os exaltará.
11 Hermanos, no murmuréis los
unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de
la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley,
sino juez. 12 Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar y perder; pero
tú, ¿Quién eres para que juzgues a otro?
13 ¡Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; 14 cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece. 15 En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello. 16 Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejante es mala; 17 y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado. (Santiago 4).
1. De dónde...? El apóstol ahora se ocupa de
males específicos dentro de la iglesia, que eran el resultado de las lenguas
sin control y corazones rencillosos. El egoísmo es la raíz de toda división y
confusión (ver com. cap. 3:14).
Guerras. Gr. pólemos, "contienda",
"enemistad". Se refiere a conflictos que afectan a muchas personas,
quizá en contraste con máje (ver "pleitos").
Pleitos. Gr. maje, "pleito", "pelea";
"contiendas" (BJ); aquí quizá significa desavenencias personales.
Entre vosotros. Estos miembros de la iglesia aún no estaban sembrando "en paz"
(ver com. cap. 3-18).
¿No es de? La pregunta implica una respuesta afirmativa.
Pasiones. Gr. hedone "placer", "pasión";
en el NT generalmente placeres malos, concupiscencias (ver Luc. 8:14; Tito
3:3).
Combaten. Cuando la satisfacción del egoísmo predomina en los
seres humanos, no hay fin para las rivalidades y las luchas. Cada uno ve en los
demás un obstáculo para la satisfacción de sus deseos personales (ver com. Tito
3:3).
En vuestros miembros. Puede tratarse de los
"miembros" del cuerpo o de los "miembros" de la iglesia. Sea
como fuere, el egoísmo que constantemente busca reconocimiento y ventajas, es
la raíz de todos los conflictos personales que con frecuencia producen
rivalidades.
2. Codiciáis. Gr. epithuméo, "anhelar", "desear
con vehemencia". Cf. cap. 1:14. Si no se lo impide, el egoísmo se
convierte en el pecado de la codicia (ver com. Exo. 20:17).
No tenéis. El codicioso nunca siente que ha obtenido todo lo
que necesita.
Matáis. Santiago presenta la verdad general de que la
desenfrenada pasión que procura satisfacer los deseos personales, con
frecuencia lleva al asesinato (ver com. Mat. 5:22). No dice necesariamente que
algunos de aquellos a quienes escribía eran realmente culpables de asesinato. Algunos
preferirían cambiar la puntuación de este versículo, para que dijera:
"Codiciáis, y porque no tenéis, matáis; anheláis, pero no podéis lograr;
por eso combatís y lucháis". Odiar es, delante de Dios, un pecado tan horrible
como asesinar (ver com. Mat. 5:22).
No podéis alcanzar. Cualquiera que sea el resultado
de la fuerza y la violencia, no se obtienen verdadera felicidad y
contentamiento.
Combatís y lucháis. Ver com. vers. 1. Como no se
logra una satisfacción genuina, persiste un interminable estado de contienda.
No pedís. Estos contenciosos confían en sus propios esfuerzos para lograr lo que desean, en vez de depender de Dios para que les dé lo que es mejor para ellos.
Dios ha implantado deseos legítimos y necesidades básicas en el corazón humano (ver com. cap. 1:15), y la felicidad depende en parte de la satisfacción de esos deseos que Dios ha implantado.
Cuando los hombres tratan
de satisfacer esos deseos básicos en formas incorrectas, inevitablemente se
producen chascos, envidias y rivalidades. Esos miembros de la iglesia no
estaban procediendo en armonía con el plan de Dios para su felicidad genuina,
porque habían descuidado la oración. Orar implica la disposición a buscar lo
que Dios desea darle.
3. Pedís. Ver com. Mat. 7:7.
No recibís. Las respuestas a la oración dependen tanto de la
naturaleza de lo que se pide como del espíritu con que se pide (ver com. Luc.
11:9).
Mal. Gr. kakos, "equivocadamente"; "con
malos propósitos" (BA), es decir, con motivos indebidos y quizá para
propósitos erróneos. El que ora sin la determinación de proceder de acuerdo con
la voluntad de Dios, está orando "mal" (ver 1Juan 5:14).
Gastar. Gr. dapanáo, "despilfarrar",
"malgastar" (BJ).
Deleites. Gr. hedoné (ver com. vers. 1). Las oraciones hechas
con este espíritu no son contestadas porque lo que se pide es para usarlo en la
complacencia propia. Dios no puede contestar tales oraciones, aun cuando se
pidan cosas que son buenas de por sí.
4. Adúlteras. Las personas infieles a los votos matrimoniales. Algunos
consideran que Santiago habla del adulterio en sentido figurado, o sea, la
apostasía espiritual (ver com. Eze. 16:15; cf. com. 2 Cor. 11:2). Las personas
a las cuales se alude en Sant. 4:1-5 parecían considerarse aún miembros de la
iglesia; sin embargo, incurrían en pecados graves, y por tal razón Santiago
podría estar refiriéndose al adulterio carnal.
Sea como fuere, esos miembros de
iglesia demostraban que su proceder no era diferente de los del mundo (ver cap.
1:27) porque favorecían a los ricos (ver com. cap. 2: 1-13), porque habían
descuidado las "obras" cristianas (ver com. cap. 2:14-26), porque
hablaban apresurada y desatinadamente (ver com. 3:1-10), porque abrigaban entre
sí "celos y contención" (ver cap. 3:14-18), y por las
"pasiones" desenfrenadas que manifestaban al ir tras asuntos
prohibidos (ver com. cap. 4:1-3).
Sabéis. Deberían haber sabido que no podían vivir así,
porque estaban familiarizados con el AT y con las enseñanzas de Cristo.
Amistad del mundo. Es decir, amistad con el mundo. La
meta principal del "mundo" es satisfacer el deseo de la complacencia
propia. El Evangelio exige servicio al prójimo. Hay una inmensa diferencia (ver
com. 1Juan 2:15) entre el espíritu y las prácticas del "mundo" y los
de la iglesia.
Cualquiera. Los hombres y las mujeres que están dominados por
el egoísmo se hallan bajo la condenación divina, aunque sus nombres figuren en
los registros de la iglesia.
Quiera. Gr. bóulomai, "querer",
"proponerse". Es decir, el corazón se propone disfrutar de algún
placer mundano.
Amigo del mundo. Cuando los miembros de iglesia
que afirman ser leales a Dios continúan anhelando una complacencia personal
como la que el mundo puede darles, su amor a Dios pasa a un segundo lugar. Su
lealtad "duda" (cf. cap. 1:6), es inestable (cf. vers. 8). El
servicio ofrecido a Dios no puede ser un interés entre muchos, porque la
conducta que el Señor pide es irreconciliable con la del mundo (ver com. Mat.
6:24).
Enemigo. Cf. 1 Juan 2:15.
5. Escritura. O sea, el AT. Esta cita no corresponde con ningún
pasaje específico de las Escrituras; sin embargo, el pensamiento es paralelo
con la enseñanza general del AT (cf. Gén. 6:3-5; Exo. 20:5).
En vano. Gr. kenos, "en vano", "sin
propósito". Las referencias bíblicas que declaran el amor de Dios para el
hombre no son palabras pronunciadas sin propósito.
Espíritu. Es decir, el Espíritu Santo, si se aceptan las
traducciones que siguen a continuación (ver com. "celosamente"). Otros
pasajes del NT enseñan que el Espíritu Santo mora en nosotros (ver com. Juan
14:16-17; 1Cor. 6:19).
Ha hecho morar. Dios ha concedido a los hombres
el Espíritu Santo.
Anhela. Gr. epipothéo, "añorar" "desear vivamente"
(cf. Rom. 1:11; 2 Cor. 5:2; 9:14; Fil. 1:8; 2:26; 1Tes. 3:6; 2Tim.
1:4).
Celosamente. Gr. pros fthónos, "para envidia",
"para celos". El sentido es difícil de interpretar. Algunos han
traducido: "El Espíritu Santo, a quien él [Dios] ha hecho morar en
nosotros, anhela intensamente con celo".
Otras traducciones son:
"Tiene deseos ardientes el Espíritu que él [Dios] ha hecho habitar en
nosotros" (BJ). "El Espíritu que mora en nosotros se deja llevar de
la envidia" (NC). "Hasta con celos se aficiona el Espíritu que en nosotros
puso su morada" (BC). "El Espíritu que Dios hizo habitar en nosotros,
suspira por nosotros con celos envidiosos" (VM). Esta versión añade la
frase "por nosotros" para hacer más claro el sentido.
Dios a menudo se califica a sí
mismo como "celoso" (Exo. 20:5; 34:14; Deut. 4:24; 5:9; 6:15; Jos.
24:19; Eze. 39:25; Nah. 1:2; ver com. Exo. 20:5; Deut. 32:16; Sal. 78:58; Eze.
36:5; Joel 2:18). Pablo comparaba su
intenso amor por la iglesia de Corinto con el celo de Dios por su pueblo (ver
com. 2 Cor. 11:2).
La amistad que los miembros de la
iglesia sienten por el mundo, apena al "celoso" Espíritu de Dios
porque él anhela y busca nuestro afecto indiviso. El celo humano es egoísta; el
de Dios sencillamente refleja su intenso interés por el bienestar de sus hijos.
6. Gracia. Gr. járis (ver com. Rom. 3:24). Debido al amor de
Dios por sus hijos, continuamente se renueva y magnifica en ellos la gracia
para que puedan resistir las tentaciones del mundo. Los que sinceramente piden
gracia en oración, continuamente crecerán en su carácter cristiano. Dios pide
una lealtad indivisa, pero también proporciona al hombre suficiente poder para
que pueda obedecer (ver com. Heb. 4:16).
Dice. La cita es de Prov. 3:34 (LXX).
Dios. Dios participa activamente en la lucha de sus hijos
contra las fuerzas del pecado. Pablo comprobó que la "gracia" de Dios
siempre era suficiente para hacer frente a las pruebas de la vida (ver com. 2
Cor. 12:9),
Soberbios. Es decir, los que prefieren los placeres del mundo
para satisfacer su egoísmo (ver com. vers. 1).
Menosprecian las exhortaciones de Dios y también a los
"humildes" que prefieren satisfacer sus deseos de acuerdo con la
voluntad divina.
Humildes. Ver com. Mat. 11:29.
7. Someteos. Santiago da comienzo a una serie de diez órdenes, a
las que cada miembro de iglesia, propenso al peligro de convertirse en
"amigo" del mundo (vers. 4), hará bien en prestar atención. Antes de
que Dios pueda impartir su "gracia" (vers. 6), el humilde debe estar
dispuesto a someter su voluntad al plan divino. La sumisión implica completa
confianza en que todo lo que Dios ha dispuesto es para el bien del humilde (ver
Heb. 12:9).
Pues. Debido al peligro del orgullo y del egoísmo, los
cristianos deben responder inmediatamente a las órdenes de Dios. El promete que
ninguna tentación será superior al poder que nos da para resistirla (1 Cor.
10:13).
Resistid. Gr. anthístemi, "oponerse",
"resistir". Cf. Efe. 4:27.
Diablo. La personalidad de Satanás se transluce en esto
(ver com. Mat. 4:1). Pablo describe la debida preparación del cristiano para
resistir con éxito las 11 asechanzas" del diablo (ver com. Efe. 6:13-17).
La victoria de Cristo sobre el diablo en el desierto (ver com. Mat. 4:1-11) fue
posible "por la sumisión a Dios y la fe en él" (DTG 104). Todo
cristiano puede resistir la tentación como lo hizo Cristo.
Huirá. El más débil ser humano, que se refugia en el poder
y en el nombre de Cristo, hará que Satanás tiemble y huya (DTG 105).
8. Acercaos. Esta orden en modo imperativo es el secreto para resistir con éxito a Satanás (cf. vers. 7).
Aunque Dios "no está lejos de
cada uno de nosotros" (Hech. 17:27), con todo, espera que lo busquemos
(ver 2 Crón. 15:2; Sal. 145:18; Isa. 55:6). Nos acercamos a Dios mediante la fe
(Heb. 7:25) y el verdadero arrepentimiento (Ose. 14: 1; Mal. 3:7).
El. El padre de la parábola del hijo pródigo vio a su
hijo "cuando aún estaba lejos" (Luc. 15:20), y nuestro Padre
celestial también anhela y espera que volvamos a él; pero no nos fuerza a
aceptar su amor (ver PP 404).
Pecadores. Compárese con "almas adúlteras" (vers.
4).
Limpiad. La limpieza de las manos simbolizaba el hecho de que la culpa había desaparecido (Sal. 24:4; 26:6; 73:13; ver com. Isa. 1:15-16). Pablo se refiere específicamente a las "manos santas" como una de las condiciones para que la oración sea respondida (1 Tim. 2:8).
Esta limpieza
espiritual sólo puede ser obrada por la gracia de Dios.
Doble ánimo. Ver com. cap. 1:8. La lealtad debe ser completa,
indivisa.
Purificad. Ver com. 1 Juan 3:3.
9. Afligíos. Los pecadores deben comprender su verdadera condición deplorable. Todos debemos esforzarnos por conocer siempre nuestro verdadero estado espiritual.
La iglesia de Laodicea es exhortada especialmente
en cuanto a este asunto (ver com. Apoc. 3:17). La amistad con el mundo (Sant.
4:4), las luchas internas (cap. 3:16; 4:1) y las concupiscencias (cap. 4:1-5),
deberían haber causado aflicción en todo sincero miembro de la iglesia.
Lamentad. Ver com. Mat. 5:4. Una ferviente exhortación al
arrepentimiento, que tenía el propósito de llegar aun a aquellos a quienes
Santiago había reprendido ásperamente. Hay esperanza, pues "la tristeza
que es según Dios produce arrepentimiento para salvación" (ver com. 2 Cor.
7:10).
Risa. Es decir, la risa que había acompañado a sus
"pasiones" o placeres (vers. 1). Esa clase de regocijo se convierte
en un narcótico que estimula una seguridad falsa, a pesar de que el alma
continuamente está al borde de la destrucción. Pero Santiago no quiere decir
que la vida cristiana normal deba caracterizarse por una sombría tristeza.
Lloro. El resultado del regocijo frívolo.
Gozo. "Gozo [convertido] en tristeza" es un
paralelismo poético con "risa [convertida] en lloro" (ver t. 111, pp.
22-29).
Tristeza. Gr. katefeia, "lobreguez",
"desaliento". Compárese con los "humildes" del vers. 6.
10. Humillaos. Ver com. Mat. 11:29; 23:12; Sant. 1:9. Así resume Santiago las diversas admoniciones acerca de la lealtad indivisa frente a la voluntad de Dios.
Para el que es honrado consigo mismo, la deplorable realidad de su condición personal lo induce a humillarse delante de Dios, quien siempre está dispuesto a perdonar,
(ver com. Isa. 57:15).
Delante. Esta contrición será genuina porque los
"humildes" no se disfrazan con una falsa modestia para ser vistos por
los hombres. Ni los actos externos ni los motivos íntimos están ocultos para el
Señor (2 Crón. 16:9; Heb. 4:13). El pecado es en primer lugar contra Dios (ver
com. Sal. 51:4), no importa cuál haya sido su naturaleza ni quién haya sido
perjudicado por él.
Exaltará. Cf. cap. 1:9. Los "humildes" serán ensalzados por Dios en esta vida hasta cierto límite, pero lo serán más plenamente en la vida venidera. El Señor es quien hace "vivir el espíritu de los humildes" (ver com. Isa. 57:15). Al igual que Jonatán y Juan el Bautista (Ed 151), los "que por su abnegación han compartido los sufrimientos de Cristo" recibirán la recompensa de la honra eterna.
El que esté dispuesto a ser enseñado por Dios y confíe en la conducción divina, nunca será desechado (ver com. Prov. 15:33).
11. No murmuréis. O dejad de murmurar", o
"dejad de difamar". Santiago deja de ocuparse de los deberes de los
miembros de iglesia y condena ciertos males específicos que perjudican a la
iglesia. La falta de humildad delante de Dios inevitablemente conduce a una falta
similar ante los hombres. La práctica de criticar a los hermanos en la fe
revela un claro egoísmo y se convierte en un motivo común de disensiones en la
iglesia (ver cap. 3:2-6).
De. O "contra".
Hermano. Hermano en la fe.
Juzga. El que habla mal contra un miembro de la iglesia,
lo "juzga". Este juicio está relacionado con el hábito de criticar,
cuyo propósito es hacer daño. Ver com. Mat. 7:1-5.
Ley. Los juicios despiadados, de cualquier clase que
sean, no concuerdan con el espíritu de la ley moral. El principio del amor es
violado por el deseo de imponerse y de criticar a otros.
Juzga a la ley. El que juzga parece decir que la
ley no se le aplica a él. Virtualmente dice que no hay ley que proteja al
hermano perjudicado, ni ley que condene su espíritu de crítica.
No eres hacedor. Santiago censura otra vez al
miembro de iglesia por la contradicción entre su profesión cristiana y sus hechos cotidianos
(cf. cap. 1:22-25). Cada miembro de iglesia debe sentir una obligación personal
de ser gobernado por el espíritu de la ley de Dios, sin tener en cuenta la
naturaleza de las ofensas que pueda sufrir.
Juez. El juez de la ley El que siempre critica no tiene
en cuenta la vigencia de la ley sobre todos los seres humanos, por esa razón
cree que es un legislador y no uno que debe guardar la ley. La causa de las
críticas a menudo se encuentra en las normas peculiares de conducta de los
criticones o en sus interpretaciones particulares de la Biblia, lo que los
induce a condenar a todos los que no están de acuerdo con ellos.
12. Uno solo es el dador de la ley. La evidencia
textual establece (cf. p. 10) el añadido de las palabras "y juez".
Las añaden la BJ, BA, BC y NC. En asuntos espirituales el dador de la ley es el
único que puede ser juez. Sólo Dios es competente para discernir -sin posibilidad
de error- el carácter de los hombres; por lo tanto, sólo él puede decidir el
destino eterno de una persona (ver com. 1 Cor. 4:5).
Salvar. Ver com. Hech. 4:12,
Perder. Gr. apóllumi, "destruir",
"aniquilar" (ver com. Juan 3:16).
¿Quién eres? Santiago destaca que es absurdo que una persona
trate de juzgar a otra porque el ser humano no puede discernir los motivos. Todos
somos, en una forma u otra, transgresores de la misma ley, y el orgullo egoísta
es el que impulsa a la gente a despreciar a otros y a herirlos con sus
palabras.
Otro. La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto
"prójimo" (BJ, BA, BC, NC).
13. ¡Vamos ahora! Frase para llamar la atención,
con el propósito implícito de desaprobar lo que sigue. El autor continúa con su
tema básico: la lealtad dividida de los miembros de la iglesia.
El de "doble ánimo"
(cap. 1:8) no posee la sabiduría celestial (ver com. cap. 1:5; 3:14-18);
descuida la cortesía que debe a sus prójimos (ver com. cap. 2:1-17; 4:11-12), y
no tiene pureza de corazón ante Dios (ver com. cap. 3:17; 4:3-10). Santiago se
dirige aquí a los miembros de iglesia que no tienen en cuenta a Dios en sus
actividades diarias.
Decís. Ya sea con palabras o con sus pensamientos.
Hoy. Estos miembros de iglesia hacen planes para el futuro como si Dios no existiera. Además, hacen preparativos como si su futuro dependiera de sus propias manos.
Cf. Prov. 27:1.
Estaremos. Equivale a pensar que cuando hubiera transcurrido
el lapso fijado, harían planes similares para otro tiempo.
Traficaremos. El apóstol no condena que se hagan planes exactos
para desarrollar empresas comerciales. Pero este caso típico refleja la
situación del que no tiene en cuenta los propósitos divinos para cada uno.
Ganaremos. El punto de vista "terrenal" (ver com. cap. 3:15) promueve las ventajas materiales a expensas del espíritu. La prosperidad material no es un pecado (ver com. cap. 1:10) si no toma el lugar del propósito que debe ser primordial para cada cristiano: el cumplimiento de la voluntad de Dios. Compárese con el caso del rico insensato,
(ver com. Luc.
12:15-21).
14. Cuando. O "puesto que", "en vista de
que". El vers. 14 es un paréntesis.
¿Qué ...? Es decir, ¿cuál es la naturaleza de vuestra vida?
Es. La evidencia textual (cf. p. 10) sugiere el verbo
"sois" (BJ, BC, NC).
Neblina. O "aliento", "vapor" (BJ, BA).
La
existencia del ser humano en este mundo es, en el mejor de los casos, incierta
y de corta duración (1 Crón. 29:15; Job 8:9; Sal. 102:11; Sant. 1:10-11).
Un poco de tiempo. El énfasis se halla en la
brevedad de la vida, no en la vida misma.
Se desvanece. La vida humana comienza a desaparecer tan pronto como aparece.
La vida, como la neblina, se disipa súbitamente.
15. Si el Señor quiere. Santiago no dice que el cristiano
siempre debe pronunciar estas palabras, sino que el espíritu de sumisión que se
refleja en ellas debe guiar cada plan que se haga.
El hombre del primer caso (ver
com. vers. 13) no tiene en cuenta la voluntad de Dios para su futuro, pues
prefiere las ganancias materiales; pero el segundo, el que comprende la
incertidumbre de la vida, se esfuerza para que predomine en su vida el afán de
servir a Dios.
Esta persona sabe que Dios tiene un plan especial para ella, y que sólo hallará la verdadera satisfacción si lo obedece. La aplicación consecuente de este principio quizá signifique que algunos de los planes mejor trazados para la vida serán alterados para que pueda cumplirse a cabalidad el plan de Dios, que continúa siendo el mejor.
El cristiano auténtico acepta esto con gozo ya que tiene la seguridad de que Dios dirige su vida.
Pablo vivía cada día con
la convicción de que su vida estaba en las manos de Dios. Por eso podía decir
que todos sus planes estaban sometidos a la voluntad del Señor (Hech. 18:21;
1Cor. 4:19; Fil. 2:24).
Viviremos. CF. Hech. 17:28.
Haremos. Cuando los hombres se someten a la voluntad de Dios (vers. 7), deben recordar que los caminos de Dios con frecuencia no concuerdan con los suyos (cf. Isa. 55:8-9).
Por esta razón un fiel cristiano hace frente a
cada día, con su confianza puesta en la conducción divina en todo lo que
emprenda, ya sea "esto o aquello".
16. Pero ahora. O pero en realidad", es
decir, en lugar de lo que debierais estar diciendo.
Os jactáis. Gr. kaujaomai, "gloriarse",
"ufanarse". Esos jactanciosos miembros de la iglesia, lejos de
comprender la seriedad de su condición (cf. vers. 13), continúan haciendo sus
planes confiadamente para el futuro. En vez de humillarse delante de Dios,
exhiben su suficiencia propia.
Soberbias. Gr. alazonéia, "pretensión", "alarde",
"fanfarronería" (BJ). Es una tácita referencia a la confianza
presuntuosa en la propia inteligencia, habilidad y fortaleza. Esos feligreses
que confiaban en sí mismos actuaban como si el futuro hubiera estado en sus
manos y como si su éxito dependiera de su propia capacidad.
Semejante. Es decir, toda esa clase de jactancia que
vanidosamente ensalza la capacidad humana. Gloriarse en lo que hace Dios, no es
malo. Pablo, por ejemplo, se gloriaba en la cruz de Cristo (ver Gál. 6:14;
1Tes. 2:19).
17. Y. "Pues" (BJ, BC, NC). Santiago se refiere
al tema de los versículos anteriores; es decir, a la preparación de planes para
el futuro. No hay una verdad religiosa que se enseñe tanto en las Escrituras
como la de la incertidumbre de la vida y la tragedia de una existencia no
entregada a Dios; sin embargo, pocas verdades son tan descuidadas generalmente como
ésta.
Sabe. Ver com. Juan 13:17.
Bueno. Osea en contraste con lo malo (vers. 16). La
parábola de los talentos ilustra este principio general (Mat. 25:14-30).
No lo hace. El que es sólo "oidor", pero no
"hacedor", demuestra que su religión es "vana" (ver com.
cap. 1:23,26). El que cultiva una fe falsa confía únicamente en el
conocimiento, y demuestra su falsedad cuando se aparta de los hechos que la fe
sincera produciría con gozo (ver com. cap. 2:17,20,26). También es un reproche
para los que evitan estudiar más la Palabra de Dios porque consideran que
cuanto más aumenta su conocimiento mayor es su obligación personal.
Pecado. El argumento de que uno no ha hecho mal será una excusa sin valor en el día del juicio, pues quienes así proceden son siervos negligentes (ver com. Mat. 25:27).
La evasión deliberada de un deber conocido es una rebelión directa contra la voluntad de Dios. Esta situación aumenta la dificultad a la que hace frente el de "doble ánimo" (ver com. Sant. 1:5), el que es religioso en apariencia (ver com. cap. 1:26), el que tiene una fe muerta (ver com. cap. 2:17,20) y el "terrenal" (ver com. cap. 3:15).
Todas estas características de los miembros imperfectos de la iglesia
son el resultado de una entrega incompleta al cumplimiento pleno de los
mandamientos de Dios. Vacilan entre lo
que saben que deben hacer y lo que personalmente desean hacer (cf.4:17),
con el resultado de que no llegan a someterse sin reservas a la voluntad de
Dios. (7CBA).
COMENTARIOS DE EGW
1-17. La verdadera religión significa vivir la Palabra en vuestra vida práctica.
Vuestra profesión no tiene ningún valor sin la práctica realización de la
Palabra. "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome
su cruz cada día, y sígame". Esta es la condición para ser discípulo.
El pecado de estos
últimos días está sobre los profesos hijos de Dios. Por el egoísmo, el amor al
placer y el amor al vestido, niegan a Cristo al cual su condición de miembros
de Iglesia indica que están siguiendo. TM 124,126.
Ministerio Hno. Pio
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