Efesios 6.
OBLIGACIONES EN EL SENO DE LA FAMILIA. Vers. 1-9:
Entre padres e
hijos (1-4). Entre siervos y amos (5-9).
LA ARMADURA DEL CRISTIANO. Vers. 10-20:
Nuestra vida es una lucha (10-11)
no sólo contra sangre y carne, sino contra enemigos espirituales. (12) La
completa armadura del cristiano, (13-17) y como debe ser usada. (18-20)
CONCLUSIÓN Y SALUDO. Vers. 21-24: Encomio a Tíquico.
1 Hijos, obedeced en el Señor a
vuestros padres, porque esto es justo. 2 Honra a tu padre y a tu madre, que es
el primer mandamiento con promesa; 3 para que te vaya bien, y seas de larga
vida sobre la tierra. 4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros
hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
5 Siervos, obedeced a vuestros
amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a
Cristo; 6 no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino
como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; 7 sirviendo de
buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, 8 sabiendo que el bien que
cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. 9 Y vosotros,
amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de
ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas.
10 Por lo demás, hermanos míos,
fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11Vestíos de toda armadura
de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
12 porque no tenemos lucha contra
sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los
gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de
maldad en las regiones celestes.
13 Por tanto, tomad toda la
armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado
todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la
verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el
apresto del evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con
que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de
la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
18 orando en todo tiempo con toda
oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y
súplica por todos los santos; 19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea
dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, 20 por
el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo
hablar.
21 que también vosotros sepáis mis asuntos, y lo que hago, todo os lo hará saber Tíquico, hermano amado y fiel ministro en el Señor, 22 el cual envié a vosotros para esto mismo, para que sepáis lo tocante a nosotros, y que consuele vuestros corazones. 23 Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de Dios Padre y del Señor Jesucristo. 24 la gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Amén. (Efesios 6).
1. Hijos. El apóstol pasa naturalmente del tema de los
esposos y las esposas, a los hijos (ver Col. 3:20).
Obedeced. Este es un imperativo más intenso que "estén
sujetas", que se usa para expresar la relación de la esposa con el esposo
(cap. 5:22) e indica un tipo diferente de relación. La desobediencia a los
padres es considerada en toda la Biblia como uno de los mayores males (cf. Rom. 1:30; 2 Tim. 3:2).
La obediencia de los hijos es
razonable y justa. El niño al nacer es el más indefenso de todos los seres, y
durante años depende completamente del amor y la ternura de sus padres. No
puede existir vida familiar ordenada sin la obediencia de los hijos, porque el
niño no está capacitado para juzgar las razones de determinadas formas de
conducta.
Pero lo más importante es que un
hijo que desobedece a sus padres desobedecerá también a Dios, pues desconocerá
totalmente la disciplina y las restricciones que son absolutamente esenciales
para el crecimiento cristiano. La palabra "obediencia" no es agradable
para algunos oídos modernos; pero a los que les cae mal por considerarla como
una "imposición", se hacen responsables por la parte que les
corresponde en el alarmante aumento de la delincuencia juvenil en los últimos
años.
En el Señor. Esta frase se refiere a "obedeced" y no a
"padres". Establece que los hijos, dentro de su entendimiento
espiritual, deben obedecer por principio y no por necesidad. Obedecer "en
el Señor" es dar la clase de obediencia que se produce por estar "en
Cristo" (ver com. cap. 1:1).
Esto puede también indicar las
limitaciones inherentes en todas las órdenes humanas, aun en las que los padres
dan a los hijos. Las órdenes paternas deben estar en armonía con la voluntad de
Dios (Hech. 5:29). Los padres deben sentirse responsables por cualquier
desviación moral en que pueda incurrir el niño, pero a la vez tienen que
respetar la conciencia incipiente de los pequeños. Sólo así la obediencia podrá
ser "en el Señor".
Justo. Esta es la razón principal que se da para que haya
obediencia, pero es suficiente. La obediencia es justa porque Dios la ordena;
los padres tienen derecho a ella, y es para el bien de los hijos. La obediencia
"agrada al Señor" (Col. 3:20). En el campo de las relaciones humanas,
la vigencia de la ley es tan esencial como lo es en el mundo natural, pues de
otro modo sólo existirían el caos y la anarquía. Las tristes historias de
familias en las cuales los padres no ejercen el debido control, demuestran que
la obediencia a los padres es justa cuando es exigida de acuerdo con la ley de
Dios.
2. Honra. Ver com. Exo. 20:12. Esta honra no es un respeto
sentimental, sino obediencia verdadera. En Mat. 15:4-8 se nos presenta un
comentario divino de este principio. La obediencia a los padres se puede
considerar como la raíz de la cual surge la obediencia; también se debería
recordar que es menester honrar a ambos padres. No se debe estimar más a un
progenitor que al otro. La honra que corresponde a los padres puede demostrarse
en una variedad de formas que incluyen las pequeñas atenciones que los jóvenes
debieran tener para con sus mayores; confianza en la palabra y en el juicio de
sus padres y lealtad a la estabilidad y al nombre de la familia.
Primer mandamiento. Obedecer a los padres no es sólo
natural sino que corresponde con la expresa voluntad de Dios. Es el primero y
el único mandamiento del Decálogo en el cual se incluye una promesa específica.
La promesa presentada en el segundo mandamiento (Exo. 20:6) es de naturaleza
general, se aplica a la observancia de todos los mandamientos; pero se promete
una bendición especial a quienes obedecen a sus padres.
3. Te vaya bien. Puede considerarse que el quinto
mandamiento como aparece en el registro de Deut. 5:16, proporciona la base para
esta declaración, aunque Pablo no cita la promesa palabra por palabra. Los
hijos son más felices cuando han aprendido a obedecer a sus padres, y todos son
más felices cuando han aprendido a obedecer a Dios (ver com. Exo. 20:12).
Larga vida. Las palabras del quinto mandamiento "para que
tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da", se refieren
en primer lugar a la entrada de Israel en la tierra de Canaán. Pablo presenta
aquí la promesa en un sentido más general, para todo ser humano. La vida es un
don de Dios (Hech. 17:25), y una existencia larga es una bendición. Quien
recibe la bendición de Dios en esta tierra, tiene la promesa de vida eterna.
Se reconoce el hecho de que una
vida familiar saludable, de la cual forma parte la obediencia, favorece el
bienestar de la sociedad y de las naciones. La obediencia a padres cristianos
significa sobriedad, diligencia en el trabajo, dominio propio y todas aquellas
otras virtudes que proporcionan salud espiritual y física. Pablo presenta una
ley natural y al mismo tiempo anuncia las bendiciones especiales de Dios para
el obediente. En un hogar cristiano no habrá vicios que acorten la vida.
4. Padres. Puede usarse genéricamente para incluir a los
padres y a las madres; sin embargo, la responsabilidad final de disciplinar a
los hijos, por lo general, recae sobre el padre. Por otra parte, los padres
generalmente necesitan seguir más el consejo que viene a continuación, porque
si las madres tienden a ser demasiado indulgentes, los padres son más propensos
a ser severos.
No provoquéis. Esta prohibición es esencial porque la obediencia que se pide de los hijos debe descansar sobre una base moral. La razón para esta admonición se encuentra en el pasaje paralelo de Col. 3:21: "Para que no se desalienten". La actual decadencia de la autoridad de los padres se origina, a veces, en las exigencias injustas, irritantes o aun brutales que los padres imponen a los hijos, especialmente a los desobedientes. Muy a menudo se considera a los niños como "perturbadores de la paz" del hogar y como una molestia. Las exigencias caprichosas e inconsecuentes de algunos padres son otra causa de muchos resentimientos en los niños. Puede lograrse una obediencia externa por medios violentos; pero será a expensas de la honra y el respeto. Criadlos. Gr. ektréfo (ver com. cap. 5:29).
Disciplina. Gr. paidéia, "disciplina", "educación", "castigo", "corrección". Paidéia se utiliza en Heb. 12:5-11 para describirla "disciplina del Señor" que "da fruto apacible de justicia". Compárese con el uso del verbo paidéuo en 1 Cor. 11:32; 2 Cor. 6:9.
La disciplina, el castigo y la instrucción del Señor son manifestaciones
de su amor (Apoc. 3:19), y lo mismo debe ser en el caso de los padres.
Amonestación. Gr. nouthesía, "amonestación admonición",
"corrección". Este vocablo implica instrucción o disciplina que se
transmite por medio de la palabra, en forma de advertencia o admonición. Además
de este pasaje, nouthesía se usa en el NT sólo en 1Cor. 10:11 y Tito 3:10. El
verbo afín nouthetéo, se encuentra en Rom. 15:14; Col. 1:28; 2 Tes. 3:15; etc.
La amonestación es adecuada en cualquier sistema educativo y puede utilizarse
con varios propósitos. La admonición o consejo incentiva al niño cuando está en
lo correcto, y lo pone sobre aviso cuando se halla equivocado.
Algunos educadores han sugerido
seriamente que debiera dejarse que el niño forme sus propias ideas y
convicciones religiosas, puesto que es impropio imponérselas cuando no está
capacitado para pensar por sí mismo. Este argumento es falaz debido a que es
imposible que el pequeño crezca sin ningún tipo de convicciones religiosas. Si
los padres o tutores no instruyen a sus niños en la verdad, alguien los
instruirá en el error. En esto no hay término medio.
Del Señor. Para que los hijos crezcan en el temor del Señor,
la "disciplina y amonestación" dadas por los padres deben provenir
del Señor y tener su aprobación. Los padres ocupan el lugar de Dios frente a
sus hijos pequeños, lo cual constituye una importantísima responsabilidad de
padres y madres.
5. Siervos. Gr. dóulos, "esclavo", "siervo"
(ver com. Rom. 1:1). Pablo utiliza este vocablo frecuentemente para describir
su relación con Cristo y también para dar consejos respecto a la esclavitud y
la servidumbre tal como existían en todo el mundo romano (cf. 1 Cor. 7:21-22;
Col. 3:22-25; 1 Tim. 6:1-2; File.; 1 Ped. 2:18-25). No sólo los paganos, los
cristianos de la iglesia primitiva también practicaban la esclavitud,
característica de su época. En ninguna parte de la Biblia se condena
específicamente esa práctica antinatural; sin embargo, tanto en el AT como en
el NT se enuncian principios que, con el tiempo, tendieron a erradicar la
esclavitud (ver com. Deut. 14:26; 1 Cor. 7:20-24; Filemón).
Obedeced. Al seguir las instrucciones de Pablo en sus
relaciones con sus amos, la gran cantidad de esclavos cristianos que había en
el imperio llegaron a influir poderosamente en la clase dirigente formada por
los dueños de esclavos; de modo que, a su manera, muchísimos esclavos
constituyeron un conjunto misionero cuyo poder se hizo sentir en todos los
estratos sociales. El hecho de que amos y esclavos se transformaran en
verdaderos hermanos, implicaba que se hallaba inevitablemente en germen una
revolución social y religiosa.
Terrenales. Este vocablo, que también aparece en Col. 3:22,
implica una diferencia entre la servidumbre material a los amos y la lealtad
espiritual a Cristo. La esclavitud humana puede encarcelar el cuerpo, pero
nunca subyugar el espíritu. Pablo pone incidentalmente de manifiesto las
limitaciones de la esclavitud humana, la cual podía forzar el servicio del
cuerpo, pero no el del espíritu.
Temor y temblor. Una frase típica de Pablo (cf. 1
Cor. 2:3; 2 Cor. 7:15; Fil. 2:12); significa gran cuidado y dedicación al
deber. Se utiliza cuando se habla de una responsabilidad solemne ante Dios; en
este caso a la preocupación que debían sentir los siervos de agradar a sus
amos. El cristianismo no sólo no eximía a los esclavos de sus obligaciones con
sus amos, sino que les inculcaba un mayor sentido del deber.
Sencillez. Gr. haplót's (ver com. Rom. 12:8). La única meta
debía ser agradar a Cristo en el desempeño de la tarea asignada por el amo. La
"duplicidad" de corazón -lo opuesto a sencillez- significaba tratar
de agradar externamente al mismo tiempo que se negaba el debido servicio siempre
que fuera posible eludirlo. Un esclavo podía sentirse tentado a justificarse
razonando que al no recibir remuneración por su servidumbre, era correcto que
se compensara por medio de subterfugios, si fuera necesario, Hacer lo recto
sólo porque es recto es uno de los sublimes principios del cristianismo.
Como a Cristo. Los siervos deben considerar que el servicio que
prestaban a sus amos terrenales era parte de su servicio a Cristo.
6. No sirviendo al ojo. La palabra griega que se traduce
de esta manera aparece en el NT por segunda y última vez en Col. 3:22. Es
perfectamente comprensible que los esclavos sintieran la tentación de trabajar
únicamente cuando los veían sus amos, sirviendo sólo cuando el empleador, o
amo, estaba presente. No importa cuál pueda ser la causa, esta clase de trabajo
corrompe el carácter del trabajador Por esta razón se da esta orden de ser fiel
e íntegro (cf. 2 Crón. 16:9).
Los que quieren agradar a los hombres. Tales personas
están en oposición a los que quieren agradar a Dios (Gál. 1:10; 1 Tes. 2:3-4).
Un servicio que se presta cuando hay vigilancia, puede agradar a un amo
terrenal porque no puede apreciar los móviles del trabajador; pero el cristiano
también trabaja para Aquel que infaliblemente ve los motivos del corazón.
Querer agradar a los hombres no es incorrecto, y esforzarse por lograrlo es sin
duda un deber del cristiano; pero tratar de agradar a los hombres a toda costa,
utilizando con frecuencia adulaciones y engaños, es indigno de cualquiera que
se respete a sí mismo, ya sea o no cristiano.
Siervos de Cristo. O "esclavos de Cristo"
(ver com. Rom. 1:1).
La voluntad de Dios. Cuando se cumple la voluntad de
Dios, hasta las tareas más humildes son dignas si se hacen "de
corazón" (cf. Col. 3:23).
7. Buena voluntad. Esto puede equivaler a un servicio de calidad aun más elevado que el efectuado "con sencillez de. . . corazón". El esclavo que se interesaba sinceramente en los asuntos y en el bienestar de su amo, ya se había liberado del peso de su infortunada situación y se acercaba a la condición de ciudadano libre.
En realidad, un
esclavo llamado al servicio del Señor "liberto es del Señor" (ver
com. 1Cor. 7:22). Principios como éstos, sólidamente fundamentados en el
Evangelio de Cristo, finalmente destruyeron la esclavitud; entretanto
proporcionaron alivio a los esclavos cristianos a través de los siglos. Si hay
buena voluntad se puede derribar casi toda barrera que separa a los hombres.
Al Señor. La convicción de estar bajo la dirección de Dios y
el saber que el Señor acepta nuestros esfuerzos, se cuentan entre los
incentivos más poderosos para vivir una vida de felicidad. El mártir enfrentaba
la hoguera con toda confianza, y gracias a ese mismo sentimiento el esclavo
podía sobre llevar pacientemente los maltratos a que era sometido. Sin embargo,
ni el valor de los mártires ni la paciencia de los esclavos justifican los
maltratos del opresor y del amo, que tendrán que rendir cuentas a Dios por esas
iniquidades.
8. Sabiendo. El esclavo podía tener la seguridad de que su vida
y sus acciones eran observadas por la divina Providencia y que recibiría su
recompensa junto con el resto de los hombres. Las grandes promesas de orden
espiritual son para todos los creyentes.
Cada uno hiciere. Las cosas buenas que proporcionan
recompensa son el resultado de la "buena voluntad" y la consagración.
Ver Col. 3:25, en donde la misma verdad se expresa en forma negativa.
Recibirá. Cf. Mat. 25:21. La Escritura abunda en promesas de
recompensa (Mat. 5:12; 16:27; Luc. 6:35; Rom. 2:6-10; Heb. 10:35; Apoc. 22:12;
etc.).
Sea siervo o sea libre. Cf. 1 Cor. 12:13; Gál. 3:28; Col.
3:11. La gracia de Dios no conoce ninguna clase de distinción porque "Dios
no hace acepción de personas" (Hech. 10:34) y sus juicios son imparciales
(Sal. 98:9). El consuelo para el esclavo no provenía tanto de que todos eran
igualmente siervos de Dios, sino de que todos recibirían igualmente las
recompensas del reino.
9. Amos. Una clara indicación de que en la iglesia cristiana
primitiva había quienes eran propietarios de esclavos; hombres convertidos que
vivían de acuerdo con la medida de su conocimiento espiritual y que tenían un
claro sentido de responsabilidad cristiana. Filemón fue sin duda uno de ellos
(ver el comentario de la epístola que lleva su nombre). Al referirse a sus
deberes Pablo no condena a los amos por tener esclavos, sino que, como lo hizo
al referirse a los esclavos, sienta principios que, a su debido tiempo,
pusieron fin al mal de la esclavitud (ver com. Deut. 14:26).
Haced. . . lo mismo. Esta es la versión paulina de la
regla de oro. Los amos debían tratar a sus siervos con el mismo espíritu con el
que Pablo aconsejaba a los servidores que se comportaran con sus amos, y ningún
amo pudo alguna vez quejarse de que el consejo de Pablo incitara a la rebelión.
El apóstol había insistido en que los siervos procedieran sabia y fielmente porque sabían que el ojo de Dios los vigilaba de continuo; los amos debían hacer lo mismo.
Para los amos los
intereses de sus siervos debían llegar a ser de suprema importancia, pues al
tratarlos correctamente al mismo tiempo estaban sirviendo a Dios (cf. com. Col.
4:1). Aun cuando Pablo se está refiriendo principalmente a la esclavitud, todos
sus consejos pueden también aplicarse en nuestra sociedad moderna a las relaciones
entre obrero y empleador.
Dejando las amenazas. Los hebreos habían recibido
instrucciones especiales en cuanto al trato que debía darse a los siervos (Lev.
25:39-43; Deut. 15:12-14; Jer. 34:14), y se esperaba aún más de los cristianos
quienes, en lo que se refiere a relaciones humanas, tenían una revelación más
plena de Dios en Cristo Jesús.
Amenazar implica atemorizar y
usar violencia; pero el que procede de acuerdo con el Evangelio, sigue el
camino del amor. Las amenazas son casi siempre el comienzo de la crueldad, y
por lo tanto deben eliminarse del todo. Es muy importante que todo
administrador ejerza su autoridad con amor en vez de emplear el poder y la
fuerza.
Esto no significa que el amo no
debe esperar un servicio justo, sino que sus advertencias y disciplina deben
estar acompañadas de dominio propio y de caridad cristiana. El respeto por la
personalidad de otros seres humanos es una de las primeras evidencias de una
verdadera conversión.
El Señor de ellos y vuestro. Ambos, a pesar de la diferencia
en su posición social, deben su lealtad a un mismo Señor. Esto debe influir en
el tratamiento que los amos dan a sus siervos, porque con seguridad toda
injusticia será castigada y todos los que tienen un mismo Señor son consiervos.
Acepción de personas. Gr. prosÇpol'mpsía, literalmente
"aceptación de rostro" (ver com. Rom. 2:11; cf. Col. 3:25). Dios no
se deja influir por apariencias externas como jerarquía o posición social.
10. Por lo demás. Cf. Fil. 3:1; 4:8; 2 Tes. 3:1.
Pablo está a punto de concluir su epístola. Ha establecido la base espiritual y
teológica para la unidad de todos los hombres, y ha dado instrucciones en
cuanto a cómo poner en práctica esa unidad en las relaciones humanas dentro de
la iglesia, la familia y la sociedad. Ahora se dispone a responder la pregunta
que surge, naturalmente, en cuanto a la posibilidad de vivir a la altura de tal
profesión. ¿Cómo se pueden lograr estas virtudes?
Hermanos míos. La evidencia textual (cf. p.10) establece la
omisión de estas palabras.
En el Señor. Esta frase temática aparece en una u otra forma en
la epístola unas 30 veces (ver com. cap. 1:1). Este es el secreto de la
victoria. Si no permanecemos en él, nuestra fuerza se debilitará (Juan 15:4-7);
pero su gracia nos basta (2 Cor. 12:9),
Poder. El apóstol está por describir los innumerables
ejércitos del mal preparados para aplastar a la iglesia. El enfrentamiento es
desesperadamente desparejo. Todas las ventajas las tiene el enemigo, a menos
que la iglesia busque por medio de la fe los recursos del Omnipotente.
11. Vestíos. Pablo usa con frecuencia esta figura (Rom.
13:12,14; 1 Cor. 15:53-54; 2Cor. 5:3; Gál. 3:27; Col. 3:10; 1 Tes. 5:8). Aquí
se refiere a ponerse la armadura que protege al creyente.
Toda la armadura. Gr. panoplía, "armadura completa", "todas las armas". En el NT esta palabra sólo reaparece en el vers. 13 y en Luc. 11:22.
Un pasaje paralelo es Isa. 59:16-17, considerado
por algunos como la probable fuente de la figura empleada por Pablo. Otros
destacan el conocimiento que tenía de la armadura utilizada por los soldados
romanos, pues él mismo estuvo varios años encadenado a uno de ellos. La
armadura es de Dios, pues es él quien proporciona cada parte que la compone
(Efe. 6:14-17). Se nos pide que nos vistamos con ella y luchemos valientemente
en la batalla. El que preparó la armadura garantiza su eficacia.
Para que podáis. Seríamos incapaces de permanecer
"firmes" con cualquier otra armadura que no fuera la divina.
Asechanzas. Gr. methodéia, "artificio",
"asechanza".
Del diablo. Gr. diábolos (ver com. cap. 4:27). Si nuestro conflicto fuera sólo con los hombres, la necesidad de una armadura no sería tan evidente; pero tenemos que enfrentarnos con las estratagemas y las sutilezas del diablo.
Las tentaciones que sufrió Cristo revelan cuán sutil es el método
del diablo, siempre dirigido a los puntos más débiles de la naturaleza humana
(Mat. 4:1-11; cf. 2 Cor. 2:11; Efe. 2:2; 4:17; 1 Ped. 2:11; 5:8). Es mucho más
fácil enfrentar al enemigo declarado que al que se oculta tras el engaño. La
armadura de Dios está hecha para defender precisamente contra este tipo de
ataques llenos de astucia, que de otra manera destruirían al combatiente
cristiano.
12. Sangre y carne. Pablo no quiso decir con
"sangre y carne" que los cristianos no se enfrentarían a enemigos
humanos, pues la iglesia siempre ha sufrido a manos de hombres impíos. Sí
afirma que la lucha es contra espíritus y poderes muy superiores a los hombres en
inteligencia y en pervertida astucia: las fuerzas satánicas que están
preparadas en orden de batalla y en rebelión abierta contra Dios y sus hijos.
El conflicto entre Cristo y Satanás no es de dimensiones locales o terrenales
sino de significación cósmica: abarca todo el universo de Dios.
Principados. . . potestades. Ver com. Rom. 8:38; Efe. 1:21;
cf. Efe. 3:10; Col. 2:15.
Los gobernadores. . . de este siglo. La evidencia
textual establece (cf. p. 10) el texto: "los gobernadores mundiales de estas
tinieblas". Ver com. Rom. 8:38. Es evidente que Pablo se refiere a
espíritus con individualidad propia, los cuales ejercen cierto grado de
autoridad sobre el mundo. Compárese esta declaración con la frase "príncipe
de este mundo" (Juan 12:31; 14:30; 16:11), que describe a Satanás. La
naturaleza personal del demonio era también evidente para el escritor del
Apocalipsis (cap. 2:10; 12:10).
En las regiones celestes. Ver com. cap. 1:3.
13. Por tanto. Es decir, debido a la naturaleza del conflicto
descrito en el vers. 12.
Tomad. Toda la armadura de Dios está lista para que la
usemos, y Pablo aconseja al cristiano que se la ponga. Un ejército debe estar
plenamente pertrechado antes de salir al campo de batalla; el cristiano también
debe estar bien preparado con toda su armadura espiritual antes de enfrentarse
al diablo, pues de lo contrario será inevitablemente derrotado.
Toda la armadura. Ver com. vers. 11. Un soldado
protegido con sólo la mitad de la armadura, puede pagar muy caro su descuido y
temeridad. Saldrá a la batalla con un falso sentido de seguridad, pues el
enemigo sin duda atacará las partes desprovistas de protección. El cristiano es
vulnerable en muchos puntos, y a menudo aquello que piensa que es su punto más
fuerte, ante la tentación resulta ser el más débil. Así como una cadena no es
más fuerte que su eslabón más endeble, el cristiano no es más fuerte que su
rasgo de carácter más deficiente. Debido a la variedad de enemigos que deben
ser enfrentados y a las muchas debilidades de la carne, únicamente será suficiente
la armadura completa.
El día malo. Algunos han aplicado estas palabras al gran
conflicto final entre la iglesia y las fuerzas del mal. El artículo definido
que se utiliza da base a esta idea; sin embargo, otros aplican "día
malo", de un modo más general, a cualquier día cuando la batalla sea
especialmente intensa.
Habiendo acabado todo. Se refiere probablemente a haber
hecho todos los preparativos posibles para librar el conflicto. Algunos lo
aplican al cristiano que ha hecho todo lo que ha estado a su alcance durante el
conflicto. La confianza en Dios nunca priva al cristiano del privilegio de
ejercer al máximo las facultades que ha recibido de Dios. Es cierto que la
batalla nunca será ganada sin la armadura y el poder de Dios; pero no es menos
cierto que no será ganada sin la cooperación de lo humano con lo divino (ver
DMJ 120).
Estar firmes. El cristiano, después de haber hecho lo máximo por
la gracia de Dios, puede sentirse seguro.
14. Estad, pues, firmes. El orden en que se escriben las
partes de la armadura es probablemente el mismo que seguía un soldado romano
cuando se la ponía; por lo tanto, existe una secuencia lógica de ideas. La
figura es una grandiosa culminación de uno de los pasajes más profundos que
alguna vez se haya escrito.
Ceñidos. El cinto que ceñía al soldado mantenía unidas todas
las partes de su armadura, que de otro modo le habrían estorbado los
movimientos.
La verdad. La verdad en su dimensión abstracta, como lo indica
la ausencia del artículo en el original griego. La verdad de la cual se habla
aquí es más que probidad personal; es la verdad de Dios abrigada en el corazón,
que se ha arraigado y que mueve la vida. Cf. 1 Cor. 5:8; 2 Cor. 7:14; 11:10;
Efe. 5:9; Fil. 1:18, donde la misma palabra recibe un sentido similar. La
hipocresía de los fariseos fue lo que motivó la condenación que Jesús pronunció
sobre ellos (Mat. 23). Si la verdad y la integridad no permanecen en el campo
de la religión, en ¿dónde prevalecerán?
Coraza. Cf. Isa. 59:17, 1 Tes. 5:8. Así como la coraza
protegía el corazón del soldado, la justicia conservar la vida del creyente y
protege los "órganos vitales" de su vida espiritual.
Justicia. Algunos ven aquí la justicia de Cristo que cubre al
hijo de Dios; otros, la lealtad personal del cristiano a los principios. Ambos
aspectos de la justicia son esenciales para un combate victorioso; Pablo
probablemente tenía ambos en cuenta. Acerca del concepto de justicia, ver com.
Rom.1:17.
15. Calzados los pies. Los soldados romanos se protegían
las piernas con grebas (una especie de canilleras), y calzaban sandalias. Esto
era necesario para no estorbar los movimientos en un terreno escarpado. Tenían
que poder afirmarse bien para resistir los ataques.
Apresto. O "preparación". La figura que emplea
Pablo sugiere que las sandalias servían al soldado para estar firme, y no tanto
para correr. Por lo tanto, el cuadro que se presenta es diferente del que
encontramos en Isa. 52:7.
Evangelio de la paz. En Isa. 52:7 y en Rom. 10:15 los
"pies" y la proclamación del "evangelio de la paz" se
relacionan íntimamente, lo que sugiere la acción de proclamar el mensaje de
buenas nuevas; sin embargo, la idea que parece expresarse en este versículo es
la de firmeza en la lucha cristiana. En este caso no se trata tanto de la
proclamación del Evangelio cuanto del Evangelio que ha hallado cabida en el
corazón del cristiano. Es hermoso y animador el pensamiento de que el guerrero
puede estar firme y en paz en medio de los conflictos espirituales. Está en paz
con Dios (Rom. 5:1). El Evangelio es básicamente la buena noticia de que los
hombres no tienen por qué morir, lo cual es muy animador para el guerrero que
está enfrentando a enemigos implacables. Se mantiene firme en el conocimiento
del Cristo encarnado, crucificado, resucitado y glorificado, que es el corazón
del Evangelio y la causa de que disfrute de paz.
16. Sobre todo. La evidencia textual (cf. p. 10) establece
el texto "en todo". "Siempre" (BJ); "en todas ocasiones" (BC); "en
todo momento" (NC). Podría ser una indicación de que la fe está ligada
esencialmente con todas las partes de la armadura, o de que la fe debe
ejercerse en toda circunstancia.
El escudo. El escudo romano era grande, más largo que ancho,
hecho de madera y cubierto de cuero. Sus medidas aproximadas eran 1, 20 m de largo
y 0, 60 m de ancho, suficiente para cubrir el cuerpo del soldado.
La fe. "Esta es la victoria que ha vencido al mundo,
nuestra fe" (1 Juan 5:4). Esta fe es activa como el escudo que se
interpone para interceptar los dardos encendidos. También es pasiva, pues
confía en la liberación que viene de Dios. Ante el impacto de la tentación,
cualquiera que sea, la fe es la que nos restaura la confianza y nos capacita
para continuar en la batalla. Además, debemos recordar que "sin fe es
imposible agradar a Dios" (Heb. 11:6).
Apagar. La fe detiene los dardos de la tentación antes de
que lleguen a ser pecados en el alma. Las tentaciones y todos los ataques del
enemigo deben contrarrestarse antes de que alcancen las partes vulnerables del
cuerpo espiritual.
Dardos de fuego. En la antigüedad a veces se
utilizaban flechas con materiales combustibles, como estopa y brea, a las
cuales se prendía fuego en el extremo del dardo para que incendiaran cualquier
punto en donde cayeren. Es una imagen apropiada para describir la fiereza de
las tentaciones que sobrevienen al hijo de Dios, las cuales pueden asumir la
forma de temor, desánimo, impaciencia, pensamientos impuros, envidia, enojo, o
cualquier falta. Pero la fe en Dios, sostenida en alto como un escudo, los
detiene, apaga su llama y hace que caigan inofensivos al suelo.
Del maligno. Es decir, del diablo, el caudillo del ejército
atacante.
17. El yelmo. La cabeza, sede de la inteligencia y de la
voluntad, es una parte sumamente vital que necesita especial protección.
Salvación. El yelmo se denomina "esperanza de
salvación" en 1 Tes. 5:8. La salvación pertenece al pasado, al presente y
al futuro (ver com. Rom. 8:24).
La espada del Espíritu. Las otras partes de la armadura
son sólo defensivas, mientras que la espada del Espíritu es tanto defensiva
como ofensiva.
La palabra. Gr. r'ma, término que indica algo que se pronuncia
o se habla (ver com. cap. 5:26). "Palabra de Dios" no debe entenderse
como limitada a las Sagradas Escrituras que existían entonces. Cuando Pablo
redactó esta epístola se estaba escribiendo el NT. El cristiano puede abrirse
paso con la espada del Espíritu, la Palabra de Dios, a través de todas las
vicisitudes de la vida.
18. Orando en todo tiempo. Compárese con la orden de "orad sin cesar" (1 Tes. 5:17). La oración no es un arma más, sino es el espíritu, la manera en la cual debe llevarse la armadura completa y librarse la batalla.
Pablo insta a sus lectores a que la oración sea en ellos un estado
mental continuo, una actitud de permanente comunión con Dios (ver Luc. 18:1;
Fil. 4:6; Heb. 4:16).
Toda oración y suplica. Estas dos palabras aparecen
juntas también en Fil. 4:6; 1 Tim. 2:1; 5:5. "Oración y ruego, con acción
de gracias" se agregan a la oración en Fil. 4:6. La gratitud y la
intercesión son dos elementos importantísimos en la oración eficaz.
En el Espíritu. Ver com. Rom. 8:26-27. Aun cuando
tengamos las mejores intenciones, nuestras oraciones revelan a menudo nuestro
limitado entendimiento, nuestros prejuicios ocultos y nuestra completa
ignorancia acerca de qué es mejor para nosotros. Son pocos los que pueden mirar
hacia atrás y no agradecer a Dios porque el Espíritu Santo examinó sus
oraciones, notó las intenciones, y las presentó a Dios en tal forma que él
pudiera contestarlas. ¡Cuán a menudo el tiempo nos ira revelado la completa
insensatez de algunas de nuestras oraciones, y cuán agradecidos estamos de no
haber recibido nunca algunas de las cosas que pedimos!
Velando. Ver com. Mat. 24:42; cf. cap. 26:41.
Perseverancia. La perseverancia en la oración no tiene el
propósito de cambiar la voluntad de Dios mediante nuestra tenaz insistencia,
como el niño que a fuerza de persistentes ruegos obtiene lo que desea de un
padre no dispuesto a ceder. Sin embargo, la perseverancia en la oración indica
claramente que el suplicante se halla en un estado mental que da a Dios la
oportunidad de hacer cosas que de otra manera no podría hacer sin peligro para
el que ora.
Por todos los santos. O "respecto de todos los
santos". Los santos deben sostenerse mutuamente mediante sus oraciones y
su camaradería. Es imposible "estar en Cristo" (ver com. cap. 1:1)
sin compartir los sufrimientos comunes de los santos y sostenerlos con
oraciones (1 Ped. 5:9). El anciano apóstol, posiblemente preso en Roma, pensaba
con mayor insistencia en la comunión de los santos en vista del pedido que
estaba por hacerles (Efe. 6:19).
19. Por mí. O "en favor de mí". Esta conmovedora referencia del valiente guerrero cristiano a su propia necesidad revela su humildad y su confianza de ser entendido y sostenido por otros. El apóstol expresaba a menudo su profunda necesidad de que se elevaran oraciones de intercesión en su favor (Rom. 15:30; 2 Cor. 1:11; Fil. 1:19; Col. 4:3; etc.). Abrir mi boca. Ver com. cap. 3:12. Jesús "abriendo su boca" (Mat. 5:2) anunció con gran autoridad los principios de su reino. Pablo deseaba un poder semejante. Necesitaba intrepidez porque su mensaje era ridiculizado por algunos y odiado por otros.
Me sea dada. Pablo, como otros, dependía de un don celestial
(ver com. 1 Cor. 12:8).
Palabra. Gr. lógos, "palabra", "mensaje"
(cf. Mat. 10:19-20; Juan 1:1; 1 Cor. 12:8).
Misterio. Es la sexta vez que esta palabra aparece en la epístola (cap. 1:9; 3:3-4, 9; 5:32; ver com. cap. 1:9).
Pablo se refiere a la
gracia de Dios, que en otro tiempo fue desconocida por los gentiles, pero que
ahora les estaba siendo revelada (cf. 1 Tim. 3:16).
20. Por el cual. Es decir, en nombre "del
cual" (BJ, BC).
Soy embajador. Gr. presbéuo (ver com. 2 Cor. 5:20).
En cadenas. Literalmente "en cadena". Es sin duda una
alusión a la costumbre de encadenar a un preso por su muñeca derecha con la
muñeca izquierda de un soldado. En ciertas condiciones se permitía que algunos
presos vivieran fuera de la prisión. Pedro durmió entre dos soldados a los cuales
estaba encadenado (Hech. 12:6), y Pablo fue sometido a tina situación similar
(cap. 21:33).
Que con denuedo hable. Ver com. vers. 19.
21. Mis asuntos. Pablo suponía que los lectores de
esta epístola estaban interesados en saber más acerca de las condiciones de su
encarcelamiento (cf. Col. 4:7).
Tíquico. También es nombrado en Hech. 20:4; Col. 4:7; 2 Tim. 4:12; Tito 3:12. Era oriundo de la provincia de Asia (Hech. 20:4), y probablemente era efesio. Parece que el apóstol le tenía gran confianza, pues hasta el fin le encomendó tareas de gran importancia. Evidentemente existía un gran afecto entre los dos, y Tíquico fue un "fue ministro", compañero de Pablo durante todos sus últimos y difíciles pero gloriosos días sobre la tierra. Durante su segundo encarcelamiento Pablo envió nuevamente a Tíquico a Efeso (2 Tim. 4:12).
Ministro. Gr. diákonos, "servidor", "ministro", "diácono"; quizá no se use aquí en el sentido literal del que desempeña el cargo de diácono (ver com. Efe. 3:7; cf. com. Mar. 9:35).
22. Envié. Ver p. 992; cf. com. Col. 4:8.
Lo tocante a nosotros. En el vers. 21 Pablo se refería a
sus propias circunstancias; aquí incluye a sus compañeros en Roma.
Consuele. Pablo sabía cuán preocupados estaban sus lectores
en cuanto al bienestar de él, y deseaba liberarlos de toda causa de innecesaria
preocupación y mostrarles también cómo un cristiano puede sobrellevar sus
sufrimientos gozosamente.
23. Paz. El apóstol recuerda las palabras de su oración inicial en esta bendición de despedida (ver com. cap. 1:2). Hermanos. Es decir, la comunidad de creyentes unidos en el "cuerpo de Cristo" (cap. 4:12).
Amor con fe. Amor en su significado más amplio, unido con fe.
Ambos se originan en Dios. El Espíritu Santo es quien infunde el amor en
nuestros corazones (Rom. 5:5).
Dios Padre. . .Jesucristo. Ver com. Efe. 1:2; cf. 2 Tim.
1:2, Tito 1:4.
24. La gracia. Esta es la "firma" característica de Pablo
en su despedida (2 Cor. 13:14; Gál. 6:18; etc.).
Inalterable. Literalmente "en incorruptibilidad" (cf. 1 Cor. 15:42). En sus palabras finales Pablo llama la atención a las realidades eternas. Amén. La evidencia textual (cf.p.10) establece la omisión de esta palabra. Sin embargo, su inclusión está en armonía con la mentalidad tanto del autor como de los lectores.
En la RVA se agregaba después del
vers. 24: "Escrita de Roma a los Efesios por Tichico [Tíquico]". Esta
adición no formaba parte del texto original. (6CBA).
COMENTARIOS DE EGW
1-3 HAd 266. MUCHOS VIOLAN EL QUINTO MANDAMIENTO.- En estos
postreros días, los hijos se distinguen tanto por su desobediencia y falta de
respeto, que Dios lo ha notado especialmente.
Ello constituye una señal de que el fin se acerca y demuestra que
Satanás ejerce un dominio casi completo sobre la mente de los jóvenes. Muchos
no respetan ya las canas.*
Hay muchos niños que profesan
conocer la verdad y no tributan a sus padres el honor y afecto que se les debe,
que manifiestan poco amor hacia ellos y no los honran cediendo a sus deseos o
tratando de evitarles ansiedad. Muchos
de los que profesan ser cristianos no saben lo que es "honra a tu 266
padre y a tu madre," y en consecuencia poco sabrán lo que significa
"porque tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da."*
En esta era de rebelión, los
hijos no han recibido la debida instrucción y disciplina y tienen poca
conciencia de sus obligaciones hacia sus padres. Sucede a menudo que cuanto más hacen sus
padres por ellos, tanto más ingratos son, y menos los respetan. Los niños que han sido mimados y rodeados de
cuidados, esperan siempre un trato tal; y si su expectativa no se cumple, se
chasquean y desalientan. Esa misma
disposición se verá en toda su vida.
Serán incapaces, dependerán de la ayuda ajena, y esperarán que los demás
los favorezcan y cedan a sus deseos. Y
si encuentran oposición, aun en la edad adulta, se creen maltratados; y así
recorren su senda por el mundo, acongojados, apenas capaces de llevar su propio
peso, murmurando e irritándose a menudo porque todo no les sale a pedir de
boca.*
EN EL CIELO NO
CABEN LOS HIJOS INGRATOS.- Vi que Satanás ha cegado los
intelectos de los jóvenes para que no puedan, comprender las verdades de la
Palabra de Dios. Tan embotada está su
sensibilidad que no consideran las órdenes del santo apóstol: "Hijos,
obedeced en el Señor a vuestros padres; porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el
primer mandamiento con promesa, para que te vaya bien, y seas de larga vida
sobre la tierra [nueva]." "Hijos, obedeced a vuestros padres en todo;
porque esto agrada al Señor." Los hijos que deshonran y desobedecen a sus
padres, y desprecian sus consejos e instrucciones, no pueden tener parte en la
tierra renovada y purificada. Esta no
será para el hijo o la hija que hayan sido rebeldes, desobedientes e ingratos. A menos que los tales aprendan a obedecer y
someterse aquí, nunca lo aprenderán; la paz de los redimidos no será turbada
por hijos desobedientes, revoltosos e insumisos. Nadie que viole los mandamientos puede
heredar el reino de los cielos.* 267
4. HAd 162, 183, 286-287, 289. TODO LO DEMÁS ES SECUNDARIO.- Todo niño
traído al mundo es propiedad de Jesucristo y por precepto y ejemplo debe
enseñársele a amar a Dios y a obedecerle; pero la gran mayoría de los padres
han descuidado la obra que Dios les dio y no han educado ni preparado a sus
hijos, desde el amanecer de la razón, para que conozcan y amen a Cristo. Mediante un esfuerzo esmerado los padres
deben observar el despertar de la mente receptiva y considerar todo lo que
respecta a la vida del hogar como secundario frente al deber positivo que Dios
les ha impuesto: el de educar a sus hijos en la disciplina y admonición del
Señor.*
Los padres no deben permitir que
las preocupaciones comerciales, y las costumbres, máximas y modas del mundo los
dominen al punto de hacerles descuidar a sus hijos en la infancia y dejar de
darles las instrucciones apropiadas a medida que transcurren los años.*
Una de las grandes razones de que
haya tanto mal en el mundo hoy estriba en que los padres dedican su atención a
otras cosas que la que es de suma importancia: cómo adaptarse a la obra de
enseñar a sus hijos con paciencia y bondad el camino del Señor. Sí pudiera descorrerse la cortina, veríamos
que debido a esta negligencia muchísimos hijos que se han extraviado se
perdieron y escaparon a las buenas influencias.
Padres, ¿podéis tolerar que así suceda en vuestra experiencia? No debiera haber para vosotros obra tan
importante que os impida dedicar a vuestros hijos todo el tiempo que sea
necesario para hacerles comprender lo que significa obedecer al Señor y confiar
plenamente en él. . . .
Y ¿qué cosecharéis como
recompensa de vuestro esfuerzo Hallaréis a vuestros hijos a vuestro lado,
dispuestos a cooperar con vosotros y a echar mano de las tareas que sugiráis.
Encontraréis facilitada vuestra obra.* 163
*¡CUÁN DULCE ES TENER UN AMIGO
DIVINO! Vuestro compasivo Redentor os observa con amor y simpatía, listo para
oír vuestras oraciones y prestaros la ayuda que necesitáis. Conoce las cargas que pesan sobre el corazón
de cada madre y es su mejor amigo en toda emergencia. Sus brazos eternos sostienen a la madre fiel
y temerosa de Dios. Cuando estuvo en la
tierra tuvo una madre que luchó con la pobreza y sufrió muchas ansiedades y
perplejidades, así que él simpatiza con toda madre cristiana en sus congojas y
ansiedades. Aquel Salvador que emprendió
un largo viaje con el propósito de aliviar el corazón ansioso de una mujer cuya
hija era poseída de un mal espíritu, oirá las oraciones de la madre y bendecirá
a sus hijos.
El que devolvió a la viuda su
único hijo cuando era llevado a la sepultura se conmueve hoy ante la desgracia
de la madre enlutada. El que derramó
lágrimas de simpatía ante la tumba de Lázaro y devolvió a Marta y María su
hermano sepultado; el que perdonó a María Magdalena; el que recordó a su madre
mientras pendía de la cruz en su agonía; el que se apareció a las mujeres que
lloraban y las hizo mensajeras suyas para difundir las primeras y gratas
noticias de un Salvador resucitado, es hoy el mejor Amigo de la mujer y está
dispuesto a ayudarle en todas las relaciones de la vida.*
No hay obra que pueda igualarse a
la de la madre cristiana. Esta asume su
obra con el sentido de lo que significa criar a sus hijos en la disciplina y
admonición del Señor. ¡Cuán a 184 menudo le parecerá su carga más pesada de lo
que puede llevar; y cuán precioso será entonces el privilegio de llevarlo todo
en oración al Salvador que simpatiza con ella!
Puede echar su carga a sus pies y hallar en su presencia una fuerza que
la sostendrá y le dará aliento, esperanza, valor y sabiduría en las horas más
penosas. ¡Cuán dulce es para la madre agobiada saber que tiene un amigo tal en
todas sus dificultades! Si las madres
fueran a Cristo con más frecuencia y confiaran más plenamente en él, sus cargas
serían más ligeras, y hallarían descanso para sus almas.*
* DEFINICIÓN DE LA RELIGIÓN.- En la familia la religión
consiste en criar a los hijos en la disciplina y admonición del Señor. Cada miembro de la familia debe ser
sustentado por las lecciones de Cristo, y el interés de cada alma debe
protegerse estrictamente, para que Satanás no engañe a nadie ni lo aparte de
Cristo. Tal es el ideal que cada familia
debe procurar alcanzar, resuelta a no fracasar ni a quedar desalentada. Cuando los padres son diligentes y vigilantes
en su instrucción, cuando enseñan a sus hijos a procurar sinceramente la gloria
de Dios, cooperan con él y él coopera con ellos en la salvación de las almas de
aquellos hijos por quienes Cristo murió.*
La instrucción religiosa
significa mucho más que la instrucción común.
Significa que debemos orar con nuestros hijos, enseñarles cómo deben
acercarse a Jesús y hablarle de todo lo que necesitan. Significa que en nuestra vida debemos
demostrar que Jesús lo es todo para nosotros y que su amor nos hace pacientes,
bondadosos y tolerantes, aunque firmes en lo que se refiere a mandar a nuestros
hijos después de nosotros, como lo hizo Abrahán.*
Según os conduzcáis en vuestro hogar, queda anotado vuestro nombre en los libros del cielo. El que quiera llegar a ser santo en el cielo debe ser primero santo en su propia familia. Si los padres son verdaderos cristianos en la familia, serán miembros útiles en la iglesia y podrán dirigir los asuntos de ésta y de la sociedad como manejan lo que concierne a 287 su familia. Padres, no permitáis que vuestra religión consista simplemente en profesarla, mas dejadla ser una realidad.*
ES PARTE DE LA EDUCACIÓN DADA EN
EL HOGAR.- La religión del hogar se descuida terriblemente. Hombres y mujeres manifiestan mucho interés
por las misiones en países extranjeros.
Dan para éstas en forma liberal y así procuran tranquilizar su
conciencia, pues piensan que al dar para la causa de Dios expían la negligencia
en que viven con respecto a dar el buen ejemplo en su hogar. Pero éste es su campo especial y Dios no
acepta excusa alguna por el descuido en que dejan ese campo.*
Cuando la religión es algo
práctico en el hogar, se logra mucho bien.
La religión inducirá a los padres a hacer la obra que Dios quiso que se
hiciera en la familia. Los hijos se
criarán en el temor y admonición del Señor.*
El motivo por el cual los jóvenes
de la época actual tienen tan poca inclinación religiosa estriba en que su
educación es defectuosa. No se
manifiesta verdadero amor hacia los hijos cuando se les permite ceder a la ira,
o cuando se deja sin castigo la desobediencia a nuestras leyes. Como se tuerce la rama, así se inclina el
árbol.*
Para que la religión influya en
la sociedad, debe influir primero en el círculo del hogar. Si se enseña a los niños a amar y temer a
Dios en la casa, se verá que cuando a su vez salgan al mundo estarán preparados
para educar a sus propias familias para Dios, y así los principios de la verdad
se implantarán en la sociedad y ejercerán una influencia poderosa en el
mundo. La religión no debe divorciarse
de la educación dada en la familia.*
* POSTERGAR LA
INSTRUCCIÓN RELIGIOSA ES UN ERROR.- Dejar a los niños crecer sin conocer
a Dios es algo muy grave. Los padres cometen un terrible error cuando descuidan
la obra de dar a sus hijos educación religiosa, por pensar que saldrán bien y
que, al tener más edad, anhelarán obtener experiencia religiosa. ¿No podéis
ver, padres, que si no implantáis las preciosas semillas de la verdad, el amor
y los atributos celestiales, Satanás sembrará cizalla en el campo del corazón?* Con demasiada frecuencia se deja que
los niños crezcan sin religión porque sus padres piensan que son aún muy
tiernos para que se les impongan deberes cristianos.... 289
Lo referente al deber de los
niños en asuntos religiosos debe decidirse en forma absoluta y sin vacilación
mientras son miembros de la familia.*
Los padres ocupan frente a sus
hijos el lugar de Dios para decirles con firmeza y perfecto dominio propio lo
que deben hacer y lo que no deben hacer.
Todo esfuerzo hecho en favor de ellos con bondad y dominio propio
cultivará en su carácter los elementos de la firmeza y la decisión. . . . Los
padres tienen el deber de decidir temprano esta cuestión para que el niño no
piense en violar el sábado ni en descuidar el culto religioso o la oración en
la familia, como no piensa en robar. Las
manos de los padres son las que deben construir la valla.*
Desde la más tierna edad debe
iniciarse y llevarse adelante una sabia educación en lo que enseñó Cristo. Cuando los corazones infantiles son
impresionables, se les ha de enseñar lo concerniente a las realidades
eternas. Los padres deben recordar que
viven, hablan y obran en presencia de Dios.*
Padres, ¿qué conducta seguís?
¿Guía vuestra obra la idea de que en asuntos religiosos vuestros hijos deben
estar libres de toda restricción? ¿Los estáis dejando sin consejo ni admonición
durante su infancia y juventud? ¿Les estáis permitiendo que obren como les
agrade? Si obráis así, estáis
descuidando las responsabilidades que Dios os dio.*
ADÁPTESE LA
INSTRUCCIÓN A LA EDAD DEL NIÑO.- Tan pronto como los pequeñuelos
tienen entendimiento, los padres deben contarles la historia de Jesús para que
puedan absorber la preciosa verdad acerca del Niño de Belén. Inculcad en los niños sentimientos de piedad
sencilla, que se adapten a sus años y a su capacidad. Llevad a vuestros hijos en oración a Jesús,
pues él hizo posible que ellos aprendan la religión mientras aprenden a
formular las palabras del idioma.*
En muy tierna edad, los niños son
susceptibles a las influencias divinas.
El Señor dedica a estos niños su cuidado especial; y cuando se crían en
la disciplina y amonestación del 290 Señor, resultan en una ayuda para sus
padres, y no en un estorbo.*
6. HAp 367. NO
ERA LA OBRA DEL APÓSTOL trastornar arbitraria o repentinamente el orden
establecido en la sociedad. Intentar
eso hubiera impedido el éxito del Evangelio. Pero enseñó principios que herían
el mismo fundamento de la esclavitud, los cuales, llevados a efecto,
seguramente minarían todo el sistema. Donde estuviere "el Espíritu del
Señor, allí hay libertad" (2 Cor. 3:17), declaró. Una vez
convertido, el esclavo llegaba a ser miembro del cuerpo de Cristo, y
como tal debía ser amado y tratado como un hermano, un coheredero con su amo de
las bendiciones de Dios y de los privilegios del Evangelio. Por otra
parte, los siervos debían cumplir sus deberes, "no sirviendo al
ojo, como los que procuran agradar a los hombres, sino antes, como siervos de
Cristo, haciendo de corazón la voluntad de Dios" (Efe. 6:6 V.M.)
EL
CRISTIANISMO Forma Un Fuerte Lazo De Unión Entre:
El Amo Y El Esclavo, El Rey Y El Súbdito, El Ministro Del Evangelio Y El
Pecador Caído Que Ha Hallado En Cristo Purificación Del Pecado. Han Sido
Lavados En La Misma Sangre, Vivificados Por El Mismo Espíritu; Y Son Hechos Uno
En Cristo Jesús. 368
11-12. CS 564. Mientras que Satanás trata continuamente de cegar sus mentes para que no lo conozcan, los cristianos no deben olvidar nunca que no tienen que luchar, "contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires." (Efesios 6:12.)
Esta inspirada advertencia resuena a través de los
siglos hasta nuestros tiempos: "Sed templados, y velad; porque vuestro
adversario el diablo, cual león rugiente, anda alrededor buscando a quien
devore." "Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar
firmes contra las asechanzas del diablo." (1Pedro 5:8; Efesios 6:11.)
Desde los días de Adán hasta los
nuestros, el gran enemigo ha ejercitado su poder para oprimir y destruir. Se
está preparando actualmente para su última campaña contra la iglesia. Todos los
que se esfuerzan en seguir a Jesús tendrán que entrar en lucha con este enemigo
implacable. Cuanto más fielmente imite
el cristiano al divino Modelo, tanto más seguramente será blanco de los ataques
de Satanás. Todos los que están activamente empezados en la obra de Dios,
tratando de desenmascarar los engaños del enemigo y de presentar a Cristo ante
el mundo, podrán unir su testimonio al que da San Pablo cuando habla de servir
al Señor con toda humildad y con lágrimas y tentaciones.
Satanás asaltó a Cristo con sus
tentaciones más violentas y sutiles; pero siempre fue rechazado. Esas batallas
fueron libradas en nuestro favor; esas victorias nos dan la posibilidad de
vencer. Cristo dará fuerza a todos los que se la pidan. Nadie, sin su propio
consentimiento, puede ser vencido por Satanás. El tentador no tiene el poder de
gobernar la voluntad o de obligar al alma a pecar. Puede angustiar, pero no
contaminar. Puede causar agonía pero no,
corrupción. El hecho de que Cristo venció debería inspirar valor a sus
discípulos para sostener denodadamente la lucha contra el pecado y Satanás. 565
14-17. HAp 400. Dios ha provisto abundantes medios para tener éxito en la
guerra contra la maldad que hay en el mundo. La Biblia es el arsenal donde
podemos equiparnos para la lucha, Nuestros lomos; deben estar ceñidos con la
verdad. Nuestra cota debe ser la justicia. El escudo de la fe debe estar en
nuestra mano, el yelmo de la salvación sobre nuestra frente, y con la espada
del Espíritu, que es la Palabra de Dios, hemos de abrirnos camino a través de
los obstáculos y la maraña del pecado.
Ministerio Hno. Pio
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