Lucas 24. Resurrección Y Apariciones Posteriores A Su Resurrección.
Vers. (1-8) Dos ángeles anuncian la resurrección a las mujeres que vienen al sepulcro, (9-12) y ellas lo dicen a los demás discípulos. (13-35) Cristo se aparece a los dos discípulos que van a Emaús; (36-46) después se aparece a los apóstoles, y les reprocha por su incredulidad. (47-48) Les da una gran comisión; (49-50) les promete la ayuda del Espíritu Santo, (51-53) y asciende al cielo.
1 El Primer Día De La Semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. 2 Y hallaron removida la piedra del sepulcro; 3 y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. 4 Aconteció que estando ellas perplejas por esto, he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; 5 y como tuvieron temor, y bajaron el rostro a tierra, les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? 6 No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, 7 diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día. 8 Entonces ellas se acordaron de sus palabras,
9 y volviendo del sepulcro, dieron nuevas de todas estas cosas a los once, y a todos los demás. 10 Eran María Magdalena, y Juana, y María madre de Jacobo, y las demás con ellas, quienes dijeron estas cosas a los apóstoles. 11 Mas a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían. 12 Pero levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y cuando miró dentro, vio los lienzos solos, y se fue a casa maravillándose de lo que había sucedido.
13 Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios de Jerusalén. 14 E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido. 15 Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. 16 Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen. 17 Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes?
18 Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? 19 Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; 20 y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron.
21 Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido. 22 Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro; 23 y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive. 24 Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron.
25 Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! 26 ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? 27 Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. 28 Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos.
29 Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. 30 Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. 31 Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista.
32 Y se decían el uno al otro: ¿No Ardía Nuestro Corazón En Nosotros, Mientras Nos Hablaba En El Camino, Y Cuando Nos Abría Las Escrituras? 33 Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, 34 que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. 35 Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.
36 Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. 37 Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. 38 Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?
39 Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo. 40 Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies. 41 Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer?
42 Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel. 43 Y él lo tomó, y comió delante de ellos.
44 Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. 45 Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; 46 y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; 47 y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
48 Y vosotros sois testigos de estas cosas. 49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
50 Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. 51 Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo.
52 Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo; 53 y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén. (Lucas 24).
EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 1-28.
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EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1-16
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1. El primer día. [La resurrección, Luc. 24:1-12 =
Mat. 28:1-15 = Mar. 16:1-11 = Juan 20:1-18. Comentario principal: Mateo y
Juan.] El último versículo del cap. 23 y el primero del cap. 24 están
estrechamente ligados en el texto griego por la conjunción dé,
"pero", "y".
Esta relación se nota mejor en la
siguiente traducción, también posible, del texto griego: "Verdaderamente,
descansaron el sábado según el mandamiento, pero el primer día de la semana,
muy temprano por la mañana, fueron al sepulcro". Con esta traducción,
correcta según el texto, puede verse perfectamente que los primeros creyentes
cristianos le daban mucha importancia a la santidad del sábado, séptimo día de
la semana. Lo último que hicieron el viernes por la tarde fue preparar
"especias aromáticas y ungüentos" (cap. 23:56); después dejaron todo
a un lado "conforme al mandamiento [del sábado]" (ver com. Exo. 20:8-11),
y no reiniciaron su obra movida por el amor sino hasta el domingo "muy de
mañana". El notable contraste entre la santidad del sábado y el carácter
secular del día domingo que se observa aquí en el relato evangélico, es un
testimonio elocuente para los cristianos de hoy.
Con referencia a las
circunstancias que rodearon a la resurrección, ver Nota Adicional de Mat. 28;
com. Mat. 28:1.
4. Dos varones. Es decir, ángeles (ver com. Mat.
28:2), algo que se ve claramente en Luc. 24:23. Con referencia a otras
ocasiones cuando aparecieron ángeles en forma de hombres, ver Hech. 1:10; 10:30.
5. Bajaron el rostro a tierra. Lo hicieron con temor y
reverencia, pues reconocieron que los "varones" eran en realidad
seres celestiales.
7. Hijo del Hombre. Ver com. Mat. 1:1; Mar. 2:10.
10. Juana. Sólo Lucas menciona a esta mujer (ver com. cap. 8:3).
11. Locura. Literalmente "tonterías", "palabras
sin sentido". Las palabras de los ángeles no tenían sentido para los
entristecidos discípulos.
12. Levantándose Pedro. Si bien este versículo falta en
algunos MSS, la evidencia textual sugiere (cf. p. 147) su inclusión. Sin
embargo, la crítica textual confirma la autenticidad del mismo relato en Juan
20:3-6.
13. Dos de ellos. [En el camino a Emaús, Luc.
24:13-32 = Mar. 16:12. Comentario principal: Lucas. Ver mapa p. 216; diagrama
p.223.] En el relato se identifica posteriormente a uno de los dos como a
Cleofas (vers. 18). Evidentemente habían estado en Jerusalén para la
celebración de la pascua, pero se habían demorado en la ciudad casi todo el
primer día de la semana debido a lo acontecido en relación con la crucifixión,
y posiblemente también por causa del rumor de que Jesús había resucitado.
El mismo día. Esto transcurrió en la última parte de la tarde del
día de la resurrección (ver com. Mat. 28:1).
Emaús. Esta aldea, situada a 60 estadios de Jerusalén
(unos 11 km), no ha sido identificada con precisión. Es posible que se trate de
la aldea que hoy se denomina Kubeibeh, al noroeste de Jerusalén, en el camino a
Lida (hoy Lod). Otros sugieren que corresponde con el lugar que hoy se llama
Qaloniyeh, ubicado a 8 km al noroeste de Jerusalén.
Sesenta estadios. El estadio equivalía a 185 m; 60
estadios corresponderían, pues, aproximadamente a unos 11 km (cf. DTG 738).
14. Iban hablando. Gr. homiléÇ, "tener trato
con"; por lo tanto, "conversar con". Según parece, estos dos
seguidores de Jesús estaban bien informados en cuanto a lo acontecido en
Jerusalén. Sin duda habían pasado una gran parte del día con otros creyentes,
escuchando a diversas personas que habían informado acerca de los diferentes
acontecimientos relacionados con la resurrección (ver com. Mat. 28:1).
15. Jesús mismo se acercó. Jesús alcanzó a esos dos
discípulos cuando aún no habían avanzado mucho por el camino a Emaús (DTG 738).
Por esta razón caminó con ellos la mayor parte del viaje, que posiblemente duró
unas dos horas. Sin duda pensaron que Jesús era otro peregrino que, como ellos,
había estado en Jerusalén para asistir a la pascua y ahora regresaba a su casa.
16. Los ojos de ellos estaban velados. Estaban
cansados y tan absortos en sus tristes pensamientos que no reconocieron a Jesús
cuando se unió a ellos. Circunstancias similares habían impedido que María
reconociera a Jesús cuando lo vio más temprano el mismo día. Jesús fue
reconocido inmediatamente en algunas de sus apariciones después de la
resurrección, o por lo menos parece que así fue; pero no sucedió así en otros
casos. Estas palabras de Lucas y las del vers. 31 sugieren que un velo sobrenatural
cubría los sentidos de los dos discípulos, además de la preocupación que los
acongojaba.
No le conociesen. Jesús podría haberse dado a
conocer a ellos inmediatamente, pero si lo hubiera hecho ambos discípulos
podrían haberse emocionado tanto que no habrían podido apreciar plenamente ni
recordar bien las importantes verdades que estaba a punto de enseñarles. Era
esencial que comprendieran las profecías mesiánicas del AT junto con los hechos
históricos y los sagrados ritos que anticipaban a Jesús. Sólo esto podía
proporcionarles una base firme para su fe.
Una Fe Hipotética
En Cristo, que no esté firmemente arraigada en las enseñanzas de la Biblia, no
puede permanecer firme cuando soplen las tormentas de la duda (ver com. Mat. 7:24-27).
En esta ocasión Jesús les llamó
la atención al cumplimiento del AT en los acontecimientos que más tarde se
registraron en el NT (DTG 740-741).
17. ¿Qué pláticas? Esta fue una pregunta muy
apropiada para iniciar la conversación. Es posible que el fervor con que
discutían los dos discípulos los acontecimientos de la resurrección, hiciera
que su conversación atrajera la atención de los transeúntes.
Entre vosotros. Había un intercambio de ideas. La
conversación no era unilateral.
¿Y por qué estáis tristes? La evidencia textual establece
(cf. p. 147) que la pregunta de Jesús concluye con el verbo
"camináis", y que esta frase debería traducirse: "Ellos se
pararon con aire entristecido" (BJ, NC). Si así se entiende, quiere decir
que los dos discípulos quedaron tan sorprendidos ante la aparente ignorancia de
Jesús respecto a lo acontecido en Jerusalén, que se detuvieron, quizá mirándose
mutuamente con incredulidad (ver com. vers. 18).
Tristes. Estaban tristes porque no entendían.
¡Con cuánta frecuencia la comprensión errada, ya sea
de Dios o del prójimo, trae como resultado tristeza y chasco!
La comprensión acertada de las
Escrituras del AT habría disipado sus lúgubres pensamientos, lo que ocurrió
cuando pudieron entender (vers. 25-27, 33, 44-46). También habían olvidado las
instrucciones que Jesús les había dado directamente antes de su muerte (vers.
44).
18. Cleofas. Gr. Kleopás, parece que es un apócope del nombre
Kleópatros. (Antipas es un apócope similar; ver com. cap. 3:1). No se sabe si
este Cleofas es el mismo que aparece en Juan 19:25. En griego, el Cleofas de
Lucas se escribe Kleopás, mientras que el de Juan se escribe Klopás.
Generalmente se ha considerado que la forma que aparece en Lucas es griega,
mientras que la que se halla en Juan es aramea. Parece que era costumbre en esa
época tener un nombre griego similar al arameo. Por ejemplo, Simón es la forma
griega del arameo Simeón. A pesar de todo no puede probarse ni negarse que este
Cleofas sea el mismo de Juan.
El único forastero. Para los discípulos era increíble
que alguien que viniera de Jerusalén, de donde Jesús parecía proceder, pudiera
estar tan poco informado de todo lo ocurrido.
19. Profeta. Los dos discípulos confesaron su fe en Jesús.
Aunque habían creído que era el Mesías (ver com. vers. 21), seguían creyendo
que había sido un poderoso "profeta".
20. Le entregaron. Ver com. Mat. 27:1-2.
Nuestros gobernantes. Los dos discípulos conocían los
hechos y acusaron a quienes correspondía. No culparon al pueblo que había
aceptado a Jesús como profeta ni tampoco a las autoridades romanas. La muerte
de Jesús era obra de los dirigentes de la nación judía (ver Mat. 27:2).
21. Esperábamos. Los dos discípulos expresaron
ahora sus propias convicciones. Habían aceptado a Jesús como profeta, pero más
tarde habían llegado a creer que era más que un profeta. Estaban convencidos de
esto, pero su fe había sido fuertemente sacudida porque no entendían lo que
decían las Escrituras acerca del Mesías. Ahora parecen sugerir que su creencia
anterior podría haber sido errónea. Pero la seriedad de la conversación
posterior revela que no habían abandonado por completo la esperanza, sobre todo
en vista de los admirables informes de las mujeres que afirmaban que habían
visto a Jesús (vers. 22-24).
Él era el que. La construcción griega es enfática. Ellos habían
pensado que Jesús sería el Salvador prometido a Israel.
Redimir a Israel. El concepto que tenían en cuanto
a qué era lo que estaba implicado en la obra de redimir a Israel, sin duda
estaba limitado en primer lugar a la liberación política de su pueblo de la
mano férrea de Roma. Con referencia a las falsas esperanzas mesiánicas de los
judíos, ver com. cap. 4:19.
El tercer día. Ver pp. 239-242.
https://elaguila3008.blogspot.com/2021/04/una-base-para-la-cronologia-del-nuevo.html
22. Unas mujeres. Ver com. Mat. 28:1.
De entre nosotros. "De las nuestras" (BJ,
NC). Es probable que los dos discípulos se refirieran a todo el grupo que había
compartido la esperanza de que Jesús de Nazaret era el Mesías anunciado en las
profecías.
23. Visión. Gr. optasía, "lo que se ve",
"visión", "aparición". Optasía puede referirse a lo que se
ve en forma natural y también a lo que se ve en forma sobrenatural. No hay
indicación de cuál sentido se le dio a optasía en este pasaje.
El vive. Para esos dos discípulos todo era sólo rumores; no
estaban seguros todavía. Se sentían turbados por los informes, pero éstos no
los habían convencido.
24. Algunos de los nuestros. Quizá sea una referencia a la
rápida visita de Pedro y de Juan a la tumba (Juan 20:2-10; ver Nota Adicional
de Mat. 28).
25. Insensatos. Es decir "faltos de
inteligencia" o "faltos de comprensión". Podrían haber sabido la
verdad si sus prejuicios no hubiesen cegado su entendimiento a las enseñanza de
las Escrituras.
Para creer todo. Toda Escritura es inspirada por
Dios (2 Tim. 3:16-17) y sólo cuando se acepta como tal podemos sacar provecho
de ella. Los cristianos que desprecian, descuidan o interpretan caprichosamente
lo que escribieron los profetas del AT son según las palabras de Cristo
"insensatos".
26. ¿No era necesario? Los profetas habían profetizado
los sufrimientos del Mesías (ver com. vers. 27). Jesús mismo en repetidas
ocasiones había predicho sus sufrimientos y su muerte (ver com. cap. 18:31);
además, les había dado la razón por la cual se lo decía: para que el
cumplimiento de sus predicciones sirviera de base a la fe, a fin de que cuando
sucediera, creyeran (ver com. Juan 13:19; 14:29). En vez de ser un motivo de
desilusión, la muerte de Jesús debería haber sido una gran confirmación de su
fe. Aunque parezca paradójico, la crucifixión destruyó las esperanzas de los
discípulos en Jesús como el Mesías, pero proporcionó a José y a Nicodemo una
prueba convincente de esa gran verdad (DTG 717, 721-722).
27. Comenzando desde Moisés. El AT contiene muchos pasajes a
los cuales Cristo podría haberse referido (ver com. Gén. 3:15; Exo. 12:5; Núm.
21:9; 24:17; Deut. 18:15; Sal. 22:1, 8,16,18; Isa. 7:14; 9:6-7; 50:6; 53; Jer.
23:5; Miq. 5:2; Zac. 9:9; 12:10; 13:7; Mal. 3:1; 4:2; etc.).
Les declaraba. "Les explicó" (BJ) o les interpretó.
Todas las Escrituras. En las enseñanzas de Jesús, era
un asunto vital el que "todas las Escrituras" del AT anticipaban su
obra mesiánica. La forma en que los autores del AT fueron dirigidos a describir
la misión de la vida del Mesías, se esboza en com. Mat. 1:22. Quienes
erradamente desprecian el AT parecen tener poco conocimiento de la alta estima
en que tenía Cristo esos escritos sagrados e inspirados. Los que estudian el
AT, escrito por Moisés y otros autores, y creen esas enseñanzas, encontrarán
allí a Cristo (ver com. Juan 5: 39, 46). Cristo mismo advirtió que quienes
restan importancia y valor al AT no creen realmente en él (ver com. Juan 5:47).
28. Hizo como que. Jesús comenzó a despedirse de ellos, y se hubiera ido si no lo hubieran invitado a que se quedara. Si no hubieran insistido en que aceptara su hospitalidad, los dos discípulos habrían perdido la bendición que luego recibieron.
La razón por la cual urgieron a
Cristo a que se quedara con ellos era el profundo deseo de recibir más de la
preciosa instrucción que les había impartido durante una o dos horas. Sólo
quienes tienen hambre y sed de una comprensión más profunda de las cosas de
Dios, pueden esperar que se les proporcione una medida mayor del maná celestial
(ver com. Mat. 5:6).
29. Le obligaron. Así lo había hecho Abrahán con
sus tres visitantes celestiales (Gén. 18:1-8; cf. Heb. 13:2). Hay urgente
necesidad de que se reavive hoy la práctica de la hospitalidad cristiana.
Quédate con nosotros. Es decir, comparte la
hospitalidad de nuestro hogar (DTG 741). Esto podría indicar que el compañero
anónimo de Cleofas era miembro de su familia.
Ha declinado. Es probable que esto signifique, según la usanza
judía, que el primer día de la semana había concluido con la puesta del sol, y
que había comenzado un nuevo día. El sol ya se había puesto antes de que
llegaran a Emaús. En esa temporada la puesta del sol debería haber ocurrido en
torno a las 6:30 de la tarde (DTG 741).
Entró. El Rey del universo amablemente aceptó la
hospitalidad de este humilde hogar.
30. Estando sentado. Literalmente "estando
reclinado" a la mesa (ver com. Mar. 2:15).
Pan. El alimento básico y plato principal en esta cena.
Lo bendijo, lo partió. Con referencia a las costumbres
judías y a la práctica de Jesús para la bendición y el partimiento del pan, ver
com. Mar. 6:41. Algunos han procurado hacer de esa cena una conmemoración de la
muerte del Señor, pero esta interpretación carece de base bíblica. Si se hace,
se distorsiona la sencillez de la narración y se contradice el contexto.
31. Los ojos. Ver com. vers. 16.
Le reconocieron. Por la forma como bendijo y
partió el pan, y también por las heridas de los clavos en las manos (vers. 35;
DTG 741).
32. ¿No ardía nuestro corazón? Figura de Lenguaje (ver Sal.
39:3; Jer. 20:9). La estructura de la pregunta en griego requiere una respuesta
afirmativa (ver com. Luc. 6:39). La luz espiritual había estado penetrando en
la oscuridad de sus almas mientras escuchaban con extasiada atención la manera
en que Jesús les abría las Escrituras. Ahora comprendían lo que les había
ocurrido. La tristeza había desaparecido. La presencia de Cristo había
iluminado su humilde hogar, y las gloriosas verdades que les había explicado
disiparon las tinieblas de duda e incertidumbre que habían llenado sus mentes.
Es probable que pensaron que este desconocido había hablado como lo habría
hecho Jesús si aún hubiera estado vivo y con ellos.
Lo que experimentaron íntimamente
estos dos discípulos será también la experiencia de los que escuchan con
atención la voz del cielo que habla a su corazón por medio de la Santa Palabra.
Quienes descubren que para su mente ofuscada las Escrituras del AT parecen
oscuras y tediosas, deberían acercarse humildemente a Jesús para aprender de él
(ver com. vers. 27).
Mientras nos hablaba. Quizá durante unas dos horas (ver
com. vers. 14).
33. La misma hora. [Primera aparición en el aposento
alto, Luc. 24:33-49 = Mar. 16:13 = Juan 20:19-23. Comentario principal: Lucas y
Juan. Ver mapa p. 216; diagrama p. 223.] Partieron inmediatamente sin probar el
alimento que tenían delante (DTG 742), apresurándose para volver a Jerusalén a
fin de compartir su gran descubrimiento con los otros discípulos.
Volvieron a Jerusalén. Si el sol se había ocultado antes
de que llegaran a Emaús, a eso de las 6:30 p. m. (ver com. vers. 29), el
crepúsculo habría terminado alrededor de las 8:00 p. m. Es probable que los dos
discípulos emprendieran el camino de regreso a Jerusalén cuando estaba casi
oscuro. Por lo tanto, la mayor parte de su viaje lo hicieron en medio de la
oscuridad. Aunque estaban fatigados mientras iban a su casa en Emaús, el
cansancio y el hambre ahora se habían disipado. Cuando entraron en Jerusalén
por la puerta oriental, la silenciosa y oscura ciudad estaba iluminada por la
tenue luz de la luna (DTG 743).
Los once. Este término debe haberse empleado en cierto modo
con un sentido exacto para designar a los discípulos inmediatos de Cristo, así
como se había hablado de los "doce" antes de la defección de Judas
(cap. 8:1; 9:12; etc.). En verdad, los apóstoles presentes eran sólo diez, pues
en esa ocasión Tomás no estaba con ellos (Juan 20:24).
Reunidos. En el aposento alto donde juntos habían celebrado
la pascua (ver com. Mat. 26:18; cf. DTG 743).
Los que estaban con ellos. Otros del grupo de creyentes (ver
com. vers. 22), entre los cuales sin duda estaban las mujeres, al menos las que
habían estado más temprano en la tumba, y quizá también otros creyentes.
34. Que decían. Esto es, algunas de las personas
que ya estaban en el aposento saludaron a los dos discípulos con esta noticia.
Simón. Simón era, de los once, quien más necesitaba el
consuelo y la seguridad de la comunión con su Salvador resucitado (ver com.
Mar. 16:7). Los once sin duda habían pensado que era raro que Jesús se le
hubiera aparecido a las mujeres y no a ellos. Pensaban que si Jesús estaba
verdaderamente vivo, se habría presentado a ellos, sus compañeros más íntimos.
En vista de que Jesús estuvo con
los dos discípulos en camino a Emaús poco después de que partieran de Jerusalén
(DTG 738), y que aun después de haber desaparecido los acompañó, en forma
invisible, durante toda la jornada de regreso a Jerusalén (DTG 742), Jesús debe
habérsele aparecido a Pedro antes de unirse con los dos viajeros cuando iban a
Emaús. Sin embargo, estos dos discípulos parecen haber estado muy cerca de sus
hermanos en la fe durante gran parte del día (ver com. vers. 14), y si Jesús se
hubiera aparecido a Pedro mucho antes de que ellos partieran hacia Emaús,
probablemente ya se habrían enterado del asunto.
35. Ellos contaban. Gr. ex'géomai, "guiar", "relatar". Cuando los dos discípulos terminaron su narración, esta evidencia adicional no eliminó toda la duda e incredulidad de la mente de todos los del grupo (Mar. 16:13; DTG 743).
En realidad, fue sólo cuando Jesús tomó
alimento que la incredulidad de ellos se desvaneció por completo (Luc. 24:41-43).
36. Jesús. Jesús entró sin ser visto cuando los dos discípulos
de Emaús fueron admitidos (DTG 743); y era invisible para quienes estaban en la
habitación (ver com. vers. 16). Con referencia al relato de Juan, testigo
ocular de lo ocurrido en esta ocasión, ver Juan 20:19-23.
37. Espantados y atemorizados. Los discípulos se habían recluido en el aposento alto por temor a los judíos (ver com. Juan 20:19), y al parecer estaban poseídos de una gran tensión nerviosa. Habían sido compañeros íntimos de Aquel que había sido muerto por sedición, y era muy posible que ellos pronto corrieran la misma suerte.
Es probable que temieran ser detenidos en cualquier
momento. Además, los informes acerca de que Cristo había resucitado deben
haberlos llenado de tensa emoción. Pero a pesar de esos informes parece que no
estaban preparados para un encuentro personal con el Cristo resucitado.
Espíritu. Gr. pnéuma, probablemente tiene aquí el sentido de
"aparición". El Códice de Beza dice fántasma. Con referencia a la
palabra griega fántasma, ver com. Mat. 14:26.
39. Mis manos. Esta era una evidencia innegable de que el que
ahora se les aparecía vivo no era otro sino su Señor crucificado. Jesús fue
paciente con ellos a pesar de su lentitud para entender (ver com. vers. 35) y
les dio una evidencia tangible en la cual podían basar su fe. Esta confianza en
la realidad de la resurrección fue la que impartió poder convincente al mensaje
de los apóstoles (1 Juan 1:1-2; 5:20; cf. Luc. 24:48).
Mis pies. Se insinúa aquí que los pies de Jesús, como sus
manos, habían sido horadados por los clavos.
Palpad. Jesús ofreció tres clases de evidencia sensorial
para convencer a sus discípulos de que aun después de su resurrección él era un
ser real, no abstracto. La vista, el oído y el tacto se combinaron para
asegurarles que era un ser real y no una aparición o la invención de una
imaginación sobrecargada. En el cuerpo resucitado y glorificado de Jesús
tenemos un ejemplo de lo que seremos nosotros cuando resucitemos (1 Cor.
15:22-23; cf. 1 Juan 3:1-2).
Espíritu. Gr. pnéuma (ver com. cap. 8:55). Cuando Jesús vino
a esta tierra no se despojó de su naturaleza divina (ver com. Juan 1:14), y
cuando volvió al Padre llevó consigo la semejanza de la humanidad (DTG
771-772). "Ascendió al cielo poseyendo una humanidad santificada y santa.
Llevó esta humanidad consigo a los atrios celestiales, y a través de las edades
eternas será suya, como el que ha redimido a cada ser humano que está en la
ciudad de Dios" (EGW, RH, 9 de marzo, 1905).
40. Y diciendo esto. Si bien en muchos MSS no aparece
este versículo, la evidencia textual sugiere su inclusión (cf. p. 147). Sin
embargo, en el pasaje paralelo de Juan 20:20, respecto del cual no hay
problemas textuales, la evidencia textual establece su inclusión.
Las manos. Las manos horadadas por los clavos eran testimonio
mudo pero elocuente de la verdad de la resurrección.
41. De gozo, no lo creían. La realidad de la presencia de
Cristo parece haber sido demasiado maravillosa para poder creerla (Mar. 16:12-13;
ver com. Luc. 24:35).
Algo de comer. Jesús les ofrece ahora una cuarta evidencia de que
todavía es un ser real y corpóreo (ver com. vers. 39).
42. Pez asado. Alimento común en la antigua Palestina (ver com. Juan 21:9).
Varios de los discípulos habían sido pescadores antes de ser
llamados como discípulos (ver com. Luc. 5:1-11).
Un panal de miel. La evidencia textual favorece la
omisión (cf. p. 147) de esta frase.
43. Comió. Sin duda para convencer a sus discípulos de que era
todavía un ser corpóreo y real. Aunque varios MSS tardíos añaden la frase
"y las sobras dio a ellos", la evidencia textual establece su
omisión.
44. Las palabras que os hablé. Ver cap. 18:31-33.
Que se cumpliese todo. Ver com. Mat. 1:22; Luc. 24:26-27.
De mí. Ver com. Mat. 1:22; Luc. 24:26-27; Juan 5:39.
La ley de Moisés. Es decir, la parte del AT escrita por Moisés, comúnmente denominada Pentateuco, compuesta por los cinco primeros libros de la Biblia. En otros pasajes bíblicos el Pentateuco es llamado "la ley" (Mat. 7:12; Luc. 16:16; etc.), "la ley de Moisés" (Hech. 28:23) o simplemente "Moisés" (Luc. 16:29, 31). Este es el único pasaje bíblico donde se menciona específicamente la triple división del AT reconocida por el pueblo judío. Con referencia a la formación del canon del AT, ver t. I, pp. 40-49.
Los profetas. Los judíos dividían esta sección del AT en lo que
ellos denominaban "profetas anteriores": Josué, Jueces y los libros
de Samuel y de Reyes; y los "profetas posteriores": Isaías, Jeremías,
Ezequiel y los doce profetas menores (ver t. I, p. 40).
Los salmos. Esta sección no sólo comprendía el libro de los Salmos, sino también todos los otros libros que no pertenecieran a Moisés ni a los profetas.
Los libros de la tercera sección se llaman comúnmente Hagiógrafa
o sencillamente, los Escritos (ver t. I, p. 40).
45. Entonces les abrió. ¡Con cuánta frecuencia Jesús
había procurado hacer eso en lo pasado, pero no había tenido éxito! (ver com.
cap. 18:34).
46. Así está escrito. Esta es la expresión común del NT
para referirse al contenido de las Sagradas Escrituras canónicas del AT (ver
com. Mat. 4:4).
Fue necesario. Ver com. vers. 26.
Al tercer día. Ver pp. 248-250.
La Evidencia Técnica Es Insuficiente Para Probar La
Fecha.- La aceptación actual del año 30 d.C. como fecha de la
crucifixión se basa en la premisa aceptada por algunos de que después del
cautiverio babilónico los judíos adoptaron el calendario babilónico con todos
sus detalles. Por lo menos esto se basa en ciertas suposiciones, ninguna de las
cuales puede ser probada, y en contra de varias de las cuales hay ciertas
evidencias: (1) que tanto judíos como babilonios computaban el primer día del
mes exclusivamente teniendo en cuenta la aparición de la luna nueva; (2) que el
25 de marzo del año 30 d. C., fecha estimada mediante factores variables por
cálculos modernos, fue en realidad el l.º de Nisan tanto en Babilonia como en
Jerusalén; (3) que ni el tiempo nublado ni ningún otro elemento de cálculo
demoró el fin del 249
mes anterior y el comienzo del mes judío de Nisán, ni siquiera por un día; (4)
que los judíos, aunque atados a ceremonias locales con las cuales festejaban el
primer día de cada mes, seguían un ciclo babilónico fijo en la intercalación de
su 13er mes, sin tomar en cuenta la cosecha de la cebada en Palestina ni otros
factores locales.
La Alternativa: El
Año 31 D. C.- Hay más de un método para fijar
la fecha de la crucifixión en el año 31 d. C., pero muy poco es lo que se ha
publicado en cuanto a los aspectos técnicos del problema. Hay quienes presentan la hipótesis de que los
judíos en tiempos de Cristo usaban un calendario que era en parte calculado y
no totalmente basado en la observación directa, y que quizá hacían coincidir el
14 de Nisán (cuando se sacrificaba el cordero pascual) con el día después de la
luna llena, permitiendo intencionalmente, algunas veces, que pasara un día más
que de costumbre entre la conjunción y el 1.º de Nisán.*
Otros proponen que
la misma fecha resultaría de un posible reajuste que explique la discrepancia
entre los Evangelios sinópticos y el de Juan en cuanto al día de la cena
pascual: es posible que el 14 de Nisán hubiera caído en viernes en el año de la
crucifixión debido a una demora intencional por parte de los sacerdotes que
estaban a cargo del calendario. Esta demora podría haber sido planeada para que
el día de ofrecer la gavilla mecida, el 16 de Nisán, cayera en el día después
del sábado del Decálogo. Entre los saduceos, cuyos dirigentes eran los
principales sacerdotes, algunos creían que "el día que sigue al día de
reposo" (Lev. 23:15-16) era el día después del sábado semanal, y no del
día de reposo ceremonial. En tal caso, el jueves podría haber sido el día 14
según la luna, pero viernes 14 según el calendario oficial, o al menos para los
sacerdotes que llevaron a Jesús ante Pilato pero que se negaron a entrar en el
edificio romano porque iban a observar la pascua el día viernes por la
tarde. No existe en la literatura judía
ningún registro de tal diferencia de observancia, pero sí hay referencia a
intentos de arreglar de este modo el calendario, hechos por tales grupos
político-religiosos (ver Talmud Rosh Hashanah 22b y nota 7 en la ed. inglesa de
Soncino, p. 95). No hay duda de que ciertos saduceos y fariseos disputaban
intensamente en cuanto a si el día de la gavilla mecida debía seguir al primer
día de reposo de la pascua o al sábado semanal, y no del día reposo ceremonial.
En tal caso, el jueves podría haber sido el día 14 según la luna, pero viernes
14 según el calendario oficial, o al menos para los sacerdotes que llevaron a
Jesús ante Pilato pero que se negaron a entrar en el edificio romano porque
iban a observar la pascua en el día viernes por la tarde. No existe en la
literatura judía ningún registro de tal diferencia de observancia, pero si hay
diferencia a intentos de arreglar de este modo el calendario, hechos por tales
grupos políticos -religiosos (ver Talmud Rosh Hashanah 22b y nota 7en la ed.
inglesa de sonsino, p. 95). No hay duda de que ciertos saduceos y fariseos
disputaban intensamente en cuanto a si el día de la gavilla mecida debía seguir
al primer día de reposo de la pascua o el sábado semanal, y que dos escuelas
filosóficas entre los fariseos discutían si la ley del sábado era más
importante que la ley de las fiestas.*
Ya se ha mencionado
que no hay modo de saber si el calendario judío tuvo 13 meses en el año 30/31,
que era el año 17.º del ciclo normal babilónico. En cuanto a esto, la única
prueba documental proviene de tres papiros del año 17.º de un período anterior.
Esos papiros elefantinos (ver t. III pp. 81-85; 106-111) muestra que la
práctica judía no era consecuente, que era posible añadir un segundo mes de
Adar en el año 16.º así como en el año 17.º * También se ha destacado que si
los judíos tenían en tiempos de Cristo un ciclo fijo, 250 no
sería difícil que su equivalente del segundo mes de Ululu de los babilonios
fuera un segundo mes de Adar al final del año anterior. Se ha explicado que si
el año judío 30/31 fue un año común de 12 meses, debe descartarse por completo
la posibilidad de que la crucifixión hubiera sido en Nisán de 30 d. C. (ver p.
246). Sin embargo, el año 31 sigue siendo posible, no importa si el segundo mes
de Adar se intercaló en el año 30 o en el 31, siempre que el l.º de Nisán del
año 31 ocurriera después de un largo intervalo a partir de la conjunción, o si
se lo hizo demorar a propósito.
47. En su nombre. Ver com. Mat. 10:18.
Arrepentimiento. Gr. metánoia, "cambio de
parecer" (ver com. Mat. 3:2,8).
En todas las naciones. Ver com. Mat. 28:19-20.
Comenzando en Jerusalén. Jesús había comenzado su obra en
Jerusalén y en Judea (ver com. Mat. 4:17), y los discípulos debían hacer lo
mismo. En esta ciudad se habían presentado las mayores evidencias de su divinidad.
Jesús había trabajado primero en Judea a fin de proporcionar a los dirigentes
de la nación la oportunidad de observar su ministerio y de oír su enseñanza,
para darles la oportunidad de aceptarlo como Mesías y de unir sus esfuerzos a
los de él para proclamar el Evangelio del reino (DTG 198). Tal como se demostró
posteriormente, muchos de los sacerdotes y probablemente muchos otros
dirigentes de la nación, obedecieron a la fe (Hech. 6:7). Los primeros éxitos
del Evangelio en Jerusalén fueron asombrosos y animadores (Hech. 2:41, 47; 4:4,
33; 5:14, 16, 28, 42; 6:1,7).
48. Vosotros sois testigos. Los discípulos de Cristo habían
estado con él durante varios años; sabían cómo enseñaba y cómo trabajaba, y
ahora eran testigos oculares de la verdad de la resurrección (ver com. vers.
39). Podían decir a otros lo que habían visto y oído (2 Ped. 1:16-18; 1 Juan 1:1-2).
Nunca vacilaron en afirmar que eran testigos de Cristo (Hech. 2:32; 3:15; 5:32;
10:39, 41; etc.). Tenían un gran relato que referir, y nunca se cansaban de
contarlo. Nosotros como creyentes en un Salvador resucitado, hoy también
tenemos el privilegio de dar testimonio de lo que hemos visto y oído acerca del
camino de la salvación en Cristo Jesús (2 Tim. 2:2; cf. 2 Cor. 5:18-20).
49. La promesa de mi Padre. Es decir, el Espíritu Santo (ver
com. Hech. 1:4,8). Jesús había hablado largamente de esta promesa con sus
discípulos en la noche cuando fue entregado (ver com. Juan 14:16-18,26; 16:7-13).
Quedaos. Esto es, después de la ascensión de Jesús (ver com. Hech. 1:4).
Los discípulos todavía tenían que encontrarse con Jesús en Galilea
(Mat. 28:10), pero después volvieron a Jerusalén posiblemente en obediencia al
mandato que aquí se les diera.
Investidos. Literalmente "vestidos",
"revestidos".
Poder. Gr. dúnamis, "capacidad". Este "poder" los capacitaría para que fueran "testigos" eficaces (ver com. vers. 48). Sin el "poder de lo alto", el testimonio que dieran los discípulos no convencería el corazón de los hombres.
La venida del
Espíritu Santo, diez días después de la ascensión, impartió el poder del cual
Cristo hablaba aquí (ver com. Hech. 1:8; 2:1-4), e inmediatamente los apóstoles
comenzaron a dar testimonio de Cristo.
El testimonio de
los discípulos, fortalecido y hecho eficaz por el poder del Espíritu Santo, dio
por resultado la conversión de unas tres mil personas en un día (Hech. 2:41).
Bajo el poder guiador y convincente del Espíritu Santo, la iglesia experimentó
un crecimiento fenomenal (ver com. Luc. 24:47). A partir de Pentecostés los
discípulos estuvieron literalmente "revestidos de poder desde lo
alto".
50. Los sacó. [La ascensión, Luc. 24:50-53 = Mar. 16:19-20 = Hech. 1:8-12. Comentario principal: Lucas. Ver mapa p. 216; diagrama 10, p. 223.] Fuera de la breve referencia a la ascensión en Marcos, sólo Lucas (aquí y en Hech. 1: 8-12) registra este acontecimiento y da los pocos detalles que se encuentran en las Escrituras. Sólo él menciona el momento (Hech. 1:3) y el lugar (Luc. 24:50) de la ascensión. Con referencia a la cronología de la ascensión, ver Nota Adicional de Mat. 28. Aparentemente los discípulos habían regresado desde Galilea a Jerusalén donde debían comenzar su misión (ver com. Luc. 24:49).
Betania. La aldea de Betania estaba situada en la ladera oriental del monte de los Olivos, por cuya cumbre Jesús llevó a los once (Hech. 1:12; DTG 770; ver com. Mat. 21:1). Alzando sus manos. La posición habitual al pronunciar una bendición, y con frecuencia la posición adoptada al orar (ver com. 18:13).
51. Bendiciéndolos. Una conclusión apropiada para los
años cuando los discípulos habían gozado de la compañía de Jesús.
Se separó de ellos. Jesús había estado cerca de sus
discípulos, quizá en el centro del grupo que formaba un círculo alrededor de
él. Mientras extendía sus manos en bendición sobre ellos, lentamente ascendió
de entre ellos (DTG 770-771).
Fue llevado arriba al cielo. Jesús ascendió al cielo llevando la forma humana (DTG 771; ver com. cap. 24:39). Aunque algunos MSS no contienen esta frase, la evidencia textual sugiere (cf. p. 147) su inclusión. De todos modos, no puede haber duda alguna del hecho que aquí se relata (Hech. 1:9-11; etc.).
52. Después de haberle adorado. Ver com. Mat. 28:17. La evidencia
textual sugiere (cf. p. 147) la omisión de esta frase.
Volvieron a Jerusalén. Allí permanecieron en el mismo
aposento alto donde habían celebrado la última cena juntos (Hech. 1:13; DTG
743). Con gozo y gran fe comenzaron la tarea que les había sido encomendada por
su Señor (ver com. Mar. 16:20).
53. En el templo. El templo era un lugar de reunión, especialmente a la hora de la oración por la mañana y por la tarde (ver com. cap. 1:9). En este lugar fue donde los apóstoles hallaron primero oportunidad de dar testimonio de su fe (Hech. 2:46; 3:1; 5:21,42). Amén. Ver com. Mat. 28:20. (5CBA).
COMENTARIOS DE EGW
1-12. DTG 732-737. "¿POR
QUÉ LLORAS?"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-82-por-que-lloras.html
13-33. DTG
738-742. "EL VIAJE A EMAÚS"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-83-el-viaje-emaus.html
33-48. DTG
743-748. "PAZ
A VOSOTROS"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-84-paz-vosotros.html
49. HAp 25. LA GRAN COMISIÓN.
https://elaguila3008.blogspot.com/2012/03/capitulo-3-la-gran-comision.html
PVGM 263. LOS DONES DEL
ESPÍRITU SANTO. Los talentos que Cristo confía a su iglesia representan especialmente
las bendiciones y los dones impartidos por el Espíritu Santo.
"A éste es
dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro palabra de ciencia según el
mismo Espíritu, a otro, fe por el mismo Espíritu, y a otro, dones de sanidades
por el mismo Espíritu; a otro, operaciones de milagros, y a otro, profecía, y a
otro, discreción de espíritus; y a otro, género de lenguas; y a otro,
interpretación 263 de lenguas. Mas todas estas cosas obra uno y el mismo
Espíritu, repartiendo particularmente a cada uno como quiere". 1Cor.
12:8-11. Todos los hombres no reciben los mismos dones, pero se
promete algún don del Espíritu a cada siervo del Maestro.
Antes
de dejar a sus discípulos, Cristo "sopló, y díjoles: Tomad el Espíritu
Santo". Otra vez dijo: "He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre
sobre vosotros".*Juan 20:22; Lucas 24:49.
Sin
embargo, este don no fue recibido en su plenitud hasta después de la ascensión.
No fue recibido el derramamiento del Espíritu hasta que, mediante la fe y la
oración, los discípulos se consagraron plenamente para efectuar la obra de
Cristo. Entonces, en un sentido especial, los bienes del cielo fueron
entregados a los seguidores de Cristo. "Subiendo a lo alto, llevó
cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres". "A cada
uno de nosotros es dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo",
y el Espíritu reparte "particularmente a cada uno como
quiere".*Efesios 4:8,7; 1Cor. 12:11. Los dones ya son nuestros en
Cristo, pero su posesión verdadera depende de nuestra recepción del Espíritu de
Dios.
La
promesa del Espíritu no se aprecia cómo se debiera. Su cumplimiento no se
comprende cómo se podría. La ausencia del Espíritu es lo que hace tan impotente
el ministerio evangélico. Se puede poseer sabiduría, talentos, elocuencia, todo
don natural o adquirido; pero sin la presencia del Espíritu de Dios no se
conmoverá a ningún corazón ni ningún pecador será ganado para
Cristo. Por el otro lado, si están relacionados con Cristo, si los
dones del Espíritu son suyos, los más pobres y los más ignorantes de sus
discípulos tendrán un poder que hablará a los corazones. Dios los convierte en
los instrumentos que ejercen la más elevada influencia en el universo.
50-53 DTG 769-775. "A MI PADRE Y A VUESTRO PADRE"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-87-mi-padre-y-vuestro.html
Ministerio Hno. Pio
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