viernes, octubre 01, 2021

REFLEXIÓN 858. RELACIONES RECIENTES CON LA IGLESIA DE CORINTO: Regocijo De Pablo Por La Cordial Respuesta De Los Corintios (2 CORINTIOS 7).

2 Corintios 7. REGOCIJO DE PABLO POR LA CORDIAL RESPUESTA DE LOS CORINTIOS: Vers. (1) Pablo los exhorta a la pureza de vida (2) y a que lo acepten con el mismo afecto que el siente por ellos. (3-12) Y para que no haya duda en sus palabras, declara cuánto gozo sintió en medio de sus aflicciones por el informe que le dio Tito de la piadosa contrición que les había causado su carta anterior (13-16) y de su cariño y obediencia a Tito, lo cual corresponde con su Anterior confianza en ellos.

1 Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. 2 Admitidnos: a nadie hemos agraviado, a nadie hemos corrompido, a nadie hemos engañado.

3 No lo digo para condenaros; pues ya he dicho antes que estáis en nuestro corazón, para morir y para vivir juntamente. 4 Mucha franqueza tengo con vosotros; mucho me glorío con respecto de vosotros; lleno estoy de consolación; sobreabundó de gozo en todas nuestras tribulaciones. 5 Porque de cierto, cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos; de dentro, temores.

6 Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito; 7 y no sólo con su venida, sino también con la consolación con que él había sido consolado en cuanto a vosotros, haciéndonos saber vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud por mí, de manera que me regocijé aun más. 8 Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa, aunque entonces lo lamenté; porque veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os contristó. 9 Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte.

10 Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse pero la tristeza del mundo produce muerte. 11 Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto. 12 Así que, aunque os escribí, no fue por causa del que cometió el agravio, ni por causa del que lo padeció, sino para que se os hiciese manifiesta nuestra solicitud que tenemos por vosotros delante de Dios.

13 Por esto hemos sido consolados en vuestra consolación; pero mucho más nos gozamos por el gozo de Tito, que haya sido confortado su espíritu por todos vosotros. 14 Pues si de algo me he gloriado con él respecto de vosotros, no he sido avergonzado, sino que así como en todo os hemos hablado con verdad, también nuestro gloriarnos con Tito resultó verdad. 15 Y su cariño para con vosotros es aun más abundante, cuando se acuerda de la obediencia de todos vosotros, de cómo lo recibisteis con temor y temblor. 16 Me gozo de que en todo tengo confianza en vosotros. (2 Corintios 7).

1. Amados. Los seres humanos deben reflejar el amante carácter de Dios en sus relaciones con los otros miembros de la familia de la fe. La verdadera religión siempre estimula la ternura de corazón.

Tales promesas. Es decir, las promesas registradas en el cap. 6:17-18 (cf. 2 Ped. 1:4). En 2 Cor. 7:1 termina la secuencia de pensamientos comenzada en el cap. 6:14.

Debido a esas grandes promesas, los corintios debían esforzarse por la perfección del carácter. Estos gloriosos privilegios se pierden cuando se permite que la impiedad y la impureza entren en la vida, pues descalifican a los hombres para ser hijos de Dios. Para que los creyentes participen en una relación íntima con Dios, deben experimentar la limpieza continua que efectúa el poder de Dios y también el constante crecimiento del carácter cristiano. 

La comunión con el mundo sólo es para los que están alejados de Dios.

Limpiémonos. No podemos limpiarnos a nosotros mismos pues no hay poder inherente en el hombre para eliminar el pecado (Rom. 7:22-24). 

El creyente puede llegar a la santidad únicamente si permite que Dios obre en él y por medio de él (Fil. 2:12-13; cf. 1 Ped. 1:22).

El cristiano debe hacer uso del medio dispuesto por Dios para la limpieza. Dios despierta la voluntad para que los seres humanos puedan ejercerla. La armadura de Cristo está a disposición de todos los cristianos, pero es suya la responsabilidad de revestirse de ella (Efe. 6:10-11). El poder y la gracia de Dios son ineficaces para el que tiene una mente y una voluntad completamente pasivas. Dios está con el que lucha "la buena batalla de la fe", y le dará la victoria (1 Tim. 6:12; ver com. Rom. 8:37).

Contaminación. Cuando esta admonición se aplica a la carne, se refiere a todas las clases de pecado que se cometen mediante las facultades corporales. Cuando se aplica al espíritu, se refiere a los pecados de la mente, como los malos pensamientos, el orgullo y la ambición. Ver com. Mar. 7:15, 23; 2 Cor. 10:4-5.

Perfeccionando. Gr. epiteléÇ, "cumplir", "realizar", "completar". Pablo aquí habla del crecimiento presente que Finalmente lleva a alcanzar la meta.

Santidad. Ver com. Mat. 5:48; 2 Ped. 3:18. La santificación es obra de toda la vida, algo que no se logra por un solo acto o en un momento determinado en esta vida.

Se Indican Dos Etapas De La Vida Cristiana.

La primera es la justificación, o sea la limpieza espiritual y el hecho de vestirse con el hombre nuevo "creado... en... santidad" (Efe. 4:24).

La segunda es la santificación, o sea el desarrollo continuo del nuevo hombre hasta la perfección. 

La primera sólo puede ser producida por Dios con el consentimiento, arrepentimiento y aceptación del hombre; la segunda sólo es alcanzada por la gracia de Dios, cuando colaboran Dios y el hombre a través de toda la vida del creyente (Fil. 3:12-14).

La justificación es la entrada a la santidad. Comprende la remisión de los pecados, la reconciliación y la regeneración. La persona debe corregir su rumbo antes de que pueda marchar bien. En la justificación lo primero que se requiere del creyente es la fe (Rom. 3:20,28). Esta experiencia ocurre exactamente en el umbral o comienzo de la vida cristiana, y debe repetirse en caso de que haya apostasía.

En el momento en que una persona se convierte en participante de la naturaleza divina (2 Ped. 1:4) y se implanta en ella la vida espiritual (Rom. 6:4), trabaja espontáneamente en activa cooperación con Dios. El cristiano debe colaborar con Dios haciendo suyos los recursos divinos de gracia y poder: estudio de la Biblia y meditación, oración personal y pública, culto privado y público y labor espiritual en favor de otros. El cuerpo está unido con el espíritu en la obra de la santificación (Cor. 1:8; Col. 1:28; 1 Tes. 5:23). Ver com. Rom. 3:28; 4:3,8.

La cooperación con Dios en la obra de la santificación exige una aceptación incondicional de la norma de santidad de Dios. La norma original es la naturaleza y el carácter de Dios (Exo. 15:11; Isa. 6:3; Mat. 5:48; 1 Ped. 1:15; Apoc. 4:8).

Para que el hombre pueda entender algo del santo carácter divino, Dios nos ha dado su santa ley, que es una copia de su carácter (Sal. 19:7-10; Rom. 7:12) y resume la clase de carácter que él quiere que desarrollemos. 

A medida que la vida se rige cada día por la norma divina, la gracia y el poder de Dios transforman el carácter del hombre a semejanza del perfecto carácter divino (ver com. 2 Cor. 3:18). Así se restaura la imagen del Creador que el hombre perdió cuando pecó (Gén. 1:26-27; 2 Cor. 3:18).

La adquisición de un carácter semejante al de Cristo es una obra de toda la vida. Sólo cuando termine el tiempo de prueba, el cristiano que firme y fielmente haya buscado la santidad será "santo... todavía" (Apoc. 22:11-12).

Muchos que se llaman cristianos están muy lejos de la santidad y de la verdadera santificación, porque ignoran o estiman livianamente la norma de santidad de Dios. Están satisfechos con una obediencia mediocre y mezquina, y sólo aspiran a la apariencia de la piedad vacía de su poder (ver com. Mat. 7:21-27; 2 Tim. 3:5).

La santidad de la cual habla Pablo sólo se adquiere mediante un contacto vital y espiritual con Dios, contacto que ocurre por medio de la comunión con Dios, de un estudio de su Palabra (Juan 17:17; 1 Ped. 1:22) y por la mediación del Espíritu Santo (Rom. 8:26; 2 Tes. 2:13).

El temor de Dios. Ver com. Sal. 19:9. La verdadera santificación tiene lugar en la vida del creyente que siempre está consciente de que se encuentra en la presencia de Dios. Una santa reverencia ante Dios es esencial para la perfección de la santidad. El estar consciente de la presencia divina induce a la verdadera reverencia. Cuando el ojo de la fe contempla a Dios, se produce en el alma un intenso odio por el pecado y un ferviente deseo de rectitud. Temer a Jehová significa vivir cada momento bajo el ojo paternal de un Dios santo. El temor de Jehová es la base del culto, la obediencia y el servicio santo.

2. Admitidnos. Es decir, haced lugar para nosotros en vuestros corazones. "Ensanchadnos vuestros corazones" (BJ). "Dadnos cabida en vuestro corazón" (BC). Después del largo paréntesis (cap. 6:14 a 7:1), Pablo continúa con el pensamiento del cap. 6:11-13. Exhorta a los corintios a que lo reciban como su dirigente y padre espiritual (ver 1 Cor. 4:15-16). Presenta su profundo afecto suplicándoles fervientemente que le respondan con bondad. Demuestra amor genuino, y no condenación.

Agraviado. Sin duda Pablo pensaba específicamente en las críticas levantadas contra él debido a la forma como trató ciertos problemas. Algunos de los miembros habían desaprobado sus instrucciones acerca del culpable escandaloso de 1 Cor. 5:1-5, y lo acusaban de haberlo agraviado. Para ellos era indebidamente severo el proceder que el apóstol había prescrito para ese miembro de iglesia. Pero aun en eso el apóstol había procedido con amor en su corazón para la iglesia. Su amor era, en realidad, el que le impedía callar (cf.  Prov. 27:6).

A nadie. En el texto griego se destaca esta frase. Nadie en la iglesia de Corinto -excepto los falsos líderes-, ni en ninguna otra parte, había hecho semejantes acusaciones como las que dichos dirigentes habían lanzado contra el apóstol. Pero él se había comportado de tal manera que su integridad estaba por sobre toda duda.

Corrompido. Gr. ftheirÇ, "devastar","arruinar", traducido como "destruir" en 1 Cor. 3:17; palabra que se usa tanto para referirse a una doctrina corrupta como para una moral corrupta (2 Cor. 11:3; Jud. 10; Apoc. 19:2).

Engañado. Gr. pleonektéÇ, "sacar ventaja", "defraudar". "Explotado" (BJ, NC); "defraudado" (VM). Los adversarios de Pablo posiblemente lo habían acusado de ser descuidado en cuanto a la gran colecta que había estado solicitando en todas las iglesias para los pobres de Jerusalén (1 Cor. 16:1-3; 2 Cor. 8:1-6, 10-14, 20-24). 

El rechazo de los corintios que no abrieron el corazón a Pablo para aceptarlo, estaba en agudo contraste con la facilidad con que recibían a los falsos apóstoles. Sentían afecto por hombres impíos, corruptos y fraudulentos. ¿No debían acaso dar cabida en su corazón al que no había hecho ninguna de esas cosas?

3. No lo digo. Parece que Pablo temía haber sido juzgado indebidamente (ver com. vers. 2). Temía que los corintios entendieran la insinuación de que no lo habían recibido y la negación del apóstol de los cargos hechos contra él, como una crítica y una condenación contra ellos. Pablo niega una intención tal. Lo habían tratado vergonzosamente y con vil ingratitud, malicia y falsas acusaciones; sin embargo, no los reprende ni condena.

He dicho antes. La declaración del vers. 2 está completamente en armonía con sus previas afirmaciones de amor por ellos (cap. 1:6; 2:4; 3:2; 6:11-13).

El tiempo del verbo en griego permite que armonice lo que había dicho anteriormente con lo que dice ahora. En cuanto a este asunto, no habían cambiado ni el pensamiento ni los sentimientos del apóstol. 

Pablo nunca se había lamentado por los malos tratos que había recibido. El amor siempre caracterizaba sus reacciones (2 Cor. 4:10-15; Efe. 3:13; Fil. 1:7

Para morir y para vivir. Pablo estaba listo para morir con ellos y por ellos. Los amaba tan profundamente que no podía vivir sin ellos y sin su afecto recíproco. Compárese con el proceder de Moisés hacia Israel y su ruego por él (Exo. 32:30-32).

Lo que sabemos de la iglesia de Corinto, con sus problemas y males morales, difícilmente demuestra que era una iglesia digna de ser amada o deseada. Humanamente no eran dignos del amor y la dedicación que el apóstol les brindaba.

Otras iglesias tenían muchos más méritos que la de los corintios, pero a pesar de todo él los amaba (cap. 12:15). El orden de los verbos "-morir. . . vivir"- puede ser una referencia a la muerte por la cual pasan todos los creyentes cuando aceptan a Cristo y a la nueva vida a la que resucitan para caminar con él (2 Con 4:11; 6:9). Esa experiencia debiera ser suficiente para unir sus corazones y vidas en una dedicación mutua y eterna (ver com. Mat. 5:43-44).

4. Franqueza. Gr. parr'sía (ver com. cap. 3:12). "Plena confianza" (BJ). Este sustantivo se refiere a la confianza interior y también a la que se expresa con palabras (Efe. 3:12; 1 Tim. 3:13; Heb. 3:6; 10:35; 1 Juan 2:28; 3:21; 4:17; 5:14). El gozo que Pablo sentía por los corintios refleja esta confianza íntima. En 2 Cor. 7:4-16 Pablo reafirma el gozo que le proporcionó el buen informe que le trajo Tito (ver com. cap. 2:13).

Los corintios habían demostrado con anterioridad claramente que rechazaban el consejo y las instrucciones del apóstol, especialmente en el caso del pecador escandaloso.

La iglesia estaba dividida, y en muchos corazones había resentimiento contra Pablo. Esta situación ensombrecía el espíritu del apóstol. La intensidad de su lenguaje refleja la profundidad de sus sentimientos para con los corintios. Su gozo sobreabundó cuando recibió noticias de que estaban haciendo lo correcto. Por el contrario, las noticias de que procedían indebidamente le ocasionaron gran angustia. Pero ahora, con la llegada de Tito, habían desaparecido su ansiedad y preocupación. Ahora sí podía hablarles con una franqueza que fluía de un corazón rebosante de felicidad.

Sobreabundo de gozo. Un gozo tal es la antítesis del sentimiento de estar "abrumados sobremanera" (cap. 1:8). Ahora Pablo no sólo tenía confianza en los corintios, sino que se jactaba de ellos y era consolado por ellos, por lo cual estaba lleno de sobreabundante gozo. Fue grande su alivio ante el evidente cambio de actitud, por lo menos de la mayoría de los corintios.

La preocupación que sentía Pablo por el bienestar espiritual de la iglesia corintia es un distintivo del verdadero ministro. Nada puede abrumar más la mente o el corazón de un ministro que el cuidado de las almas. 

Por el contrario, no hay gozo mayor que el que proviene de una respuesta positiva y procedente del corazón a las exhortaciones presentadas para estimular decisiones correctas y una sana conducta (2 Juan 4; 3Juan 3-4). En el desempeño de su ministerio el embajador de Cristo debe amonestar, reprochar, aconsejar, señalar el pecado y advertir del castigo, así como consolar e inspirar.

5. A Macedonia. Ver el cap. 2:12-13.

Fuimos atribulados. Pablo vuelve al relato del cual se había apartado (cap. 2:13). Ninguna iglesia fundada por Pablo le había provocado tanta ansiedad y tantos sufrimientos como la de Corinto. Esta situación se debía en gran medida a los falsos apóstoles (ver com. cap. 11:22), los cuales habían seguido a Pablo a Corinto y deliberadamente se propusieron destruir su obra: desacreditaban su apostolado, ridiculizaban su Evangelio y su persona (cap. 10:10-12), censuraban su carácter, lo acusaban de administrar mal el dinero, de ser cobarde, de insinceridad y de usurpación de autoridad. 

Probablemente también habían procurado imponer ciertas obligaciones rituales a los conversos gentiles, contrarias a las decisiones de la iglesia (cf. Hech. 15:1-5, 19-24; Gál. 2:1-8).

Además, la feligresía de Corinto estaba dividida en cuatro bandos (1 Cor. 1:10-12).

Uno de los miembros había caído en una gravísima inmoralidad (1 Cor. 5:1-5), y la iglesia no había tratado correctamente su caso. 

Algunos eran culpables de pleitear con sus hermanos ante los tribunales paganos (1Cor. 6:1-8), otros habían envilecido la Cena del Señor y eran culpables de profanar ese rito sagrado (1 Cor. 11:20-30), y aun otros habían manifestado un falso celo por los dones espirituales (1 Cor. 14:1-2, 39-40). A pesar de todo esto, Pablo no quería renunciar a su derecho de ser el padre espiritual de ellos. Había establecido la iglesia de Corinto en su segundo viaje misionero (Hech. 18:1-11), y siempre, a partir de entonces, había trabajado fervientemente a favor de los corintios, o por carta, o mediante enviados personales.

De fuera, conflictos. Pablo se refiere a las luchas enumeradas con mayores detalles en otros pasajes (cap. 11:23-28; cf. cap. 4:8-10).

De dentro, temores. Es decir, incertidumbre en cuanto a cómo terminarían las cosas. Esto no significa que Pablo estuviera abatido por el temor (cf. cap. 4:8-10).

6. Dios, que consuela. Pablo había pasado por un sinnúmero de peligros materiales y persecuciones (cap. 4:8-12; 6:4-10; 11:24-27), pero siempre los había considerado como un privilegio y un gozo (Rom. 8:18, 35-39). Esas dificultades no eran las que oprimían el espíritu de Pablo, sino los sufrimientos que le ocasionaban sus Hijos en la fe. Sufría mucho por los corintios porque los amaba profundamente.

La venida de Tito. Ver com. cap. 2:13.

7. Con su venida. El regreso de Tito alivió a Pablo del temor por la seguridad personal de su colaborador. En ese tiempo los viajes eran muy peligrosos.

El había sido consolado. Es indudable que Tito había compartido la preocupación de Pablo por la situación que había en Corinto, y por eso su regocijo significaba más para el apóstol que lo que habría significado si el caso hubiera sido diferente.

Vuestro gran afecto. Mejor "vuestro ardiente deseo" (VM). Es decir, deseo de que Pablo los visitara, ocasión cuando podrían demostrarle personalmente su amor, expresándole con palabras y hechos el afecto que le tenían. La misma palabra griega expresa un deseo semejante en Rom. 1:11; Fil. 1:8; 1 Tes. 3:6; 2 Tim. 1:4.

Llanto. Cuando los corintios comprendieron el sufrimiento y pesar que habían causado a Pablo, se lamentaron y arrepintieron.

Solicitud. Literalmente "celo", esto es, por Pablo. Celo quizá no tanto por seguir las instrucciones de Pablo, como por ponerse al lado del apóstol en la controversia.

Me regocijé aun más. Pablo se sintió lleno de gozo al enterarse de la buena recepción que había tenido su carta entre los corintios, cuán afectuosamente habían dado la bienvenida a Tito, cuán prestamente habían cumplido sus instrucciones, cuán preocupados estaban por el apóstol y cuán afanosamente procuraban arreglar las diferencias con él.

Repetidas veces dice que está confortado y consolado (cap. 1:4; 7:6-7, 13). Tres frases en particular revelan el efecto favorable de la carta y de la visita de Tito. En cada una de estas tres frases el uso del pronombre les da aun más énfasis: "vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud". Así se les hacía saber a los corintios que habían proporcionado a Pablo el consuelo y el gozo de los cuales habla.

8. Os constriñe. Gr. lupéÇ, "provocar pena", "ocasionar dolor" (cf. vers. 2). La carta anterior que Pablo menciona había sido de severo reproche por los males que prevalecían y eran tolerados en Corinto, y evidentemente había cumplido su propósito (ver com. vers. 7,11).

La carta. Es decir, 1 Corintios (ver p. 818).

No me pesa. Gr. metamélomai, "lamentar". Después de haber enviado esa carta previa, Pablo seguramente había dudado en cuanto a si había hecho bien en escribirla, pues no sabía si eso era lo que convenía, si se había expresado de la mejor manera posible, si sus palabras reflejaban el debido espíritu o si podía ser mal comprendido.

Pablo sentía la ansiedad que cualquiera experimentaría en circunstancias similares. Lo que había hecho no tenía nada de malo, pero albergaba serias dudas en cuanto a si iba a cumplir el propósito que él tenía. Parecía casi inevitable que se produjera una ruptura completa entre Pablo y los corintios.

Había la posibilidad de que rechazaran completamente su autoridad apostólica y su liderazgo espiritual. Semejante proceder de parte de una iglesia tan importante como la de Corinto, tendría un efecto desastroso sobre otras iglesias. Estaba en peligro la causa de Dios entre los gentiles.

Aquella carta. 1 Corintios (ver p. 818).

9. Ahora me gozo. Afligir a los corintios o causarles pesar era algo que disgustaba a Pablo, pero se consolaba con el pensamiento de que ese dolor y pesar eran transitorios. Además, todo eso debía inducir a la mayoría a un genuino arrepentimiento. Vacilar antes de causar el menor dolor a otros, a menos que sea absolutamente necesario, es un rasgo distintivo del verdadero ministro. Los que se ocupan de herir o de lastimar a la grey o a los pastores de la grey mediante palabras ásperas y actitudes hostiles, revelan su carácter de lobos.

Arrepentimiento. Gr. metánoia, literalmente "cambio de mente". La flexión del verbo que se traduce "pesa" (del verbo metamélomai) en el vers. 8, significa pena, pesar, nada más. En Mat. 27:3 significa arrepentimiento superficial o falso. Denota reflexionar en nuestro pecado con un agudo sentimiento de pesar, pero sin ningún sentimiento enternecedor o de verdadero cambio de actitud, que caracteriza al verdadero arrepentido. 

Pero metánoia, denota específicamente un cambio en la mente, e indica que se trata de un cambio positivo que producirá buenos resultados (Mat. 12:41; Mar 1:15; Luc. 11:32; Hech. 3:19; 26:20; Heb. 12:17; Apoc. 2:5; etc.).

Una reforma de la vida es una prueba mucho más decisiva del valor del arrepentimiento que la profundidad de nuestro pesar. Ese arrepentimiento fue la clave de la predicación de Juan el Bautista, de Jesús y de los apóstoles (Mat. 3:2,8,11; 4:17; Mar 2:17; Hech. 5:31; Rom. 2:4; 2 Tim. 2:25). El verdadero arrepentimiento hace que los ángeles canten de gozo (Luc. 15:7). Ver com. 2 Cor. 7:10.

Según Dios. Ver com. vers. 10.

Ninguna pérdida padecieseis. Gr. z'mióÇ, "dañar"; "perjudicar"; en voz pasiva, "sufrir daño". La iglesia se había beneficiado mucho al aceptar y poner en práctica el consejo presentado en la epístola anterior de Pablo. El rechazo de ese consejo habría significado una gran pérdida. El dolor "según Dios" significó un beneficio. La "tristeza del mundo' (vers. 10) habría causado pérdida.

10. Tristeza. . . según Dios. Es decir, en la forma prescrita por Dios y aceptable para él.  Este no es el dolor por haber sido descubierto o por temor al castigo. Es el genuino pesar por el pecado, arrepentirse de él, abandonarlo, y la determinación de resistir desde allí en adelante, por la gracia de Cristo, la tentación que conduce a él (ver com.  Mat. 5:3; 1 Juan 1:9).

La vergüenza por haber sido descubierto, el temor ante la posibilidad de ser descubierto, el orgullo herido, o aun un profundo dolor por lo sucedido, nada de esto es "tristeza... según Dios".

En esta "tristeza" hay reconocimiento y admisión de que uno ha ofendido a Dios y a sus prójimos, hay un esfuerzo adecuado para reparar la falta y una reorientación de la vida con el propósito de evitar la repetición de las mismas faltas. Todo este proceso sólo es posible en virtud de la gracia de Cristo, que actúa en la mente y en la vida mediante el Espíritu Santo.

El verdadero dolor por el pecado es el resultado de que uno reconozca su responsabilidad ante Dios por su conducta, y esto sólo es posible cuando se reconoce esa relación. La mejor ilustración de la diferencia entre el verdadero y el falso dolor por el pecado quizá se encuentra en el contraste entre Pedro y judas durante el juicio de Jesús. Ambos sintieron profundo remordimiento; en el caso del primero hubo verdadero dolor por el pecado, que lo indujo a una nueva vida en Cristo; mientras que en el segundo sólo hubo dolor por las consecuencias, lo que lo condujo a una profunda desesperación y al suicidio.

Arrepentimiento. . . arrepentirse. Aquí, en griego, se usa el sustantivo metánoia y el verbo metamélomai (ver com. vers. 9). El uso de estos dos vocablos en una misma sentencia establece una clara distinción entre ellos. La traducción "arrepentimiento... del cual no hay que lamentarse" refleja bien el significado.

Tristeza del mundo. La tristeza del mundo consiste en setitir pesar por las consecuencias del pecado, pero no por el pecado en sí, y por quedar desacreditado ante el mundo y los amigos mundanos (1 Sam. 15:30).

La tristeza del mundo sólo llega hasta la superficie del problema; no va más allá de la persona ni de sus sentimientos; conduce al pesar y a una angustia más profunda; llena la mente de descontento, el corazón con resentimiento y disgusto, y amarga y acorta la vida.  Pero el que verdaderamente se arrepiente nunca se lamenta de haberlo hecho.

La "tristeza del mundo" a menudo hace mayor la desgracia aguijoneando al pecador para que cometa una nueva locura; conduce a la ruina y a la muerte (Gén. 4:12; 1 Sam. 31:3-6; 2Sam. 17:23; Mat. 27:3-5).

11. Contristados. Los "frutos dignos de arrepentimiento" (Mat. 3:8) producidos por los corintios eran una prueba de que se habían arrepentido verdaderamente. Interpretando el dolor de ellos por el informe de Tito, Pablo los alaba por siete características específicas de su arrepentimiento. Las siete manifiestan un cambio completo de actitud.

Solicitud. Gr. spoud', "prisa", "fervor", "diligencia". Hasta este momento los corintios habían sido lentos para actuar con decisión, pero ahora se esforzaban con toda diligencia para enfrentar el pecado y enmendar sus errores. Los que verdaderamente se han arrepentido proceden con el debido cuidado, con diligencia y vigilancia.

 Se ha observado que los seis siguientes motivos de alabanza para los corintios están en pares. El primer par se refiere a la actitud de la iglesia de Corinto para consigo misma; el segundo, para con Pablo; el tercero, para con el pecador escandaloso de 1Cor. 5:1-5. Qué. Una anáfora o repetición de una palabra al comienzo de cada frase para dar énfasis a cada declaración.

Defensa. Gr. apología, "defensa verbal" (cf. Hech. 25:16; Fil. 1:7, 17; 2 Tim. 4:16). 

 Los corintios anhelaban que se supiera que ahora desaprobaban su propia actitud anterior.  Comprendían que su tolerancia y defensa de ese pecador los había implicado en la culpa de él (1 Cor. 5:1-5).

Indignación. Tal vez consigo mismos por su proceder anterior para con el pecador escandaloso, y para con los que quizá aún lo apoyaban. Una característica del verdadero arrepentimiento es la sana indignación contra el pecado. Un intenso odio por la impiedad siempre acompaña a un gran amor por la justicia sin embargo, una genuina y justa indignación contra el pecado siempre está acompañada por un amor igualmente grande por el extraviado.

Temor. Los corintios quizá temían que Pablo no creyera que su arrepentimiento era genuino, y que continuaría siendo severo con ellos (cf. 1 Con 4:21; 2 Cor. 13:1-10).

Ardiente afecto. O "anhelo", quizá por la restauración de un espíritu de compañerismo y mutua comprensión con Pablo. Celo. En el trato con el pecador inmoral, como Pablo lo había recomendado (1 Cor. 5:1-5). Hasta aquí habían manifestado poca preocupación por el asunto, dando así la impresión de que no lo consideraban muy grave. Vindicación. O "castigo" del pecador escandaloso (cap. 2:6-7; 7:12).

Limpios en el asunto. Pablo aceptaba sin preguntar el cambio de corazón de los corintios, como se lo había informado Tito, Y aprobaba el proceder de la iglesia al tratar con ese pecador.

12. Os escribí. Ver com. cap. 2:3.

No fue por causa del que cometió el agravio. Pablo había demostrado, al escribir su carta anterior, su gran preocupación por el buen nombre de la iglesia. Temía que los paganos consideraran con desprecio el cristianismo y que los judaizantes señalaran ese descarado caso de incesto como el resultado del ministerio de Pablo. Ahora que la iglesia había tratado con firmeza al pecador, que él se había arrepentido, y que el buen nombre de la iglesia se había protegido, la preocupación de Pablo se volvió al bienestar espiritual de los individuos implicados en el caso (cap. 2:68).

Cometió el agravio. El pecador de 1 Cor. 5:1-5.

Del que lo padeció. Quizá el esposo de la mujer implicada.

Nuestra solicitud. . . por vosotros. Cuando Pablo escribió su carta anterior, su principal preocupación era por la iglesia en conjunto, por su bienestar espiritual y por su reputación entre los incrédulos.

La pureza de los primeros cristianos era una clara señal que los distinguía de los paganos.

La inmoralidad no era objetada por los paganos, y con frecuencia era parte de su culto religioso. Pablo esperaba que las iglesias dieran un testimonio positivo del hecho de que habían superado tales prácticas. El testimonio viviente de la iglesia de hoy día está estrechamente relacionado con la pureza de sus miembros.

13. Por esto hemos sido consolados. Es decir, como resultado de la "tristeza que es según Dios", experimentada por los corintios (vers. 11-12).

En vuestra consolación. Mejor "eso es lo que nos ha consolado. Y mucho más que por este consuelo, nos hemos alegrado por el gozo de Tito" (BJ). Así concuerda con el contexto (vers. 11-13). Como lo demuestra el vers. 11, los corintios ahora sentían "consolación".

Mucho más. El texto griego es muy enfático. Pablo estaba feliz por el informe objetivo de la nueva condición espiritual que prevalecía en la iglesia de Corinto, pero se sentía mucho más contento por el entusiasmo de Tito, quien había estado allí en persona. Pablo había enviado a Tito bajo un cúmulo de preocupaciones y abrumadora ansiedad.

Las nefastas noticias que había recibido justificaban su preocupación. Pero los corintios habían recibido a Tito con un afecto tan manifiesto que el apóstol se convenció de cuán genuino era el arrepentimiento de ellos y cuán firme su lealtad a él. El exuberante gozo de Tito inundó el corazón del anciano apóstol. Ver com. vers. 14.

Confortado. En griego, el espíritu de Tito "se refrescó" o "descansó". Compárese con el uso de la misma palabra griega en Mat. 11:28; Mar. 6:31; Apoc. 14:13; etc.

Por todos vosotros. Una razón más para sentirse gozoso quizá sea el número de personas -casi "todos"- que habían demostrado su arrepentimiento y lealtad. Hubo una pequeña minoría que no reaccionó favorablemente (cf. cap. 10:2).

14. Si de algo me he gloriado. Todas las buenas cosas que Pablo había dicho antes a Tito en cuanto a los corintios, ahora resultaban ser verdaderas, lo que se confirma por el gran entusiasmo de Tito cuando presentó su informe. Pablo ya no tenía que temer que las esperanzas que acarició antes hubieran sido prematuras. Los corintios habían reaccionado mejor de lo que esperaba el apóstol. El les había dicho la verdad cuando los reprochó por faltas graves, pero también dijo la verdad cuando enumeró sus buenas cualidades. Se comprobó la veracidad de todo lo que había dicho.

15. Cariño. Literalmente "entrañas", el asiento de las emociones (ver Fil. 1:8; File. 12; 1Juan 3:17; com. 2 Cor. 6:12). Pablo se refiere al tierno afecto de Tito por los corintios.  Su reciente visita había hecho que los amara aún más. En ese vínculo de compañerismo Pablo veía el sello de la reconciliación entre él y los creyentes corintios (cap. 7:16).

Con temor y temblor. Ver com. vers. 11. Otra de las expresiones favoritas de Pablo (Efe. 6:5; Fil. 2:12; etc.). Tito no había sido recibido con hostilidad ni amenazado con ser rechazado como podría haberse esperado, sino que había sido acogido con mucho respeto. Los corintios lo habían aceptado como a un mensajero enviado por Dios, le habían demostrado su ferviente anhelo por complacerlo, y sentían el santo temor de que por una u otra razón no llegaran a la altura que se esperaba de ellos. La "tristeza que es según Dios" derriba el orgullo humano.

16. Confianza en vosotros. O "ánimo en cuanto a vosotros". Muchos especialistas en el NT consideran que este versículo es una transición o enlace entre todo lo que Pablo ha escrito en los capítulos anteriores y lo que ahora sigue. Estas palabras pusieron adecuadamente a un lado todos los errores y las incomprensiones del pasado, pues expresaban una verdadera reconciliación. Eran al mismo tiempo una adecuada introducción al tema de la gran colecta para los cristianos pobres de Judea, que con tanta diligencia Pablo fomentaba entre las iglesias de origen gentil. (6CBA).

COMENTARIOS DE EGW

1. CRA 37, 57, 76, 288. Falta De Preparación Para El Fuerte Clamor. 35*. Me fue mostrado que la reforma pro salud es una parte del mensaje del tercer ángel, y está tan estrechamente relacionada con él como el brazo y la mano lo están con el cuerpo humano. Vi que como pueblo veremos efectuar un movimiento de avance en esta gran obra. Los ministros y el pueblo deben actuar de concierto. Los hijos de Dios no están preparados para el fuerte clamor del tercer ángel. 37 Tienen una obra que hacer en favor de sí mismos que no deben dejar para que Dios la haga por ellos. Él ha reservado esta obra para que ellos la hicieran. Es una obra individual; uno no puede hacerla por otro. "Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios". La glotonería es el pecado prevaleciente en esta era. El apetito pecaminoso convierte en esclavos a hombres y mujeres, entenebrece sus intelectos y entorpece sus sensibilidades morales hasta un grado tal que las sagradas y altas verdades de la Palabra de Dios no son apreciadas. Las propensiones inferiores han dominado a hombres y mujeres.

A fin de estar listos para la traslación, los hijos de Dios deben conocerse a sí mismos. Deben tener una comprensión de su propia estructura física, para que junto con el salmista puedan exclamar.- "Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras" (Sal. 139:14) Siempre deben tener el apetito en sujeción a los órganos morales e intelectuales. El cuerpo debe ser siervo de la mente, y no la mente del cuerpo.

Preparación Para El Refrigerio. 36*. Dios exige que sus hijos se limpien a sí mismos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor del Señor. Todos los que sean indiferentes y se disculpen por no hacer esta obra, esperando que el Señor haga por ellos lo que él exige que ellos hagan por sí mismos, serán hallados faltos cuando los mansos de la tierra, que han puesto por obra sus juicios, sean escondidos en el día de la ira del Señor.

Se me mostró que si el pueblo de Dios no hace esfuerzos de su parte, sino que espera que venga el refrigerio y quite sus errores y corrija sus equivocaciones; si depende de ello para limpiarse de la inmundicia de la carne y del espíritu, 38 a fin de estar preparado para empeñarse en el fuerte clamor del tercer ángel, será hallado falto. El refrigerio, o sea el poder de Dios, viene solamente sobre los que se hallan preparados para él haciendo la tarea que Dios les pide, es a saber, limpiarse a sí mismos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.

* Efectos Sobre El Discernimiento Y La Decisión. 62*. Cualquier cosa que disminuya la fuerza física, debilita la mente y la vuelve menos capaz de discernir entre lo bueno y lo malo. Nos volvemos menos capaces de escoger lo bueno, y tenemos menos fuerza de voluntad para hacer lo que sabemos que es recto.

El uso indebido de nuestras facultades físicas acorta el período de tiempo en el cual nuestras vidas pueden ser usadas para la gloria de Dios.  Y ello nos incapacita para realizar la obra que Dios nos ha dado para hacer. 57

63*. Aquellos que, después de haber recibido 1a luz sobre el tema del comer y beber con sencillez, en obediencia a las leyes morales y físicas, todavía se apartan de la luz que les señala su deber, rehuirán cumplir con su deber en otras cosas. Evitando la cruz que tendrían que tomar a fin de estar en armonía con la ley natural, embotan la conciencia; y para esquivar el reproche, violarán los Diez Mandamientos. Algunos tienen una falta de voluntad decidida para llevar la cruz y menospreciar la vergüenza.

64*. Los que se acarrean enfermedad a sí mismos, por la propia complacencia, no tienen cuerpos y mentes sanos. No pueden pesar las evidencias de la verdad, y comprender los requerimientos de Dios. Nuestro Salvador no extenderá su brazo hasta una profundidad suficiente como para elevar a los tales de su estado degradado, mientras persistan en observar una conducta que los hunde aún más profundamente.

Se exige que todos hagan lo que puedan para preservar cuerpos sanos y mentes sanas.  Si ellos complacen un apetito grosero, y al hacerlo entorpecen sus sensibilidades, y entenebrecen sus facultades de percepción de manera que no puedan apreciar el carácter exaltado de Dios, o deleitarse en el estudio de su Palabra, pueden estar seguros de que Dios no aceptará su ofrenda indigna más rápidamente de lo que aceptó la de Caín. Dios exige que se limpien a sí mismos de toda inmundicia de la carne y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. Después que el hombre ha hecho todo lo que está de su parte para propiciar la salud, negándose a complacer el apetito y las pasiones groseras, a fin de poder poseer una mente sana y una imaginación santificada, con el propósito de poder rendir a Dios una ofrenda en justicia, es salvado sólo por un milagro de 58 la misericordia de Dios, como lo fue el arca sobre las olas tormentosas.  Noé había hecho todo lo que Dios pidió de él al confeccionar un arca segura; luego Dios realizó lo que el hombre no podía hacer, y preservó el arca por su poder milagroso.

* La temperancia es una ayuda para el dominio moral. 95*. El alimento que consumís no es de la clase sencilla y saludable que produce la mejor clase de sangre. La sangre impura oscurecerá seguramente las facultades morales e intelectuales. y despertará y fortalecerá las pasiones más bajas de vuestra naturaleza.  Ninguno de vosotros puede permitirse seguir un régimen afiebrante; porque esto se hace a expensas de la salud del cuerpo, y de la prosperidad de vuestras propias almas y las almas de vuestros hijos.

Colocáis sobre vuestras mesas alimentos que sobrecargan los órganos digestivos, excitan las pasiones animales y debilitan las facultades morales e intelectuales. Los alimentos muy condimentados y la carne no son de beneficio para vosotros...

Os ruego, por causa de Cristo, que pongáis vuestra casa y vuestros corazones en orden.  Que la verdad de origen celestial os eleve y os santifique, en alma, cuerpo y espíritu.  "Os ruego. que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma" (1 Ped. 2:11). Hermano G, su forma de comer tiene la tendencia a fortalecer las pasiones bajas.  Ud. no controla su cuerpo como es su deber hacerlo para perfeccionar la santidad en el temor de Dios. La temperancia en el comer debe practicarse antes que Ud. sea un hombre paciente.

96*. El mundo no debe ser un criterio para nosotros. Está de moda complacer el apetito con alimentos lujosos o concentrados y estímulos antinaturales, fortaleciendo de esta manera las propensiones animales, y perjudicando el crecimiento y el desarrollo de las facultades morales. No hay estímulo para ninguno de los hijos o hijas de Adán a fin de que lleguen a ser victoriosos en la guerra cristiana, a menos 77 que decidan practicar la temperancia en todas las cosas. Si lo hacen, no pelearán como quien hiere el aire.

Si los cristianos mantienen el cuerpo en sujeción, y ponen todos sus apetitos y pasiones bajo el dominio de una conciencia iluminada, sintiendo que es un deber que tienen para con Dios y para con sus vecinos el obedecer las leyes que gobiernan la salud y la vida, tendrán la bendición del vigor físico y mental. Tendrán poder moral para empeñarse en la guerra contra Satanás; y en el nombre de Aquel que venció el apetito en favor de ellos, pueden ser más que vencedores para su propio bien. Esta guerra está abierta para todos los que deseen empeñarse en ella.

[Efecto del régimen a base de carne sobre el poder moral - 658, 683, 684, 685, 686, 687]

[La casa de campo; su relación con el régimen y la moral - 711]

[Falta de poder moral debido a la complacencia de los niños en el comer y beber - 347]

[Alimentos que causan irritabilidad y nerviosidad - 556, 5589, 5629, 5741]

[El apetito complacido debilita las facultades morales - 231]

* La Corrupción Entre Los Niños. 364*- Vivimos en una era corrupta. Es un tiempo en que Satanás parece tener el control absoluto sobre las mentes que no están completamente consagradas a Dios. Por lo tanto hay una gran responsabilidad que descansa sobre los padres y guardianes que tienen niños que criar. Los padres han tomado sobre sí la responsabilidad de traer al mundo estos hijos; y ahora ¿en qué consiste su deber? ¿Consiste en dejarlos que se críen como quieren y a su voluntad? Permitidme deciros, una responsabilidad grande descansa sobre estos padres... 288

He dicho que algunos de Uds. son egoístas. No habéis comprendido lo que yo quería decir. Os habéis preocupado por los manjares de mejor sabor. El gusto y el placer han tenido la preferencia, en vez de la gloria de Dios y el deseo de progresar en la vida divina, y alcanzar la santidad en el temor de Dios. Habéis consultado vuestros propios placeres, vuestro propio apetito; y mientras lo hacíais, Satanás ha ganado terreno con respecto a Vosotros, y como sucede generalmente, ha frustrado vuestros esfuerzos cada vez.

Algunos de vosotros habéis llevado a vuestros hijos al médico para saber qué les pasaba.  Os podría haber dicho en dos minutos cuál era la dificultad. Vuestros hijos están corrompidos. Satanás ha obtenido el control de ellos. Él se os ha adelantado, mientras que vosotros que sois como Dios para ellos, para cuidarlos, estabais descuidados, estupefactos y durmiendo. Dios os ha ordenado que los criéis y los enseñéis en el temor del Señor. Pero Satanás ha ganado la delantera y los ha rodeado de ligaduras. Y sin embargo seguís durmiendo.  Que el Señor se compadezca de vosotros y vuestros hijos, porque cada uno de vosotros necesita la compasión de él.

CS 527. EL DESEO de llevar una religión fácil, que no exija luchas, ni desprendimiento, ni ruptura con las locuras del mundo, ha hecho popular la doctrina de la fe, y de la fe sola; ¿Pero Qué Dice La Palabra De Dios?

El apóstol Santiago dice: "Hermanos míos, ¿Qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? . . . ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe obró con sus obras, y que la fe fue perfecta por las obras? . . . Veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe." (Santiago 2: 14-24.) 526

El testimonio de la Palabra de Dios se opone a esta doctrina seductora de la fe sin obras. No es fe pretender el favor del Cielo sin cumplir las condiciones necesarias para que la gracia sea concedida. Es presunción, pues la fe verdadera se funda en las promesas y disposiciones de las Sagradas Escrituras.

NADIE SE ENGAÑE A SÍ MISMO CREYENDO QUE PUEDA VOLVERSE SANTO mientras viole premeditadamente uno de los preceptos divinos. Un pecado cometido deliberadamente acalla la voz atestiguadora del Espíritu y separa al alma de Dios. "El pecado es transgresión de la ley." Y "todo aquel que peca [transgrede la ley], no le ha visto, ni le ha conocido." (1 Juan 3: 6.) Aunque San Juan habla mucho del amor en sus epístolas, no vacila en poner de manifiesto el verdadero carácter de esa clase de personas que pretenden ser santificadas y seguir transgrediendo la ley de Dios. "El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, es mentiroso, y no hay verdad en él; mas el que guarda su palabra, verdaderamente en éste se ha perfeccionado el amor de Dios." (1 Juan 2: 4, 5, V.M.)

ESTA ES LA PIEDRA DE TOQUE DE TODA PROFESIÓN DE FE. No podemos reconocer como santo a ningún hombre sin haberle comparado primero con la sola regla de santidad que Dios haya dado en el cielo y en la tierra.

Si los hombres no sienten el peso de la ley moral, si empequeñecen y tienen en poco los preceptos de Dios, si violan el menor de estos mandamientos, y así enseñan a los hombres, no serán estimados ante el cielo, y podemos estar seguros de que sus pretensiones no tienen fundamento alguno.

Y LA ASERCIÓN de estar sin pecado constituye de por sí una prueba de que el que tal asevera dista mucho de ser santo. Es porque no tiene un verdadero concepto de lo que es la pureza y santidad infinita de Dios, ni de lo que deben ser los que han de armonizar con su carácter; es porque no tiene verdadero concepto de la pureza y perfección supremas de Jesús ni de la maldad y horror del pecado, por lo que el hombre puede creerse santo. Cuanto más lejos esté de Cristo y más yerre acerca del carácter y los pedidos de Dios, más justo se cree. 527

La Santificación Expuesta En Las Santas Escrituras Abarca Todo El Ser: Espíritu, Cuerpo Y Alma.

SAN PABLO rogaba por los tesalonicenses, que su "ser entero, espíritu y alma y cuerpo" fuese "guardado y presentado irreprensible en el advenimiento de nuestro Señor Jesucristo." (1Tesalonicenses 5: 23, V.M.) Y vuelve a escribir a los creyentes: "Os ruego pues, hermanos, por las compasiones de Dios, que le presentéis vuestros cuerpos, como sacrificio vivo, santo, acepto a Dios." (Romanos 12: 1, V.M.)

EN TIEMPOS DEL ANTIGUO ISRAEL, toda ofrenda que se traía a Dios era cuidadosamente examinada. Si se descubría un defecto cualquiera en el animal presentado, se lo rechazaba, pues Dios había mandado que las ofrendas fuesen "sin mancha."

ASÍ TAMBIÉN SE PIDE A LOS CRISTIANOS que presenten sus cuerpos en "sacrificio vivo, santo, acepto a Dios." Para ello, todas sus facultades deben conservarse en la mejor condición posible. Toda costumbre que tienda a debilitar la fuerza física o mental incapacita al hombre para el servicio de su Creador. ¿Y se complacerá Dios con menos de lo mejor que podamos ofrecerle?

CRISTO DIJO: "Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón."

Los Que Aman A Dios De Todo Corazón desearán darle el mejor servicio de su vida y tratarán siempre de poner todas las facultades de su ser en armonía con las leyes que aumentarán su aptitud para hacer su voluntad. No debilitarán ni mancharán la ofrenda que presentan a su Padre celestial abandonándose a sus apetitos o pasiones.

SAN PEDRO DICE: "Os ruego . . . que os abstengáis de las concupiscencias carnales, las cuales guerrean contra el alma." (1 Pedro 2:11, V.M.) Toda concesión hecha al pecado tiende a entorpecer las facultades y a destruir el poder de percepción mental y espiritual, de modo que la Palabra o el Espíritu de Dios ya no puedan impresionar sino débilmente el corazón.

SAN PABLO ESCRIBE A LOS CORINTIOS: "Limpiémonos de toda inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la santificación en temor de Dios." (2 Corintios 7:1.) Y entre los frutos del Espíritu- "amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad, 528 bondad, fidelidad, mansedumbre," -clasifica la "templanza." (Gálatas 5: 22, 23, V.M.)

HAp 164. DESPUÉS DE TRABAJAR ALGÚN TIEMPO EN ANTIOQUÍA, Pablo propuso a su colaborador que emprendieran otro viaje misionero. "Volvamos a visitar ­ le dijo a Bernabé ­ a los hermanos de todas las ciudades en las cuales hemos anunciado la palabra del Señor, cómo están."

PABLO Y BERNABÉ recordaban con ternura a aquellos que recientemente habían aceptado el mensaje evangélico bajo su ministerio, y anhelaban verlos una vez más. Pablo nunca perdió esta solicitud. Aun cuando se hallaba en distantes campos misioneros, lejos del escenario de sus labores anteriores, conservaba en el corazón la preocupación de instar a esos conversos a permanecer fieles, "perfeccionando la santificación en temor de Dios." (2 Cor. 7:1).

CONSTANTEMENTE trataba de ayudarles a ser cristianos que tuvieran confianza propia y creciesen, a ser fuertes en la fe, ardientes en celo, y cabales en su consagración a Dios y a la tarea de hacer progresar su reino.

4. OE 281. Algunos miran siempre los rasgos objetables y desanimadores, y por lo tanto, los sobrecoge el desaliento. Se olvidan de que el universo celestial aguarda para hacerlos agentes de bendición para el mundo; y que el Señor Jesús es una reserva inagotable de la cual los seres humanos pueden sacar fuerza y valor. No hay necesidad de sentir abatimiento ni aprensión. Nunca llegará el tiempo en que la sombra de Satanás no atraviese nuestra senda. 281Porque con ello el enemigo trata de ocultar la luz del Sol de justicia. Pero nuestra fe debe atravesar esta sombra.

Dios pide colaboradores alegres, que se nieguen a quedar desanimados y descorazonados por los agentes opositores. El Señor nos guía, y podemos ir animosamente adelante, seguros de que estará con nosotros, como estuvo en lo pasado, cuando trabajábamos en debilidad, pero bajo el poder del Espíritu Santo.

Los ángeles servían a Cristo, pero su presencia no hizo de su vida una vida cómoda y exenta de tentación. Fue "tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado."*Heb. 4:15. ¿Deben desanimarse los predicadores, porque mientras están empeñados en la obra que el Maestro les señaló, tienen pruebas, perplejidades y tentaciones? ¿Deben perder la confianza porque sus labores no reportan siempre los resultados que desean tan ardientemente? Los verdaderos obreros no se abaten al ver el trabajo que tienen por delante, por arduo que sea. El rehuir las dificultades, el quejarse en la tribulación, hace débiles e ineficientes a los siervos de Dios.

Al ver aquellos que están en el frente de batalla que los ataques de Satanás se dirigen especialmente contra ellos, sentirán su necesidad de fuerza divina, y trabajarán en su fortaleza. Las victorias que obtengan no los harán engreídos, sino que los harán apoyarse más plenamente en el Poderoso. Nacerá en sus corazones una profunda y ferviente gratitud hacia Dios, y se sentirán gozosos en la tribulación que les sobrevenga cuando estén acosados por el enemigo. 282

5-10. HAp 260. DESDE ÉFESO, Pablo Emprendió Otra Gira Misionera, durante la cual esperaba visitar una vez más los escenarios de sus anteriores labores en Europa. Deteniéndose por un tiempo en Troas, para predicar "el evangelio de Cristo," encontró algunos que estaban dispuestos a escuchar su mensaje.

"Me fue abierta puerta en el Señor," declaró más tarde respecto a sus labores en ese lugar. Pero a pesar del éxito de sus esfuerzos en Troas, no podía permanecer mucho tiempo allí. "La solicitud de todas las iglesias," y particularmente de la iglesia de Corinto, pesaba sobre su corazón.

HABÍA ESPERADO ENCONTRARSE CON TITO EN TROAS, y enterarse por él de cómo habían sido recibidas las palabras de consejo y reprensión enviadas a los hermanos corintios; pero se chasqueó. "No tuve reposo en mi espíritu -escribió concerniente a este incidente,­ por no haber hallado a Tito, mi hermano." Partió de Troas, y cruzó a Macedonia, donde, en la ciudad de Filipos, encontró a Timoteo.

DURANTE ESTE TIEMPO DE ANSIEDAD concerniente a la iglesia de Corinto, Pablo esperaba lo mejor; sin embargo, a veces se le llenaba el alma de sentimientos de profunda tristeza, por temor a que sus consejos y amonestaciones fuesen mal comprendidos.

"NINGÚN REPOSO tuvo nuestra carne ­escribió más tarde;­ antes, en todo fuimos atribulados: de fuera, cuestiones; de dentro, temores. Mas Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito." Este fiel mensajero le trajo las alegres nuevas de que se había realizado un maravilloso cambio entre los creyentes corintios. Muchos habían aceptado la instrucción de la carta de 261 Pablo, y se habían arrepentido de sus pecados. La vida que ahora llevaban no era ya un oprobio para el cristianismo, sino que ejercía una poderosa influencia en favor de la piedad práctica.

8-13. MC 124. Es Siempre Humillante que se nos señalen nuestros errores. Nadie debe amargar tan triste experiencia con censuras innecesarias. Nadie fue jamás regenerado con oprobios, pero éstos han repelido a muchos y los indujeron a endurecer sus corazones contra todo convencimiento. La ternura, la mansedumbre y la persuasión pueden salvar al extraviado y cubrir multitud de pecados.

El apóstol Pablo veía la necesidad de reprobar el mal, pero ¡con cuánto cuidado procuraba manifestar que era amigo de los extraviados! ¡Con cuánta ansiedad les explicaba el motivo de su proceder! Les daba a entender que sentía mucho afligirlos. Demostraba su confianza y simpatía para con los que luchaban por vencer. 124

"Porque por la mucha tribulación y angustia del corazón -decía- os escribí con muchas lágrimas; no para que fueseis contristados, más para que supieseis cuánto más amor tengo para con vosotros." (2 Corintios 2:4.)  "Porque aunque os contristé por la carta, no me arrepiento, bien que me arrepentí; ... ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento.... Porque he aquí, esto mismo que según Dios fuisteis contristados, cuánta solicitud ha obrado en vosotros, y aun defensa, y aun enojo, y aun temor, y aun gran deseo, y aun celo, y aun vindicación. En todo os habéis mostrado limpios en el negocio.... Por tanto, tomamos consolación de vuestra consolación." (2 Corintios 7:8-13) "Me gozo de que en todo estoy confiado de vosotros." (Vers. 16.)  "Doy gracias a mi Dios en toda memoria de vosotros, siempre en todas mis oraciones haciendo oración por todos vosotros con gozo, por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora: estando confiado de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo; como me es justo sentir esto de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón." "Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados." "Ahora vivimos, si vosotros estáis firmes en el Señor." (Filipenses 1: 3-7; 4:1; 1 Tes. 3:8.)

Pablo escribía a estos hermanos como "a santos en Cristo Jesús," pero no escribía a personas de carácter perfecto. Les escribía como a hombres y mujeres que luchaban con la tentación, y que corrían peligro de caer.  

Dirigía las miradas de ellos al "Dios de paz que sacó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran Pastor de las ovejas." Les aseguraba que "por la sangre del testamento eterno" Dios los haría "aptos en toda obra buena para" cumplir "su voluntad," pues haría él mismo en ellos lo que fuese "agradable delante de él por Jesucristo." (Hebreos 13:20, 21.) 125

9-11. CS 515. DONDEQUIERA que la Palabra de Dios se predicara con fidelidad, los resultados atestiguaban su divino origen. El Espíritu de Dios acompañaba el mensaje de sus siervos, y su Palabra tenía poder. Los pecadores sentían despertarse sus conciencias. La luz "que alumbra a todo hombre que viene a este mundo," iluminaba los lugares más recónditos de sus almas, y las ocultas obras de las tinieblas eran puestas de manifiesto. Una profunda convicción se apoderaba de sus espíritus y corazones. Eran redargüídos de pecado, de justicia y del juicio por venir. Tenían conciencia de la justicia de Dios, y temían tener que comparecer con sus culpas e impurezas ante Aquel que escudriña los corazones. En su angustia clamaban: "¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte? " Al serles revelada la cruz del Calvario, indicio del sacrificio infinito exigido por los pecados de los hombres, veían que sólo los méritos de Cristo bastaban para expiar sus transgresiones; eran lo único que podía reconciliar al hombre con Dios. Con fe y humildad aceptaban al Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo. Por la sangre de Jesús alcanzaban "la remisión de los pecados cometidos anteriormente."

Estos creyentes hacían frutos dignos de su arrepentimiento. Creían y eran bautizados y se levantaban para andar en novedad de vida, como nuevas criaturas en Cristo Jesús; no para vivir conforme a sus antiguas concupiscencias, sino por la fe en el Hijo de Dios, para seguir sus pisadas, para reflejar su carácter y para purificarse a sí mismos, así como él es puro. Amaban lo que antes aborrecieran, y aborrecían lo que antes amaran. Los orgullosos y tercos se volvían mansos y humildes de corazón. Los vanidosos y arrogantes se volvían serios y 515 discretos. Los profanos se volvían piadosos; los borrachos, sobrios; y los corrompidos, puros. Las vanas costumbres del mundo eran puestas a un lado. Los cristianos no buscaban el adorno "exterior del rizado de los cabellos, del ataviarse con joyas de oro o el de la compostura de los vestidos, sino el oculto del corazón, que consiste en la incorrupción de un espíritu manso y tranquilo; esa es la hermosura en la presencia de Dios." (1 Pedro 3: 3, 4, V. Nácar-Colunga.)

Los reavivamientos producían en muchos profundo recogimiento y humildad. Eran caracterizados por llamamientos solemnes y fervientes hechos a los pecadores, por una ferviente compasión hacia aquellos a quienes Jesús compró por su sangre. Hombres y mujeres oraban y luchaban con Dios para conseguir la salvación de las almas. Los frutos de semejantes reavivamientos se echaban de ver en las almas que no vacilaban ante el desprendimiento y los sacrificios, sino que se regocijaban de ser tenidas por dignas de sufrir oprobios y pruebas por causa de Cristo. Se notaba una transformación en la vida de los que habían hecho profesión de seguir a Jesús; y la influencia de ellos beneficiaba a la sociedad. Recogían con Cristo y sembraban para el Espíritu, a fin de cosechar la vida eterna.

Se podía decir de ellos que fueron "contristados para arrepentimiento." "Porque el dolor que es según Dios, obra arrepentimiento saludable, de que no hay que arrepentirse; mas el dolor del siglo obra muerte. Porque he aquí, esto mismo que según Dios fuisteis contristados, cuánta solicitud ha obrado en vosotros, y aun defensa, y aun enojo, y aun temor, y aun gran deseo, y aun celo, y aun vindicación. En todo os habéis mostrado limpios en el negocio." (2 Cor. 7: 9-11.)

Tal es el resultado de la acción del Espíritu de Dios. Una reforma en la vida es la única prueba segura de un verdadero arrepentimiento. Si restituye la prenda, si devuelve lo que robó, si confiesa sus pecados y ama a Dios y a sus semejantes, el pecador puede estar seguro de haber encontrado la paz con Dios. Tales eran los resultados que en otros tiempos acompañaban 516 a los reavivamientos religiosos. Cuando se los juzgaba por sus frutos se veía que eran bendecidos de Dios para la salvación de los hombres y el mejoramiento de la humanidad.

10. CC 37; PP 600; 3T 467; TM 225, 456

11. CC 39. Dios no acepta la confesión sin sincero arrepentimiento y reforma. Debe haber un cambio decidido en la vida; toda cosa que sea ofensiva a Dios debe dejarse. Esto será el resultado de una verdadera tristeza por el pecado. Se nos presenta claramente la obra que tenemos que hacer de nuestra parte: "¡Lavaos, limpiaos; apartad la maldad de vuestras obras de delante de mis ojos; cesad de hacer lo malo; aprended a hacer lo bueno; buscad lo justo; socorred al oprimido; mantened el derecho del huérfano defended la causa de la viuda!" (Isaías 1:16,17) "Si el inicuo devolviere la prenda, restituyere lo robado, 39 y anduviere en los estatutos de la vida, sin cometer iniquidad, ciertamente vivirá; no morirá" (Ezequiel 33: 15).

San Pablo dice, hablando de la obra de arrepentimiento: "Pues, he aquí, esto mismo, el que fuisteis entristecidos según Dios, ¡qué solícito cuidado obró en vosotros! y qué defensa de vosotros mismos! y ¡qué indignación! y ¡qué temor! y ¡qué ardiente deseo! y ¡qué celo! y ¡qué justicia vengativa! En todo os habéis mostrado puros en este asunto" (2 Corintios 7:11).

Cuando el pecado ha amortiguado la percepción moral, el injusto no discierne los defectos de su carácter, ni comprende la enormidad del mal que ha cometido y, a menos que ceda al poder convincente del Espíritu Santo, permanecerá parcialmente ciego sin percibir su pecado. Sus confesiones no son sinceras ni de corazón. Cada vez que reconoce su maldad trata de excusar su conducta declarando que si no hubiese sido por ciertas circunstancias, no habría hecho esto o aquello, de lo que se lo reprueba.

HAp 261. LLENO DE GOZO, EL APÓSTOL ENVIÓ OTRA CARTA A LOS CREYENTES CORINTIOS, expresando la alegría de su corazón por la buena obra realizada entre ellos: "Porque aunque os contristé por la carta, no me arrepiento, bien que me arrepentí." Cuando estaba torturado por el temor de que sus palabras fueran despreciadas, había lamentado a veces haber escrito tan decidida y severamente. "Ahora me gozo ­continuó,­ no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte. Porque el dolor que es según Dios, obra arrepentimiento saludable, de que no hay que arrepentirse."

Ese arrepentimiento producido por la influencia de la gracia divina en el corazón, induce a la confesión y al abandono del pecado. Tales fueron los primeros frutos que el apóstol declaró que se habían visto en la vida de los creyentes corintios. "¡Cuánta solicitud ha obrado en vosotros, y aun defensa, y aun enojo, y aun temor, y aun gran deseo, y aun celo!"

POR ALGÚN TIEMPO, Pablo había sentido honda preocupación por las iglesias, ­una preocupación tan pesada que apenas podía soportarla. Algunos falsos maestros habían tratado de destruir su influencia entre los creyentes y de introducir sus propias doctrinas en lugar de la verdad evangélica. Las perplejidades y desalientos con que Pablo estaba rodeado se revelan en las palabras: "Sobremanera fuimos cargados sobre nuestras fuerzas, de tal manera que estuviésemos en duda de la vida."

Ministerio Hno. Pio

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