2 Corintios 9. LA COLECTA…: EXHORTACIÓN PARA QUE LOS CORINTIOS HICIERAN SU PARTE: Vers. (1-5) Explica la razón por la cual, aunque conoce su prontitud, envía anticipadamente a Tito y a los hermanos. (6-9) Y luego los estimula a dar ofrendas generosas usando la ilustración de la siembra de la semilla, (10-12) la cual les reportará una gran ganancia, (13-15) y será motivo de agradecimiento a Dios.
1 Cuanto a la ministración para los santos, es por demás que yo os escriba; 2 pues conozco vuestra buena voluntad, de la cual yo me glorío entre los de Macedonia, que Acaya está preparada desde el año pasado; y vuestro celo ha estimulado a la mayoría. 3 Pero he enviado a los hermanos, para que nuestro gloriarnos de vosotros no sea vano en esta parte; para que como lo he dicho, estéis preparados; 4 no sea que si vinieren conmigo algunos macedonios, y os hallaren desprevenidos, nos avergoncemos nosotros, por no decir vosotros, de esta nuestra confianza. 5 Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que fuesen primero a vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como de, generosidad, y no como de exigencia nuestra.
6 Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segara. 7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. 8 Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo suficiente, abundéis para toda buena obra; 9 como está escrito: Repartió, dio a los pobres; Su justicia permanece para siempre.
10 Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, 11 para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.
12 Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios;
13 pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos; 14 asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes aman a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros. 15 ¡Gracias a Dios por su don inefable! (2 Corintios 9).
1. Ministración. Se sigue refiriendo a la ofrenda.
Por demás. El pensamiento comenzado en el cap. 8:1 continúa
sin interrupción. En el cap. 9 Pablo añade más exhortaciones en cuanto a la
colecta para los pobres de Jerusalén. Para que los corintios no creyeran que
Pablo se ocupaba demasiado del tema, explica la razón para escribirles tanto
acerca de él. Un año antes los planes de ellos se habían interrumpido por las
disensiones y el espíritu de división que habían surgido entre los miembros de
Corinto.
Mientras tanto, con el propósito
de animar a las iglesias de Macedonia a que respondieran en forma similar,
Pablo había destacado la presteza con que los corintios habían participado en
la colecta; pero a menos que terminaran sin más demora dicha colecta, les iba a
parecer a los macedonios que el elogio que Pablo había hecho de los corintios
no tenía base.
En este versículo se ve una forma
sutil y cortés de expresar confianza en la presteza con que procederían a hacer
la colecta, y también cumple el propósito de inspirarles para que procedieran
así. En esta manera se justifica la confianza que Pablo tenía en ellos (cf. 1
Tes. 4:9).
2. Vuestra buena voluntad. Pablo se dirige al mejor elemento
de la iglesia de Corinto, con la confianza de que opinaban debidamente en
cuanto al asunto. Como dirigente cristiano sabio, toma en cuenta cada señal
favorable con la esperanza de fomentar lo que prometiera tener éxito. El sabio
ministro del Evangelio estimula lo positivo que hay en las personas, ya sea
individualmente o en conjunto.
Me glorío. Ver com. vers. 1.
Acaya. En los días de Roma, la Grecia del sur constituía
la provincia de Acaya, de la cual Corinto era la capital. Ya había varias
iglesias cristianas en esa región, y la de Corinto era la principal. También
había una iglesia en Cencrea, uno de los puertos de Corinto (ver Rom. 16:1;
mapa frente a p. 33.
Vuestro celo. Pablo expresaba completa seguridad de que la
iglesia de Corinto corintio cumpliría su parte en la ofrenda, y se gloriaba de
ello como si ya fuera un hecho consumado. Hubiera sido vergonzoso que no
cumplieran, desmintiendo así todas las buenas cosas que Pablo había dicho de
ellos. Cuando fracasan otros métodos, a veces se tiene éxito recurriendo a un
buen ejemplo. Muchos creen que no pueden dar, hasta que otros en condiciones
similares a las suyas demuestran su generosidad.
3. He enviado. Es decir, estoy enviando (ver com. cap. 8:17). Los hermanos. Es decir, Tito y otros dos cuyos nombres no se mencionan (ver com. cap. 8:16-24).
Nuestro gloriamos. Ver com. vers. 1.
4. Algunos macedonios. Pablo estaba en camino a Corinto cuando escribió esta epístola. Después de unas pocas semanas vería a los corintios cara a cara y pasaría el invierno con ellos (Hech. 20:1-3).
Es
indudable que ya se habían hecho los planes para que lo acompañaran varios de
los creyentes macedonios. Los creyentes con frecuencia lo acompañaban de una
ciudad a otra (Hech. 17:14-15; Rom. 15:24; 1 Cor. 16:6; ver com. 2 Cor. 1:16).
Si los corintios aún no estaban
preparados para cuando llegaran los representantes macedonios, la ocasión iba a
ser bochornosa para todos: para Pablo, para los macedonios y también para los corintios.
Pablo había hecho todo para
asegurar el éxito de ellos. Había organizado y planificado cuidadosamente la
colecta, destacando el celo y el interés de los corintios para motivar a los
macedonios. Ahora les daba por carta más instrucciones, y finalmente enviaba a
tres representantes para que ayudaran a los corintios a completar la colecta. Después
de todo eso, un fracaso habría significado sin duda vergüenza y humillación.
Esta nuestra confianza. "Nuestra gran
confianza" (BJ). La evidencia textual establece el texto "en esta
seguridad". La base de la confianza de Pablo quedaría reducida a nada si
los corintios no estaban preparados cuando él llegara.
5. Necesario. En el texto griego la posición de esta palabra la
hace resaltar.
Primero. En este versículo Pablo destaca la importancia de
que se completara la colecta antes de su llegada. Evidentemente temía que
pudiera haber dilaciones en completar la tarea, y su discreta y firme presión
llega a su clímax en este versículo. No sólo estaba de por medio el dinero o
las necesidades de los pobres; también estaban involucrados el espíritu y el
carácter de los corintios, su madurez cristiana.
Una dádiva verdadera es un acto
del alma; despierta lo mejor de la naturaleza humana; tiende a crucificar la
carne y la concupiscencia del egoísmo. Limpia y purifica al dador de sus
motivos indignos, y es uno de los principales factores para la alegría y la
salud mental. Toda dádiva que se entrega teniendo en cuenta la gloria de Dios y
la felicidad de otros, redundará en bendiciones para el dador.
No como de exigencia nuestra. Gr. pleonexía, "ganancia", "ventaja". Pablo amonesta a los corintios para que no den sólo para quedar bien y ganar prestigio.
Ver com. Luc. 12:15.
6. El que siembra. La figura de la siembra y la cosecha
es muy familiar en la Biblia. La relación entre ambas es natural y precisa;
está en completa armonía con los principios del gobierno de Dios (Prov. 11:24-25;
19:17; 22:9; Gál. 6:7-10). Un buen agricultor no siembra rezongando o
escasamente, sino con alegría y abundancia, pues conoce la relación entre la
siembra y la cosecha.
Generosamente. Esta palabra revela la naturaleza elevada y divina
de la liberalidad cristiana. las dádivas cristianas no son un sacrificio, sino
una preparación para una cosecha. El "don inefable" (vers. 15) de
Dios trajo bendiciones inconmensurables para la humanidad, y proporcionará gozo
a Cristo y lo dejará satisfecho cuando vea el resultado de sus sufrimientos
(Isa. 53:11). Dios demostró en el plan de salvación la forma de sembrar, y
garantiza la cosecha. El hombre debe elegir si cosechará las bendiciones que
Dios le tiene reservadas.
7. Propuso en su corazón. Se denota una decisión bien
meditada. La dadivosidad cristiana brota de una decisión deliberada. Mucho de
lo que se da obedece al impulso del momento, sin que lo acompañe una cuidadosa
preparación hecha con amor, que añade a la dádiva el corazón del dador (ver
com. cap. 8:5). No sucedió así en el caso de la gran dádiva del amor de Dios
(Juan 3:16; cf. Efe. 3:11). Dios sólo acepta lo que proviene del deseo espontáneo
del corazón (Mat. 6:2-4).
No con tristeza. Es decir "no de mala
gana" (BJ, BC, NC). La dádiva que entristece al dador no es verdadera. El
dador no se entrega con una dádiva tal, pues ésta es acompañada por el pesar
que se manifiesta por la pérdida de posesiones terrenales. El dar nunca debe
entristecer al cristiano. El que da con espíritu triste, no recibe ningún
beneficio de lo que da. Pero el dador alegre, por el hecho de dar así, es una
mejor persona, más satisfecha y más semejante a Cristo. El que da de mala gana
mejor sería que no diera nada, pues su espíritu y carácter son completamente
opuestos al espíritu de Cristo, quien nos da generosamente todas las cosas
(Rom. 8:32).
Por necesidad. Es decir, porque se le pide que dé. Esto podría
referirse a una presión colectiva que impulsa a que la persona dé para mantener
su reputación dentro del grupo, por pedidos insistentes y por un asedio
personal e importuno para participar en planes de la iglesia, o por el impulso
de dar para compensar los deberes que no cumplimos en otros sentidos.
Dios ama. Esta declaración es casi una cita literal de Prov.
22:9, LXX. La cualidad suprema del carácter de Dios es un amor justo (1 Juan
4:7-8). El honor máximo que las criaturas de Dios pueden rendir a su Autor es reflejar
ese amor en sus vidas. Esta es la forma más eficaz de proclamar a Dios ante el
mundo.
Alegre. Es decir, pronto y espontáneo. Dar es de todos los
deberes cristianos el que se puede hacer con más alegría, especialmente cuando
se trata de planes destinados al adelanto del reino de Dios en la tierra. El
espíritu de liberalidad es el espíritu de Cristo; el espíritu de egoísmo es el
espíritu del mundo y de Satanás. El carácter del cristiano tiende a dar; el
carácter del mundano tiende a recibir.
8. Abunde en vosotros toda gracia. En los vers.
8-11 se presentan el poder de Dios y su voluntad de proporcionar a los hombres
lo suficiente de todas las cosas para que, a su vez, puedan dar a sus prójimos.
Nótese el énfasis en las palabras "todo" y "toda" que
aparecen cuatro veces en el vers. 8 para expresar la plenitud de los recursos
de Dios. Dios abunda por naturaleza en dones espirituales y en recursos. Todos
los recursos de Dios están a disposición de cada cristiano para hacer avanzar
la causa del reino divino (Mal. 3:10-11; 1 Cor. 3:21-23; Efe. 3:20). "Todo
es posible" (Mat. 19:26) por medio de la sobreabundante gracia
proporcionada por Dios.
Suficiente. Gr. autárkeia, "suficiencia", o sea una perfecta condición de vida en la cual no se necesita ninguna ayuda ni sostén.
En
el NT esta palabra sólo reaparece en Fil. 4:11 y en 1 Tim. 6:6, donde se ha
traducido como "contentarme" y "contentamiento",
respectivamente. El uso cristiano de este vocablo denota piedad con
contentamiento y estar completamente liberado de depender de los hombres como
resultado de los sobreabundantes recursos que provienen de Dios. Los que son
movidos por este espíritu generoso siempre podrán hacer el bien con toda
facilidad (DTG 767).
9. Está escrito. Una cita exacta de Sal. 112:9,
LXX. La frase "está escrito" es la expresión común en el NT para
introducir una cita de las Escrituras. Un hombre justo se caracteriza porque es
sensible a las necesidades de sus prójimos.
Repartió. El dador liberal distribuye entre los pobres así
como el sembrador esparce las semillas.
Pobres. Gr. pén's (ver com. Mar 12:42),
"indigente", que significa que se es tan pobre que es necesario
trabajar cada día para satisfacer las necesidades del día.
Justicia. Aquí denota específicamente dar limosnas (ver com.
Mat. 6:1). La liberalidad cristiana es una evidencia práctica de justicia.
Permanece para siempre. Sus efectos son permanentes, y Dios
nunca los olvidará. Su influencia persiste de generación en generación (ver
com. Mat. 26:13).
10. Da semilla. Otra vez Pablo cita de la LXX
(Isa. 55:10), tomando su razonamiento de una analogía entre la agricultura y el
mundo espiritual. Así como Dios recompensa a los que trabajan la tierra,
haciéndola fructificar abundantemente de acuerdo con lo que sembraron, también
lo hará con los que siembran semillas de caridad y bondad.
La ley de la siembra y la cosecha
del mundo natural también se cumple en el uso que hacen los seres humanos de
sus posesiones terrenales. Los que son generosos cosecharán abundantemente las
bondades de Dios, aunque no sea necesariamente en la misma moneda (ver com.
Mat. 19:29). Dios da la semilla, ordena las estaciones y envía el sol y la
lluvia, y hace lo mismo con las semillas de generosidad sembradas en los corazones
de los hombres (Ose. 10:12).
11. Estéis enriquecidos. El enriquecimiento con
bendiciones y bienes materiales sólo tiene un propósito en el plan de Dios: hacer
bien a otros. En el propósito de Dios para la distribución de las posesiones
terrenales no hay lugar para la complacencia propia, la egolatría, el
engreimiento o la soberbia.
Liberalidad. Ver com. cap, 8:9.
Acción de gracias. Los cristianos agradecen a Dios mediante el grato reconocimiento de las bendiciones que reciben a diario y de su privilegio de compartir con otros que están en necesidad (ver com. cap. 1:11; 4:15). Dar gracias y alabanza al Señor es una característica del pueblo de Dios. La gratitud es una respuesta natural del verdadero creyente. Una fe viva siempre se expresa tanto en palabras como en actos.
El verdadero cristiano
no se conforma con las creencias que sólo están en la mente, sino que aplica en
forma práctica los principios espirituales a los problemas de la vida diaria.
12. Servicio. Gr. leitourgía (ver com. Luc. 1:23), de donde
deriva "liturgia". En el griego clásico se aplicaba al que prestaba
un servicio público al Estado o al que tenía un cargo público, generalmente a
sus propias expensas.
En la LXX se refiere a las
funciones de los sacerdotes en el santuario de los judíos (Núm. 4:24; cf. 1
Crón. 26:30). En el NT generalmente se refiere al servicio de Cristo y de sus
representantes en la tierra (Luc. 1:23; Heb. 8:6; 9:21). Aquí específicamente
se refiere a la donación de los corintios para ayudar a los pobres de
Jerusalén. La caridad cristiana tiene dos aspectos: para con Dios y para con el
prójimo.
Suple. "Suplir la deficiencia"; aquí, haciendo
frente a las necesidades de los pobres.
Lo que a los santos falta. Las necesidades de los pobres de Jerusalén.
Abunda. O "excede". Se señala así la actitud
hacia Dios que acompaña a la donación de los corintios, la cual resultará en
alabanza y agradecimiento a Dios de parte de los que la reciban y también de
otros cristianos que escucharan acerca de la generosidad de aquéllos. La dádiva
se ofrece tanto a Dios como al hombre (Mat. 25:40).
13. Experiencia. Gr. dokim', "tribulación",
"prueba". Dokim' se ha traducido como "tribulación" (cap.
8: 2), "prueba" (Rom. 5:4; 2 Cor. 13:3), "aprobado" (Rom.
14:18; 16:10). Los verdaderos resultados y las consecuencias finales de la
liberalidad de los corintios se verían no en la ayuda material y el socorro
enviado a los cristianos necesitados en Jerusalén, sino en la gloria que éstos
darían a Dios. Una parte esencial del Evangelio eterno es reconocer a Dios y
darle honra (Apoc. 14:6-7). Por medio de su pueblo Dios se propone manifestar
su poder y su gracia en tal forma que se ensalce su nombre. La liberalidad de
los corintios glorificaba a Dios al dar ocasión para demostrar la sinceridad de
ellos.
Ministración. O "servicio", es decir para los pobres de Jerusalén.
La obediencia que profesáis. Literalmente "la obediencia de vuestra profesión". Las palabras de ellos serían confirmadas por sus hechos. Los judíos convertidos al cristianismo sospechaban que la conversión de los gentiles a la fe -a menos que aceptaran primero el judaísmo- no era genuina. Una dádiva generosa de las iglesias gentiles para sus hermanos judíos proporcionaría a éstos una evidencia tangible de la lealtad y el sincero propósito de los primeros. Se comprobaría que su apego al cristianismo era más que un simple asentimiento sin práctica.
La religión de una persona tiene
valor únicamente cuando el que la profesa se interesa en forma concreta en la
felicidad y el bienestar de sus prójimos. Si se profesa amor a Dios, pero no se
lo refleja en un servicio abnegado para otros, se trata de una falsificación
sin valor (ver com. Mat. 25:31-46; 1 Juan 3:14; 4:20-21). Los que se llaman
cristianos harían bien en juzgarse a sí mismos por esta norma.
Liberalidad de vuestra contribución. O "sincera
contribución". Esta colecta demostraría que los corintios tenían un
espíritu de verdadera comunión con sus hermanos judíos. Pablo esperaba
comprobar que judíos y gentiles eran uno en Cristo. La obra del verdadero
cristianismo es hacer que los hombres se unan en la comunión del Evangelio
(Juan 17:9-11, 20-23).
14. Oración de ellos por vosotros. Pablo pensaba
en la alabanza que ascendería a Dios de parte de los santos de Jerusalén cuando
recibieran la contribución.
A quienes aman. "Manifiestan su gran afecto
hacia vosotros" (BJ); "como que os aman entrañablemente" (BC). Una
consecuencia importante del servicio cristiano es el espíritu de oración y
amor. Cuando el que recibe una dádiva no es cristiano, la atención se enfoca
con frecuencia en la dádiva; pero el cristiano se concentra en el dador. Una
oración en favor de otro sin amor ni afecto de corazón, es sólo palabras y
apariencia.
El amor sin oración es superficial, y hasta puede no ser amor verdadero (ver com. Mat. 5:43-44).
Pero
la oración que es motivada por el amor, es eficaz para ambos e induce a la
transformación del carácter. En este caso los corazones de los cristianos de
origen judío se unirían con los de sus hermanos gentiles en una comunión más
profunda y verdadera.
15. Inefable. Es decir, que no se puede describir en toda su
plenitud. No puede haber una exposición plena y completa del don del amor
divino. Esta alabanza que se atribuye a Dios es un clímax adecuado para esta
sección que trata de una colecta para ayudar a los santos de Jerusalén. Los
eruditos no están de acuerdo en cuanto a qué significa Pablo con la palabra
"don".
Algunos creen que se refiere a la proyectada colecta, pero el lenguaje parece ser demasiado expresivo para poderse aplicar a esa ofrenda. En todos estos capítulos Pablo ha destacado no el aspecto material de la contribución, sino la dádiva en sí como resultado de la acción de la gracia de Dios. La dádiva divina por medio de la cual los hombres son salvos, santificados e impulsados al servicio cristiano a favor de otros, Supera lo que el ser humano puede comprender plenamente.
En las Escrituras con
frecuencia se describe a Cristo como el don supremo de Dios para el hombre (Juan
3:16; Gál. 1:4; Tito 2:14; etc.). El tema de la redención es inagotable,
insondable; está más allá de la comprensión humana finita. No importa cuánto
estudien los seres humanos, nunca descubrirán toda su belleza ni agotarán sus
recursos. Ver com. Juan 3:16.
La gratitud a Dios prepara el camino para la obediencia a su voluntad y para la recepción del poder a fin de ocuparse en el servicio desinteresado. El que está lleno de gratitud hacia Dios, procurará cumplir todos, requisitos divinos, no porque esté obligado a hacerlo sino porque prefiere hacerlo. La gratitud a Dios es la base de una efectiva experiencia cristiana. La religión penetra hasta las profundidades del alma y se manifiesta en forma de servicio desinteresado al prójimo, únicamente cuando el que la profesa está lleno de sentimientos de amante gratitud "a Dios por su don inefable". (6CBA).
COMENTARIOS DE EGW
2. DMJ 70. En
los tiempos de Cristo los fariseos procuraban constantemente ganar
el favor del cielo para disfrutar de prosperidad y honores mundanos, que para
ellos constituían la recompensa de la virtud. Al mismo tiempo hacían
alarde de sus actos de caridad para atraer la atención del público y ganar así
renombre de santidad.
Jesús
censuró esta ostentación, declarando que Dios no 70 reconoce un servicio tal, y
que la adulación y admiración populares que ellos buscaban con tanta avidez
eran la única recompensa que recibirían.
"Cuando tú
des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu
limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en
público".
Con estas
palabras, Jesús no quiso enseñar que los actos benévolos deben guardarse
siempre en secreto. El apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu
Santo, no ocultó el sacrificio personal de los generosos cristianos de
Macedonia, sino que se refirió a la gracia que Cristo había manifestado en
ellos, y así otros se sintieron movidos por el mismo
espíritu. Escribió también a la iglesia de Corinto: "Vuestro
ejemplo ha estimulado a muchos". *2 Corintios 9:2 (VV, 1909).
Las
propias palabras de Cristo expresan claramente lo que quería decir, a saber,
que en la realización de actos de caridad no se deben buscar las alabanzas ni
los honores de los hombres. La piedad verdadera no impulsa a la
ostentación. Los que desean palabras de alabanza y adulación, y las
saborean como delicioso manjar, son meramente cristianos de nombre.
Por sus obras buenas,
los seguidores de Cristo deben dar gloria, no a sí mismos, sino al que les ha
dado gracia y poder para obrar. Toda obra buena se cumple solamente
por el Espíritu Santo, y éste es dado para glorificar, no al que lo recibe,
sino al Dador. Cuando la luz de Cristo brille en el alma, los labios
pronunciarán alabanzas y agradecimiento a Dios. Nuestras oraciones,
nuestro cumplimiento del deber, nuestra benevolencia, nuestro sacrificio
personal, no serán el tema de nuestros pensamientos ni de nuestra conversación. Jesús
será magnificado, el yo se esconderá y se verá que Cristo reina supremo en
nuestra vida.
Hemos
de dar sinceramente, mas no con el fin de alardear de nuestras buenas acciones,
sino por amor y simpatía hacia los que sufren. La sinceridad del
propósito y la bondad genuina del corazón son los motivos apreciados por el
cielo. Dios considera más preciosa que el oro de Ofir el alma que lo
ama sinceramente y de todo corazón. 71
6-7. CMC 210. EL DADOR ALEGRE ES ACEPTADO. "Pero
esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que
siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso
en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador
alegre" (2 Cor. 9:6,7).
Si obramos de acuerdo con el
espíritu de este consejo, podemos invitar al Ser divino para que revise las
cuentas de nuestros asuntos temporales. Comprenderemos que estamos dando
únicamente ofrendas de lo que nuestro Señor nos ha confiado.
Todas nuestras ofrendas debemos
presentarlas con gozo, porque proceden de los fondos que el Señor ha
considerado conveniente colocar en nuestras manos con el propósito de llevar
adelante su obra en el mundo, a fin de que el estandarte de la verdad pueda ser
desplegado en las zonas 211 rurales y urbanas del mundo. Si todos los que profesan la verdad quisieran
dar al Señor lo que le pertenece en términos de diezmos, donativos y ofrendas,
habría alimento en la casa del Señor .
La causa de la liberalidad no
dependería más de los donativos inciertos hechos por impulso y que varían de
acuerdo con los sentimientos de los hombres. Los derechos de Dios serían
aceptados de buena gana y se consideraría que su causa tiene derecho legítimo a
una parte de los fondos confiados a nuestras manos.
Cada mayordomo fiel debería estar
más ansioso de aumentar la porción de donativos que coloca en la tesorería del
Señor antes que en disminuir su ofrenda en una jota o un tilde. ¿A quién está
sirviendo? ¿Para quién está preparando una ofrenda? Para Aquel de quien depende para recibir
todas las buenas cosas de las que disfruta. Por lo tanto, que ninguno de
nosotros que recibe la gracia de Cristo dé ocasión para que los ángeles se
avergüencen de nosotros y para que Jesús se avergüence de llamarnos hermanos.
¿Cultivaremos la ingratitud y la
pondremos de manifiesto por medio de nuestras prácticas mezquinas al dar para
la causa de Dios? ¡No, no! Entreguémonos a nosotros mismos como un sacrificio
vivo y demos nuestro todo a Jesús. Todo le pertenece; somos una posesión
adquirida por él. Los que reciben su gracia, los que contemplan la cruz del
Calvario, no tendrán duda acerca de la proporción que deben dar, sino que
comprenderán que la ofrenda más cuantiosa carece de valor y no puede compararse
con el gran don del Hijo unigénito del Dios infinito. Por medio de la
abnegación hasta el más pobre encontrará la manera de conseguir algo para
devolverlo a Dios.-RH, julio 14, 1896. 212
HAp 276. "EL QUE
SIEMBRA ESCASAMENTE escribió a los
corintios, también segará escasamente; y el que siembra en bendiciones,
en bendiciones también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con
tristeza, o por necesidad; porque Dios ama el dador alegre."(2 Cor. 9:6,7.)
CASI
TODOS LOS CREYENTES MACEDONIOS eran pobres en bienes de este mundo, pero
sus corazones rebosaban de amor a Dios y a su verdad, y daban alegremente para
el sostén del Evangelio. Cuando se hicieron colectas generales entre las
iglesias gentiles para aliviar a los creyentes judíos, la liberalidad de los
conversos de Macedonia se presentaba como un ejemplo a las otras iglesias.
ESCRIBIENDO A LOS CREYENTES CORINTIOS, el apóstol
les llamó la atención a "la
gracia de Dios que ha sido dada a las iglesias de Macedonia: que
en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza
abundaron en riquezas de su bondad. Pues de su grado han dado conforme a sus
fuerzas, . . . y aun sobre sus fuerzas; pidiéndonos con muchos ruegos, que aceptásemos
la gracia y la comunicación del servicio para los santos." (2 Cor 8:1-4).
LA
BUENA VOLUNTAD de los creyentes Macedonios para
sacrificarse era resultado de la consagración completa. MOVIDOS por
el Espíritu de Dios, "a sí mismos se dieron primeramente al Señor" (2
Cor. 8:5); entonces estaban dispuestos a dar generosamente de sus medios para
el sostén del Evangelio.
NO
ERA NECESARIO instarlos a dar; más bien, se regocijaban por
el privilegio de privarse aun de las cosas necesarias a fin de suplir las
necesidades de otros.
CUANDO
EL APÓSTOL QUISO CONTENERLOS, le importunaron
para que aceptara sus ofrendas. En su sencillez e integridad, y en su amor
por los hermanos, se negaban alegremente a sí mismos, y así abundaban en frutos
de benevolencia.
6-15 3JT 79. El tiempo pasa rápidamente. El tiempo está pasando
rápidamente a la eternidad. ¿Retendrá alguno lo que pertenece estrictamente a
Dios? ¿Le negará alguno lo que, aunque puede ser dado sin mérito, no puede ser
negado sin que ello acarree la ruina? El Señor ha dado a cada uno su obra, y
los santos ángeles quieren que hagamos esta obra. Mientras veláis, oráis y
trabajáis, ellos están listos para cooperar con vosotros. Cuando el intelecto
siente la influencia del Espíritu Santo, todos los afectos obran armoniosamente
de acuerdo con la voluntad divina. Entonces los hombres darán a Dios lo suyo
diciendo: "Todo es tuyo, y lo recibido de tu mano te damos." Dios
perdone a su pueblo por no haber obrado así.
Hermanos y hermanas, he tratado
de presentaros las cosas tal como son; pero mi intento queda muy lejos de la
realidad. ¿Rechazaréis mi súplica? No soy yo la que os suplico; es el Señor
Jesús, quien dio su vida por el mundo. No he hecho sino obedecer la voluntad y
el requerimiento de Dios. ¿Aprovecharéis la oportunidad de honrar la obra de
Dios y respetar a los siervos a quienes envió a hacer su voluntad y a guiar las
almas al cielo?
"Esto empero digo: El que
siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra en
bendiciones, en bendiciones también segará. Cada uno dé como propuso en su
corazón: no con tristeza, o por necesidad; porque Dios ama el dador alegre. Y
poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia; a fin de que,
teniendo siempre en todas las cosas todo lo que basta, abundéis para toda buena
obra: como está escrito: Derramó, dio a los pobres; su justicia permanece para
siempre. Y el que da simiente al que siembra, también dará pan para comer, y
multiplicará vuestra sementera, y aumentará los crecimientos de los frutos de
vuestra justicia; para que estéis enriquecidos en todo para toda bondad, la
cual 80 obra por nosotros hacimiento de gracias a Dios. Porque la
suministración de este servicio, no solamente suple lo que a los santos falta,
sino también abunda en muchos hacimientos de gracias a Dios: que por la
experiencia de esta suministración glorifican a Dios por la obediencia que
profesáis al evangelio de Cristo, y por la bondad de contribuir para ellos y
para todos; asimismo por la oración de ellos a favor vuestro, los cuales os
quieren a causa de la eminente gracia de Dios en vosotros. Gracias a Dios por
su don inefable." (2 Cor. 9:6-15).
8-11. HAp 277. CUANDO
PABLO ENVIÓ A TITO A CORINTO para fortalecer a los creyentes de allí, le indicó
que edificara a la iglesia en la gracia 277 de
dar; y en una carta personal a los creyentes, él también añadió su propio
llamamiento.
"Por
tanto, como en todo abundáis -les rogó, en fe, y en palabra, y en ciencia, y
en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, que también abundéis en
esta gracia." "Ahora pues, llevad también a cabo el hecho, para
que como estuvisteis pronto a querer, así también lo estéis en cumplir conforme
a lo que tenéis.
Porque si
primero hay la voluntad pronta, será acepta, por lo que tiene, no por lo que no
tiene." "Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda
gracia; a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo que basta,
abundéis para toda buena obra: ...para que estéis enriquecidos en todo para
toda bondad, la cual obra por nosotros hacimiento de gracias a
Dios." (2 Cor. 8:7,11,12, 9:8-11).
LA
LIBERALIDAD ABNEGADA provocaba en la iglesia primitiva arrebatos de gozo; porque
los creyentes sabían que sus esfuerzos ayudaban a enviar el mensaje evangélico
a los que estaban en tinieblas. Su benevolencia testificaba de que no
habían recibido en vano la gracia de Dios.
¿Qué podía producir semejante
liberalidad sino la santificación del Espíritu? En ojos de los
creyentes y de los incrédulos, era un milagro de la gracia.
LA PROSPERIDAD Espiritual Está Estrechamente
Vinculada Con La Liberalidad Cristiana.
LOS
SEGUIDORES DE CRISTO deben
regocijarse por el privilegio de revelar en sus vidas la caridad de su Redentor. Mientras
dan para el Señor, tienen la seguridad de que sus tesoros van delante de ellos
a los atrios celestiales.
¿Quieren Los Hombres Asegurar Su Propiedad? Colóquenla entonces en
las manos que llevan las marcas de la crucifixión.
¿Quieren Gozar De Sus Bienes? Úsenlos entonces para la bendición
del necesitado y doliente. ¿Quieren Aumentar Sus Posesiones? Escuchen
entonces la orden divina: "Honra a Jehová de tu substancia, y de las
primicias de todos tus frutos; y serán llenas tus trojes con abundancia, y tus
lagares rebosarán de mosto." (Prov. 3:9,10.)
PROCUREN retener sus posesiones para fines egoístas, y provocarán su ruina
eterna. Pero den sus 278 tesoros a Dios, y desde
aquel momento llevarán éstos su inscripción. Estarán sellados con su inmutabilidad.
DIOS DECLARA: "Dichosos
vosotros los que sembráis sobre todas aguas." (Isa. 32:20.)
La Comunicación Continua De Las Dádivas De
Dios Dondequiera La Causa De Dios O Las Necesidades De La Familia
Humana Demandan Nuestra Ayuda, No Conduce A La Pobreza.
"HAY
QUIENES REPARTEN, y les es añadido
más: y hay quienes son escasos más de lo que es justo, mas vienen a
pobreza." (Prov. 11:24.)
EL
SEMBRADOR Multiplica Su Semilla Al Arrojarla.
Así sucede con aquellos que son fieles en
distribuir las dádivas de Dios. Al impartir, aumentan sus
bendiciones. "Dad, y se os dará ha prometido Dios; medida
buena, apretada, remecida, y rebosando darán en vuestro seno." (Luc.
6:38). 279
Ministerio Hno. Pio
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