Apocalipsis 2
LAS CARTAS A LAS SIETE IGLESIAS:
Se Ordena Que Se Escriba A Los
Ángeles,
Es Decir, A Los Ministros De Las
Iglesias De:
A Éfeso, 2:1-7.
A Esmirna, 2:8-11.
A Pérgamo, 2:12-17.
A Tiatira, 2:18-29.
1 Escribe al ángel de la iglesia en ÉFESO: El que tiene
las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros
de oro, dice esto: 2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y
que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser
apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; 3 y has sufrido, y has
tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has
desmayado. 4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.
5 Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti; y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. 6 Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.
7 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al
que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del
paraíso de Dios.
8 Y escribe al ángel de la iglesia en ESMIRNA: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto: 9 Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás. 10 No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.
11 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
El que venciere, no sufrirá daño de la
segunda muerte.
12 Y escribe al ángel de la iglesia en PÉRGAMO. El que tiene
la espada aguda de dos filos dice esto: 13 Yo conozco tus obras, y dónde moras,
donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe,
ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde
mora Satanás. 14 Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los
que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante
los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer
fornicación.
15 Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco. 16 Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.
17 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita
blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino
aquel que lo recibe.
18 Y escribe al ángel de la iglesia en TIATIRA: El Hijo de
Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce
bruñido, dice esto: 19 Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu
paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras. 20 Pero tengo
unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice
profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas
sacrificadas a los ídolos.
21 Y le he dado tiempo para que
se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. 22 He aquí, yo la
arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten
de las obras de ella. 23 Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias
sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno
según vuestras obras.
24 Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo os digo: No os impondré otra carga; 25 pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga.
26 Al que venciere
y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, 27
y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como
yo también la he recibido de mi Padre; 28 y le daré la estrella de la mañana. 29
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. (Apocalipsis
2).
1. Ángel. Ver com. cap. 1:20.
Éfeso. Algunos definen el nombre Éfeso con el significado
de "deseable".
Éfeso era en los días de Juan la
ciudad principal de la provincia de Asia, y más tarde fue su capital (ver p.
93; mapa p. 640; com. cap. 1: 4; 2: 12).
Estaba situada en el extremo
occidental de una gran carretera que atravesaba el Asia Menor desde Siria; esto
y su ubicación como un puerto marítimo importante sobre el mar Egeo, hacían de
ella un centro comercial importante.
Parece que el cristianismo fue
predicado allí por primera vez por Pablo alrededor del año 52 d. C., cuando se
detuvo por un corto tiempo en esa ciudad de camino a Jerusalén y Antioquía en
su segundo viaje misionero.
Sus amigos Aquila y Priscila se
radicaron allí en esa ocasión y, junto con un judío alejandrino llamado Apolos
-cuyo concepto del cristianismo parece haber sido formado antes de Pentecostés-
fomentaron la obra de evangelización hasta el regreso de Pablo, quizá uno o dos
años más tarde (Hech. 18:19 a 19:7).
Esta vez el apóstol permaneció en
Éfeso unos tres años (ver t. VI, p. 31), más que en cualquier otro lugar en sus
otros viajes misioneros. Esto parece indicar que su obra allí fue muy
fructífera. Lucas, su biógrafo, declara que "todos los que habitaban en
Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús" (Hech. 19:10).
Por lo tanto, es probable que
durante este tiempo fueron establecidas por lo menos algunas de las otras
iglesias de Asia (ver Col. 4:13, 15-16). Después de su primer encarcelamiento
en Roma, Pablo parece haber visitado nuevamente a Éfeso, quizá alrededor del
año 64 d. C., y dejó como encargado a Timoteo (1 Tim. 1:3).
No se conoce con exactitud nada
más de la historia de la iglesia de Éfeso, hasta que su nombre aparece
probablemente unos treinta años más tarde en el Apocalipsis; sin embargo, la
tradición indica que Juan, el discípulo amado de Jesús, llegó a ser el
dirigente de esta iglesia, quizá después de la disolución de la sede cristiana
de Jerusalén, alrededor del 68 d. C., durante la guerra judío- romana.
Por lo tanto, cuando se escribió
el Apocalipsis Éfeso debe haber sido uno de los centros principales del
cristianismo. Era, pues, muy adecuado que el primer mensaje de Cristo por medio
de Juan hubiera sido dirigido a esta iglesia.
Su posición central en relación con el mundo cristiano general, hace más comprensible el hecho de que su condición espiritual pudiese muy bien ser característica de toda la iglesia durante el período apostólico período de la historia cristiana que se extiende aproximadamente hasta fines del siglo I
(c. 31-100 d. C.; ver Nota Adicional al
final del capítulo).
Este período bien puede llamarse
el de la pureza apostólica, atributo sumamente deseable a la vista de Dios.
Tiene. Gr. kratéÇ, "sostener firmemente" una
expresión más vigorosa que la que se usa en cap. 1:16.
Siete estrellas. Ver com. cap. 1:16,20.
Los dirigentes de la iglesia
deben estar de manera especial bajo la protección y dirección de Cristo.
En la tarea que se les ha
asignado son siempre sostenidos por el poder y la gracia de Dios. Debe notarse
que la manera característica como Cristo se presenta a cada una de las siete
iglesias, proviene de la visión más amplia que Juan contempló en el capitulo 1:11-18.
Anda. Una descripción más completa de la relación de
Cristo con su iglesia que la que se da en el cap. 1:13, donde Juan simplemente
dice que Cristo está "en medio de los siete candeleros".
Las iglesias del tiempo
apostólico disfrutaron del cuidado, la atención y el ministerio de Cristo, y
esta ha sido también la privilegiada situación de la iglesia cristiana en
conjunto a través de los períodos sucesivos de su historia.
Así se cumple la promesa que el
Señor hizo a sus discípulos de estar con ellos "todos los días, hasta el
fin del mundo" (Mat. 28:20).
Candeleros. Ver com. cap. 1:12.
2. Yo conozco. A cada una de las siete iglesias Cristo declara:
"Yo conozco tus obras".
Su amonestación es la de Aquel
que conoce a fondo los problemas de cada iglesia, y que por lo mismo es capaz
de indicar una solución apropiada y eficaz.
Tus. Posesivo que corresponde a la segunda persona del
singular, porque Cristo se dirige al "ángel" (vers. 1) que representa
a cada miembro individualmente o a la iglesia como una sola unidad.
Cristo trata con los seres
humanos tanto en su condición de grupos -como una iglesia- como también en una
relación personal directa con él.
Obras. Gr. érgon, "hecho", "acción",
"actividad", más particularmente obras que demuestren carácter moral.
La vida y conducta de la iglesia son conocidas totalmente por Jesucristo.
Trabajo. Gr. kópos, la fatiga o cansancio que resulta de un
intenso esfuerzo.
Cristo afirma tener conocimiento
de las obras realizadas por la iglesia.
También reconoce la fatiga que
han causado y la paciencia que fue necesaria.
Paciencia. Gr. hupomon', "perseverancia",
"paciencia", "resistencia".
Ver cap. 1:9, com. "paciencia".
No puedes soportar. Ahora, como en tiempos pasados, la iglesia se siente muy a menudo inclinada a "soportar" o tolerar en su seno enseñanzas y prácticas malas supuestamente en nombre de la paz.
Posiblemente sea más cómodo para los ministros de Cristo permanecer callados en
cuanto a los pecados favoritos de sus congregaciones que tomar una posición firme
a favor de la verdad (cf. Isa. 30:10; 2Tim. 4:3).
La iglesia de Éfeso debía ser
alabada por hacer una clara distinción entre la verdad y el error -ya fuera en
doctrina o en práctica- y por definirse con firmeza contra el error.
Los malos. Es decir, los
falsos apóstoles que se considerarán un poco más adelante con mayor detalle.
Los crasos errores
doctrinales se reflejan tarde o temprano en mala conducta.
Lo que una persona hace es el inevitable resultado de lo que piensa y cree.
(Ver Prov. 4:23; Mat.
12:34; 1Juan 3:3).
Probado. Gr. peirázÇ, "probar", "poner a
prueba".
La iglesia de Éfeso había
investigado diligentemente las pretensiones y enseñanzas de esos falsos
apóstoles.
Ignacio, que escribió a
principios del siglo II, habla de la diligencia de los cristianos efesios al
rechazar las herejías (A los efesios ix 1).
Juan previno a los creyentes en
una de sus epístolas en cuanto a la venida del "anticristo", y les
aconsejó que probasen "los espíritus si son de Dios" (1Juan 4:1-3).
Se había cumplido la amonestación
dada por Pablo a los dirigentes de Éfeso muchos años antes, de que en medio de
ellos entrarían los "lobos rapaces" que "hablarían cosas
perversas" (Hech. 20:29-30).
Había aconsejado a los tesalonicenses:
"examinadlo todo; retened lo bueno" (1Tes. 5:21).
Pedro había escrito
detalladamente respecto a los "falsos profetas" y "f'alsos
maestros" (2 Ped. 2). Cf. 1Tim. 1:20; 2Tim. 4:14-18.
Aunque al principio tal vez no
era fácil reconocer los errores sutiles de sus enseñanzas, los maestros podían
ser reconocidos "por sus frutos" (Mat. 7:15-20).
Lo mismo sucede hoy, porque el verdadero "fruto del Espíritu" (Gál. 5:22-23) no crece en las vidas de los que enseñan y practican el error. Al cristiano sincero, sensible a las cosas espirituales, se le promete que si así lo desea podrá discernir el espíritu y los móviles no cristianos que impulsan a todo maestro del error.
(Ver com. 1Juan
4:1; Apoc. 3:18).
Apóstoles. Entre las herejías más serias que amenazaron a la
iglesia a fines del sigloI, estaban el docetismo y una forma antigua del
gnosticismo.
Estas y otras herejías que azotaron a la iglesia de los días apostólicos,
se tratan en el t. V, pp.
890-891 y t. VI, pp. 53-60.
Una antigua tradición indica en forma más específica que un gnóstico llamado Cerinto visitó a Éfeso y le creó dificultades a Juan y a su congregación.
(Ver Ireneo, Contra herejías iii. 3.
4).
Lo que sucedió en Éfeso durante
este período, en relación con las luchas con los falsos profetas, parece haber
acontecido en la iglesia general.
3. Has sufrido. La iglesia de los efesios se
había negado a "soportar a los malos" (ver com. vers. 2), y sufrió
pacientemente la inevitable aflicción causada por los falsos maestros y la
persecución que padeció a manos de judíos y gentiles fanáticos.
Paciencia. Ver com. vers. 2.
Has trabajado. La evidencia textual establece (cf. p. 10) la
omisión de estas palabras. El texto establecido del vers. 3 dice: "Y
tienes paciencia y sufriste por mi nombre y no has desfallecido".
Por amor de mi nombre. Ver com. Hech. 3:16. Los
seguidores de Cristo eran conocidos por el nombre de él: eran llamados
cristianos. Su fidelidad a este nombre, su lealtad a Aquel a quien reconocían
como a su Señor, fue lo que los sometió a la persecución de las autoridades
romanas (ver p. 738), y los indujo a sufrir a manos de los que estaban empeñados
en destruir su fe.
Desmayado. Gr. kopiáÇ, "cansarse",
"fatigarse". Compárese con el uso de kopiáÇ en Isa. 40:31 (LXX); Juan
4:6.
4. Tu primer amor. Este "amor" probablemente incluía un amor de todo corazón a Dios y a la verdad, y amor mutuo fraternal para sus semejantes en general.
(Ver com. Mat. 5:43-44; 22:34-40).
Las controversias doctrinales
suscitadas por los falsos profetas quizá habían dado lugar a un espíritu de
división.
Además, a pesar de los diligentes
esfuerzos de muchos para contener la marea de falsas enseñanzas, una cantidad
de personas que permanecieron en las iglesias sin duda estaban afectadas en
mayor o menor grado por ellas.
La actividad del Espíritu Santo
como mensajero de la verdad (Juan 16:13), con la tarea de convertir los
principios de la verdad en fuerza viva para lograr la transformación del
carácter (ver Juan 16:8-11; Gál. 5:22-23; Efe. 4:30, etc.), fue estorbada en la
medida que el error halló cabida en la iglesia.
Además, a medida que morían los
que se habían relacionado personalmente con Jesús y su testimonio dejaba de
oírse, y al comenzar a borrarse la visión de la inminencia del regreso de
Cristo (ver com. Apoc. 1:1), la llama de la fe y la consagración ardía cada vez
más débilmente.
Para un comentario sobre otros
aspectos del abandono de esta primera pureza de fe y práctica, ver t. IV, pp.
861-862.
5. Quitaré tu candelero. Ver com. cap.1:12. La iglesia
perdería su posición como legítima representante de Cristo. La iglesia había
"caído", pero la misericordia divina le dio una oportunidad de
arrepentimiento (cf. 2Ped. 3:9).
Si no te hubieras arrepentido. En el Prólogo de su Epístola a
los Efesios, Ignacio nos informa que la iglesia prestó atención a la invitación
que le decía "recuerda", "arrepiéntete", y "haz las
primeras obras" (ver también Ignacio, A los efesios i. 1; xi. 2).
6. Nicolaítas. Una de las sectas heréticas que atormentó a las iglesias de Éfeso y Pérgamo (vers. 15) y tal vez a otras. Ireneo identifica a los nicolaítas como una secta gnóstica: "Juan el discípulo del Señor, predica esta fe [la deidad de Cristo], y mediante la proclamación del Evangelio procura quitar aquel error que había sido diseminado entre los hombres por Cerinto, y mucho tiempo antes por los llamados nicolaítas, que son una rama de aquella falsamente llamada 'ciencia', a fin de poder confundirlos y persuadirlos de que sólo hay un Dios que hizo todas las cosas por su Palabra"
(Contra herejías iii. 11.1).
Hay también evidencia histórica
de que más o menos un siglo después hubo una secta gnóstica llamada de los
nicolaítas.
Algunos padres de la iglesia que
nos informan respecto a esta secta (Ireneo, Contra herejías i. 26, 3; Hipólito,
Refutación de todas las herejías vii. 24), identifican a su fundador con
Nicolás de Antioquía, uno de los siete diáconos (Hech. 6: 5). No sabemos si
esta tradición relativa a Nicolás el diácono es correcta, pero la secta puede
ser la misma mencionada por Juan.
Los seguidores de esta secta
parecen haber enseñado, por lo menos en el siglo II, que las obras de la carne
no afectan la pureza del alma, y por consiguiente no tienen que ver con la
salvación.
7. El que tiene oído. Es decir, preste atención a los consejos que se han dado.
(Ver com. cap.1:3; cf. com. Isa. 6:9-10; Mat. 11:15).
Esta misma declaración acompaña la promesa para cada una de las siete iglesias.
Oiga. El verbo griego usado aquí significa oír con
comprensión (cf. com. Hech. 9:4).
El oír la Palabra de Dios no
tiene sentido si la vida no es modelada a semejanza de lo que se ha oído (ver
com. Mat. 19:21-27).
Las iglesias. La promesa dirigida particularmente a la iglesia de
Éfeso es, en un sentido especial, para todas "las iglesias" de los
tiempos apostólicos representadas por esta iglesia; pero aunque era
particularmente apropiada para ella, se aplica también a los creyentes de todas
las edades (ver com. cap. 1:11).
Venciere. La flexión del verbo en griego implica que la
persona "continúa venciendo".
La victoria es un tema
que se repite en el Apocalipsis.
Las promesas del Apocalipsis han
sido especialmente preciosas para los perseguidos hijos de Dios de todos los
siglos. Sin embargo el contexto (vers. 2-6) sugiere que esta victoria es en un
sentido especial el triunfo sobre los falsos apóstoles y maestros que habían
estado tentando a los creyentes a comer del árbol del conocimiento humano.
¡Cuán apropiado es que la recompensa por la victoria sea el acceso al árbol de
la vida!
Árbol de la vida. Ver com. Gén. 2:9; Apoc. 22:2.
En medio. Como en el jardín del Edén (Gén. 2:9).
La ubicación destaca la importancia del árbol
en el plan de Dios para un mundo perfecto.
Paraíso. Ver com. Luc. 23:43. El huerto del Edén era el
"paraíso" en la tierra.
Cuando el Edén sea restituido a
este mundo (ver PP 46-47; CS 704, 706), la tierra llegará nuevamente a ser un
"paraíso".
En cuanto a la aplicación del
mensaje a la iglesia de Éfeso en determinado período en la historia, ver Nota
Adicional al final de este capítulo; y en cuanto a la aplicación del mensaje a
la iglesia literal, ver com. Apoc. 1:11.
8. Ángel. Ver com. cap. 1:20.
Esmirna. Durante mucho tiempo se creyó que este nombre
derivaba de múron, el nombre de una goma aromática que se extraía del árbol arábigo
Balsamodendron myrrha. Esta goma se usaba para embalsamar a los muertos, como
medicina era un ungüento o bálsamo, y también se quemaba como incienso. Ver
com. Mat. 2:11.
Los eruditos se inclinan ahora a
opinar que este nombre deriva de Samorna, una diosa de Anatolia que era adorada
en Esmirna (ver p. 98).
Acerca de la antigua ciudad de
Esmirna, ver p. 96; mapa p. 640. No hay registro de cuándo ni durante el
ministerio de quién se estableció la iglesia de Esmirna.
Esta iglesia no es mencionada en ningún otro lugar de
las Escrituras.
El período histórico correspondiente a la iglesia de Esmirna puede considerarse que comienza a fines del siglo I (c. 100 d. C.) y continúa aproximadamente hasta el año 313 d.C.
Cuando el emperador Constantino favoreció la causa de la iglesia (ver Nota Adicional al final del capítulo; com. vers. 10); pero algunos sugieren el año 323 d. C., la fecha de la supuesta conversión de este emperador al cristianismo.
Debe notarse que las
profecías de los cap. 2 y 3 no son, en sentido estricto, profecías que indiquen
tiempo exacto; las fechas se sugieren sencillamente para facilitar la
correlación aproximada de la profecía con la historia.
El primero y el postrero. Ver com. cap. 1:8,17.
Estuvo muerto. Ver com. cap. 1:18; 2:1. Para una iglesia que
enfrentaba la persecución y la muerte por su fe, el énfasis sobre la vida en
Cristo cobraba un significado especial.
9. Tus. Ver com. vers. 2.
Obras. La evidencia textual establece (cf. p. 10)
la omisión de esta palabra.
Ver com. vers. 2.
Tribulación. O "aflicción", "dificultad". Persecuciones
intermitentes lanzadas por diferentes emperadores romanos, caracterizaron la
situación de la iglesia durante este período.
En El Tiempo De Los
Emperadores Trajano (98-117), Adriano (117-138) Y Marco Aurelio (161-180), La
Persecución Fue Esporádica Y Local.
LA PRIMERA PERSECUCIÓN general y sistemática contra los cristianos
fue obra de Decio (249-251) y Valeriano (253-259).
La opresión política llegó a su manifestación más
sangrienta con el emperador Diocleciano (284-305) y sus sucesores inmediatos
(305-313).
El Período Representado Por La Iglesia De Esmirna Bien
Puede Llamarse Históricamente El Tiempo De Los Mártires.
Los siglos que han transcurrido
desde entonces han sido perfumados (ver com. vers. 8) con el amor y la
consagración de los millares de anónimos que en este período fueron fieles
"hasta la muerte".
Pobreza. Gr. ptÇ jéia, "pobreza extrema" (cf. Mar.
12:42).
La iglesia de Esmirna sin duda no
era tan grande ni tan próspera como la congregación vecina de Éfeso. Los
cristianos de Efeso habían dejado "su primer amor ", sin embargo no
se le hace esta tensión a los de Esmirna. En cambio Cristo les recuerda que son
espiritualmente "ricos" (ver com. Sant. 2:5).
Blasfemia. Gr. blasfemía, "maledicencia", "difamación", ya sea acerca de Dios o del hombre. En este contexto podría ser preferible traducción "calumnia".
Judíos. Probablemente "judíos" en sentido
figurado y no literal (los cristianos ahora son un símbolo de Israel: Rom.
2:28-29; 9:6-7; Gál. 3:28-29; 1Ped. 2:9).
El término, tal como se usa aquí,
sin duda se refiere a los pretendían servir a Dios, pero en verdad servían a
Satanás.
La figura tiene una base
histórica. El libro de los Hechos revela que muchas de las dificultades de la
iglesia primitiva surgieron de calumnias y acusaciones lanzadas por los judíos
contra los cristianos (Hech. 13:45; 4:2,19; 17:5,13; 18:5-6, 12; 21:27).
Esa situación evidentemente
existía en Esmirna. Se dice que en el siglo II los judíos causaron martirio de
Policarpo, obispo de Esmirna. durante ese tiempo Tertuliano habla de las
sinagogas como "fuentes de persecución" (Scorpiace 10).
No lo son. Eran hipócritas.
Sinagoga de Satanás. Compárese con el vergonzoso calificativo
"generación de víboras" (Mat. 3:7).
La sinagoga, como centro de vida comunal judía (ver t. V, pp. 57-59),
sin duda el lugar donde se tramaron muchas intrigas contra los cristianos.
El nombre De Satanás significa "acusador" o "adversario"
(Ver com. Zac. 3:1; Apoc. 12:10).
Estos centros judíos llegaron a ser, literalmente,
"sinagogas del
acusador".
10. No temas nada. Ver com. Sant. 1:2; cf. Juan 16:33.
Vas a padecer. O "estás por padecer". La iglesia de Esmirna había sido indudablemente importante blanco de las calumnias de los judíos, pero los miembros no habían sentido aún toda la violencia de la persecución. Sin embargo, esos cristianos sin duda conocían la persecución que ya había azotado otros lugares y tuvieron que haber pensado en que les sobrevendrían dificultades futuras. Eso está implícito en la forma del verbo "temer": indica que ya estaban temerosos. Cristo los consuela con la seguridad de que a pesar de las sombrías perspectivas de persecución no tenían por qué tener temor. Ver Mat. 5:10-12.
Probados. O "sometidos a prueba". Satanás los sometería a persecución para obligarlos a renunciar a su fe. Dios permitiría la persecución como un medio de fortalecer y probar la sinceridad de su fe. Aunque Satanás ruja contra la iglesia, la mano de Dios cumple su propósito. Ver Sant. 1:2; Apoc. 2:9.
El emperador Trajano (98-117 d. C.) decretó la primera
política oficial romana contra el cristianismo.
En la famosa carta
97, dirigida a Plinio el joven, su gobernador en Bitinia y Ponto en Asia Menor,
Trajano trazó un procedimiento para tratar a los cristianos, que eran en ese
tiempo una sociedad religiosa ilegal.
Ordenó que los funcionarios romanos no habían de
buscar a los cristianos, pero que si los que eran traídos ante ellos por otros
delitos resultaban ser cristianos, debían ser ejecutados a menos que renegasen
de su fe. Este edicto, aunque estuvo lejos de ser puesto en vigor
uniformemente, permaneció como ley hasta que Constantino promulgó su edicto de
tolerancia en 313 d. C.
Los cristianos estuvieron pues
constantemente sujetos durante dos siglos a la posibilidad de ser súbitamente
arrestados y ejecutados a causa de su fe. Su bienestar
dependía en gran medida del favor de sus vecinos paganos y judíos, quienes
podían dejarlos en paz o acusarlos ante las autoridades. Esto podría
denominarse persecución permitida.
El emperador no tomaba la
iniciativa de perseguir a los cristianos, pero permitía que sus representantes
y las autoridades locales tomasen dichas medidas contra los cristianos si lo
creían conveniente.
Esta política dejaba a los
cristianos a merced de los diversos funcionarios locales bajo los cuales
vivían.
Los cristianos fueron atacados especialmente en tiempos de hambrunas, terremotos, tormentas y otras catástrofes, pues sus vecinos paganos creían que habían atraído la ira divina sobre todo el país porque se negaban a adorar a sus dioses.
Sin embargo, a
veces el gobierno romano llevó a cabo persecuciones agresivas contra la iglesia (ver com. vers. 9).
Los romanos
observadores veían que el cristianismo crecía sin cesar en extensión y en
influencia por todo el imperio, y que era fundamentalmente incompatible con el
modo de vida romano. Se dieron cuenta de que con el tiempo destruiría el modo
de vida romano. Por lo tanto, los emperadores más capaces fueron los que a
menudo persiguieron a la iglesia, mientras que los que descuidaban sus responsabilidades
generalmente estuvieron dispuestos a no molestarles.
La primera persecución general y
sistemática contra la iglesia fue emprendida por el emperador Decio, cuyo
edicto imperial del año 250 tenía el propósito de suprimir totalmente el cristianismo
mediante torturas, muerte y confiscación de propiedades.
La ocasión de este decreto fue la
celebración de los mil años de la fundación de Roma que se habían cumplido unos
tres años antes, época en que se vio más claramente la decadencia del imperio
en comparación con las glorias del pasado.
El cristianismo
llegó a ser la víctima o chivo expiatorio, y se decidió raer la iglesia
presumiblemente para salvar el imperio.
Esta política decayó con la muerte de Decio en el año 251 d. C., pero resurgió con Valeriano poco tiempo después. Con la muerte de éste decayó nuevamente, y no fue hasta el reinado de Diocleciano cuando la iglesia se vio frente a otra crisis mayor.
(Ver el
comentario inmediato siguiente).
Diez días. Esta expresión ha sido interpretada de dos maneras.
Aplicando el principio de día por año para computar los lapsos proféticos (ver
com. Dan. 7:25), como un período de diez años literales, el cual se ha aplicado
al período de la implacable persecución imperial de 303-313 d. C. Diocleciano y
su cogobernante y sucesor, Galerio, dirigieron en esa década la más encarnizada
campaña de aniquilamiento que el cristianismo jamás sufriera a manos de la Roma
pagana.
Creían, como sus predecesores
Decio y Valeriano, que el cristianismo había crecido tanto en Poder y
popularidad dentro del imperio, que a menos que fuese rápidamente exterminado,
dejaría de existir el modo tradicional de vida romano y el imperio se
desintegraría.
Por eso iniciaron una política
destinada a exterminar a la iglesia. El primer decreto de Diocleciano contra
los cristianos fue promulgado en el año 303; éste prohibía la práctica del
cristianismo en todo el imperio.
La persecución
comenzó dentro del ejército y se extendió por todo el imperio.
Las autoridades romanas
concentraron su crueldad en los clérigos cristianos, pues creían que si se
destruía a los pastores, la grey sería dispersada. Los horrores de esta
persecución son descritos vívidamente por el historiador eclesiástico Teodoreto
(Historia eclesiástica i. 6), quien describe la reunión de los obispos de la
iglesia en el Concilio de Nicea varios años después del fin de la persecución
(325 d. C.).
Algunos asistieron sin ojos,
otros sin brazos porque les habían sido arrancados, otros con el cuerpo
terriblemente mutilado en diferentes formas. Por supuesto, muchos no
sobrevivieron a este sombrío tiempo de aflicción. En el año 313, unos diez años
después del comienzo de estas persecuciones, Constantino promulgó un decreto
que concedía a los cristianos plena libertad para practicar su religión.
Pero otros piensan que no es del
todo seguro que los "diez días" representen un tiempo profético, y lo
explican así: "lo que va a padecer", "el diablo", "la
cárcel" y "la muerte" sin duda son literales, por lo tanto, es
natural esperar que los "diez días" también fueran literales.
En este caso el número "diez" podría considerarse como un número global, como sucede muy a menudo en las Escrituras.
(Ecl. 7:19; Isa. 5:10; Dan. 1:20; Amós 6:9; Hag. 2:16; Zac. 8:23; Mat. 25:1,28; Luc. 15:8; etc.; cf. Mishnah Aboth 5.1-9).
"Diez
días" representarían, como número redondo, un breve período de persecución
como la que sin duda sufrió la iglesia de Esmirna en los tiempos apostólicos.
Estaría completamente de acuerdo con sólidos principios de interpretación profético (ver com. Deut. 18:15) que los "diez días" tuviesen una interpretación literal respecto a la situación histórica inmediata de Esmirna y una aplicación figurada al período representado por esta iglesia (ver com. Apoc. 1:; 2:1,8 -y p. 742).
Nota
Adicional al final del capítulo).
Sé fiel. La flexión del verbo se traduce mejor
"continúa siendo fiel".
Esmirna demostró que era una
iglesia fiel.
Hasta la muerte. O "incluso en la
muerte".
Corona. Gr. stéfanos, "diadema" o "guirnalda de victoria",
no una diadema de autoridad.
Esta palabra describía las guirnaldas
que se daban a los vencedores de los juegos griegos.
Es un símbolo de la recompensa que se dará
al vencedor en la lucha con Satanás.
De la vida. La frase "corona de la vida"
probablemente se traduciría mejor con el sentido "la corona que es
vida". Esta corona es la evidencia de la victoria sobre el diablo y la
"tribulación" que él ha causado. Cf. 2Tim. 4:8.
11. El que tiene oído. Ver com. vers. 7.
El que venciere. Ver com. vers. 7.
Quizá deba destacarse que se vence a pesar de la "tribulación"
ya mencionada (vers. 10).
Segunda muerte. En contraste con la primera
muerte, que transitoriamente pone fin a la vida ahora, pero de la cual habrá
una resurrección tanto de "justos como... injustos" (Hech. 24:15).
La segunda muerte será la
extinción final del pecado y los pecadores, y de ella no habrá resurrección
(ver com. Apoc. 20:14; cf. cap. 21:8).
12. Ángel. Ver com. cap. 1:20.
Pérgamo. Esta ciudad fue la capital de la provincia romana
de Asia durante dos siglos, después de que Atalo III, su último rey, la legó
junto con el reino de Pérgamo a Roma en el año 133 a. C. (ver pp. 99- 100).
La ciudad de Pérgamo había sido
desde principios del siglo III a. C. uno de los centros principales de la vida
cultural e intelectual del mundo helenístico.
Aunque en el tiempo de Juan, Éfeso
comenzaba a superarla como ciudad principal de Asia, Pérgamo continuó
reteniendo en buena medida su importancia anterior. Las dos ciudades habían
competido mucho tiempo por este honor. Hay más información en cuanto a la
antigua ciudad de Pérgamo en la p. 98; ver mapa p. 640.
El significado del nombre Pérgamo es incierto, pero
parece provenir de "ciudadela" o "acrópolis".
El estado
característico de la iglesia durante el período de Pérgamo fue de
ensalzamiento. Después de ser considerada como una secta proscrita y
perseguida, surgió a la popularidad y al poder (ver com. vers. 13).
Espada aguda de dos filos. Esta descripción, como las que
introducen los mensajes para las iglesias de Éfeso y Esmirna, proviene de la
que se da del Cristo glorificado en el cap 1:16 (ver el comentario respectivo y
com. cap. 2:1).
13. Tus obras. La evidencia textual establece la omisión de las
palabras "tus obras".
Cf. com. vers. 2.
El trono de Satanás. Pérgamo se distinguió en el año
29 a. C. por ser la sede del primer culto rendido en vida a un emperador. Se
edificó un templo y fue dedicado a la adoración conjunta de la diosa Roma
(personificación del espíritu del imperio) y al emperador Augusto.
En los días en que Juan escribió
estas palabras los cristianos sufrían intensas persecuciones por negarse a
adorar al emperador Domiciano (81-96 d. C.), quien insistía en ser adorado como
"señor y dios".
Pérgamo era también la capital
religiosa de Asia Menor, el centro de las religiones de misterio, y tenía
muchos templos paganos. Su designación como el lugar "donde está el trono
de Satanás" resultaba pues muy apropiada (ver p. 100).
El período de la historia de la
iglesia correspondiente a Pérgamo puede considerarse que comienza alrededor del
tiempo en que el emperador Constatino favoreció la causa de la iglesia, en el
año 313 d. C. o en el de su aparente conversión en 323, y termina en 538 (ver
Nota Adicional al final de este capítulo).
Durante este período fue cuando el papado consolidó su posición como
cabeza religiosa y política de la Europa occidental (ver Nota Adicional de Dan.
7) y Satanás estableció su "trono" dentro de la iglesia cristiana.
El Papado Era Y Es
Una Combinación Maestra De Paganismo Con Cristianismo.
Este Período Bien
Puede Llamarse La Era De La Popularidad.
Nombre. Ver com. vers. 3.
Mi fe. Es decir, fe en mí. Compárese con los casos de los
héroes de la fe cuyos nombres están registrados en Heb. 11.
Antipas. Un nombre griego familiar, compuesto de las
palabras: anti, "en lugar de", y pas, forma abreviada de patér,
"padre" (cf. com. Luc. 3:1; 24:18; ver Josefo, Antigüedades xiv. 1.
3).
Este nombre reflejaba la
esperanza de un padre de que el hijo así llamado finalmente lo sustituiría en
el mundo. Algunos comentarios sostienen que un cristiano llamado Antipas había
sido martirizado por su fe poco antes en Pérgamo, quizá por negarse a adorar al
emperador.
Si así sucedió, el caso y ejemplo
de ese fiel mártir pueden considerarse como típicos de los incontables millares
que sufrieron por su fe en siglos posteriores.
Aunque es posible que el nombre
tenga una aplicación figurada al período de la historia eclesiástica
correspondiente con Pérgamo, la Inspiración no proporciona ninguna clave
evidente en cuanto a esta aplicación.
Testigo. Gr. mártus, "testigo". Un
"mártir" es aquel cuya muerte testifica de su fe.
14. Ti. Acerca del énfasis del singular, ver com. vers. 2.
Balaam. Ver Núm. 22-24.
La analogía con Balaam sugiere que en Pérgamo había personas cuyo propósito era dividir y arruinar a la iglesia fomentando prácticas que eran prohibidas para los cristianos. (Ver el comentario sobre "cosas santificadas"; cf. com. Hech. 15:29).
Balaam fomentó sus intereses
personales, no los del pueblo de Dios.
Tropiezo. Gr. skándalon, el dispositivo que hace saltar una trampa; por lo tanto, "poner tropiezo" delante de una persona es hacerla caer. Ver com. Mat. 5:29.
Cosas sacrificadas. El comer estas cosas y la fornicación fueron prácticas prohibidas expresamente por el concilio de Jerusalén.
(Ver coro. Hech. 15:29; Rom. 14:1; 1Cor. 8:1).
Balaam influyó en Israel para que fornicara "con las hijas de Moab", sacrificara a los dioses moabitas y comiera, quizá, de la carne sacrificada a esos dioses,
(Núm. 25:1-2; 31:16).
Estos dos pecados condujeron a una mezcla
de paganismo con la verdadera religión.
Esta descripción, aplicada a la
historia cristiana, corresponde con la situación de la iglesia en el período
que siguió a la legalización del cristianismo hecha por Constantino en 313 y su
conversión nominal diez años más tarde. Este emperador practicó la política de
combinar el paganismo y el cristianismo en todo lo posible, en un intento
deliberado por unir los diversos elementos del imperio para fortalecerlo.
La posición favorable, y aun
dominante, que se le otorgó a la iglesia la hizo caer víctima de las
tentaciones que siempre acompañan a la prosperidad y la popularidad.
En los días de Constantino y sus
sucesores casi todos continuaron su política favorable a la iglesia, la cual
rápidamente llegó a ser una institución político-eclesiástica y perdió gran
parte de su anterior espiritualidad.
15. Nicolaítas. Ver com. vers. 6.
16. Arrepiéntete. Esta penetrante amonestación
refleja el grave peligro espiritual en que estaba la iglesia de Pérgamo.
La espada de mi boca. Ver com. cap. 1:16; cf. cap. 2:12.
La espada simboliza el castigo que resultaría si no se arrepentía.
17. Tiene oído. Ver com. vers. 7.
Al que venciere. Ver com. vers. 7.
Maná escondido. Ver Exo. 16:14-36. Algunos creen que esta alusión puede ser al maná que
Aarón colocó en una vasija y guardó en el arca (Exo. 16:33; Heb. 9:4). Una
antigua enseñanza judía declara que cuando venga el Mesías, "el tesoro del
maná descenderá nuevamente de lo alto, y comerán de él en aquellos años"
(2 Baruc 29:8).
Según lo que dice el apóstol en Juan 6:31-34, aquí, "maná"
parecería simbolizar la vida espiritual en Cristo ahora y la vida eterna en el
más allá (ver com. Juan 6:32-33).
Piedrecita blanca. Se han sugerido varias costumbres
antiguas como base para esta alusión al obsequio de una piedra blanca, pero
ninguna de ellas es completamente satisfactoria. Una de las costumbres antiguas
comunes era que los miembros de un jurado usaban una piedra blanca y otra negra
para absolver o para condenar. Todo lo que puede decirse con razonable certeza
es que Juan sin duda se refiere a alguna ceremonia que implicaba el conferir un
presente o rendir un honor especial.
Nombre nuevo. En la Biblia el nombre de una persona a menudo representa su carácter, y un nombre nuevo indicarla un nuevo carácter. El nombre nuevo no sigue el modelo del antiguo, sino que lo reemplaza, es diferente.
Se le promete al cristiano un "nombre nuevo", es decir, un
carácter nuevo y diferente, modelado según el de Dios (cf. Isa. 62:2; 65:15;
Apoc. 3:12).
Ninguno conoce. El renacimiento espiritual y la
transformación del carácter sólo pueden ser entendidos por la persona que los
ha experimentado. Todo esfuerzo por explicar dicha experiencia a alguien que no
ha renacido, nunca puede presentar un cuadro verdadero o completo de ella (cf. Juan
3:5-8).
18. Ángel. Ver com. cap. 1:20.
Tiatira. El origen y significado de este nombre son
inciertos. Algunos han sugerido que Tiatira significa "dulce sabor de
trabajo", tal vez teniendo en cuenta las "obras" de la iglesia
expuestas en el vers. 19.
Aunque menos notable que las
otras seis ciudades mencionadas, sin embargo la antigua Tiatira se distinguía
por el número y la variedad de las artes y los oficios que allí florecían. Entre
ellos evidentemente se destacaba el teñido de telas (cf. Hech. 16:14).
Los cristianos de Tiatira sin
duda se ocupaban principalmente en los oficios de su ciudad. Hay más
informaciones acerca de la antigua ciudad de Tiatira en la p. 101.
El mensaje a Tiatira, aplicado a la historia cristiana, corresponde particularmente con lo que experimentó la iglesia durante la oscura Edad Media.
(Ver Nota Adicional al final de este
capítulo).
Esa edad oscura resultó ser un
tiempo de máxima dificultad para los que verdaderamente amaban y servían a
Dios, y el período de la historia de la iglesia que corresponde a Tiatira bien
puede llamarse la edad de la adversidad. Debido a la persecución, la llama de
la verdad vaciló y casi se apagó.
Algunas tendencias que comenzaron
en períodos anteriores llegaron a predominar durante esa edad oscura. Como las
Escrituras no estaban al alcance de todos los cristianos, en su lugar se
ensalzó la tradición. Se llegó a considerar las obras como un medio para
alcanzar la salvación.
Un falso sacerdocio humano
oscureció el verdadero sacerdocio divino de Jesucristo. Ver Nota Adicional de
Dan. 7. La Reforma consistió esencialmente en un reavivamiento y una
restauración de las grandes verdades del Evangelio.
La Reforma proclamaba que los
hombres sólo se salvan por la fe en Cristo, que su única norma de fe y práctica
es la Escritura, y que toda persona puede presentarse por sí misma delante del
gran Sumo Sacerdote, Jesucristo, sin un intercesor humano.
Hijo de Dios. Ver com. Luc. 1:35; Juan 1:14.
Este título, como
los que introducen los mensajes a las otras iglesias, deriva de la descripción
del Cristo glorificado de Apoc. 1:13 (ver coro. cap. 2:1).
Aquí se usa el artículo definido
para identificar específicamente al Autor del mensaje con la segunda persona de
la Deidad (cf. com. cap. 1: 13).
Ojos... pies. Ver com. cap. 1:14-15.
19. En cuanto a la fuerza que tiene el singular, ver
com. vers. 2.
Obras. Ver com. vers. 2.
Amor. Gr. agápe, "amor" (ver com. Mat. 5:
43-44).
La evidencia textual establece (cf. p. 10) la secuencia:
"amor, y fe, y servicio, y tu paciencia".
Es una enumeración de las
"obras" de la iglesia de Tiatíra, entre las cuales el amor y la fe
son la base interna de la manifestación externa de servicio y paciencia.
Fe. Gr. pístis (ver com. Rom. 3:3).
Servicio. Gr. diakonía, "servicio" o
"ministerio"
(ver com. Rom. 12:7),
Paciencia. Gr hupomoné (ver com. cap. 1:9).
Postreras. El mensaje para Tiatira es el único de los siete que reconoce que ha habido un mejoramiento. A pesar de las dificultades en Tiatira, esa iglesia creció espiritualmente. Establézcase un contraste con el caso opuesto de Efeso (vers. 4-5)
20. Unas pocas cosas. Aunque algunos MSS dicen
"tengo mucho contra ti" y otros dicen "tengo poco contra
ti", la evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto "tengo
contra ti que toleras" (cf. vers. 4).
Toleras. Gr. afi'mi, "permitir", "dejar
operar". La iglesia estaba mal no sólo porque muchos abiertamente
apostataban, sino también porque no se hacía un esfuerzo diligente para
reprimir el avance del mal.
Jezabel. Ver en 1 Rey 16:31; 18:13; 19:1-2; 21:5-16, 23-25;
2 Rey 9:30-37 el relato acerca de la conducta de Jezabel. Parece que así como
Jezabel fomentó el culto a Baal en Israel (1 Rey 21:25), también en los días de
Juan alguna falsa profetisa procuraba desviar a la iglesia de Tiatira.
El mensaje indica que en Tiatira
se extendía más que en Pérgamo (Apoc. 2:14) la apostasía.
Cuando se aplica el período de la historia cristiana que corresponde a Tiatira, la figura de Jezabel representa al poder que produjo la gran apostasía de la Edad Media.
(Ver Nota Adicional de
Dan. 7; com. Apoc. 2:18; cf. Apoc. 17).
A fornicar... comer cosas sacrificadas. Ver com. Apoc. 2:14; cf. 2 Rey 9:22.
Esta conducta sin duda tuvo primero una aplicación local en la iglesia de Tiatira. Aplicado al período histórico de la iglesia representado por Tiatira, representaría una mezcla de paganismo con cristianismo. (Ver com. Eze. 16:15; Apoc. 17:1).
Este proceso se aceleró al máximo
en los días de Constantino y sus sucesores. Hablando en términos generales, el
cristianismo medieval fue más pagano que cristiano en su forma y espíritu.
21. Tiempo. El ofrecimiento de perdón le fue extendido a la
impenitente profetisa durante un tiempo considerable.
No quiere arrepentirse. No se trataba de un caso de
simple ignorancia, ni aun de ignorancia voluntaria, sino de rebelión insistente
y desafiante.
22. La arrojo en cama. La forma del castigo que le sería aplicado a la falsa profetisa correspondería con su crimen. Esta expresión parece ser de origen semítico, y se usa para describir al que cae enfermo (Exo. 21:18; Judit 8:3, LXX; Mat. 9:2, literalmente "un paralítico arrojado sobre una cama"). Ver com. Apoc. 17:16-17; 18.
Los que con ella adulteran. No se identifica a esas personas.
Cf. com. cap. 17:1-2.
Si no se arrepienten. La puerta de la misericordia aún
no se había cerrado del todo. Dios nunca se separa de los pecadores; son éstos
los que se separan de él.
Las obras de ella. Desde el punto de vista de Dios
que habla a su iglesia, los pecados de Jezabel y sus amantes son esencialmente
los pecados de ella porque es ella quien, como profetisa, aspira a dirigir la iglesia.
23. Hijos. La fornicación de esta Jezabel era habitual y de larga duración porque tenía hijos. En sentido figurado quizá esto daría a entender que había ganado discípulos fieles. Los castigos caerían no sólo sobre la madre sino también sobre los hijos porque estaban contaminados por su impío carácter. Compárese con la destrucción de los hijos de Acab (2 Rey. 10:7).
Muerte. Juan puede haber tenido en mente Eze. 33:27 (LXX),
donde dice muy significativamente: "y a los que están en las cuevas mataré
con muerte".
En vez de "muerte" el
hebreo dice "pestilencia" o "plaga". Posiblemente éste es
el significado de "muerte" en este pasaje de Apocalipsis.
Mente. Literalmente "los riñones" (BJ, BC).
Antiguamente se creía que en los
riñones estaba la sede de la voluntad y los afectos (cf. com. Sal. 7:9).
Corazón. Es decir la mente, con el significado de intelecto. Cristo se posesiona tanto de los pensamientos como de las emociones. El juicio de Cristo es justo porque ve y toma en consideración los secretos del corazón.
Ver
Sal. 7:9; Jer. 11:20; coro. 1 Sam. 16:7.
24. Los demás. Es decir, los creyentes leales de Tiatira. Históricamente se refiere a pequeños grupos
que a través de la Edad Media procuraron permanecer fieles al cristianismo apostólico.
Tales movimientos estuvieron dentro y fuera de la estructura de la Iglesia
Católica.
Particularmente importantes
fueron los grupos de los valdenses en la Europa continental y los seguidores de
Wyclef en Inglaterra.
Ninguno de esos grupos alcanzó la
medida de la verdad evangélica que fue proclamada más tarde por la Reforma
Protestante, pero el mensaje "a los demás que están en Tiatira" era
apropiado para ellos.
Dios no les impuso otra carga
sino la de ser fieles a la luz que tenían.
Esa doctrina. Es decir, las enseñanzas de Jezabel (ver com. vers.
20).
Profundidades. "Cosas profundas". Cristo toma las
palabras que los apóstatas orgullosamente aplican a sus propias enseñanzas
"lo que ellos llaman" y las aniquila llamándolas llamándolas
profundidades de Satanás".
Los gnósticos
pretendían ser los únicos que conocían "las cosas profundas" (ver t.
VI, pp. 56-59).
No os impondré otra carga. Bastaba que fueran fieles a la
luz que tenían.
25. Hasta que yo venga. La "esperanza
bienaventurada" (Tito 2:13) de la pronta venida de Cristo siempre ha sido
el sostén de los cristianos en la aflicción. Cristo no dice necesariamente que
vendría durante la vida de los miembros de la iglesia literal de Tiatira, ni
tampoco durante el período de la historia de la iglesia correspondiente a
Tiatira. Ver com. cap. 1:1.
26. Al que venciere. Ver com. vers. 7.
Mis obras. Es decir, obras que reflejan el carácter de Cristo.
Estas obras se hallan en agudo contraste con las "obras" de los que
se alían con Jezabel (ver com. vers. 22).
Autoridad sobre las naciones. Cf. cap. 20:4.
27. Regirá. Gr. poimáinÇ, literalmente "pastorear", y por lo tanto "gobernar"
(ver com. Mat. 2:6).
El pasaje se cita de Sal. 2:9. En cuanto al tiempo, las circunstancias y la naturaleza de la forma en que Cristo quebrantará a las naciones con "vara de hierro"
ver com. Apoc. 19:15.
Que los judíos consideraban el
pasaje de Sal. 2:9 como una predicción mesiánica, es evidente por los Salmos de
Salomón 17:23-24, obra seudoepigráfica, que contiene una plegaria para que Dios
suscite al hijo de David "para echar a los pecadores de la heredad,
destruir la arrogancia del pecador como vaso de alfarero" y "hacer
pedazos toda su sustancia con una vara de hierro".
Como los redimidos vivirán y
reinarán con Cristo, se los representa aquí compartiendo la obra de Cristo (ver
com. Apoc. 12:5; 20:4).
Vara. La palabra que aquí se usa representa al shébet
hebreo de Sal. 2:9, que puede corresponder con una vara o cayado de un pastor
(Sal. 23:4), un cetro (Sal. 45:6), o una vara de castigo (Sal. 125:3).
El contexto de Apoc. 2:27 sugiere
que la "vara" aquí es símbolo de gobierno e instrumento de castigo.
Quebradas. Este dominio o reinado causará la destrucción de los impíos.
En cuanto a la naturaleza de ese reino, ver com. cap. 20:4.
Vaso de alfarero. Cf. Jer. 19:1, 10-11.
Como yo también la he recibido.
Ver Mat. 11.27; 28:18; Juan 3:35;
5:22, 27; Hech. 17:31; t. V, p. 896.
28. La estrella de la mañana. Es decir, Cristo mismo (Apoc. 22:16; cf. 2Ped. 1:19).
29. Tiene oído. Ver com. vers. 7.
NOTA ADICIONAL DEL CAPÍTULO 2
La aplicación de los diversos
mensajes para las siete iglesias a siete períodos consecutivos de la historia
de la iglesia (ver com. cap. 2:1) sugiere, naturalmente, la conveniencia de
utilizar una serie de fechas de transición para facilitar la coordinación de
los distintos mensajes con sus respectivos períodos históricos; sin embargo, al
procurar fijar tales fechas, es bueno recordar que:
(1) la profecía de las siete
iglesias no implica un tiempo exacto en el sentido común de la palabra, porque
no la acompañan datos cronológicos específicos.
Tiene que ver principalmente con
las sucesivas vicisitudes de la iglesia, y difiere en mucho de profecías como
las que se refieren a los 1.260 días de Dan. 7:25, los 2.300 días del cap. 8:14
y las 70 semanas del cap. 9:25.
(2) Es difícil delimitar con
fechas exactas los grandes períodos de la historia. Usadas con este fin las
fechas son, en el mejor de los casos, hitos útiles de un carácter más bien
general sin determinar límites exactos. La verdadera transición de un período a
otro es un proceso gradual; sin embargo, conviene escoger fechas aproximadas
para ayudar a correlacionar los mensajes con los acontecimientos
correspondientes de la historia.
Algunos pueden sugerir fechas
diferentes de las que se dan a continuación y usarían expresiones diferentes
para describir los diversos períodos; pero estas diferencias de fechas y
nombres no afectan esencialmente el mensaje general de las cartas a las siete
iglesias.
1. Éfeso. Por consenso general, el período que aquí se representa abarca la era
apostólica, y por lo tanto puede extenderse aproximadamente desde el año 31 d.
C., año de la ascensión de nuestro Señor (ver t. V, pp. 249-253), hasta el año
100 d. C.
2. Esmirna. Para la fijación del año 100 d. C. como comienzo de este período, ver el párrafo anterior sobre "Éfeso".
Los mensajes a la segunda y a la tercera iglesia identifican la
transición de Esmirna a Pérgamo como el paso de la persecución a la
popularidad.
El reinado de Constantino el
Grande (306-337), el primer emperador de Roma llamado cristiano, marca esta
transición. Antes de su famoso edicto de Milán de 313, el cristianismo era una
religión ilegal y sufrió repetidos períodos de terrible persecución por parte
del Estado (ver t. VI, pp. 48-49, 62-63; t. VII, pp. 20-21).
En ese edicto se decretaron
iguales derechos para todas las religiones en todo el imperio y se restituyó a
los cristianos las propiedades que les habían sido confiscadas. En el mismo año
Constantino eximió a los clérigos cristianos del servicio civil y militar, y
liberó de impuestos sus propiedades. La fecha de su supuesta conversión al
cristianismo generalmente se fija en el año 323.
Podría tomarse 313 ó 323 como un
año apropiado para señalar la transición del período de Esmirna al de Pérgamo.
3. Pérgamo. Para la transición al período de Pérgamo, ver el párrafo anterior sobre
"Esmirna". La inspiración ha caracterizado el período de Pérgamo como
un tiempo de componendas, apostasía y popularidad, tiempo durante el cual la
Iglesia de Roma consolidó su poder y autoridad.
Por lo tanto, el fin del período
de Pérgamo hallaría desplazada a la Roma imperial y al papado plenamente
establecido y listo para emprender su carrera como gobernante de la cristiandad
occidental (ver Nota Adicional de Dan. 7).
Cualquiera de los diversos
acontecimientos podría servir como un hito aceptable para la terminación de
este período. El destronamiento del último
emperador romano en 476DC podría ser una fecha tal.
Otra fecha podría ser la conversión, en 496, de Clodoveo, rey de los francos, el primer gobernante germano que abrazó el cristianismo romano y se unió con la iglesia en la conquista de otros pueblos germanos.
En
el año 538 entró en vigor el decreto de Justiniano que le daba al papa plenos
poderes políticos en el Occidente.
Los historiadores estiman generalmente que el pontificado de Gregorio el Grande (590-604) fue el momento de transición entre la antigüedad y la Edad Media, y su reinado como papa podría considerarse como otro punto de partida.
Gregorio es considerado como el
primero de los prelados de la Edad Media. Osadamente asumió el papel de
emperador de Occidente, y su administración puso el fundamento para las
pretensiones posteriores del absolutismo papal.
El año 756 señala la consolidación del poder político papal y el surgimiento de Francia para asumir el papel que le valió el nombre de "hija mayor del papado"
(ver t. IV,
p. 863).
En ese año Pipino de Francia
sometió a los lombardos del norte de Italia, que habían estado amenazando al
papa, y cedió a éste el territorio de los lombardos.
Esa concesión, generalmente
llamada la Donación de Pipino, marca el principio de los Estados Pontificios,
que el papa gobernó como monarca durante más de 1.000 años.
Sin embargo, la importancia de 538 como el punto de partida de los 1.260 años.
(Ver com. Dan. 7:25),
https://elaguila3008.blogspot.com/2021/02/enlaces-565-577-reflexionesmhp-daniel-1.html
sugiere
ese año como la fecha final más apropiada que cualquiera de las otras para el
período de Pérgamo. Ver pp. 20-22.
4.Tiatira. Para ubicar el año 538 como fecha del comienzo del período de Tiatira, ver lo dicho en cuanto a "Pérgamo".
El período de Tiatira se caracteriza
como la era de la supremacía papal. La importancia del período de los 1.260
años en la profecía bíblica (ver com. Dan. 7:25; Apoc. 12:6) sugiere que 1798
bien podría escogerse como fecha final para Tiatira; pero en vista de la
importancia de la Reforma en el quebrantamiento de la supremacía papal, 1517
sería también una fecha final apropiada (ver t. IV, p. 864; t. VII, p. 53).
Algunos podrían sostener que la
pérdida de los Estados Pontificios en 1870 y el consiguiente enclaustramiento
que se autoimpuso el papa como "prisionero del Vaticano", también
harían que dicha fecha fuese digna de consideración. Sin embargo, el año 1870
parece ser un poco tardío para encajar ya sea con los 1.260 años de la profecía
o con los siguientes períodos de la historia de la iglesia que se esbozan en
Apoc. 2 y 3.
5. Sardis. Esta es la iglesia característica de los tiempos de la Reforma, y como tal
puede considerarse que se inicia en 1517 o tal vez en 1798 (ver lo que antecede
acerca de "Tiatira"). Los que proponen la fecha 1798 como la
terminación del período de la iglesia de Tiatira y el comienzo del período de
Sardis, sugieren que 1833 es un año apropiado para señalar el final de esta
última. Por razones que se expondrán al tratar de "Filadelfia", otros
sugieren a 1755 como la fecha apropiada para terminar.
6.Filadelfia. La inspiración ha presentado a ésta como la iglesia del gran despertar del
segundo advenimiento. Se han sugerido varias fechas apropiadas para el comienzo
de este período. Algunos proponen el año 1833, año que fue testigo de la última
gran señal en los cielos predicha por nuestro Señor (ver com. Mat. 24:33), y
que se relaciona muy de cerca en cuanto al tiempo con la proclamación inicial
del mensaje adventista hecha por Guillermo Miller.
Otros sugieren a 1798, el comienzo del "tiempo del fin" de Dan. 11:35
(ver el comentario respectivo), lo que también podría aceptarse.
Hay otros que prefieren a 1755, que generalmente se acepta como que indica la primera de las señales específicas del fin predichas en Apoc. 6:12 (ver el comentario respectivo), teniendo en cuenta que esta elección concuerda bien con el carácter de la iglesia de Filadelfia como la iglesia del despertar del advenimiento.
Los
expositores adventistas concuerdan unánimemente en que el año 1844 debe
considerarse como el fin del período de Filadelfia y comienzo del período de
Laodicea (ver com. Dan. 8:14).
7. Laodicea. Para fijar el año 1844 como la fecha del comienzo de este período, ver lo
que antecede en cuanto a "Filadelfia". Por ser ésta la última de las
siete iglesias, el período de Laodicea continúa hasta el fin del tiempo.
(7CBA).
COMENTARIOS EGW
1. HAp 468;
4-5. HAp 469.
7, 10. HAp 470
CRISTO
FUE PRESENTADO COMO SOSTENIENDO LAS SIETE ESTRELLAS EN SU MANO DERECHA. Esto
nos asegura que ninguna iglesia que sea fiel a su cometido necesita temer la
destrucción; porque ninguna estrella que tiene la protección del Omnipotente
puede ser arrancada de la mano de Cristo.
"El
que tiene las siete estrellas en su diestra. . . dice estas cosas." (Apoc.
2:1.) Estas palabras son dirigidas a los maestros de la iglesia, a aquellos a
quienes Dios confió pesadas responsabilidades. Las dulces influencias que han
de abundar en la iglesia están vinculadas estrechamente con los ministros de
Dios, quienes deben revelar el amor de Cristo. Las estrellas del cielo están
bajo su dirección.
LAS
LLENA DE LUZ; GUÍA Y DIRIGE SUS MOVIMIENTOS.
Si no lo hiciera, llegarían a ser estrellas caídas. Así es con sus ministros.
Son instrumentos en sus manos, y todo lo bueno que pueden hacer es realizado
por medio del poder divino. Por medio de ellos se difunde la luz del Salvador,
quien ha de ser su eficiencia. Si tan sólo miraran a él como él miraba al
Padre, serían capacitados para hacer su obra. Cuando dependan de Dios, él les
dará su esplendor para reflejarlo al mundo.
EN
EL COMIENZO DE LA HISTORIA DE LA IGLESIA, el
misterio de iniquidad, predicho por el apóstol Pablo, comenzó a hacer su 469 obra
impía; y al insistir en sus herejías los falsos maestros, acerca de los cuales
Pablo amonestó a los creyentes, muchos fueron engañados por falsas doctrinas.
Algunos vacilaron bajo las pruebas, y fueron tentados a abandonar la fe. En el
tiempo cuando Juan recibía esta revelación, muchos habían perdido su primer
amor a la verdad del Evangelio. Pero en su misericordia Dios no dejó que su
iglesia permaneciese en la apostasía. En un mensaje de infinita ternura reveló
su amor hacia ella, y su deseo de que hiciera una obra segura para la
eternidad. "Recuerda -rogó- de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las
primeras obras." (Apoc. 2:5.)
LA
IGLESIA TENÍA DEFECTOS, y
necesitaba severa reprensión y corrección; y Juan fue inspirado a escribir
mensajes de amonestación, reprensión y ruego a los que, habiendo perdido de
vista los principios fundamentales del Evangelio, ponían en peligro la esperanza
de su salvación.
Pero
las palabras de reproche que Dios halla necesario enviar se pronuncian siempre
con tierno amor, y con la promesa de paz a cada creyente arrepentido. "He
aquí, yo estoy a la puerta y llamo -dice el Señor;- si alguno oyere mi voz y
abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo." (Apoc.
3:20.)
Y
PARA LOS QUE EN MEDIO DEL CONFLICTO MANTUVIESEN SU FE EN DIOS, le
fueron confiadas al profeta estas palabras de encomio y promesa: "Yo
conozco tus obras: he aquí, he dado una puerta abierta delante de ti, la cual
ninguno puede cerrar; porque tienes un poco de potencia, y has guardado mi
palabra, y no has negado mi nombre. . . . Porque has guardado la palabra de mi
paciencia, yo también te guardaré de la hora de la tentación que ha de venir en
todo el mundo, para probar a los que moran en la tierra." Se amonestó al
creyente: "Sé vigilante y confirma las otras cosas que están para
morir." "He aquí, yo vengo presto; retén lo que tienes, para que
ninguno tome tu corona." (Apoc. 3:8,10,2,11.)
POR
MEDIO DE UNO QUE DECLARÓ SER "HERMANO, y
participante en la tribulación" (Apoc. 1:9), Cristo reveló a su iglesia
las 470 cosas que ella debía sufrir por su causa. Al penetrar
con su vista a través de largos siglos de tinieblas y superstición, el anciano
desterrado vio a multitudes sufrir el martirio por causa
de
su amor haca la verdad. Pero también vio que Aquel que sostuvo a sus primeros
testigos, no olvidaría a sus fieles seguidores durante los siglos de
persecución que debían venir antes del fin del tiempo. "No tengas ningún
temor de las cosas que has de padecer -declara el Señor,- He aquí, el diablo ha
de enviar algunos de vosotros a la cárcel, para que seáis probados, y tendréis
tribulación. . . . Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la
vida." (Apoc. 2:10.)
Y
para todos los fieles que están luchando contra el mal, Juan oyó hacer las
promesas: "Al que venciere, daré a comer del árbol de la vida, el cual
está en medio del paraíso de Dios." "El que venciere, será vestido de
vestiduras blancas: y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su
nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles." "Al que
venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono; así como yo he vencido,
y me he sentado con mi Padre en su trono." (Apoc. 2:7; 3:5,21.)
2-3. HAp 462. EN LOS DÍAS DE LOS APÓSTOLES, los
creyentes cristianos estaban llenos de celo y entusiasmo. Tan incansablemente
trabajaban por su Maestro que, en un tiempo relativamente corto, a pesar de la
terrible oposición, el Evangelio del reino se divulgó en todas las partes
habitadas de la tierra. El celo manifestado en ese tiempo por los seguidores de
Jesús fue registrado por la pluma inspirada como estímulo para los creyentes de
todas las épocas.
DE
LA IGLESIA DE ÉFESO, que el Señor Jesús usó como
símbolo de toda la iglesia cristiana de los días apostólicos, el Testigo fiel y
verdadero declara: "Yo sé tus obras y tu trabajo y paciencia; y que tú no
puedes sufrir los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no
lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y
has trabajado por mi nombre, y no has desfallecido." (Apoc. 2:2,3-)
Al
principio, la iglesia de Éfeso se distinguía
por su sencillez y fervor. Los creyentes trataban seriamente de obedecer cada
palabra de Dios, y sus vidas revelaban un firme y sincero amor a Cristo. Se
regocijaban en hacer la voluntad de Dios porque el Salvador moraba
constantemente en sus corazones. Llenos de amor para con su Redentor, su más
alto propósito era ganar almas para él. No pensaron en atesorar para sí el
precioso tesoro de la gracia de Cristo. Sentían la importancia de su vocación
y, cargados con el mensaje: "Sobre la tierra paz; entre los hombres buena
voluntad," ardían en deseos de llevar las buenas nuevas de la salvación a
los rincones más remotos de la tierra. Y el mundo conoció que ellos habían
estado con Jesús. Pecadores arrepentidos, perdonados, limpiados y santificados
se allegaron a Dios por medio de su Hijo. 463
9. Ev 438. El espiritismo está por cautivar el mundo. Hay muchos que piensan que el espiritismo se 438 mantiene
gracias a trucos e imposturas, pero esto dista mucho de la verdad. Un poder
sobrehumano está trabajando en una diversidad de formas, y pocos tienen
siquiera idea de lo que serán las manifestaciones del espiritismo en el futuro.
El fundamento para el éxito del espiritismo ha sido puesto en las aserciones
hechas desde los púlpitos de nuestro país. Los ministros han proclamado como
doctrinas bíblicas falsedades que se habían originado con el archiengañador.
La doctrina de la perduración de la vida consciente después de la muerte, de los espíritus de los muertos en comunicación con los vivos, no tiene fundamento en las Escrituras, y sin embargo esas teorías son afirmadas como verdad.
Mediante esta
doctrina falsa se ha abierto el camino para que los espíritus de demonios
engañen a la gente al presentarse a sí mismos como los muertos. Los
instrumentos satánicos personifican a los muertos y en esa forma llevan
cautivas a las almas. Satanás tiene una religión, tiene una sinagoga y
adoradores devotos. Para llenar las filas de sus devotos, utiliza toda clase de
engaños (Manuscrito sin fecha, Nº 66).
UN ENGAÑO DESTINADO A LOS
ENLUTADOS.- La deificación de los muertos ha
ocupado un lugar prominente en casi todos los sistemas paganos, como asimismo
la supuesta comunicación con los muertos. Se creía que los dioses comunicaban
su voluntad a los hombres, y también que los aconsejaban cuando eran
consultados. De esta índole eran los famosos oráculos de Grecia y Roma.
Todavía existe la creencia en la
comunicación con los muertos, aun en los países que profesan ser cristianos.
Con el nombre de espiritismo se ha difundido ampliamente la práctica de
comunicarse con seres que pretenden ser los espíritus de los muertos. Este ha
sido concebido para aprovecharse de los sentimientos de los que han depositado
en la tumba a sus seres amados (Signs of the Times, 23 de junio, 1890).
COLOCANDO EL FUNDAMENTO DEL ESPIRITISMO.- El [Satanás] a veces se presenta en la forma de una persona joven y agradable, o de una hermosa sombra. Lleva a cabo sanamientos y es adorado como benefactor de nuestra raza por los mortales engañados. . . Miles están en contacto con este dios-demonio y están recibiendo instrucciones de él, y obran de acuerdo con sus enseñanzas.
El mundo, que se supone estar beneficiándose
tanto con la frenología y el magnetismo animal, nunca ha estado tan corrompido.
Satanás usa precisamente estas cosas para destruir la virtud y colocar el
fundamento del espiritismo (Testimonies, tomo 1, págs. 296, 297. Año 1862).
17. CS 704. Antes de entrar
en la ciudad de Dios, el Salvador confiere a sus discípulos los emblemas de la
victoria, y los cubre con las insignias de su dignidad real. Las huestes
resplandecientes son dispuestas en forma de un cuadrado hueco en derredor de su
Rey, cuya majestuosa estatura sobrepasa en mucho a la de los 704 santos y de los ángeles, y cuyo
rostro irradia amor benigno sobre ellos. De un cabo a otro de la innumerable
hueste de los redimidos, toda mirada está fija en él, todo ojo contempla la
gloria de Aquel cuyo aspecto fue desfigurado "más que el de cualquier hombre,
y su forma más que la de los hijos de Adam."
Sobre la cabeza de los
vencedores, Jesús coloca con su propia diestra la corona de gloria. Cada cual
recibe una corona que lleva su propio "nombre nuevo" (Apocalipsis
2:17), y la inscripción: "Santidad a Jehová." A todos se les pone en
la mano la palma de la victoria y el arpa brillante. Luego que los ángeles que
mandan dan la nota, todas las manos tocan con maestría las cuerdas de las
arpas, produciendo dulce música en ricos y melodiosos acordes. Dicha indecible
estremece todos los corazones, y cada voz se eleva en alabanzas de
agradecimiento. "Al que nos amó, y nos ha lavado de nuestros pecados con
su sangre, y nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios y su Padre; a él sea
gloria e imperio para siempre jamás." (Apocalipsis 1:5,6.)
Delante de la multitud de los
redimidos se encuentra la ciudad santa. Jesús abre ampliamente las puertas de
perla, y entran por ellas las naciones que guardaron la verdad. Allí contemplan
el paraíso de Dios, el hogar de Adán en su inocencia. Luego se oye aquella voz,
más armoniosa que cualquier música que haya acariciado jamás el oído de los
hombres, y que dice: "Vuestro conflicto ha terminado." "Venid,
benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación
del mundo."
Entonces se cumple la oración del
Salvador por sus discípulos: "Padre, aquellos que me has dado. quiero que
donde yo estoy, ellos estén también conmigo." A aquellos a quienes rescató
con su sangre, Cristo los presenta al Padre "delante de su gloria
irreprensibles, con grande alegría" (Judas 24, V.M.), diciendo:
"¡Heme aquí a mí, y a los hijos que me diste!" "A los que me
diste, yo los guardé." ¡Oh maravillas 705
del amor redentor! ¡qué dicha aquella cuando el Padre eterno, al ver a los
redimidos verá su imagen, ya desterrada la discordia del pecado y sus manchas
quitadas, y a lo humano una vez más en armonía con lo divino!
Ministerio Hno. Pio
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