Juan 2: 13-25. En la primera pascua.
Vers. (13) Sube a Jerusalén por la pascua (14-18) en donde expulsa del templo a
los compradores y los vendedores. (19-22) Predice su muerte y resurrección. (23-25)
Muchos creen en él por causa de sus milagros, pero él no se fiaba de ellos.
13 Estaba cerca la pascua de los
judíos; y subió Jesús a Jerusalén,
14 y halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas allí sentados. 15 Y haciendo un azote de cuerdas, echó fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas; 16 y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado. 17 Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume. 18 Y los judíos respondieron y le dijeron:
¿Qué señal nos muestras, ya que
haces esto?
19 Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo
levantaré. 20 Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue
edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? 21 Mas él hablaba del templo de su cuerpo.
22 Por tanto, cuando resucitó de
entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron
la Escritura y la palabra que Jesús había dicho.
23 Estando en Jerusalén en la
fiesta de la pascua, muchos creyeron en
su nombre, viendo las señales que hacía. 24 Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a
todos, 25 y no tenía necesidad de
que nadie le diese testimonio del hombre, pues
él sabía lo que había en el hombre. (Juan 2).
13. La pascua de los judíos. [1° Pascua: primera limpieza del templo, Juan 2:13-25. Cf. com. Mat. 21:12-17. Ver mapa p. 207; los diagramas de las pp. 219-221.]
Esta pascua, la del año 28 d. C., fue la primera del ministerio de Jesús.
Si Juan hubiera estado escribiendo para lectores judíos, sencillamente habría dicho "la pascua". Acerca de la fiesta de la pascua, ver com. Exo. 12:3-15; Lev. 23:5; Dt. 16:1-2.
A Jerusalén. Ver com. Luc. 10:30; 19:28.
14. El templo. Gr. hierón, el templo con sus
atrios, pórticos y edificios adyacentes, no el naós, el edificio principal,
como en el vers. 20 (ver com. Mat.
4:5). En Juan 2:21 Jesús usa naós
refiriéndose a su cuerpo. El atrio externo, o atrio de los gentiles, era el
escenario del tráfico profano aquí descrito.
Los que vendían. Esta fue la primera limpieza del
templo que hizo Jesús, su primer acto de importancia nacional. Al realizarlo
Cristo declaró su derecho a manejar los asuntos del templo y anunció su misión
como el Mesías. La segunda limpieza aconteció tres años más tarde, en ocasión
de la cuarta pascua (ver pp. 183, 238; diagrama 5, p. 219; com. Mat. 21:12-17)
como un recordativo de que el derecho de Cristo todavía era válido.
Los cambistas. O banqueros (ver com. Luc. 19:23).
15. Un azote. O "látigo" (BJ). Jesús
no golpeó en realidad a la gente. El látigo simbolizaba su autoridad, y el
blandirlo en el aire era suficiente para que su intención fuera clara. No se
menciona un látigo en relación con la segunda limpieza.
Cuerdas. Gr. sjoiníon, "cuerda de
juncos trenzados".
16. La casa de mi Padre. El templo era el lugar donde
moraba Dios entre los hombres (Exo. 25:8). Vez tras vez los judíos criticaron a
Jesús porque hablaba de Dios como su Padre (Juan 5:17-18; 8:18-19, 38-39; 10:30-
33). Ellos también afirmaban que Dios era su Padre (cap. 8:41), pero se daban
cuenta de que Jesús lo hacía en un sentido más excelso. Percibían que en esas
palabras Jesús exponía un derecho incondicional a la divinidad. En la segunda
limpieza Jesús habló del templo como "mi casa" (Mat. 21:13), y, al
día siguiente, cuando los dirigentes rechazaron su exhortación final, él se
refirió al templo como "vuestra casa" (Mat. 23:38).
Casa de mercado. Es decir, un lugar de comercio,
de transacciones comerciales comunes. En la segunda limpieza, él usó la
expresión "cueva de ladrones" (Mat. 21:13). Los que hoy día,
concienzudamente, procuran hacer de la casa de su Padre una "casa de
oración" (Mat. 21:13), evitarán convertirla en un lugar de pensamientos,
palabras o acciones comunes. Desearán entrar en la casa de Dios con respeto y
reverencia, conscientes de su santa presencia, con el corazón y la mente
elevados en oración y alabanza (ver Juan 4:23-24; cf. Sal. 96:9).
17. Se acordaron sus discípulos. Quizá en ese mismo tiempo (cf.
vers. 22).
Celo. Gr. zlos, "ardor", "indignación", "celos".
Esta es una cita de Sal. 69:9 (ver
allí el comentario). Jesús fervientemente deseaba que la casa de su Padre se
usara exclusivamente para el propósito para el cual había sido delicada (ver
com. Exo. 25:8-9; Mat. 21:13).
Me consume. "Me devorará" (BJ). La
lealtad a Dios era en Jesús una pasión que lo consumía. Así debiera ser en
nuestro caso.
18. Los judíos. Una forma característica de Juan
para designar a los dirigentes religiosos de la nación.
Señal. Gr. s'méion, (ver p. 198; com. Isa. 7:14; Mat. 12:38-39). Los dirigentes exigían una prueba de que Jesús tenía derecho a tomar la dirección de los asuntos del templo. Su proceder significaba un desafío directo a las autoridades de ellos, algo que no podían pasar por alto (cf. com. Juan 1:19, 25).
Como de costumbre, el pedido de una "señal"
de la clase que pedían esos censores, no halló respuesta (ver com. Mat.
12:38-39; Luc. 23:8).
19. Destruid este templo. La palabra que aquí se usa para
templo es naós, el santuario propiamente dicho (ver com. vers. 14). Con estas
palabras Jesús insinúa por primera vez la suerte que le aguardaba al fin de su
peregrinación terrenal. Ya los judíos estaban tramando su muerte (DTG 136).
Cuando fue juzgado, esta declaración fue tergiversada y convertida en la
acusación de que se proponía destruir el templo, e hicieron de dicha acusación
la excusa para el cumplimiento de esta profecía de Cristo (cf. Mar. 14:58; ver com. Mat. 26:61).
La analogía entre el templo
literal y el cuerpo de Cristo no es tan lejana como podría parecer al
principio. El santuario, y después el templo, tuvieron el propósito de ser la
morada terrenal de Dios (ver com. Exo. 25:89). Allí, por encima del propiciatorio,
aparecía el símbolo glorioso de la sagrada presencia permanente de Dios (ver
com. Gén. 3:24; Exo. 25:17). Pero, como ya lo hizo resaltar Juan (ver com. Juan
1:14), esa misma gloria divina moró en el tabernáculo de carne humana en la
persona de nuestro Señor. Cf. 1 Cor. 3:16.
Tres días. Ver pp. 239-242.
https://elaguila3008.blogspot.com/2021/04/una-base-para-la-cronologia-del-nuevo.html
Lo levantaré. Jesús se refirió a su resurrección
(ver com. cap. 10: 18). Pero los judíos, no comprendieron plenamente la
importancia de la declaración, y pensaron en la estructura del templo literal.
Que finalmente discernieron la verdadera importancia de las palabras de Jesús
se ve por Mat. 27:63-64.
20. Cuarenta y seis años. Ver pp. 233-234. Aplicándose
literalmente al templo, la observación de Jesús- evidentemente figurada-
resultaba absurda. Siempre los judíos rehusaron ver más allá del significado
superficial de las palabras de Jesús, ni quisieron ver en él nada más que el
hombre común que parecía ser (cap. 7:15, 20, 33-36; ver com. cap. 5:17-18;
8:52-59; 9:29; etc.). Esta interpretación de la vida y de las enseñanzas de
Jesús ha sido típica del judaísmo hasta el día de hoy.
21. Mas él hablaba. Ver com. Juan 2:19-20; cf. 1 Cor.
3:16-17.
22. Por tanto, cuando. Es decir, cuando la predicción se
había cumplido (cf. com. Mat. 17:9). Sólo abarcando el ministerio de Jesús en
su conjunto, los discípulos podían entender el significado más profundo de
algunas de sus palabras y actos. Después de la resurrección, el Espíritu Santo
los guió para que tuvieran una comprensión más perfecta del significado de sus
palabras y acciones (Juan 14:26; 15:26; 16:13).
La Escritura. Juan parece tener en cuenta algún
pasaje particular de las Escrituras, quizá Sal. 16:10, ó 69:9, citado en vers.
17. Podría referirse en general a todas las profecías mesiánicas del AT, cuya
importancia los discípulos entendieron más plenamente después de la
resurrección (cf. com. Luc. 24:25-27, 44; Juan 12:16).
La palabra. Es decir, lo que Jesús dijo y
está registrado en el vers. 19.
23. La pascua. Ver com. vers. 13.
Muchos creyeron. Este es el primer informe de una
respuesta pública al mensaje de Jesús. Repetidas veces Juan hace notar que, en
varias ocasiones, "muchos creyeron" (cap. 4:39; 11:45; 12:42; ver
com. cap. 1:12). Esto señala el comienzo del ministerio en Judea, el cual
continuó durante muchos meses y formalmente terminó en la pascua de 29 d. C.
(ver Nota Adicional com. Luc. 4; diagrama p. 220; com. Mat. 4:12).
Las señales. "Los milagros" (VM). Este
es el único registro de "señales" (o "milagros") durante el
período del ministerio en Judea. El único milagro que se menciona
específicamente es el que señaló la terminación de esta etapa: la curación del
hombre en el estanque de Betesda (cap. 5:1-9).
24. No se fiaba. O "no confiaba". Es
decir, no tenía confianza en aquellos que aparentaban creer en él (vers. 23).
Sabía que muchos de los que ahora estaban tan ansiosos de aclamarlo -a
semejanza de la gente de Galilea dos años después-, lo abandonarían y no
estarían más con él (cf. cap. 6: 66). Conocía la velocidad del corazón humano,
y cuántos conversos en tiempo de bonanza eran superficiales o hipócritas (ver
cap. 6:64; com. cap. 7:2-9).
25. Lo que había en el hombre. Con frecuencia Jesús leía los
pensamientos de los hombres, dándoles así una evidencia de su divinidad (ver
com. Mar. 2:8). 5CBA
COMENTARIOS DE EGW
12-22 DTG
128-139. "EN
SU TEMPLO"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-16-en-su-templo.html
Ministerio Hno. Pio
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