Lucas 23:1-25. Arresto y juicio de Jesús. Vers. (1-7) Jesús es acusado delante de Pilato, y enviado a Herodes. (8-11) Herodes se burla de él. (12) Pilato y Herodes restablecen su amistad. (13-25) La multitud pide que Barrabás sea puesto en libertad; Pilato lo suelta, y entrega a Jesús para que sea crucificado.
1 Levantándose entonces toda la muchedumbre de ellos, llevaron a Jesús a Pilato. 2 Y comenzaron a acusarle, diciendo: A éste hemos hallado que pervierte a la nación, y que prohíbe dar tributo a César, diciendo que él mismo es el Cristo, un rey. 3 Entonces Pilato le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y respondiéndole él, dijo: Tú lo dices. 4 Y Pilato dijo a los principales sacerdotes, y a la gente: Ningún delito hallo en este hombre. 5 Pero ellos porfiaban, diciendo: Alborota al pueblo, enseñando por toda Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí. 6 Entonces Pilato, oyendo decir, Galilea, preguntó si el hombre era galileo. 7 Y al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que en aquellos días también estaba en Jerusalén.
8 Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas acerca de él, y esperaba verle hacer alguna señal. 9 Y le hacía muchas preguntas, pero él nada le respondió. 10 Y estaban los principales sacerdotes y los escribas acusándole con gran vehemencia. 11 Entonces Herodes con sus soldados le menospreció y escarneció, vistiéndole de una ropa espléndida; y volvió a enviarle a Pilato. 12 Y se hicieron amigos Pilato y Herodes aquel día; porque antes estaban enemistados entre sí.
13 Entonces Pilato, convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes, y al pueblo, 14 les dijo: Me habéis presentado a éste como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis. 15 Y ni aun Herodes, porque os remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este hombre.
16 Le soltaré, pues, después de castigarle. 17 Y tenía necesidad de soltarles uno en cada fiesta. 18 Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás! 19 Este había sido echado en la cárcel por sedición en la ciudad, y por un homicidio.
23 Mas ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron. 24 Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían; 25 y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos. (Lucas 23).
EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 1-28.
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EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1-16
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1. Llevaron a Jesús a Pilato. [Primer juicio ante Pilato, Luc.
23:1-5 = Mat. 27:2, 11-14 = Mar. 15:2-5 = Juan 18:28-38. Comentario principal:
Lucas y Juan. Ver mapa p. 215; diagramas 9, 11, pp. 223-224.]
2. Pervierte a la nación. Lucas registra tres de las
acusaciones contra Jesús presentadas por las autoridades judías. Aquí lo acusan
de ser un agitador revolucionario. Durante el transcurso de su ministerio,
Jesús se había cuidado mucho de evitar que hubiera una base válida para una
acusación tal como la que ahora se le hacía (ver com. Mat. 14:22; 16:20; Mar.
1:45; 6:42; Juan 6:15). Esta acusación inventada tenía estrecha relación con
los falsos conceptos de los dirigentes judíos acerca del Mesías (ver com. Luc.
4:19).
Prohíbe dar tributo. Tres días antes, los fariseos
habían hecho todo lo posible para que Jesús hiciera la declaración que aquí le
atribuyen; pero sus esfuerzos habían terminado en una derrota rotunda (ver
com. Mat. 22: 15-22).
Cristo, un rey. Jesús nunca había hecho directamente
esta afirmación. Sin duda pensaban en la entrada triunfal en Jerusalén apenas
cinco días antes, acontecimiento que todos los judíos tomaron como el
equivalente de una declaración de que Jesús pretendía el trono de David (ver
com. Mat. 21:5,9).
5. Porfiaban. "Insistían" (BJ, BC, NC). Insistían en que Pilato accediera a sus
demandas.
Alborota al pueblo. Esta acusación era, por supuesto,
muy exacta; pero Jesús no alborotaba al pueblo de la manera en que los judíos
querían que Pilato lo entendiera. En las últimas semanas, especialmente desde
la resurrección de Lázaro, la opinión popular se había volcado cada vez más en
favor de Jesús. Los sacerdotes y dirigentes judíos ya habían tenido que
admitir, contra su voluntad, que "todo el mundo" se iba tras él (Juan
12:19).
Judea. Es probable que en este término incluyera toda la
Palestina israelita (ver com. cap. 1:5; 7:17). Lucas también emplea este
vocablo para referirse a la Judea propiamente dicha (Luc. 2:4; Hech. 1:8; 8:1).
Sin embargo, pareciera que Lucas es el único escritor del NT que usa esta palabra
con un sentido más amplio.
Comenzando desde Galilea. Es decir, donde Jesús había
tenido mayor éxito. Pedro emplea casi la misma frase en Hech. 10:37 para
describir la extensión del Evangelio.
Hasta aquí. Quienes acusaban a Jesús podrían haber estado
pensando en los dramáticos acontecimientos de los últimos pocos días, los
cuales habían producido en su corazón el temor de que Jesús estuviera a punto
de comenzar un prolongado ministerio en Judea, con mayor éxito que el de
Galilea.
6. Galileo. [Jesús ante Herodes Antipas, Luc. 23:6-12. Ver mapa
p. 215; diagramas 9,11, pp. 223-224.] Sólo Lucas registra este episodio del
juicio de Jesús. La parte de más éxito y más impresionante del ministerio de
Cristo había tenido lugar en Galilea. Jesús había nacido en Belén, pero se
había criado en Galilea y casi toda su vida la había pasado allí.
7. Jurisdicción de Herodes. Es decir, Galilea y Perea (ver
pp. 48, 65; com. Luc. 3:1).
Le remitió a Herodes. Pilato estaba frente a un dilema.
Estaba plenamente convencido de que Jesús era inocente, y había anunciado
públicamente su parecer en este sentido. Su decisión de liberar a Jesús era
superada solamente por la determinación de las autoridades judías de que Jesús
fuera crucificado. Pilato había sido procurador de Judea (territorio que
administrativamente comprendía también a Samaria) durante unos cinco años, y
durante ese período se había granjeado la enemistad de los judíos; y temía que
si los desagradaba otra vez, pondría en peligro su cargo. Él sabía muy bien
cuán traicioneros eran algunos de los dirigentes judíos. También sabía que el
odio que sentían por Jesús se debía exclusivamente a la maldad de ellos. Por lo
tanto, Pilato quizá creyó que cortaba el nudo gordiano al enviar a Jesús a
Herodes, pues así esperaba conservar la buena voluntad de las autoridades
judías y, a la vez, evadir la responsabilidad por la muerte de uno que
evidentemente era inocente.
En Jerusalén. Aunque Herodes Antipas era medio idumeo y medio
samaritano (ver p. 64; diagrama p. 40), profesaba estricta adherencia a la fe
judía (p. 35), y sin duda había venido a Jerusalén para asistir a la pascua. Esto
no significa que fuera, en modo alguno, un judío piadoso, sino simplemente que
practicaba las formas externas de la religión por motivos políticos.
Es probable que mientras Herodes
estaba en Jerusalén, ocupara el palacio de los asmoneos, cuya ubicación precisa
se desconoce (ver mapa frente a la p. 513).
8. Deseaba verle. Herodes estaba viviendo en
adulterio por algún tiempo (ver com. Mat. 14:3; Mar. 6:17). Aproximadamente un
año antes había asesinado a Juan el Bautista (ver com. Mar. 6:1,29), y por eso
su conciencia seguía remordiéndole. Al principio había sentido temor de que
Jesús fuera Juan el Bautista, que había resucitado de entre los muertos (ver
com. Mar. 6:14,16).
Y por algún tiempo Herodes había
anhelado intensamente tener la oportunidad de entrevistarse con Jesús (ver com.
Luc. 9:9).
Verle hacer alguna señal. La curiosidad parece haber sido
otro factor que impulsó a Herodes a desear entrevistarse con Jesús. Hizo llevar
a su palacio "inválidos y mutilados y… [le] prometió... [que] lo
libertaría" si hacía algún milagro en su presencia (DTG 677).
Si Jesús hacía dichos milagros,
quizá sería una evidencia de que era un profeta genuino y, por lo tanto, no era
culpable de las acusaciones que le hacían los judíos. Así quedaría satisfecha
la curiosidad de Herodes, y al mismo tiempo tendría sobrada razón para liberar
a Jesús a pesar de cualquier posible protesta de los dirigentes judíos.
9. Hacía muchas preguntas. "Le preguntó con mucha
palabrería" (BJ). Como una demostración de favor y una promesa implícita a
Jesús de que lo liberaría, Herodes ordenó que le quitaran los grillos (DTG
677), y luego le hizo muchas preguntas antes de permitir que los judíos
presentaran sus acusaciones.
Nada le respondió. Además de las razones que habían
movido a Jesús a permanecer callado ante el sanedrín y ante Pilato (ver com.
Mat. 26:63; 27:13), estaba el motivo adicional de que Herodes había oído y
rechazado el mensaje de Juan el Bautista. Había despreciado la luz de la verdad
que Dios permitió que brillara en su camino. Jesús no tenía palabras para un
alma empedernida en el pecado y sin esperanza. Este silencio fue una muy dura
reprensión para el orgulloso monarca. Esto, más la negativa de hacer un milagro
por pedido del rey, llenó de ira a Herodes y se volvió contra Jesús.
10. Los principales sacerdotes y los escribas. Ver p. 57; com.
Mat. 2:4.
Acusándole con gran vehemencia. Esto equivale a decir que lo
hicieron con voz fuerte y con soberbia.
11. Le menospreció. O "lo despreció"; es
decir, lo insultó. Herodes, como Pilato,
estaba convencido de que la malignidad era lo único que había ocasionado las
acusaciones contra Jesús; pero el silencio del Salvador lo había irritado mucho
porque éste daba la impresión de que había tenido en poco su autoridad.
Una ropa espléndida. Es posible que fuera una prenda
usada por Herodes. La apariencia debe haber sido ostentosa en comparación con
las vestiduras sencillas y humildes que Jesús solía llevar.
Volvió a enviarle. Si los soldados romanos no
hubieran intervenido como lo habían hecho al concluir el juicio diurno ante el
sanedrín (ver com. cap. 22:71), Jesús sin duda habría sido muerto por la turba
durante el transcurso de la violenta demostración que aquí se describe. Pero
Herodes, igual que Pilato, prefirió eludir la responsabilidad, y envió a Jesús
de nuevo a Pilato.
12. Se hicieron amigos. Arreglaron sus diferencias. Es
probable que hubiera habido una fricción intermitente entre Pilato y Herodes
durante varios años.
13. Convocando. [Segundo juicio ante Pilato, Luc.
23:13-25 = Mat. 27:15-31ª = Mar. 15:6-19 = Juan 18:39 a 19:16. Comentario
principal: Mateo y Juan.]
15. Os remití a él. La evidencia textual se inclina
(cf. p. 147) por el texto "nos lo ha remitido" (BJ); "nos lo ha
vuelto a enviar" (NC). Esto parece concordar mejor con el contexto.
16. Después de castigarle. Esta fue la primera vez que
Pilato hizo flagelar a Jesús (el segundo flagelamiento aparece en com. Mat.
27:26). Por medio de esta concesión,
Pilato pretendía eludir la pena de muerte, probablemente porque esperaba
despertar simpatía hacia Jesús entre la turba. Los azotes, tal como se
propinaban entonces, muchas veces causaban la muerte (ver com. Mat. 10:17). Pero
en vez de aplacar a la turba y sus violentas exigencias de que Jesús debía
morir, dicha concesión sólo sirvió para que sintieran más sed de su sangre. Si
Pilato consentía en que se azotara a un inocente, si se lo presionaba un poco
más, sin duda consentiría en permitir su muerte.
17. Tenía necesidad. La evidencia textual favorece
(cf. p. 147) la omisión del vers. 17. Unos manuscritos lo incluyen después del
vers. 19.
19. Sedición. Gr. stásis, "levantamiento",
"insurrección".
21. Volvieron a dar voces. Literalmente "daban
voces", es decir, "seguían gritando" (BJ) a Pilato.
23. Y de los principales sacerdotes. La evidencia
textual se inclina (cf. p. 147) por la omisión de esta frase.
25. Entregó a Jesús. Jesús murió debido a una
sentencia romana ejecutada bajo supervisión romana (vers. 36).
COMENTARIOS DE EGW
1-25 DTG 671-689. "EN EL TRIBUNAL DE PILATO"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-77-en-el-tribunal-de.html
Ministerio Hno. Pio
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