Juan 7. Vers. (1-9) Jesús reprocha la ambición y atrevimiento de sus parientes; (10-13) sube desde Galilea a la fiesta de los tabernáculos, (14-39) y enseña en el templo. (40-44) Diversas opiniones de la gente en cuanto a Jesús. (45-53) Los fariseos están disgustados porque los alguaciles no han apresado a Jesús y discuten con Nicodemo porque defiende a Jesús.
1 Después de estas cosas, andaba Jesús en Galilea; pues no quería andar en Judea, porque los judíos procuraban matarle. 2 Estaba cerca la fiesta de los judíos, la de los tabernáculos; 3 y le dijeron sus hermanos: Sal de aquí, y vete a Judea, para que también tus discípulos vean las obras que haces. 4 Porque ninguno que procura darse a conocer hace algo en secreto. Si estas cosas haces, manifiéstate al mundo. 5 Porque ni aun sus hermanos creían en él.
6 Entonces Jesús les dijo: Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto. 7 No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a mí me aborrece, porque yo testifico de él, que sus obras son malas. 8 Subid vosotros a la fiesta; yo no subo todavía a esa fiesta, porque mi tiempo aún no se ha cumplido. 9 Y habiéndoles dicho esto, se quedó en Galilea.
10 Pero después que sus hermanos habían subido, entonces él también subió a la fiesta, no abiertamente, sino como en secreto. 11 Y le buscaban los judíos en la fiesta, y decían: ¿Dónde está aquél? 12 Y había gran murmullo acerca de él entre la multitud, pues unos decían: Es bueno; pero otros decían: No, sino que engaña al pueblo. 13 Pero ninguno hablaba abiertamente de él, por miedo a los judíos.
14 Mas a la mitad de la fiesta subió Jesús al templo, y enseñaba. 15 Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, sin haber estudiado? 16 Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. 17 El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo, hablo por mi propia cuenta. 18 El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia.
19 ¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis matarme? 20 Respondió la multitud y dijo: Demonio tienes; ¿Quién procura matarte? 21 Jesús respondió y les dijo: Una obra hice, y todos os maravilláis. 22 Por cierto, Moisés os dio la circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres); y en el día de reposo* circuncidáis al hombre. 23 Si recibe el hombre la circuncisión en el día de reposo,* para que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en el día de reposo* sané completamente a un hombre?
24 No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.
25 Decían entonces unos de Jerusalén: ¿No es éste a quien buscan para matarle? 26 Pues mirad, habla públicamente, y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido en verdad los gobernantes que éste es el Cristo? 27 Pero éste, sabemos de dónde es; más cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde sea.
28 Jesús entonces, enseñando en el templo, alzó la voz y dijo: A mí me conocéis, y sabéis de dónde soy; y no he venido de mí mismo, pero el que me envió es verdadero, a quien vosotros no conocéis. 29 Pero yo le conozco, porque de él procedo, y él me envió. 30 Entonces procuraban prenderle; pero ninguno le echó mano, porque aún no había llegado su hora.
31 Y muchos de la multitud creyeron en él, y decían: El Cristo, cuando venga, ¿hará más señales que las que éste hace?
32 Los fariseos oyeron a la gente que murmuraba de él estas cosas; y los principales sacerdotes y los fariseos enviaron alguaciles para que le prendiesen.
33 Entonces Jesús dijo: Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros, e iré al que me envió. 34 Me buscaréis, y no me hallaréis; y a donde yo estaré, vosotros no podréis venir.
35 Entonces los judíos dijeron entre sí. ¿Adónde se irá éste, que no le hallemos? ¿Se irá a los dispersos entre los griegos, y enseñará a los griegos? 36 ¿Qué significa esto que dijo: Me buscaréis, y no me hallaréis; y a donde yo estaré, vosotros no podréis venir?
37 En el último y gran día de fiesta Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. 39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.
40 Entonces algunos de la multitud, oyendo estas palabras, decían: Verdaderamente éste es el profeta. 41 Otros decían: Este es el Cristo. Pero algunos decían: ¿De Galilea ha de venir el Cristo? 42 ¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de la aldea de Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo?
43 Hubo entonces disensión entre la gente a causa de él. 44 Y algunos de ellos querían prenderle; pero ninguno le echó mano.
45 Los alguaciles vinieron a los principales sacerdotes y a los fariseos; y éstos les dijeron: ¿Por qué no le habéis traído? 46 Los alguaciles respondieron: ¡jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!
47 Entonces los fariseos les respondieron: ¿También vosotros habéis sido engañados? 48 ¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes, o de los fariseos?
49 Mas esta gente que no sabe la ley, maldita es. 50 Les dijo Nicodemo, el que vino a él de noche, el cual era uno de ellos: 51 ¿Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho? 52 Respondieron y le dijeron: ¿Eres tú también galileo? Escudriña y ve que de Galilea nunca se ha levantado profeta. 53 Cada uno se fue a su casa. (Juan 7).
EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 1-28.
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EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1-16
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EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 1-24
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1. Después de estas cosas. Es común en Juan esta frase (cap.
3:22; 5:1, 14; etc.). Denota una transición de una narración a otra, pero no
indica si el intervalo es largo o corto.
Andaba. Gr. peripatéÇ, "caminar al rededor",
metafóricamente, "vivir", "pasar la vida", etc. Aquí se
aplican tanto el significado literal como el metafórico.
Judea. Para distinguirla de Galilea, Samaria, Perea e
Idumea.
Matarle. Cf. cap. 5:18. La denuncia ante el sanedrín
registrada en el cap. 5, ocurrió aproximadamente un año antes de los
acontecimientos de los cap. 6:1 a 7:1. Poco después de la denuncia, Jesús se
había retirado a Galilea (ver com. Mat. 4:12), y, aproximadamente, un año
después presentó el sermón del pan de vida (Juan 6), con el que terminó su
ministerio activo en Galilea. En ese tiempo "estaba cerca la pascua"
(cap. 6:4), y la frase "no quería andar en Judea" (cap. 7:1) implica
que Jesús no asistió a la pascua que se aproximaba (cf. DTG 360).
2. Tabernáculos. [En la fiesta de los tabernáculos, Juan 7:2-13. Ver mapa p. 211; diagramas pp. 219, 221.] Esta fiesta comenzaba el día 15 de Tisri (Lev. 23:34).
El intervalo entre la pascua y los tabernáculos era
de unos seis meses.
La fiesta se prolongaba durante
siete días; en ese lapso los israelitas moraban en enramadas
("tabernáculos", Lev. 23:42), en recuerdo de que habían vivido en
tiendas cuando salieron de Egipto (Lev. 23:40-42; cf. Neh. 8:16). Además, el
octavo día debía ser "día de reposo" (Lev. 23:39).
A semejanza de la fiesta de los
ázimos y la fiesta de la cosecha de cereales (pentecostés), la fiesta de la
recolección de frutas era una de las "tres veces en el año" cuando se
requería de cada judío varón que se presentara delante de Jehová (Exo. 23:14;
Deut. 16:16).
Josefo dice que esta fiesta era
"considerada especialmente sagrada e importante por los hebreos"
(Antigüedades viii. 4. 1). Al mismo tiempo, era un recordativo de gratitud por
la liberación nacional y un regocijo anual al término de cada cosecha (Ley.
23:42-43; Deut. 16:13-16).
3. Sus hermanos. En cuanto al tema de los hermanos de Jesús, ver com. Mat. 1:18,25; 12:46; cf. DTG 413-414.
Ellos todavía no
creían en Jesús (Juan 7:5; ver Material Suplementario, EGW com. Hech. 1:14).
Sal de aquí. Los "hermanos" de Jesús estaban
chasqueados con él. No podían entender su proceder.
No comprendían por qué no se aprovechaba
de su popularidad. Sin duda pensaban en la gloria personal y en los beneficios
que recibirían si él hacía valer su mesianismo.
Ahora, cuando muchos de sus
discípulos lo habían rechazado (cap. 6:66), quizá estos hermanos esperaban que,
al manifestar su poder en la ciudad capital, el centro religioso de la nación,
Jesús podría recuperar algo de su prestigio perdido.
Tus discípulos. El ministerio en Judea sólo había
dado magros resultados (ver com. Mat. 4:12; Juan 3:22). Sin embargo, Jesús
tenía allí discípulos. En realidad,
había salido de Judea debido a las dificultades provocadas por su popularidad
entre la gente de esa región (Juan 4:1-3).
4. Al mundo. Estos "hermanos" deseaban que Jesús se
manifestara abiertamente ante las multitudes reunidas en Jerusalén para la
fiesta, y que desplegara ante ellas sus maravillosos milagros. Esperaban que
allí los gobernantes comprobarían las aspiraciones de Jesús, y si él era el
Mesías y sus obras eran genuinas, entonces, en medio del regocijo de la fiesta,
en la ciudad real del reino de Juda, esperaban ellos que sería proclamado rey.
Su afán puede compararse con el
de María en la fiesta de bodas, cuando esperó que Jesús demostrara al grupo
allí reunido que Dios lo había escogido (cap. 2:3-4).
5. Ni aun sus hermanos creían. Sabían que obraba milagros, pues,
sin duda, le habían visto realizarlos.
También ahora esperaban que fuera a Jerusalén y deslumbrara con sus
milagros a las multitudes reunidas.
Pero, a pesar de los milagros,
estaban llenos de dudas e incredulidad. Jesús no
encuadraba dentro del concepto que tenían del Mesías, y dudaban de que cambiara
alguna vez. Quizá creían que era demasiado tímido y procuraban darle el ánimo
que pensaban que necesitaba.
6. Tiempo. Gr. kairós, "momento auspicioso", "oportunidad"
(ver com. Mar. 1:15).
Aún no ha llegado. Comparar con la declaración de
Jesús a su madre (cap. 2:4). Sus hermanos pueden haber tenido una buena
intención en lo que proponían, pero Jesús sabía mejor. Para él, los
acontecimientos de la vida estaban encuadrados por ciertas oportunidades
divinamente ordenadas, en las que había un tiempo apropiado para el cumplimiento
de cada propósito (ver com. Luc. 2:49; Juan 2:4).
Siempre está presto. Como todos los judíos
respetables, los hermanos de Jesús asistían regularmente a la fiesta, y el día
particular que eligieron para comenzar su viaje no dependía de un momento muy especial.
7. Mundo. Los hermanos le habían pedido a Jesús que se
mostrara al mundo (vers. 4), pero él les recordó que "el mundo" lo
aborrecía (cf. cap. 15:18). Las suposiciones de ellos eran falsas (ver com.
vers. 3-4). Si hubiese hecho caso a lo que le proponían, no hubiera recibido la
aclamación que ellos anticipaban. Por otro lado, los intereses de ellos
armonizaban con los del mundo. Por lo tanto, el mundo no podía odiarlos puesto
que el mundo ama a los que son suyos (cap. 15:19).
Testifico de él. A los hombres les molesta que se
les ponga de manifiesto sus malos caminos. Caín mató a Abel "porque sus
obras eran malas, y las de su hermano buenas" (1 Juan 3:12). "Todo
aquel que hace lo malo, aborrece la luz" (Juan 3:20).
8. Vosotros. La construcción gramatical del griego hace que este
pronombre sea enfático.
Todavía. La evidencia textual se inclina (cf. p.147) por la
omisión de esta palabra.
Aún no se ha cumplido. Ver com. vers. 6.
9. Se quedó. No se nos dice cuánto tiempo permaneció Jesús en
Galilea. Llegó a Jerusalén cuando promediaba la fiesta (vers. 14).
10. En secreto. Esto sugiere que no viajó por la
ruta usual de las caravanas. Quizá eligió un camino poco transitado por la
región de Samaria (cf. DTG 415).
11. Los judíos. Con esta expresión Juan generalmente
se refiere a los representantes oficiales de la nación y no al pueblo común
(vers. 12, 25). Sin duda, había considerable incertidumbre en cuanto a si Jesús
se iba a presentar en la fiesta. Había estado ausente en la pascua anterior
(ver com. cap. 6:1; 7:1).
¿Dónde está aquél? Gr. ekéinos, que aquí quizá se
usa con un sentido despectivo.
12. La multitud. Es decir, los peregrinos de diversas regiones, incluso los de Galilea, que habían estado presentes cuando fueron alimentados los 5.000 y que trataron de coronar a Jesús como rey (cap. 6:1-15). Murmuraron cuando Jesús frustró sus esfuerzos (vers. 41; cf. vers. 61). Sin duda, continuaron murmurando durante la fiesta y contagiaron a otros con su actitud.
Aquí la palabra parece significar una discusión sosegada, más o
menos secreta, y no una queja manifiesta. La declaración: "Es bueno",
difícilmente puede ser una queja.
Bueno. Gr. agathós, "bueno" desde un punto de
vista moral. Usando la palabra en su sentido absoluto, Jesús habló de Dios como
del único que es "bueno" (ver com. Mat. 19:17). Entre la multitud se
encontraban algunos que se habían convencido de que Jesús ciertamente era el
Mesías y defendían sus convicciones, aunque no abiertamente (Juan 7:13).
Engaña. Gr. planáÇ, "descarriar", "inducir
al error". Los dirigentes judíos se refirieron a Jesús como "aquel
engañador" (Mat. 27:63).
13. Por miedo a los judíos. Cf. cap. 19:38; 20:19.
14. A la mitad de la fiesta. [Enseñando en el templo, Juan
7:14-52. Ver mapa p. 212.] Puesto que la fiesta duró hasta el octavo día, tal
vez la mitad era por el cuarto día (cf. com. vers. 2,37).
15. Letras. Gr. grámmata. "Letras" puede significar
los símbolos del alfabeto por separado (Luc. 23:38), correspondencia (Hech.
28:21), libros o escritos (Juan 5:47), las "Sagradas Escrituras" (2
Tim. 3:15), o conocimiento, ya sea elemental o más avanzado. La última
definición parece aplicarse mejor aquí.
La sorpresa no dependía de que
Jesús pudiera leer o escribir, sino de que estuviera tan bien informado y
pudiera presentar un discurso con tanto conocimiento.
Sabían que no se había preparado
en las escuelas rabínicas. De acuerdo
con su concepto, una persona verdaderamente educada era aquella que no sólo
había recibido su instrucción de un maestro reconocido, sino que también había
estado en estrecha relación con ese maestro y había estado a su servicio. Existían
autodidactas en las Escrituras, pero se consideraba que una educación tal era
muy inferior a la que se recibía en las escuelas rabínicas reconocidas. Ver
Talmud Sotah 22a.
16. Doctrina. Gr. didaj', "enseñanza",
de didáksÇ, "enseñar", palabra que aparece 97 veces en el NT y que
siempre se traduce como enseñar".
No es mía. Jesús negó que
él se hubiera enseñado a sí mismo, y al mismo tiempo aludió a una fuente mucho
más excelsa que las escuelas rabínicas.
Dios mismo había sido su Maestro.
Que me envió. Frase común en
Juan (cap. 4:34; 5:30; 6:38; etc.; ver com. cap. 3:17).
17. Quiera hacer la voluntad de Dios. El griego tiene
un juego de palabras: "Si alguien quiere el querer de él" (desea el
deseo de él).
El que sinceramente
desea hacer la voluntad de Dios será iluminado por él, y será capacitado para
evaluar correctamente los derechos de otros. Un prerrequisito para recibir luz
es que el buscador de la verdad debe estar dispuesto a seguir en la luz que le
sea revelada.
En cuanto a la forma en que se
puede usar la Biblia para determinar la voluntad de Dios, ver com. Eze. 22:28. Con mucha frecuencia los hombres se
quejan de que es difícil discernir "qué es verdad" en religión. Destacan
las muchas diferencias que prevalecen entre los cristianos en asuntos de
doctrina, y afirman que no pueden decidir quién tiene la razón. En millares de
casos esa supuesta incapacidad para descubrir la verdad se convierte en una
excusa para vivir sin ninguna religión.
18. Gloria. Gr. dóxa, que aquí significa "honor",
"fama", "reputación". Los que se declaran así mismos
maestros se enorgullecen de su conocimiento, y buscan la alabanza y la honra de
los hombres. El cielo ve con desaprobación el orgullo y el egoísmo (ver Mat.
6:2,5,16). El que exhibe esas características no es un verdadero maestro.
Verdadero. Gr. al'th's. Cuando se refiere, como en este caso,
a personas, significa "genuino", "verdadero",
"honrado". Este adjetivo se aplica a Jesús (Mat. 22:16; Mar. 12:14;
Juan 7:18) y a Dios (Juan 3:33; 8:26; Rom. 3:4); pero en el NT no se lo usa con
relación a seres humanos, con excepción de 2 Cor. 6:8. Al'th's aquí equivale a
"no hay en él maldad" (o iniquidad). El contraste tácito es que los
falsos maestros, con una estima exagerada de su propia importancia y méritos,
son engañosos, fraudulentos e injustos.
19. ¿No os dio Moisés? La
forma de la pregunta en griego muestra que se espera una respuesta positiva. Todos
los oyentes cristianos responderían afirmativamente a esta pregunta. Moisés fue
el intermediario mediante el cual la ley de Dios fue entregada a Israel (Lev.
1:1-2; 4:1-2; etc.; cf. Juan 1:17). La gente lo tenía en la más alta estima y
profesaba obedecerte con suma fidelidad. "Ley" se usa aquí en un
sentido general, aplicada a las instrucciones del Pentateuco.
Ninguno de vosotros. Jesús
está construyendo su argumento sobre la premisa establecida en el vers. 17. En
el Pentateuco estaba contenida la voluntad de Dios, pero los judíos no
obedecían esa voluntad. Por lo tanto, no podían juzgar si las enseñanzas de
Jesús procedían del cielo o no.
Procuráis matarme. Ver
Juan 5:16,18; com. Mat. 20:18. Con demasiada frecuencia, los prejuicios
individuales y las opiniones acerca de lo que constituye la obediencia
obstaculizan el acatamiento de la voluntad divina. Demasiados se contentan con
lo que es meramente externo. Son poquísimos los que se esfuerzan por lograr de
Cristo la perfecta justicia.
20. Demonio. Comparar con la acusación en Mat. 9:34; 11:18.
21. Una obra. Es decir, la curación del paralítico en día sábado,
en la última visita de Jesús a Jerusalén, 18 meses antes (cap. 5; cf. DTG 413).
22. Circuncisión. Ver Lev. 12:3. De los padres. La circuncisión no se había originado con Moisés. Había sido introducida en el tiempo de Abrahán como una señal del pacto (Gén. 17:10-14; cf. Rom. 4:11).
En el día de reposo. De acuerdo con la Mishnah, se
permitía que los judíos realizaran en sábado todas las cosas necesarias para la
circuncisión (Shabbath 18. 3). El rabí José enseñaba: "La circuncisión es
un gran precepto porque está por encima de [la severidad del] sábado"
(Mishnah Nedarim 3. 11).
23. No sea quebrantada. El rabí Eliezer (c. 90 d.C), cuyo
pensamiento tal vez reflejaba de los dirigentes judíos de los días de Cristo,
razonaba así: "La circuncisión está por encima del sábado. ¿Por qué? Porque si uno la pospone más allá del tiempo
señalado, debido a eso se expone a una extirpación... Si alguien quebranta el
sábado debido a uno de sus miembros, ¿no debiera quebrantar el sábado debido a
todo su cuerpo [si corre peligro de muerte]?" (Tosefta Shabbath 15. 16).
Sané completamente. La circuncisión sólo significa una intervención en un miembro del cuerpo. Jesús había curado todo el cuerpo. La siguiente declaración del Talmud data aproximadamente del año 100 d. C., pero quizá refleje un modo de pensar anterior: "Si la circuncisión que atañe a sólo uno de los doscientos cuarenta y ocho miembros del cuerpo humano, deja sin efecto el [mandato del] sábado, ¡cuánto más [la curación] de todo el cuerpo dejará sin efecto el sábado!" (Yoma 85b).
Si la vida estaba en peligro, los judíos permitían que se atendiera a los enfermos. Pero si no había un peligro inmediato, se prohibía el tratamiento y se lo posponía (ver com. cap. 5:16). El caso del paralítico de Betesda entraba en esta última categoría.
El doliente había esperado durante 38
años y no habría diferencia si su curación se pospusiera un día más. Por eso,
de acuerdo con la tradición de los judíos, Jesús fue declarado culpable. Sin embargo, el razonamiento de ellos era
ilógico.
Si permitían que la circuncisión estuviera por encima
del sábado, con una razón mucho mayor debían permitir que Jesús realizara un
acto de curación.
Además, permitían que el sábado
fuera ignorado repetidas veces, pues durante cada sábado se llevaban a cabo
muchos actos de circuncisión, y, sin embargo, estaban condenando a Jesús por
"una obra" (cap. 7:21).
24. No juzguéis. Mejor "dejad de
juzgar". Es decir, dejad vuestro hábito de juzgar por las apariencias
externas.
Las apariencias. Cf. Deut. 16:18-20; 1 Sam. 16:7.
Juzgad con justo juicio. Tales juicios habrían llevado a
la conclusión de que los actos de misericordia, como el que Jesús había
realizado en sábado, no eran una violación de la ley del sábado.
La ley tradicional judía respecto
al sábado contenía numerosas disposiciones mediante las cuales podía ser
evadida. Por ejemplo, había leyes restrictivas que prohibían que se llevara
cargas en sábado. Sin embargo, si los judíos deseaban trasportar un objeto en
ese día, tenían medios para realizar legalmente su propósito.
La siguiente declaración de la
Mishnah ilustra esa ficción legal: "Si uno carga [una cosa] ya sea con su
mano derecha o con su izquierda, en su seno o sobre el hombro, es culpable
porque así es como cargaban los hijos de Coat. Pero si la lleva al revés [por
ejemplo], con su pie, en su boca, con el codo, en el oído, en el cabello, en su
cinturón con la abertura hacia abajo, entre el cinturón y la camisa, en el
dobladillo de la camisa, en los zapatos o sandalias, no es culpable porque no
[la] ha llevado como la gente [por lo general] carga" (Shabbath 10. 3).
25. De Jerusalén. Se hace aquí referencia a los residentes
de Jerusalén, aparentemente para distinguirlos de las multitudes de Galilea y
de otras regiones exteriores de Palestina. ¿No es éste? La forma de la pregunta
en griego muestra que se esperaba una respuesta positiva.
26. No le dicen nada. Seguramente, era una sorpresa.
Jesús hablaba clara y osadamente, y quedaban callados los principales de los
judíos. La gente presentaba una posible razón: que una mayor investigación
habría llevado a los dirigentes a la conclusión de que Jesús ciertamente era el
Mesías.
Reconocido. El razonamiento de la gente era equivocado. Los
dirigentes estaban tan determinados como siempre a destruir a Jesús.
27. Este. Conocían bien a los padres terrenales de Jesús. "¿No
es éste el hijo del carpintero?", dijeron una vez (Mat. 13:55). Sin
embargo, parecía que ignoraban su nacimiento en Belén (Juan 7:42).
Cuando venga el Cristo. En cuanto a que Cristo significa
Mesías, ver com. Mat. 1:1; cf. Juan 7:41. La declaración "nadie sabrá de
dónde sea" no se debe entender como que signifique ignorancia acerca de
que el Cristo descendería del linaje de David, pues los judíos estaban
familiarizados con esa realidad (Mat. 22:42). Tampoco implica ignorancia acerca
del lugar de nacimiento del Mesías, pues cuando Herodes preguntó a los principales
sacerdotes y a los principales escribas dónde debería nacer el Mesías,
contestaron: "en Belén de Judea" (Mat. 2:4-5). Quizá sea una
referencia a una creencia popular acerca del Mesías, reflejada en una
afirmación de Trifón el judío: "Pero Cristo - -si realmente ha nacido y
existe en algún lugar- es desconocido, y él ni siquiera se conoce a sí mismo y
no tiene poder hasta que venga Elías a ungirlo y a manifestarlo a todos"
(Justino Mártir, Diálogo con Trifón 8).
28. A mí me conocéis. Jesús no negaba la realidad
acerca de sus antepasados terrenales. Tampoco se detuvo para discutir los
puntos de vista teológicos de ellos. Más bien debatió con ellos acerca de su
ignorancia con respecto a Dios, y otra vez afirmó que no había venido por su
propia autoridad (ver com. vers. 15-16). La gente lo conocía por su forma
humana; pero él quería que conocieran también su divinidad y su condición de
Hijo de Dios.
Verdadero. Gr. al'thinós (ver com. cap. 1:9).
A quien vosotros no conocéis. Los judíos tenían un concepto muy
distorsionado del carácter del Padre celestial. Siglos de empecinamiento y
rebelión les había impedido que vieran a Dios como él es realmente, un Padre
bondadoso y misericordioso. Pensaban que era cruel y exigente, y, en muchos
respectos, no muy diferente de las deidades paganas adoradas por las naciones
vecinas. Dios había dispuesto que ese falso concepto se corrigiera mediante
Jesús. Al contemplar los hombres a Aquel a quien Dios había enviado, habían de
obtener un cuadro de lo que es el Padre (ver com. cap.1:18). Jesús afirmó:
"El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (cap.14:9). Al rechazar
a Jesús, los judíos rechazaban la revelación que el Padre hacía de sí mismo, y
así continuaban ignorándolo.
29. Yo le conozco. En cuanto a la estrecha relación
que hay entre el Padre y el Hijo, ver com. cap. 1:1,18.
30. Procuraban. Más bien "comenzaron a
procurar".
Aún no había llegado. Ver com. vers. 6.
31. La multitud. A diferencia de los más
encumbrados que procuraban matar a Jesús.
Más señales. "Milagros" (VM). La construcción griega
muestra que se espera una respuesta negativa a la pregunta. La siguiente
traducción ilustra la fuerza de la construcción: "El no hará más milagros
que éste, ¿verdad?" En cuanto a los milagros, ver pp. 198-199.
LA
NATURALEZA Y EL PROPÓSITO DE LOS MILAGROS.
LOS ESCRITORES DE LOS EVANGELIOS SE
REFIEREN A LOS MILAGROS DE NUESTRO SEÑOR EN VARIOS TÉRMINOS. Los más comunes
son dúnamis, "poder", y s'meíon, "señal". El primero se usa
cuando se desea caracterizar el milagro como una manifestación del poder
divino; el segundo, como una confirmación visible de la autoridad divina de
Jesús. Cuando el escritor desea destacar la reacción de la gente,
usa téras, "maravilla", thaumásion, "cosa admirable",
éndoxon, "cosa gloriosa", o parádoxon, "cosa
extraña". Téras era la palabra común para una "maravilla"
hecha por un mago, y por eso los escritores del Nuevo Testamento siempre la
acompañan con una de las palabras que indican un milagro genuino como un acto
de Dios. Jesús comúnmente hablaba de sus milagros como érga, "obras".
HE AQUÍ DOS DEFINICIONES DE MILAGRO: "Acto del
poder divino, superior al orden natural y a las fuerzas
humanas. Cualquier suceso o cosa rara, extraordinaria y
maravillosa" (Diccionario de la Real Academia). "En sentido estricto,
intervención extraordinaria de la Providencia en el orden natural de las cosas,
y puede definirse: suceso ocurrido fuera del orden y de las leyes naturales (supra,
contra o praeter naturam) cuya causa excede el poder de toda naturaleza
creada" (Martín Alonso, Enciclopedia del idioma).
LA PALABRA MILAGRO DERIVA DEL LATÍN
MIRACULUM: "un objeto de admiración", "cosa maravillosa",
"cosa extraña", "cosa admirable", "algo asombroso";
de mirari: "maravillarse".
POR LO TANTO, NUESTRA PALABRA
"MILAGRO" designa específicamente cualquier suceso que resulta inexplicable
debido a las limitaciones del conocimiento humano y a nuestra comprensión. No
hay milagros para Dios, pues su conocimiento y su comprensión son infinitos. La
apariencia milagrosa de ciertos fenómenos naturales no radica tanto en los
hechos mismos como en el efecto que producen en la mente de los seres limitados
que los contemplan. El suceso es objetivo, pero su apariencia milagrosa es
subjetiva.
A MEDIDA QUE AUMENTAN EL CONOCIMIENTO
Y LA COMPRENSIÓN DE LOS HOMBRES, algunos sucesos que antes parecían
milagrosos pueden dejar de serlo. Por ejemplo, cuando se inventó la imprenta,
se la consideró como algo milagroso y se la atribuyó al diablo. Los hombres de
ese tiempo y con esos conceptos, ¿Qué habrían pensado de la
televisión? Sin embargo, los milagros de nuestro Señor significaron la acción
de un poder completamente desconocido para el hombre y produjeron resultados
que aún hoy día no se pueden explicar dependiendo del conocimiento humano.
A PESAR DE TODO, LO QUE PARECE SER
UNA VIOLACIÓN DE UNA LEY DE LA NATURALEZA, tal como la comprendemos, podría
ser sencillamente la acción de una ley de naturaleza superior y desconocida que
modifica o contrarresta una ley inferior y conocida. Por ejemplo, la gravedad
atrae todas las cosas hacia la tierra; pero una ley superior de la naturaleza
contrarresta la ley de la gravedad cuando un ser viviente levanta esas mismas
cosas, cuando el sol eleva hacia la atmósfera toneladas de agua para formar las
nubes, o cuando la acción de la capilaridad hace subir la savia desde las
raíces de un abeto gigantesco (como las sequoais de California) hasta sus ramas
más altas. O cuando una ley puede ser modificada por otra, como en el caso de
las fuerzas centrífuga y centrípeta, que se equilibran para mantener un planeta
en su órbita. Las fuerzas de la naturaleza actúan de acuerdo con la expresa
voluntad de Dios, y por esto es difícil pensar o demostrar que los milagros
sean una violación de la ley natural. Sería más correcto considerarlos como
variaciones de la acción de una ley natural tal como la conocen y entienden los
hombres. Dios nunca procede en contra de sí mismo. 199
UN MILAGRO DE CURACIÓN NO ES MAYOR
QUE EL MILAGRO DE UNA VIDA TRANSFORMADA. En realidad, una vida tal es el
mayor de todos los milagros. Y Dios sencillamente actúa en cada uno de ellos en
forma que no podemos comprender plenamente, para nuestro bien en esta vida y en
la venidera. Hay una ley espiritual que determina que "la paga del pecado
es muerte"; pero hay otra ley superior que enseña que "la dádiva de
Dios es vida eterna" (Rom. 6:23; 7:21 a 8:4). Ver DTG 373-374.
PARA PODER COMPRENDER EL PROPÓSITO por el cual
se produjeron los milagros de Jesús y las condiciones bajo las cuales pudieron
ser hechos, es necesario verlos en su verdadera perspectiva, tal como se
relacionan con el ministerio de Jesús en la tierra.
¿POR QUE JESÚS HIZO MILAGROS? Cada milagro
de nuestro Señor tuvo un propósito definido. Nunca ejerció su poder divino para
satisfacer la curiosidad ociosa o para demostrar que tenía la facultad de
proceder así (DTG 678), o para beneficiarse a sí mismo (DTG 677). "Sus
obras admirables fueron todas hechas para beneficio de otros" (DTG 95;
cf. 373), y contribuyeron material y espiritualmente al bienestar de ellos.
De esa manera procuraba que los
hombres estuvieran seguros del amor, la simpatía y la protección de su Padre
celestial.
La evidencia de la obra de Cristo en
favor de los hombres, demostrada en formas extraordinarias los guiaría a una
mejor comprensión y a un aprecio más profundo de la forma en que él suple las
necesidades de ellos día tras día en los sucesos más comunes de la vida (DTG
334-335).
LOS MILAGROS DE NUESTRO SEÑOR TAMBIÉN
ILUSTRABAN VERDADES ESPIRITUALES. El paralítico de Capernaúm primero
fue curado de su parálisis espiritual (Mat. 2: 9-11). El ciego de Siloé
disfrutó de la restauración de su vista natural y de la espiritual (Juan 9:5-7,
35-38). El pan que se dio a los 5.000 tenía el propósito de conducirlos al
Pan de vida que descendió del cielo (Juan 6:26-35).
La resurrección de Lázaro demostró el
poder de Cristo para impartir vida a todos los que creen en él (Juan 11:23-26;
cf. 5:26-29) y su poder para infundir nueva vida en los que están
espiritualmente muertos. "Cada milagro era de un carácter destinado a
conducir a la gente al árbol de la vida, cuyas hojas son para la sanidad de las
naciones" (DTG 334).
LOS MILAGROS DE NUESTRO SEÑOR
TESTIFICABAN, POR SOBRE TODO, De Su Misión Divina Como El Salvador De La
Humanidad y daban validez a la verdad de su mensaje. Jesús se refirió una
y otra vez a sus obras asombrosas como una evidencia de su autoridad divina y
de su mesianismo (Mt. 11:20-23; Jn. 5:36; 10:25, 32, 37-38; 14:10-11); y por
eso los de sincero corazón reconocían la divinidad que obraba en Cristo y
mediante él (Mat. 13:54; Luc. 9:43; 19:37; 24:19; Juan 3:2; 6:14; 9:16, 33).
LOS MILAGROS DE CRISTO NO SÓLO
CONTRIBUYERON EN UNA FORMA GENERAL para la comprensión de esos
propósitos, sino que cada uno -por lo menos los registrados en los Evangelios-
parece haber sido significativo en sí mismo y por sí mismo (ver com. Luc.
2:49). Por eso, un estudio de los milagros de nuestro Señor debiera incluir
una investigación de sus resultados, y, por lo tanto, del propósito que los
produjo y qué indujo a los evangelistas a registrarlos (ver la columna
"Propósito Y [o] resultado(s)", pp. 200-203).
¿EN QUÉ CIRCUNSTANCIAS HIZO JESÚS
MILAGROS? "Cristo no realizó nunca un milagro que no fuese para suplir
una necesidad verdadera" (DTG 334). Dios no recibe honra cuando se acude a
él para que haga lo que los hombres pueden hacer por sí mismos. El propósito
final de un milagro sólo se puede comprender cuando los hombres reconocen que
sus necesidades superan a su sabiduría. No hay duda de que primero debe haber
un profundo sentido de necesidad. Luego debe creerse que Dios puede
proporcionar la ayuda que se necesita tan desesperadamente y que él la
proporcionará, También debe existir un ferviente deseo y un intenso anhelo de
que Dios 200 supla esa necesidad. Debe haber una disposición del corazón y
de la mente de avanzar por fe, en armonía con todo lo que Dios pueda pedir.
Finalmente tiene que sentirse la disposición de ordenar la vida desde ese
momento en armonía con los principios del reino de los cielos y de dar
testimonio del amor de Dios y de su poder.
32. Fariseos. Esta secta era especialmente hostil a Jesús, y
ahora tomó la iniciativa para que se convocara al sanedrín. En su mayor parte,
los principales sacerdotes eran saduceos. En cuanto al sanedrín, ver p. 68.
Murmuraba. Gr. goggúzÇ . Aquí, indudablemente, denota un
debate mesurado y no una queja (ver com. vers. 12).
Alguaciles. Quizá la policía del templo.
33. Un poco de tiempo. Había unos seis meses desde la
fiesta de los tabernáculos hasta la pascua de la siguiente primavera
(marzo-abril) cuando Jesús fue crucificado. Habían pasado tres años de su
ministerio, y sólo quedaba medio año.
34. Me buscaréis. Esta es, probablemente, una referencia al juicio futuro, cuando los
hombres lamentarán el haber rechazado a Cristo, y buscarán en vano la
salvación, porque es demasiado tarde (ver Jer. 8:20; Amós 8:11-12; Mat.
7:21-23; 25:11-12; Luc. 13:25-30).
35. Dispersos. Gr. diasporá, "dispersión". De este vocablo deriva la palabra "diáspora". Este término se refiere específicamente a los judíos esparcidos por el mundo antiguo después del exilio. Griegos. Este término, con frecuencia, se refiere a naciones paganas en general (Rom. 1:16; 2:9; etc.). Aquí se tiene en cuenta probablemente a los judíos helenísticos.
36. ¿Qué significa? Los judíos no podían entender la
enigmática declaración. Ni aun Pedro podía captar lo complicado en las
aseveraciones de Jesús (cap. 13:37).
37. Ultimo y gran día. Hay diferencia de opiniones en
cuanto a si esto se refiere al 7º o al 8º día de la fiesta. Hay alguna duda en
cuanto a si la expresión "el último y gran día de la fiesta" podría aplicarse
realmente al 8º día. La fiesta duraba siete días (Lev. 23:34), pero el octavo
era una "santa convocación" (Lev. 23:36). Si la afirmación de Jesús
se refiere a la ceremonia de la libación de agua, inmediatamente anterior (ver
más adelante; cf. DTG 417), parecería necesario identificar el "último
día" como el 7º día, pues en el tiempo de Jesús, indudablemente, la
ceremonia sólo se realizaba en los primeros siete días de la fiesta (ver
Mishnah Sukkah 4. 1. 9).
Si alguno tiene sed. Este dicho de
Jesús, sin duda, se refiere a la ceremonia de la libación de agua realizada
durante los siete días de la fiesta. La Mishnah describe de esta manera la
ceremonia: "¿Cómo era la libación de agua? Un frasco de oro, que contenía
tres logs (medida hebrea de capacidad de 0. 3 lt), era llenado en el Siloé. Cuando
llegaban a la Puerta del Agua, hacían resonar una teki'ah [trompetazo largo],
una teru'ah [nota trémula] y otra vez una teki'ah [trompetazo largo]. [Entonces
el sacerdote] subía por las gradas [del altar] y se volvía a su izquierda donde
había dos tazones de plata... El del oeste era para agua y el del este para
vino" (Sukkah 4. 9). De acuerdo con el Talmud (Sukkah 48b), los tres
trompetazos se referían a la declaración bíblica: "Sacaréis con gozo aguas
de las fuentes de la salvación" (Isa. 12:3). La ceremonia seguía al
holocausto matutino (Tosefta Sukkah 3. 16) y se relacionaba con el ritual dé la
libación. Los dos tazones tenían aberturas conectadas con una especie de pasaje
subterráneo. El tamaño de las aberturas era tal como para que el agua y el vino
se escurrieran aproximadamente al mismo tiempo (Mishnah Sukkah 4. 9); Talmud
Sukkah 48b; DTG 413).
Venga a mí. Durante siete días sucesivos la gente había
presenciado la ceremonia de la libación de agua y había participado de las
otras actividades de la fiesta, pero había habido poco para satisfacer los anhelos
de la vida espiritual.
Entre la gente estaba Aquel que
era la fuente de la vida, que podía proporcionar las aguas vivas para
satisfacer toda verdadera necesidad. Millares de cristianos pueden testificar
de la satisfacción que se encuentra en Cristo.
Han hallado en él más de lo que
habían esperado. Han gustado de su paz,
y sus dudas y temores se han disipado. Han encontrado gracia para hacer frente
a su necesidad, y sus fuerzas han correspondido con sus días. Ellos a menudo se
desencantaron consigo mismos, pero nunca fueron chasqueados en Cristo.
38. El que
cree en mí. Es posible alterar la puntuación del texto en el
original -como lo han hecho algunos eruditos antiguos- de modo que se una esta
cláusula con el verbo "beber" del vers. 37. Entonces el pensamiento sería:
"Si alguno tiene sed, venga a mí; el que cree en mí, beba". Si esto
refleja la relación que Cristo quiso darle, entonces el adjetivo "su"
de la cláusula siguiente se refiere a Cristo, y no al creyente. Sin embargo, la
evidencia parece estar en favor de la puntuación seguida en la RVR, la BJ,
etc., que es apoyada por los padres griegos. Según esto, "su" se
refiere al creyente, el cual se convierte en una fuente de bendiciones
espirituales (ver com. "ríos de agua vida").
Los antiguos manuscritos griegos
no tenían puntuación; la puntuación que ahora aparece en la Biblia es obra de
editores posteriores. Si se buscan ejemplos de puntuación defectuosa, ver com. Luc.
23:43; cf. com. Juan 4:35-36.
Como dice la Escritura. No se sabe con certeza a qué
pasaje de las Escrituras se hace referencia aquí. Quizá la frase se refiere al pensamiento
anterior o al siguiente. Puede compararse con los siguientes pasajes: Prov.
18:4; Isa. 12:3; 44:3; 55:1; 58:11; Eze. 47:1; Zac. 14:8.
Su interior. "Su seno" (BJ). Gr. koilía, "vientre", que aquí se
usa metafóricamentre para referirse al ser interior.
Ríos de agua viva. El que está en comunión viviente
con Cristo se convierte en un centro de influencia espiritual. Hay en él un
poder de vida que, cuando se vivifica mediante la fe, fluye como un río que
lleva vida y refrigerio a otros.
El verdadero cristiano que se
aferra de una gran verdad que satisface sus propios anhelos, no puede quedar
mucho tiempo sin expresarla. Anhela transmitirla a otros que están buscando
aguas espirituales. Se forma en su
interior un río de aguas que ninguna represa puede detener completamente (ver
com. cap. 4:14).
39. Del Espíritu. Este versículo
es un paréntesis explicativo que Juan empleó para aclarar el pensamiento
precedente y darle énfasis. Juan escribió su Evangelio unos 60 años después del
suceso aquí relatado. En ese lapso había visto la obra eficaz del Espíritu
Santo en la propagación del Evangelio.
Aún no había venido. Ver Hech. 1:4-5, 8; 2:1-4.
No había sido aún glorificado. Referencia a la muerte y resurrección
de Jesús (cap. 12:16, 23-24).
40. El Profeta. Ver com. Deut. 18: 15; Juan 1:21.
En el pensamiento de los judíos "el profeta" no siempre había sido
identificado como el Mesías.
41. Cristo. Es decir, el Mesías (ver com. Mat, 1:1).
¿De Galilea? Cf.
cap. 1: 46. Los argumentos de ellos se basaban en la apariencia externa. Jesús
había pasado la mayor parte de su vida allí, y su ministerio mayormente se había
limitado a esa provincia. Estaban familiarizados con la profecía de Miq. 5:2
(ver Juan 7:42), pero, indudablemente, ignoraban la importancia de Isa. 9:1-2.
42. Del linaje de David. Ver com. 2 Sam. 7:12-13.
La aldea de Belén. Ver com. Miq. 5:2.
De donde era David. Ver 1 Sam. 16:1.
43. Hubo entonces disensión. Cf. cap. 9:16; 10:19
44. Querían prenderle. Quizá para entonces algunos de la
multitud estaban listos para proceder, o, a lo menos, para ayudar en su tarea a
los desconcertados gobernantes; pero nadie le puso las manos encima. Su hora no había llegado todavía (com.
vers. 6).
45. No le habéis traído. Cf. vers. 32. Sin duda, los miembros del sanedrín estaban muy
indignados por la derrota de su plan de arrestar a Jesús.
46. Como este hombre. Ver com. Mat. 7:29. Tan sólo
podemos formarnos una remota idea cuanto a la manera exacta en que hablaba en
público nuestro Señor.
La acción y la voz,
la expresión y la articulación son cosas que deben ser vistas y oídas para ser
apreciadas.
No necesitamos dudar de que la
modalidad de nuestro Señor era peculiarmente solemne, impresionante e
imponente. Quizá era algo muy diferente de la entonación que los judíos daban a
la lectura de la ley, y muy diferente de lo que los magistrados y el pueblo estaban
acostumbrados a oír todos los días.
47. ¿También vosotros habéis sido engañados? En griego, el énfasis está en "vosotros". "Vosotros" está además de "multitud" (vers. 40-41). De acuerdo con el relato, los fariseos no preguntaron qué había sido dicho. Ya se habían decidido.
En lo que a ellos concernía, Jesús era un engañador de la gente (ver Mat. 27:63; cf. Juan 7:12).
48. Gobernantes. Es
decir, las autoridades, los miembros del sanedrín y quizá otros. Cuando les
falta el apoyo de las Escrituras, los hombres procuran suplir la deficiencia
empleando la fuerza y el poder de la autoridad. Los que resisten esa autoridad, frecuentemente sellan su testimonio con
su sangre. El futuro será testigo de un intento similar hecho por las
autoridades civiles para suprimir la verdad (Apoc. 13).
49. Gente que no sabe. Antiguamente, los judíos educados
se referían despreciativamente al pueblo común llamándolo literalmente"
gente del suelo", Heb. 'am ha'árets. Ver p. 57; com. cap. 7: 52.
50. Nicodemo. En cuanto a su identidad, ver com. cap. 3:1. El que
buscó a Jesús de noche, ahora habla en su favor a la luz del día. Su
declaración fue una respuesta a la pregunta de ellos: "¿Ha creído en él
alguno de los gobernantes?" (vers. 48).
51. Si primero no le oye. Acerca del principio aquí
expresado, ver Deut. 1:16-17; 17:2-7, 19:15. Nicodemo pide un trato justo y
equitativo de acuerdo con la ley. Más tarde, cuando Jesús fue arrestado y
condenado a muerte, se violaron muchas de las reglas de la jurisprudencia judía
(ver la segunda Nota Adicional de Mat. 26).
52. ¿Eres tú también galileo? Con esta pregunta los gobernantes
procuraron evadir la pregunta de Nicodemo, una pregunta para la cual sólo podía
haber una respuesta. Los fariseos, tácitamente, decían que Nicodemo se había
unido con los galileos simpatizantes de Jesús.
Su celo
exclusivista se refleja en su desdén por los judíos de Galilea, que eran menos
cultos que ellos (ver com. cap. 7:49).
Ha levantado. Esto hace resaltar la confusión de su pensamiento,
pues no podrían haber defendido semejante generalización.
Se dice de Jonás (2 Rey 14:25) que era de Gathefer, pueblo de Zabulón, en la baja Galilea (ver t. IV, p. 1019). Quizá Elcos, el lugar del nacimiento del profeta Nahum, también estaba en Galilea (ver com. Nah. 1:1). Contra esa falsa generalización también está el testimonio del rabino Eliezer (c. 90 d. C): "No hubo una tribu de Israel de la cual no provinieran profetas" (Talmud Sukkah 27b).
En la BJ en vez de leerse
"se ha levantado", se lee: "No sale ningún profeta". Esta
variante permitiría aplicar esta afirmación al futuro. Es decir, no se podría
esperar que "saliera" o "se levantara" de Galilea ningún
futuro profeta. (5CBA).
COMENTARIOS DE EGW
1-15, 37-39. DTG 411-418. "LA
FIESTA DE LAS CABAÑAS"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-49-la-fiesta-de-las.html
16-36, 40-53. DTG 419-427. "ENTRE
TRAMPAS Y PELIGROS"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-50-entre-trampas-y.html
Ministerio Hno. Pio
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