2 Corintios 7. REGOCIJO DE PABLO POR LA CORDIAL RESPUESTA DE LOS CORINTIOS: Vers. (1) Pablo los exhorta a la pureza de vida (2) y a que lo acepten con el mismo afecto que el siente por ellos. (3-12) Y para que no haya duda en sus palabras, declara cuánto gozo sintió en medio de sus aflicciones por el informe que le dio Tito de la piadosa contrición que les había causado su carta anterior (13-16) y de su cariño y obediencia a Tito, lo cual corresponde con su Anterior confianza en ellos.
1 Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. 2 Admitidnos: a nadie hemos agraviado, a nadie hemos corrompido, a nadie hemos engañado.
3 No lo digo para condenaros;
pues ya he dicho antes que estáis en nuestro corazón, para morir y para vivir
juntamente. 4 Mucha franqueza tengo con vosotros; mucho me glorío con respecto
de vosotros; lleno estoy de consolación; sobreabundó de gozo en todas nuestras
tribulaciones. 5 Porque de cierto, cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo
nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos; de dentro, temores.
6 Pero Dios, que consuela a los
humildes, nos consoló con la venida de Tito; 7 y no sólo con su venida, sino
también con la consolación con que él había sido consolado en cuanto a
vosotros, haciéndonos saber vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra
solicitud por mí, de manera que me regocijé
aun más. 8 Porque aunque os contristé con la carta, no me pesa, aunque
entonces lo lamenté; porque veo que aquella carta, aunque por algún tiempo, os
contristó. 9 Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis contristados para
arrepentimiento; porque habéis sido contristados según Dios, para que
ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte.
10 Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse pero la tristeza del mundo produce muerte. 11 Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué solicitud produjo en vosotros, qué defensa, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado limpios en el asunto. 12 Así que, aunque os escribí, no fue por causa del que cometió el agravio, ni por causa del que lo padeció, sino para que se os hiciese manifiesta nuestra solicitud que tenemos por vosotros delante de Dios.
13 Por esto hemos sido consolados en vuestra consolación; pero mucho más nos gozamos por el gozo de Tito, que haya sido confortado su espíritu por todos vosotros. 14 Pues si de algo me he gloriado con él respecto de vosotros, no he sido avergonzado, sino que así como en todo os hemos hablado con verdad, también nuestro gloriarnos con Tito resultó verdad. 15 Y su cariño para con vosotros es aun más abundante, cuando se acuerda de la obediencia de todos vosotros, de cómo lo recibisteis con temor y temblor. 16 Me gozo de que en todo tengo confianza en vosotros. (2 Corintios 7).
1. Amados. Los seres humanos deben reflejar el amante carácter
de Dios en sus relaciones con los otros miembros de la familia de la fe. La
verdadera religión siempre estimula la ternura de corazón.
Tales promesas. Es decir, las promesas
registradas en el cap. 6:17-18 (cf. 2 Ped. 1:4). En 2 Cor. 7:1 termina la
secuencia de pensamientos comenzada en el cap. 6:14.
Debido a esas grandes promesas, los corintios debían esforzarse por la perfección del carácter. Estos gloriosos privilegios se pierden cuando se permite que la impiedad y la impureza entren en la vida, pues descalifican a los hombres para ser hijos de Dios. Para que los creyentes participen en una relación íntima con Dios, deben experimentar la limpieza continua que efectúa el poder de Dios y también el constante crecimiento del carácter cristiano.
La comunión con el mundo sólo es para los
que están alejados de Dios.
Limpiémonos. No podemos limpiarnos a nosotros mismos pues no hay poder inherente en el hombre para eliminar el pecado (Rom. 7:22-24).
El creyente
puede llegar a la santidad únicamente si permite que Dios obre en él y por
medio de él (Fil. 2:12-13; cf. 1 Ped. 1:22).
El cristiano debe hacer uso del
medio dispuesto por Dios para la limpieza. Dios despierta la voluntad para que
los seres humanos puedan ejercerla. La armadura de Cristo está a disposición de
todos los cristianos, pero es suya la responsabilidad de revestirse de ella
(Efe. 6:10-11). El poder y la gracia de Dios son ineficaces para el que tiene
una mente y una voluntad completamente pasivas. Dios está con el que lucha
"la buena batalla de la fe", y le dará la victoria (1 Tim. 6:12; ver
com. Rom. 8:37).
Contaminación. Cuando esta admonición se aplica a la carne, se
refiere a todas las clases de pecado que se cometen mediante las facultades
corporales. Cuando se aplica al espíritu, se refiere a los pecados de la mente,
como los malos pensamientos, el orgullo y la ambición. Ver com. Mar. 7:15, 23;
2 Cor. 10:4-5.
Perfeccionando. Gr. epiteléÇ, "cumplir",
"realizar", "completar". Pablo aquí habla del crecimiento
presente que Finalmente lleva a alcanzar la meta.
Santidad. Ver com. Mat. 5:48; 2 Ped. 3:18. La santificación
es obra de toda la vida, algo que no se logra por un solo acto o en un momento
determinado en esta vida.
Se Indican Dos Etapas De La Vida Cristiana.
La primera es la justificación, o sea la limpieza espiritual
y el hecho de vestirse con el hombre nuevo "creado... en... santidad"
(Efe. 4:24).
La segunda es la santificación, o sea el desarrollo continuo del nuevo hombre hasta la perfección.
La primera sólo puede ser producida por
Dios con el consentimiento, arrepentimiento y aceptación del hombre; la segunda
sólo es alcanzada por la gracia de Dios, cuando colaboran Dios y el hombre a
través de toda la vida del creyente (Fil. 3:12-14).
La justificación es la entrada a
la santidad. Comprende la remisión de los pecados, la reconciliación y la
regeneración. La persona debe corregir su rumbo antes de que pueda marchar
bien. En la justificación lo primero que se requiere del creyente es la fe
(Rom. 3:20,28). Esta experiencia ocurre exactamente en el umbral o comienzo de
la vida cristiana, y debe repetirse en caso de que haya apostasía.
En el momento en que una persona
se convierte en participante de la naturaleza divina (2 Ped. 1:4) y se implanta
en ella la vida espiritual (Rom. 6:4), trabaja espontáneamente en activa
cooperación con Dios. El cristiano debe colaborar con Dios haciendo suyos los
recursos divinos de gracia y poder: estudio de la Biblia y meditación, oración
personal y pública, culto privado y público y labor espiritual en favor de
otros. El cuerpo está unido con el espíritu en la obra de la santificación
(Cor. 1:8; Col. 1:28; 1 Tes. 5:23). Ver com. Rom. 3:28; 4:3,8.
La cooperación con Dios en la
obra de la santificación exige una aceptación incondicional de la norma de
santidad de Dios. La norma original es la naturaleza y el carácter de Dios (Exo.
15:11; Isa. 6:3; Mat. 5:48; 1 Ped. 1:15; Apoc. 4:8).
Para que el hombre pueda entender algo del santo carácter divino, Dios nos ha dado su santa ley, que es una copia de su carácter (Sal. 19:7-10; Rom. 7:12) y resume la clase de carácter que él quiere que desarrollemos.
A medida que la vida se rige cada día
por la norma divina, la gracia y el poder de Dios transforman el carácter del
hombre a semejanza del perfecto carácter divino (ver com. 2 Cor. 3:18). Así se
restaura la imagen del Creador que el hombre perdió cuando pecó (Gén. 1:26-27;
2 Cor. 3:18).
La adquisición de un carácter
semejante al de Cristo es una obra de toda la vida. Sólo cuando termine el
tiempo de prueba, el cristiano que firme y fielmente haya buscado la santidad
será "santo... todavía" (Apoc. 22:11-12).
Muchos que se llaman cristianos
están muy lejos de la santidad y de la verdadera santificación, porque ignoran
o estiman livianamente la norma de santidad de Dios. Están satisfechos con una
obediencia mediocre y mezquina, y sólo aspiran a la apariencia de la piedad
vacía de su poder (ver com. Mat. 7:21-27; 2 Tim. 3:5).
La santidad de la cual habla
Pablo sólo se adquiere mediante un contacto vital y espiritual con Dios,
contacto que ocurre por medio de la comunión con Dios, de un estudio de su
Palabra (Juan 17:17; 1 Ped. 1:22) y por la mediación del Espíritu Santo (Rom.
8:26; 2 Tes. 2:13).
El temor de Dios. Ver com. Sal. 19:9. La verdadera
santificación tiene lugar en la vida del creyente que siempre está consciente
de que se encuentra en la presencia de Dios. Una santa reverencia ante Dios es
esencial para la perfección de la santidad. El estar consciente de la presencia
divina induce a la verdadera reverencia. Cuando el ojo de la fe contempla a
Dios, se produce en el alma un intenso odio por el pecado y un ferviente deseo
de rectitud. Temer a Jehová significa vivir cada momento bajo el ojo paternal
de un Dios santo. El temor de Jehová es la base del culto, la obediencia y el
servicio santo.
2. Admitidnos. Es decir, haced lugar para nosotros en vuestros
corazones. "Ensanchadnos vuestros corazones" (BJ). "Dadnos
cabida en vuestro corazón" (BC). Después del largo paréntesis (cap. 6:14 a
7:1), Pablo continúa con el pensamiento del cap. 6:11-13. Exhorta a los
corintios a que lo reciban como su dirigente y padre espiritual (ver 1 Cor.
4:15-16). Presenta su profundo afecto suplicándoles fervientemente que le
respondan con bondad. Demuestra amor genuino, y no condenación.
Agraviado. Sin duda Pablo pensaba específicamente en las
críticas levantadas contra él debido a la forma como trató ciertos problemas. Algunos
de los miembros habían desaprobado sus instrucciones acerca del culpable
escandaloso de 1 Cor. 5:1-5, y lo acusaban de haberlo agraviado. Para ellos era
indebidamente severo el proceder que el apóstol había prescrito para ese
miembro de iglesia. Pero aun en eso el apóstol había procedido con amor en su
corazón para la iglesia. Su amor era, en realidad, el que le impedía callar
(cf. Prov. 27:6).
A nadie. En el texto griego se destaca esta frase. Nadie en
la iglesia de Corinto -excepto los falsos líderes-, ni en ninguna otra parte,
había hecho semejantes acusaciones como las que dichos dirigentes habían
lanzado contra el apóstol. Pero él se había comportado de tal manera que su
integridad estaba por sobre toda duda.
Corrompido. Gr. ftheirÇ,
"devastar","arruinar", traducido como "destruir"
en 1 Cor. 3:17; palabra que se usa tanto para referirse a una doctrina corrupta
como para una moral corrupta (2 Cor. 11:3; Jud. 10; Apoc. 19:2).
Engañado. Gr. pleonektéÇ, "sacar ventaja", "defraudar". "Explotado" (BJ, NC); "defraudado" (VM). Los adversarios de Pablo posiblemente lo habían acusado de ser descuidado en cuanto a la gran colecta que había estado solicitando en todas las iglesias para los pobres de Jerusalén (1 Cor. 16:1-3; 2 Cor. 8:1-6, 10-14, 20-24).
El
rechazo de los corintios que no abrieron el corazón a Pablo para aceptarlo,
estaba en agudo contraste con la facilidad con que recibían a los falsos
apóstoles. Sentían afecto por hombres impíos, corruptos y fraudulentos. ¿No
debían acaso dar cabida en su corazón al que no había hecho ninguna de esas
cosas?
3. No lo digo. Parece que Pablo temía haber sido juzgado indebidamente
(ver com. vers. 2). Temía que los corintios entendieran la insinuación de que
no lo habían recibido y la negación del apóstol de los cargos hechos contra él,
como una crítica y una condenación contra ellos. Pablo niega una intención tal.
Lo habían tratado vergonzosamente y con vil ingratitud, malicia y falsas
acusaciones; sin embargo, no los reprende ni condena.
He dicho antes. La declaración del vers. 2 está
completamente en armonía con sus previas afirmaciones de amor por ellos (cap.
1:6; 2:4; 3:2; 6:11-13).
El tiempo del verbo en griego permite que armonice lo que había dicho anteriormente con lo que dice ahora. En cuanto a este asunto, no habían cambiado ni el pensamiento ni los sentimientos del apóstol.
Pablo nunca se había lamentado por los malos tratos que había
recibido. El amor siempre caracterizaba sus reacciones (2 Cor. 4:10-15; Efe.
3:13; Fil. 1:7
Para morir y para vivir. Pablo estaba listo para morir con
ellos y por ellos. Los amaba tan profundamente que no podía vivir sin ellos y
sin su afecto recíproco. Compárese con el proceder de Moisés hacia Israel y su
ruego por él (Exo. 32:30-32).
Lo que sabemos de la iglesia de
Corinto, con sus problemas y males morales, difícilmente demuestra que era una
iglesia digna de ser amada o deseada. Humanamente no eran dignos del amor y la
dedicación que el apóstol les brindaba.
Otras iglesias tenían muchos más
méritos que la de los corintios, pero a pesar de todo él los amaba (cap.
12:15). El orden de los verbos "-morir. . . vivir"- puede ser una
referencia a la muerte por la cual pasan todos los creyentes cuando aceptan a
Cristo y a la nueva vida a la que resucitan para caminar con él (2 Con 4:11; 6:9).
Esa experiencia debiera ser suficiente para unir sus corazones y vidas en una
dedicación mutua y eterna (ver com. Mat. 5:43-44).
4. Franqueza. Gr. parr'sía (ver com. cap. 3:12). "Plena
confianza" (BJ). Este sustantivo se refiere a la confianza interior y
también a la que se expresa con palabras (Efe. 3:12; 1 Tim. 3:13; Heb. 3:6; 10:35;
1 Juan 2:28; 3:21; 4:17; 5:14). El gozo que Pablo sentía por los corintios
refleja esta confianza íntima. En 2 Cor. 7:4-16 Pablo reafirma el gozo que le
proporcionó el buen informe que le trajo Tito (ver com. cap. 2:13).
Los corintios habían demostrado
con anterioridad claramente que rechazaban el consejo y las instrucciones del
apóstol, especialmente en el caso del pecador escandaloso.
La iglesia estaba dividida, y en
muchos corazones había resentimiento contra Pablo. Esta situación ensombrecía
el espíritu del apóstol. La intensidad de su lenguaje refleja la profundidad de
sus sentimientos para con los corintios. Su gozo sobreabundó cuando recibió
noticias de que estaban haciendo lo correcto. Por el contrario, las noticias de
que procedían indebidamente le ocasionaron gran angustia. Pero ahora, con la
llegada de Tito, habían desaparecido su ansiedad y preocupación. Ahora sí podía
hablarles con una franqueza que fluía de un corazón rebosante de felicidad.
Sobreabundo de gozo. Un gozo tal es la antítesis del
sentimiento de estar "abrumados sobremanera" (cap. 1:8). Ahora Pablo
no sólo tenía confianza en los corintios, sino que se jactaba de ellos y era
consolado por ellos, por lo cual estaba lleno de sobreabundante gozo. Fue
grande su alivio ante el evidente cambio de actitud, por lo menos de la mayoría
de los corintios.
La preocupación que sentía Pablo por el bienestar espiritual de la iglesia corintia es un distintivo del verdadero ministro. Nada puede abrumar más la mente o el corazón de un ministro que el cuidado de las almas.
Por el contrario, no hay gozo mayor que el que
proviene de una respuesta positiva y procedente del corazón a las exhortaciones
presentadas para estimular decisiones correctas y una sana conducta (2 Juan 4;
3Juan 3-4). En el desempeño de su ministerio el embajador de Cristo debe
amonestar, reprochar, aconsejar, señalar el pecado y advertir del castigo, así
como consolar e inspirar.
5. A Macedonia. Ver el cap. 2:12-13.
Fuimos atribulados. Pablo vuelve al relato del cual se había apartado (cap. 2:13). Ninguna iglesia fundada por Pablo le había provocado tanta ansiedad y tantos sufrimientos como la de Corinto. Esta situación se debía en gran medida a los falsos apóstoles (ver com. cap. 11:22), los cuales habían seguido a Pablo a Corinto y deliberadamente se propusieron destruir su obra: desacreditaban su apostolado, ridiculizaban su Evangelio y su persona (cap. 10:10-12), censuraban su carácter, lo acusaban de administrar mal el dinero, de ser cobarde, de insinceridad y de usurpación de autoridad.
Probablemente
también habían procurado imponer ciertas obligaciones rituales a los conversos
gentiles, contrarias a las decisiones de la iglesia (cf. Hech. 15:1-5, 19-24;
Gál. 2:1-8).
Además, la feligresía de Corinto
estaba dividida en cuatro bandos (1 Cor. 1:10-12).
Uno de los miembros había caído en una gravísima inmoralidad (1 Cor. 5:1-5), y la iglesia no había tratado correctamente su caso.
Algunos eran culpables de pleitear con sus hermanos ante los tribunales paganos (1Cor. 6:1-8), otros habían envilecido la Cena del Señor y eran culpables de profanar ese rito sagrado (1 Cor. 11:20-30), y aun otros habían manifestado un falso celo por los dones espirituales (1 Cor. 14:1-2, 39-40). A pesar de todo esto, Pablo no quería renunciar a su derecho de ser el padre espiritual de ellos. Había establecido la iglesia de Corinto en su segundo viaje misionero (Hech. 18:1-11), y siempre, a partir de entonces, había trabajado fervientemente a favor de los corintios, o por carta, o mediante enviados personales.
De fuera, conflictos. Pablo se refiere a las luchas
enumeradas con mayores detalles en otros pasajes (cap. 11:23-28; cf. cap. 4:8-10).
De dentro, temores. Es decir, incertidumbre en cuanto
a cómo terminarían las cosas. Esto no significa que Pablo estuviera abatido por
el temor (cf. cap. 4:8-10).
6. Dios, que consuela. Pablo había pasado por un
sinnúmero de peligros materiales y persecuciones (cap. 4:8-12; 6:4-10; 11:24-27),
pero siempre los había considerado como un privilegio y un gozo (Rom. 8:18,
35-39). Esas dificultades no eran las que oprimían el espíritu de Pablo, sino
los sufrimientos que le ocasionaban sus Hijos en la fe. Sufría mucho por los
corintios porque los amaba profundamente.
La venida de Tito. Ver com. cap. 2:13.
7. Con su venida. El regreso de Tito alivió a Pablo
del temor por la seguridad personal de su colaborador. En ese tiempo los viajes
eran muy peligrosos.
El había sido consolado. Es indudable que Tito había
compartido la preocupación de Pablo por la situación que había en Corinto, y
por eso su regocijo significaba más para el apóstol que lo que habría
significado si el caso hubiera sido diferente.
Vuestro gran afecto. Mejor "vuestro ardiente deseo"
(VM). Es decir, deseo de que Pablo los visitara, ocasión cuando podrían
demostrarle personalmente su amor, expresándole con palabras y hechos el afecto
que le tenían. La misma palabra griega expresa un deseo semejante en Rom. 1:11;
Fil. 1:8; 1 Tes. 3:6; 2 Tim. 1:4.
Llanto. Cuando los corintios comprendieron el sufrimiento y
pesar que habían causado a Pablo, se lamentaron y arrepintieron.
Solicitud. Literalmente "celo", esto es, por Pablo. Celo
quizá no tanto por seguir las instrucciones de Pablo, como por ponerse al lado
del apóstol en la controversia.
Me regocijé aun más. Pablo se sintió lleno de gozo al
enterarse de la buena recepción que había tenido su carta entre los corintios,
cuán afectuosamente habían dado la bienvenida a Tito, cuán prestamente habían
cumplido sus instrucciones, cuán preocupados estaban por el apóstol y cuán
afanosamente procuraban arreglar las diferencias con él.
Repetidas veces dice que está confortado
y consolado (cap. 1:4; 7:6-7, 13). Tres frases en particular revelan el efecto
favorable de la carta y de la visita de Tito. En cada una de estas tres frases
el uso del pronombre les da aun más énfasis: "vuestro gran afecto, vuestro
llanto, vuestra solicitud". Así se les hacía saber a los corintios que
habían proporcionado a Pablo el consuelo y el gozo de los cuales habla.
8. Os constriñe. Gr. lupéÇ, "provocar
pena", "ocasionar dolor" (cf. vers. 2). La carta anterior que
Pablo menciona había sido de severo reproche por los males que prevalecían y
eran tolerados en Corinto, y evidentemente había cumplido su propósito (ver
com. vers. 7,11).
La carta. Es decir, 1 Corintios (ver p. 818).
No me pesa. Gr. metamélomai, "lamentar". Después de
haber enviado esa carta previa, Pablo seguramente había dudado en cuanto a si
había hecho bien en escribirla, pues no sabía si eso era lo que convenía, si se
había expresado de la mejor manera posible, si sus palabras reflejaban el
debido espíritu o si podía ser mal comprendido.
Pablo sentía la ansiedad que
cualquiera experimentaría en circunstancias similares. Lo que había hecho no
tenía nada de malo, pero albergaba serias dudas en cuanto a si iba a cumplir el
propósito que él tenía. Parecía casi inevitable que se produjera una ruptura
completa entre Pablo y los corintios.
Había la posibilidad de que
rechazaran completamente su autoridad apostólica y su liderazgo espiritual. Semejante
proceder de parte de una iglesia tan importante como la de Corinto, tendría un
efecto desastroso sobre otras iglesias. Estaba en peligro la causa de Dios
entre los gentiles.
Aquella carta. 1 Corintios (ver p. 818).
9. Ahora me gozo. Afligir a los corintios o
causarles pesar era algo que disgustaba a Pablo, pero se consolaba con el
pensamiento de que ese dolor y pesar eran transitorios. Además, todo eso debía
inducir a la mayoría a un genuino arrepentimiento. Vacilar antes de causar el
menor dolor a otros, a menos que sea absolutamente necesario, es un rasgo distintivo
del verdadero ministro. Los que se ocupan de herir o de lastimar a la grey o a
los pastores de la grey mediante palabras ásperas y actitudes hostiles, revelan
su carácter de lobos.
Arrepentimiento. Gr. metánoia, literalmente "cambio de mente". La flexión del verbo que se traduce "pesa" (del verbo metamélomai) en el vers. 8, significa pena, pesar, nada más. En Mat. 27:3 significa arrepentimiento superficial o falso. Denota reflexionar en nuestro pecado con un agudo sentimiento de pesar, pero sin ningún sentimiento enternecedor o de verdadero cambio de actitud, que caracteriza al verdadero arrepentido.
Pero metánoia, denota específicamente un cambio en la
mente, e indica que se trata de un cambio positivo que producirá buenos
resultados (Mat. 12:41; Mar 1:15; Luc. 11:32; Hech. 3:19; 26:20; Heb. 12:17;
Apoc. 2:5; etc.).
Una reforma de la vida es una
prueba mucho más decisiva del valor del arrepentimiento que la profundidad de
nuestro pesar. Ese arrepentimiento fue la clave de la predicación de Juan el
Bautista, de Jesús y de los apóstoles (Mat. 3:2,8,11; 4:17; Mar 2:17; Hech.
5:31; Rom. 2:4; 2 Tim. 2:25). El verdadero arrepentimiento hace que los ángeles
canten de gozo (Luc. 15:7). Ver com. 2 Cor. 7:10.
Según Dios. Ver com. vers. 10.
Ninguna pérdida padecieseis. Gr. z'mióÇ, "dañar";
"perjudicar"; en voz pasiva, "sufrir daño". La iglesia se
había beneficiado mucho al aceptar y poner en práctica el consejo presentado en
la epístola anterior de Pablo. El rechazo de ese consejo habría significado una
gran pérdida. El dolor "según Dios" significó un beneficio. La
"tristeza del mundo' (vers. 10) habría causado pérdida.
10. Tristeza. . . según Dios. Es decir, en la forma prescrita
por Dios y aceptable para él. Este no es
el dolor por haber sido descubierto o por temor al castigo. Es el genuino pesar
por el pecado, arrepentirse de él, abandonarlo, y la determinación de resistir
desde allí en adelante, por la gracia de Cristo, la tentación que conduce a él
(ver com. Mat. 5:3; 1 Juan 1:9).
La vergüenza por haber sido
descubierto, el temor ante la posibilidad de ser descubierto, el orgullo
herido, o aun un profundo dolor por lo sucedido, nada de esto es
"tristeza... según Dios".
En esta "tristeza" hay
reconocimiento y admisión de que uno ha ofendido a Dios y a sus prójimos, hay
un esfuerzo adecuado para reparar la falta y una reorientación de la vida con
el propósito de evitar la repetición de las mismas faltas. Todo este proceso
sólo es posible en virtud de la gracia de Cristo, que actúa en la mente y en la
vida mediante el Espíritu Santo.
El verdadero dolor por el pecado
es el resultado de que uno reconozca su responsabilidad ante Dios por su
conducta, y esto sólo es posible cuando se reconoce esa relación. La mejor
ilustración de la diferencia entre el verdadero y el falso dolor por el pecado
quizá se encuentra en el contraste entre Pedro y judas durante el juicio de
Jesús. Ambos sintieron profundo remordimiento; en el caso del primero hubo
verdadero dolor por el pecado, que lo indujo a una nueva vida en Cristo;
mientras que en el segundo sólo hubo dolor por las consecuencias, lo que lo
condujo a una profunda desesperación y al suicidio.
Arrepentimiento. . . arrepentirse. Aquí, en
griego, se usa el sustantivo metánoia y el verbo metamélomai (ver com. vers.
9). El uso de estos dos vocablos en una misma sentencia establece una clara
distinción entre ellos. La traducción "arrepentimiento... del cual no hay
que lamentarse" refleja bien el significado.
Tristeza del mundo. La tristeza del mundo consiste en
setitir pesar por las consecuencias del pecado, pero no por el pecado en sí, y
por quedar desacreditado ante el mundo y los amigos mundanos (1 Sam. 15:30).
La tristeza del
mundo sólo llega hasta la superficie del problema; no va más allá de la persona
ni de sus sentimientos; conduce al pesar y a una angustia más profunda; llena la
mente de descontento, el corazón con resentimiento y disgusto, y amarga y
acorta la vida. Pero el que
verdaderamente se arrepiente nunca se lamenta de haberlo hecho.
La "tristeza del mundo"
a menudo hace mayor la desgracia aguijoneando al pecador para que cometa una
nueva locura; conduce a la ruina y a la muerte (Gén. 4:12; 1 Sam. 31:3-6; 2Sam. 17:23; Mat. 27:3-5).
11. Contristados. Los "frutos dignos de
arrepentimiento" (Mat. 3:8) producidos por los corintios eran una prueba
de que se habían arrepentido verdaderamente. Interpretando el dolor de ellos
por el informe de Tito, Pablo los alaba por siete características específicas
de su arrepentimiento. Las siete manifiestan un cambio completo de actitud.
Solicitud. Gr. spoud', "prisa", "fervor", "diligencia". Hasta este momento los corintios habían sido lentos para actuar con decisión, pero ahora se esforzaban con toda diligencia para enfrentar el pecado y enmendar sus errores. Los que verdaderamente se han arrepentido proceden con el debido cuidado, con diligencia y vigilancia.
Se ha
observado que los seis siguientes motivos de alabanza para los corintios están
en pares. El primer par se refiere a la actitud de la iglesia de Corinto para
consigo misma; el segundo, para con Pablo; el tercero, para con el pecador
escandaloso de 1Cor. 5:1-5. Qué. Una
anáfora o repetición de una palabra al comienzo de cada frase para dar énfasis
a cada declaración.
Defensa. Gr. apología, "defensa verbal" (cf. Hech. 25:16; Fil. 1:7, 17; 2 Tim. 4:16).
Los
corintios anhelaban que se supiera que ahora desaprobaban su propia actitud
anterior. Comprendían que su tolerancia
y defensa de ese pecador los había implicado en la culpa de él (1 Cor. 5:1-5).
Indignación. Tal vez consigo mismos por su proceder anterior
para con el pecador escandaloso, y para con los que quizá aún lo apoyaban. Una
característica del verdadero arrepentimiento es la sana indignación contra el
pecado. Un intenso odio por la impiedad siempre acompaña a un gran amor por la
justicia sin embargo, una genuina y justa indignación contra el pecado siempre
está acompañada por un amor igualmente grande por el extraviado.
Temor. Los corintios quizá temían que Pablo no creyera que
su arrepentimiento era genuino, y que continuaría siendo severo con ellos (cf.
1 Con 4:21; 2 Cor. 13:1-10).
Ardiente afecto. O "anhelo", quizá por la restauración de un espíritu de compañerismo y mutua comprensión con Pablo. Celo. En el trato con el pecador inmoral, como Pablo lo había recomendado (1 Cor. 5:1-5). Hasta aquí habían manifestado poca preocupación por el asunto, dando así la impresión de que no lo consideraban muy grave. Vindicación. O "castigo" del pecador escandaloso (cap. 2:6-7; 7:12).
Limpios en el asunto. Pablo aceptaba sin preguntar el
cambio de corazón de los corintios, como se lo había informado Tito, Y aprobaba
el proceder de la iglesia al tratar con ese pecador.
12. Os escribí. Ver com. cap. 2:3.
No fue por causa del que cometió el agravio. Pablo había
demostrado, al escribir su carta anterior, su gran preocupación por el buen
nombre de la iglesia. Temía que los paganos consideraran con desprecio el
cristianismo y que los judaizantes señalaran ese descarado caso de incesto como
el resultado del ministerio de Pablo. Ahora que la iglesia había tratado con
firmeza al pecador, que él se había arrepentido, y que el buen nombre de la
iglesia se había protegido, la preocupación de Pablo se volvió al bienestar
espiritual de los individuos implicados en el caso (cap. 2:68).
Cometió el agravio. El pecador de 1 Cor. 5:1-5.
Del que lo padeció. Quizá el esposo de la mujer
implicada.
Nuestra solicitud. . . por vosotros. Cuando Pablo
escribió su carta anterior, su principal preocupación era por la iglesia en
conjunto, por su bienestar espiritual y por su reputación entre los incrédulos.
La pureza de los
primeros cristianos era una clara señal que los distinguía de los paganos.
La inmoralidad no era objetada
por los paganos, y con frecuencia era parte de su culto religioso. Pablo
esperaba que las iglesias dieran un testimonio positivo del hecho de que habían
superado tales prácticas. El testimonio viviente de la iglesia de hoy día está
estrechamente relacionado con la pureza de sus miembros.
13. Por esto hemos sido consolados. Es decir, como
resultado de la "tristeza que es según Dios", experimentada por los
corintios (vers. 11-12).
En vuestra consolación. Mejor "eso es lo que nos ha
consolado. Y mucho más que por este consuelo, nos hemos alegrado por el gozo de
Tito" (BJ). Así concuerda con el contexto (vers. 11-13). Como lo demuestra
el vers. 11, los corintios ahora sentían "consolación".
Mucho más. El texto griego es muy enfático. Pablo estaba feliz
por el informe objetivo de la nueva condición espiritual que prevalecía en la
iglesia de Corinto, pero se sentía mucho más contento por el entusiasmo de
Tito, quien había estado allí en persona. Pablo había enviado a Tito bajo un
cúmulo de preocupaciones y abrumadora ansiedad.
Las nefastas noticias que había
recibido justificaban su preocupación. Pero los corintios habían recibido a
Tito con un afecto tan manifiesto que el apóstol se convenció de cuán genuino
era el arrepentimiento de ellos y cuán firme su lealtad a él. El exuberante
gozo de Tito inundó el corazón del anciano apóstol. Ver com. vers. 14.
Confortado. En griego, el espíritu de Tito "se
refrescó" o "descansó". Compárese con el uso de la misma palabra
griega en Mat. 11:28; Mar. 6:31; Apoc. 14:13; etc.
Por todos vosotros. Una razón más para sentirse
gozoso quizá sea el número de personas -casi "todos"- que habían
demostrado su arrepentimiento y lealtad. Hubo una pequeña minoría que no
reaccionó favorablemente (cf. cap. 10:2).
14. Si de algo me he gloriado. Todas las buenas cosas que Pablo
había dicho antes a Tito en cuanto a los corintios, ahora resultaban ser
verdaderas, lo que se confirma por el gran entusiasmo de Tito cuando presentó
su informe. Pablo ya no tenía que temer que las esperanzas que acarició antes
hubieran sido prematuras. Los corintios habían reaccionado mejor de lo que
esperaba el apóstol. El les había dicho la verdad cuando los reprochó por
faltas graves, pero también dijo la verdad cuando enumeró sus buenas
cualidades. Se comprobó la veracidad de todo lo que había dicho.
15. Cariño. Literalmente "entrañas", el asiento de
las emociones (ver Fil. 1:8; File. 12; 1Juan 3:17; com. 2 Cor. 6:12). Pablo se
refiere al tierno afecto de Tito por los corintios. Su reciente visita había hecho que los amara
aún más. En ese vínculo de compañerismo Pablo veía el sello de la
reconciliación entre él y los creyentes corintios (cap. 7:16).
Con temor y temblor. Ver com. vers. 11. Otra de las
expresiones favoritas de Pablo (Efe. 6:5; Fil. 2:12; etc.). Tito no había sido
recibido con hostilidad ni amenazado con ser rechazado como podría haberse
esperado, sino que había sido acogido con mucho respeto. Los corintios lo
habían aceptado como a un mensajero enviado por Dios, le habían demostrado su
ferviente anhelo por complacerlo, y sentían el santo temor de que por una u
otra razón no llegaran a la altura que se esperaba de ellos. La "tristeza
que es según Dios" derriba el orgullo humano.
16. Confianza en vosotros. O "ánimo en cuanto a
vosotros". Muchos especialistas en el NT consideran que este versículo es
una transición o enlace entre todo lo que Pablo ha escrito en los capítulos anteriores
y lo que ahora sigue. Estas palabras pusieron adecuadamente a un lado todos los
errores y las incomprensiones del pasado, pues expresaban una verdadera
reconciliación. Eran al mismo tiempo una adecuada introducción al tema de la
gran colecta para los cristianos pobres de Judea, que con tanta diligencia
Pablo fomentaba entre las iglesias de origen gentil. (6CBA).
COMENTARIOS DE EGW
1. CRA 37, 57, 76, 288. Falta De Preparación Para El
Fuerte Clamor. 35*. Me fue mostrado que la reforma pro salud es
una parte del mensaje del tercer ángel, y está tan estrechamente relacionada
con él como el brazo y la mano lo están con el cuerpo humano. Vi que como
pueblo veremos efectuar un movimiento de avance en esta gran obra. Los
ministros y el pueblo deben actuar de concierto. Los hijos de Dios no están
preparados para el fuerte clamor del tercer ángel. 37 Tienen una obra que hacer
en favor de sí mismos que no deben dejar para que Dios la haga por ellos. Él ha
reservado esta obra para que ellos la hicieran. Es una obra individual; uno no
puede hacerla por otro. "Así que, amados, puesto que tenemos tales
promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando
la santidad en el temor de Dios". La glotonería es el pecado prevaleciente
en esta era. El apetito pecaminoso convierte en esclavos a hombres y mujeres,
entenebrece sus intelectos y entorpece sus sensibilidades morales hasta un
grado tal que las sagradas y altas verdades de la Palabra de Dios no son
apreciadas. Las propensiones inferiores han dominado a hombres y mujeres.
A fin de estar listos para la
traslación, los hijos de Dios deben conocerse a sí mismos. Deben tener una comprensión de su propia
estructura física, para que junto con el salmista puedan exclamar.- "Te
alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras" (Sal. 139:14)
Siempre deben tener el apetito en sujeción a los órganos morales e
intelectuales. El cuerpo debe ser siervo de la mente, y no la mente del cuerpo.
Preparación
Para El Refrigerio. 36*. Dios exige que sus hijos se
limpien a sí mismos de toda inmundicia de la carne y del espíritu,
perfeccionando la santidad en el temor del Señor. Todos los que sean
indiferentes y se disculpen por no hacer esta obra, esperando que el Señor haga
por ellos lo que él exige que ellos hagan por sí mismos, serán hallados faltos
cuando los mansos de la tierra, que han puesto por obra sus juicios, sean
escondidos en el día de la ira del Señor.
Se me mostró que si el pueblo de
Dios no hace esfuerzos de su parte, sino que espera que venga el refrigerio y
quite sus errores y corrija sus equivocaciones; si depende de ello para
limpiarse de la inmundicia de la carne y del espíritu, 38 a fin de estar
preparado para empeñarse en el fuerte clamor del tercer ángel, será hallado
falto. El refrigerio, o sea el poder de Dios, viene solamente sobre los que se
hallan preparados para él haciendo la tarea que Dios les pide, es a saber,
limpiarse a sí mismos de toda inmundicia de la carne y del espíritu,
perfeccionando la santidad en el temor de Dios.
* Efectos Sobre El Discernimiento Y La Decisión. 62*. Cualquier
cosa que disminuya la fuerza física, debilita la mente y la vuelve menos capaz
de discernir entre lo bueno y lo malo. Nos volvemos menos capaces de escoger lo
bueno, y tenemos menos fuerza de voluntad para hacer lo que sabemos que es
recto.
El uso indebido de nuestras
facultades físicas acorta el período de tiempo en el cual nuestras vidas pueden
ser usadas para la gloria de Dios. Y
ello nos incapacita para realizar la obra que Dios nos ha dado para hacer. 57
63*. Aquellos que, después de
haber recibido 1a luz sobre el tema del comer y beber con sencillez, en
obediencia a las leyes morales y físicas, todavía se apartan de la luz que les
señala su deber, rehuirán cumplir con su deber en otras cosas. Evitando la cruz
que tendrían que tomar a fin de estar en armonía con la ley natural, embotan la
conciencia; y para esquivar el reproche, violarán los Diez Mandamientos.
Algunos tienen una falta de voluntad decidida para llevar la cruz y
menospreciar la vergüenza.
64*. Los que se acarrean
enfermedad a sí mismos, por la propia complacencia, no tienen cuerpos y mentes
sanos. No pueden pesar las evidencias de la verdad, y comprender los
requerimientos de Dios. Nuestro Salvador no extenderá su brazo hasta una
profundidad suficiente como para elevar a los tales de su estado degradado,
mientras persistan en observar una conducta que los hunde aún más profundamente.
Se exige que todos hagan lo que
puedan para preservar cuerpos sanos y mentes sanas. Si ellos complacen un apetito grosero, y al
hacerlo entorpecen sus sensibilidades, y entenebrecen sus facultades de
percepción de manera que no puedan apreciar el carácter exaltado de Dios, o
deleitarse en el estudio de su Palabra, pueden estar seguros de que Dios no
aceptará su ofrenda indigna más rápidamente de lo que aceptó la de Caín. Dios
exige que se limpien a sí mismos de toda inmundicia de la carne y del espíritu,
perfeccionando la santidad en el temor de Dios. Después que el hombre ha hecho
todo lo que está de su parte para propiciar la salud, negándose a complacer el
apetito y las pasiones groseras, a fin de poder poseer una mente sana y una
imaginación santificada, con el propósito de poder rendir a Dios una ofrenda en
justicia, es salvado sólo por un milagro de 58 la misericordia de Dios, como lo
fue el arca sobre las olas tormentosas.
Noé había hecho todo lo que Dios pidió de él al confeccionar un arca
segura; luego Dios realizó lo que el hombre no podía hacer, y preservó el arca
por su poder milagroso.
* La temperancia es una ayuda para el
dominio moral. 95*. El alimento que consumís no es de la clase sencilla y
saludable que produce la mejor clase de sangre. La sangre impura oscurecerá
seguramente las facultades morales e intelectuales. y despertará y fortalecerá
las pasiones más bajas de vuestra naturaleza.
Ninguno de vosotros puede permitirse seguir un régimen afiebrante;
porque esto se hace a expensas de la salud del cuerpo, y de la prosperidad de
vuestras propias almas y las almas de vuestros hijos.
Colocáis sobre vuestras mesas
alimentos que sobrecargan los órganos digestivos, excitan las pasiones animales
y debilitan las facultades morales e intelectuales. Los alimentos muy
condimentados y la carne no son de beneficio para vosotros...
Os ruego, por causa de Cristo,
que pongáis vuestra casa y vuestros corazones en orden. Que la verdad de origen celestial os eleve y
os santifique, en alma, cuerpo y espíritu.
"Os ruego. que os abstengáis de los deseos carnales que batallan
contra el alma" (1 Ped. 2:11). Hermano G, su forma de comer tiene la
tendencia a fortalecer las pasiones bajas.
Ud. no controla su cuerpo como es su deber hacerlo para perfeccionar la
santidad en el temor de Dios. La temperancia en el comer debe practicarse antes
que Ud. sea un hombre paciente.
96*. El mundo no debe ser un
criterio para nosotros. Está de moda complacer el apetito con alimentos lujosos
o concentrados y estímulos antinaturales, fortaleciendo de esta manera las
propensiones animales, y perjudicando el crecimiento y el desarrollo de las
facultades morales. No hay estímulo para ninguno de los hijos o hijas de Adán a
fin de que lleguen a ser victoriosos en la guerra cristiana, a menos 77 que
decidan practicar la temperancia en todas las cosas. Si lo hacen, no pelearán
como quien hiere el aire.
Si los cristianos mantienen el
cuerpo en sujeción, y ponen todos sus apetitos y pasiones bajo el dominio de
una conciencia iluminada, sintiendo que es un deber que tienen para con Dios y
para con sus vecinos el obedecer las leyes que gobiernan la salud y la vida,
tendrán la bendición del vigor físico y mental. Tendrán poder moral para
empeñarse en la guerra contra Satanás; y en el nombre de Aquel que venció el
apetito en favor de ellos, pueden ser más que vencedores para su propio bien.
Esta guerra está abierta para todos los que deseen empeñarse en ella.
[Efecto del régimen a base de
carne sobre el poder moral - 658, 683, 684, 685, 686, 687]
[La casa de campo; su relación
con el régimen y la moral - 711]
[Falta de poder moral debido a la
complacencia de los niños en el comer y beber - 347]
[Alimentos que causan
irritabilidad y nerviosidad - 556, 5589, 5629, 5741]
[El apetito complacido debilita
las facultades morales - 231]
* La Corrupción Entre Los Niños. 364*-
Vivimos en una era corrupta. Es un tiempo en que Satanás parece tener el
control absoluto sobre las mentes que no están completamente consagradas a
Dios. Por lo tanto hay una gran responsabilidad que descansa sobre los padres y
guardianes que tienen niños que criar. Los padres han tomado sobre sí la
responsabilidad de traer al mundo estos hijos; y ahora ¿en qué consiste su
deber? ¿Consiste en dejarlos que se críen como quieren y a su voluntad?
Permitidme deciros, una responsabilidad grande descansa sobre estos padres...
288
He dicho que algunos de Uds. son
egoístas. No habéis comprendido lo que yo quería decir. Os habéis preocupado
por los manjares de mejor sabor. El gusto y el placer han tenido la
preferencia, en vez de la gloria de Dios y el deseo de progresar en la vida
divina, y alcanzar la santidad en el temor de Dios. Habéis consultado vuestros
propios placeres, vuestro propio apetito; y mientras lo hacíais, Satanás ha
ganado terreno con respecto a Vosotros, y como sucede generalmente, ha
frustrado vuestros esfuerzos cada vez.
Algunos de vosotros habéis
llevado a vuestros hijos al médico para saber qué les pasaba. Os podría haber dicho en dos minutos cuál era
la dificultad. Vuestros hijos están corrompidos. Satanás ha obtenido el control
de ellos. Él se os ha adelantado, mientras que vosotros que sois como Dios para
ellos, para cuidarlos, estabais descuidados, estupefactos y durmiendo. Dios os
ha ordenado que los criéis y los enseñéis en el temor del Señor. Pero Satanás
ha ganado la delantera y los ha rodeado de ligaduras. Y sin embargo seguís
durmiendo. Que el Señor se compadezca de
vosotros y vuestros hijos, porque cada uno de vosotros necesita la compasión de
él.
CS 527. EL
DESEO de llevar una religión fácil, que no exija luchas, ni desprendimiento, ni
ruptura con las locuras del mundo, ha hecho popular la doctrina de la fe, y de
la fe sola; ¿Pero Qué Dice La Palabra De Dios?
El apóstol Santiago dice: "Hermanos
míos, ¿Qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la
fe salvarle? . . . ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es
muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció
a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe obró con sus obras, y que la
fe fue perfecta por las obras? . . . Veis, pues, que el hombre es justificado
por las obras, y no solamente por la fe." (Santiago 2: 14-24.) 526
El testimonio de la Palabra de
Dios se opone a esta doctrina seductora de la fe sin obras. No es fe pretender
el favor del Cielo sin cumplir las condiciones necesarias para que la gracia
sea concedida. Es presunción, pues la fe verdadera se funda en las promesas y
disposiciones de las Sagradas Escrituras.
NADIE SE ENGAÑE A SÍ MISMO CREYENDO QUE PUEDA VOLVERSE SANTO mientras viole
premeditadamente uno de los preceptos divinos. Un pecado cometido
deliberadamente acalla la voz atestiguadora del Espíritu y separa al alma de
Dios. "El pecado es transgresión de la ley." Y "todo aquel que
peca [transgrede la ley], no le ha visto, ni le ha conocido." (1 Juan 3:
6.) Aunque San Juan habla mucho del amor en sus epístolas, no vacila en poner
de manifiesto el verdadero carácter de esa clase de personas que pretenden ser
santificadas y seguir transgrediendo la ley de Dios. "El que dice: Yo le
conozco, y no guarda sus mandamientos, es mentiroso, y no hay verdad en él; mas
el que guarda su palabra, verdaderamente en éste se ha perfeccionado el amor de
Dios." (1 Juan 2: 4, 5, V.M.)
ESTA ES LA PIEDRA
DE TOQUE DE TODA PROFESIÓN DE FE. No podemos reconocer como santo a ningún
hombre sin haberle comparado primero con la sola regla de santidad que Dios
haya dado en el cielo y en la tierra.
Si los hombres no sienten el peso
de la ley moral, si empequeñecen y tienen en poco los preceptos de Dios, si
violan el menor de estos mandamientos, y así enseñan a los hombres, no serán
estimados ante el cielo, y podemos estar seguros de que sus pretensiones no
tienen fundamento alguno.
Y LA ASERCIÓN de estar sin
pecado constituye de por sí una prueba de que el que tal asevera dista mucho de
ser santo. Es porque no tiene un verdadero concepto de lo que es la pureza y
santidad infinita de Dios, ni de lo que deben ser los que han de armonizar con
su carácter; es porque no tiene verdadero concepto de la pureza y perfección
supremas de Jesús ni de la maldad y horror del pecado, por lo que el hombre
puede creerse santo. Cuanto más lejos esté de Cristo y más yerre acerca del
carácter y los pedidos de Dios, más justo se cree. 527
La Santificación
Expuesta En Las Santas Escrituras Abarca Todo El Ser: Espíritu, Cuerpo Y Alma.
SAN PABLO rogaba por los
tesalonicenses, que su "ser entero, espíritu y alma y
cuerpo" fuese "guardado y presentado irreprensible en el advenimiento
de nuestro Señor Jesucristo." (1Tesalonicenses 5: 23, V.M.) Y vuelve a
escribir a los creyentes: "Os ruego pues, hermanos, por las compasiones de
Dios, que le presentéis vuestros cuerpos, como sacrificio vivo, santo, acepto a
Dios." (Romanos 12: 1, V.M.)
EN TIEMPOS DEL ANTIGUO ISRAEL, toda ofrenda
que se traía a Dios era cuidadosamente examinada. Si se descubría un defecto
cualquiera en el animal presentado, se lo rechazaba, pues Dios había mandado
que las ofrendas fuesen "sin mancha."
ASÍ TAMBIÉN SE PIDE A LOS
CRISTIANOS que presenten sus cuerpos en "sacrificio vivo, santo, acepto a
Dios." Para ello, todas sus facultades deben conservarse en la mejor
condición posible. Toda costumbre que tienda a debilitar la fuerza física o
mental incapacita al hombre para el servicio de su Creador. ¿Y se complacerá
Dios con menos de lo mejor que podamos ofrecerle?
CRISTO DIJO: "Amarás
al Señor tu Dios de todo tu corazón."
Los Que Aman A Dios De Todo
Corazón desearán darle el mejor servicio de su vida y tratarán siempre de poner
todas las facultades de su ser en armonía con las leyes que aumentarán su
aptitud para hacer su voluntad. No debilitarán ni mancharán la ofrenda que
presentan a su Padre celestial abandonándose a sus apetitos o pasiones.
SAN PEDRO DICE: "Os ruego
. . . que os abstengáis de las concupiscencias carnales, las cuales guerrean
contra el alma." (1 Pedro 2:11, V.M.) Toda concesión hecha al pecado
tiende a entorpecer las facultades y a destruir el poder de percepción mental y
espiritual, de modo que la Palabra o el Espíritu de Dios ya no puedan
impresionar sino débilmente el corazón.
SAN PABLO ESCRIBE A LOS
CORINTIOS: "Limpiémonos de toda inmundicia de carne y de espíritu,
perfeccionando la santificación en temor de Dios." (2 Corintios 7:1.) Y
entre los frutos del Espíritu- "amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad,
528 bondad, fidelidad, mansedumbre," -clasifica la "templanza."
(Gálatas 5: 22, 23, V.M.)
HAp 164. DESPUÉS DE TRABAJAR
ALGÚN TIEMPO EN ANTIOQUÍA, Pablo propuso a su colaborador que emprendieran
otro viaje misionero. "Volvamos a visitar le dijo a Bernabé a
los hermanos de todas las ciudades en las cuales hemos anunciado la palabra del
Señor, cómo están."
PABLO Y BERNABÉ recordaban
con ternura a aquellos que recientemente habían aceptado el mensaje evangélico
bajo su ministerio, y anhelaban verlos una vez más. Pablo nunca perdió esta
solicitud. Aun cuando se hallaba en distantes campos misioneros, lejos del
escenario de sus labores anteriores, conservaba en el corazón la preocupación
de instar a esos conversos a permanecer fieles, "perfeccionando la
santificación en temor de Dios." (2 Cor. 7:1).
CONSTANTEMENTE trataba de
ayudarles a ser cristianos que tuvieran confianza propia y creciesen, a ser
fuertes en la fe, ardientes en celo, y cabales en su consagración a Dios y a la
tarea de hacer progresar su reino.
4. OE 281. Algunos miran
siempre los rasgos objetables y desanimadores, y por lo tanto, los sobrecoge el
desaliento. Se olvidan de que el universo celestial aguarda para hacerlos
agentes de bendición para el mundo; y que el Señor Jesús es una reserva
inagotable de la cual los seres humanos pueden sacar fuerza y valor. No hay necesidad
de sentir abatimiento ni aprensión. Nunca llegará el tiempo en que la sombra de
Satanás no atraviese nuestra senda. 281Porque con ello el enemigo trata de
ocultar la luz del Sol de justicia. Pero nuestra fe debe atravesar esta sombra.
Dios pide colaboradores alegres,
que se nieguen a quedar desanimados y descorazonados por los agentes
opositores. El Señor nos guía, y podemos ir animosamente adelante, seguros de
que estará con nosotros, como estuvo en lo pasado, cuando trabajábamos en
debilidad, pero bajo el poder del Espíritu Santo.
Los ángeles servían a Cristo,
pero su presencia no hizo de su vida una vida cómoda y exenta de tentación. Fue
"tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado."*Heb. 4:15. ¿Deben desanimarse los
predicadores, porque mientras están empeñados en la obra que el Maestro les
señaló, tienen pruebas, perplejidades y tentaciones? ¿Deben perder la confianza
porque sus labores no reportan siempre los resultados que desean tan
ardientemente? Los verdaderos obreros no se abaten al ver el trabajo que tienen
por delante, por arduo que sea. El rehuir las dificultades, el quejarse en la
tribulación, hace débiles e ineficientes a los siervos de Dios.
Al ver aquellos que están en el
frente de batalla que los ataques de Satanás se dirigen especialmente contra
ellos, sentirán su necesidad de fuerza divina, y trabajarán en su fortaleza.
Las victorias que obtengan no los harán engreídos, sino que los harán apoyarse
más plenamente en el Poderoso. Nacerá en sus corazones una profunda y ferviente
gratitud hacia Dios, y se sentirán gozosos en la tribulación que les sobrevenga
cuando estén acosados por el enemigo. 282
5-10. HAp 260. DESDE
ÉFESO, Pablo Emprendió Otra Gira Misionera, durante
la cual esperaba visitar una vez más los escenarios de sus anteriores labores
en Europa. Deteniéndose por un tiempo en Troas, para predicar "el
evangelio de Cristo," encontró algunos que estaban dispuestos a escuchar
su mensaje.
"Me
fue abierta puerta en el Señor," declaró más tarde respecto a sus
labores en ese lugar. Pero a pesar del éxito de sus esfuerzos en Troas, no
podía permanecer mucho tiempo allí. "La solicitud de todas las
iglesias," y particularmente de la iglesia de Corinto, pesaba
sobre su corazón.
HABÍA
ESPERADO ENCONTRARSE CON TITO EN TROAS, y
enterarse por él de cómo habían sido recibidas las palabras de consejo y
reprensión enviadas a los hermanos corintios; pero se chasqueó. "No
tuve reposo en mi espíritu -escribió concerniente a este incidente, por no
haber hallado a Tito, mi hermano." Partió de Troas, y cruzó a Macedonia,
donde, en la ciudad de Filipos, encontró a Timoteo.
DURANTE
ESTE TIEMPO DE ANSIEDAD concerniente
a la iglesia de Corinto, Pablo esperaba lo mejor; sin embargo, a veces se le
llenaba el alma de sentimientos de profunda tristeza, por temor a que sus
consejos y amonestaciones fuesen mal comprendidos.
"NINGÚN
REPOSO tuvo nuestra carne escribió más tarde; antes, en todo fuimos
atribulados: de fuera, cuestiones; de dentro, temores. Mas Dios, que
consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito." Este
fiel mensajero le trajo las alegres nuevas de que se había realizado un
maravilloso cambio entre los creyentes corintios. Muchos habían aceptado
la instrucción de la carta de 261 Pablo, y se habían
arrepentido de sus pecados. La vida que ahora llevaban no era ya un
oprobio para el cristianismo, sino que ejercía una poderosa influencia en favor
de la piedad práctica.
8-13. MC 124. Es Siempre Humillante que se nos señalen nuestros
errores. Nadie debe amargar tan triste experiencia con censuras innecesarias.
Nadie fue jamás regenerado con oprobios, pero éstos han repelido a muchos y los
indujeron a endurecer sus corazones contra todo convencimiento. La ternura, la
mansedumbre y la persuasión pueden salvar al extraviado y cubrir multitud de
pecados.
El apóstol Pablo veía la
necesidad de reprobar el mal, pero ¡con cuánto cuidado procuraba manifestar que
era amigo de los extraviados! ¡Con cuánta ansiedad les explicaba el motivo de
su proceder! Les daba a entender que sentía mucho afligirlos. Demostraba su
confianza y simpatía para con los que luchaban por vencer. 124
"Porque por la mucha
tribulación y angustia del corazón -decía- os escribí con muchas lágrimas; no
para que fueseis contristados, más para que supieseis cuánto más amor tengo
para con vosotros." (2 Corintios 2:4.)
"Porque aunque os contristé por la carta, no me arrepiento, bien
que me arrepentí; ... ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino
porque fuisteis contristados para arrepentimiento.... Porque he aquí, esto
mismo que según Dios fuisteis contristados, cuánta solicitud ha obrado en
vosotros, y aun defensa, y aun enojo, y aun temor, y aun gran deseo, y aun
celo, y aun vindicación. En todo os habéis mostrado limpios en el negocio....
Por tanto, tomamos consolación de vuestra consolación." (2 Corintios
7:8-13) "Me gozo de que en todo estoy confiado de vosotros." (Vers.
16.) "Doy gracias a mi Dios en toda
memoria de vosotros, siempre en todas mis oraciones haciendo oración por todos
vosotros con gozo, por vuestra comunión en el evangelio, desde el primer día
hasta ahora: estando confiado de esto, que el que comenzó en vosotros la buena
obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo; como me es justo sentir esto
de todos vosotros, por cuanto os tengo en el corazón." "Así que,
hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el
Señor, amados." "Ahora vivimos, si vosotros estáis firmes en el
Señor." (Filipenses 1: 3-7; 4:1; 1 Tes. 3:8.)
Pablo escribía a estos hermanos como "a santos en Cristo Jesús," pero no escribía a personas de carácter perfecto. Les escribía como a hombres y mujeres que luchaban con la tentación, y que corrían peligro de caer.
Dirigía las miradas de ellos al "Dios de paz que sacó de los
muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran Pastor de las ovejas." Les
aseguraba que "por la sangre del testamento eterno" Dios los haría
"aptos en toda obra buena para" cumplir "su voluntad," pues
haría él mismo en ellos lo que fuese "agradable delante de él por
Jesucristo." (Hebreos 13:20, 21.) 125
9-11. CS 515. DONDEQUIERA que
la Palabra de Dios se predicara con fidelidad, los resultados atestiguaban su
divino origen. El Espíritu de Dios acompañaba el mensaje de sus siervos, y su
Palabra tenía poder. Los pecadores sentían despertarse sus conciencias. La luz "que
alumbra a todo hombre que viene a este mundo," iluminaba los lugares más
recónditos de sus almas, y las ocultas obras de las tinieblas eran puestas de
manifiesto. Una profunda convicción se apoderaba de sus espíritus y corazones.
Eran redargüídos de pecado, de justicia y del juicio por venir. Tenían
conciencia de la justicia de Dios, y temían tener que comparecer con sus culpas
e impurezas ante Aquel que escudriña los corazones. En su angustia clamaban:
"¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte? " Al serles revelada
la cruz del Calvario, indicio del sacrificio infinito exigido por los pecados
de los hombres, veían que sólo los méritos de Cristo bastaban para expiar sus
transgresiones; eran lo único que podía reconciliar al hombre con Dios. Con fe
y humildad aceptaban al Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo. Por
la sangre de Jesús alcanzaban "la remisión de los pecados cometidos
anteriormente."
Estos creyentes hacían frutos
dignos de su arrepentimiento. Creían y eran bautizados y se levantaban para
andar en novedad de vida, como nuevas criaturas en Cristo Jesús; no para vivir
conforme a sus antiguas concupiscencias, sino por la fe en el Hijo de Dios,
para seguir sus pisadas, para reflejar su carácter y para purificarse a sí
mismos, así como él es puro. Amaban lo que antes aborrecieran, y aborrecían lo
que antes amaran. Los orgullosos y tercos se volvían mansos y humildes de
corazón. Los vanidosos y arrogantes se volvían serios y 515 discretos. Los
profanos se volvían piadosos; los borrachos, sobrios; y los corrompidos, puros.
Las vanas costumbres del mundo eran puestas a un lado. Los cristianos no
buscaban el adorno "exterior del rizado de los cabellos, del ataviarse con
joyas de oro o el de la compostura de los vestidos, sino el oculto del corazón,
que consiste en la incorrupción de un espíritu manso y tranquilo; esa es la
hermosura en la presencia de Dios." (1 Pedro 3: 3, 4, V. Nácar-Colunga.)
Los reavivamientos producían en
muchos profundo recogimiento y humildad. Eran caracterizados por llamamientos
solemnes y fervientes hechos a los pecadores, por una ferviente compasión hacia
aquellos a quienes Jesús compró por su sangre. Hombres y mujeres oraban y
luchaban con Dios para conseguir la salvación de las almas. Los frutos de
semejantes reavivamientos se echaban de ver en las almas que no vacilaban ante
el desprendimiento y los sacrificios, sino que se regocijaban de ser tenidas
por dignas de sufrir oprobios y pruebas por causa de Cristo. Se notaba una
transformación en la vida de los que habían hecho profesión de seguir a Jesús;
y la influencia de ellos beneficiaba a la sociedad. Recogían con Cristo y
sembraban para el Espíritu, a fin de cosechar la vida eterna.
Se podía decir de ellos que
fueron "contristados para arrepentimiento." "Porque el dolor que
es según Dios, obra arrepentimiento saludable, de que no hay que arrepentirse;
mas el dolor del siglo obra muerte. Porque he aquí, esto mismo que según Dios
fuisteis contristados, cuánta solicitud ha obrado en vosotros, y aun defensa, y
aun enojo, y aun temor, y aun gran deseo, y aun celo, y aun vindicación. En
todo os habéis mostrado limpios en el negocio." (2 Cor. 7: 9-11.)
Tal es el resultado de la acción
del Espíritu de Dios. Una reforma en la vida es la única prueba segura de un
verdadero arrepentimiento. Si restituye la prenda, si devuelve lo que robó, si
confiesa sus pecados y ama a Dios y a sus semejantes, el pecador puede estar
seguro de haber encontrado la paz con Dios. Tales eran los resultados que en
otros tiempos acompañaban 516 a los reavivamientos religiosos. Cuando se los
juzgaba por sus frutos se veía que eran bendecidos de Dios para la salvación de
los hombres y el mejoramiento de la humanidad.
10. CC 37; PP 600; 3T 467; TM
225, 456
11. CC 39.
Dios no acepta la confesión sin sincero arrepentimiento y reforma. Debe
haber un cambio decidido en la vida; toda cosa que sea ofensiva a Dios debe
dejarse. Esto será el resultado de una verdadera tristeza por el pecado. Se nos
presenta claramente la obra que tenemos que hacer de nuestra parte:
"¡Lavaos, limpiaos; apartad la maldad de vuestras obras de delante de mis
ojos; cesad de hacer lo malo; aprended a hacer lo bueno; buscad lo justo;
socorred al oprimido; mantened el derecho del huérfano defended la causa de la
viuda!" (Isaías 1:16,17) "Si el inicuo devolviere la prenda,
restituyere lo robado, 39 y anduviere
en los estatutos de la vida, sin cometer iniquidad, ciertamente vivirá; no
morirá" (Ezequiel 33: 15).
San Pablo dice,
hablando de la obra de arrepentimiento: "Pues, he aquí, esto mismo, el que
fuisteis entristecidos según Dios, ¡qué solícito cuidado obró en vosotros! y
qué defensa de vosotros mismos! y ¡qué indignación! y ¡qué temor! y ¡qué
ardiente deseo! y ¡qué celo! y ¡qué justicia vengativa! En todo os habéis
mostrado puros en este asunto" (2 Corintios 7:11).
Cuando el pecado ha
amortiguado la percepción moral, el injusto no discierne los defectos de su
carácter, ni comprende la enormidad del mal que ha cometido y, a menos que ceda
al poder convincente del Espíritu Santo, permanecerá parcialmente ciego sin
percibir su pecado. Sus confesiones no son sinceras ni de corazón. Cada vez que
reconoce su maldad trata de excusar su conducta declarando que si no hubiese
sido por ciertas circunstancias, no habría hecho esto o aquello, de lo que se
lo reprueba.
HAp 261. LLENO
DE GOZO, EL APÓSTOL ENVIÓ OTRA CARTA A LOS CREYENTES CORINTIOS, expresando
la alegría de su corazón por la buena obra realizada entre ellos: "Porque
aunque os contristé por la carta, no me arrepiento, bien que me
arrepentí." Cuando estaba torturado por el temor de que sus
palabras fueran despreciadas, había lamentado a veces haber escrito tan
decidida y severamente. "Ahora me gozo continuó, no porque hayáis sido
contristados, sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento; porque
habéis sido contristados según Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por
nuestra parte. Porque el dolor que es según Dios, obra arrepentimiento
saludable, de que no hay que arrepentirse."
Ese
arrepentimiento producido por la influencia de la gracia divina en el corazón,
induce a la confesión y al abandono del pecado. Tales fueron los primeros
frutos que el apóstol declaró que se habían visto en la vida de los creyentes
corintios. "¡Cuánta solicitud ha obrado en vosotros, y aun defensa, y aun
enojo, y aun temor, y aun gran deseo, y aun celo!"
POR
ALGÚN TIEMPO, Pablo había sentido honda preocupación por
las iglesias, una preocupación tan pesada que apenas podía soportarla. Algunos
falsos maestros habían tratado de destruir su influencia entre los creyentes y
de introducir sus propias doctrinas en lugar de la verdad evangélica. Las
perplejidades y desalientos con que Pablo estaba rodeado se revelan en las
palabras: "Sobremanera fuimos cargados sobre nuestras fuerzas, de tal
manera que estuviésemos en duda de la vida."
Ministerio Hno. Pio
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