Juan 15. Enseñanzas Antes De Partir. Vers. (1-15) La unidad y el amor entre Cristo y sus seguidores presentados en la parábola de la vid. (16-25) Consuelo en medio del odio y la persecución. (26-27) La obra del Espíritu Santo y de los apóstoles
1 YO SOY la vid verdadera, y mi
Padre es el labrador. 2 Todo pámpano que en mí no lleva
fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve
más fruto. 3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4
Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por
sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en
mí.
5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en
él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6
El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los
recogen, y los echan en el fuego, y arden. 7 Si permanecéis en mí, y mis
palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.8 En esto es glorificado mi Padre, en que
llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. 9 Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado;
permaneced en mi amor.
10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
11 Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. 12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. 13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. 15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.
16 No me elegisteis vosotros a
mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis
fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en
mi nombre, él os lo dé.
17 Esto os mando: Que os améis unos a otros.
18 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. 19 Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
20 Acordaos de la palabra que yo
os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido,
también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también
guardarán la vuestra. 21 Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque
no conocen al que me ha enviado.
22 Si yo no hubiera venido, ni
les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su
pecado. 23 El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece. 24 Si yo no
hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado;
pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre. 25 Pero esto es para
que se cumpla la palabra que está escrita en su ley: Sin causa me aborrecieron.
26 Pero cuando venga el
Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual
procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. 27 Y vosotros daréis
testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio. (Juan 15).
EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 1-28.
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EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1-16
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EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 1-24
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1. Yo soy. [La vid verdadera, Juan 15:1-17.] Otro de los
famosos "yo soy" de Jesús (ver com. cap. 6:20; cf. cap. 8:12; 10:7,
11; 11:25; 14:6).
Verdadera. Gr. alethinós, "genuino". En el lenguaje
simbólico de la Biblia, se había comparado a Israel con una "vid", o
"viña" (Sal. 80:8-16; Isa. 5:1-7; 27:2-3; Jer. 2:21; 12:10). Una vid
de oro adornaba la entrada al templo de Herodes (ver Mishnah Middoth 3. 8), y
figuras de hojas de la vid o de racimos de uvas aparecían en monedas y en
adornos arquitectónicos.
Los judíos
dependían de su conexión con la vid de Israel para su salvación. Pero Israel
había demostrado ser desleal a sus oportunidades espirituales y había rechazado
a Jesús, su verdadero rey. Ahora Jesús se presentaba como la vid verdadera. Los
hombres podrían salvarse únicamente mediante una conexión vital con él.
Labrador. Gr. georgós, "trabajador del suelo". En
este caso, un viñador. Comparar con el uso de georgós en Luc. 20:9; 2 Tim. 2:6;
Sant. 5:7.
Antaño Dios había sacado "una vid de Egipto"
(Sal. 80:8) y la había plantado en la
tierra de Canaán. Ahora tomó otra viña -su propio Hijo- y la plantó en la
tierra de Israel (DTG 629).
2. Todo pámpano. Se representa a los discípulos
como las ramas de la vid.
Así como las ramas dependen de su
conexión con el tronco para su vida y productividad, así también el cristiano
depende de su unión con Cristo para su vida espiritual y sus frutos para el
cielo.
No lleva fruto. Se espera que el que profesa
estar en Cristo dé frutos que correspondan con su profesión. Esos frutos son
llamados en otras partes "el fruto del Espíritu" (Gál. 5:22; Efe. 5:9),
o "frutos de justicia" (Fil. 1:11; cf, Heb. 12:11), es decir, frutos
de rectitud.
Esos frutos son
evidentes en el carácter y en la vida. Cuando faltan esos "buenos
frutos" (Sant. 3:17), se hace necesario cortar las ramas infructíferas.
Quitará. Gr. áiro (ver com. de "Limpiará").
Limpiará. Gr. katháirô, "limpiar", en este caso
eliminando crecimientos superfluos. Hay un juego de palabras en griego con los
vocablos áirô ("quitar") y katháirô ("limpiar") que no se puede
reproducir en castellano.
El carácter es "limpiado" mediante las pruebas y los sufrimientos de la vida.
El
Padre, el Labrador celestial, supervisa el proceso. Y aunque la
"disciplina" pueda parecer penosa, "después da fruto apacible de
justicia a los que en ella han sido ejercitados" (Heb. 12:11).
Más fruto. No puede haber vida sin crecimiento. Mientras haya
vida, habrá necesidad de un desarrollo continuo. El desarrollo del carácter es
la obra de toda la vida (ver PVGM 45-46; com. Mat. 5:48).
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/10/03-el-desarrollo-de-la-vida-palabras-de.html
3. Estáis limpios. Ver com. cap. 13:10.
Por la palabra. Mejor, "gracias a la
Palabra" (BJ). Los discípulos habían respondido a la palabra de salvación
que les fue llevada por Jesús (cf. com. cap. 12:48).
4. Permaneced en mí. Permanecer continuamente en
conexión viviente con Cristo es esencial para el crecimiento y para dar frutos.
No es suficiente prestar una atención esporádica a la religión.
El crecimiento espiritual no se
promueve mediante el fervor religioso, entusiasta y transitorio de un día,
seguido por una profunda depresión ocasionada por el descuido al día siguiente.
Permanecer en Cristo significa que el alma diariamente debe estar en constante
comunión con Jesucristo y debe vivir la vida de Cristo (Gál. 2:20). No es
posible que una rama dependa de otra para su vitalidad; cada una debe mantener
su relación personal con la vid. Cada miembro debe dar sus propios frutos.
5. Separados de mí. "La mente carnal . . . no se
sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede" (Rom. 8: 7). Es imposible que
el hombre por su propia fuerza escape del abismo de pecado en el que ha caído y
dé frutos de santidad (CC 16).
Doquiera los
hombres se aferren al principio de que pueden salvarse por sus propias obras,
no tendrán una barrera contra el pecado (DTG 26-27).
6. El que en mí no permanece. Esta afirmación refuta el engaño
según el cual "el que es salvo en Jesús, ya es salvo para siempre y no
puede perderse". Es posible que los que han estado en Cristo corten su
conexión con él y se pierdan (ver com. Heb. 6:4-6). La salvación depende de
permanecer en Cristo hasta el fin.
Se secará. El cristiano representado por la rama cortada quizá
siga adelante con una forma de religión, pero le faltará el poder vital (2 Tim.
3:5). La superficialidad de su profesión será vista ante las pruebas y las dificultades.
Así como las ramas cortadas son finalmente juntadas y quemadas, así también
sufrirá la extinción final el cristiano que no da frutos, junto con los que no
reconocen ser cristianos (Mat. 10:28; 13:38-40; 25:41,46).
No se menciona ningún acto de
desobediencia manifiesta sino, sencillamente, el pecado de la negligencia. Comparar
esto con la parábola de las ovejas y los cabritos (Mat. 25:31-46). Los que
estén a la izquierda del Rey serán excluidos del reino por haber descuidado los
deberes cristianos prácticos.
7. Si permanecéis en mí. La permanencia es mutua, tal como
se expresa en el vers. 4. Cuando los hombres permanecen en Cristo, él mora en
ellos y ellos se convierten en participantes de la naturaleza divina (2 Ped.
1:4). Sus pensamientos se identifican de tal forma con la voluntad divina, que
los pedidos que hacen son únicamente los que están en armonía con esa voluntad
(1 Juan 5:14; DTG 621). Además, ningún pecado se interpone para evitar una
respuesta favorable.
Mis palabras permanecen. Estas palabras muestran que la
morada interior de Cristo en el hombre no es completamente una experiencia
mística, inexplicable, Los hombres reciben a Cristo al recibir su Palabra. Esa
Palabra ilumina la mente del que se alimenta de ella. Para el que hace la
decisión inteligente de seguir esa palabra y la obedece sin reservas mediante
el poder del cielo que lo capacita, mora en su ser Cristo "la esperanza de
gloria" (Col. 1:27). Además, para que esto sea constante, diariamente debe
alimentarse de la palabra (ver com. Juan 6:53).
8. Llevéis mucho fruto. La gloria del viñador es que sus
plantas produzcan frutos. Dios recibe esa gloria cuando su imagen se refleja en
las vidas de sus seguidores. Satanás sostiene que los mandamientos de Dios son
demasiado severos Y que los hombres no pueden alcanzar el ideal de la
perfección cristiana. De modo que el carácter de Dios es vindicado cuando los
hombres, mediante la gracia divina, llegan a ser participantes de la naturaleza
divina.
Seáis así mis discípulos. El fulgor de las virtudes cristianas
es una prueba del discipulado, Sin una unión vital con Cristo es imposible dar
los frutos de justicia (vers. 5; cf. cap. 13:35).
9. El Padre me ha amado. Cf. cap. 3:35; 5:20; 10:17; 17:24.
En mi amor. Permanecer en Cristo significa permanecer bajo el
amparo de su amor. Es consolador saber que el amor que Cristo nos tiene es tan
permanente como el amor del Padre para el Hijo. Más que eso, "el Padre
mismo os ama" (cap. 16:27) con el mismo amor con que ama a su Hijo (EGW RH
4-11-1890).
10. Mis mandamientos. Ver com. cap. 14:15.
Mandamientos de mi Padre. Mirando retrospectivamente, Jesús
podía decir con perfecta confianza: "He guardado los mandamientos de mi
Padre". Siempre hacía las cosas que eran gratas a su Padre (cap. 8:29). El
"no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca" (1 Ped. 2:22).
Su vida impecable demostró que es posible, con la ayuda divina, que los
hombres guarden los mandamientos (DTG 15).
11. Mi gozo. El gozo de Cristo consistía en comprender que había
cumplido su misión con éxito. El Salvador se gozaba al llevar a cabo el
propósito divino en la redención del hombre y en sufrir para que éste pudiera
ser salvo. El propósito de su vida era glorificar a su Padre.
Vuestro gozo. El gozo es el segundo de los frutos del Espíritu que
presenta Pablo (Gál. 5: 22). El verdadero gozo no se encuentra en la risa
bulliciosa ni en la atolondrada agitación que ocasionan los superficiales
placeres del mundo.
El cristiano encuentra su gozo en
descansar en el amor de Cristo, en las victorias ganadas y en un servicio
abnegado en favor de la humanidad, El gozo alcanzará su realización más excelsa
en el mundo venidero, pero los que permanecen en Cristo pueden experimentar
aquí y ahora un magnífico e intenso gozo.
12. Mi mandamiento. Ver com. cap. 13:34.
13. Mayor amor. El "mandamiento nuevo"
(cap. 13:34; cf. cap. 15:12) ordenaba a los discípulos que fomentaran entre sí
el mismo amor que Jesús les había manifestado.
Ahora Jesús reveló los alcances de ese amor.
Ese amor lo indujo a entregar su vida por ellos. Sin embargo,
el amor de Cristo sobrepujó el amor que ahora ordenaba: "Siendo aún
pecadores, Cristo murió por nosotros" (Rom. 5:6-8)
14. Amigos. Gr. fílos, de la misma raíz del verbo filéô,
"amar" (ver com. Mat. 5:43-44). Fílos significa uno que es amado, o
querido, o uno que es amante o amistoso. En la verdadera amistad hay un amor
recíproco. Los discípulos mostrarían su
amor con una humilde obediencia (Juan 14:15).
15. Siervos. Gr. dóulos, "esclavo"; aquí quizá un
siervo sometido a un régimen estricto (ver com. cap. 8:34). Un siervo de esta
clase tenía la obligación de obedecer ciegamente sin ser consultado por el amo.
Los discípulos habían disfrutado de la confianza de Jesús, y él les había
revelado muchas cosas. El Espíritu Santo les daría aún más luz (cap. 14:26).
Jesús iba a
dejarlos pronto, y debían proseguir trabajando sin su presencia corporal. La
responsabilidad de ellos iba a ser pesada. Jesús quería que pensaran que su
relación con él era como la de los amigos. Antes, tácitamente, los había tratado
como a siervos (cap. 13:16); ahora los trata como amigos.
16. No me elegisteis vosotros. Los discípulos habían elegido ser
los seguidores de Cristo, pero fue Jesús quien, entre sus muchos seguidores,
había elegido a 12 para que fueran apóstoles (Luc. 6:13; ver com. Mar. 3:14).
Todos pueden elegir seguir a
Cristo, pero él es Aquel que elige y capacita a los hombres para que ocupen
cargos de responsabilidad y liderazgo en su causa (1 Cor. 12:7-11,28).
Llevéis fruto. Es decir, que tuvieran éxito en su misión.
Vuestro fruto permanezca. Cf. cap. 4:36.
Todo lo que pidiereis. Cf. cap. 14:13. Permanecer en
Cristo es la condición para que sean respondidas las oraciones.
En mi nombre. Ver com. cap. 14:13.
17. Os améis unos a otros. Ver com. cap. 13:34; cf. cap. 15:12.
18. Si el mundo os aborrece. [Una
advertencia de que habrá persecución, Juan 15:18 a 16:4.] Habría odio
procedente del mundo, pero en el grupo íntimo debería haber amor (vers. 17). Tendrían
suficiente para soportar debido a los acerbos conflictos con el mundo, sin
contar los antagonismos internos (Luc. 22:24). El mundo odia a aquellos cuyos intereses
y cuyas simpatías discrepan con él (ver com. cap. 7:7).
Me ha aborrecido. En
el futuro los discípulos verían la furia plena del odio del mundo.
19. Si fuerais. Esta es una condición contraria a la realidad; es decir, la condición no se cumple. Los discípulos no son del mundo, por eso el mundo no los ama.
Ellos habían sido del
mundo, pero habían prestado atención a la invitación de Jesús de salir del
mundo. De sus hermanos, los hijos de José (ver com. Mat. 12:46), Jesús dijo:
"No puede el mundo aborreceros" (Juan 7:7; ver com. cap. 15:18).
Os aborrece. Las
razones para el aborrecimiento se indican en los versículos precedentes: La
permanencia en Cristo (vers. 4), el dar los frutos de justicia (vers. 5) y la
demostración de esos frutos (vers. 16). Los hechos del mundo son reprobados por
la vida recta y el testimonio manifiesto del cristiano (Juan 7:7; 1 Juan 3:13).
Robertson hace una pregunta significativa: "¿Nos aborrece el mundo? Si no
nos aborrece, ¿por qué no? ¿Se ha hecho el mundo más cristiano, o los
cristianos más mundanos?"
20. Acordaos de la palabra. Ver Juan 13:16; cf. Mat. 10:24;
Luc. 6:40.
Os perseguirán. Jesús había advertido de esto antes (Mat. 10: 17-23). No quería que los discípulos se desanimaran cuando toda la fuerza de la persecución se desatara sobre ellos. Había de verse más tarde cuán eficazmente había sido aprendida esta lección en el intrépido valor con que los discípulos hicieron frente a la prisión, los azotes, la tortura y la muerte (Hech. 5:41; 16:22-25; etc.).
Haciendo frente a una persecución sumamente
angustiosa (2 Cor. 4:8-12; 11:23-28), Pablo pudo decir: "Esta leve
tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno
peso de gloria" (2 Cor. 4:17).
Temeroso de que las aflicciones abrumaran a la joven
iglesia de Tesalónica, Pablo escribió a los creyentes: "Nadie se inquiete
por estas tribulaciones; porque vosotros mismos sabéis que para esto estamos
puestos" (1 Tes. 3:3; cf. Fil. 1:29; 2 Tim. 3:12; 3 JT 233-234).
Han guardado mi palabra. A pesar de haber sido rechazada
por la mayoría, algunos creyeron la palabra de Cristo. Así también sería con
los discípulos. Algunos recibirían la palabra de ellos, y serían salvos. Su obra sería recompensada.
21. Por causa de mi nombre. Es decir, por mi causa o debido a
mí. Con frecuencia, "nombre" equivale a persona o carácter (cf. Mat.
10:22; 12:21).
No conocen. Profesaban conocer a Dios y adorarlo, pero
ignoraban su carácter y tergiversaban su palabra. Cf. cap. 14:7; 16:3; 17:3.
22. No tendrían pecado. Ver com. cap. 9:41. "Habiendo
pasado por alto los tiempos de esta ignorancia" (Hech. 17:30). Ahora que
Jesús había venido y les había revelado el camino de salvación, no tenían más
excusa. ¿Qué mayor revelación de sí mismo podría haber dado Dios? El pecado de
ellos consistía en no aceptar a Jesús "el camino, la verdad, y la
vida" (Juan 14:6). "Al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es
pecado" (Sant. 4:17).
En el juicio, los
hombres serán condenados no porque hayan estado en el error, sino por
"haber descuidado las oportunidades enviadas por el cielo para que"
aprendieran "lo que es la verdad" (DTG 454).
Excusa. Gr. prófasis, "un pretexto".
23. También a mi Padre aborrece. Cf. cap. 13:20; 14:7,9-11.
24. Obras. En el vers. 22, el argumento se basaba en las
palabras que Jesús había hablado. Aquí el argumento se basa en las obras. Cualquiera
de los dos era una evidencia suficiente que podía servir de base para tener fe
en él como el Salvador del mundo.
No tendrían pecado. Ver com. vers. 22.
25. Se cumpla la palabra. El griego de esta frase puede
interpretarse como que expresa un resultado antes que un propósito (ver com.
Juan 9:3; cf. com. Mat. 1:22).
En su ley. Ver com. cap. 10:34.
Me aborrecieron. La cita probablemente es de Sal.
69:4. Sin embargo, cf. Sal. 35:19.
26. Consolador. Ver com. cap. 14:16.
Yo os enviaré. En otro pasaje (cap. 16:7) se presenta a Jesús como
el que envía el Espíritu, al paso que también se nos enseña que el Padre envía
el Espíritu (cap. 14:26; cf. vers. 16). No se trata de una contradicción pues
el Padre y el Hijo obran al unísono (ver com. cap. 10:30).
27. Vosotros daréis testimonio también. Cf. Hech. 5:32.
Desde el principio. Habían sido preparados para ser
testigos (Hech. 1:21-22). Comparar esto con el uso de la frase "desde el
principio" en 1 Juan 2:7, 24; 3:11; 2 Juan 5-6. (5CBA).
COMENTARIOS DE EGW
1-27. DTG 628-633. "NO SE TURBE
VUESTRO CORAZÓN" 617-635
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