1 Tesalonicenses 1.
SALUDOS, RESEÑA DEL MINISTERIO A LOS TESALONICENSES: Vers. (1-4) Pablo hace saber a los tesalonicenses cuánto los recuerda en sus oraciones y da gracias a Dios por ellos, (5-10) y también cuán convencido estaba él de la sinceridad de su fe y conversión a Dios.
1 PABLO, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. 2 Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones, 3 acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo. 4 Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección;
5 pues nuestro evangelio no llegó
a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y
en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de
vosotros. 6 Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor,
recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu
Santo, 7 de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de
Acaya que han creído.
8 Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada; 9 porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, 10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera. (1Tesalonicenses 1)
1. Pablo. La epístola comienza con los saludos acostumbrados (ver com. Rom. 1:1).
El apóstol no tenía necesidad de presentar una extensa
introducción pues era bien conocido para sus lectores, y quizá sólo había
transcurrido poco tiempo desde que había estado con ellos (ver p. 232).
Aunque Pablo asocia a Silas y a
Timoteo con él, es evidente que el apóstol es el único autor de la epístola
(cap. 2:18; 3:5; 4:13; 5:1,23,27). Pero al escribir continúa teniendo en cuenta
a Silas y a Timoteo, y con frecuencia usa verbos en plural en los cinco capítulos
de la epístola (cap. 1:2; 2:2; 3:1; 4:1; 5:12). Sus dos compañeros sin duda
apoyaban todas las admoniciones que el apóstol escribió en nombre de ellos.
Silvano. Conocido con el nombre abreviado de Silas (ver com.
Hech. 15:22,34,40). Había estado con Pablo en Filipos (Hech. 15:40-41; 16:12,19),
lo había acompañado a Tesalónica (Hech. 17:1,4), había sido enviado con él a
Berea (Hech. 17:10) y había permanecido en esa ciudad después de que Pablo tuvo
que salir para Atenas (Hech. 17:14). Posteriormente volvió a reunirse con el
apóstol en Corinto (ver com. Hech. 18:5; cf. 2 Cor. 1:19). Se lo menciona antes
que a Timoteo quizá por ser mayor y por haber estado asociado con Pablo durante
más tiempo.
Timoteo. Transliteración del Gr. Timótheos. Ver com. Hech. 16:1.
Era del distrito de Derbe y Listra, había acompañado a Pablo en el segundo
viaje misionero (Hech. 16:1-3) y había participado del ministerio de Pablo en
Filipos, Tesalónica y Berea (ver com. Hech. 17:14). El joven evangelista había
sido enviado a la congregación de Tesalónica, y su informe de la condición de
la iglesia fue el motivo inmediato que influyó en Pablo para escribir la
epístola (1 Tes. 3:1,6).
Iglesia. Gr. ekkl'sía (ver com. Mat. 18:17). Pablo dirige su
carta al conjunto de creyentes de Tesalónica, similares a los que en otros pasajes
llama "santos" (Rom. 1:7; etc.). No menciona a los principales
dirigentes de la iglesia como lo hace en su Epístola a los Filipenses (cap. 1:1).
Tesalonicenses. La costumbre de Pablo (Rom. 1:7;
1 Cor. 1:2; 2 Cor. 1:1; Efe. 1:1; Fil. 1:1; Col. 1:2) era nombrar la ciudad en
la cual se reunía una determinada iglesia, pero aquí y en 2 Tes. 1:1 se dirige
a "los tesalonicenses". Es difícil apreciar una diferencia
significativa en este trato diferente; sin embargo, algunos han sugerido que,
de esta manera, Pablo tenía el propósito de incluir no sólo a los que residían
en la ciudad sino también a los que estaban comprendidos en una zona más
amplia. No se sabe cuán numerosa era la iglesia de Tesalónica; según Hech. 17:4
se deduce que su feligresía inicial era grande.
En Dios. La iglesia puede existir únicamente si está fundada
"en Dios" y si sus miembros están unidos con él (cf. com. Rom 1:7;
Efe. 1:1; Fil. 1:1).
Padre. Cf. com. Rom. 1:7. En cuanto al significado de la
paternidad de Dios en este pasaje, compárese con los saludos de Pablo en otras
epístolas.
En el Señor Jesucristo. Así se indica que la iglesia
existe no sólo en virtud de su unión con Dios sino también debido a su unión
con el Hijo (ver com. Rom. 8:1; 1 Cor 1:2). El doble título "Señor
Jesucristo" refleja la cristología de Pablo, y su comprensión de la
naturaleza de Cristo. Sabía que su Maestro era el Señor y que el Salvador era divino-humano
(ver com. Fil. 2:5).
Gracia. Gr. járis (ver com. Rom. 1:7)
Paz. Ver com. Rom. 1:17
De Dios. En algunos MSS antiguos se omite el resto de este
versículo, comenzando con las palabras "de Dios". Sin embargo, la
evidencia textual se inclina (cf. p. 10) por el texto como aparece en la RVR,
reconociendo que posiblemente pudo haberlas añadido algún copista posterior que
las tomó de 2 Tes. 1:2. Esta parte final la omiten la BJ, BC, BA y NC.
2. Damos siempre gracias. Ya sea que Pablo use el verbo en
plural refiriéndose únicamente a sí mismo, o escribe también en nombre de Silas
y Timoteo, el significado es claro. Cuando él y sus compañeros recibieron el
informe de Timoteo en cuanto a las condiciones reinantes en Tesalónica, se
llenaron de agradecimiento y expresaron su gratitud a Dios que obraba mediante
ellos.
Por todos vosotros. El tacto de Pablo se trasluce en
las páginas de su epístola. No quería que nadie se sintiera omitido; procuraba
que todos estuvieran incluidos en sus saludos; hacía cuidadosas enumeraciones
cuando mencionaba personas por nombres (ver com. Fil. 1:4; cf. Rom. 16:1-15;
Col. 4:7-17).
En nuestras oraciones. O "al orar". Esta frase
define la palabra "siempre". Sin duda Pablo y sus compañeros tenían
ciertas horas fijas dedicadas a la oración, y entonces intercedían por los
cristianos de Tesalónica mencionándolos en forma individual, y ocupándose de su
bienestar.
3. Acordándonos sin cesar. Pablo recordaba lo que él había
visto en Tesalónica y lo que después Timoteo le había informado (cap. 3:6). El
recuerdo continuo del carácter cristiano de los miembros de iglesia y de sus
frutos era la razón para que su mención de ellos en oración siempre tomara la
forma de agradecimiento a Dios.
Delante del. Los nuevos creyentes de Tesalónica, que sufrían
persecuciones, vivían en la presencia de Dios. Su fe, amor y esperanza eran
genuinos no sólo delante de los hombres sino también a la vista de Dios, el Escudriñador
de los corazones. Pablo también puede haber pasado del pensamiento de la
salvación mediante Cristo al día del juicio, cuando los tesalonicenses
comparecerían delante de su Hacedor sin ningún motivo para sentir temor.
La obra de vuestra fe. Pablo se concentraba en tres
destacadas virtudes que poseían los tesalonicenses: fe, amor y esperanza. En
Col. 1:4-5; 1 Tes. 5:8 y especialmente en su célebre exposición sobre el amor
(1 Cor. 13), destaca estas tres virtudes como los elementos fundamentales del
carácter cristiano. Aquí se ocupa de las evidencias externas de esas virtudes,
pues habla de lo que observó cuando estuvo en medio de ellos y lo que ahora
recuerda. "Obra de vuestra fe" es una expresión que se refiere a las
actividades espirituales o temporales inspiradas por la fe. Esta frase revela
la naturaleza práctica de la verdadera fe que se manifiesta mediante obras de
carácter cristiano.
Trabajo. Gr. kópos, "dificultad",
"trabajo", lo que denota intenso esfuerzo unido a empeño y
dificultades. "Trabajo de. . .
amor" significa aquí el esfuerzo que impulsa el amor y que voluntariamente
acepta y soporta dificultades y penalidades por la salvación de otros. Pablo se
regocija, pues como la iglesia estaba expuesta a múltiples maltratos sus
miembros se prestaban ayuda mutua con esfuerzos diligentes y sacrificio. Esa
amante solicitud por el bienestar ajeno, así como la ardiente fe de ellos, era
una prueba convincente de que su conversión era genuina (HAp 212).
Constancia. Gr. hupomon', "paciencia",
"perseverancia" (ver com. Rom. 2:7).
Esperanza. Pablo se refiere a una paciente perseverancia
sostenida por la esperanza que deriva de la fe cristiana. Esta esperanza no es
un optimismo vago sino "esperanza en nuestro Señor Jesucristo"; es
decir, esperanza centralizada en Cristo, la esperanza de salvación en el
Redentor (cap. 5:8-9), la esperanza de su pronta venida para la liberación de
ellos (1 Tes. 4:13-18; cf. Tito 2:13). Su paciencia y firmeza derivaban de la
esperanza. En vista de la gloria futura, podían soportar su sufrimiento con más
regocijo. La esperanza es el ancla del alma (Heb. 6:19).
4. Conocemos. Referencia a un hecho que se da generalmente por sentado (cf. com. Rom. 3:19). Hermanos. Este término se usa 19 veces en esta epístola, en singular o plural, para mostrar el gran afecto de Pablo por los cristianos de Tesalónica.
Amados de Dios. Comprende el amor del apóstol y
el de Dios por los creyentes de Tesalónica (cf. Rom. 1:7; 2 Tes. 2:13).
Elección. Gr. eklog', "el proceso de elección" (ver
com. Rom. 9:11). Dios había elegido a los creyentes de Tesalónica para la
salvación mediante "la santificación por el Espíritu y la fe en la
verdad" (2 Tes. 2:13). El apóstol no está hablando de la elección final o
absoluta de la iglesia entera, como se deduce de su expresión posterior de
temor de que algunos de ellos pudieran haber sido vencidos por la tentación y
el trabajo de Pablo hubiera sido en vano (1 Tes. 3:5). Un estudio más amplio de
la elección y la predestinación aparece en com. Juan 3:17-19; Rom. 8:29; 9:11;
11:5; Efe. 1:4-14; 3:11. En las Escrituras no hay ninguna declaración que apoye
la enseñanza de que Dios ha predestinado a algunas personas para la vida
eterna, de lo cual se deduciría fácilmente que Dios ha predestinado al resto de
la humanidad para la fatídica destrucción eterna. La doctrina bíblica de la elección implica la
voluntad de Dios y la del hombre en acción conjunta.
5. Evangelio. Gr. euaggélion (ver com. Mar. 1:1). Pablo está hablando del Evangelio que le había sido confiado a él y a sus compañeros (1 Tes. 2:4), y que ellos proclamaran fielmente.
En la sinagoga de Tesalónica
Pablo abrió las Escrituras del AT y predicó de un Mesías que sufriría y moriría
por los pecados de la humanidad, pero que sería resucitado de los muertos; por
lo tanto, Jesús era el Cristo (Hech. 17:2-3; HAp 182-184). El poder de ese
Evangelio fue demostrado por las muchas vidas que fueron transformadas al ser
aceptado (Hech. 17:4).
En palabras solamente. El apóstol empleaba palabras para
transmitir el Evangelio, pero la manifestación de ese Evangelio no terminaba
sólo con palabras. Estas eran acompañadas con manifestaciones de poder
espiritual.
Sino también. Esta expresión, añadida a la precedente, destaca el
contraste entre "palabras" y "hechos" inspirados por el
Espíritu.
Poder. Gr. dúnamis (ver com. Luc. 1: 35). Ver com. 1 Cor.
2:4; 4:20, donde se contrasta "palabras" con "poder". Aunque
el período del ministerio de Pablo en Tesalónica fue breve (Hech. 17:1-4), dio
lugar a muchos milagros y manifestaciones del poder del Evangelio, aun cuando
se dan pocos detalles en el registro sagrado.
Espíritu Santo. La frase "en el Espíritu
Santo" implica que el Evangelio llegó a los tesalonicenses mediante la
acción del Espíritu, en una atmósfera condicionada por el Espíritu, de manera
que verdaderamente podría decirse que la influencia del Espíritu Santo saturó
toda esa acción. De ese modo Pablo rehuyó aceptar que cualquier mérito personal
fuera responsable del triunfo del mensaje evangélico.
Certidumbre. Es decir, "persuasión" o
"convicción". El Evangelio fue predicado persuasiva y convincentemente
porque Pablo y sus compañeros sabían que recibían poder del Espíritu Santo.
Como bien sabéis. Pablo recurre al conocimiento
personal de los tesalonicenses en cuanto al comportamiento de los que habían
sido misioneros entre ellos. Un hombre debe tener la conciencia limpia antes de
referirse a su propia conducta. Pablo nunca sintió temor de referirse a su
propia conducta entre sus conversos. Las diversas referencias que hizo a la
vida que vivió en Tesalónica (cap. 2:1-2, 5, 9-11) podrían significar que
algunos estaban tergiversando su comportamiento y tratando de debilitar su
influencia. El hizo frente a esas tergiversaciones afirmando que no sólo los
sermones sino también las vidas de los evangelistas predicaban el Evangelio, y
que esto había sido hecho para el bien de los mismos tesalonicenses.
6. Imitadores. Cf. com. 1 Cor. 4:16; Efe. 5:1. Pablo presenta el
hecho de que llegaron a ser imitadores del Señor como una razón adicional para
saber que Dios los había elegido para la salvación. Pablo había predicado con
el poder del Espíritu Santo, y los tesalonicenses también habían recibido el
mensaje con gozo del Espíritu Santo. Por lo tanto, sentían grandes deseos de
cumplir la voluntad de Dios.
Del Señor. Pablo no había dejado a los tesalonicenses sólo un
ejemplo humano. También les había ayudado para que fueran imitadores de su
Señor. El apóstol siempre procedía así (cf. 1 Cor. 11:1); y por eso, cuando sus
conversos quedaban privados de su compañía personal, podían continuar con sus
ojos puestos en Cristo, el ejemplo perfecto.
Recibiendo. Del verbo griego déjomai, que implica recibir con
buena voluntad, dar la bienvenida; "abrazando" (BJ);
"acogiendo" (BC).
Tribulación. Gr. thlípsis (ver com. Rom. 5:3). Los miembros de
la iglesia de Tesalónica se hicieron cristianos en medio de una gran oposición (Hech.
17:5-9; 1 Tes. 2:14). En la iglesia primitiva la conversión generalmente
demandaba valor personal y mucha abnegación, pues con frecuencia los nuevos
conversos eran cruelmente perseguidos (ver com. Mat. 24:21). Esa persecución
era en realidad una bendición, pues servía para refinar y purificar a la
iglesia y hacía que sus miembros disfrutaran de una comunión más íntima con
Cristo (HAp 211-212). Aunque la aflicción era dura, no desanimaba a los
conversos; al contrario, su sufrimiento estaba acompañado por el gozo impartido
por el Espíritu Santo (cf. Gál. 5:22).
7. Ejemplo. Gr. túpos (ver com. Rom. 5:14). Esos creyentes
habían puesto por modelo de su vida a los apóstoles y al Señor. A su vez se
habían convertido en modelos o ejemplos para que los imitaran otros cristianos.
Eran un ejemplo en cuanto a la firmeza con que seguían el cristianismo y el
celo con que divulgaban sus enseñanzas. El buen ejemplo de los tesalonicenses
inmediatamente después de su conversión, destaca la calidad de su testimonio
cristiano.
Macedonia y. . . Acaya. Las dos provincias en que fue
dividida Grecia cuando quedó bajo el dominio romano en el año
8. Divulgada. Del verbo griego ex'jéÇ, "proclamar", "resonar", "ha resonado" (BJ, BA, BC). Palabra del Señor. Es decir, el Evangelio que los tesalonicenses habían recibido con tan buena voluntad y que a su vez estaban transmitiendo a otros (HAp 207-208).
En todo lugar. Tesalónica era una gran ciudad comercial, desde
donde eran llevados los informes de estos fervientes cristianos no sólo a otras
partes de Grecia, sino también a países distantes. Pablo estaba entonces en
Corinto, puerto marítimo de mucha actividad, por lo tanto, fácilmente podía
recibir informes de las labores de sus conversos.
Fe en Dios. La mayoría de estos creyentes antes habían sido
paganos (vers. 9). Ahora demostraban por medio de sus vidas cristianas
consecuentes y también con su celo misionero, que tenían una fe verdadera en Dios
y en su mensaje evangélico. Su testimonio era tan inconfundible que no era
necesario que Pablo y sus compañeros le añadieran algo. Los tesalonicenses
difícilmente podían recibir una mejor alabanza.
9. Ellos mismos. Es decir, los que enviaron su
informe al apóstol. Por su propia iniciativa, esas personas refirieron a Pablo
el gran cambio que se había efectuado en Tesalónica debido a su ministerio. Este
testimonio era aún más valioso que cualquier otro que dieran los mismos
tesalonicenses.
Convertisteis de los ídolos. Pablo acababa de regresar de
Atenas, donde "su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría"
(ver com. Hech. 17:16); por lo tanto, estaba muy impresionado por la forma en
que los tesalonicenses habían abandonado sus ídolos para volverse al Dios
verdadero.
A Dios. Compárese con la expresión "fe en Dios"
(vers. 8). Los tesalonicenses habían dado la espalda a los ídolos y estaban
frente a Dios.
Servir. Gr. douléuÇ, "ser esclavo", "prestar
obediencia" (cf. com. Rom. 1:1). La flexión del verbo griego da el sentido
de algo continuo: "seguir siendo esclavo".
Verdadero. Gr. al'thinós, "genuino",
"real". Se contrasta al Dios viviente y real con los ídolos falsos e
inconscientes. Pablo y sus conversos comprendían la inapreciable superioridad
de la religión cristiana viviente sobre todas las otras religiones.
10. Esperar. O "continuar esperando".
De los cielos. Cf. com. Fil. 3:20. El propósito de la vida de los
conversos de Pablo era doble: servir a Dios y esperar el regreso de Cristo. El
apóstol pone un énfasis constante en esta epístola en la magna doctrina del
segundo advenimiento de nuestro Señor (1Tes. 1:10; 2:19; 3:13; 4:13-18; 5:23).
¡Qué influencia tan eficaz había tenido esta "esperanza
bienaventurada" (Tito 2:13) en las vidas de los creyentes de Tesalónica! Vivían
esperando el retorno de su Señor. Sin embargo, no esperaban ociosamente, pues
combinaban la actividad con su espera. Eran tan ardientes en su esperanza de
ser prontamente liberados de sus perseguidores mediante la intervención
gloriosa de su Señor, que temían que la muerte privara a alguno de ellos del
gran gozo de reunirse con él personalmente (cf. HAp 209).
Su Hijo. Esta es la única vez que en esta epístola se
menciona a Cristo como el Hijo de Dios, lo que contrasta en forma llamativa con
las frecuentes referencias que hay en Romanos y Gálatas (Rom. 1:3-4; Gál. 1:16;
etc.).
Al cual resucitó. En su Epístola a los Romanos el
apóstol presenta la resurrección de Jesús como una prueba de que Cristo es el Hijo
de Dios (ver com. Rom. 1:4); y en ésta, que probablemente es la primera de sus
epístolas, no vacila en seguir el mismo razonamiento, reconociendo a Cristo
como el Hijo de Dios resucitado.
Nos libra. Mejor "nos está librando". Es cierto que
el acto vital de la liberación se realizó en el Calvario, pero el proceso de la
liberación es continuo, y sólo se completará con la segunda venida de Cristo,
cuando los que hayan aceptado la obra del Salvador serán salvados para siempre
de las garras del pecado (cf. com. Mat. 1:21; Rom. 11:26).
La ira venidera. El uso del artículo
"la" indica una manifestación particular del desagrado divino, de su
"ira" (ver com. Mat. 3:7; Rom. 1:18).
En cuanto al significado de "ira" (org'), ver com. Rom. 2:8; cf. com. Rom. 1:18.
El Evangelio libra
de la ira venidera (Rom. 5:9). A los que creen su mensaje y aceptan sus
estipulaciones, se les concede vida eterna, y la ira de Dios no permanece más
sobre ellos (ver com. Juan 3:36; 5:24; 1
Juan 3:14). (7CBA)
COMENTARIOS DE EGW
2-3. HAp 207; 6-10. HAp 2O8. LA LLEGADA DE SILAS Y TIMOTEO DESDE MACEDONIA,
durante la permanencia de Pablo en Corinto, había alegrado grandemente al
apóstol. Ellos le trajeron buenas nuevas de la "fe y caridad" de
aquellos que habían aceptado la verdad durante la primera visita de los mensajeros
evangélicos a Tesalónica. El corazón de Pablo simpatizaba tiernamente con
esos creyentes, que, en medio de la prueba y la adversidad, habían permanecido
fieles a Dios. Anhelaba visitarlos en persona, pero como no podía hacerlo
entonces, les escribió.
EN ESTA CARTA A LA
IGLESIA DE TESALÓNICA, El Apóstol Expresa Su Gratitud A Dios
Por Las Alegres Nuevas De Su Aumento De Fe.
"HERMANOS ESCRIBIÓ, recibimos
consolación de vosotros en toda nuestra necesidad y aflicción por causa de
vuestra fe: porque ahora vivimos, si vosotros estáis firmes en el Señor. Por lo
cual, ¿qué hacimiento de gracias podremos dar a Dios por vosotros, por todo el
gozo con que nos gozamos a causa de vosotros delante de nuestro Dios, orando de
noche y de día con grande instancia, que veamos vuestro rostro, y que cumplamos
lo que falta a vuestra fe?"
"DAMOS
SIEMPRE GRACIAS A DIOS POR TODOS VOSOTROS, haciendo memoria de vosotros en
nuestras oraciones; sin cesar acordándonos delante del Dios y Padre nuestro de
la obra de vuestra fe, y del trabajo de amor, y de la tolerancia de la
esperanza del Señor nuestro Jesucristo." Muchos de los creyentes de
Tesalónica se habían vuelto "de los ídolos . . . al Dios vivo y
verdadero." Habían recibido "la palabra con mucha tribulación;"
y sus corazones estaban llenos 208 del "gozo del Espíritu
Santo." El apóstol declaró que por su fidelidad en seguir al Señor, eran
"ejemplo a todos los que" habían "creído en Macedonia y en
Acaya."
ESTAS PALABRAS DE
ALABANZA NO ERAN INMERECIDAS; "porque de vosotros escribió
ha sido divulgada la palabra del Señor no sólo en Macedonia y en Acaya, más
aún en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido."
LOS CREYENTES
TESALONICENSES ERAN VERDADEROS MISIONEROS. Sus corazones
ardían de celo por el Salvador que los había librado del temor y "de la
ira que ha de venir." Por la gracia de Cristo, se había producido una
maravillosa transformación en sus vidas; y la palabra del Señor, hablada por
ellos, era acompañada de poder. Los corazones eran ganados por las verdades
presentadas, y almas eran añadidas al número de los creyentes.
EN ESTA PRIMERA
EPÍSTOLA, Pablo se refirió a su manera de trabajar entre los tesalonicenses.
Declaró que no había tratado de ganar conversos por medio del engaño o dolo.
"Según fuimos aprobados de Dios para que se nos encargase el evangelio,
así hablamos; no como los que agradan a los hombres, sino a Dios, el cual
prueba nuestros corazones. Porque nunca fuimos lisonjeros en
la palabra, como sabéis, ni tocados de avaricia; Dios
es testigo; ni buscamos de los hombres gloria, ni de vosotros, ni de otros,
aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo. Antes fuimos blandos
entre vosotros como la que cría, que regala a sus hijos: tan amadores de
vosotros, que quisiéramos entregaros no sólo el evangelio de Dios, más aun
nuestras propias almas; porque nos erais carísimos."
"Vosotros sois
testigos, y Dios continúa el apóstol, de cuán santa y justa e irreprensiblemente
nos condujimos con vosotros que creísteis: así como sabéis de qué modo
exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros, como el padre a sus hijos.
Y os protestábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su
reino y gloria. "Por lo cual, también nosotros damos gracias a Dios sin
cesar, de que habiendo recibido la palabra de Dios que oísteis 209 de
nosotros, recibisteis no palabra de hombres, sino según es en verdad, la
palabra de Dios, el cual obra en vosotros los que creísteis."
Ministerio Hno. Pio
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