Juan 10: 22-42. Vers. (22-38) Cristo,
el Hijo de Dios. (39) Se escapa de los judíos, (40-42) y se va al otro lado del
Jordán, en donde muchos creen en él.
22 Celebrábase en Jerusalén la fiesta de la dedicación. Era invierno, 23 y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón. 24 Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente.
25 Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí; 26 pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. 27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, Y me siguen,
31 Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. 32 Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? 33 Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.
34 Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?
35 Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada),
36 ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? 37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. 38 Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.
39 Procuraron otra vez prenderle, pero él se escapó de sus manos. 40 Y se fue de nuevo al otro lado del Jordán, al lugar donde primero había estado bautizando Juan, y se quedó allí. 41 Y muchos venían a él, y decían: Juan, a la verdad, ninguna señal hizo; pero todo lo que Juan dijo de éste, era verdad.
42 Y muchos creyeron en él allí. (Juan 10).
EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 1-28.
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EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1-16
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EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 1-24
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22. Fiesta de la dedicación. [En la fiesta de la dedicación,
Juan 10: 22-42.] Esta fiesta fue instituida por Judas Macabeo para celebrar la
limpieza del templo y la restauración de sus servicios después de la
profanación realizada por Antíoco Epífanes (ver com. Dan. 11:14). Según 1 Mac.
4:59: "Judas, de acuerdo con sus hermanos y con toda la asamblea de
Israel, decidió que cada año, a su debido tiempo y durante ocho días a contar
del veinticinco del mes de Kisleu, se celebrara con alborozo y regocijo el
aniversario de la dedicación del altar" (BJ). Josefo dice que ese festival
era llamado "la fiesta de las luces" (Antigüedades xii.7. 7). Se
celebraba más o menos como la fiesta de los tabernáculos (2 Mac. 10:6-7). El
mes de Kisleu (Kislev, o Quisleu) corresponde con nuestro noviembre/diciembre
(ver t. II, p. 119). En la literatura rabínica, la fiesta es llamada Hanuca,
que significa "dedicación".
Era invierno. Según el Talmud (Baba Mezia 106b)
el invierno se extendía más o menos desde mediados de Kisle hasta mediados de
Sebat (aproximadamente desde mediados de diciembre a mediados de febrero). La
palabra griega para invierno (jeimÇn) podría referirse a la estación, o,
sencillamente, a un tiempo húmedo y tormentoso. Juan puede haber introducido
esta observación sólo para mostrar que Jesús estaba en el pórtico de Salomón
(vers. 23) porque el tiempo era inclemente en esa estación.
23. Pórtico de Salomón. Un peristilo (o columnata) al
este del templo propiamente dicho, que se suponía que sobrevivió a la
destrucción del templo en 586 a. C. y que, por lo tanto, era parte de la obra
de Salomón (Josefo, Antigüedades xx. 9. 7; Guerra v. 5. 1). El pórtico se
menciona también en Hech. 3:11; 5:12.
24. ¿Hasta cuándo nos turbarás? Literalmente, "levantarás
nuestra alma". Se piensa que la expresión significa: "¿Hasta cuándo
vas a tenernos en vilo?" (BJ) o quizá "nos mortificarás, o
vejarás". juzgando por la actitud que los judíos habían manifestado hasta
este momento, no era una pregunta sincera.
Cristo. Es decir, el Mesías (ver com.
Mat. 1:1). Jesús evitaba aplicarse ese título a sí mismo, quizá principalmente
debido a su significado político (ver com. Luc. 4:19).
25. Os lo he dicho. Si Jesús hubiese contestado con un "sí" categórico a la pregunta, los judíos lo hubieran entendido mal pues no correspondía con el mesías de las expectativas judías (ver com. Luc. 4:19). No podría haber dicho "no" sin negar su misión divina. Hasta donde sepamos por lo que está registrado, nunca había afirmado públicamente que le correspondía ese título (cf. Juan 4: 26).
Sin embargo, repetidas veces
había afirmado su parentesco con su Padre, de modo que -en la mente del que
honradamente inquiriría- no quedara ninguna duda en cuanto a su identidad (cap.
5:17-47; 7:14-44; 8:12-59).
Las obras que yo hago. Ver com. cap. 5: 36.
26. No sois de mis ovejas. La fe y la obediencia son las
señales inequívocas de los seguidores del Verdadero Pastor. La incredulidad de
los judíos no era el resultado de no pertenecer al redil de Cristo, sino era la
evidencia de que no eran sus ovejas.
Como os he dicho. La evidencia textual favorece la
omisión (cf. p. 147) de esta cl cláusula. Nada esencial está implicado. Lo
hubiera dicho o no, Jesús se refería al asunto del buen pastor de los
vers. 1-18.
27. Oyen mi voz. Ver com. vers. 4.
28. Les doy. El tiempo verbal es presente.
La dádiva
se da ahora da (ver com. cap. 8:51; 10:10).
No perecerán jamás. Esta negación se expresa muy vigorosamente en griego.
En su significado más pleno, "perecerán" se refiere aquí a la muerte final, irrevocable, la muerte segunda (Apoc. 20:14, cf. Mat. 10:28; Juan 3:16). La primera muerte es sólo un corto sueño (Sal. 146:4; 2 Cor. 5:1-4; 1 Tes. 4:13-18), un breve entrar en el descanso "delante de la aflicción" (Isa. 57:1-2), durante cuyo tiempo la vida del, justo "está escondida con Cristo en Dios" (Col. 3:3). La muerte física llega tanto a los justos como a los impíos, y de ella no están protegidas las "ovejas". Sin embargo, se les da la promesa de que de la muerte segunda (Apoc. 2:11; cf. cap. 20:6). Ver com. Juan 3:16; 5:25-29.
Nadie. Ni el mismo Satanás. Sólo hay una
forma en la que las ovejas pueden ser arrebatadas de la mano del pastor, y es
por su propia elección voluntaria. Cuando las ovejas se apartan, lo hacen
voluntariamente, y en ese caso a nadie pueden culpar sino así mismas. No pueden
culpar a Satanás por su defección, pues aun cuando él puede instigar no puede
forzar a los hombres a que apostaten (MJ 65). Este versículo no apoya la fatal
presunción de que una vez que el hombre está salvado, es imposible que se
pierda. No hay nada que impida que las ovejas se descarríen apartándose del
cuidado del pastor, si así lo eligen.
29. Mi padre que me las dio. La evidencia textual sugiere (cf.
p. 147) la variante: "Mi Padre, lo que me ha dado es más que todo".
El contexto definidamente parece favorecer el texto tal como aparece en la RVR,
BJ (en su texto), VM, etc. Es evidente que aquí se trata de la superioridad del
Padre sobre todas las cosas como la base de la seguridad de las ovejas, y no la
superioridad de ellas.
30. Uno somos. "Somos una sola cosa"
(BJ, 1966). La palabra traducida "uno" está en género neutro, lo que
muestra que no se discute la unidad de las personas. Jesús afirmó su unidad con
el Padre en voluntad, propósito y designios. El Padre respalda las palabras y
acciones de Jesús. Más allá de eso, las palabras implicaban la estrecha relación
de Jesús con el Padre. Los judíos entendieron sus palabras como una pretensión
a la divinidad (cap. 10:32-33; cf. cap. 5:18-19).
31. Volvieron a tomar piedras. Ya lo habían hecho unos dos meses
antes, en la fiesta de los tabernáculos (cap. 8:59)
33. De mi Padre. Cf. cap. 5:19,36; 9:4.
¿Por cuál? Literalmente "¿por qué
clase?"
Apedreáis. Es decir, el intento de apedrear,
como puede interpretarse el griego. Se intenta la acción, pero no se realiza.
32. Por la blasfemia. Los judíos sintieron la fuerza
del reproche de Jesús, y no querían admitir que las buenas obras de él no tenían
significado para ellos. Sin embargo, era cierto que las buenas obras de Cristo
habían estimulado su mala voluntad, incitándola a una mayor actividad. Con
todo, pretendían que los impulsaba un motivo más elevado que un punto doctrinal;
pretendían ser muy celosos del honor de Dios. La acusación de blasfemia posteriormente
fue presentada ante Pilato (cap. 19:7).
34. En vuestra ley. Si bien falta en algunos MSS, la
evidencia textual favorece (cf. p. 147) retener el pronombre posesivo
"vuestra". Sin embargo, aun cuando se acepte la variante "en
vuestra ley", no debe tomársela como una desautorización que Jesús hubiera
hecho de la ley que él mismo había dado. El posesivo "vuestra" podría
hacer resaltar el pensamiento de que la ley que vosotros mismos reconocéis como
autoridad dice, etc. Cf. cap. 8:17. La palabra "ley" (Gr. nómos)
aquí, así como en los cap. 12:34; 15:25; etc., se usa para designar a todas las
Escrituras del AT como se las reconocían entonces, y no sólo el Pentateuco,
como frecuentemente era el caso (cap. 1:17; etc.). Tal uso de la palabra
"ley" también se encuentra en la literatura rabínica. Por ejemplo, al
responder a la pregunta en cuanto a dónde la Torah (Ley) afirma la resurrección
de los muertos, como una prueba el Talmud cita Sal. 84:4 (Sanhedrin 91b).
Dioses sois. La cita es de Sal. 82:6. El Salmo
es una acusación contra los jueces injustos de los cuales se habla como de
"dioses" (ver la introducción del Sal. 82 y com. vers. 1, 6). La
tradición rabínica aplicaba el término "dioses" a los que recibían la
ley.
"Los israelitas aceptaban la
Torah sólo para que el Ángel de la Muerte no tuviera dominio sobre ellos [Sal.
82:6-7]" (Talmud 'Abodah Zarah 5a). Jesús parece usar en su respuesta la
tradición de esta tradición (ver com. Juan 10:35).
Sin embargo, él era
"Dios" en una forma completamente diferente a la del Sal. 82:6.
35. Vino la palabra de Dios. Como parece, si Jesús pensaban en
la interpretación rabínica de Sal. 82:6 (ver com. Juan 10:34), entonces se hace
referencia a los israelitas en términos generales porque ellos recibieron la
ley.
Quebrantada. Gr. lúÇ, "soltar",
"quebrar", "anular", "cancelar" (ver com. Mat.
5:19). Los judíos reconocían este principio.
Por lo tanto, también debían reconocer las conclusiones basadas en este
principio. Si las Escrituras llamaban "dioses" a los israelitas,
¿cómo podían acusar los judíos a Jesús de blasfemia por pretender ser el Hijo
de Dios?
36. Santificó. Es decir, puso aparte para un
propósito especial (ver com. Gén. 2:3).
Envió. Ver cap. 3:17; 20:21. También la
venida de Jesús a este mundo fue voluntaria (cf. com. cap. 5:18).
Hijo de Dios. No había pretendido la divinidad
directamente sino por inferencia (cf. cap. 2:16; 5:19-30; 10:30).
37. No me creáis. "Dios nunca nos exige que
creamos sin darnos suficiente evidencia sobre la cual fundar nuestra fe"
(CC 105). Los milagros que Jesús realizaba tenían el propósito de proporcionar
la base necesaria para la fe (ver p. 199). Además, el carácter de Jesús
armonizaba completamente con el del Padre. Así también en la iglesia primitiva
las obras de los apóstoles y los dones sobrenaturales del Espíritu conferidos a
los creyentes confirmaban "el testimonio acerca de Cristo" (1 Cor. 1:6).
38. Creed a las obras. Ver com. vers. 37.
Conozcáis y creáis. La evidencia textual se inclina por (cf. p. 147) la variante "conozcáis y entendáis". Es decir, llegar a conocer y continuar en el conocimiento.
El sentido literal de la
variante reflejada en la RVR es "llegar a conocer y afirmar vuestra
fe".
En mí. Una vez más Jesús afirma su
unidad con el Padre (ver com. vers. 30).
39. Procuraron otra vez. Cf. cap. 7:30, 32,44; 8:20,59.
Se escapó. Cf. cap. 8:59.
40. Al otro lado del Jordán. Para un estudio del ministerio de
Jesús en Perea, ver com. Mat. 19:1.
Donde. . . Juan. Ver com. cap. 1:28.
Se quedó allí. Jesús parece haber pasado en
Perea la mayor parte de su tiempo entre la fiesta de la dedicación (ver com.
vers. 22) y la pascua unos meses más tarde (ver com. Mat. 19:1).
41. Muchos venían. Esto contrasta consoladoramente
con el rechazo en Jeresalén (vers. 39).
Juan. . . ninguna señal hizo. En contraste con Jesús, quien
realizó allí milagros (Mat. 19: 2). Respecto al testimonio de Juan acerca de sí
mismo, ver cap. 1:19-28. Juan pretendía ser tan sólo una voz. Sin embargo, su
ministerio había hecho una profunda impresión sobre la gente de la región donde
actuaba, la recepción que ahora recibió Jesús, sin duda, se debía grandemente a
la obra de Juan. La gente recordaba el mensaje del precursor.
42. Muchos creyeron. Una frase frecuente en Juan (cap. 4: 41; 7: 31; 8: 30). 5CBA
COMENTARIOS DE EGW
22-30. "EL DIVINO PASTOR"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-52-el-divino-pastor.html
Ministerio Hno. Pio
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