1 Tesalonicenses 2. RESEÑA DEL MINISTERIO A LOS TESALONICENSES…: Vers. (1-17) Cómo fue llevado y predicado el Evangelio a los tesalonicenses, y cómo fue recibido. (18-20) Razón por la cual Pablo estuvo ausente de ellos y por qué sentía tantos deseos de verlos de nuevo.
1 Porque vosotros mismos sabéis,
hermanos, que nuestra visita a vosotros no resultó vana; 2 pues habiendo antes
padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro
Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición. 3 Porque
nuestra exhortación no procedió de error ni de impureza, ni fue por engaño, 4
sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio,
así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba
nuestros corazones.
5 Porque nunca usamos de palabras
lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia; Dios es testigo; 6 ni buscamos
gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de otros, aunque podíamos seros carga
como apóstoles de Cristo. 7 Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la
nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. 8 Tan grande es nuestro
afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de
Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy
queridos.
9 Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios. 10 Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes; 11 así como también sabéis de qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros, 12 y os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria.
13 Por lo cual también nosotros
sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios
que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según
es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.
14 Porque vosotros, hermanos, vinisteis
a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea;
pues habéis padecido de los de vuestra propia nación las mismas cosas que ellas
padecieron de los judíos, 15 los cuales mataron al Señor Jesús y a sus propios
profetas, y a nosotros nos expulsaron; y no agradan a Dios, y se oponen a todos
los hombres, 16 impidiéndonos hablar a los gentiles para que éstos se salven;
así colman ellos siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos la ira
hasta el extremo. 17 Pero nosotros, hermanos, separados de vosotros por un poco
de tiempo, de vista pero no de corazón, tanto más procuramos con mucho deseo
ver vuestro rostro;
18 por lo cual quisimos ir a vosotros, yo Pablo ciertamente una y otra vez; pero Satanás nos estorbó. 19 Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida? 20 Vosotros sois nuestra gloria y gozo. (1 Tesalonicenses 2)
1. Vosotros mismos. Pablo se extiende ahora en el
razonamiento ya comenzado (1:5). Otros voluntariamente habían testificado
del formidable éxito de la obra de Pablo y sus colaboradores en Tesalónica (ver
com. cap. 1:9); pero el apóstol ahora recurre extensamente a lo que recordaban
los mismos tesalonicenses. Cada ministro del Evangelio debe comportarse de tal
manera que pueda basarse en el testimonio de sus feligreses si es atacado
calumniosamente.
Visita. Es decir, la visita evangelizadora de Pablo y sus
compañeros (cf. Hech. 17:1-4; 1 Tes. 1:9). Los conversos de Tesalónica conocían
mejor que nadie lo que significó esa visita misionera en sus propias vidas.
Vana. O "vacía" (ver com. 1 Cor. 15:10). Los
cristianos tesalonicenses eran una prueba inequívoca de la verdad de lo que
decía Pablo.
2. Habiendo antes padecido. Probablemente sólo unos pocos días después de que Pablo y Silas fueran azotados en Filipos, comenzaron su obra en Tesalónica (ver com. Hech. 17:1). Ultrajados. Muchos de los creyentes sin duda habían presenciado los latigazos de los romanos (cf. Gál. 6:17). El apóstol sintió profundamente la injusticia del ultraje que sufrieran públicamente al ser azotados, siendo ciudadanos romanos, sin un juicio previo (ver com. Hech. 16:37).
Tuvimos denuedo. Gr. parr'siázomai, "hablar
con franqueza", "tener valor", "aventurarse a". Después
de un castigo tan terrible como el que los evangelistas habían soportado, unos
impostores (ver com. vers. 3) no hubieran tenido valor para continuar
inmediatamente su obra en un lugar cercano.
En nuestro Dios. Pablo reconoce que su osadía no
era el resultado de un valor natural; provenía de Dios. Los apóstoles estaban
predicando "el Evangelio de Dios", y el Señor mismo les había
proporcionado el valor necesario para su intrépida proclamación.
Evangelio de Dios. Es decir, el Evangelio que tiene
su origen en Dios.
Gran oposición. Mejor "en mucho conflicto"
(ver com. Fil. 1:30). Quizá sea una referencia a una lucha interna, como en
Col. 2:1.
3. Exhortación. Gr. parákl'sis, "consuelo", "consolación"
(ver com. Rom. 12:8, 15:4; Fil. 2:1).
Una referencia a la predicación de los evangelistas. El Evangelio
presentado por los apóstoles en la forma más atrayente posible produjo consuelo
en los gentiles, que habían vivido en un paganismo sin esperanza, y tuvo
influencia en sus corazones y en sus mentes.
No procedió de error. Pablo niega categóricamente las
calumniosas acusaciones de sus enemigos, quienes los acusaban de ser ilusos, de
estar movidos por motivos siniestros y de usar métodos solapados. Él y sus
compañeros no eran fanáticos extraviados. Su predicación no provenía de engaños
o de doctrinas erróneas. Por el contrario, se basaba en la infalible Palabra de
Dios. En su interpretación de esa Palabra eran guiados por el Espíritu de
verdad.
Impureza. Gr. akatharsía, "impureza", vocablo usado
comúnmente para referirse a falta de castidad (ver com. Rom. 1:24). Sin
embargo, muchos intérpretes piensan que aquí se usa en sentido figurado:
impureza mental, vileza de motivos, es decir, codicia. Pablo y sus compañeros
no eran movidos por codicia o voracidad.
Engaño. Gr. dólos (ver com. Rom. 1:29). Aquí se trata de la
forma de trabajar. El mensaje no fue dado en una forma engañosa sino con plena
sinceridad. El "verdadero israelita" no tiene engaño en su boca (Juan
1:47; Apoc. 14:5).
4. Aprobados. Gr. dokimázÇ (ver com. Rom. 2:18; Fil. 1:10). Otra
flexión de este verbo se ha traducido como "prueba" al fin de este
versículo.
Para que se nos confiase. Los corazones de los apóstoles habían sido juzgados o probados por Dios, y ellos habían sido aprobados o considerados idóneos para que se les confiara la responsabilidad de presentar el mensaje evangélico.
Pablo consideraba esa mayordomía como un depósito
sagrado, un "tesoro en vasos de barro" (2 Cor. 4:7). Predicaba
consciente de que estaba ocupado con el mensaje de Dios para los hombres, un
mensaje para el cual Dios lo había escogido en forma especial (Hech. 9:15; 2
Cor. 3:5-6).
No como para agradar a los hombres. El apóstol
estaba tan empeñado en agradar a Dios, que cumplía con su misión prestándole
muy poca atención a las opiniones de los hombres (ver 1 Cor. 4:3-4, Gál. 1:10).
Esto no quiere decir que no tenía en cuenta los sentimientos o prejuicios de
los hombres, pues era cuidadoso en no ofender a nadie innecesariamente (ver 1
Cor. 9:19-23). Su propósito no era agradar a los hombres para ganárselos por engaño,
sino que quería tener la aprobación de Dios y atraerlos a su Hacedor.
Prueba nuestros corazones. Ver com. "aprobados";
cf. com. Rom. 8:27.
5. Palabras lisonjeras. Para probar que su propósito no
había sido agradar a los hombres, Pablo recuerda a sus conversos cuán bien
sabían ellos que cuando les habían predicado nunca habían recurrido a lisonjas
para hacer que el Evangelio fuera aceptable. En las vidas de los tesalonicenses
se necesitaba una obra radical de reforma. Las lisonjas habrían fomentado su
complacencia propia e impedido ver sus necesidades. Estos apóstoles de Cristo
no predicaban cosas halagüeñas como lo hacían los falsos profetas (ver Isa.
30:10; Eze. 13:10).
Ni encubrimos. Gr. prófasis, "pretexto". Ver com. Fil. 1:18. "Ni con pretextos" (BJ). Los apóstoles no aprovechaban su misión para enriquecerse; al contrario, eran sumamente cuidadosos para no dar ocasión de que se los acusara de avaricia.
Pablo podía dar testimonio de que no
había codiciado "ni plata ni oro ni vestido de nadie" (Hech. 20:33;
cf. 2 Con 12:14).
Dios es testigo. Un solemne y reverente juramento
(cf. com. Fil. 1:8). Pablo podía recurrir a los recuerdos personales de los
tesalonicenses como testimonio de que ni él ni sus compañeros los habían
lisonjeado; pero en cuanto a sus motivos, sólo podía recurrir a Dios. De ese
modo niega con todo énfasis toda acusación de que él y sus compañeros habían
trabajado para beneficiarse con ganancias personales.
6. Ni buscamos gloria. Pablo no afirma que nunca recibió
gloria u honores de los hombres, sino que nunca los había buscado a
propósito. Su vida testificaba en forma
consecuente la veracidad de su afirmación (cf. Hech. 20:19; 2 Cor. 4:5). Ni los
gentiles ni los cristianos podían acusarlo con razón de ser un hombre
interesado.
Seros carga. El griego dice "pudiendo ser"; es decir,
teniendo la autoridad de imponerse. "Imponer nuestra autoridad" (BJ,
BA); "Presentarnos con autoridad" (BC). Como mensajeros y enviados
del Rey celestial, los misioneros eran dignos de respeto y sostén, y podrían
haber presentado exigencias muy pesadas.
Apóstoles. El uso de este título demuestra que Pablo
consideraba que Silas y Timoteo también eran miembros del apostolado cristiano
(cf. com. Rom. 16:7; 1 Cor. 4:9).
7. Tiernos. Gr. 'pios, "bondadoso",
"considerado". Sin embargo, la evidencia textual se inclina (cf. p.
10) por n'pios, "niño", "menor". Aunque la evidencia
externa se incline por n'pios, el sentido concuerda mejor con 'pios.
Nodriza. El apóstol, dominado por su amante desinterés, se
compara con una nodriza que cuida con todo cariño a sus "hijos" aun
cuando no sea la verdadera madre, pues les ha dedicado completamente todo su
amor. Los evangelistas no eran exigentes con los tesalonicenses, "como
teniendo señorío sobre. . . la grey" (1 Ped. 5:3), sino que se preocupaban
mucho por el bienestar de sus conversos.
8. Tan grande es nuestro afecto. Gr. homéiromai, "desear
ardientemente", "anhelar". Continúa la figura de la nodriza que
amamanta. Se ha destacado la ternura (vers. 7); aquí se pone énfasis en el
amor. Así como la nodriza o madre está dedicada a impartir afecto hasta el
punto de dar su vida por su "hijo", así también los misioneros
estaban dispuestos a darse por entero. El apóstol está descubriendo su corazón
y manifestando su profunda dedicación a sus primeros conversos de Macedonia.
Entregaros. Gr. metadídÇmi, "participar", en el
sentido de compartir algo con otro.
Evangelio de Dios. Ver com. vers. 2.
Vidas. Los conversos de Pablo no podían dudar de su
palabra, pues habían sido testigos de la intrepidez de los misioneros, quienes
no habían vacilado en poner en peligro hasta sus vidas.
Muy queridos. Pablo y sus compañeros les habían cobrado un
profundo afecto a los nuevos cristianos a medida que trabajaron en favor de
ellos y observaron su firme determinación por Cristo frente a una gran oposición.
Este sentimiento se acentuó al orar fervientemente por ellos, primero para que
aceptaran el mensaje y después para que pudieran permanecer firmes en la
verdad.
9. Os acordáis. Pablo recurre a lo que conocían
personalmente los tesalonicenses de sus labores entre ellos (cf. vers. 1-2).
Trabajo. Gr. kópos (ver com. cap. 1:3).
Fatiga. Gr. mójthos, "labor dura y difícil",
penalidades", "angustia". Kópos y mójthos también se usan una
tras otra en 2 Cor. 11:27 y 2 Tes. 3:8 (ver com. respectivos).
Trabajando. Gr. ergázomai, "trabajar", generalmente
para recibir pago. Pablo se refiere a su trabajo en la fabricación de carpas (ver
com. Hech. 18:3).
De noche y de día. Pablo tuvo siempre el propósito
de sostenerse a sí mismo, pues había decidido proclamar el Evangelio
gratuitamente. No quería que nadie tuviera motivo de acusarlo de que predicaba
para beneficiarse materialmente. Trabajaba para no ser una carga para su
congregación (ver com. 1 Cor. 4:12; 2 Cor. 11:9; 1 Tes. 2:6).
10. Vosotros sois testigos. Después de que el apóstol refuta
eficientemente las tres principales acusaciones de sus enemigos- (1) que él y
sus compañeros eran unos ilusos fanáticos, (2) que sus motivos eran egoístas e
impuros, y (3) que su bondad y aparente solicitud eran sólo para encubrir su
engaño (vers. 1-9)- recurre de nuevo a lo que ya sabían los tesalonicenses,
recordándoles que eran testigos de la conducta de ellos, sus ministros. Conocían mucho más a los misioneros que sus
acusadores; por lo tanto no debían ser impresionados por informes calumniosos.
Y Dios también. Pablo recurre otra vez a Dios
(ver com. vers. 5) para justificar sus motivos, los cuales no podían ser vistos
por los hombres. Esto significa que cuando la ocasión lo demande, podemos poner
a Dios como testigo de la veracidad de lo que decimos, y que siempre debemos
vivir de tal manera que legítimamente podamos recurrir al Señor.
Santa. Gr. hosíÇs, "piadosamente", "de una
manera que agrada a Dios". La vida santa de un verdadero cristiano, su
actividad pía y reverente hacia su Hacedor, tiene una profunda influencia en la
actitud del creyente para con sus prójimos, los hijos de Dios.
Justa. Gr. dikaíÇs, "con estricta justicia". Este
adverbio es afín del adjetivo díkaios (ver com. Mat. 1:19).
Irreprensiblemente. Gr. am'ptÇs,
"intachablemente". Adverbio afín del adjetivo ámemptos (ver com. cap.
3:13).
Nos comportamos. "Fuimos" o
"llegamos a ser"; se usa aquí con el sentido de "actuamos"
o "nos comportamos".
11. Sabéis. Cf. "os acordáis" (ver coro. vers. 9).
Como el padre. En el vers. 7 Pablo usa la figura de una madre
nodriza para describir la actitud tierna y amante de los evangelistas para con
sus conversos; ahora emplea la parte que desempeña un padre piadoso en la
crianza de un hijo, como una ilustración de la obra infatigable de ellos en la
edificación de la experiencia cristiana de los nuevos conversos. Pablo y sus
compañeros exhortaban a todos a ser fieles, reanimaban a los desanimados y
solemnemente exhortaban y amonestaban a los que daban señales de estarse
apartando; pero todo eso se hacía con ternura y amor.
Exhortábamos y consolábamos. A esto se añade "os
encargábamos" (vers. 12). Estos tres verbos describen los tres principales
aspectos de la obra de cada ministro cristiano.
12. Anduvieseis. Gr. peripatéÇ (ver com. Efe. 2:2; cf. Col. 1:10; 1 Juan 1:6).
El propósito de la continua obra de los apóstoles
era capacitar a esos nuevos cristianos para que vivieran vidas dignas de los
hijos del Padre celestial. Si se vive de otra manera se deshonra a Dios, y
hasta se da motivo para que su nombre sea blasfemado por los incrédulos (cf.
com. Rom. 2:24).
Que os llamó. Mejor "que os llama", o "que continúa
llamándoos". En cuanto al significado del llamamiento de Dios, ver com. Rom.
8:28,30; 1 Cor. 1:9; Gál. 1:6.
Su reino. En cuanto a la naturaleza de este reino, ver com. Mat. 4:17; 5:3; 6:10,13; Mar. 3:14; cf. com. 1 Cor. 6:9. Pablo se refiere al reino presente de la gracia de Dios. Cuando los cristianos se convierten, son llamados al reino de la gracia de Dios.
(ver com.
Col. 1:13).
Gloria. Ver com. Juan 1:14; Rom. 3:23. El reino presente de
la gracia culminará con el reino eterno de la gloria de Dios, en el cual
entrarán los creyentes con gozo, poseyendo realmente esa ciudadanía cuando
Jesús vuelva para congregarlos allí (cf. Mat. 24:31). Pablo amonesta a los
tesalonicenses a vivir de acuerdo con las leyes de este glorioso reino (cf.
com. Fil. 3:20).
13. Damos gracias a Dios. Cf. com. cap. 1:2-3. Pablo estaba
seguro de la realidad de la fe inicial de sus conversos, y deseaba
impresionarlos para que sintieran esa realidad y no fueran tentados a dudar y a
dejar su fe.
Recibisteis. Esta flexión verbal aparece dos veces en este
versículo, pero es la traducción de dos verbos diferentes. El primero, paralambánÇ, significa la
recepción externa, el escuchar el mensaje; el segundo, déjomai, se refiere a la
recepción interior, a la aceptación del mensaje. "Recibir. . .
acogisteis" (BJ); "recibido. . . abrazasteis" (BC); "oír…
acogisteis" (NC).
Palabra de Dios. Pablo no tenía dudas acerca del
origen del mensaje que predicaba: sabía que era de Dios. También había enseñado a los tesalonicenses
las Sagradas Escrituras (Hech. 17:2- 3). Se regocijaba porque habían reconocido
la autoridad divina de su mensaje, y cita el reconocimiento de ellos como una
causa importante para su propio regocijo.
Actúa. Gr. energéÇ (ver com. Fil. 2:13). Cuando la Palabra
es aceptada, lleva a cabo en la vida la obra divinamente dispuesta.
En vosotros los creyentes. La obra eficaz de la Palabra se
efectúa en el cristiano por medio de la fe. La Palabra de Dios sólo es de
provecho cuando está "acompañada de fe" en los que la oyen (Heb.
4:2). El Evangelio es "poder de Dios para salvación a todo aquel que
cree" (Rom. 1:16). Pablo dice en una de sus grandes doxologías que Dios
puede hacer por nosotros "mucho más. . . de lo que pedimos o entendemos,
según el poder que actúa en nosotros" (Efe. 3:20). También habla de sus
propias experiencias, y dice cuánto lucha al predicar con toda la
"potencia" que Dios hace que actúe "poderosamente" dentro
de él (Col. 1:29). El gran poder de la Palabra de Dios estaba obrando, en este
caso, en los creyentes de Tesalónica, dándoles paciencia en las pruebas y
persecuciones.
14. Iglesias de Dios. Esta frase, en plural, sólo se
encuentra aquí y en 1 Cor. 11:16; pero el singular es común en el NT (Hech. 20:28;
etc.).
En Cristo Jesús. Estas palabras demuestran que
Pablo se está refiriendo a las iglesias cristianas de origen judío, y no a las
sinagogas de los judíos que pensaban que eran la iglesia de Dios. Las iglesias
cristianas formadas por judíos habían sufrido terribles persecuciones a manos
de los dirigentes judíos, quienes rechazaron el mensaje evangélico (Hech. 8:1;
9:1-2). Los tesalonicenses fueron perseguidos por los gentiles instigados por
los judíos (Hech. 17:5-8). Por lo tanto, las dos comunidades cristianas, una en
Palestina y la otra en Macedonia, podían simpatizar mutuamente en sus mismos
sufrimientos.
Judea. No es claro por qué Pablo compara a los
tesalonicenses con los cristianos de origen judío. Quizá presenta a las
iglesias de Judea como un magnífico ejemplo de fortaleza, o tal vez los judíos
perseguidores de Tesalónica le hicieron recordar las condiciones similares que
había en Palestina. Cualquiera que sea la razón, revela el aprecio que tenía
por los creyentes judíos al catalogarlos como modelos que debían imitar las
otras iglesias.
15. Mataron al Señor Jesús. La iglesia de Tesalónica era una iglesia gentil, pero muchos de sus miembros habían sido prosélitos judíos (ver com. Hech. 17:4).
Esos miembros estaban acostumbrados a buscar a los dirigentes judíos de su ciudad para obtener instrucción religiosa. Podrían haber pensado que algo andaba mal en la enseñanza de Pablo, pues había provocado la ira de los dirigentes religiosos sobre él y sus seguidores.
Pero Pablo muestra que su
odio era de esperarse, pues "los judíos... mataron al Señor Jesús y a sus
propios profetas" (1 Tes. 2:14-15, cf. Mat. 23:31; Hech. 7:52). El apóstol
hace responsables a los judíos de la muerte de Cristo (cf. com. Hech. 2:23).
Nos expulsaron. "Nos han perseguido"
(BJ); "nos persiguen" (NC). Estas palabras podrían tener una
aplicación local o general. Los judíos habían perseguido a Pablo desde el
tiempo de su conversión (ver com. Hech. 9:23), y continuaron con sus malos
propósitos contra él y sus compañeros (ver com. Hech. 13:45). Específicamente,
los mismos judíos que ocasionaron perturbaciones en Tesalónica, persiguieron a
Pablo, Silas y Timoteo hasta Berea (ver com. Hech. 17:13).
No agradan a Dios. La flexión del verbo denota que
los judíos no acostumbraban agradar a Dios. Sentían celo por Dios y pensaban
que su cruel fanatismo agradaba al Señor (Juan 16:2); pero su enemistad contra
los cristianos era inspirada por la envidia, y ésta fue la que desató, como en
todas partes, la persecución en Tesalónica (Hech.17:5; 13:45). Esta conducta
sólo podía causar un profundo desagrado divino.
Se oponen. Los judíos se oponían a todos los demás. Si su celo
hubiera tenido la base del amor de Dios, también habrían amado a sus
semejantes; pero, al contrario, manifestaban un fanatismo exclusivista. Su
proceder hizo que muchos escritores paganos afirmaran que los judíos sentían
"sólo odio y enemistad" hacia otras naciones (Tácito, Historias v.
5). Pablo se daba cuenta de que ese odio asumía la terrible forma de tratar de
impedir que el Evangelio llegara a los que lo deseaban (cf. vers. 16).
16. Impidiéndonos. Gr. kÇlúÇ "estorbar",
"impedir", "prohibir".
Los judíos eran capaces de recorrer "mar y tierra para hacer un
prosélito" (Mat. 23:15), y se alegraban de que los extranjeros aceptaran
el judaísmo; pero hacían todo lo posible por impedir que los cristianos
divulgaran las buenas nuevas de la salvación mediante Cristo.
Para que éstos se salven. Pablo estaba convencido de que la predicación apostólica resultaba en la salvación de los que aceptaban su mensaje. Sabía que no hay salvación sino en Jesucristo (Hech. 4:12), y también sabía por experiencia personal, que cualquier esfuerzo para propagar el Evangelio atraería la ira de los judíos.
(cf. Hech. 22:22).
Colman. Gr. anapl'róÇ, "llenar plenamente", "llenar hasta el borde".
Cuando los judíos rechazaron la salvación en
Cristo e impidieron que otros se beneficiaran con el sacrificio del Salvador,
llenaron "hasta el borde" la medida de sus pecados (cf. com. Mat. 23:32).
Siempre. Los pecados de los judíos aumentaron más y más
hasta que la medida de su iniquidad estuvo más que completa, porque mataron a
los profetas en los días del AT, porque rechazaron y crucificaron al Señor de
los judíos y, finalmente, porque persiguieron tenazmente a los seguidores del
Salvador.
Vino. La consumación de la ira de Dios sobre el pueblo
escogido aún era algo futuro (70 d. C.); pero Pablo preveía el camino que
significarían los judíos, y por eso hablaba con certeza acerca del fin hacia el
cual se apresuraban. Según la profecía del AT (ver com. Dan. 9:24) y la de
nuestro Señor (Mat. 23:37-39; 24:15-20), así como por la iluminación del
Espíritu Santo, el apóstol podía ver la ira de Dios cayendo ya sobre la nación
impenitente. Jerusalén no estaba aún destruida, pero se le había retirado la
protección de Dios. Pronto la ciudad sería "hollada", los judíos
serían esparcidos, y se cumpliría la profecía del Señor (ver com. Luc.
19:43-44; 21:24).
La ira. Es decir, la ira de Dios (ver com. cap. 1:10).
Hasta el extremo. O "al fin".
17. Separados. Gr. aporfanízÇ, "dejar huérfano";
"lejos como huérfanos de vosotros" (BC). Después de hablar de los
judíos (vers. 15-16), el apóstol retoma el pensamiento de que su amor por ellos
no decrece. La palabra griega sugiere la íntima relación familiar que había
entre Pablo y sus conversos. Cuando las circunstancias los separaban, cada
miembro se sentía como huérfano.
Por un poco de tiempo. Literalmente "por el lapso
de una hora". No se sabe cuánto tiempo transcurrió desde que Pablo se
separó de ellos (Hech. 17:10) y el momento cuando escribió esta epístola; pero
deben haber transcurrido varios meses.
Procuramos. Gr. spoudázÇ, "apresurarse",
"afanarse", "ser diligente"; "ansiábamos" (BJ);
"nos dimos prisa" (BC); "quisimos ardientemente" (NC). Pablo
hacía todo lo posible para visitar de nuevo a los tesalonicenses.
Con mucho deseo. Pablo asegura a los
tesalonicenses que había hecho todo lo posible para volver a ellos. Esta
afirmación contrarrestaría cualquier pensamiento que sugirieran los adversarios
judaicos, en el sentido de que Pablo deliberadamente se alejaba de Tesalónica.
En realidad, la violenta expulsión que alejo a los apóstoles de los nuevos
creyentes, aumentó mucho su deseo de regresar a Tesalónica.
18. Yo Pablo ciertamente. Pablo se distingue ahora de sus
colaboradores, a los cuales siempre ha asociado consigo a través de la
epístola. Esto correspondía con la exactitud de los hechos, pues Silas y
Timoteo se habían quedado en Berea cuando Pablo fue a Atenas (Hech. 17:14), y
Timoteo había visitado a los tesalonicenses por pedido de Pablo (1 Tes. 3:1-2).
Los tres deseaban regresar, pero el apóstol podía afirmar, hablando por sí
mismo, que había trazado planes definidos para hacerlo "una y otra
vez" (literalmente "y una vez y dos veces"), o sea vez tras vez.
Anhelaba verlos.
Satanás. El Espíritu Santo había guiado a Pablo en sus
viajes misioneros. Antes de pasar a Europa en el viaje que lo llevó a
Tesalónica, el apóstol había pensado trabajar en la provincia de Asia, o en
Bitinia, pero el Espíritu Santo se lo había impedido (Hech.16: 6-7); pero no
fue el Espíritu Santo el que había expulsado a Pablo y a sus compañeros de
Tesalónica y se había opuesto a que regresaran. Esa fue, en realidad, la obra
de Satanás, el gran adversario.
Nos estorbó. Gr. egkóptÇ, "interrumpir",
"obstaculizar". En una carrera de carros de dos ruedas, un auriga
podía impedir el avance de un competidor; en una carretera moderna, un
automovilista egoísta a veces impide el avance del vehículo al que se ha
adelantado. Satanás había puesto obstáculos en el camino de Pablo y le impedía
regresar a Tesalónica. El apóstol no da ninguna indicación en cuanto a la manera
como Satanás lo estorbaba. Pero Satanás sólo puede estorbar, no impedir el
triunfo final del Evangelio. El Señor impera, y él y su iglesia finalmente
triunfarán.
19. ¿Cuál es nuestra esperanza? El apóstol llega a la razón
suprema de su anhelo de estar de nuevo con los creyentes de Tesalónica. Vivía con la esperanza de presentar a sus
conversos ante el Señor Jesús como trofeos de su fiel ministerio. Su esperanza
no era vana, pues se daba cuenta de la excelente calidad de la vida cristiana
de los tesalonicenses (cf. com. cap. 1:3-4).
Gozo, o corona. Ver com. Fil. 4:1; cf. com. 2
Cor. 1:14.
Me gloríe. En el día del triunfo Pablo podría presentar a sus
conversos con sano orgullo, regocijándose porque el Señor lo había usado para
la salvación de ellos. Estos conceptos de Pablo, expresados en esta ocasión,
tendrían un doble efecto sobre sus lectores: (1) los convencería de la
sinceridad de su amor por ellos y de su deseo de volverlos a visitar; (2) los
animaría a permanecer fieles a pesar de la persecución.
Venida. Gr. parousía (ver com. Mat. 24:3).
20. Vosotros sois nuestra gloria. En el vers. 19
Pablo ha descrito a sus conversos como su "esperanza",
"gozo" o "corona"; aquí los presenta como su
"gloria" (u "honor"). Esta era una gran alabanza para los
tesalonicenses. Estos creyentes no sólo eran el gozo y la corona del apóstol,
sino también su orgullo y deleite. Pablo se gloría por la evidencia de la obra del
Espíritu de Dios en ellos. El apóstol podía constantemente regocijarse y
agradecer (cap. 1:2) por la fe, amor y esperanza de los tesalonicenses (cap. 1:3),
y además por su fuerte espíritu misionero (cap. 1:8). El corazón de Pablo
estaba en Tesalónica, por encima y a pesar de todas las dificultades. (7CBA).
COMENTARIOS DE EGW
3-8; 10-13. HAp 208. "DAMOS SIEMPRE GRACIAS A DIOS POR TODOS VOSOTROS, haciendo
memoria de vosotros en nuestras oraciones; sin cesar acordándonos delante del
Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, y del trabajo de amor, y de la
tolerancia de la esperanza del Señor nuestro Jesucristo." Muchos de los
creyentes de Tesalónica se habían vuelto "de los ídolos . . . al Dios vivo
y verdadero." Habían recibido "la palabra con mucha
tribulación;" y sus corazones estaban llenos 208 del
"gozo del Espíritu Santo." El apóstol declaró que por su fidelidad en
seguir al Señor, eran "ejemplo a todos los que" habían "creído
en Macedonia y en Acaya."
ESTAS PALABRAS DE
ALABANZA NO ERAN INMERECIDAS; "porque de vosotros escribió
ha sido divulgada la palabra del Señor no sólo en Macedonia y en Acaya, más
aún en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido."
LOS CREYENTES
TESALONICENSES ERAN VERDADEROS MISIONEROS. Sus corazones
ardían de celo por el Salvador que los había librado del temor y "de la
ira que ha de venir." Por la gracia de Cristo, se había producido una
maravillosa transformación en sus vidas; y la palabra del Señor, hablada por
ellos, era acompañada de poder. Los corazones eran ganados por las verdades presentadas,
y almas eran añadidas al número de los creyentes.
EN ESTA PRIMERA
EPÍSTOLA, Pablo se refirió a su manera de trabajar entre los tesalonicenses.
Declaró que no había tratado de ganar conversos por medio del engaño o dolo.
"Según fuimos aprobados de Dios para que se nos encargase el evangelio,
así hablamos; no como los que agradan a los hombres, sino a Dios, el cual
prueba nuestros corazones. Porque nunca fuimos lisonjeros en
la palabra, como sabéis, ni tocados de avaricia; Dios
es testigo; ni buscamos de los hombres gloria, ni de vosotros, ni de otros,
aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo. Antes fuimos blandos
entre vosotros como la que cría, que regala a sus hijos: tan amadores de
vosotros, que quisiéramos entregaros no sólo el evangelio de Dios, más aun
nuestras propias almas; porque nos erais carísimos."
"Vosotros sois testigos, y Dios continúa el apóstol, de cuán santa y justa e irreprensiblemente nos condujimos con vosotros que creísteis: así como sabéis de qué modo exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros, como el padre a sus hijos. Y os protestábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria. "Por lo cual, también nosotros damos gracias a Dios sin cesar, de que habiendo recibido la palabra de Dios que oísteis 209 de nosotros, recibisteis no palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, el cual obra en vosotros los que creísteis."
6, 9. HAp 280. TESALÓNICA es el primer lugar acerca del cual leemos que
trabajó Pablo con sus manos para sostenerse mientras predicaba la Palabra.
Escribiendo a la iglesia de creyentes de allí, les 280 recordó
que podía haberles sido "carga," y añadió: "Hermanos,
os acordáis de nuestro trabajo y fatiga: que trabajando de noche y de día por
no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios."
(1 Tes. 2: 6, 9.) Y de nuevo, en su segunda Epístola a los
Tesalonicenses, declaró que él y sus colaboradores, durante el tiempo que
habían estado con ellos, no habían comido "el pan de ninguno de
balde." Noche y día trabajamos, escribió, "por no ser
gravosos a ninguno de vosotros; no porque no tuviésemos potestad, sino por
daros en nosotros un dechado, para que nos imitaseis."
(2 Tes. 3: 8, 9.)
EN
TESALÓNICA Pablo
había encontrado personas que se negaban a trabajar con las manos.
Respecto a esta clase escribió más tarde: "Andan algunos entre vosotros fuera de orden, no trabajando en nada, sino ocupados en curiosear. Y a los tales requerimos y rogamos por nuestro Señor Jesucristo, que, trabajando con reposo, coman su pan." Mientras trabajaba en Tesalónica, Pablo había tenido cuidado de presentar a los tales un ejemplo correcto. "Porque aun estando con vosotros escribió, os denunciábamos esto: Que si alguno no quisiere trabajar, tampoco coma." (2 Tes. 3:11,12,10.)
EN TODO TIEMPO SATANÁS Ha Tratado De Perjudicar Los Esfuerzos De Los Siervos De Dios Introduciendo En La Iglesia Un Espíritu De Fanatismo. Así era en los días de Pablo, y así fue en los siglos ulteriores, durante el tiempo de la Reforma.
WICLEF,
LUTERO, y muchos otros que beneficiaron al mundo por
su influencia y fe, afrontaron los ardides por los cuales el enemigo procura
arrastrar a un fanatismo excesivamente celoso las mentes desequilibradas y
profanas.
CIERTAS ALMAS EXTRAVIADAS han enseñado que la adquisición de la verdadera santidad eleva la mente por encima de todo pensamiento terrenal e induce a los hombres a abstenerse enteramente del trabajo.
OTROS, INTERPRETANDO CON EXTREMISMO cierto texto de la Escritura, han enseñado que es un pecado trabajar, que los cristianos no debieran preocuparse de su bienestar temporal y del de sus familias, sino que deberían dedicar sus días enteramente a las cosas espirituales. 281
La Enseñanza Y El Ejemplo Del Apóstol Pablo Son Un Reproche Contra Semejantes Conceptos Extremos.
PABLO No Dependía Enteramente De La Labor De Sus Manos Para Sostenerse En Tesalónica. Refiriéndose ulteriormente a lo que le sucedió en esa ciudad, escribió a los creyentes filipenses en reconocimiento de los dones que había recibido de ellos mientras estaba allí: "Aun a Tesalónica me enviasteis lo necesario una y dos veces." (Fil. 4: 16).
NO
OBSTANTE el hecho de que había recibido esta ayuda, tuvo cuidado de presentar a
los tesalonicenses un ejemplo de diligencia, de modo que nadie pudiera acusarlo
con razón de codicia, y también para que aquellos que tenían conceptos
fanáticos en cuanto al trabajo manual recibieran una reprensión práctica.
19-20. DMJ 77; Ed 66; HAp 209. "Vosotros sois testigos, y Dios continúa el apóstol, de cuán santa y justa e irreprensiblemente
nos condujimos con vosotros que creísteis: así como sabéis de qué modo
exhortábamos y consolábamos a cada uno de vosotros, como el padre a sus hijos.
Y os protestábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su
reino y gloria. "Por lo cual, también nosotros damos gracias a Dios sin
cesar, de que habiendo recibido la palabra de Dios que oísteis 209 de
nosotros, recibisteis no palabra de hombres, sino según es en verdad, la
palabra de Dios, el cual obra en vosotros los que creísteis."
"Porque ¿cuál
es nuestra esperanza, o gozo, o corona de que me gloríe? ¿No sois vosotros,
delante de nuestro Señor Jesucristo en su venida? Que vosotros sois nuestra
gloria y gozo."
EN SU PRIMERA
EPÍSTOLA A LOS CREYENTES TESALONICENSES, Pablo Se Esforzó Por Instruirlos
Respecto Al Verdadero Estado De Los Muertos.
Dijo que los
muertos dormían en la inconsciencia: "Tampoco, hermanos, queremos que
ignoréis acerca de los que duermen, que no os entristezcáis como los otros que
no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también
traerá Dios con él a los que durmieron en Jesús.... Porque el mismo Señor con
aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo;
y los muertos en Cristo resucitarán primero: luego nosotros, los que vivimos,
los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes a
recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor."
Los Tesalonicenses
Se Habían Aferrado Ansiosamente A La Idea De Que Cristo Estaba Por Venir Para
Transformar A Los Fieles Que Vivían, Y Llevarlos Consigo. Habían
protegido cuidadosamente la vida de sus amigos, para que no murieran y
perdieran la bendición que ellos esperaban recibir al venir su Señor. Pero sus
amados, uno tras otro, les habían sido arrebatados; y con angustia los
tesalonicenses habían mirado por última vez los rostros de sus muertos,
atreviéndose apenas a esperar encontrarlos en la vida futura.
Cuando abrieron y
leyeron la epístola de Pablo, las palabras referentes al verdadero estado de
los muertos proporcionaron gran gozo y consuelo a la iglesia. Pablo mostró que
aquellos que vivieran cuando Cristo viniese no irían antes al encuentro de su
Señor que aquellos que hubieran dormido en Jesús. La voz del arcángel y la
trompeta de Dios alcanzarían a los que durmieran, y los muertos en Cristo
resucitarían primero, antes 210 que el toque de la
inmortalidad se concediera a los vivos. "Luego nosotros, los que vivimos,
los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes a
recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto,
consolaos los unos a los otros en estas palabras."
DIFÍCILMENTE
PODEMOS APRECIAR LA ESPERANZA Y EL GOZO que esta seguridad proporcionó
a la joven iglesia de Tesalónica. Ellos creyeron y atesoraron la carta que les
envió su padre en el Evangelio, y sus corazones se llenaron de amor a él. Él
les había dicho estas cosas antes; pero en aquel entonces sus mentes estaban
tratando de asimilar doctrinas que les parecían nuevas y extrañas; y
no es sorprendente que la fuerza de algunos puntos no se había impresionado
vívidamente en su espíritu.
PERO TENÍAN HAMBRE DE
LA VERDAD, y la epístola de Pablo les dio nueva esperanza y fuerza, y una fe
más firme en Aquel cuya muerte había sacado a luz la vida y la inmortalidad, y
les dio un afecto más profundo por él. Ahora se regocijaban en el conocimiento
de que sus amados amigos se levantarían de la tumba, para vivir para siempre en
el reino de Dios.
Ministerio Hno. Pio
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