viernes, octubre 15, 2021

REFLEXIÓN 874. SECCIÓN DOCTRINAL: Judíos Y Gentiles Son Uno En Cristo (EFESIOS 2).

Efesios 2. 

JUDÍOS Y GENTILES SON UNO EN CRISTO: Vers. (1-2) Comparando lo que éramos por (3-4) naturaleza, con lo que ahora somos (5-9) por la gracia.

(10-18) Pablo declara que somos hechos para las buenas obras, y que, como fuimos acercados por Cristo, no debemos vivir como los gentiles y extranjeros de tiempos pasados, sino como (19-22) ciudadanos con los santos y la familia de Dios.

1 Y EL os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,

3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de vuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. 4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,

5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, 7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe.

10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. 11 Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne. 

12 En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.

13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. 14 Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, 15 aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 16 y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. 17 Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca; 18 porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre.

19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, 20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, 21 en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; 22 en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu. (Efesios 2).

1. Dio vida. Estas palabras aparecen en el original griego sólo en el vers. 5; sin embargo, los traductores de la RVR consideraron apropiado incluirlas en el vers. 1 para transmitir con mayor precisión el sentido total del párrafo, y al mismo tiempo evitar una construcción sintáctica difícil, como la del original. 

Pero es posible traducir el original sin esta inclusión, como lo hacen otras versiones: "Y a vosotros que estabais muertos en vuestros delitos y pecados" (BJ). "Y vosotros estabais muertos por vuestros delitos y pecados" (NC). Sin embargo, permanece la estructura irregular del párrafo. Ver com. vers. 5.

Muertos. El ser humano sufre algo más que de una inadaptación social o de molestos complejos: se halla en una condición de muerte espiritual. El estado de depravación humana es muy parecido al de la muerte física. 

En la muerte falta el principio de vida, esencial para el crecimiento espiritual (Efe. 5:14; Juan 6:53; 1 Juan 3:14; 5:12; Apoc. 3:1).

Delitos y pecados. Estos dos términos se usan probablemente como una acumulación para dar énfasis y destacar la gravedad y los distintos aspectos del pecado.

2. Anduvisteis. Gr. peripatéÇ, literalmente, "caminar alrededor", "andar"; metafóricamente "vivir". Casi siempre que se usa esta palabra en el NT (principalmente la emplean Juan y Pablo), tiene el sentido metafórico de "conducta de vida". Compárese con el uso del verbo hebreo halak (ver com. Gén. 5:22). En contraste con el "caminar" del impío en sus "delitos y pecados", aparece el "caminar" en "buenas obras" del que ha sido regenerado (cap. 2:10).

En otro tiempo. Antes de la conversión.

Corriente. Gr. aiÇn, literalmente "edad", "siglo", "era" (ver com. Mat. 13:39); sin embargo, aiÇn no sólo expresa una idea temporal, sino que también puede denotar la clase de vida característica del mundo: desunión y separación de Dios.

Mundo. Gr. kósmos (ver com. Mat. 4:8). Kósmos a veces se usa casi como sinónimo de aiÇn (compárese 1 Cor. 3:19 con 1 Cor. 2:6). La diferencia radica en que aiÇn es un período de tiempo algunas veces considerado desde el punto de vista de sus características sobresalientes, mientras que kósmos es el mundo en determinado período.

Príncipe. Es decir, Satanás. Jesús lo llama "el príncipe de este mundo" (Juan 12:31). El racionalismo cree que Satanás es sólo una figura mitológica, y él se siente satisfecho de que los hombres crean que no existe. Pero las Escrituras lo presentan como un ser real (ver com. Mat. 4:3).

Aire. Aquí quizá sea una referencia al espacio atmosférico. Esta expresión puede quizá destacar el hecho de que los espíritus demoníacos son invisibles y tienen libre acceso al aire que nos rodea.

Hijos de desobediencia. El apóstol se refiere a los seres humanos que son siempre desobedientes e inclinados a hacer el mal, por lo que están sujetos a condenación (cap. 5:6). 

Se hallan en estado de rebelión y oposición a Dios y a su voluntad.

 (cf. Sal. 68: 6; Isa. 1:2; 63:10; etc.).

3. También todos nosotros. Después de dirigirse a los gentiles en los vers. 1-2, Pablo reconoce que tanto él como sus compatriotas judíos también pertenecieron a la misma clase de "hijos de desobediencia" (ver Rom. 2:1; cf. cap. 3:20). La caída colocó a todos los seres humanos en un mismo nivel (Rom. 3:9,23; Gál. 3:22). 

Deseos de nuestra carne. Los impulsos de la naturaleza inferior. 

(ver com. Rom. 7:5; 8:4-7).

Haciendo la voluntad. Es decir, siguiendo los deseos de la carne y de la mente corrupta. El pecado yace en las profundidades del ser humano no sólo en los pecados propios de su naturaleza carnal si no también en las desenfrenadas imaginaciones de la mente.

Hijos de ira. Es decir, hijos merecedores de ira. En cuanto al concepto de la "ira de Dios", ver com. Rom. 1:18; y respecto a la manera en la cual el pecado de Adán hizo que sus descendientes llegaran a ser "hijos de ira", ver com. Rom. 5:12. Compárese con la expresión "vasos de ira" (ver com. Rom. 9:22).

4. Pero Dios. Los vers. 2-3 representan un cuadro tenebroso que parece conducir a una inevitable condenación; sin embargo, Pablo ahora presenta la alternativa.

Rico en misericordia. Dios no sólo es misericordioso sino rico en misericordia con todo aquel que invoca su nombre (Rom. 10:12), no porque haya méritos en el ser humano sino porque Dios se complace en conceder misericordia (Tito 3:5; 1 Ped. 1:3).

Gran amor. El amor de Dios es mucho más que simple compasión. Su amor nos induce a realizar acciones benéficas; es inmutable. Dios nos amó aún siendo nosotros pecadores (ver com. Rom. 5:8), y nunca dejará de amarnos. 

Su amor fue la causa de su obra de salvación (Juan 3:16). El amor es el principal atributo del carácter divino (1 Juan 4:8), el cual recibe su máxima expresión en la persona de Cristo.

Dios tiene misericordia de nosotros porque somos pecadores, y nos ama porque somos criaturas suyas. 

Su gran obra en favor de la humanidad no fue meramente un acto de benevolencia o de caritativa condescendencia, sino un acto de ternura y amor. En cuanto al análisis de la palabra que aquí se traduce "amor" (agáp'), ver com. Mat. 5:43; 1 Cor. 13:1.

5. Muertos en pecados. Esta frase se puede unir con la antecedente "nos amó", destacando así el gran amor de Dios por nosotros mientras aún éramos pecadores.

 (ver com. Rom. 5:8). 

Dio vida. Gr. suzÇopoiéÇ, "dar vida juntamente con" (ver com. vers. 1). En el NT esta palabra sólo se usa aquí y en Col. 2:13. SuzÇopoiéÇ y su forma abreviada zÇopoiéÇ (utilizada 12 veces en el NT) se refieren a un proceso de transformación por el cual se pasa de muerte a vida nueva.

Así como Cristo fue vivificado de entre los muertos, el ser humano es también vivificado de su estado de muerte espiritual. El propósito divino es elevar al hombre a una nueva esfera, a una nueva relación en la cual sea gobernado por nuevos principios.

Juntamente con Cristo. Somos crucificados en él: morimos con él; somos resucitados con él: vivimos con él; reinamos con él: somos coherederos con él; sufrimos con él y compartimos su gloria (Rom. 6:3-8; 8:17; Gál. 2:20). La salvación se alcanza no por medio de instrucción o normas morales, sino cuando el creyente por la fe recibe la vigorizante vida que fluye de Cristo.

Por gracia sois salvos. Ver com. vers. 8. El tema de la salvación por medio de la gracia es de vital importancia para el apóstol. Y para destacar el maravilloso acto salvador de Dios, coloca este pensamiento a manera de paréntesis.

 La flexión del verbo indica una acción hecha en el pasado, cuyos resultados continúan en el presente. Hay tres aspectos de la salvación: pasado, presente y futuro.

(ver com. Rom. 8:24).

6. Nos resucitó. Cf. Rom. 6:5; Fil. 3:10. Somos resucitados por el vivificante poder de la gracia de Dios para vivir una nueva vida en Cristo Jesús.

Sentar. . . con. Cristo está en el cielo sentado a la diestra de Dios (Efe. 1:20; Col. 3:1), y al aceptarlo como nuestro gran representante podemos, en sentido espiritual, estar también allí compartiendo su trono.

Lugares celestiales. Ver com. cap. 1:3. Los que ven a Cristo sentado a la diestra de Dios, pueden vivir en la atmósfera del cielo mientras están aquí en la tierra. Los creyentes ahora pertenecen al mundo celestial, porque la entrada de Cristo en las cortes celestiales fue una garantía de la entrada en el cielo de todos los que acepten la salvación. La vida espiritual en la tierra llega a ser de esta manera un anticipo de la celestial. Cristo está con nosotros por medio de su Espíritu Santo (Mat. 28:20), y nos considera como si ya viviéramos con él.

Con Cristo Jesús. Esta es la frase clave del pasaje, que contrasta agudamente con otra: "muertos en pecados" (ver com. vers. 5).

7. Mostrar. Este versículo presenta uno de los misericordiosos propósitos de la obra de la gracia. Siglos venideros. O edades de la eternidad (ver arriba com. "Mundo"). Pablo concibe la eternidad como una infinita sucesión de períodos temporales, no como algo temporal.

Abundantes riquezas. El alcance de una sola vida o de una edad no es suficiente para revelar todas las riquezas de la gracia divina; se necesita la eternidad. A través de las edades sin fin la existencia de las huestes de los redimidos mostrará las "abundantes riquezas de su gracia" (cf. com. cap. 1:6).

Bondad. Cristo fue el medio específico por el cual Dios demostró su bondad para con la humanidad. "Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo" (2 Cor. 5:19).

8. Por gracia. . . por medio de la fe. Es decir, gracia de parte de Dios y fe de parte del hombre. La fe acepta la dádiva divina. Somos salvos cuando confiamos en Cristo y nos entregamos completamente a él. La fe no es la causa de nuestra salvación, sino sólo el medio (ver coro. Rom. 4:3). En cuanto al concepto de "gracia", ver com. Rom. 3:24. Acerca de la relación entre "fe" y salvación, ver com. Rom. 4:3. 

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No de vosotros. Es decir, la salvación no se alcanza con los esfuerzos humanos.

Don de Dios. La salvación es un regalo, sin precio de ninguna. clase.

 (Isa. 55:1; Juan 4:14; 2 Cor. 9:15; 1. Juan 5:11).

9. No por obras. Ver com.  Gál. 2:16; cf. com. Rom. 4:4. Las obras no son la causa sino el efecto de la salvación (ver com. Rom. 3:31). 

Gloríe. Ningún hombre jamás podrá gloriarse diciendo: "Yo he ganado mi salvación". Uno de los propósitos del plan de salvación es mostrar en los siglos de la eternidad las riquezas de la gracia de Dios (cap. 1:7); por lo tanto, no hay ningún motivo para que el hombre se gloríe de alguna manera.

10. Hechura suya. Gr. pói'ma, "cosa hecha", "hechura", "obra". La palabra "poema" deriva de pói'ma. El término se refiere a la nueva creación espiritual que Dios efectúa en el hombre. Dios nos vuelve a formar para que caminemos en "buenas obras".

Creados en Cristo Jesús. El hombre no puede producir por sí mismo buenas obras. Es necesario que antes sea recreado espiritualmente por Cristo para que pueda producir las buenas obras, las cuales hará de acuerdo con la voluntad de Dios. El privilegio y el deber de testificar acerca del propósito divino mediante las buenas obras llega a ser posible debido al cambio que Cristo efectúa en la voluntad, los afectos y los propósitos (Mat. 5:14-16).

Preparó de antemano. O "constituyó anticipadamente". Dios dispuso antes de la creación que los salvados por la gracia divina debían fructificar mediante buenas obras como un testimonio de esa salvación gratuita. Esa secuencia -la salvación como dádiva de Dios en Cristo y después las buenas obras como fruto de ella- fue escrita en el código espiritual, al que debía ajustarse el hombre.

Anduviésemos en ellas. En cuanto al sentido de "andar" en el NT, ver com. vers. 2. Este andar contrasta con el descrito en el vers. 2. Caminar o andar en buenas obras debe ser algo habitual y espontáneo, no impuesto; una expresión natural de la nueva vida que ha sido creada en el creyente. Si alguno no está caminando en buenas obras, hay razón para poner en duda el que haya recibido la gracia. El Arquitecto del universo lo es también de las almas, cuya actividad responde a un propósito eterno (cap. 1:4). Dios no sólo proporciona la oportunidad para que haya buenas obras, sino que también ofrece los medios para que sean hechas (Juan 15:16; 2 Tim. 2:21).

11. Por tanto, acordaos. Es bueno que el cristiano recuerde siempre cuál era su antigua condición. Era sorprendente para judíos y gentiles que ambos hubieran entrado en la relación del nuevo pacto con el Mesías por los mismos medios, aun cuando los primeros tenían la ventaja de haber recibido antes la palabra divina (Rom. 3:1-2).

Gentiles en cuanto a la carne. El apóstol se refiere al estado de incircuncisión de los que no eran judíos.

Incircuncisión. . . circuncisión. Expresiones específicas para referirse a judíos y gentiles (ver com.  Rom. 2: 25-29; Gál. 5:6).

12. Sin Cristo. O "lejos de Cristo" (BJ). "Desconectados de Cristo" (BJ). 

Pablo no condena a los gentiles; sólo expresa el hecho de que como estaban "desconectados" del Mesías carecían de la fuente del poder regenerador. "Sin Cristo" es la trágica antítesis de la frase clave con frecuencia repetida por Pablo: "en Cristo" (ver coro. cap. 1:1).

Alejados. O "excluidos" (BJ, BC, NC) (cf.  Efe. 2:19 -7 Col. 1:21). Ajenos. Dios estableció sus pactos con Abrahán y sus descendientes (Gén. 12:3; 22:18). Ellos debían actuar para que los beneficios del pacto también llegaran a los paganos, invitándolos a participar en la adoración del verdadero Dios (ver t. IV, pp. 30-32). Los judíos fracasaron en llevar a cabo el plan de Dios, y como consecuencia los gentiles quedaron "ajenos" y "alejados". Por lo tanto, antes de la primera venida de Cristo el conocimiento de "los pactos de la promesa" quedó reducido casi exclusivamente al pueblo judío.

Sin esperanza. Los gentiles no tenían esperanza en el Mesías y, como consecuencia, tampoco en las bendiciones que emanan de él. En las inscripciones cristianas en las catacumbas romanas frecuentemente aparece la palabra "esperanza"; pero nunca se encuentra sobre una tumba pagana.

Sin Dios. Gr. átheos, palabra de la cual deriva "ateo". En el presente contexto es posible que sólo signifique "desconocimiento de Dios". No puede haber una desgracia o pérdida mayor. Los gentiles no eran ateos porque les faltaran dioses, pues tenían muchos; pero desconocían al verdadero Dios, cuyos atributos son santidad, amor, justicia y misericordia.

13. Pero ahora. Otro de los significativos contrastes de Pablo para dar fuerza a su argumentación (cf. vers. 4).

Lejos. . . cercanos. Con el llamamiento de la iglesia cristiana (t. IV, p. 37) el Evangelio fue predicado a los gentiles (ver com. Rom. 11:12).  Muchos respondieron positivamente y así fueron "hechos cercanos".

Por la sangre. Somos reconciliados por su sangre (Rom. 5:10; 2 Cor. 5:19), redimidos por su sangre (Col. 1:14), justificados por su sangre (Rom. 5:9) y limpiados por su sangre (1 Juan 1:7). 

La sangre de Cristo vindica el buen nombre de Dios y es la prueba de su infinito amor. Toplady, autor del conocido himno "Roca de la eternidad", se convirtió mientras escuchaba un sermón sobre Efe. 2:13, predicado por un trabajador en un granero. En cuanto a la relación de la sangre de Cristo con la salvación. ver com. Rom. 3:25.

14. Él es nuestra paz. En el original griego se utiliza una forma enfática para el pronombre "él". Cristo no es sólo el pacificador sin también la paz. Él es el vínculo de unión y el paz. En él todas las divisiones de la humanidad deben cesar. En el AT la idea de paz a menudo estaba vinculada con la del Mesías (Isa. 9:6; cf. Miq. 5:5); y como Cristo era la paz de judíos y gentiles ante Dios, estableció la paz entre ellos.

De ambos pueblos hizo uno. "Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre" (Gál. 3:28).

La pared intermedia de separación. O "el muro que los separaba" (BJ). La imagen pudo haber sido tomada de la valla que en el templo separaba el atrio de los gentiles del atrio de los judíos (t. V, pp. 68-69). Ningún gentil se atrevía a pasar más allá de ese límite. Ver la ilustración frente a la p. 449.

15. Aboliendo. Gr. katargéÇ, "cancelar", anular", "invalidar". "Anulando" (BJ, BC, NC). 

Este verbo se utiliza para referirse a la higuera estéril que "inutiliza" (katargéÇ) la tierra (Luc. 13:7), y también para la incredulidad que hace "nula" la fidelidad de Dios.

 (ver com. Rom. 3:3). 

En su carne. Es decir, en el sacrificio de su cuerpo en la cruz.

Las enemistades. Puede considerarse que "enemistades" está en aposición con "pared intermedia", o con "ley de los mandamientos". El texto griego parece favorecer la primera posibilidad, aunque la última no es imposible, y podría ser preferida debido al contexto. Ambas ideas no son incompatibles. Cristo eliminó las enemistades al abolir "la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas".

Ley de los mandamientos. Se cree generalmente que esta es una referencia a la ley ceremonial. Es cierto que ésta finalizó en la cruz del Calvario; pero debería notarse que el sistema ceremonial, tal como Dios lo dio, no produjo la enemistad que Pablo describe en este pasaje.

La interpretación judía de la ley ceremonial, las adiciones humanas que se le hicieron y las actitudes exclusivistas y hostiles del pueblo judío, pusieron la base para la enemistad con los gentiles. Las reglamentaciones añadidas, más las correspondientes interpretaciones, modificaron la fuerza y función de las ordenanzas originales, y en algunos casos llegaron inclusive casi a anularlas. Todo gentil que deseaba obtener la "ciudadanía de Israel" (vers. 12), tenía que enfrentarse a un complicado sistema de requerimientos legales. Es fácil comprender entonces por qué un sistema tal resultaba tan poco atractivo para el gentil, así como el Dios que él creía que era el autor de semejante enseñanza. De esta manera el sistema judío se convirtió en una barrera infranqueable, una pared intermedia que impedía que los gentiles aceptaran la adoración del verdadero Dios. Los judíos abominaban y detestaban a sus vecinos gentiles, y éstos, a su vez, odiaban y despreciaban a los judíos.

Dios había confiado a los judíos "la palabra" divina (Rom. 3:2). Ellos eran los representantes oficiales ante el mundo de la verdadera religión. No fue sino hasta la fundación de la iglesia cristiana que hubo otro pueblo al cual Dios pudo usar para que instruyera a los que buscaban salvación.  Al referirse a los escribas y fariseos, quienes se habían sentado "en la cátedra de Moisés", Jesús aconsejó al pueblo: "Todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo" (Mat. 23:3). Cuando los judíos rechazaron a Cristo les fue quitada su condición de representantes oficiales de la verdadera religión, la cual le fue entregada a la iglesia cristiana (ver com. Mat. 21:43). Después de la crucifixión ya no era necesario que los hijos de Dios continuaran observando el ritual judaico (ver com. Gál. 2:16).

Al comienzo la distinción entre judaísmo y cristianismo no fue entendida con suficiente claridad, y numerosos conversos judíos creían que el cristianismo era simplemente el judaísmo, al cual se le había agregado la creencia en Jesús como el Mesías. Sostenían que los conversos gentiles, además de aceptar a Jesucristo debían circuncidarse y ajustarse al sistema ritual judío.

El concilio de Jerusalén fue convocado para resolver esa situación (Hech. 15), y su decisión fue en contra de las opiniones de los judaizantes; sin embargo, no todos estaban dispuestos a aceptar las decisiones del concilio. Se formó un fuerte partido que continuaba insistiendo en que los gentiles debían aceptar el judaísmo junto con el cristianismo. Un grupo de judíos celosos de la tradición parecen haber agitado las iglesias de Galacia, lo que hizo que el apóstol Pablo escribiera su Epístola a los Gálatas, en la cual presenta claramente que el sistema del judaísmo ya había caducado.

Este proceso de transición -de judaísmo a cristianismo- es el tema de Pablo en este vers. 15. El judaísmo con su complicado sistema de reglamentaciones y decretos, había perdido su eficacia. El derribamiento de "la pared intermedia de separación" más la aceptación de Cristo por parte de los gentiles, había hecho a éstos "cercanos".

Sin embargo, la terminación del sistema ceremonial judío no significó la abrogación de todas las leyes que Dios había dado al pueblo judío. La ley ceremonial que prefiguraba a Cristo llegó, naturalmente, a su conclusión cuando sus símbolos hallaron su pleno cumplimiento en él. Las leyes civiles judías en gran medida habían quedado sin efecto con la desaparición de la soberanía de la nación israelita. Pero los preceptos morales, los Diez Mandamientos -un reflejo del carácter divino-, son tan eternos como Dios; no pueden ser abrogados. Pablo dejó bien sentado en todas sus enseñanzas referentes a la abrogación del sistema legal judío, que la ley moral no ha sido abrogada (ver com. Rom. 3:31). Al referirse al fin de la circuncisión agregó muy significativamente: pero "el guardar los mandamientos de Dios [es el todo]" (ver com. 1 Cor. 7:19; Gál. 2:16).

Expresados. Gr. "La ley de los mandamientos en decretos". La RVR añade la palabra "expresados", que no aparece en el original. La BJ utiliza el adjetivo "sus" que tampoco está en el original: "la ley de los mandamientos con sus preceptos". Todos son intentos de hacer más comprensible esta construcción difícil.

Ordenanzas. Gr. dógma, "decreto", "edicto", "ordenanza". En Luc. 2:1 se usa el mismo sustantivo para referirse al edicto de Augusto César ordenando "que todo el mundo fuese empadronado", y en Hech. 17:7 se refiere a los edictos de César en general. En Hech. 16:4 dógma se aplica a las disposiciones del concilio de Jerusalén. En el presente versículo, dógma describe los decretos de la ley judía.

De los dos. De judíos y gentiles.

Nuevo hombre. Esto significa más que la armonía establecida entre ambos, El adjetivo griego kainós que se usa aquí, significa "nuevo" en calidad antes que en tiempo. Se trata de una persona nueva, de una calidad diferente de cualquiera de los elementos que la componen (cf. com. cap. 4:24). Haciendo la paz. Estas palabras complementan la frase previa "él es nuestra paz" del vers. 14.

16. Mediante la cruz. Es la única vez que se menciona la cruz en la epístola. Es presentada como el medio de reconciliación y el lugar donde fue destruida la enemistad. La cruz es el gran nivelador, el común denominador para todos los hombres, pues Cristo murió por todos y fuera de él no hay otro medio d salvación.

Reconciliar. Gr. apokatalássÇ, forma intensiva de katalássÇ (ver com. Rom. 5:10).

En un solo cuerpo. Con esta figura e apóstol se refiere a la iglesia cuya cabeza es Cristo (cap. 1:22). La misma idea se halla en la expresión "nuevo hombre" (vers. 15) y en la palabra "cuerpo" (cap. 1:23).

Matando en ella las enemistades. Debido a que la muerte de Cristo puso fin a las hostilidades (cf. com. Col. 1:20). Discordia e la familia, luchas partidistas, rencores en la nación, celos denominacionales, tensiones y conflictos personales: todo esto se resuelve cuando los seres humanos llegan a ser hijos e hijas de Dios y por lo tanto "uno en Cristo".

17. Vino. Tal vez una referencia a la venida de Cristo mediante el Espíritu después de su ascensión. El Evangelio de paz fue proclamado a los gentiles y a los judíos por el poder del Espíritu.

Anunció las buenas nuevas de paz. La predicación del Evangelio siempre produce una disposición de paz y buena voluntad para con nuestros semejantes. Compárese con la frase "él es nuestra paz" (ver com. vers 14). Él es no sólo la seguridad de nuestra paz sino que es nuestra paz.

Que estabais lejos, y a los que estaban cerca. Ver com. vers. 13. Una probable alusión a Isa. 57:19. Los judíos necesitaban la reconciliación tanto como los gentiles, porque aun cuando tenían conocimiento de Dios, en la práctica estaban separados de él por causa de sus tradiciones y pecados (Isa. 59:2; Gál 1:14; 4:9; 1 Ped. 1:18). 

La rasgadura del velo del templo cuando murió Jesús (Mat. 27:51) no sólo significó que el símbolo se había encontrado con la realidad simbolizada - lo que puso fin a la validez del sistema ceremonial -, sino que también la pared que dividía a judíos y gentiles había sido derribada (P 209; cf. Rom. 3:30).

18. Entrada. Gr. prosagÇgé, "acercamiento", "entrada"; "acceso" (BJ) (ver com. Rom. 5:2). Jesús dijo de sí mismo: "Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo" (Juan 10:9). 

La verdadera meta de toda religión e encontrar el acceso a Dios. Las tres personas de la Trinidad están presentes en este versículo: El (Cristo), el Espíritu y el Padre.

Por un mismo Espíritu. O "en un mismo Espíritu" (BJ, BC, NC). No existe un Espíritu para los gentiles y otro para los judíos.

Al Padre. Esta palabra era muy significativa para los que estaban "lejos". La idea de un Padre amante tenía que producir un fuerte impacto entre los gentiles, que hastiados con sus deidades estaban buscando "AL DIOS NO CONOCIDO" (Hech. 17: 23).

19. [Ni] extranjeros ni advenedizos. "Ni  forasteros" (BJ, BC). Cf. vers. 12. Los extranjeros (Gr. xénos) procedían de otros países; los advenedizos (Gr. pároikos) eran los que vivían en un lugar que no era el suyo. No tenían derechos de ciudadanía como los israelitas en Hech. 7:6,29.

Conciudadanos. Los gentiles que aceptaban a Cristo tenían derecho a todos los privilegios de la ciudadanía en la nueva comunidad de la iglesia cristiana (cf. vers. 12).

Santos. Ver com. cap. 1:1 "Santos" incluye a los cristianos de origen judío y a los gentiles que formaban el "cuerpo" o iglesia (cf. cap. 1:23; 2:16).

De la familia. Es decir, miembros de la familia, parientes, a quienes corresponden los privilegios de protección, sustento y confraternidad (cf. Gál. 6:10). Dios es al mismo tiempo Rey de los ciudadanos y Padre de la familia. Los gentiles ya no son forasteros o huéspedes, sino que disfrutan de residencia permanente (Efe. 3:15).

20. Fundamento. De acuerdo con la manera característica de Pablo, la figura literaria pasa de las personas que habitan la casa a la estructura de ésta. La figura difiere de las que hay en 1 Cor. 3:11 porque aquí se presenta directamente a Cristo como el fundamento.

Apóstoles y profetas. Puede considerarse esta frase como en aposición con "fundamento". De esta manera la frase sería: "el fundamento, el cual es los apóstoles y profetas". Algunos limitan aquí los alcances del término "profetas" a los profetas del NT (Efe. 3:5; 4:11; cf. 1 Cor. 12:10).

Otros consideran que también se incluye a los profetas del AT, pues ellos en realidad establecieron el fundamento de la obra del Mesías. Los profetas, a quienes Dios reveló las riquezas de su gracia, y los apóstoles, los heraldos especiales de dicha gracia, constituyen el fundamento.

Otros cristianos constituyen la estructura del edificio. Este pasaje no dice que la iglesia debía fundarse sobre un apóstol, como Pedro, sino sobre todos los apóstoles, con Cristo como Piedra principal y angular.

Principal piedra del ángulo. Esta expresión sólo se utiliza aquí y en 1 Ped. 2:6, donde se describe el edificio como compuesto de piedras vivas. En la comparación la piedra del ángulo es considerada como aquello que mantiene unido el edificio. Cristo mantiene unidas las diversas partes del edificio espiritual dándole forma y unidad. La metáfora se tomó de Sal. 118:22, y Cristo se la aplicó a sí mismo (Mat. 21:42).

21. En quien. Es decir, en Jesucristo. 

Esta expresión, frase clave en la epístola (ver com. cap. 1:1), expresa una experiencia mística, pero real, de igual aplicación a la frase "en el Señor", al final del versículo. El crecimiento cristiano se efectúa por medio de la experiencia continua de "estar en él".

Bien coordinado. Gr. sunarmologéÇ, "estar compuesto", "estar compaginado", "bien trabado", "organizado". Esta palabra se traduce "bien concertado y unido" en el cap. 4:16, donde sunarmologéÇ aparece por segunda y última vez en el NT. La iglesia no es un montón de piedras reunidas por accidente: tiene forma y coherencia. Cada piedra ocupa su lugar en la estructura, cuya estabilidad depende de una cuidadosa planificación.

Va creciendo. A medida que se añaden nuevos miembros a la iglesia.

Un templo santo. O "un santuario". Así como el santuario era el lugar específico de la presencia y de la manifestación de Dios en el AT, la iglesia del Señor es hoy el templo en el cual él habita. Todo lo que es tocado por la mano y la presencia de Dios, es santificado, por tal razón su presencia convierte en santuario o "templo santo" cualquier lugar donde él está.

22. Vosotros también. Es decir, los gentiles. Nótese el contraste entre el caso que aquí se describe y el que se presenta en el vers. 1, cuando los gentiles estaban "muertos en... delitos y pecados".

Sois juntamente edificados. La flexión del verbo indica un proceso que está en curso. "Estáis siendo juntamente edificados" (BJ). La marcha de este proceso podemos apreciarla cuando se reciben nuevos miembros en el seno de la iglesia. (6CBA).

COMENTARIOS DE EGW

1. CC 42. LA PROMESA de Dios es: "Me buscaréis y me hallaréis cuando me buscaréis de todo vuestro corazón" (Jeremías 29:13).

Debemos dar a Dios todo el corazón o, de otra manera, el cambio que se ha de efectuar en nosotros, y por el cual hemos de ser transformados conforme a su semejanza, jamás se realizará. Por naturaleza estamos enemistados con Dios. El Espíritu Santo describe nuestra condición en palabras como éstas: "Muertos en las transgresiones y los pecados" (Efesios 2:1), "la cabeza toda está ya enferma, el corazón todo desfallecido", "no queda ya en él cosa sana" (Isaías 1:5,6). Estamos enredados fuertemente en los lazos de Satanás, por el cual hemos "sido apresados para hacer su voluntad" (2 Timoteo 2:26).

Dios quiere sanarnos y libertarnos. Pero, puesto que esto demanda una transformación completa y la renovación de toda nuestra naturaleza, debemos entregarnos a él enteramente. La guerra contra nosotros mismos es la batalla más grande que jamás hayamos tenido. El rendirse a sí mismo, entregando todo a la voluntad de Dios, requiere una lucha; más para que el alma sea renovada en santidad, debe someterse antes a Dios. 43 El gobierno de Dios no está fundado en una sumisión ciega y en una reglamentación irracional, como Satanás quiere hacerlo aparecer. Al contrario, apela al entendimiento y la conciencia. "¡Venid, pues, y arguyamos juntos!" (Isaías 1:18), es la invitación del Creador a todos los seres que ha formado. Dios no fuerza la voluntad de sus criaturas. El no puede aceptar un homenaje que no se le dé voluntaria e inteligentemente.

2. 3JT 290. Una Vida Santa. Hemos de ser conductos consagrados, por los cuales la vida del cielo se comunique a otros. El Espíritu Santo debe animar e impregnar toda la Iglesia, purificando los corazones y uniéndolos unos a otros. Los que han sido sepultados con Cristo por el bautismo deben entrar en una nueva vida, y dar un ejemplo vivo de lo que es la vida de Cristo. Una comisión sagrada nos ha sido confiada. Esta es la orden que nos ha sido dada: "Por tanto, id, y doctrinad a todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo: enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo." (Mat. 28:19,20.) La obra a la que os habéis consagrado consiste en dar a conocer el Evangelio de la salvación. Vuestro poder está en la perfección celestial.

El testimonio que debemos dar por Dios no consiste sólo 290 en predicar la verdad y distribuir impresos. No olvidemos que el argumento más poderoso en favor del cristianismo es una vida semejante a la de Cristo, mientras que un cristiano vulgar hace más daño en el mundo que un mundano. Todos los libros escritos no reemplazarán una vida santa. Los hombres creerán, no lo que diga el predicador, sino lo que viva la iglesia. Demasiado a menudo la influencia del sermón predicado desde el púlpito queda neutralizada por el que se desprende de las vidas de personas que se dicen defensoras de la verdad.

El propósito de Dios es glorificarse a sí mismo delante del mundo en su pueblo. El quiere que los que llevan el nombre de Cristo le representen por el pensamiento, la palabra y la acción. Deben tener pensamientos puros y pronunciar palabras nobles y animadoras, capaces de atraer al Salvador a las personas que los rodean. La religión de Cristo debe estar entretejida en todo lo que dicen y hacen. En todos sus negocios, debe desprenderse el perfume de la presencia de Dios.

El pecado es una cosa detestable. Por su causa fue marchitada la hermosura moral de un gran número de ángeles. Penetró en el mundo y borró casi por completo la imagen de Dios en el hombre. Mas, en su gran amor, Dios ofreció al hombre la posibilidad de recuperar la posición que había perdido al ceder al tentador. Cristo vino a ponerse a la cabeza de la humanidad para desarrollar en favor nuestro un carácter perfecto. Los que le reciben nacen de nuevo.

Cristo vio a la humanidad, como consecuencia del enorme desarrollo del pecado, dominada por el príncipe de las potestades del aire y manifestando una fuerza gigantesca en obras de maldad. Vio también que un poder mayor debía hacer frente a Satanás y derrotarlo. "Ahora es el juicio de este mundo -dijo:-ahora el príncipe de este mundo será echado fuera." (Juan 12:31.)  Cristo vio que si los seres humanos creían en él, les sería concedido poder para afrontar al ejército de los ángeles caídos, cuyo nombre es legión. Fortificó su alma con 291 el pensamiento de que, merced al sacrificio maravilloso que iba a hacer, el príncipe de este mundo sería echado fuera, y hombres y mujeres serían capacitados, por la gracia de Dios, para recuperar lo que habían perdido.

Hombres y mujeres pueden vivir la vida que Cristo vivió en este mundo si se revisten de su poder y siguen sus instrucciones.  Pueden recibir, en su lucha con Satanás, todos los socorros que Cristo mismo recibió.  Pueden llegar a ser más que vencedores, por Aquel que los amó y se dio a sí mismo por ellos.

La vida de los que profesan ser cristianos sin vivir la vida de Cristo, es una burla para la religión.  Cualquiera que esté inscrito en los registros de la iglesia tiene el deber de representar al Salvador llevando el adorno interior de un espíritu manso y apacible.  Debe ser su testigo y hacer conocer las ventajas que hay en vivir y trabajar conforme al ejemplo de Cristo.  La verdad presente debe manifestar su potencia en la vida de aquellos que creen en ella, para que de este modo se comunique al mundo.  Los creyentes deben representar en su vida su eficacia santificadora y ennoblecedora.

4-7. 2JT 326. Dios, que es rico en misericordia, por su mucho amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, no dio vida juntamente con Cristo; ... y juntamente nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los cielos con Cristo Jesús para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. (Efe. 2:4-7.)

Tales son las palabras con que "Pablo el anciano," "prisionero de Cristo Jesús," escribiendo desde su cárcel de Roma, se esforzó por presentar a sus hermanos, aquello para cuya presentación plena el lenguaje le resultaba inadecuado: "las inescrutables riquezas de Cristo," el tesoro de la gracia que se ofrecía sin costo a los caídos hijos de los hombres. El plan de la redención se basaba en un sacrificio, un don, Dice apóstol: "Porque ya sabéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor de vosotros se, hizo pobre, siendo rico para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos." "De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito." Cristo "se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad." Y tenemos como bendición culminante de 327 la redención, "la dádiva de Dios" que "es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro." (2 Cor. 8:9; Juan 3:16; Tito 2:14; Rom. 6:23.)

"Cosas que ojo no vio, ni oreja oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que ha Dios preparado para aquellos que le aman." Por cierto que nadie, al contemplar las riquezas de su gracia, podrá menos que exclamar con el apóstol:  "¡Gracias a Dios por su don inefable!" (1 Cor. 2:9; 2 Cor. 9:15.)

4-8. PVGM 70. El profesar la fe y el poseer la verdad en el alma son dos cosas diferentes. El mero conocimiento de la verdad no es suficiente. Podemos poseer ese conocimiento, pero el tenor de nuestros pensamientos puede seguir siendo el mismo. El corazón debe ser convertido y santificado. 70

El hombre que trata de guardar los mandamientos de Dios solamente por un sentido de obligación -porque se le exige que lo haga- nunca entrará en el gozo de la obediencia. El no obedece. Cuando los requerimientos de Dios son considerados como una carga porque se oponen a la inclinación humana, podemos saber que la vida no es una vida cristiana. La verdadera obediencia es el resultado de la obra efectuada por un principio implantado dentro. Nace del amor a la justicia, el amor a la ley de Dios. La esencia de toda justicia es la lealtad a nuestro Redentor. Esto nos inducirá a hacer lo bueno porque es bueno, porque el hacer el bien agrada a Dios.

LA GRAN VERDAD DE LA CONVERSIÓN DEL CORAZÓN por el Espíritu Santo es presentada en las palabras que Cristo dirigiera a Nicodemo: "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios... Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez. El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido; mas no sabes de dónde viene, ni a dónde vaya: así es todo aquel que es nacido del Espíritu". Juan 3:3-8.

El apóstol Pablo, escribiendo por la inspiración del Espíritu Santo, dice: "Dios, que es rico en misericordia, por su mucho amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecado, nos dio vida juntamente con Cristo; por gracia sois salvos; y juntamente nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los cielos con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios". Efesios 2:4-8.

4-22. TM 393. LO PRECIOSO QUE ES CRISTO PARA SUS SEGUIDORES. 

Cooranbong, Australia, 4 de mayo de 1896.

Me sentí triste al leer vuestra carta que revelaba un espíritu tan deprimido. Leed Efesios 2:4-22. Este pasaje me ha sido dado para vosotros.  Leedlo cuidadosamente, como nunca antes lo habéis leído. Está lleno de instrucción. El que Cristo more en nuestros corazones por la fe significa contemplar a Cristo, considerar siempre a nuestro querido Salvador como nuestro mejor y más honrado amigo, de manera que no lo ofendamos en ninguno de nuestros actos. Tenemos siempre esta promesa para consolarnos y ayudarnos: "Porque por gracia sois salvos por la fe, y esto no de vosotros, pues es don de Dios".

Recordad que nunca llegará el tiempo cuando la sombra infernal de Satanás dejará de ser arrojada sobre nuestro sendero para obstruir nuestra fe, y eclipsar la luz que emana de la presencia de Jesús, el Sol de Justicia. Nuestra fe no debe vacilar, sino abrirse paso a través de esa sombra. Tenemos una experiencia que no ha de ser enterrada en las tinieblas de la duda. Nuestra fe no descansa en el sentimiento, sino en la verdad. 

El inspirado apóstol habla de que somos edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Jesucristo mismo la principal piedra de ángulo. Se representa a la iglesia de Cristo como una estructura edificada para "morada de Dios en Espíritu". Si estamos "arraigados y fundados en amor", podremos "comprender con todos los santos cuál sea la anchura y la longura y la profundidad y la altura, y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento". ¡Oh, qué preciosas posibilidades 394 y ánimo!  En el corazón humano purificado de toda impureza moral reside el precioso Salvador, ennobleciendo y santificando la naturaleza entera, y convirtiendo al hombre en un templo del Espíritu Santo.

Ministerio Hno. Pio

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