miércoles, diciembre 29, 2021

REFLEXIÓN 966. EL TRONO DE DIOS Y EL LIBRO DE LOS SIETE SELLOS: El Sellamiento De Los 144.000, La Gran Multitud (APOCALIPSIS 7).

Apocalipsis 7

El Sellamiento De Los 144.000, 7:1-8. Un ángel sella a los siervos de Dios en sus frentes. El número de los que fueron sellados: número determinado de cada tribu de Israel

La Gran Multitud, 7:9-17. Delante del trono hay una innumerable multitud de todas las naciones, con vestidos blancos y palmas en sus manos. Sus ropas fueron lavadas en la sangre del Cordero.

1 DESPUÉS de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento alguno sobre la tierra, ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. 2 Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, 3 diciendo:  No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.

4 Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel.

5 De la tribu de Judá, doce mil sellados.

De la tribu de Rubén, doce mil sellados.

De la tribu de Gad, doce mil sellados.

6 De la tribu de Aser, doce mil sellados.

De la tribu de Neftalí, doce mil sellados.

De la tribu de Manasés, doce mil sellados.

7 De la tribu de Simeón, doce mil sellados.

De la tribu de Leví, doce mil sellados.

De la tribu de Isacar, doce mil sellados.

8 De la tribu de Zabulón, doce mil sellados.

De la tribu de José, doce mil sellados.

De la tribu de Benjamín, doce mil sellados.

9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; 10 y clamaban a gran voz, diciendo: la salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero. 11 Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, 12 diciendo: Amén. la bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos.  Amén.

13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? 14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.

15 Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. 16 Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; 17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. (Apocalipsis 7).

1. Después. Ver com. cap. 4:1.

Para la relación entre los cap. 7 y 6, ver com. cap. 6:17.

Vi. Ver com. cap. 4: 1.

Cuatro ángeles. Estos ángeles simbolizan a instrumentos divinos que detienen las fuerzas del mal en el mundo, hasta que sea terminada la obra de Dios en los corazones humanos y el pueblo de Dios sea sellado en su frente (ver com. cap. 6:17).

Cuatro ángulos. Cf. Isa. 11:12; Eze. 7:2. Esto significa que todo el mundo está amenazado.

Cuatro vientos. En las Escrituras los "cuatro vientos" a menudo representan los cuatro puntos cardinales (Dan. 8:8; Mar. 13:27).

Estos "cuatro vientos" son claramente fuerzas destructoras (vers. 3).

El paralelo más cercano se halla probablemente en Dan. 7:2, donde representan a las fuerzas en lucha de las cuales surgen grandes naciones.

Se ha sugerido que como Apoc. 7 parece ser una respuesta a la pregunta final del cap. 6 (ver com. cap. 6:17), esta retención de los cuatro vientos es una tregua transitoria de los terrores descritos en el cap. 6 hasta que se preparen para la tempestad los que van a mantenerse firmes en medio de ella.

Estas fuerzas destructoras, vistas a la luz del gran conflicto entre Cristo y Satanás, representan los esfuerzos de Satanás para extender la ruina y la destrucción por todas partes. Juan vio en la visión simbólica a cuatro ángeles, pero en verdad se emplean muchos ángeles en la tarea de refrenar los malos designios del enemigo.

Estos ángeles circundan "al mundo... Están reprimiendo a los ejércitos de Satanás hasta que se haya terminado el sellamiento del pueblo de Dios... Se les da la tarea de mantener a raya el furioso poder de aquel que ha descendido como león rugiente, buscando a quien devore" (EGW, Material Suplementario, com. cap. 5:11).

Cuando se haya completado la obra del sellamiento, entonces Dios dirá a los ángeles: "No lidiéis más con Satanás en sus esfuerzos por destruir. Dejadlo que manifieste su malignidad sobre los hijos de la desobediencia, porque la copa de la iniquidad de ellos está llena" (EGW, RH 17-9- 1901; cf. 6T408).

Cuando los cuatro ángeles dejen finalmente de retener y controlar los impíos designios de Satanás, "los vientos violentos de las pasiones humanas, todos los elementos de contención, se desencadenarán. El mundo será envuelto en una ruina más espantosa que la que cayó antiguamente sobre Jerusalén" (CS 672).

Sobre la tierra. Las tres partes que aquí se mencionan -tierra, mar y árboles- destacan la naturaleza universal de la destrucción que ya se cierne.

2. Otro ángel. Además de los cuatro que sujetaban los vientos.

(Ver com. vers. com. vers. 1)

De donde sale el sol. Entre los judíos, las direcciones se calculaban desde el punto de vista de una persona que estuviese mirando al este (ver com. Exo. 3:1).

De esta dirección fue de donde Ezequiel vio la gloria de Dios que entraba en el templo (cap. 43:2-5).

La señal del Hijo del hombre aparecerá en el este (Mat. 24:30; cf. CS 698-699). Por lo tanto, la dirección desde la cual viene el ángel puede indicar que viene de parte de Dios, que es enviado por él.

Algunos creen que el énfasis no debe ponerse en la ubicación sino en la manera, es decir, que la venida del ángel se asemeja a la del sol que sale en todo su esplendor.  Ver com. cap. 16:12.

SELLO. Los sellos se usaron en el Cercano Oriente desde los tiempos más antiguos, así como se usan las firmas hoy en día. Así se certificaba quién era el autor de un documento, se indicaba quién era el dueño del objeto sobre el cual se imprimía el sello, o se protegían objetos como baúles, cajones, tumbas, para que no fueran abiertos o violados.

Las excavaciones arqueológicas han proporcionado centenares de sellos o impresiones hechas por sellos. Entre ellos hay uno que aparece en el mango (asa) de un jarrón y dice: "Perteneciente a Eliakim, mayordomo de Joaquín". En Laquis se encontró un sello que dice: "Perteneciente a Gedalías que está sobre la casa".

El concepto de que Dios coloca una marca sobre su pueblo se remonta a la visión de Ezequiel, cuando vio a un hombre con tintero de escribano que recibió la orden de poner "una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen" en Jerusalén. Los que tuvieran la marca "en la frente" serían salvados de la destrucción (Eze. 9:2-6).

EL CONCEPTO DEL SELLAMIENTO TAMBIÉN SE APLICA EN OTRAS CIRCUNSTANCIAS. Pablo aplicó este símbolo a la experiencia de recibir el Espíritu Santo en relación con la conversión y el bautismo (2 Cor. 1:22; Efe. 1:13; 4:30). Jesús habló de sí mismo diciendo que era sellado por el Padre, refiriéndose sin duda al testimonio aprobatorio del Padre por medio del Espíritu Santo en ocasión de su bautismo (ver com. Juan 6:27).

El simbolismo del sellamiento halla un paralelo interesante en el pensamiento escatológico judío. Uno de los Salmos de Salomón (obra seudoepigráfica de mediados del siglo 1 a. C.) declara de los justos que "la llama de cuando salga de delante del rostro del Señor contra los pecadores para destruir toda la seguridad de los pecadores, pues la marca de Dios está sobre los justos para salvación. El hambre, la espada y la pestilencia (estarán) lejos de los justos" (15:4-7). Así se imaginaban los judíos una marca sobre los justos que los protegería del peligro.

El pasaje que estudiamos indica también un sellamiento del pueblo de Dios, que lo preparará para estar firme durante los tiempos espantosos de angustia que precederán al segundo advenimiento de Cristo (ver com. Apoc. 7:1). En los tiempos antiguos un sello sobre un objeto certificaba quién era el dueño, así también el sello de Dios sobre su pueblo proclama que él lo ha reconocido como suyo (2 Tim. 2:19; cf. TM 446).

EL SELLO Que Se Estampará Sobre Los Fieles Siervos De Dios Es "la pura marca de la verdad", la "señal" de su "aprobación" (3T 267). Este sello da testimonio de la "semejanza a Cristo en carácter" (EGW, Material Suplementario com. vers. 2).

"El sello de Dios, la garantía o señal de su autoridad, se halla en el cuarto mandamiento" (EGW, ST 1 - 11 1899; cf.  CS 698).

Hay más detalles acerca del sello en com. Eze. 9:4.

Dios vivo. Ver com. cap. 1:18.

3. Hasta que hayamos sellado. Ver com. vers. 2.

Frentes. Juan probablemente vio en la visión que se ponía la marca.

El sello representa las cualidades de carácter.

(Ver com. Eze. 9:4; cf. 2 Tim. 2:19).

Los siervos. Gr. dóulos, "esclavo". Los que son sellados, son esclavos de Dios, y el sello que reciben es la garantía de que son en verdad del Señor.

4. Oí. Juan recibió la información oralmente. Si vio en este momento al conjunto de los sellados, no lo declara la profecía.

Ciento cuarenta y cuatro mil. Respecto a este número se han sostenido dos puntos de vista: (1) que es literario; (2) que es simbólico. Algunos de los que sostienen que es literal, destacan que el cómputo puede hacerse mediante un sistema como el que se empleó para el cálculo de los 5.000 que fueron alimentados milagrosamente, donde sólo se contó a los hombres, pero no a las mujeres ni a los niños (Mat. 14:21).

Los que sostienen que el número es simbólico, destacan que la visión es claramente simbólica, y que como los otros símbolos no se interpretan literalmente, éste tampoco debe entenderse así.

Muchos estudiantes de las Escrituras consideran que doce es un número que tiene significado en la Biblia, sin duda porque hubo 12 tribus en Israel. 

 (Exo. 24:4; 28:21; Lev 24:5; Núm. 13; 17:2; Jos. 4:9; 1Rey. 4:7; 18:31; 

Mat. 10:1; Apoc. 12:1; 21:12, 14, 16, 21; 22:2).

La multiplicación de 12.000 por 12 (Apoc. 7:5-8) puede sugerir que el propósito principal de este pasaje no es el de revelar el número preciso de los sellados, sino mostrar la distribución de los sellados entre las tribus del Israel espiritual.

De los 144.000 se dice que podrán "sostenerse en pie" en medio de los terribles acontecimientos descritos en el cap. 6:17 (ver comentario respectivo).

Tienen "el sello del Dios vivo" (cap. 7:2) y son protegidos en un tiempo de destrucción universal, como lo fueron los que tenían la marca en la visión de Ezequiel (Eze. 9:6).

Cuentan con la aprobación del cielo, pues Juan los ve más tarde con el Cordero en el monte de Sión (Apoc. 14:1).

Se declara que son sin engaño y sin mácula (Apoc. 14:5).

Juan los oye cantar un canto que "nadie podía aprender" (Apoc. 14:3).

Se los llama "primicias para Dios y para el Cordero" (Apoc. 14:4).

HAY DIFERENCIAS DE OPINIÓN en cuanto a quiénes de la última generación de los santos constituirán precisamente los 144.000. La falta de una información más definida, como la que se necesita para llegar a conclusiones dogmáticas sobre ciertos puntos, ha llevado a muchos a destacar, no quiénes son los 144.000 sino qué son, es decir, la clase de carácter que Dios espera que posean y la importancia de prepararse para pertenecer a esa multitud intachable.

Viene muy al caso el siguiente consejo: "No es su voluntad [la de Dios] que se entabla discusiones por cuestiones que nobles ayudarán espiritualmente, tales como quiénes han de componer los ciento cuarenta y cuatro mil. Esto lo sabrán sin lugar a dudas dentro de poco tiempo los que son elegidos por Dios" (EGW, Material Suplementario com. cap. 14:1-4; cf.  PR 141).

Todas las tribus. Aquí se presenta una lista de doce tribus (vers. 5-8), pero que no es enteramente idéntica con las enumeraciones que hay en el AT

 (Núm. 1:5-15; Deut. 27:12-13; cf. Gén. 35:22-26; 49:3-28; 1Crón. 2:12).

Las listas del AT generalmente comienzan con Rubén, mientras que esta enumeración empieza con Judá, quizá porque Cristo era de la tribu de Judá (Apoc. 5:5).

Leví no se incluye a veces como tribu en el NT, aunque, por supuesto, se lo pone en la lista de los hijos de Jacob. Se debe sin duda a que Leví no recibió heredad entre las tribus (ver com. Jos. 13:14).

En Apoc. 7:5-8 se cuenta a la tribu de Leví, pero no a la de Dan.  Para incluir a Leví y mantener a la vez el número 12, era necesario omitir una de las tribus, pues José era contado como dos tribus, es decir, Efraín (quizá llamado "José" en Apoc. 7:8) y Manasés.

Dan fue excluido debido quizá a la reputación que tenía esa tribu de ser idólatra (Juec. 18:30-31).

El orden en el cual se enumeran aquí las tribus es diferente de cualquier lista del AT.  Algunos han hecho notar que si los vers. 7 y 8 se colocan entre los vers. 5 y 6, las tribus siguen el orden de los hijos de Lea, los de Raquel, los de la sierva de Lea y los de la sierva de Raquel, excepto Dan, en cuyo lugar aparece Manasés; sin embargo, no se gana nada con este cambio.

Israel. Los que insisten en que los 144.000 son judíos literales, sostienen que la aplicación a cristianos que constituyen el Israel espiritual no concuerda con la división en 12 tribus específicas; sin embargo, si hay que tomar literalmente "hijos de Israel", ¿qué razón se opone para no tomar literalmente también los vers. 5-8 y cap. 14:1-5?

Además de que los judíos perdieron hace mucho sus distinciones tribales, la probabilidad sumamente remota de que en realidad haya un número igual de redimidos de cada tribu -pero ni uno de Dan-, y el requisito de que todos sean célibes (cap. 14:4), pondría a prueba la credulidad de cualquiera.

Sin embargo, si los 144.000 no son judíos literales sino israelitas simbólicos el Israel espiritual, la iglesia cristiana-, entonces las divisiones de las tribus y otros detalles son también figurados, y desaparecen las dificultades.

Debe, pues, entenderse que estos israelitas que son sellados pertenecen al Israel espiritual, la iglesia cristiana (Rom. 2:28-29; 9:6-7; Gál. 3:28-29; 6:16; cf. Gál. 4:28; 1Ped. 1:1; ver com. Fil. 3:3).

El Israel espiritual se representa en el símbolo como dividido en 12 tribus, porque las 12 puertas de la nueva Jerusalén tienen grabados los nombres de las 12 tribus de Israel (Apoc. 21:12).

9. Después de esto. Ver com. cap. 4:1.

Una gran multitud. Los comentadores no han estado de acuerdo desde los comienzos del cristianismo en cuanto a la relación de esta multitud con los 144.000. Se han sostenido tres principales puntos de vista.

SEGÚN UNA OPINIÓN, los 144.000 y la "gran multitud" componen el mismo grupo, pero bajo diferentes condiciones, y los vers. 9-17 revelan la verdadera identidad de los 144.000. De acuerdo con este punto de vista, los vers. 1-8 describen el sellamiento de los 144.000 a fin de prepararlos para permanecer firmes en medio de los terrores que acompañan la venida del Mesías, mientras que los vers. 9-17 los muestran después regocijándose en paz y triunfo alrededor del trono de Dios.

Los que opinan de esta manera creen que las aparentes diferencias entre la descripción de la "gran multitud" y de los 144.000 no son diferencias sino explicaciones.

De modo que el hecho de que la "gran multitud" no pueda contarse, lo entienden como que implica que el número 144.000 es simbólico y no literal.

El hecho de que la "gran multitud" provenga de todas las naciones, y no sólo de Israel como es el caso del origen de los 144.000, lo interpretan como que el Israel al cual pertenecen los 144.000 no es el Israel literal sino el espiritual, que abarca a todas las naciones de los gentiles.

UN SEGUNDO PUNTO DE VISTA destaca las diferencias entre los 144.000 y la "gran multitud". Los primeros pueden contarse; la otra, no.

Aquellos representan un grupo especial, las "primicias para Dios y para el Cordero", los que "siguen al Cordero por dondequiera que va" (cap. 14:4); la multitud son los demás santos triunfantes de todas las épocas.

EL TERCER PUNTO DE VISTA identifica a la, "gran multitud" como el grupo total de los redimidos, lo que incluye a los 144.000.

Los adventistas del séptimo día generalmente se han inclinado por el segundo punto de vista.

Del trono. Ver com. cap. 4:2.

Del Cordero. Ver com. cap. 5:6.

Ropas blancas. Ver com. cap. 6:11; cf. cap. 7:13.

Palmas. Eran símbolos de regocijo y victoria.

(Ver Mar. 13;51; 2 Mac. 10:7; Juan 12:13).

10. La salvación pertenece a nuestro Dios. La compañía innumerable reconoce que Dios y el Cordero la ha redimido. El sentido original del pasaje se expresa con exactitud en la RVR. El atribuir la salvación tanto a Dios como al Cordero, es una evidencia significativa de su igualdad (ver com. cap. 5:13).

Que está sentado. Ver com. cap. 4:2.

11. Los ancianos. Ver com. cap. 4:4. Aunque se han sucedido varias escenas desde la del cap. 4, el escenario general es el mismo.

Cuatro seres vivientes. Ver com. cap. 4.6.

Se postraron. Cf. cap. 5:8.

12. Amén. Ver com. cap. 5:14.

La bendición. Es una doxología séptuple como la del cap. 5:12

(ver el comentario respectivo, y com. vers. 13).

Nuevamente aquí, como en el cap. 5:8-14, hay una visión de la vindicación de Dios y de Cristo.

El testimonio de los salvados nuevamente hace recordar a las huestes del ciclo que Dios es sabio y justo. Lo adoran con bendición, gloria, acción de gracias y honra.

13. Uno de los ancianos. Ver com. cap. 4:4.

Habló, diciéndome. El anciano expresa la pregunta que sin duda ya estaba en la mente de Juan.

¿Quiénes son? Puede surgir la pregunta respecto a cuál grupo se refiere el anciano, si al de los 144.000 (vers. 4), o a la "gran multitud" (vers. 9).

Hay Dos Opiniones Respecto A Este Punto: (1) Que se refiere a los 144.000. 

Los que sostienen esta opinión argumentan que Juan ya conocía la identidad de la "gran multitud" porque había declarado que provenía de "todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas"; por lo tanto alegan que para que la pregunta del anciano sea razonable debe referirse a los 144.000.

(2) Que se refiere a la "gran multitud". Los que sostienen esta opinión hacen notar que a partir del vers. 9 comienza una escena enteramente nueva de la visión, y que una referencia a una escena previa difícilmente sería de esperar a menos que se la indicase específicamente.

Argumentan además que la "gran multitud" no ha sido identificada más claramente que los 144.000.

Finalmente llaman la atención al hecho de que el anciano habla específicamente de los que están "vestidos de ropas blancas", o sea la "gran multitud" que se describe con esas vestiduras en el vers. 9.

Esta opinión puede sostenerse ya sea que se piense que la "gran multitud" comprende a todos los redimidos, incluso a los 144.000, o a los redimidos excluyendo este grupo.

Ver HAp 481; GS 707; MC 406.

14. Gran tribulación. Literalmente "la gran tribulación".

Los que sostienen que los vers. 13-17 se aplican a los 144.000 (ver com. vers. 13) entienden que la tribulación es el tiempo de angustia mencionado en Dan. 12:1, que precederá al segundo advenimiento de Cristo.

Los que sostienen que los vers. 13-17 se refieren a la gran multitud, aplican la "gran tribulación" en forma más general a los diferentes períodos de tribulación que han experimentado los santos a través de los siglos o, más específicamente, a la tribulación descrita por los símbolos de Apoc. 6 (cf. Mat. 24:21). Cf com. Apoc. 3:10.

Han lavado sus ropas. Se explica por qué sus ropas son puras. Los santos han triunfado no por sus propios medios, sino a causa de la victoria ganada por Cristo en el Calvario (cf. com. cap. 6:11).

Aquí se demuestra la estrecha relación entre la justicia y la victoria, ambas simbolizadas por las ropas blancas (cf com. cap. 3:4; cf cap. 1:5).

La batalla es contra el pecado; Injusticia es la victoria; la justicia de Cristo ha ganado la victoria; los pecadores llegan a ser justos y victoriosos al aceptar la justicia de Cristo.

15. Por esto. La justicia y la victoria de estos bienaventurados hace posible que los que componen el grupo estén continuamente en la presencia de Dios. Si sus ropas no fuesen blancas, no podrían soportar la presencia divina.

Delante del trono. Ver com. cap. 4:2. Este grupo está constantemente en la presencia de Dios. Es suyo el gozo de estar siempre con Aquel que los ha salvado.

Le sirven. El mayor placer de los salvados es hacer la voluntad de Dios.

Día y noche. Ver com. cap. 4:8.

Templo. Gr. naós, palabra que pone énfasis en el templo como morada de Dios.

 (Ver cap. 3:12).

Extenderá su tabernáculo sobre ellos. El anciano proyecta sus palabras hacia el futuro, mira por anticipado los siglos interminables de la eternidad, a través de los cuales los salvados podrán tener la seguridad de que ciertamente Dios morará entre ellos. Nunca serán privados de su presencia, su sostén y su favor. El estar sin la presencia de Dios es pérdida completa; el tenerlo morando entre nosotros es salvación perenne.

16. Ya no tendrán hambre. Este versículo parece aludir a Isa. 49:10, donde se prometía abundancia a los repatriados. Esta hermosa promesa hallará su cumplimiento final en el caso del Israel espiritual.

17. El Cordero. Ver com. cap. 5:6.

En medio del trono. En el cap. 5:6 se describe al Cordero como el más próximo al trono de Dios.

Los pastoreará. Gr. poimáinÇ (cf. com. cap. 2:27).

Aunque el cordero es generalmente pastoreado, el Cordero se revela aquí como el verdadero pastor (cf. Juan 10:11).

El pensamiento de este pasaje probablemente proviene de Isa. 40:11.

Fuentes de aguas de vida. En relación con esta figura, 

ver Jer. 2:13; Juan 4:14; Apoc. 22:1.

Enjugará toda lágrima. Una figura de dicción para significar que en el mundo futuro no habrá nada que cause lágrimas. Algunos han interpretado esta figura literalmente en parte: que por un tiempo habrá lágrimas debido a la ausencia de los seres amados; pero esto no puede probarse. Las conclusiones dogmáticas acerca de este tema deben fundarse sobre algo más que una expresión figurada. (7CBA).

COMENTARIOS DE EGW

1-3. Ev 510. UNA CRISIS NACIONAL PRODUCE UN DESPERTAR RELIGIOSO.- Hoy los hombres y las naciones son probados por la plomada que está en la mano de Aquel que no comete error. . .

Hoy las señales de los tiempos declaran que estamos en el umbral de acontecimientos grandes y solemnes. En nuestro mundo, todo está en agitación. Ante nuestros ojos se cumple la profecía por la cual el Salvador anunció los acontecimientos que habrían de preceder su venida: "Y oiréis guerras, y rumores de guerras. . . Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestilencias, y hambre, y terremotos por los lugares" (Mat. 24:6,7).

El momento actual es de interés abrumador para todos los que viven. Los gobernantes y los estadistas, los hombres que ocupan puestos de confianza y autoridad, los hombres y mujeres pensadores de todas las clases tienen la atención fija en los acontecimientos que se producen en derredor nuestro. Observan las relaciones que existen entre las naciones.

 Observan la intensidad que se apodera de todo elemento terrenal, y reconocen que algo grande y decisivo está por acontecer, que el mundo se encuentra en vísperas de una crisis estupenda (Profetas y Reyes, págs. 393, 394.  Año 1916).

NUESTRO DEBER EN EL MOMENTO DE TREGUA.- Los ángeles están hoy sosteniendo los vientos de la lucha, hasta que el mundo sea advertido de su inminente destrucción; pero se está preparando una tormenta, lista para desencadenarse sobre la tierra, y cuando Dios ordene a sus ángeles que suelten los vientos, habrá una escena tal de lucha que ninguna pluma la puede describir. . .

El Señor nos ha concedido misericordiosamente un momento de tregua. Todo poder que nos ha sido prestado por el cielo ha de ser empleado en hacer la obra que el Señor nos asignó en favor de los que perecen en la ignorancia...

El pueblo de Dios debe interceder poderosamente ante él por ayuda ahora. Los hijos de Dios deben consagrar la totalidad de sus energías al esfuerzo de proclamar la verdad durante la tregua que ha sido concedido. . .

Todos los días nos hemos estado asociando con los hombres y mujeres sujetos al juicio. Cada día puede haber sido la línea divisoria para un alma. Cada día alguien puede haber hecho la decisión que determinará su destino futuro (Review and Herald, 23 de noviembre, 1905).

2JT 324, 369. Preparativos para la crisis. Como nunca antes, la ley de Dios debiera ser amada y honrada por su pueblo fiel.  Existe la más imperativa necesidad de inculcar en la mente y los corazones de todos los creyentes hombres y mujeres, jóvenes y niños, la recomendación de Cristo: "Escudriñad las Escrituras." (Juan 5:39.)

Estudiad vuestra Biblia como nunca la habéis estudiado antes. A menos que subáis a un nivel más elevado y santo en vuestra vida religiosa no estaréis listos para la aparición de nuestro Señor. Dios espera de su pueblo un celo, una fidelidad y una devoción correspondientes a la gran luz que le ha dado.

Debe haber más espiritualidad, una consagración más profunda a Dios y un celo en su obra que nunca se ha alcanzado todavía.

Debe dedicarse mucho tiempo a la oración, para que las vestiduras de nuestro carácter sean lavadas y emblanquecidas en la sangre del Cordero.

Debemos en forma especial, y con fe inquebrantable, pedir a Dios que dé ahora a su pueblo gracia y poder. No creemos que haya llegado plenamente el tiempo en que han de restringirse nuestras libertades.

El profeta vio "cuatro ángeles que estaban sobre los cuatro ángulos de la tierra, deteniendo los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento sobre la tierra ni sobre la mar, ni sobre ningún árbol."

Otro ángel 325 que ascendía desde el oriente, clamó a ellos diciendo: "No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que señalemos a los siervos de nuestro Dios en sus frentes." (Apoc, 7:1,3.)

Esto señala la obra que tenemos que hacer ahora. Una gran responsabilidad incumbe a los hombres y mujeres que oran en todo el país, para que pidan a Dios que rechace la nube del mal, y nos conceda algunos años más de gracia en que trabajar para el Maestro. Clamemos a Dios para que sus ángeles retengan los cuatro vientos hasta que los misioneros sean enviados a todas partes del mundo y proclamen la amonestación contra los que desobedecen la ley de Jehová. 326

* ESTAMOS en el umbral de grandes y solemnes acontecimientos. Las profecías se están cumpliendo. La historia, extraña y llena de sucesos, está registrándose en los libros del cielo. Todo en nuestro mundo está en agitación. Hay guerras y rumores de guerras. Las naciones están airadas, y ha llegado el tiempo en que deben ser juzgados los muertos.

Los acontecimientos están cambiando para traer el día de Dios, que se apresura grandemente. Queda, por así decirlo, solamente un momento de tiempo. Pero aunque ya se levanta nación contra nación, y reino contra reino, no hay todavía conflagración general. Todavía los cuatro vientos son retenidos hasta que los siervos de Dios sean sellados en sus frentes. Entonces las potencias de la tierra ordenarán sus fuerzas para la última gran batalla.

Satanás está haciendo activamente sus planes para el postrer gran conflicto, en el que todos tomarán posiciones. Después que el Evangelio se ha venido proclamando en el mundo durante casi dos mil años, Satanás presenta todavía a los hombres y mujeres la misma escena que presentó a Cristo. En forma prodigiosa despliega ante ellos los reinos de este mundo en su gloria. Los promete a todos los que quieran postrarse y adorarle.

Así trata de poner a los hombres bajo su dominio.

Satanás está obrando con suma intensidad para presentarse como Dios, y para destruir a todos los que se oponen a su poder. Y hoy el mundo se está postrando delante de él. Se recibe su poder como poder de Dios. Se está cumpliendo la profecía del Apocalipsis, de que "se maravilló toda la tierra en pos de la bestia." (Apoc. 13:3.)

En su ceguera, los hombres se jactan de haber alcanzado maravillosos progresos e ilustración; pero su culpabilidad y 370 depravación interior son manifiestas para el ojo de la Omnisciencia. Los vigilantes celestiales ven la tierra llena de violencia y crimen.

2. CS 671, 698. Y EN aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está por los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue después que hubo gente hasta entonces: mas en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallaren escritos en el libro." (Daniel 12:1.)

Cuando termine el mensaje del tercer ángel la misericordia divina no intercederá más por los habitantes culpables de la tierra. El pueblo de Dios habrá cumplido su obra; habrá recibido "la lluvia tardía," el "refrigerio de la presencia del Señor," y estará preparado para la hora de prueba que le espera. Los ángeles se apuran, van y vienen de acá para allá en el cielo. Un ángel que regresa de la tierra anuncia que su obra está terminada; el mundo ha sido sometido a la prueba final, y todos los que han resultado fieles a los preceptos divinos han recibido "el sello del Dios vivo." Entonces Jesús dejará de interceder en el santuario celestial. Levantará sus manos y con gran voz dirá "Hecho es," y todas las huestes de los ángeles depositarán sus coronas mientras él anuncia en tono solemne: "¡El que es injusto, sea injusto aún; y el que es sucio, sea sucio aún; y el que es justo, sea justo aún; y el que es santo, sea aún santo!" (Apocalipsis 22:11, V.M.) Cada caso ha sido fallado para vida o para muerte. Cristo ha hecho propiciación por su pueblo y borrado sus pecados. El número de sus súbditos está completo; "el reino, y el señorío y la majestad de los reinos debajo de todo el cielo" van a ser dados a los herederos de la salvación y Jesús va a reinar como Rey de reyes y Señor de señores.

Cuando él abandone el santuario, las tinieblas envolverán a los habitantes de la tierra. Durante ese tiempo terrible, los 672 justos deben vivir sin intercesor, a la vista del santo Dios. Nada refrena ya a los malos y Satanás domina por completo a los impenitentes empedernidos. La paciencia de Dios ha concluido.

El mundo ha rechazado su misericordia, despreciado su amor y pisoteado su ley; Los impíos han dejado concluir su tiempo de gracia; el Espíritu de Dios, al que se opusieran obstinadamente, acabó por apartarse de ellos.

Desamparados ya de la gracia divina, están a merced de Satanás, el cual sumirá entonces a los habitantes de la tierra en una gran tribulación final. Como los ángeles de Dios dejen ya de contener los vientos violentos de las pasiones humanas, todos los elementos de contención se desencadenarán.

El mundo entero será envuelto en una ruina más espantosa que la que cayó antiguamente sobre Jerusalén.

* Los enemigos de la ley de Dios, desde los ministros hasta el más insignificante entre ellos, adquieren un nuevo concepto de lo que es la verdad y el deber. Reconocen demasiado tarde que el día de reposo del cuarto mandamiento es el sello del Dios vivo. Ven demasiado tarde la verdadera naturaleza de su falso día de reposo y el fundamento arenoso sobre el cual construyeron. Se dan cuenta de que han estado luchando contra Dios. Los maestros de la religión condujeron las almas a la perdición mientras profesaban guiarlas hacia las puertas del paraíso. No se sabrá antes del día del juicio final cuán grande es la responsabilidad de los que desempeñan un cargo sagrado, y cuán terribles son los resultados de su infidelidad. Sólo en la eternidad podrá apreciarse debidamente la pérdida de una sola alma. Terrible será la suerte de aquel a quien Dios diga: Apártate, mal servidor.

Desde el cielo se oye la voz de Dios que proclama el día y la hora de la venida de Jesús, y promulga a su pueblo el pacto eterno. Sus palabras resuenan por la tierra como el estruendo de los más estrepitosos truenos. El Israel de Dios escucha con los ojos elevados al cielo. Sus semblantes se iluminan con la gloria divina y brillan cual brillara el rostro de Moisés cuando bajó del Sinaí.

Los malos no los pueden mirar. Y cuando la bendición es pronunciada sobre los que honraron a Dios santificando su sábado, se oye un inmenso grito de victoria.

Pronto aparece en el este una pequeña nube negra, de un tamaño como la mitad de la palma de la mano. Es la nube que envuelve al Salvador y que a la distancia parece rodeada de obscuridad.

El pueblo de Dios sabe que es la señal del Hijo del hombre. En silencio solemne la contemplan mientras va acercándose a la tierra, volviéndose más luminosa y más gloriosa hasta convertirse en una gran nube blanca, cuya base es como fuego consumidor, y sobre ella el arco iris del pacto. Jesús marcha al frente como un gran conquistador. Ya no es "varón de dolores," que haya de beber el amargo cáliz de la ignominia y de la maldición; victorioso en el cielo y en la tierra, viene a 699 juzgar a vivos y muertos. "Fiel y veraz," "en justicia juzga y hace guerra." "Y los ejércitos que están en el cielo le seguían." (Apocalipsis 19:11,14, V.M.)

2-3. 2JT 179. EL MANTO DE LA JUSTICIA DE CRISTO. Mientras los hijos de Dios afligen sus almas delante de él, suplicando pureza de corazón, se da la orden: "Quitadle esas vestimentas viles," y se pronuncian las alentadoras palabras: "Mira que he hecho pasar tu pecado de ti, y te he hecho vestir de ropas de gala." Se pone sobre los tentados, probados, pero fieles hijos de Dios, el manto sin mancha de la justicia de Cristo.

El remanente despreciado queda vestido de gloriosos atavíos, que nunca han de ser ya contaminados por las corrupciones del mundo. Sus nombres permanecen en el libro de la vida del Cordero, registrados entre los fieles de todos los siglos. 179 Han resistido los lazos del engañador; no han sido apartados de su lealtad por el rugido del dragón. Ahora están eternamente seguros de los designios del tentador. Sus pecados han sido transferidos al originador de ellos. Y ese residuo no sólo es perdonado y aceptado, sino honrado. Una "mitra limpia" es puesta sobre su cabeza. Han de ser reyes y sacerdotes para Dios.

Mientras Satanás estaba insistiendo en sus acusaciones y tratando de destruir esta hueste, los ángeles santos, invisibles, iban de un lado a otro poniendo sobre ellos el sello del Dios viviente. Ellos han de estar sobre el monte de Sión con el Cordero, teniendo el nombre del Padre escrito en sus frentes.

Cantan el nuevo himno delante del trono, m himno que nadie puede aprender sino los ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de la tierra. "Estos, los que siguen al Cordero por donde quiera que fuera. Estos fueron comprados de entre los hombres por primicias para Dios, y para el Cordero. Y en sus bocas no ha sido hallado engaño; porque ellos son sin mácula delante del trono de Dios." (Apoc. 14:4,5.)

Entonces se cumplirán completamente estas palabras del ángel: "Escucha pues ahora, Josué gran sacerdote, tú, y tus amigos que se sientan delante de ti; porque son varones simbólicos: He aquí, yo traigo a mi siervo, el Pimpollo".

Cristo es revelado como Redentor y Libertador de su pueblo. Entonces serán en verdad los que forman parte del remanente "varones simbólicos," cuando las lágrimas y la humillación de su peregrinación sean reemplazadas por el gozo y la honra en la presencia de Dios y del Cordero. "En aquel tiempo el renuevo de Jehová será para hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra, a los librados de Israel. Y acontecerá que el que quedare en Sión, y el que fuere dejado en Jerusalem, será llamado santo; todos los que en Jerusalem están escritos entre los vivientes." (Isa. 4:2,3.) 180

4. 1JT 335. El espíritu de odio que ha existido entre algunos porque fueron reprendidos los males que reinaban entre el pueblo de Dios, ha ocasionado ceguera y un terrible engaño para sus almas, haciéndoles imposible discriminar entre lo bueno y lo malo. Los tales han apagado su propia visión espiritual. Pueden presenciar los males, pero no se sienten como se sentía Josué, ni se humillan al advertir el peligro de las almas.

El verdadero pueblo de Dios, que toma a pecho el espíritu de la obra del Señor y la salvación de las almas, verá siempre al pecado en su verdadero carácter pecaminoso. Estará siempre de parte de los que denuncian claramente los pecados que tan fácilmente asedian a los hijos de Dios.

Especialmente en la obra final que se hace en favor de la iglesia, en el tiempo del sellamiento de los ciento cuarenta y cuatro mil que han de subsistir sin defecto delante del trono de Dios, sentirán muy profundamente los yerros de los que profesan ser hijos de Dios.

Esto lo expone con mucho vigor la ilustración que presenta el profeta acerca de la última obra, bajo la figura de los hombres que tenían sendas armas destructoras en las manos. Entre ellos había uno vestido de lino que tenía a su lado un tintero. "Y díjole Jehová: Pasa por medio de la ciudad, por medio de Jerusalem, y pon una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella." (Eze. 9:4.)

¿Quiénes siguen el consejo de Dios en este tiempo? ¿Son los que excusan virtualmente los yerros de entre el profeso 336 pueblo de Dios, y quienes murmuran en su corazón, si no abiertamente, contra los que quisieran reprender el pecado? ¿Son aquellos que se les oponen y simpatizan con los que contemporizan con el mal? No, en verdad.

A menos que se arrepientan, y dejen la obra satánica de oprimir a los que tienen la preocupación de la obra, y de dar la mano a los pecadores de Sión, nunca recibirán el sello de la aprobación de Dios. Caerán en la destrucción general de los impíos, representada por la obra de los hombres que llevaban armas.

NÓTESE ESTO CON CUIDADO: Los que reciban la marca pura de la verdad, desarrollada en ellos por el poder del Espíritu Santo y representada por el sello del hombre vestido de lino, son los que "gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen" en la iglesia. Su amor por la pureza y el honor y la gloria de Dios es tal, y tienen una visión tan clara del carácter excesivamente pecaminoso del pecado, que se los representa agonizando, suspirando y llorando. Léase el capítulo noveno de Ezequiel.

Pero la matanza general de todos los que no ven así el amplio contraste entre el pecado y la justicia, y no tienen los sentimientos de aquellos que siguen el consejo de Dios y reciben la señal, está descrita en la orden dada a los cinco hombres con armas: "Pasad por la ciudad en pos de él, y herid; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia.  Matad viejos, mozos y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno: más a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no llegaréis; y habéis de comenzar desde mi santuario." (Eze. 9:5,6.)

9-10. CS 723. Entonces Cristo reaparece a la vista de sus enemigos. Muy por encima de la ciudad, sobre un fundamento de oro bruñido, hay un trono alto y encumbrado. En el trono está sentado el 723 Hijo de Dios, y en torno suyo están los súbditos de su reino. Ningún lenguaje, ninguna pluma pueden expresar ni describir el poder y la majestad de Cristo.

La gloria del Padre Eterno envuelve a su Hijo. El esplendor de su presencia llena la ciudad de Dios, rebosando más allá de las puertas e inundando toda la tierra con su brillo.

Inmediatos al trono se encuentran los que fueron alguna vez celosos en la causa de Satanás, pero que, cual tizones arrancados del fuego, siguieron luego a su Salvador con profunda e intensa devoción. Vienen después los que perfeccionaron su carácter cristiano en medio de la mentira y de la incredulidad, los que honraron la ley de Dios cuando el mundo cristiano la declaró abolida, y los millones de todas las edades que fueron martirizados por su fe.

Y más allá está la "grande muchedumbre, que nadie podía contar, de entre todas las naciones, y las tribus, y los pueblos, y las lenguas . . . de pie ante el trono y delante del Cordero, revestidos de ropas blancas, y teniendo palmas en sus manos." (Apocalipsis 7:9, V.M.) Su lucha terminó; ganaron la victoria. Disputaron el premio de la carrera y lo alcanzaron. La palma que llevan en la mano es símbolo de su triunfo, la vestidura blanca, emblema de la justicia perfecta de Cristo que es ahora de ellos.

Los redimidos entonan un canto de alabanza que se extiende y repercute por las bóvedas del cielo: "¡Atribúyase la salvación a nuestro Dios, que está sentado sobre el trono, y al Cordero!" (Vers. 10.)

Ángeles y serafines unen sus voces en adoración. Al ver los redimidos el poder y la malignidad de Satanás, han comprendido, como nunca antes, que ningún poder fuera del de Cristo habría podido hacerlos vencedores. Entre toda esa muchedumbre ni uno se atribuye a si mismo la salvación, como si hubiese prevalecido con su propio poder y su bondad. Nada se dice de lo que han hecho o sufrido, sino que el tema de cada canto, la nota dominante de cada antífona es: Salvación a nuestro Dios y al Cordero.

En presencia de los habitantes de la tierra y del cielo 724 reunidos, se efectúa la coronación final del Hijo de Dios. Y entonces, revestido de suprema majestad y poder, el Rey de reyes falla el juicio de aquellos que se rebelaron contra su gobierno, y ejecuta justicia contra los que transgredieron su ley y oprimieron a su pueblo. 

El profeta de Dios dice: "Vi un gran trono blanco, y al que estaba sentado sobre él, de cuya presencia huyó la tierra y el cielo; y no fue hallado lugar para ellos. Y ví a los muertos, pequeños y grandes, estar en pie delante del trono; y abriéronse los libros; abrióse también otro libro, que es el libro de la vida: y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los libros, según sus obras." (Apocalipsis 20:11,12 V.M).

9-10; 14-17. HAp 481. EN LA BIBLIA SE REVELAN VISIONES DE LA GLORIA FUTURA, escenas bosquejadas por la mano de Dios, las cuales son muy estimadas por su iglesia.

POR LA FE podemos estar en el umbral de la ciudad eterna, y oír la bondadosa bienvenida dada a los que en esta vida cooperaron con Cristo, considerándose honrados al sufrir por su causa.

CUANDO SE EXPRESEN LAS PALABRAS: "Venid, benditos de mi Padre" pondrán sus coronas a los pies del Redentor, exclamando: "El Cordero que fue inmolado es 481 digno de tomar el poder y riquezas y sabiduría, y fortaleza y honra y gloria y alabanza.... Al que está sentado en el trono, y al Cordero sea la bendición y la honrad y la gloria, y el poder, para siempre jamás." (Mat. 25:34; Apoc. 5:12,13.)

ALLÍ LOS REDIMIDOS darán la bienvenida a los que los condujeron al Salvador, y todos se unirán para alabar al que murió para que los seres humanos pudiesen tener la vida que se mide con la de Dios.

EL CONFLICTO TERMINÓ. La tribulación y la lucha están en el pasado.

HIMNOS DE VICTORIA llenan todo el cielo al elevar los redimidos el gozoso cántico: Digno, digno es el Cordero que fue muerto, y que vive nuevamente como conquistador triunfante.

"DESPUÉS DE ESTAS COSAS MIRÉ, y he aquí una gran compañía, la cual ninguno podía contar, de todas gentes y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y palmas en sus manos; y clamaban en alta voz, diciendo: Salvación a nuestro Dios que está sentado sobre el trono, y al Cordero." (Apoc. 7:9,10.)

"ESTOS SON Los Que Han Venido De Grande Tribulación, y han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo: y el que está sentado en el trono tenderá su pabellón sobre ellos. No tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni ningún calor. Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes vivas de aguas: y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos." "Y la muerte no será más; y no habrá más llanto, ni clamor, ni dolor: porque las primeras cosas son pasadas." (Apoc. 7:14-17; 21:4.).

9-12. PR 532. El mensaje de esperanza y misericordia debe ser proclamado hasta los últimos confines de la tierra. Todo aquel que quiera puede extender la mano, asirse de la fortaleza de Dios, reconciliarse con él y obtener paz. Ya no deben quedar los paganos envueltos en obscuridad de medianoche. La lobreguez debe desaparecer ante los brillantes rayos del Sol de Justicia.

Cristo ha tomado toda medida necesaria para que su iglesia sea un cuerpo transformado, iluminado por la Luz del mundo, en posesión de la gloria de Emmanuel. El se propone que todo cristiano esté rodeado de una atmósfera espiritual de luz y de paz. Desea que revelemos su gozo en nuestra vida."Levántate, resplandece; que ha venido tu lumbre, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti."(Isa. 60:1) Cristo viene con poder y grande gloria. Viene con su propia gloria, y con la del Padre. Y le acompañarán los santos ángeles. Mientras todo el mundo esté sumido en tinieblas, habrá luz en toda morada de los santos. Percibirán la primera vislumbre de su segunda aparición. Una luz sin sombra brillará de su 532 resplandor, y Cristo el Redentor será admirado por todos los que le sirvieron. Mientras huyan los impíos, los que siguieron a Cristo se regocijarán en su presencia.

Entonces los redimidos de entre los hombres recibirán la herencia que se les prometió. Así obtendrá un cumplimiento literal el propósito de Dios para con Israel. El hombre no puede impedir que se cumpla la voluntad de Dios. Aun en medio de las manifestaciones del mal, los propósitos de Dios han estado avanzando constantemente hacia su realización. Así sucedió con la casa de Israel durante toda la historia de la monarquía dividida; y así sucede hoy con el Israel espiritual.

Mirando a través de los siglos, al tiempo de esta restauración de Israel en la tierra hecha nueva, el vidente de Patmos testificó: "Miré, y he aquí una gran compañía, la cual ninguno podía contar, de todas gentes y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y palmas en sus manos; y clamaban en alta voz, diciendo: Salvación a nuestro Dios que está sentado sobre el trono, y al Cordero."(Apoc. 7:9-10.)

"Y todos los ángeles estaban de pie en torno del trono, y en torno de los ancianos y de los cuatro seres vivientes (V.M.); y postráronse sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, diciendo: Amén: La bendición y la gloria y la sabiduría, y la acción de gracias y la honra y la potencia y la fortaleza, sean a nuestro Dios para siempre jamás."

"Y oí como la voz de una grande compañía, y como el ruido de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: Aleluya: porque reinó el Señor nuestro Dios Todopoderoso. Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria."  "Es el Señor de los señores, y el Rey de los reyes: y los que están con él son llamados, y elegidos, y fieles." (Apoc. 7: 9-12;19: 6, 7;17: 14.) 533

10. CS 708.

12. CS 709.

En todo tiempo, los elegidos del Señor fueron educados y disciplinados en la escuela de la prueba. Anduvieron en los senderos angostos de la tierra; fueron purificados en el horno 708 de la aflicción. Por causa de Jesús sufrieron oposición, odio y calumnias. Le siguieron a través de luchas dolorosas; se negaron a sí mismos y experimentaron amargos desengaños. Por su propia dolorosa experiencia conocieron los males del pecado, su poder, la culpabilidad que entraña y su maldición; y lo miran con horror. Al darse cuenta de la magnitud del sacrificio hecho para curarlo, se sienten humillados ante sí mismos, y sus corazones se llenan de una gratitud y alabanza que no pueden apreciar los que nunca cayeron. Aman mucho porque se les ha perdonado mucho. Habiendo participado de los sufrimientos de Cristo, están en condición de participar de su gloria.

LOS HEREDEROS DE DIOS HAN VENIDO DE BUHARDILLAS, chozas, cárceles, cadalsos, montañas, desiertos, cuevas de la tierra, y de las cavernas del mar. En la tierra fueron "pobres, angustiados, maltratados." Millones bajaron a la tumba cargados de infamia, porque se negaron terminantemente a ceder a las pretensiones engañosas de Satanás. Los tribunales humanos los sentenciaron como a los más viles criminales. Pero ahora "Dios es el juez." 

(Salmo 50:6.)

AHORA LOS FALLOS DE LA TIERRA SON INVERTIDOS. "Quitará la afrenta de su pueblo." (Isaías 25:8.) "Y llamarles han Pueblo Santo, Redimidos de Jehová." Él ha dispuesto "darles gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar del luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado." (Isaías 62:12; 61:3.)

YA NO SEGUIRÁN SIENDO DÉBILES, afligidos, dispersos y oprimidos. De aquí en adelante estarán siempre con el Señor. Están ante el trono, más ricamente vestidos que jamás lo fueron los personajes más honrados de la tierra. Están coronados con diademas más gloriosas que las que jamás ciñeron los monarcas de la tierra. Pasaron para siempre los días de sufrimiento y llanto.

EL REY DE GLORIA ha secado las lágrimas de todos los semblantes; toda causa de pesar ha sido alejada. Mientras agitan las palmas, dejan oír un canto de alabanza, claro, dulce y armonioso; cada voz se une a la melodía, hasta que entre las bóvedas del cielo repercute el clamor: "Salvación a nuestro Dios que está sentado sobre el 709 trono, y al Cordero." "Amén: La bendición y la gloria y la sabiduría, y la acción de gracias y la honra y la potencia y la fortaleza, sean a nuestro Dios para siempre jamás." (Apocalipsis 7:10,12).

EN ESTA VIDA, podemos apenas empezar a comprender el tema maravilloso de la redención. Con nuestra inteligencia limitada podemos considerar con todo fervor la ignominia y la gloria, la vida y la muerte, la justicia y la misericordia que se tocan en la cruz; pero ni con la mayor tensión de nuestras facultades mentales llegamos a comprender todo su significado. La largura y anchura, la profundidad y altura del amor redentor se comprenden tan sólo confusamente.

EL PLAN DE LA REDENCIÓN no se entenderá por completo ni siquiera cuando los rescatados vean como serán vistos ellos mismos y conozcan como serán conocidos; pero a través de las edades sin fin, nuevas verdades se desplegarán continuamente ante la mente admirada y deleitada. Aunque las aflicciones, las penas y las tentaciones terrenales hayan concluido, y aunque la causa de ellas haya sido suprimida, el pueblo de Dios tendrá siempre un conocimiento claro e inteligente de lo que costó su salvación.

LA CRUZ DE CRISTO será la ciencia y el canto de los redimidos durante toda la eternidad. En el Cristo glorificado, contemplarán al Cristo crucificado. Nunca olvidarán que Aquel cuyo poder creó los mundos innumerables y los sostiene a través de la inmensidad del espacio, el Amado de Dios, la Majestad del cielo, Aquel a quien los querubines y los serafines resplandecientes se deleitan en adorar -se humilló para levantar al hombre caído; que llevó la culpa y el oprobio del pecado, y sintió el ocultamiento del rostro de su Padre, hasta que la maldición de un mundo perdido quebrantó su corazón y le arrancó la vida en la cruz del Calvario.

El hecho de que el Hacedor de todos los mundos, el Árbitro de todos los destinos, dejase su gloria y se humillase por amor al hombre, despertará eternamente la admiración y adoración del universo.

CUANDO las naciones de los salvos miren a su Redentor y vean la gloria eterna 710 del Padre brillar en su rostro; cuando contemplen su trono, que es desde la eternidad hasta la eternidad, y sepan que su reino no tendrá fin, entonces prorrumpirán en un cántico de júbilo: "¡Digno, digno es el Cordero que fue inmolado, y nos ha redimido para Dios con su propia preciosísima sangre!

14. CS 481, 735. Y TODOS LOS QUE POR EL TESTIMONIO DE LAS ESCRITURAS aceptan las mismas verdades, siguiendo por fe a Cristo mientras se 481 presenta ante Dios para efectuar la última obra de mediación y para recibir su reino a la conclusión de ésta - todos ésos están representados como si entraran en las bodas.

EN LA PARÁBOLA DEL CAPÍTULO 22 DE SAN MATEO, se emplea la misma figura de las bodas y se ve a las claras que el juicio investigador se realiza antes de las bodas. Antes de verificarse estas entra el Rey para ver a los huéspedes, y cerciorarse de que todos llevan las vestiduras de boda, el manto inmaculado del carácter, lavado y emblanquecido en la sangre del Cordero. (Mateo 22:11; Apocalipsis 7:14.)

AL QUE SE LE ENCUENTRA SIN TRAJE CONVENIENTE, se le expulsa, pero todos los que al ser examinados resultan tener las vestiduras de bodas, son aceptados por Dios y juzgados dignos de participar en su reino y de sentarse en su trono. Esta tarea de examinar los caracteres y de determinar los que están preparados para el reino de Dios es la del juicio investigador, la obra final que se lleva a cabo en el santuario celestial.

CUANDO HAYA TERMINADO ESTE EXAMEN, cuando se haya fallado respecto de los que en todos los siglos han profesado ser discípulos de Cristo, entonces y no antes habrá terminado el tiempo de gracia, y será cerrada la puerta de misericordia.

ASÍ QUE LAS PALABRAS: "Las que estaban preparadas entraron con él a las bodas, y fue cerrada la puerta," nos conducen a través del ministerio final del Salvador, hasta el momento en que quedará terminada la gran obra de la salvación del hombre.

EN EL SERVICIO DEL SANTUARIO TERRENAL que, como ya lo vimos, es una figura del servicio que se efectúa en el santuario celestial, cuando el sumo sacerdote entraba el día de la expiación en el lugar santísimo terminaba el servicio del primer departamento.

DIOS MANDÓ: "No ha de haber hombre alguno en el Tabernáculo de Reunión cuando él entrare para hacer expiación dentro del Santuario, hasta que salga." (Levítico 16:17 V.M.)

* ALLÍ ESTÁ LA NUEVA JERUSALÉN, la metrópoli de la nueva tierra glorificada, "corona de hermosura en la mano de Jehová, y una diadema real en la mano de nuestro Dios." "Su luz era semejante a una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, 735 transparente como el cristal." 

"Las naciones andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traen a ella su gloria." 

El Señor dijo: "Me regocijaré en Jerusalem, y gozaréme en mi pueblo." 

"¡He aquí el tabernáculo de Dios está con los hombres, y él habitará con ellos, y ellos serán pueblos suyos, y el mismo Dios con ellos estará, como Dios suyo!" 

(Isaías 62:3; Apocalipsis 21:11,24; Isaías 65:19; Apocalipsis 21:3V.M.)

EN LA CIUDAD DE DIOS "no habrá ya más noche." Nadie necesitará ni deseará descanso. No habrá quien se canse haciendo la voluntad de Dios ni ofreciendo alabanzas a su nombre. Sentiremos siempre la frescura de la mañana, que nunca se agostará. "No necesitan luz de lámpara, ni luz del sol; porque el Señor Dios los alumbrará." (Apocalipsis 22: 5, V.M.)

LA LUZ DEL SOL será sobrepujada por un brillo que sin deslumbrar la vista excederá sin medida la claridad de nuestro mediodía. La gloria de Dios y del Cordero inunda la ciudad santa con una luz que nunca se desvanece.

Los redimidos andan en la luz gloriosa de un día eterno que no necesita sol.

"No vi templo en ella; porque el Señor Dios Todopoderoso, y el Cordero son el templo de ella." (Apocalipsis 21:22, V.M.)

El pueblo de Dios tiene el privilegio de tener comunión directa con el Padre y el Hijo. "Ahora vemos obscuramente, como por medio de un espejo." (1 Corintios 13:12, V.M.)

Vemos la imagen de Dios reflejada como en un espejo en las obras de la naturaleza y en su modo de obrar para con los hombres; pero entonces le veremos cara a cara sin velo que nos lo oculte. Estaremos en su presencia y contemplaremos la gloria de su rostro.

Allí los redimidos conocerán como son conocidos. Los sentimientos de amor y simpatía que el mismo Dios implantó en el alma, se desahogarán del modo más completo y más dulce. El trato puro con seres santos, la vida social y armoniosa con los ángeles bienaventurados y con los fieles de todas las edades que lavaron sus vestiduras y las emblanquecieron en la sangre del Cordero, los lazos sagrados que unen a "toda la familia en 736 los cielos, y en la tierra" (Efesios 3:15, V.M.) -todo eso constituye la dicha de los redimidos.

14-15. DMJ 30. UNA LECCION DIFICIL A APRENDER Y PRACTICAR

POR ESO, en vez de producirles pesar, la persecución debe llenar de alegría a los discípulos de Cristo; porque es prueba de que siguen los pasos de su Maestro.

Aunque el Señor no prometió eximir a su pueblo de tribulación, le prometió algo mucho mejor.

Le dijo: "Como tus días serán tus fuerzas". "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad".
*Deut. 33:25; 2 Cor. 12:9.

Si somos llamados a entrar en el horno de fuego por amor de Jesús, él estará a nuestro lado, así como estuvo con los tres fieles en Babilonia. Los que aman a su Redentor se regocijarán por toda oportunidad de compartir con él la humillación y el oprobio.

El amor que sienten hacia su Señor dulcifica

el sufrimiento por su causa.

En todas las edades, Satanás persiguió a los hijos de Dios.

Los atormentó y ocasionó su muerte; pero al morir alcanzaron la victoria.

En su fe constante se reveló Uno que es más poderoso que Satanás. Este podía torturar y matar el cuerpo, pero no podía tocar la vida escondida con Cristo en Dios. Podía encarcelar, pero no podía aherrojar el espíritu.

Más allá de la lobreguez, podían ver la gloria y decir: "Tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse". "Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria"

*Rom. 8:18; 2 Cor. 4:17.  30

POR LAS PRUEBAS y persecuciones se revela la gloria o carácter de Dios en sus elegidos.

La iglesia de Dios, perseguida y aborrecida por el mundo, se educa y se disciplina en la escuela de Cristo. En la tierra, sus miembros transitan por sendas estrechas y se purifican en el horno de la aflicción. Siguen a Cristo a través de conflictos penosos; se niegan a sí mismos y sufren ásperas desilusiones; pero los dolores que experimentan les enseñan la culpabilidad y la desgracia del pecado, al que miran con aborrecimiento.

Siendo participantes de los padecimientos de Cristo, están destinados a compartir también su gloria. En santa visión, el profeta vio el triunfo del pueblo de Dios.

DICE: "VI TAMBIÉN COMO UN MAR DE VIDRIO MEZCLADO CON FUEGO; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia..., en pie sobre el mar de vidrio y con las arpas de Dios. Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos". "Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos". Apoc. 15:2,3; 7:14,15.

14-17. CS 707. DELANTE DEL TRONO, sobre el mar de cristal, -ese mar de vidrio que parece revuelto con fuego por lo mucho que resplandece con la gloria de Dios- hállase reunida la compañía de los que salieron victoriosos "de la bestia, y de su imagen, y de su señal, y del número de su nombre."

CON EL CORDERO en el 707 monte de Sión, "teniendo las arpas de Dios," están en pie los ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los hombres; se oye una voz, como el estruendo de muchas aguas y como el estruendo de un gran trueno, "una voz de tañedores de arpas que tañían con sus arpas." Cantan "un cántico nuevo" delante del trono, un cántico que nadie podía aprender sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil. Es el cántico de Moisés y del Cordero, un canto de liberación.

NINGUNO sino los ciento cuarenta y cuatro mil pueden aprender aquel cántico, pues es el cántico de su experiencia -una experiencia que ninguna otra compañía ha conocido jamás. Son "éstos, los que siguen al Cordero por donde quiera que fuere." Habiendo sido trasladados de la tierra, de entre los vivos, son contados por "primicias para Dios y para el Cordero." 

(Apocalipsis 15:2,3; 14:1-5.)

"ESTOS SON los que han venido de grande tribulación;" han pasado por el tiempo de angustia cual nunca ha sido desde que ha habido nación; han sentido la angustia del tiempo de la aflicción de Jacob; han estado sin intercesor durante el derramamiento final de los juicios de Dios. Pero han sido librados, pues "han lavado sus ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero." "En sus bocas no ha sido hallado engaño; están sin mácula" delante de Dios. "Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono tenderá su pabellón sobre ellos." (Apocalipsis 7:14,15.)

HAN VISTO LA TIERRA ASOLADA CON HAMBRE Y PESTILENCIA, al sol que tenía el poder de quemar a los hombres con un intenso calor, y ellos mismos han soportado padecimientos, hambre y sed. Pero "no tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá sobre ellos, ni otro ningún calor. Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes vivas de aguas: y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos." (Apocalipsis 7:14-17.)

En todo tiempo, los elegidos del Señor fueron educados y disciplinados en la escuela de la prueba. Anduvieron en los senderos angostos de la tierra; fueron purificados en el horno 708 de la aflicción.

15. DTG 269. "BIENAVENTURADOS LOS MANSOS." Las dificultades que hemos 269 de arrostrar pueden ser muy disminuidas por la mansedumbre que se oculta en Cristo. Si poseemos la humildad de nuestro Maestro, nos elevaremos por encima de los desprecios, los rechazamientos, las molestias a las que estamos diariamente expuestos; y estas cosas dejarán de oprimir nuestro ánimo. La mayor evidencia de nobleza que haya en el cristiano es el dominio propio. El que bajo un ultraje o la crueldad no conserva un espíritu confiado y sereno despoja a Dios de su derecho a revelar en él su propia perfección de carácter. La humildad de corazón es la fuerza que da la victoria a los discípulos de Cristo; es la prenda de su relación con los atrios celestiales. "Porque el alto Jehová atiende al humilde."* (Salmos 138:6).

Los que revelan el espíritu manso y humilde de Cristo, son considerados tiernamente por Dios. El mundo puede mirarlos con desprecio, pero son de gran valor ante los ojos de Dios. No sólo los sabios, los grandes, los benefactores, obtendrán entrada en los atrios celestiales; no sólo el activo trabajador, lleno de celo y actividad incesante. No; el pobre de espíritu que anhela la presencia permanente de Cristo, el humilde de corazón, cuya más alta ambición es hacer la voluntad de Dios, éstos obtendrán abundante entrada. Se hallarán entre aquellos que habrán lavado sus ropas y las habrán blanqueado en la sangre del Cordero. "Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo: y el que está sentado en el trono tenderá su pabellón sobre ellos."* (Apocalipsis 7:15).

15-17. DTG 299. NUESTRA VIDA PUEDE PARECER ENREDADA, pero al confiarnos al sabio Artífice Maestro, él desentrañará el modelo de vida y carácter que sea para su propia gloria. Y ese carácter que expresa la gloria -o carácter- 299 de Cristo, será recibido en el Paraíso de Dios Los miembros de una raza renovada andarán con él en vestiduras blancas porque son dignos. A medida que entramos por Jesús en el descanso, empezamos aquí a disfrutar del cielo. Respondemos a su invitación: Venid, aprended de mí, y al venir así comenzamos la vida eterna.

EL CIELO CONSISTE EN ACERCARSE INCESANTEMENTE A DIOS POR CRISTO. Cuanto más tiempo estemos en el cielo de la felicidad, tanto más de la gloria se abrirá ante nosotros; y cuanto más conozcamos a Dios, tanto más intensa será nuestra felicidad. A medida que andamos con Jesús en esta vida, podemos estar llenos de su amor, satisfechos con su presencia. Podemos recibir aquí todo lo que la naturaleza humana puede soportar. Pero, ¿qué es esto comparado con lo que nos espera más allá?

Allí "están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo: y el que está sentado en el trono tenderá su pabellón sobre ellos. No tendrán más hambre, ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni otro ningún calor. Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes vivas de aguas: y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos."

*(Apocalipsis 7:15-17).  300

17. DTG 586. CRISTO DECLARÓ QUE AL FINAL DE LA GRAN PERSECUCIÓN PAPAL, EL SOL SE OBSCURECERÍA Y LA LUNA NO DARÍA SU LUZ. Luego las estrellas caerían del cielo. Y dice: "De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, a las puertas." 

Cristo anuncia las señales de su venida. Declara que podemos 586 saber cuándo está cerca, aun a las puertas. Dice de aquellos que vean estas señales: "No pasará esta generación, que todas estas cosas no acontezcan." Estas señales han aparecido. Podemos saber con seguridad que la venida del Señor está cercana. "El cielo y la tierra pasarán --dice,-- mas mis palabras no pasarán."

CRISTO VA A VENIR EN LAS NUBES Y CON GRANDE GLORIA. Le acompañará una multitud de ángeles resplandecientes. Vendrá para resucitar a los muertos y para transformar a los santos vivos de gloria en gloria. Vendrá para honrar a los que le amaron y guardaron sus mandamientos, y para llevarlos consigo. No los ha olvidado ni tampoco ha olvidado su promesa. Volverán a unirse los eslabones de la familia. Cuando miramos a nuestros muertos, podemos pensar en la mañana en que la trompeta de Dios resonará, cuando "los muertos serán levantados sin corrupción, y nosotros seremos transformados." (1 Corintios 15:52).

AUN UN POCO MÁS, Y VEREMOS AL REY EN SU HERMOSURA. Un poco más, y enjugará toda lágrima de nuestros ojos. Un poco más, y nos presentará "delante de su gloria irreprensibles, con grande alegría." (Judas 1:24).

POR LO TANTO, CUANDO DIO LAS SEÑALES DE SU VENIDA, DIJO"Cuando estas cosas comenzaren a hacerse, mirad, y levantad vuestras cabezas, porque vuestra redención está cerca." Pero el día y la hora de su venida, Cristo no los ha revelado. Explicó claramente a sus discípulos que él mismo no podía dar a conocer el día o la hora de su segunda aparición. Si hubiese tenido libertad para revelarlo, ¿por qué habría necesitado exhortarlos a mantener una actitud de constante expectativa?

HAY QUIENES ASEVERAN CONOCER EL DÍA Y LA HORA DE LA APARICIÓN DE NUESTRO SEÑOR. Son muy fervientes en trazar el mapa del futuro. Pero el Señor los ha amonestado a que se aparten de este terreno. El tiempo exacto de la segunda venida del Hijo del hombre es un misterio de Dios.

CRISTO CONTINUÓ SEÑALANDO LA CONDICIÓN DEL MUNDO EN OCASIÓN DE SU VENIDA: "Como los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día que Noé entró en el arca, y no conocieron hasta que vino el diluvio y llevó a todos, así será también la venida del Hijo del hombre."

SERMONES 

*LOS 7 SELLOS DE APOCALIPSIS CON ESTEBAN BOHR/AUDIO/PROFECÍAS.

TEMARIO: “Como Interpretar Los Símbolos De Las Profecías” “La Estructura De Apocalipsis” “Visión Introductoria A Los Sellos” “El Primer Y Segundo Sello” “Los Tres Primeros Sellos” “Cuarto Y Quinto Sello” “El Sexto Sello” “Los Sellados” El Séptimo Sello: Job Y Apocalipsis”

https://www.youtube.com/playlist?list=PL0QviWO_Fy-0oAOgRzEFFNeFkcpPcx5Tn

LOS 144000 (I) CON ESTEBAN BOHR/AUDIO.

TEMARIO: La Generación De Enoc, Cuando Vivirán, La Resurrección Especial, Literal O Simbólico, Las Puertas De Perla, Por Que No Esta Dan.

https://www.youtube.com/playlist?list=PL0QviWO_Fy-1h7Zgsc9qulV-mUqsge6q2

LOS 144000 DEL LIBRO DE APOCALIPSIS”

SERMONES PROFÉTICOS CON ESTEBAN BOHR/VIDEOS/MHP.

TEMARIO: Introducción A Los 144000, ¿Número Literal O Simbólico?, Los 144000 Y La Gran Muchedumbre, Israel ¿Literal Y Local O Simbólico Y Mundial?, El Sello De Dios, El Sello Del Dios Vivo.

https://www.youtube.com/playlist?list=PLrw51TN6uEr4syH5OVD-J6fTB_lGEf6x6

Ministerio Hno. Pio


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