CAPITULO 17. ALIENTO EN LAS DIFICULTADES (167-172)
(Éste Capítulo Está Basado En San Lucas 13:1-9).
CUANDO CRISTO ENSEÑABA, Unía La Invitación Misericordiosa A La Amonestación Referente Al Juicio. "El Hijo del hombre -dijo- no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas". "No envió Dios a su Hijo al mundo para que condene al mundo, más para que el mundo sea salvo por él". Lucas 9:56; Juan 3:17.
SU MISIÓN DE
MISERICORDIA, en relación con
la justicia y el juicio divinos, se ilustra en la parábola de la higuera estéril. Cristo había estado amonestando a la
gente acerca del advenimiento del reino de Dios, y había reprendido severamente
su ignorancia e indiferencia. Ellos estaban prontos para leer las señales del
cielo que predecían el estado del tiempo; pero no discernían las señales de los
tiempos, que tan claramente indicaban su misión.
Pero
Los Hombres Estaban Tan Listos Entonces Como Lo Están Hoy A Sacar La Conclusión
De Que Ellos Son Los Favoritos Del Cielo, Y Que El Mensaje De Reprobación Se
Dirige A Algún Otro.
LOS OYENTES
LE CONTARON A JESÚS ACERCA DE UN SUCESO QUE ACABABA DE CAUSAR GRAN EXCITACIÓN. Algunas de las medidas de Poncio Pilato, el
gobernador de Judea, habían ofendido al pueblo. Había habido un tumulto popular
en Jerusalén, y Pilato había tratado de reprimirlo por la violencia. En cierta
ocasión sus soldados habían hasta invadido lo recintos del templo, y quitado la
vida a algunos peregrinos galileos en el mismo acto de degollar sus
sacrificios. Los judíos consideraban la calamidad como un juicio 168 que venía
a consecuencia del pecado del que lo sufría, y aquellos que relataron este acto
de violencia, lo hicieron con secreta satisfacción. A su parecer, su propia
buena fortuna comprobaba que ellos eran mucho mejores, y por lo tanto, más
favorecidos por Dios que aquellos galileos. Esperaban oír de Jesús palabras de
condenación contra aquellos hombres, que, a no dudarlo, harto merecían su
castigo.
LOS
DISCÍPULOS DE CRISTO no se
aventuraron a expresar sus ideas hasta que hubieron oído la opinión de su Maestro.
Él les había dado lecciones definidas con respecto a juzgar los caracteres de
otros hombres, y medir la retribución de acuerdo con su juicio finito. Sin
embargo, esperaban que Cristo denunciase a esos hombres como más pecadores que
los demás. Grande fue su sorpresa al oír la respuesta del Señor.
VOLVIÉNDOSE
A LA MULTITUD, EL SALVADOR DIJO: "¿Pensáis que estos galileos, porque
han padecido tales cosas, hayan sido más pecadores que todos los galileos?
No, os digo; antes si no os arrepintierais, todos pereceréis igualmente".
Estas espantosas calamidades tenían por objeto
inducirles a humillar sus corazones, y a arrepentirse de sus pecados. La
tormenta de la venganza se preparaba, y estaba a punto de estallar sobre todos
los que no habían encontrado un refugio en Cristo.
MIENTRAS
JESÚS HABLABA Con Sus Discípulos Y Con La Multitud, Miró Hacia Lo Futuro Con
Mirada Profética, Y Vio A Jerusalén Cercada De Ejércitos. Oyó la marcha de los extranjeros que
avanzaban contra la ciudad escogida, y vio los millares y más millares que
perecían en el sitio. Muchos de los judíos fueron, a semejanza de aquellos
galileos, muertos en los atrios del templo en el mismo acto de ofrecer sus
sacrificios. Las calamidades que habían caído sobre los individuos eran
amonestaciones de Dios dirigidas a una nación igualmente culpable. "Si no
os arrepintierais - dijo Jesús-, todos pereceréis igualmente".
POR UN CORTO
TIEMPO, 169 El Día De Gracia Se Prolongaba Para Ellos. Todavía era tiempo de conocer las cosas que
atañían a su paz.
"Tenía uno una higuera plantada en su viña -continuó Jesús-, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñero: He aquí tres años ha que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo: córtala, ¿por qué ocupará aún la tierra?"
LOS OYENTES DE CRISTO no podían interpretar mal la aplicación de sus palabras.
David había cantado acerca de Israel como la viña sacada de Egipto.
Isaías había escrito: "La viña de Jehová de los ejércitos es
la casa de Israel, y los hombres de Judá planta suya deleitosa." Isa. 5:7.
La generación a la cual el Salvador había venido, estaba representada por la
higuera plantada en la viña del Señor, que se hallaba dentro del círculo de su
cuidado y bendición especiales.
EL PROPÓSITO DE DIOS HACIA SU PUEBLO, y las gloriosas posibilidades que se abrían ante ellos, habían sido presentados en las hermosas palabras siguientes: "Serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suyo". Isa. 61:3.
El moribundo Jacob, bajo el Espíritu de la inspiración, había dicho
acerca de su más amado hijo: "Ramo
fructífero José, ramo fructífero junto a fuente, cuyos vástagos se extienden
sobre el muro". Y dijo: el "Dios de tu padre" "te
ayudará", el Todopoderoso "te
bendecirá con bendiciones de los cielos de arriba, con bendiciones del abismo
que está abajo". Gen. 49:22,25.
Así Dios Había
Plantado A Israel Como Una Hermosa Viña Junto A Las Fuentes De La Vida. Había colocado a su viña "en un recuesto, lugar fértil. Habíala cercado, y despedregádola,
y plantádola de vides escogidas".
"Esperaba que llevase uvas,
y llevó uvas silvestres". Isa. 5:1,2.
LA GENTE QUE VIVÍA EN LOS DÍAS
DE CRISTO hacía mayor ostentación de piedad que la que hacían los judíos
de los primeros tiempos, pero estaba todavía más destituida de las dulces
gracias del Espíritu de Dios. Los preciosos frutos del carácter que hicieron
tan fragante y hermosa 170 la vida de José, no se manifestaron en la nación
judía.
Dios en su Hijo había estado buscando fruto y no la había
encontrado.
ISRAEL Era Un Estorbo En La Tierra. Su misma existencia era una maldición; pues ocupaba en la viña el lugar que podía haber servido para un árbol fructífero. Despojaba al mundo de las bendiciones que Dios se proponía darle. Los israelitas habían representado mal a Dios entre las naciones. No eran meramente inútiles, sino un obstáculo decidido.
En gran medida su religión descarriaba a la gente,
y obraba la ruina en vez de la
salvación.
EN
LA PARÁBOLA, el
viñero no pone objeción a la afirmación de que si el árbol permanecía
infructífero debía ser cortado; pero conoce y comparte los intereses del dueño
en cuanto a aquel árbol estéril. Nada podía darle mayor placer que verlo crecer
y fructificar. Responde al deseo del dueño diciendo: "Déjala aún este año, hasta
que la excave y estercole. Y si hiciere fruto, bien".
EL VIÑERO no rehúsa trabajar por una planta tan poco
promisoria. Está listo a prodigarle más cuidado aún. Hará más favorable su
ambiente y le prodigará la máxima atención.
EL DUEÑO Y
EL VIÑERO son uno en su
interés por la higuera.
ASÍ EL PADRE
Y EL HIJO ERAN UNO EN SU AMOR POR EL PUEBLO ESCOGIDO. Cristo estaba diciendo a sus oyentes que se les concederían
mayores oportunidades. Todo medio que el amor de Dios pudiese idear, sería
puesto en práctica a fin de que ellos llegasen a ser árboles de justicia, que
produjeran fruto para la bendición del mundo.
JESÚS NO
HABLÓ EN LA PARÁBOLA ACERCA DEL RESULTADO DE LA OBRA DEL VIÑERO. Su parábola terminó en ese punto. El
desenlace dependía de la generación que había oído sus palabras. A los hombres
de esa generación se les dio la solemne amonestación: "Si no, la cortarás después". De ellos dependía el que
las palabras irrevocables fuesen pronunciadas. 171
EL DÍA DE LA
IRA ESTABA CERCANO. Con las
calamidades que ya habían caído sobre Israel, el dueño de la viña los había
amonestado misericordiosamente acerca de la destrucción del árbol infructífero.
LA AMONESTACIÓN resuena a través del tiempo hasta esta generación. ¿Eres tú, oh corazón descuidado, un árbol infructífero en la viña del Señor? ¿Se dirán respecto a ti antes de mucho las palabras de juicio? ¿Por cuánto tiempo has recibido sus dones? ¿Por cuánto tiempo ha velado y esperado él una retribución de amor?
Plantado en su viña, bajo el cuidado especial del jardinero, ¡qué
privilegios son los tuyos! ¡Cuán a menudo ha conmovido tu corazón el tierno
mensaje del Evangelio! Has tomado el nombre de Cristo; en lo exterior eres un
miembro de la iglesia, que es su cuerpo, y sin embargo eres consciente de que
no tienes ninguna conexión vital con el gran corazón de amor. La corriente de
su vida no fluye a través de ti. Las dulces gracias de su carácter, "los
frutos del Espíritu", no se ven en tu vida.
EL
ÁRBOL INFRUCTÍFERO RECIBE LA LLUVIA, LA LUZ DEL SOL Y EL CUIDADO DEL JARDINERO. Obtiene alimento de la tierra. Pero sus ramas
improductivas solamente oscurecen el terreno, de manera que las plantas
fructíferas no pueden crecer bajo su sombra. Así los dones de Dios, que te
fueron prodigados, no reportan bendición para el mundo. Estás despojando a
otros de los privilegios que, si no fuera por ti, serían suyos.
COMPRENDES, aunque sea sólo oscuramente, que eres un
estorbo en el terreno. Sin embargo, en su gran misericordia, Dios no te ha
cortado. No te considera con frialdad. No se vuelve con indiferencia, ni te
abandona a la destrucción. Al mirar sobre ti, clama, como clamó hace tantos
siglos con respecto a Israel: "¿Cómo
tengo de dejarte, oh Efraim? ¿he de entregarte yo, Israel?... No ejecutaré el
furor de mi ira, no volveré para destruir a Efraim: porque Dios 172 soy, y no hombre". Oseas 11:8,9.
EL
PIADOSO SALVADOR DICE CON RESPECTO A TI: Déjalo este año,
hasta que yo excave alrededor de él, y lo cultive.
CON QUÉ INCANSABLE amor Cristo ministró a Israel
durante el período adicional de gracia. Sobre la cruz él oró: "Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen". Lucas 23:34.
DESPUÉS DE
SU ASCENSIÓN, EL EVANGELIO FUE PREDICADO PRIMERO EN JERUSALÉN. Allí fue derramado el Espíritu Santo. Allí la
primera iglesia evangélica reveló el poder del Salvador resucitado. Allí
Esteban -"su rostro como el rostro
de un ángel" Hechos 6:15.*- presentó su testimonio y depuso su vida. Todo
lo que los cielos mismos podían conceder lo concedieron. "¿Qué más se había de hacer a mi viña -dijo Cristo- que yo no haya
hecho en ella?" Isa. 5:4.
ASÍ SU CUIDADO Y TRABAJO POR TI NO SON DISMINUIDOS SINO AUMENTADOS. Todavía Él Dice: "Yo Jehová la guardo, cada momento la regaré; guardaréla de noche y de día, porque nadie la visite". Isa. 27:3.
"Si hiciere fruto, bien; y si no, la cortarás
después".
EL CORAZÓN
QUE NO RESPONDE A LOS AGENTES DIVINOS, llega a endurecerse hasta que no es más susceptible a la influencia
del Espíritu Santo. Es entonces cuando se pronuncia la palabra: "Córtala,
¿por qué ocupará aún la tierra?"
HOY ÉL TE
INVITA: "Conviértete, oh Israel, a
Jehová tu Dios... Yo medicinaré tu rebelión, amarélos de voluntad... Yo seré a
Israel como rocío; él florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como el
Líbano... Volverán, y se sentarán bajo de su sombra: serán vivificados como
trigo, y florecerán como la vid... De mí será hallado tu fruto". Oseas
14:1-8. 173 PVGM/EGW
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