2 Corintios 8.
LA LIBERALIDAD EJEMPLAR DE LAS IGLESIAS DE MACEDONIA:
Vers. (1-6) Los persuade a dar una generosa
contribución para los pobres en Jerusalén, imitando el ejemplo de los
macedonios.
EL EJEMPLO DE JESUCRISTO: Vers. (7-8) alabando su anterior prontitud, (9-13) por el ejemplo de
Cristo (14-15) y por el beneficio espiritual que redundará en ellos.
TITO ES COMISIONADO Y RECOMENDADO PARA RECIBIR LA OFRENDA DE CORINTO: (16-24) Les recomienda la integridad y solicitud de Tito, y a aquellos otros hermanos que, por exhortación, recomendación y pedido suyo, ayudaron específicamente en esa obra.
1 ASIMISMO, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; 2 que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. 3 Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, 4 pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos. 5 Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios; 6 de manera que exhortamos a Tito para que tal como comenzó antes, asimismo acabe también entre vosotros esta obra de gracia.
7 Por tanto, como en todo
abundáis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en vuestro amor
para con vosotros, abundad también en esta gracia. 8 No hablo como quien manda,
sino para poner a prueba, por medio de la diligencia de otros, también la
sinceridad del amor vuestro. 9 Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor
Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que
vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos. 10 Y en esto doy mi consejo;
porque esto os conviene a vosotros, que comenzasteis antes, no sólo a hacerlo,
sino también a quererlo, desde el año pasado. 11 Ahora, pues, llevad también a
cabo el hacerlo, para que como estuvisteis prontos a querer, así también lo
estéis en cumplir conforme a lo que tengáis.
12 Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene. 13 Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para vosotros estrechez, 14 sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad, 15 como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más, y el que poco, no tuvo menos.
16 Pero gracias a Dios que puso
en el corazón de Tito la misma solicitud por vosotros. 17 Pues a la verdad
recibió la exhortación; pero estando también muy solícito, por su propia
voluntad partió para ir a vosotros. 18 Y enviamos juntamente con él al hermano
cuya alabanza en el evangelio se oye por todas las iglesias; 19 y no sólo esto,
sino que también fue designado por las iglesias como compañero de nuestra
peregrinación para llevar este donativo, que es administrado por nosotros para
gloria del Señor mismo, y para demostrar vuestra buena voluntad; 20 evitando
que nadie nos censure en cuanto a esta ofrenda abundante que administramos,
21 procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres. 22 Enviamos también con ellos a nuestro hermano, cuya diligencia hemos comprobado repetidas veces en muchas cosas, y ahora mucho más diligente por la mucha confianza que tiene en vosotros. 23 En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador para con vosotros; y en cuanto a nuestros hermanos, son mensajeros de las iglesias, y gloria de Cristo. 24 Mostrad, pues, para con ellos ante las iglesias la prueba de vuestro amor, y de nuestro gloriarnos respecto de vosotros. (2Corintios 8).
1. Hermanos. Los cap. 8 y 9 son una nueva sección que trata de
la colecta para los pobres de Judea (ver com. 1 Cor. 16:1). La palabra
"hermanos" es la nota tónica de esta sección. El amor fraternal entre
los cristianos constituye el verdadero motivo para dar y compartir. En 2 Cor.
8:15 Pablo llama la atención de los corintios al ejemplo de generosidad de las
iglesias de Macedonia, desde donde escribe esta epístola.
Pablo les había mencionado antes
a los corintios el asunto de la ayuda para Judea y su plan acerca de la gran
colecta (1 Cor. 16:1-4; cf. Gál. 2:9-10).
Cuando Pablo les presentó el plan
un año antes, aproximadamente (2 Cor. 8:10), habían manifestado gran celo, lo
cual Pablo alabó más tarde ante otros (cap. 9:3-4); pero ese fervor había
desaparecido, y cuando el apóstol escribió esta epístola estaban muy lejos de
haber cumplido con sus promesas (cap. 9:45). Eso se debió quizá a un período de
decadencia espiritual entre los corintios, aunque ya se habían arrepentido
plenamente. Como Pablo había visto que su conversión era auténtica, tenía razón
de dar por sentado que estarían anhelando demostrar su amor en forma práctica. Una
de las señales de la verdadera conversión es la buena voluntad para hacer
sacrificios personales a favor de los que están en necesidad.
Gracia de Dios. Las iglesias de Macedonia fueron
generosas a pesar de su "profunda pobreza" (vers. 2), y eso probaba
que la "gracia de Dios" movía los corazones de los macedonios. Pablo
destaca cuál era la verdadera fuente de esa generosidad, indicándoles a los
corintios que es la gracia divina la que mueve a dar con generosidad y
sacrificio. Los cristianos, dice la Palabra, son "administradores de la
multiforme gracia de Dios" (1 Ped. 4:10). Además, por la gracia de Dios,
son administradores de todo lo que poseen. La voluntad para dar a otros es un
talento inspirado por el cielo, y por eso es una evidencia especial de la
gracia divina. Un espíritu generoso procura manifestarse espontáneamente en
actos de generosidad. No necesita que se
lo inste a dar.
Iglesias de Macedonia. Pablo las ensalzaba como dignas de ser imitadas. Todas habían sido fundadas por él: en Filipos, en Tesalónica, en Berea y quizá en otros lugares. La iglesia de Filipos se caracterizaba por su generosidad.
Fue la única iglesia, hasta donde sepamos, que contribuyó para
suplir las necesidades personales de Pablo como misionero de sostén propio (2
Cor. 11:9; cf. Fil. 4:10-11, 14-18), pues él no recibía ayuda económica ni de
la iglesia de Jerusalén ni de la de Antioquía (1 Cor. 9:4-7, 14-15). La iglesia
de Berea también era de un carácter digno y noble (Hech. 17:10-12), y Macedonia
y Acaya daban con generosidad (Rom. 15:26).
2. Prueba. O "examen". Se usa especialmente para el
examen de la calidad de los metales. "La gran tribulación con que han sido
acrisolados" (BC). Los cristianos macedonios sufrían aflicciones
superiores a las comunes, y sin embargo su fe y temple cristianos demostraron
ser genuinos. Sufrieron grandes persecuciones (Hech. 17:5-9; 1Tes. 1:6-8; 2:14;
3:3-5; 2 Tes. 1:4-6). Una de las grandes pruebas de la vida cristiana
triunfante es disfrutar de gozo, paz y amor en medio de las aflicciones (Mat.
5:11-12; Rom. 5:3, 12:12; 1 Ped. 2:20-21).
Abundancia de su gozo. La persecución y la pobreza
podrían tender a aminorar el espíritu y la práctica de la liberalidad, pero la
abundancia del gozo de los macedonios más la profundidad de su pobreza, se
presentan como inspirando generosidad. Tal era el espíritu de la iglesia
primitiva (Hech. 4:32-37).
Profunda pobreza. La pobreza de los macedonios era
de tal naturaleza que no tenían para suplir adecuadamente sus propias
necesidades. Pero a pesar de "su profunda pobreza" daban generosamente
para los necesitados. Pablo alababa a los cristianos macedonios no por la
cantidad que daban, aunque sin duda era considerable, sino por el espíritu que
los impulsaba a dar, espíritu que Pablo destacaba como digno de ser imitado
(ver com. Mar. 12: 41-44).
La profunda pobreza de Macedonia
en ese tiempo se debía a varios factores. Esa zona había sido desolada por tres
guerras: la primera entre Julio César y Pompeyo; la segunda, entre los
triunviros y Bruto y Casio, después del asesinato de César; la tercera, entre
Octavio y Marco Antonio (ver t. V, pp. 30, 37-39). Tan desesperada era la
situación de los macedonios, que habían pedido al emperador Tiberio que
redujera los impuestos. Además, la mayoría de los primeros cristianos provenían
de las clases más pobres de la sociedad.
Generosidad. Gr. haplót's, "sencillez",
'honradez", "generosidad", "sinceridad" (2 Cor. 11:3;
Efe. 6:5; Col. 3:22; etc.). Aquí significa una buena disposición tanto de mente
como de corazón, que se manifestaba en mucha generosidad. Se refiere no tanto a
lo que se daba sino a la respuesta del corazón, que es la base de toda
verdadera dádiva, y que resulta en abnegación espontánea por el bienestar
ajeno.
3. Conforme a sus fuerzas. En el texto griego los vers. 36
constituyen un solo párrafo, que explica más los alcances de la generosidad
mencionada en los vers. 1 y 2. Los macedonios dieron más allá de sus fuerzas y
de sus recursos. Su tendencia no era a dar con mezquindad sino a excederse
dando. Daban espontáneamente y sin que se los instara o se les recordara, como
parecía ser el caso de los corintios. Para los macedonios era suficiente que
supieran que había una necesidad. Pedían que se les concediera el privilegio de
participar en la ayuda para los santos de Jerusalén. Su espíritu demostraba
completa abnegación y dedicación a la obra del Señor.
4. Ruegos. Gr. parákl'sis (ver com. Mat. 5:4).
Participar. Los macedonios consideraban la necesidad de sus
hermanos de Jerusalén como si fuera suya.
Para ellos, pertenecer a la gran familia cristiana significaba
participar en una causa común con los demás cristianos en el sacrificio, en el
sufrimiento, en la pobreza y en la ayuda a otros. Hasta donde podían, y aun más
allá, estaban dispuestos a compartirlo todo, aun la pobreza (ver Hech. 2:44;
4:32). Sus recursos espirituales, morales, sociales y materiales estaban a
disposición de otros, listos para ser usados en la causa común. En realidad,
consideraban un privilegio que se les permitiera proceder así.
5. No como lo esperábamos. Habían sobrepasado las mejores
expectativas de Pablo. No consideraban la colecta como un deber, sino como un
privilegio; tomaron como suya esa causa.
A sí mismos se dieron. La dádiva de los macedonios
procedía de corazones consagrados y dedicados.
Se dieron primero a sí mismos, y sus donativos fluyeron espontáneamente.
Se entregaron junto con sus donativos (cf. Prov. 23:26). El cristiano que da su
corazón a Dios no retiene nada. El ejemplo de los macedonios para los corintios
y para los cristianos de todos los tiempos ilustra la gran verdad de que
"el donativo sin el donante no tiene ningún valor". El que se entrega
a sí mismo sin reservas, no vacilará en dar también sus posesiones.
Voluntad de Dios. Permitían que Dios dirigiera sus
vidas, y la voluntad divina se convirtió en la voluntad suya; evidencia de una
completa conversión.
6. Exhortamos. Gr. parakaléÇ (ver com. Mat. 5:4). Tito era griego (Gál. 2:1,3) y uno
de los amigos en quien Pablo tenía más confianza (Tito 1:4) Lo había enviado
para que se ocupara del difícil problema de Corinto, y su misión tuvo más éxito
del esperado (ver com. 2 Cor. 7:13); se ganó la confianza de los creyentes
corintios y había comenzado una colecta entre ellos para los pobres de Judea. El
plan era que Tito regresara a Corinto con esta epístola y terminara la colecta
(cap. 9:5; cf. cap. 12:18).
Tal como comenzó. Es decir, Tito había puesto en
marcha el plan que ahora se desarrollaba en Corinto.
Esta obra de gracia. La colecta demostraba la gracia
de Dios en acción en los corazones de los donantes (ver com. vers. 1-2).
7. En todo. Una experiencia cristiana equilibrada consiste en
el desarrollo armonioso de la vida y el servicio, de la gracia que actúa en lo
íntimo y de la expresión externa de esa gracia. Cualquier aspecto de la vida
cristiana que se cultiva a expensas de otros aspectos, puede llegar a ser un defecto.
Compárese con 1 Cor. 1:5. Los corintios se destacaban en tantas cosas, que
hubiera sido una inconsecuencia suya descuidar la gracia de la caridad.
Abundáis. En los vers. 7-15, Pablo da instrucciones acerca de
la colecta en Corinto, y recurre al principio de que la vida cristiana es una
vida abundante (Juan 10:10).
Esta gracia. Es decir, la colecta (ver com. vers. 1-2).
8. No hablo como quien manda. Cf. 1 Cor. 7:6,12,25. La colecta
debía completarse por la propia determinación de ellos, y no porque Pablo lo
exigiera. Una orden tal habría indicado que Pablo ponía en duda su disposición
para obedecer por amor y habría violado el principio de que sólo las ofrendas
voluntarias son aceptables ante Dios (ver com. Mat. 12:41-44).
Para poner a prueba. El noble ejemplo de los
macedonios se convirtió en una prueba divinamente establecida para los
corintios. Pablo no recurría al orgullo, la vanidad, a sentimientos egoístas o
a un espíritu de rivalidad y competencia, para animar a los corintios a hacer
algo que motivos más dignos no hubieran logrado. La imitación de las vidas
nobles nunca conduce a la rivalidad, sino que pone a prueba la profundidad y la
autenticidad del amor y de la consagración de cada uno. Este elevado principio
de comparación proporciona un valioso medio de disciplina espiritual.
La diligencia de otros. Es decir, la presteza de los
creyentes macedonios, quienes, aunque pobres, respondieron a la súplica de
ayudar a los necesitados de Jerusalén.
Sinceridad del amor vuestro. Ver com. cap. 7:11,16. Pablo no
dudaba de la sinceridad de ellos, pero sabía que la colecta representaría una
oportunidad ideal para demostrar la autenticidad del amor de los corintios.
9. Conocéis. Pablo les había presentado plenamente la gracia de
Cristo y la conocían por experiencia como es evidente por el texto griego, y no
simplemente como un dogma de fe. Sabían por experiencia propia que el Señor es
benigno. En realidad, ellos constituían una evidencia viviente de esa gracia. La
gracia de Cristo debe gobernar el corazón y la voluntad, pues nunca será eficaz
mientras sea sólo un concepto intelectual. Por eso ninguna verdad divina se
puede conocer sólo en forma intelectual (Mat. 16:17; Juan 6:45; 16:14; 1 Cor.
2:4; 12:3). Los seres humanos pueden saber que la Palabra de Dios es verdad
sólo por medio de la enseñanza y la convicción del Espíritu Santo. Las riquezas
que recibimos debido a la pobreza de Cristo, son posibles mediante la
iluminación espiritual de la vida.
Gracia. Ver com. Rom. 3:24. Los actos culminantes de Cristo
su encarnación y crucifixión son atribuidos exclusivamente a la gracia, aquí y
en Rom. 5:15; Gál. 1:6. Esos actos constituían las manifestaciones supremas del
amor y la condescendencia de Dios. Pablo contrasta el sacrificio supremo de
Cristo con los actos de la caridad humana, que son infinitamente más pequeños.
Señor Jesucristo. Ver com. Mat. 1:1; Juan 1:38.
Se hizo pobre. Gr. ptÇjéuÇ, "ser pobre",
"mendigar". En cuanto a ptÇjós, el sustantivo afín, ver com. Mar
12:42. El tiempo del verbo indica que el acto de hacerse "pobre" fue
su encarnación. Cristo se despojó completamente de sí mismo; no retuvo nada de
las infinitas riquezas que una vez fueron suyas. Asumió la naturaleza humana y
se sujetó a las limitaciones de la humanidad. Se hizo pobre hasta el punto de
no poder hacer nada por sí mismo (Juan 5:19-20; ver t. V, pp. 894-896).
Siendo rico. Alusión a la existencia de Cristo antes de su
encarnación (ver Juan 17:5; com. Fil. 2:6-7;
Nota Adicional de Juan 1). Como era Creador y Rey, el universo era suyo (Juan
1:1-2; Col. 1:15-17); pero fue extremadamente pobre durante su vida terrenal
(Mat. 8:20). Sus riquezas consistían en la naturaleza y los atributos de la
Deidad, en incontables millones de mundos, en la adoración y la lealtad de
multitudes de ángeles.
Fueseis enriquecidos. Con la entrada del pecado, el hombre perdió su hogar, su dominio, su carácter y aun su vida y ahora su finísima naturaleza lo impulsa sin cesar a buscar falsas riquezas (ver com. Isa. 55:2; Juan 6:27). Pero a los que no hagan tesoros en el cielo les espera una eterna pobreza (ver com. Mat. 19:21; Luc. 12:21). Cristo vino para liberar a la humanidad de su pobreza, pobreza que resulta paradójicamente de buscar falsas riquezas (ver 1 JT 381).
En Cristo y mediante él, los seres humanos pueden discernir el verdadero valor de las cosas y recibir el privilegio de ser "enriquecidos" en él; en Cristo heredan todas las cosas (Mat. 6:20; Rom. 8:17,32; 1Cor. 1:5; Efe. 1:3-5, 10-11, 18-19; 2:6-7.
Ver com. Mat. 6:33).
10. Mi consejo. Pablo no habla "como quien
manda" (ver com. vers. 8), pues sabía que una expresión de mesurado juicio
tendría más influencia sobre los corintios que una orden rotunda. La iglesia ya
estaba dispuesta a dar la ofrenda; sólo necesitaba que se la animara para que
cumpliera sus buenas intenciones. Una orden habría sido completamente
inoportuna.
Esto os conviene. El consejo de Pablo era que no demoraran
más la terminación de lo que habían comenzado el año anterior. Por el propio
bien de ellos era deseable que no procedieran así. Una demora perjudicaría su
propia experiencia cristiana y los expondría a críticas. No se puede anular un
voto hecho a Dios sin que peligre la integridad del cristiano (Ecl. 5:45).
El año pasado. Había transcurrido aproximadamente un año desde que
los creyentes corintios comenzaron a reunir fondos para la iglesia de Jerusalén
(cap. 9:2). Ese noble proyecto había sido interrumpido sin duda por las
disputas y las luchas causadas por los falsos apóstoles; pero como la mayoría
había confirmado su lealtad a Pablo, el proyecto podía proseguir. Ver com. cap.
11:22.
11. Llevad. . . a cabo. O "completad"; debían terminar lo que ya habían prometido hacer. Prontos a querer. Una mente bien dispuesta hace que aún lo poco sea aceptable, pero hacer menos de lo que se puede no es tener buena voluntad. Una voluntad generosa es buena en sí misma, pero no es suficiente. La voluntad debe estar acompañada con hechos si queremos que nuestros mejores deseos y energías den solidez y fortaleza al carácter. Es bueno acariciar el ideal de la caridad, pero el ideal debe expresarse en forma Práctica. La fe y el amor, como simples ideales, nunca alimentan al hambriento ni visten al desnudo (Sant. 2:14-20); por lo tanto, la prontitud para "querer" es una disposición espontánea y una actitud mental para servir a Dios y a nuestros prójimos. El que está bien dispuesto no necesita que otros lo animen e impulsen.
12. Voluntad dispuesta. Una voluntad sinceramente bien
dispuesta determina que la dádiva sea aceptable ante Dios. Para Dios es
permanente la pregunta: ¿cuánto dio tu corazón? Si el corazón no da nada, lo
que las manos entregan no tiene valor ante él. El Señor no necesita nuestro
dinero, no se interesa en él ni se beneficia con él. Una persona puede tener
poco o nada para dar, pero el corazón bien dispuesto es el que santifica la
dádiva. Los mejores esfuerzos de una persona pueden fracasar debido a circunstancias
insuperables, o sus deseos de trabajar para Dios pueden quedar sin cumplirse
por falta de oportunidades; sin embargo, no por eso será condenada por el
cielo. En cuanto a las condiciones de las recompensas eternas, ver com. Mat. 20:1-16;
25:14-46. Lo que tiene valor delante de Dios no es el número de talentos que un
hombre pueda tener, sino la consagración y fidelidad con que los utiliza.
13. Para vosotros estrechez. Pablo no quería que los corintios
llevaran una carga mayor que la que les correspondía, y que de ese modo las
iglesias de otros lugares no hicieran su parte.
14. Con igualdad. El apóstol no se refiere a una
igualdad de propiedades o bienes, sino a una igualdad proporcionada de
esfuerzos. Los corintios debido a su prosperidad material podían hacer mucho
más que los macedonios en medio de su pobreza (ver com. vers. 1-5).
La necesidad vuestra. Podría llegar un tiempo cuando
los corintios estuvieran en necesidad y otros llevaran una parte mayor de la
carga. Las Escrituras reconocen el derecho de propiedad privada y el derecho de
que todas las contribuciones sean voluntarias, pero también condenan el egoísmo
y el despiadado descuido de los pobres y necesitados. Si un cristiano da una
gran suma no significa que otros queden liberados de contribuir con lo que
pueden. Los que tienen escasos bienes
terrenales no están eximidos de hacer su parte proporcional para ayudar a otros
(cf. Efe. 4:28; 2 Tes. 3:12).
15. Recogió mucho. Para ilustrar el principio de igualdad presentado en el vers. 14, Pablo alude a la recolección del maná en el desierto (Exo. 16:17-18). Sin tener en cuenta la cantidad que se recogía, cada persona tenía lo suficiente para sus necesidades. El mismo principio debe actuar en la iglesia cristiana, no por medio de una intervención milagrosa sino de la acción del espíritu del amor hacia los hermanos de la fe. La voluntad de Dios es que cada uno tenga suficientes bienes materiales para responder a sus necesidades.
También es la voluntad de Dios que los que debido a su debilidad
natural y a sus oportunidades adquieren más bienes temporales, no disfruten
egoístamente de esa superabundancia sino que compartan con los necesitados (ver
com. Luc. 12:13-34). Son mayordomos, no dueños absolutos de los bienes
terrenales que han reunido, y deben usarlos para el bienestar de sus prójimos
(Sal. 112:9; Mat. 25: 14-46). De esa manera se evitarían los males que resultan
tanto de la excesiva riqueza como de la extrema pobreza.
16. Gracias a Dios. Pablo
comienza otra sección de su carta. En los vers. 1-15 ha presentado ante los
corintianos el noble ejemplo de los macedonios enunciando los verdaderos
principios de la genealogía cristiana. Ahora procede a bosquejar los detalles
prácticos que se deben de seguir para completar la colecta.
Puso. Literalmente "da", es decir, continúa
dando, o continuamente da. No había peligro de que se desvaneciera el celo de
Tito.
La misma solicitud. Pablo primero alaba a Tito ante
la iglesia de Corinto, y expresa gratitud porque compartía el interés de Pablo
en la colecta propuesta. Los corintios podían confiar en que Tito se entregaría
completamente a la tarea a él encomendada.
El impulso a participar de empresas
que requieren abnegación y que son para el bienestar material y espiritual de
la humanidad, es una característica eminente cristiana. las obras de caridad y
filantropía son esencialmente cristianas en su origen y espíritu. Este espíritu
no se origina en el corazón humano, pues éste es egoísta por la naturaleza. Es
parte de la gran obra de la iglesia hacer que los hombres se vuelvan generosos
inspirándolos con una genuina preocupación por el bienestar de otros. Los
cristianos deben estar agradecidos a Dios por la iglesia, que inspira a sus
miembros no sólo a contribuir para satisfacer las necesidades de otros
feligreses, sino también a auxiliarlos personalmente en sus necesidades (Mat.
20:26,28). De ese modo Tito podía hacer un verdadero favor a los corintios al
estimular su generosidad. En vez de tratar de evitar las exhortaciones a dar
para la salvación y el bienestar de otros, los cristianos deben agradecer a
Dios por tales oportunidades.
17. Recibió la exhortación. Tito había respondido con alegría
a la exhortación de que Pablo fuera a Corinto, con la esperanza de que se
restauraran la paz y la unidad de la iglesia.
Solícito. Las palabras de Pablo expresan doble significado.
Aunque la colecta fue iniciada por Pablo, Tito estaba plenamente de acuerdo con
el plan y participó en el esfuerzo para que tuviera éxito. Pablo no era el
único que inpulsaba ese plan; sin duda Tito ya se había ofrecido para ir a esa
misión a Corinto.
Partió. Pablo habla de la inminente partida de Tito para
Corinto como si ya hubiera ido, pues tenía en cuenta el momento cuando los
corintios leyeran esta carta. Esta construcción griega muy característica,
indica claramente que Tito fue el aportador de la segunda epístola.
18. Al hermano. Pablo confió a tres hombres la
obra de la colecta en Acaya: a Tito y otros dos cuyos nombres no se mencionan.
Los tres disfrutaban de la confianza de las iglesias. Esta medida tenía el
propósito de facilitar la colecta y de proteger a los que se ocupaban de ella
contra la sospecha de que tomaban algo para su propio uso. En vista de que en
Corinto una minoría aun se oponía a Pablo, era mejor que él no hiciera
personalmente la colecta. Sin duda se reunió una suma considerable, y así se
podría presentar en las iglesias un informe completo, tanto de la cantidad
recogida como de su entrega en Jerusalén (vers. 20-21). Pablo sabía que sus
adversarios tratarían de hallar faltas en él. Se aconseja específicamente al
ministro del Evangelio que sea prudente en la forma como maneja el dinero (1
Tim. 3:3; 1 Ped. 5:2).
Cuya alabanza. Este hermano había demostrado ser un eficaz
colaborador "en el evangelio", y debía ser prestado como un digno
colaborador de Pablo y de Tito.
19. Designado. Gr. jeirotonéÇ (ver com. Hech. 14:23). Aunque esta
palabra literalmente significa "extender la mano" y por lo tanto
"elegir", el uso que se le da aquí no explica la forma en que fue
"designado" este compañero de Tito.
Para llevar. Es decir, a Jerusalén, en compañía de Pablo y de
otros, para entregar a los hermanos los fondos reunidos en Macedonia y en
Grecia.
Para gloria. La colecta para los santos de Jerusalén induciría a
los hombres a que glorificaran a Dios. Los de Jerusalén alabarían al Señor
porque el Evangelio había movido a los gentiles a demostrar interés por sus
necesidades en forma material, y los gentiles se gozarían en suplir las
necesidades de sus hermanos judíos cristianos.
Vuestra buena voluntad. La evidencia textual (cf. p. 10)
establece el texto "nuestra buena voluntad". Además del beneficio
material que recibirían los santos pobres de Jerusalén y las iglesias de origen
gentil por ayudarlos en su necesidad, esta colecta también demostraría a los
cristianos de origen judío, de Judea, que Pablo en su obra entre los gentiles
no se había olvidado de ellos. Esta misión uniría los corazones de judíos y
gentiles y tendería a unificarlos en comunión cristiana, lo cual ayudaría a derribar
"la pared intermedia de separación" (Efe. 2:14) que los separaba.
20. Evitando. O "tomando precauciones en cuanto a esto". Pablo procuraba evitar cualquier motivo para la acusación de que estaba sacando ventaja personal con la colecta. Aun la estricta honradez puede no ser siempre suficiente al tratarse de dinero, cuando el menor descuido puede convertirse en motivo de crítica.
El ministro cristiano debe manejar de modo
especial y con escrupuloso cuidado los asuntos de dinero (cf. 1 Tim. 3:3; 1
Ped. 5:2).
Censure. O "reproche" (BJ). Esto significa que
alguien podría acusar a Pablo de no haber sido estrictamente honrado en el
manejo de los fondos confiados a él.
Abundante. La colecta tenía toda la apariencia de alcanzar un gran éxito, teniendo en cuenta lo que Pablo anticipaba de la iglesia de Corinto, que era comparativamente rica.
Los corintios tenían fama de ser
adinerados, lo que se refleja en este proverbio: "No todos pueden
pretender vivir en Corinto".
21. Honradamente. Gr. kalós, "bueno", "admirable", significando lo que parece y es honorable. "procuramos el bien" (BJ). Aquí denota la conducta del que posee la excelencia del amor y por eso disfruta de buena reputación ante otros, el cual es tenido en alta estima por su admirable conducta.
Los cristianos no sólo son
llamados a ser santos, honrados y puros, sino que "también delante de los
hombres" deben ser reconocidos como dotados de la belleza de la santidad,
la honradez y la pureza. El verdadero cristiano debe ser un ejemplo ante Dios y
los hombres de una vida bella y atrayente (Rom. 12:17; Fil. 4:8; 1 Ped. 2:12).
Este versículo es una cita de Prov. 3:4, LXX.
22. Nuestro hermano. Este "hermano", como el
del vers. 18, no es posible identificarlo; sin embargo, algunos han sugerido
que es Tíquico, uno de los miembros de la delegación que acompañó a Pablo a
Jerusalén con la colecta (Hech. 20:4). En otro lugar Pablo habla de Tíquico
como de un "hermano amado y fiel ministro en el Señor" (Efe. 6:21;
Col. 4:7). Pablo consideraba a Tíquico como a uno de sus mensajeros más dignos
de confianza, y más tarde lo envió a varias misiones importantes (2 Tim. 4:12;
Tito 3:12).
23. Tito. Aquí Pablo alaba a los tres hombres escogidos para
dirigir la obra de la colecta, como personas diligentes en quienes podían confiar
los corintios. Los inviste con plena autoridad, para que ninguno de los bandos
de Corinto pusiera en duda los motivos de ellos. Los presenta como dignos de
toda confianza, y así debían ser aceptados. Primero menciona a Tito,
evidentemente como el que encabeza el grupo y representa personalmente a Pablo.
Posteriormente Tito ocupó un cargo importante en el liderazgo de la iglesia
cristiana primitiva (Tito 1:1-5; 2:15).
Mensajeros. Literalmente "apóstoles" o "enviados
[en una misión]". Esta designación los inviste con una autoridad equivalente
a la de Pablo (cap. 1:1) en lo que tiene que ver con la colecta; pero no les
confiere necesariamente el título o cargo permanente de apóstol.
Gloria de Cristo. Estos tres hombres debían ser
tratados con sumo respeto como representantes personales de Cristo, pues su
misión redundaría para la gloria del Señor. Pablo no podría haber alabado más a
estos hombres.
24. Mostrad. Pablo exhorta a los corintios a que estén a la altura de su responsabilidad dando ejemplo digno de ser imitado por los cristianos de otros lugares. La actitud que adoptaran, la contribución que hicieran y el trato que les dieran a esos delegados inevitablemente se conocería en otras iglesias. En este asunto de la colecta los corintios eran un espectáculo para otros; estaba en juego su honor como iglesia.
La única
respuesta adecuada de su parte sería la de una cordial cooperación con los
mensajeros de Cristo y la de ser generosos con los cristianos pobres de Judea.
Cada iglesia es representante del
reino de Dios, y por lo tanto espectáculo para los ángeles y los hombres (1
Cor. 4:9). A ninguno de los súbditos de este reino se le ha confiado dones o
bendiciones de Dios sencillamente para su propio uso, ya se trate de la verdad,
de una experiencia personal con Cristo, o de las bendiciones materiales
otorgadas por la providencia de Dios. (6CBA).
COMENTARIOS DE EGW
1-5. HAp 276.
7. HAp 277.
11-12. HAp 277
EL APÓSTOL PABLO, en
su ministerio entre las iglesias, era incansable en sus esfuerzos por inspirar
en los corazones de los nuevos conversos un deseo de hacer grandes cosas por la
causa de Dios. A menudo los exhortaba a ejercer la liberalidad.
AL
HABLAR CON LOS ANCIANOS DE ÉFESO respecto a sus labores anteriores entre ellos,
dijo: "En todo os he enseñado que, 276 trabajando
así, es necesario sobrellevar a los enfermos, y tener presente las palabras del
Señor Jesús, el cual dijo: Más bienaventurada cosa es dar que
recibir." (Hech. 20:35).
"EL QUE
SIEMBRA ESCASAMENTE escribió a los
corintios, también segará escasamente; y el que siembra en bendiciones,
en bendiciones también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza,
o por necesidad; porque Dios ama el dador alegre."(2 Cor. 9:6,7.)
CASI
TODOS LOS CREYENTES MACEDONIOS eran pobres en bienes de este mundo, pero
sus corazones rebosaban de amor a Dios y a su verdad, y daban alegremente para
el sostén del Evangelio. Cuando se hicieron colectas generales entre las
iglesias gentiles para aliviar a los creyentes judíos, la liberalidad de los
conversos de Macedonia se presentaba como un ejemplo a las otras iglesias.
ESCRIBIENDO A LOS CREYENTES CORINTIOS, el apóstol
les llamó la atención a "la
gracia de Dios que ha sido dada a las iglesias de Macedonia: que
en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza
abundaron en riquezas de su bondad. Pues de su grado han dado conforme a sus fuerzas,
. . . y aun sobre sus fuerzas; pidiéndonos con muchos ruegos, que aceptásemos
la gracia y la comunicación del servicio para los santos." (2 Cor 8:1-4).
LA
BUENA VOLUNTAD de los creyentes Macedonios para
sacrificarse era resultado de la consagración completa. MOVIDOS por
el Espíritu de Dios, "a sí mismos se dieron primeramente al Señor" (2
Cor. 8:5); entonces estaban dispuestos a dar generosamente de sus medios para
el sostén del Evangelio.
NO
ERA NECESARIO instarlos a dar; más bien, se regocijaban por
el privilegio de privarse aun de las cosas necesarias a fin de suplir las
necesidades de otros.
CUANDO
EL APÓSTOL QUISO CONTENERLOS, le importunaron
para que aceptara sus ofrendas. En su sencillez e integridad, y en su amor
por los hermanos, se negaban alegremente a sí mismos, y así abundaban en frutos
de benevolencia.
CUANDO
PABLO ENVIÓ A TITO A CORINTO para fortalecer a los creyentes de allí, le indicó
que edificara a la iglesia en la gracia 277 de
dar; y en una carta personal a los creyentes, él también añadió su propio
llamamiento.
"Por
tanto, como en todo abundáis -les rogó, en fe, y en palabra, y en ciencia, y
en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, que también abundéis en
esta gracia." "Ahora pues, llevad también a cabo el hecho, para
que como estuvisteis pronto a querer, así también lo estéis en cumplir conforme
a lo que tenéis.
Porque si
primero hay la voluntad pronta, será acepta, por lo que tiene, no por lo que no
tiene." "Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda
gracia; a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo que basta,
abundéis para toda buena obra: ...para que estéis enriquecidos en todo para
toda bondad, la cual obra por nosotros hacimiento de gracias a
Dios." (2 Cor. 8:7,11,12, 9:8-11).
LA
LIBERALIDAD ABNEGADA provocaba en la iglesia primitiva arrebatos de gozo; porque
los creyentes sabían que sus esfuerzos ayudaban a enviar el mensaje evangélico
a los que estaban en tinieblas. Su benevolencia testificaba de que no
habían recibido en vano la gracia de Dios.
¿Qué podía producir semejante
liberalidad sino la santificación del Espíritu? En ojos de los
creyentes y de los incrédulos, era un milagro de la gracia.
LA PROSPERIDAD Espiritual Está Estrechamente
Vinculada Con La Liberalidad Cristiana.
1-6 2JT 509. Los Pobres, Los Enfermos Y Los
Ancianos
"Cuando hubiere en ti
menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en tu tierra
que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano a tu
hermano pobre: mas abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás
lo que basta, lo que hubiere menester. Guárdate que no haya en tu corazón
perverso pensamiento, diciendo: Cerca está el año séptimo, el de la remisión; y
tu ojo sea maligno sobre tu hermano menesteroso para no darle: que él podrán
clamar contra ti a Jehová, y se te imputará a pecado. Sin falta le darás, y no
sea tu corazón maligno cuando le dieres: que por ello te bendecirá Jehová tu
Dios en todos tus hechos, y en todo lo que pusieres mano. Porque no faltarán
menesterosos de en medio de la tierra; por eso yo te mando, diciendo: Abrirás
tu mano a tu hermano, a tu pobre, y a tu menesteroso en tu tierra." (Deut.
15:7-11.)
Por ciertas circunstancias, algunos de
los que aman y obedecen a Dios, se empobrecen. Los hay que no son cuidadosos ni
saben administrar sus cosas.
Otros son pobres por causa de
enfermedad y desgracia. Cualquiera que sea la causa, sufren 509 necesidad y
auxiliarlos es un ramo importante de la obra misionera.
Todas nuestras iglesias deben
cuidar de sus propios pobres. Nuestro amor hacia Dios debe expresarse haciendo
bien a los menesterosos y dolientes de la familia de la fe, cuyas necesidades
conocemos y debemos atender. Cada alma está bajo la obligación especial para
con Dios de fijarse con compasión particular en sus pobres dignos. Por ningún
pretexto debe pasárselos por alto.
Pablo escribió a la iglesia de
Corinto: "Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que ha
sido dada a las iglesias de Macedonia: que en grande prueba de tribulación, la
abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su bondad.
Pues de su grado han dado conforme a sus fuerzas, yo testifico, y aun sobre sus
fuerzas; pidiéndonos con muchos ruegos, que aceptásemos la gracia y la
comunicación del servicio para los santos.
Y no como lo esperábamos, mas aun a sí mismos se dieron primeramente al
Señor, y a nosotros por la voluntad de Dios.
De manera que exhortamos a Tito, que como comenzó antes, así también
acabe esta gracia entre vosotros también." (2 Cor. 8:1-6.)
Había habido hambre en Jerusalén,
y Pablo sabía que muchos de los cristianos habían sido esparcidos, y que los
que permanecían iban a quedar probablemente privados de simpatía humana y verse
expuestos a la enemistad religiosa. Por lo tanto, exhortó a las iglesias a
mandar ayuda pecuniaria a sus hermanos de Jerusalén. La cantidad recogida por
las iglesias excedió lo que esperaban los apóstoles. Constreñidos por el amor
de Cristo, los creyentes dieron liberalmente y se llenaron de gozo por haber
podido expresar así su gratitud al Redentor y su amor hacia los hermanos. Tal
es la verdadera base de la caridad según la Palabra de Dios.
Se hace constantemente hincapié
en la necesidad de cuidar a nuestros hermanos y hermanas ancianos que no tienen
hogares. ¿Qué puede hacerse por ellos?
La luz que el Señor me 510 ha dado ha sido repetida: No es lo mejor
establecer instituciones para el cuidado de los ancianos, a fin de que puedan
estar juntos en compañía. Tampoco se los debe despedir de la casa para que sean
atendidos en otra parte. Que los miembros de cada familia atiendan a sus
propios parientes. Cuando esto no es posible, la obra incumbe a la iglesia, y
debe ser aceptada como un deber y privilegio. Todos los que tienen el espíritu
de Cristo considerarán a los débiles y ancianos con respeto y ternura
especiales.
Dios permite que sus pobres estén
dentro de cada iglesia. Siempre los habrá entre nosotros, y el Señor coloca
sobre los miembros de cada iglesia una responsabilidad personal en lo referente
a cuidarlos. No debemos transferir nuestra responsabilidad a otros. Debemos
manifestar hacia los que están entre nosotros el mismo amor y simpatía que
Cristo manifestaría si estuviese en nuestro lugar. Seremos así disciplinados y preparados para
trabajar en las actividades de Cristo.
El ministro debe educar a las
diversas familias y fortalecer a la iglesia para que atienda a sus propios
enfermos y pobres. Debe poder ejercitar
las facultades que Dios ha dado a los hermanos, y si una iglesia está recargada
en este respecto las otras iglesias deben acudir en su auxilio. Manifiesten los
miembros de la iglesia tacto e ingenio para cuidar de estos hijos del Señor.
Niéguense los lujos y adornos inútiles, a fin de poder acomodar a los menesterosos
que sufren. Al hacer esto, ponen en práctica la instrucción dada en el capítulo
58 de Isaías, y recibirán la bendición pronunciada allí. 511
8-9. CMC 21. La Única Forma De Manifestar
Gratitud. El Señor no necesita nuestras ofrendas. No podemos enriquecerlo con
nuestros donativos. El salmista dice: "Todo 21 es tuyo, y de lo recibido
de tu mano te damos" (1 Crón. 29:14). Dios nos permite manifestar nuestro
aprecio de sus mercedes por medio de esfuerzos abnegados realizados para
compartir las mismas con otras personas. Esta es la única manera posible como
podemos manifestar nuestra gratitud y nuestro amor a Dios, porque él no ha
provisto ninguna otra. RH, dic. 6, 1887.
El Argumento De
Pablo Contra El Egoísmo. Pablo procuró desarraigar de los
corazones de sus hermanos la planta del egoísmo, porque el carácter no puede
estar completo en Cristo cuando retiene el egoísmo y la codicia. El amor de
Cristo en sus corazones los induciría a ayudar a sus semejantes en sus
necesidades. Procuró estimular su amor señalándoles el sacrificio que Cristo
había hecho por ellos.
Les dijo: "No hablo como
quien manda, sino para poner a prueba, por medio de la diligencia de otros,
también la sinceridad del amor vuestro. Porque ya conocéis la gracia de nuestro
Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que
vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos" (2 Cor. 8:8,9).
Este es el poderoso argumento que
usa el apóstol. No es el mandamiento de Pablo sino el del Señor Jesucristo. . .
¡Cuán grande fue el don hecho por
Dios al hombre, y cuán propio de Dios fue hacerlo! El dio con una liberalidad que jamás podrá
ser igualada, a fin de salvar a los rebeldes hijos del hombre y de inducirlos a
ver su propósito y a discernir su amor. ¿No queréis demostrar por medio de
vuestros dones y ofrendas que no hay nada que consideráis demasiado bueno para
aquel que "ha dado a su Hijo unigénito"?-RH, mayo 15, 1900.
El espíritu de liberalidad es el
espíritu del cielo. El espíritu de egoísmo es el espíritu de Satanás.-RH, oct.
17, 1882. 22
13-15 PP 301. "Mientras
Aarón hablaba, "miraron hacia el desierto, y he 301 aquí la gloria de
Jehová, que apareció en la nube." Un resplandor que nunca antes habían
visto simbolizaba la divina presencia. Mediante manifestaciones dirigidas a sus
sentidos, iban a obtener un conocimiento de Dios. A fin de que obedecieran a su
voz y temieran su nombre, se les iba a enseñar que el Altísimo era su jefe, y
no meramente Moisés, que era un hombre.
Al caer la noche, todo el
campamento estuvo rodeado de enormes bandadas de codornices, suficientes para
suplir las demandas de toda la multitud. Y por la mañana "he aquí sobre la
haz del desierto una cosa menuda, redonda, menuda como una helada sobre la
tierra." "Y era como simiente de culantro, blanco." El pueblo lo
llamó maná. Moisés dijo: Este "es el pan que Jehová os da para
comer." El pueblo recogió el maná, y encontraron que había abundante
provisión para todos. "Molían en molinos, o majaban en morteros, y lo
cocían en caldera, o hacían de él tortas;" y era "su sabor como de
hojuelas con miel. " (Núm. 11:8.) Se les ordenó recoger diariamente un
gomer* para cada persona; y de él no habían de dejar nada para el otro día.
Algunos trataron de guardar una provisión para el día siguiente, pero hallaron
entonces que ya no era bueno para comer. La provisión para el día debía
juntarse por la mañana; pues todo lo que permanecía en el suelo era derretido
por el sol.
Al recoger el maná, algunos
llevaban más y otros menos de la cantidad indicada; pero "medíanlo por
gomer, y no sobraba al que había recogido mucho, ni faltaba al que había
recogido poco. Una explicación de estas palabras, así como también la lección
práctica que se deriva de ellas, la da el apóstol Pablo en su segunda epístola
a los corintios. Dice: "Porque no digo esto para que haya para otros
desahogo, y para vosotros apretura; sino para que en este tiempo, con igualdad,
vuestra abundancia supla la falta de ellos, para que también la abundancia de
ellos supla vuestra falta, porque 302 haya igualdad; como está escrito: El que
recogió mucho, no tuvo más; y el que poco, no tuvo menos." (2 Cor.
8:13-15)
24. CMC 33. Dar para satisfacer las necesidades de los santos y para promover el reino de Dios es predicar sermones prácticos que testifican que los que dan no han recibido en vano la gracia de Dios. El ejemplo viviente dado por un carácter desprendido que sigue el modelo de Cristo, ejerce gran poder sobre los hombres.
Los que no viven para sí mismos no emplearán hasta el último peso para satisfacer sus necesidades supuestas y para proveerse de lo que les conviene, sino que recordarán que son los seguidores de Cristo y que hay otros que necesitan alimento y ropa.
Los que viven para complacer el apetito y los deseos egoístas perderán el favor de Dios y la recompensa celestial. Dan testimonio ante el mundo de que no poseen una fe genuina, y cuando procuren compartir con otros la verdad presente el mundo considerará sus obras como metal que resuena y címbalo que retiñe. Que todos demuestren su fe por medio de sus obras.
"La fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma" (Sant. 2:17).
"Mostrad, pues, para con ellos ante las iglesias la prueba de vuestro amor, y de nuestro gloriarnos respecto de vosotros" (2 Cor. 8:24).-RH, agosto 21, 1894.
Ministerio Hno. Pio
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