Juan 20. Vers. (1-2) María va al sepulcro, (3-10) y también Pedro y Juan, que ignoran la resurrección. (11-18) Jesús se aparece a María Magdalena,
(19-23) y a sus discípulos. (24-29) Incredulidad y confesión de Tomás. (30-31) Epilogo: Propósito de las Escrituras.
1 El Primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. 2 Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.
3 Y salieron Pedro y el otro
discípulo, y fueron al sepulcro.4 Corrían los dos juntos; pero el otro
discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro. 5 Y bajándose
a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró.
6 Luego llegó Simón Pedro tras
él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí, 7 y el sudario, que
había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino
enrollado en un lugar aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, que
había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó.
9 Porque aún no habían entendido
la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos.
10 Y volvieron los discípulos a los suyos.
11 Pero María estaba fuera
llorando junto al sepulcro; y mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro
del sepulcro; 12 y vio a dos ángeles con vestiduras blancas, que estaban
sentados el uno a la cabecera, y el otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús
había sido puesto. 13 Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y
no sé dónde le han puesto. 14 Cuando había dicho esto, se volvió, y vio a Jesús
que estaba allí; mas no sabía que era Jesús. 15 Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué
lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando
que era el hortelano, le dijo: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has
puesto, y yo lo llevaré. 16 Jesús le dijo: ¡María! Volviéndose ella, le dijo:
¡Raboni! (que quiere decir, Maestro).
17 Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios. 18 Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas.
19 Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana,
estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos
por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a
vosotros.
20 Y cuando les hubo dicho esto,
les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al
Señor.
21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. 22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes remitierais los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuvierais, les son retenidos.
24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos
cuando Jesús vino. 25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos
visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere
mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. 27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. 28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! 29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
30 Hizo además Jesús muchas otras
señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este
libro. 31 Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el
Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre. (Juan 20).
EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 1-28.
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EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1-16
https://elaguila3008.blogspot.com/2021/06/evangelio-segun-san-marcos-1-16enlaces.html
EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 1-24
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1. Primer día de la semana. [La resurrección, Juan 20:1-18 =
Mat. 28:1-15 = Mar. 16:1-11 = Luc. 24:1-12. Comentario principal: Mateo y Juan.
Ver mapa p. 216; diagramas pp. 222-224.] El tema de la secuencia de los
acontecimientos del cap. 20 se trata en la Nota Adicional com. Mat. 28.
2. Al que amaba Jesús. Ver com. cap. 13:23.
3. Fueron al sepulcro. El hecho relatado en los vers.
3-10 refleja notablemente los diferentes temperamentos de Pedro y Juan. Juan
era tranquilo, reservado, de sentimientos profundos (ver com. Mar. 3:17). Pedro
era impulsivo, entusiasta y apresurado (ver com. Mar. 3:16). Cuando recibieron
la noticia de María, cada uno de ellos reaccionó en su forma característica.
7. Sudario. Gr. soudárion (ver com. cap. 11:44). El hecho de
que los lienzos y el sudario estuvieran cuidadosamente guardados muestra que no
se trató de un robo perpetrado en la tumba. Los ladrones no se hubieran tomado
la molestia de quitarle las envolturas al cadáver.
8. Creyó. Es decir, creyó que Jesús había resucitado. Sin
duda recordó la predicción de la resurrección de Jesús. Tal vez Pedro era más
escéptico. Lucas registra que Pedro se maravilló "de lo que había
sucedido" (cap. 24:12).
9. No habían entendido la Escritura. No entendían
las Escrituras del AT que predecían la resurrección. Eran como los discípulos
que iban a Emaús, a quienes Jesús reprochó con las palabras: "¡Oh
insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han
dicho!" (Luc. 24:25; cf. vers. 26-27). En el AT hay una significativa
predicción de la resurrección, en Sal. 16:10 (cf. Hech. 2:24-28).
10. A los suyos. "A casa" (BJ). Tal vez
la madre de Jesús ya estaba en casa de Juan, y el discípulo "al que amaba
Jesús" (vers. 2) compartiría con ella la noticia.
11. María estaba. María Magdalena había seguido a
Pedro y a Juan a la tumba, pero, sin duda, había ido con menos prisa. Estaba
abrumada de dolor. Sus ojos llenos de lágrimas y su estado emotivo le
impidieron reconocer a los visitantes celestiales, que tenían noticias que
habrían calmado su dolor.
12. Con vestiduras blancas. Generalmente se describe a los
ángeles con esta clase de vestidura (Mat. 28:3; Luc. 24:4; Hech. 1:10).
13. Mujer. Ver com. cap. 2:4.
No sé dónde. Indudablemente, no reconoció que esos seres eran
ángeles "enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la
salvación" (Heb. 1:14). No se nos dice quiénes se imaginó que eran los que
estaban en la tumba. No esperó una respuesta, sino se dio vuelta.
14. No sabía. Quizá sus ojos estaban "velados" como los
de los discípulos en el camino a Emaús (Luc. 24:16). O tal vez estaban
demasiado llenos de lágrimas para que pudiera ver con claridad.
Era Jesús. Esta es la primera aparición después de la
resurrección (Mar. 16:9).
15. ¿Por qué lloras? La misma pregunta que hicieron
los ángeles (vers. 13). Estas son las primeras palabras que se registran del
Salvador resucitado.
María no abrigaba ninguna
esperanza de resurrección. Su única preocupación era recuperar el cuerpo de su
Señor. Podía sepultarlo en la misma tumba en que había estado su hermano, pero
que había sido vaciada por Jesús (Juan 11:1,38; ver Nota Adicional com. Luc.
7).
16. ¡María! Evidentemente, Jesús la llamó en un tono que para ella era familiar. Una gran emoción la embargó cuando comprendió que había resucitado su Señor.
Le dijo. "Le dice en hebreo" (BJ). La evidencia textual establece (cf. p. 147) la añadidura de las palabras "en hebreo".
¡Raboní! Gr. rabbouní, transliteración del arameo rabbuni,
que significa literalmente "mi grande", y que se usa para dirigirse a
los maestros. Este término equivale esencialmente a "rabí" (ver com.
Mat. 23:7; Juan 1:38).
Maestro. Gr. didáskalos, "el que enseña".
"Raboní" quizá fuera el saludo habitual de María (cf. cap. 11:28).
17. No me toques. El griego puede interpretarse con
el significado de "deja de tocarme" (lo que implicaría que María
estaba abrazando los pies de Cristo), o "detén el intento de tocar". Este
es indudablemente el significado aquí. La objeción no indica que hubiera sido
pecaminoso o malo tocar el cuerpo resucitado. Más bien apremiaba el tiempo.
Jesús no quería detenerse para recibir el homenaje de María. Primero deseaba ascender a su Padre para
recibir allí la seguridad de que su sacrificio había sido aceptado (DTG 734).
Después de su ascensión temporaria,
Jesús permitió sin ninguna protesta que lo tocaran (Mat. 28:9); lo que ahora le
pedía a María era que pospusiera ese acto.
Mis hermanos. Es decir, los discípulos.
A mi Padre y a vuestro Padre. No "nuestro Padre". Quizá
con el propósito de mostrar que hay ciertas importantes diferencias entre la
relación de Cristo con el Padre y la nuestra. "Padre" y
"Dios" aquí aparecen claramente como sinónimos.
18. Dar a los discípulos. María procedió inmediatamente a hacer
lo que se le había dicho. Sin embargo, los discípulos persistían en su
incredulidad (Mar. 16:11; Luc. 24:11).
19. La noche. [Primera aparición en el aposento alto, Juan 20:19-23
= Mar. 16:13 = Luc. 24:33-49. Comentario principal: Lucas y Juan.] Esta reunión es, sin duda, la misma que se describe en
Luc. 24:36-48.
La reunión se efectuó poco
después de que los dos discípulos volvieron de Emaús cuando ya era tarde, de
noche (ver com. Luc. 24:33).
Primero de la semana. Es decir, de acuerdo con el cómputo romano que hacía comenzar los días a
medianoche. Según el cómputo judío, que hacía comenzar los días con la puesta
del sol, la reunión se efectuó en el segundo día de la semana.
Por miedo de los judíos. Esta frase puede tener relación con "las puertas cerradas" o con "los discípulos estaban reunidos". La construcción del texto griego y el contexto favorecen la primera posibilidad. El lugar de su reunión era el aposento alto donde habían celebrado la pascua (ver com. Luc. 24:33).
Parece improbable que los discípulos hubieran procurado ocultarse en un
lugar tan bien conocido como ése. Sin embargo, tener las puertas trancadas para
protegerse de los enemigos es perfectamente comprensible (cf. DTG 743). La siguiente traducción ilustra esa
clase de relación entre las frases: "Estando cerradas, por miedo a los
judíos, las puertas del lugar" (BJ).
22. Recibid el Espíritu Santo. Este fue un cumplimiento preliminar y parcial de la
promesa de los cap. 14:16-18; 16:7-15. El derramamiento pleno vino unos 50 días
más tarde, en el Pentecostés (Hech. 2).
23. A quienes remitierais los pecados. Jesús habla aquí a los discípulos como representantes
de su iglesia en la tierra, en cuyo conjunto él había confiado la
responsabilidad de velar por los intereses espirituales y las necesidades de
sus miembros individuales. Jesús ya les había explicado ampliamente cómo tratar
con los miembros descarriados: primero, personalmente (ver com. Mat. 18:1-15,
21-35); y después, con la autoridad de la iglesia (ver com. vers. 16-20). Ahora
reitera las instrucciones dadas en la ocasión anterior.
La iglesia debe
trabajar fielmente por la restauración de sus miembros descarriados, debe
estimularlos para que se arrepientan y se aparten de sus malos caminos. Cuando
existe la evidencia de que se han arreglado las cosas con Dios y con el hombre,
la iglesia debe aceptar el arrepentimiento como genuino, debe exonerar al
pecador de las acusaciones que pesaron sobre él (debe "remitir" sus
"pecados") y recibirlo de nuevo en plena comunión. Tal remisión de pecados
es ratificada en el cielo. En realidad, Dios ya ha aceptado y perdonado al
arrepentido (ver com. Luc. 15:1-7). Sin embargo, las Escrituras explícitamente
enseñan que la confesión del pecado y el arrepentimiento de él deben dirigirse
directamente al trono de la gracia en el cielo (Hech. 20:21; 1 Juan 1:9), y que
la remisión de los pecados del alma sólo proviene de los méritos de Cristo y de
su mediación personal (1 Juan 2:1).
Dios nunca ha
delegado esta prerrogativa a los falibles mortales, los que con mucha
frecuencia necesitan de la misericordia divina y de la gracia de Dios, aunque
hayan sido nombrados como dirigentes de la iglesia (ver DTG 745-746; com. Mat.
16:19).
Les son remitidos. Cuando
falta la evidencia de un arrepentimiento genuino, han de ser
"retenidas" las acusaciones presentadas contra un miembro
descarriado. El cielo reconocerá la decisión de la iglesia, pues nadie puede
estar en buena relación con Dios cuando está voluntariamente reñido con sus
prójimos. El que desprecia el consejo de los representantes de Dios nombrados
en la tierra, no puede esperar disfrutar del favor de Dios. Hay una ilustración
de la forma en que operaba este principio en la iglesia primitiva en Hech. 5:1-11.
24. Tomás. [Segunda aparición en el aposento alto, Juan
20:24-29 = Mar. 16:14. Comentario principal: Juan.] Ver com. Juan 11:25; cf. com. Mar. 3:18.
25. Al Señor hemos visto. Comparar
con el mensaje de María (vers. 18).
Si no viere. Dios
siempre da a los hombres suficiente evidencia en la cual fundamentar su fe, y
los que están dispuestos a aceptarla, siempre pueden hallar el camino para
llegar al Señor. Al mismo tiempo, el Altísimo no obliga a los hombres para que
crean en contra de la voluntad de ellos, pues si así procediera él, los
despojaría del derecho de usar su libre albedrío.
Si todos los hombres fueran como Tomás, las generaciones posteriores nunca podrían llegar a un conocimiento del Salvador. En realidad, nadie -fuera de los pocos centenares que con sus propios ojos vieron al Señor resucitado- habría creído en él. Pero a todos los que lo reciben por fe y creen en su nombre (ver com. cap. 1:12), el cielo les reserva una bendición especial: "Bienaventurados los que no vieron, y creyeron" (cap. 20:29). No creeré. En griego dice: "De ninguna manera creeré".
26. Ocho días después. Es decir "ocho días", según el cómputo inclusivo, o sea, el domingo siguiente (ver p. 240; Nota Adicional com. Mat. 28). De acuerdo con el cómputo judío, la nueva reunión se realizó una semana más tarde, quizá otra vez por la noche (ver com. vers. 19).
El
sistema de computar el tiempo puede verse en las pp. 239-242.
https://elaguila3008.blogspot.com/2021/04/una-base-para-la-cronologia-del-nuevo.html
Algunos han atribuido un
significado especial al hecho de que está segunda reunión de Jesús con los
discípulos ocurriera en el primer día de la semana.
Han insistido en que ese fue el
comienzo de la conmemoración del día de la resurrección, la ocasión para la
santificación y la consagración del domingo como un día de culto. Si tal
hubiera sido el propósito de la reunión, de seguro esperaríamos alguna mención
de un hecho tan importante; pero no hay el menor indicio de un propósito tal.
Por otro lado, el relato
suministra una razón válida para que se efectuara la reunión: Tomás, el
discípulo escéptico, estuvo presente, y Jesús vino para robustecer su fe.
Estando las puertas cerradas. Quizá por miedo a los judíos, como la vez anterior (ver com. vers. 19). Paz a vosotros. El saludo es el mismo de la vez anterior (vers. 19).
27. Pon aquí tu dedo. El Señor sabía lo que abrigaba el
corazón de Tomás, y cuando llegó inmediatamente dirigió su atención al
discípulo incrédulo. Le ofreció la prueba exacta que él pedía, aunque la
petición hubiera sido irrazonable (vers. 25). No se dice que Tomás hubiera
hecho uso del ofrecimiento. El hecho de que el Señor leyera las dudas de su
corazón con tanta exactitud, fue para él una prueba convincente de la
resurrección.
28. Señor mío. Gr. ho kúriós mou. Tomás usa el título con su
significado más excelso (ver com. cap. 13: 13). Kúriós (Señor) en la LXX es la
traducción del Heb. YHWH, el nombre divino que se translitera en castellano
como "Jehová" (RVR) y como "Yahveh" (BJ). (Ver t. I, pp.
180-182.) Mediante esta confesión, Tomás relacionó al que estaba ante él con el
Jehová del AT. Es evidente que más tarde una confesión tal llegó a ser una
fórmula de fe (cf. 1 Cor. 12:3).
Dios mío. Gr. ho theós mou. Theós (Dios) es en la LXX la
traducción del Heb. 'Elohim, el título divino de "Dios". En el NT
Theós por lo general se usa para el Padre (Rom. 1:7; 1 Cor. 1:3; etc.); pero
aquí, como en Juan 1:1 (ver allí el comentario), la palabra atribuye la deidad
a Cristo.
Aunque había muchas cosas acerca de la relación de las
Personas de la Deidad que Tomás todavía no comprendía claramente, su confesión
fue más profunda y más abarcante en sus alcances e implicaciones que las que
habían hecho antes otros de los discípulos (por ejemplo, ver Mat. 16:16).
29. Me has visto. Parece que Tomás no había
aceptado la invitación de tocar las huellas de los clavos y la cicatriz dejada
por el lanzazo (vers. 27); pero a lo menos demandaba comprobarlo con sus ojos. No
estaba dispuesto a creer basándose en el testimonio de otros únicamente. Jesús
reprochó su falta de fe y alabó a los que estaban dispuestos a creer sin la
comprobación de sus sentidos.
Bienaventurados. Gr. makários (ver com. Mat. 5:3).
30. Señales. [Epílogo del Evangelio de Juan, Juan 20:30-31;
21:24-25.] Gr. s'méion (ver p. 198). "Muchas" en este versículo puede
referirse a las otras "señales" con las cuales estaba familiarizado
el lector por otros relatos de la vida de Cristo que ya se estaban divulgando.
31. Estas se han escrito. Juan aquí resume el propósito de
lo que escribió y el plan que siguió al elegir el material. No tenía la meta de
presentar una historia completa de Jesús, ni siquiera una biografía que
abundara en detalles. Eligió las "señales" que formaban el fundamento
de su tema y que eran el propósito por el cual escribía.
Jesús es el Cristo. Jesús era el nombre que Cristo usó como ser humano (ver com. Mat. 1:21). Era su nombre personal, el nombre con el cual lo conocieron sus contemporáneos. Para muchos, ese nombre sólo identificaba al hijo del carpintero.
El propósito de Juan era demostrar que el Jesús que los
hombres conocían ciertamente era el Mesías. "Cristo" significa
"Mesías" (ver com. Mat. 1:1).
Hijo de Dios. Ver com. Luc. 1:35.
Vida. Gr. zÇ' (ver com. cap. 1:4; 8:51; 10:10). Cf. cap.
6:47; ver com. cap. 3:16. (5CBA).
COMENTARIOS DE EGW
1-18. DTG 732-737. "¿POR
QUÉ LLORAS?"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-82-por-que-lloras.html
19-29. DTG 743-748. "PAZ
A VOSOTROS"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-84-paz-vosotros.html
31. DTG 369-370.
DESPUÉS, CUANDO LOS JUDÍOS SE
APARTARON CON MAYOR INSISTENCIA DE LOS DISCÍPULOS, porque estos
declaraban que Jesús era el Salvador del mundo, y cuando el muro de separación
entre judíos y gentiles fue derribado por la muerte de Cristo, esta lección y
otras similares, que señalaban la obra de evangelización que debía hacerse sin
restricción de costumbres o nacionalidad, ejercieron una influencia poderosa en
los representantes de Cristo y dirigieron sus labores. La visita del Salvador a
Fenicia y el milagro realizado allí tenían un propósito aún más amplio. Esta
obra no fue hecha solamente para la mujer afligida, los discípulos de Cristo y
los que recibieran sus labores, sino también "para que creáis que
Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que creyendo, tengáis vida en su
nombre." (Juan 20:31).
LOS MISMOS FACTORES
QUE SEPARABAN DE CRISTO A LOS HOMBRES HACE (DOS MIL) AÑOS ESTÁN ACTUANDO HOY. El espíritu
que levantó el muro de separación entre judíos y gentiles sigue obrando. El
orgullo y el prejuicio han levantado fuertes murallas de separación entre
diferentes clases de hombres. Cristo y su misión han sido mal representados, y
multitudes se sienten virtualmente apartadas del ministerio del Evangelio. Pero
no deben sentirse separadas de Cristo. No hay barreras que el hombre o Satanás
puedan erigir y que la fe no pueda traspasar. Con fe, la mujer de Fenicia se
lanzó contra las barreras que habían sido acumuladas entre judíos y gentiles. A
pesar del desaliento, sin prestar atención a las apariencias que podrían
haberla inducido a dudar, confió en el amor del Salvador. Así es como Cristo
desea que confiemos en él.
LAS BENDICIONES DE LA
SALVACIÓN SON PARA CADA ALMA. Nada, a no ser su propia
elección, puede impedir a algún hombre que llegue a tener parte en la promesa
hecha en Cristo por el Evangelio. 370 Las castas son algo aborrecible para
Dios. El desconoce cuanto tenga ese carácter. A su vista las almas de todos los
hombres tienen igual valor. "De una sangre ha hecho todo el linaje
de los hombres, para que habitasen sobre toda la faz de la tierra; y les ha
prefijado el orden de los tiempos, y los términos de la habitación de ellos;
para que buscasen a Dios, si en alguna manera, palpando, le hallen; aunque
cierto no está lejos de cada uno de nosotros."
Sin distinción de edad, jerarquía, nacionalidad o privilegio religioso,
todos están invitados a venir a él y vivir. "Todo aquel que en él creyere,
no será avergonzado. Porque no hay diferencia." "No hay judío, ni
griego; no hay siervo, ni libre." "El rico y el pobre se encontraron:
a todos ellos hizo Jehová." "El mismo que es Señor de todos, rico es
para con todos los que le invocan: porque todo aquel que invocare el nombre del
Señor, será salvo." (Hechos 17:26,27; Gálatas 3:28; Proverbios 22:2;
Romanos 10:11-13). DTG 369-370.
CC 50. “Maravillas Obradas por la Fe”
(Arrepentimiento, Confesión y Perdón)
https://esperanza3008b.blogspot.com/2013/02/6-maravillas-obradas-por-la-fe.html
Ministerio Hno. Pio
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