2 Juan 1
I. INTRODUCCIÓN, 1-3.
A. Saludo, 1 P. P.
B. El Vínculo Que Une, 1 Ú. P.-2.
C. Bendición, 3.
II. MENSAJE, 4-11.
A. Alabanza Por La Fidelidad, 4.
B. Exhortación A Continuar En El
Amor, 5-6.
C. Advertencia Contra Los Falsos
Maestros, 7-11.
1. Advertencia Contra
Engañadores, 7-8.
2. Resultados De Continuar El
Trato Con Engañadores, 9.
3. Cómo Tratar A Los Maestros
Heréticos, 10-11.
III. CONCLUSIÓN, 12-13.
A. Esperanza de encontrarse
pronto, 12.
B. Saludos para amigos o parientes, 13.
“Exhortación A Una Honorable Dama
Y A Sus Hijos, A Perseverar En La Fe Y El Amor Cristiano, Para Que No Pierdan
La Recompensa De Su Primera Profesión De Fe, Y A No Tener Nada Que Ver Con Los
Engañadores Que No Predican La Verdadera Doctrina De Cristo”.
1 EL ANCIANO a la señora elegida
y a sus hijos, a quienes yo amo en la verdad; y no sólo yo, sino también todos
los que han conocido la verdad, 2 a causa de la verdad que permanece en nosotros, y estará para
siempre con nosotros: 3 Sea con vosotros gracia, misericordia y paz, de Dios
Padre y del Señor Jesucristo, Hijo del Padre, en verdad y en amor.
4 Mucho me regocijé porque he
hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad, conforme al mandamiento
que recibimos del Padre.
5 Y ahora te ruego, señora, no
como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido desde el
principio, que nos amemos unos a otros. 6 Y este es el amor, que andemos según
sus mandamientos. Este es el mandamiento: que andéis en amor, como vosotros
habéis oído desde el principio.
7 Porque muchos engañadores han
salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Quien
esto hace es el engañador y el anticristo. 8 Mirad por vosotros mismos, para
que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón
completo.
9 Cualquiera que se extravía, y
no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina
de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo.
10 Si alguno viene a vosotros, y
no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido! 11
Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras.
12 Tengo muchas cosas que
escribiros, pero no he querido hacerlo por medio de papel y tinta, pues espero
ir a vosotros y hablar cara a cara, para que nuestro gozo sea cumplido. 13 Los
hijos de tu hermana, la elegida, te saludan.
Amén. (2 Juan 1).
1. Anciano. Gr. presbúteros (ver com. Hech. 11:30). Este
calificativo puede referirse a la edad, el cargo, o a ambos. Este Comentario
sostiene que el apóstol Juan fue el autor de esta epístola (ver p. 701), y por
eso se puede ver cuán adecuada es en su caso la palabra "anciano".
En el tiempo cuando se escribió
la epístola -c. 95 d. C. (ver p. 701)- Juan tuvo que haber sido ya anciano, y
de acuerdo con la tradición fue el último apóstol sobreviviente que ocupó un
lugar muy importante en la creciente iglesia cristiana. Por lo tanto, cuando
escribía a gente que lo conocía bien, no tenía ninguna necesidad de
identificarse excepto el simple y sencillo título de "anciano".
Algunos sugieren que el título
"el anciano" se refiere a otra persona, que identifican como Juan el Presbítero,
o el Anciano Juan. Este punto de vista se apoya en las palabras de Papías (m.
c. 163 d. C.) registradas por Eusebio de la siguiente manera: "Porque si
entretanto me salía al encuentro alguno que había tratado con los ancianos, le
preguntaba curiosamente cuáles fuesen los dichos de los ancianos; qué
acostumbraban a decir Andrés, Pedro, Felipe, Tomás, Santiago, Juan, Mateo, y
qué los demás discípulos del Señor; qué predicaron Aristión y el presbítero
Juan, discípulos del Señor" (Historia eclesiástica iii. 39).
Pero es sumamente dudoso que
Papías se esté refiriendo aquí a dos personas diferentes que se llamaban Juan. Es
probable que estuviera hablando de una sola persona, de Juan, el discípulo
amado. En la primera referencia lo incluye entre los otros apóstoles que
pudieron haber dejado algo escrito; en la segunda parece incluirlo con
Aristión, como uno de cuyos propios labios él (Papías) había oído un testimonio
directo acerca del Señor Jesús. De modo que aún queda en duda la existencia de
un Juan el Presbítero, que no sea el apóstol Juan. El nombre podría ser sólo
otro nombre dado al último de los apóstoles. En este caso, el calificativo de
"anciano" tiene aun un significado mayor cuando se aplica a Juan.
Señora. Gr. kuría. Son posibles dos interpretaciones. Según la primera Kuría sería un nombre propio, transliterado como Kyria o Ciria, que figura en inscripciones griegas. Pero la sintaxis del texto griego hace improbable que se trate de un nombre propio.
La segunda interpretación es que debe traducirse: "señora", forma cortés de dirigirse a una mujer. Es el equivalente femenino de kúrios, "señor" (ver com. Juan 13:13).
En
este caso, la frase eklekt' kuría significa literalmente "a una señora
elegida".
Pero aún permanece el problema de
interpretación: ¿a quién dirigió Juan su epístola? Se han presentado dos
respuestas a esta pregunta: (1) escribía a una determinada señora cristiana y a
los hijos de ella, o (2) escribía a la iglesia, o a una iglesia que prefirió
llamar "una señora elegida".
Una combinación de estos dos
puntos de vista podría proporcionar la mejor solución del problema. La señora a
la cual se dirige la carta puede haber sido quien presidía la iglesia a la cual
escribe Juan, y sus "hijos" pueden haber sido los miembros de la
iglesia (cf. 3 Juan 4).
El tenor del mensaje es más
adecuado para un grupo de creyentes que para un individuo, y para cristianos
maduros antes que para los hijos de una determinada mujer.
Elegida. Gr. eklektós, "escogido", del verbo
eklegÇ, "elegir". Con frecuencia este adjetivo significa
"distinguido" o "notable". Algunos han preferido entender
esta palabra como un nombre femenino propio -Eklekta-, pero es dificil aceptar
esta interpretación en vista del uso del mismo adjetivo en el vers. 13.
Sus hijos. Podrían ser los hijos literales de la "señora
elegida", o los miembros de la iglesia a la que se dirigía la carta (cf. 1Juan
2:1).
A quienes. El pronombre en griego es masculino plural, y se
refiere a la señora elegida y a sus hijos de ambos sexos.
Yo amo. El pronombre añade más énfasis en griego. Juan
quizá puede también haber estado destacando su amor porque otros no demostraban
afecto a los cristianos a los cuales escribía (cf. 3 Juan 9).
En la verdad. Literalmente "en verdad"; es decir, Juan
ama a sus amigos en la esfera de la "verdad", o sea en relación con
todo lo que se presenta en la fe cristiana.
Todos. Aunque podía haber falsos maestros y engañadores
que no amaban a los lectores de la carta de Juan, él da una nota de ánimo al
referirse a los creyentes genuinos que amaban a aquellos a quienes él escribía.
Han conocido. Es decir, han llegado a conocer y seguían conociendo.
Juan está hablando de cristianos fieles que no habían apostatado.
La verdad. Es decir, la doctrina cristiana como fue presentada por Cristo, quien es "la verdad" (ver com. Juan 8:32; cf. Juan 14:6), y "el Espíritu de verdad" (Juan 14:17).
Los que mantienen esta
"verdad" aman naturalmente a los que comparten sus creencias.
2. A causa de la verdad. Debido a que hemos aceptado una
verdad común, estamos estrechamente vinculados mutuamente con los lazos del
amor
Permanece. Gr. mènÇ (ver com. 1 Juan 2:6). La verdad debe
vivir en el corazón de los creyentes antes de que pueda ser un factor que los
unifique. Juan confiaba en que los miembros de la comunidad cristiana cumplían
con este requisito.
Estará... con nosotros. La verdad posiblemente había
estado una vez en los corazones de los que más tarde apostataron; pero el
apóstol expresa su firme confianza en que la verdad permanecerá perpetuamente
con los miembros de su círculo. Una confianza tal no excluye la apostasía
individual, pero proclama con énfasis que la iglesia permanecerá firmemente en
la doctrina que procede del cielo.
Para siempre. Gr. eis ton aiÇma (ver com. Apoc. 1:6; 14:11). Juan
no ha tenido jamás el propósito de renunciar a los hechos centrales de la fe
cristiana sobre los cuales se basaba su creencia: la amante naturaleza de Dios,
la encarnación, la muerte expiatorio, la vida del Hijo de Dios resucitado.
3. Con vosotros. La evidencia textual establece
(cf. p. 10) el texto "con nosotros" (BJ, BA).
El apóstol se incluye a sí mismo
y a sus amigos cristianos en el mensaje a la "señora elegida".
Gracia. Gr. járis (ver com. Rom. 1:7; 3:24; 1 Con 1:3). járis, "gracia", aparece en los escritos de Juan sólo en Juan 1:14, 16-17; Apoc. 1:4; 22:21; pero es palabra clave en el vocabulario de Pablo. Juan usa con frecuencia la palabra agáp', "amor"
(ver com. 1Cor. 13:1), la cual emplea 18 veces en su primera
epístola.
El triple saludo "gracia,
misericordia y paz" se encuentra en las epístolas pastorales de Pablo
(1Tim. 1:2; 2Tim. 1:2; Tito 1:4).
Misericordia. Gr. éleos (cf. com. Mat. 5:7), vocablo que no
aparece en ningún otro lugar de los escritos de Juan.
Paz. Ver com. Rom. 1:7. Cuando la gracia ha despertado
el anhelo de salvación y el corazón busca a Dios en procura de perdón y un
nuevo nacimiento, entonces el Señor puede dar la segunda dádiva
-"misericordia" o compasión-, que se malgastaría en uno que no
comprendiera su necesidad (Luc. 18:10-14).
La "paz" se presenta
cuando el pecador perdonado se da cuenta de que ha sido reconciliado con Dios y
que ya no está bajo la condenación de la ley que ha quebrantado (ver com. Rom.
5:1).
De Dios. Mejor "de parte de Dios" (BJ, BC, NC); lo
que indica que Dios es la fuente de donde fluyen gracia, misericordia y paz
para el creyente.
Padre. Ver com.
Rom. 1:7, donde Pablo habla de "nuestro Padre".
Señor Jesucristo. La evidencia textual favorece
(cf. p. 10) la omisión de la palabra "Señor". La omiten la BJ, BA, BC
y NC. El título completo "Señor Jesucristo" no está en ningún otro pasaje
de los escritos de Juan.
En cuanto a
"Jesucristo", ver com. 1Juan 1:3.
El apóstol pone de relieve la igualdad del Hijo con el Padre y el hecho de que los dones espirituales llegan hasta los seres humanos desde ambas personas de la Deidad
(cf. com. 1Juan 1:2-3).
Hijo del Padre. Expresión única en las
Escrituras. Destaca el pensamiento central en la teología de Juan: la divinidad
de su Maestro, Jesucristo.
En verdad y en amor. Los dos elementos necesarios para
la recepción de los dones divinamente concedidos de gracia, misericordia y paz.
"Verdad' y "amor" pueden considerarse las palabras claves de
esta corta epístola. Aunque son de uso común en el NT, especialmente en los
escritos de Juan, no aparecen yuxtapuestas en otros pasajes.
4. Mucho me regocijé. Después de terminar el saludo, el
apóstol comienza su mensaje. Como Pablo en sus epístolas (Rom. 1:8; 1Cor. 1:4;
Fil. 1:3; etc.) y como Cristo en sus cartas a las siete iglesias (Apoc. 2; 3),
comienza con asuntos agradables y de alabanza (cf. 3Juan 3).
He hallado. Juan quizá había formado su concepto acerca de la
fidelidad de los creyentes por observación personal, o mediante los informes de
hermanos visitantes (3Juan 3).
De tus hijos. Estas palabras podrían demostrar que no todos los
miembros de iglesia habían permanecido fieles. O pudiera ser que Juan no había
tenido informes acerca de todos los "hijos", y que los otros eran
igualmente fieles.
Andando. Gr. peripatéÇ (ver com. Efe. 2:2). Este verbo se
usa frecuentemente en las Escrituras para describir la conducta diaria (cf. Fil.
3:17).
En la verdad. Es decir, viviendo consecuentemente bajo el dominio
de la verdad, cumpliendo fielmente cada deber terrenal como parte de la marcha
hacia el hogar eterno (ver com. 1Juan 1:7).
Conforme al mandamiento que recibimos. Aunque el
mandamiento no se especifica, los escritos previos de Juan sugieren una
referencia al "mandamiento nuevo" del amor (ver com. 1Juan 2:7-8; 3:23;
4:21).
5. Ahora. El apóstol registra en el vers. 4 su satisfacción
por la condición de sus amigos; ahora se interesa por la conducta futura de
ellos.
Té ruego. Gr. erÇtáÇ, "pedir", "implorar",
rogar" y "desear". Algunos citan el pronombre singular
"te" como una prueba de que el destinatario de la carta era una
señora; pero este argumento pierde fuerza por el pronombre plural "vosotros"
(vers. 8, 10 y 12). Parece que Juan usa indistintamente en esta carta el
singular y el plural.
Señora. Gr. kuría (ver com. vers. 1).
Nuevo mandamiento. Ver com. 1Juan 2:7-8; 3:11 Es
probable que los lectores de esta epístola también hubieran leído la primera
carta de Juan.
6. Este es el amor. Es decir, este es el amor del
cual estoy hablando. Luego Juan define ese amor como andar "según sus
mandamientos". El amor no sólo consiste en albergar sentimientos de bondad
hacia otros, sino en observar la conducta debida para con nuestros prójimos
como se indica en los mandamientos de Dios. Esos mandamientos fielmente
observados dan como fruto demostraciones prácticas de amor hacia nuestros
semejantes (cf. com. 1Juan 2:3-6; 3:23; 5:3).
Este es el mandamiento. El mandamiento acerca del amor
abarca a todos los demás preceptos dados por el Señor. Esto explica por qué
Juan usa indistintamente el singular y el plural, "mandamiento" y
"mandamientos" (ver com. Juan 13:34; Rom. 13:8).
El apóstol no define el
mandamiento sino que lo recuerda a sus lectores, pues da por sentado que
estaban tan familiarizados con él que sólo necesitaban que les fuera recordado.
Que andéis en amor. O "que continuéis andando en
amor"; es decir, modelando la vida conforme a la ley del amor.
7. Porque. Una conjunción causal une los vers. 6 y 7. La razón
inmediata para el énfasis que pone Juan en "el mandamiento", es la
actividad de los "engañadores", que sólo podían ser contrarrestados
eficazmente mediante la práctica de la ley del amor.
Engañadores. Los perturbadores son claramente identificados
después en este versículo: son los que niegan todo lo que está implicado en la
encarnación.
Han salido. Cf. com. 1Juan 4:1.
Que no confiesan. Ver com. 1Juan 2:22; 4:3.
Ha venido. En el texto griego dice "los que no confiesan
a Jesucristo viniendo en carne". El tiempo presente del gerundio destaca
que la verdad de la encarnación es permanente, en contraste con 1Juan 4:2 donde
se destaca el hecho histórico (ver el comentario respectivo).
El anticristo. Ver com. 1Juan 2:18, 22.
Juan identifica a todos los
"engañadores' como una representación final del gran engañador y
anticristo, Satanás. Toda obra de engaño se origina en el diablo, no importa
qué forma particular puedan asumir sus seguidores.
8. Mirad por vosotros. O "cuidad de vosotros"
(BJ). Cf. Mar. 13:9.
El apóstol ha presentado una
advertencia general acerca de los engañadores (2Juan 7), pero ahora lo aplica
personalmente a sus lectores. Nótese que se dirige a un grupo: vosotros",
y no a un individuo: "te" (cf. com. vers. 5).
Este detalle apoya la opinión de
que Juan está escribiendo a una iglesia y no simplemente a un miembro
individual.
Para que no perdáis. Juan se da cuenta de la
posibilidad de caer de la fe, y quiere abrir los ojos de sus lectores para que
vean los peligros que los amenazan (cf. 1Cor. 9:27; 10:12). Pero la
responsabilidad final descansa sobre los mismos creyentes; de ahí la admonición
"mirad por vosotros".
Fruto de vuestro trabajo. En griego, "lo que
producimos"; es decir, el trabajo de Juan y de sus colaboradores. Una
referencia a la obra de evangelismo de ellos, cuyo resultado no debían perder
los creyentes. Nótese el uso de la primera persona del plural, por el que se
inclina la evidencia textual.
Recibáis. La flexión verbal que se traduce
"recibáis" podría traducirse, "recibáis de" o
"recibáis de vuelta"; es decir, de Dios, Aquel de quien procede toda
buena recompensa.
Galardón. Gr. misthós (ver com. Rom. 6:23). El "galardón
completo" es, sin duda alguna, la inmortalidad, la que disfrutarán solo
los que permanezcan fieles hasta el fin (cf. com. Mat. 24:13; Gál. 6:9).
9. Cualquiera que se extravía. La evidencia textual establece
(cf. p. 10) el texto "cualquiera que se adelanta"; es decir,
cualquiera que va más allá de las enseñanzas de Cristo, como los gnósticos (ver
pp. 643-644).
Esta fraseología hace recordar
mucho la primera epístola de Juan (cf. com. 1 Juan 3:6).
No persevera. Estas palabras se aplican a "cualquiera que se
extravía", o "se adelanta".
Es bueno avanzar siempre y cuando
se permanezca dentro del ámbito de la doctrina del Salvador; pero el que trata
de ir adonde Cristo no lo conduce, se coloca fuera de su alcance y por lo tanto
no permanece dentro de la doctrina enseñada por Jesús.
Doctrina. O "enseñanza" (ver com. Juan 7:16). "La
enseñanza de Cristo" puede entenderse como una enseñanza acerca de Cristo,
pero el contexto favorece que se entienda como la enseñanza dada por Cristo.
La expresión comprende la
doctrina dada personalmente por el Maestro y su continuación en la predicación
de los apóstoles. Los "engañadores" no estaban dispuestos a limitarse
a tales enseñanzas, sino que eran propensos a añadir otros puntos de vista
suyos, con lo que se iban más allá de lo que el Salvador había enseñado.
No tiene a Dios. Esta frase nos hace recordar la primera epístola (cf. 1Juan 5:12).
El Hijo y el Padre son uno (Juan 10:30), y
por eso el que rechaza la enseñanza de Cristo también rechaza la del Padre, y
demuestra que está tratando de ir más allá de lo que Dios enseña. No está
satisfecho con la altura y la profundidad del conocimiento espiritual que Dios
ha puesto a disposición del hombre, sino que desea indagar en otras áreas que
sólo contienen falsedad.
Persevera. Gr. ménÇ (ver com. 1Juan 2:6). Permanecer y
afianzarse en la doctrina que Cristo enseñó y creyó, en vez de perderse en los
dominios de la especulación filosófica o seguir los falsos destellos de los
engaños satánicos, es la única manera de asegurar una relación salvadora con el
Padre.
Tiene al Padre y al Hijo. Juan, según su costumbre, enriquece más su pensamiento al concluir con una afirmación positiva que deriva de otra que es negativa.
(cf. 1Juan 1:6-7; 2:21; etc.).
El que se aparta de la verdad,
pierde al Padre. El que persevera, tiene al Padre y también al Hijo por medio
de quien se revela toda verdad (1 Juan 2:23).
10. Si alguno viene. Es decir, cuando venga, lo que
indica que se están anunciando las visitas de los maestros heréticos.
No trae esta doctrina. Esta oración describe al visitante;
muestra que es un maestro de doctrina anticristiano, evidentemente inclinado a
engañar a los fieles miembros de iglesia.
No lo recibáis. Este consejo que aparentemente
enseña la falta de hospitalidad, sólo se aplica en el caso de un
"engañador" y "anticristo" (vers. 7) y no se refiere a la
hospitalidad que los cristianos deben extender gozosamente a los amigos en
necesidad y a los forasteros (Mat. 25:35; Heb. 13:2). No hay ningún beneficio
en recibir a un visitante cuyo fin es engañar a la iglesia de Dios.
Casa. Puede referirse a la casa de una persona o a un
lugar donde se reunía la iglesia.
¡Bienvenido! Gr. jáirein, literalmente "regocijarse",
palabra que se usa con frecuencia en el NT como un saludo (ver com. Rom. 1:7).
No es posible que un cristiano se
"regocije" con un "engañador" o que le desee la bendición
de Dios. Puede orar por él para que vea el error de su proceder y se vuelva al
pleno Evangelio de Cristo; pero no es posible que haya comunión cristiana entre
el creyente y el falso maestro (cf.1Cor. 5:9-13).
11. Participa. Gr. koinÇnéÇ, "tener comunión",
"compartir". Juan aclara por qué no debemos dar la bienvenida a los
falsos maestros: porque la asociación voluntaria con ellos haría parecer que
aprobamos sus enseñanzas, y el que no sabe discernir podría interpretar mal la
hospitalidad bien intencionada que se les da a tales maestros.
12. Muchas cosas. El apóstol sólo se ha ocupado en
esta carta del asunto más urgente: advertir a sus lectores en cuanto al peligro
de los falsos maestros. Muchos otros asuntos eran dignos de atención, pero
podían ser tratados más clara y prontamente en forma personal. Parece que Juan
era su propio secretario.
Papel. Gr. járt's, "hoja de papiro", material
común sobre el cual escribir.
Esta palabra aparece sólo aquí en
el NT; también se encuentra en Jer. 36:23 (LXX).
Tinta. En el t. V, pp. 113-116 se describen los antiguos
materiales para escribir.
Cara a cara. Literalmente "boca a boca" (BC, cf. Núm. 12:8); "de viva voz" (BJ).
El énfasis de Juan se halla en el
intercambio de palabras más que en la simple presencia de sus amigos.
Nuestro gozo. La visita del apóstol produciría gozo no sólo a los
creyentes sino también a Juan. El gozo
sería mutuo (cf. com. 1Juan 1:4).
13. Tu hermana, la elegida. Estas palabras podrían referirse a (1) una hermana carnal de una determinada "señora elegida" (vers. 1), o (2) a una iglesia hermana de la zona en la cual Juan escribía. Ambas ideas podrían combinarse como en el vers. 1
(ver el comentario respectivo).
Amén. La evidencia textual establece (cf. p. 10) la
omisión de esta palabra. La omiten la
BJ, BA, BC y NC. (7CBA).
COMENTARIOS DE EGW
7-11. ECFP 83. Es nuestro privilegio unirnos con Cristo. No es solamente el privilegio sino también el deber de todo cristiano mantener una íntima unión con Cristo, y tener una rica experiencia en las cosas de Dios. Entonces su vida será fructífera en buenas obras.
Dijo Cristo: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto”. Juan 15:8.
Cuando leemos acerca de la vida de hombres
que han sido eminentes por su piedad, a menudo consideramos su experiencia y
sus conquistas como muy fuera de nuestro alcance. Pero éste no es el caso.
Cristo murió por todos; y se nos asegura en su Palabra que él está más
dispuesto a dar su Espíritu Santo a los que se lo piden que los padres
terrenales a dar buenas
dádivas a sus
hijos. Los profetas y apóstoles no perfeccionaron caracteres cristianos por
milagro. Ellos utilizaron los medios que Dios había colocado a su alcance; y
todos los que desean aplicar el mismo esfuerzo obtendrán los mismos resultados.
HAp 442. A
MEDIDA QUE LOS AÑOS TRANSCURRÍAN y el número
de creyentes crecía, Juan trabajaba con mayor fidelidad y fervor en favor de
sus hermanos. Los tiempos estaban llenos de peligro para la iglesia.
POR
TODAS PARTES EXISTÍAN ENGAÑOS SATÁNICOS. Por
medio de la falsedad y el engaño los emisarios de Satanás procuraban suscitar
oposición contra las doctrinas de Cristo; como consecuencia las disensiones y
herejías ponían en peligro a la iglesia. 442 Algunos que
creían en Cristo decían que su amor los libraba de obedecer la ley de Dios.
POR
OTRA PARTE, muchos creían que era necesario observar las costumbres y
ceremonias judías; que una simple observancia
de la ley, sin necesidad de tener fe en la sangre de Cristo, era suficiente
para la salvación. Algunos sostenían que Cristo era un hombre bueno, pero
negaban su divinidad.
OTROS
que pretendían ser fieles a la causa de Dios eran engañadores que
negaban en la práctica a Cristo y su Evangelio. Viviendo en transgresión ellos
mismos, introducían herejías en la iglesia. Por eso muchos eran llevados a los
laberintos del escepticismo y el engaño.
JUAN
SE LLENABA DE TRISTEZA al ver penetrar en la iglesia esos errores venenosos. Veía
los peligros a los cuales ella estaba expuesta y afrontaba la emergencia con
presteza y decisión. Las epístolas de Juan respiran el espíritu del amor.
Parecería que las hubiera escrito con pluma entintada de amor. Pero cuando se
encontraba con los que estaban transgrediendo la ley de Dios, y sin embargo
aseveraban que estaban viviendo sin pecado, no vacilaba en amonestarles acerca
de su terrible engaño.
Escribiendo
A Una Colaboradora En La Obra Evangélica, señora
de buena reputación y amplia influencia, dijo: "Porque muchos
engañadores son entrados en el mundo, los cuales no confiesan que Jesucristo ha
venido en carne. Este tal el engañador es, y el anticristo. Mirad por vosotros
mismos, porque no perdamos las cosas que hemos obrado, sino que recibamos galardón
cumplido. Cualquiera que se rebela, y no persevera en la doctrina de Cristo, no
tiene a Dios: el que persevera en la doctrina de Cristo, el tal tiene al Padre
y al Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis
en casa, ni le digáis: ¡bienvenido! Porque el que le dice
bienvenido, comunica con sus malas obras."
ESTAMOS
AUTORIZADOS a tener el mismo concepto que tuvo el apóstol
amado de los que afirman morar en Cristo y viven transgrediendo la ley de Dios.
EXISTEN
EN ESTOS ÚLTIMOS DÍAS 443 MALES SEMEJANTES a
los que amenazaban la prosperidad de la iglesia primitiva; y las enseñanzas del
apóstol Juan acerca de estos puntos deben considerarse con cuidadosa atención.
"Debéis tener amor," es el clamor que se oye por doquiera, especialmente
de parte de quienes se dicen santos. Pero el amor verdadero es demasiado puro
para cubrir un pecado no confesado. Aunque debemos amar a las almas por las
cuales Cristo murió, no debemos transigir con el mal. No debemos unirnos con
los rebeldes y llamar a eso amor. Dios requiere de su pueblo en esta época del
mundo, que se mantenga de parte de lo justo tan firmemente como lo hizo Juan
cuando se opuso a los errores que destruían las almas.
EL
APÓSTOL ENSEÑÓ que al mismo tiempo que
manifestamos cortesía cristiana, estamos autorizados a tratar con el pecado y
los pecadores en términos claros: que tal proceder no está en desacuerdo con el
amor verdadero. "Cualquiera que hace pecado -escribió,- traspasa
también la ley; pues el pecado es transgresión de la ley. Y sabéis que él
apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. Cualquiera que
permanece en él, no peca; cualquiera que peca, no le ha visto, ni le ha
conocido."
Ministerio Hno. Pio
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