DURANTE LOS INTERVALOS QUE TRANSCURRÍAN ENTRE SUS VIAJES DE
UN LUGAR A OTRO, JESÚS MORABA EN CAPERNAÚM, y esta localidad llegó a ser conocida
como "su ciudad." Estaba a orillas del mar de Galilea, y cerca de los
confines de la hermosa llanura de Genesaret, si no en realidad sobre ella. La
profunda depresión del lago da a la llanura que rodea sus orillas el agradable
clima del sur. Allí prosperaban en los días de Cristo la palmera y el olivo;
había huertos y viñedos, campos verdes y abundancia de flores para matizarlos
alegremente, todo regado por arroyos cristalinos que brotaban de las peñas. Las
orillas del lago y los collados que lo rodeaban a corta distancia, estaban
tachonados de aldeas y pueblos. El lago estaba cubierto de barcos pesqueros.
Por todas partes, se notaba la agitación de una vida activa.
CAPERNAÚM MISMA SE PRESTABA MUY BIEN PARA SER EL CENTRO DE
LA OBRA DEL SALVADOR. Como se encontraba sobre
el camino de Damasco a Jerusalén y Egipto y al mar Mediterráneo, era un punto
de mucho tránsito. Gente de muchos países pasaba por la ciudad, o quedaba allí
a descansar en sus viajes de un punto a otro. Allí Jesús podía encontrarse con
representantes de todas las naciones y de todas las clases sociales, tanto
ricos y encumbrados, como pobres y humildes, y sus lecciones serían llevadas a
otras naciones y a muchas familias. Así se fomentaría la investigación de las
profecías, la atención sería atraída al Salvador, y su misión sería presentada
al mundo.
A PESAR DE LA ACCIÓN DEL SANEDRÍN CONTRA JESÚS, LA GENTE
ESPERABA ÁVIDAMENTE EL DESARROLLO DE SU MISIÓN. Todo el cielo estaba conmovido de interés. Los ángeles
estaban preparando el terreno para su ministerio, obrando en los corazones
humanos y atrayéndolos al Salvador.
EN CAPERNAÚM, EL HIJO DEL NOBLE A QUIEN CRISTO HABÍA SANADO
ERA UN TESTIGO DE SU PODER. Y el oficial de la corte
y 218 su familia testificaban gozosamente de su fe. Cuando se supo que el
Maestro mismo estaba allí, toda la ciudad se conmovió. Multitudes acudieron a
su presencia.
EL SÁBADO, LA GENTE LLENÓ LA SINAGOGA A TAL
PUNTO QUE MUCHOS NO PUDIERON ENTRAR.
Todos los que oían al Salvador "se maravillaban
de su doctrina, porque su palabra era con potestad." "Porque les
enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.' (Lucas 4:32;
Mateo 7:29).
LA ENSEÑANZA DE LOS ESCRIBAS Y ANCIANOS ERA FRÍA Y
FORMALISTA, como una lección
aprendida de memoria. Para ellos, la Palabra de Dios no tenía poder vital.
Habían substituido sus enseñanzas por sus propias ideas y tradiciones. En la
rutina de las ceremonias profesaban explicar la ley, pero ninguna inspiración
de Dios conmovía su corazón ni el de sus oyentes.
JESÚS NO TENÍA NADA QUE VER CON LOS DIVERSOS TEMAS DE
DISENSIÓN ENTRE LOS JUDÍOS. Su obra era presentar la
verdad. Sus palabras derramaban raudales de luz sobre las enseñanzas de los
patriarcas y profetas, y presentaban las Escrituras a los hombres como una
nueva revelación.
NUNCA HABÍAN
PERCIBIDO SUS OYENTES TAN PROFUNDO SIGNIFICADO EN LA PALABRA DE DIOS. Jesús se
encontraba con la gente en su propio terreno, como quien está familiarizado con
sus perplejidades. Hacía hermosa la verdad presentándola de la manera más
directa y sencilla. Su lenguaje era puro, refinado y claro como un arroyo
cristalino. Su hablar era como música para los que habían escuchado las voces
monótonas de los rabinos. Pero aunque su enseñanza era sencilla, hablaba como
persona investida de autoridad. Esta característica ponía su enseñanza en
contraste con la de todos los demás.
LOS RABINOS HABLABAN CON DUDA Y VACILACIÓN, como si se pudiese entender que las Escrituras tenían un
significado u otro exactamente opuesto. Los oyentes estaban diariamente
envueltos en mayor incertidumbre.
PERO AL ENSEÑAR, JESÚS PRESENTABA LAS ESCRITURAS COMO
AUTORIDAD INDUDABLE. Cualquiera que fuese su
tema, lo exponía con poder, con palabras incontrovertibles. Sin embargo, era
ferviente más bien que vehemente. Hablaba como quien tenía un propósito
definido que cumplir. Presentaba a la vista las realidades del mundo eterno. En
todo tema, revelaba a Dios.
JESÚS
PROCURABA ROMPER EL ENSALMO DE LA INFATUACIÓN QUE MANTIENE A LOS HOMBRES
ABSORTOS EN LAS 219 COSAS TERRENALES.
Ponía las cosas de esta vida en su verdadera relación, como subordinadas a las
de interés eterno, pero no ignoraba su importancia.
ENSEÑABA QUE EL CIELO Y LA TIERRA ESTÁN VINCULADOS, y que un conocimiento de la verdad divina prepara a los
hombres para cumplir mejor los deberes de la vida diaria. Hablaba como quien
está familiarizado con el cielo, consciente de su relación con Dios, aunque
reconociendo su unidad con cada miembro de la familia humana. Variaba sus
mensajes de misericordia para adaptarlos a su auditorio. Sabía "hablar en sazón palabra al
cansado"* (Isaías 50:4).
PORQUE LA GRACIA SE DERRAMABA DE SUS LABIOS, a fin de inculcar a los hombres los tesoros
de la verdad de la manera más atrayente. Tenía tacto para tratar con los
espíritus llenos de prejuicios, y los sorprendía con ilustraciones que
conquistaban su atención. Mediante la imaginación, llegaba al corazón. Sacaba
sus ilustraciones de las cosas de la vida diaria, y aunque eran sencillas,
tenían una admirable profundidad de significado. Las aves del aire, los lirios
del campo, la semilla, el pastor y las ovejas, eran objetos con los cuales
Cristo ilustraba la verdad inmortal; y desde entonces, siempre que sus oyentes
veían estas cosas de la naturaleza, recordaban sus palabras.
LAS ILUSTRACIONES DE CRISTO REPETÍAN CONSTANTEMENTE SUS
LECCIONES. Cristo nunca adulaba a los
hombres. Nunca dijo algo que pudiese exaltar su fantasía e imaginación, ni los
alababa por sus hábiles invenciones; pero los pensadores profundos y sin
prejuicios recibían su enseñanza, y hallaban que probaba su sabiduría. Se
maravillaban por la verdad espiritual expresada en el lenguaje más sencillo.
Los más educados quedaban encantados con sus palabras, y los indoctos obtenían
siempre provecho. Tenía un mensaje para los analfabetos, y hacía comprender aun
a los paganos que tenía un mensaje para ellos. Su tierna compasión caía con un
toque sanador sobre los corazones cansados y atribulados.
AUN EN MEDIO DE LA TURBULENCIA DE ENEMIGOS AIRADOS, estaba rodeado por una atmósfera de paz. La hermosura de su
rostro, la amabilidad de su carácter, sobre todo el amor expresado en su mirada
y su tono, atraían a él a todos aquellos que no estaban endurecidos por la
incredulidad. De no haber sido por el espíritu suave y lleno de simpatía que se
manifestaba en todas sus miradas y 220 palabras, no habría atraído las grandes
congregaciones que atraía. Los afligidos que venían a él sentían que vinculaba
su interés con los suyos como un amigo fiel y tierno, y deseaban conocer más de
las verdades que enseñaba. El cielo se acercaba. Ellos anhelaban permanecer en
su presencia, y que pudiese acompañarlos de continuo el consuelo de su amor.
JESÚS VIGILABA CON PROFUNDO FERVOR LOS CAMBIOS QUE SE VEÍAN
EN LOS ROSTROS DE SUS OYENTES.
Los que expresaban interés y placer le causaban gran satisfacción. A medida que
las saetas de la verdad penetraban hasta el alma a través de las barreras del
egoísmo, y obraban contrición y finalmente gratitud, el Salvador se alegraba.
Cuando su ojo recorría la muchedumbre de oyentes y reconocía entre ellos
rostros que había visto antes, su semblante se iluminaba de gozo. Veía en ellos
promisorios súbditos para su reino. Cuando la verdad, claramente pronunciada,
tocaba algún ídolo acariciado, notaba el cambio en el semblante, la mirada fría
y el ceño que le decían que la luz no era bienvenida. Cuando veía a los hombres
rechazar el mensaje de paz, su corazón se transía de dolor.
MIENTRAS ESTABA JESÚS EN LA SINAGOGA, HABLANDO
DEL REINO QUE HABÍA VENIDO A ESTABLECER Y DE SU MISIÓN DE LIBERTAR A LOS
CAUTIVOS DE SATANÁS, fue interrumpido por un
grito de terror. Un loco se lanzó hacia adelante de entre la gente, clamando:
"Déjanos, ¿qué tenemos contigo, Jesús Nazareno? ¿has venido a destruirnos
? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios." Todo quedó entonces en
confusión y alarma. La atención se desvió de Cristo, y la gente ya no oyó sus
palabras. Tal era el propósito de Satanás al conducir a su víctima a la
sinagoga.
PERO JESÚS REPRENDIÓ AL DEMONIO DICIENDO: "Enmudece, y sal de él. Entonces el demonio,
derribándole en medio, salió de él, y no le hizo daño alguno." La mente de
este pobre doliente había sido obscurecida por Satanás, pero en presencia del
Salvador un rayo de luz había atravesado las tinieblas. Se sintió incitado a
desear estar libre del dominio de Satanás; pero el demonio resistió al poder de
Cristo. Cuando el hombre trató de pedir auxilio a Jesús, el mal espíritu puso
en su boca las palabras, y el endemoniado clamó con la agonía del temor.
Comprendía parcialmente que se hallaba en presencia de Uno que podía librarle;
pero cuando 221 trató de ponerse al alcance de esa mano poderosa, otra voluntad
le retuvo; las palabras de otro fueron pronunciadas por su medio.
ERA TERRIBLE EL CONFLICTO ENTRE EL PODER DE SATANÁS Y SU
PROPIO DESEO DE LIBERTAD. Aquel que había vencido a
Satanás en el desierto de la tentación, se volvía a encontrar frente a frente
con su enemigo. El diablo ejercía todo su poder para conservar el dominio sobre
su víctima. Perder terreno, sería dar una victoria a Jesús. Parecía que el
torturado iba a fallecer en la lucha con el enemigo que había arruinado su
virilidad.
PERO EL SALVADOR HABLÓ CON AUTORIDAD, Y LIBERTÓ AL CAUTIVO. El hombre que había sido poseído permanecía delante de la
gente admirada, feliz en la libertad de su dominio propio. Aun el demonio había
testificado del poder divino del Salvador.
EL HOMBRE ALABÓ A DIOS POR SU LIBERACIÓN. Los ojos que hacía poco despedían fulgores de locura
brillaban ahora de inteligencia, y de ellos caían lágrimas de agradecimiento.
La gente estaba muda de asombro.
TAN PRONTO COMO RECUPERARON EL HABLA, SE DIJERON UNOS A
OTROS: "¿Qué palabra es ésta, que con
autoridad y potencia manda a los espíritus inmundos, y salen?"
LA
CAUSA SECRETA DE LA AFLICCIÓN QUE HABÍA HECHO DE ESTE HOMBRE UN ESPECTÁCULO
TERRIBLE PARA SUS AMIGOS y una carga para sí mismo,
estribaba en su propia vida. Había sido fascinado por los placeres del pecado,
y había querido hacer de su vida una gran diversión. No pensaba llegar a ser un
terror para el mundo y un oprobio para su familia.
HABÍA
CREÍDO QUE PODÍA DEDICAR SU TIEMPO A LOCURAS INOCENTES. Pero una vez encaminado hacia abajo, sus pies descendieron
rápidamente. La intemperancia y la frivolidad pervirtieron los nobles atributos
de su naturaleza, y Satanás llegó a dominarlo en absoluto.
EL
REMORDIMIENTO VINO DEMASIADO TARDE. Cuando quiso sacrificar las riquezas y los placeres para
recuperar su virilidad perdida, ya se hallaba impotente en las garras del
maligno. Se había colocado en el terreno del enemigo, y Satanás se había
posesionado de todas sus facultades.
EL
TENTADOR LE HABÍA ENGAÑADO CON SUS MUCHAS SEDUCCIONES ENCANTADORAS; pero una vez que el pobre hombre estuvo en su poder, el
enemigo se hizo inexorable en su crueldad, y terrible en sus airadas visitas.
ASÍ
SUCEDERÁ CON TODOS LOS QUE SE ENTREGUEN AL MAL; el placer 222 fascinante de los comienzos termina en las
tinieblas de la desesperación o la locura de un alma arruinada.
EL MISMO MAL ESPÍRITU QUE TENTÓ A CRISTO EN EL DESIERTO y que poseía al endemoniado de Capernaúm dominaba a los
judíos incrédulos.
PERO
CON ELLOS ASUMÍA UN AIRE DE PIEDAD,
tratando de engañarlos en cuanto a sus motivos para rechazar al Salvador. Su
condición era más desesperada que la del endemoniado; porque no sentían
necesidad de Cristo, y por lo tanto estaban sometidos al poder de Satanás.
EL
PERÍODO DEL MINISTERIO PERSONAL DE CRISTO ENTRE LOS HOMBRES FUE EL TIEMPO DE
MAYOR ACTIVIDAD PARA LAS FUERZAS DEL REINO DE LAS TINIEBLAS. Durante siglos, Satanás y sus malos ángeles habían procurado
dominar los cuerpos y las almas de los hombres, imponiéndoles el pecado y el
sufrimiento; y acusando luego a Dios de causar toda esa miseria.
JESÚS ESTABA REVELANDO A LOS HOMBRES EL
CARÁCTER DE DIOS. Estaba quebrantando el
poder de Satanás y libertando sus cautivos. Una nueva vida y el amor y poder
del cielo estaban obrando en los corazones de los hombres y el príncipe del mal
se había levantado para contender por la supremacía de su reino.
SATANÁS HABÍA REUNIDO TODAS SUS FUERZAS Y A CADA PASO SE
OPONÍA A LA OBRA DE CRISTO. Así sucederá en el gran
conflicto final de la lucha entre la justicia y el pecado.
MIENTRAS
BAJAN DE LO ALTO NUEVA VIDA, luz y poder sobre los
discípulos de Cristo, una nueva vida surge de abajo y da energía a los agentes
de Satanás. Cierta intensidad se está apoderando de todos los elementos
terrenos. Con una sutileza adquirida durante siglos de conflicto, el príncipe
del mal obra disfrazado. Viene como ángel de luz, y las multitudes escuchan "a espíritus de error y a doctrinas de
demonios."* (1Timoteo 4:1).
EN LOS DÍAS DE CRISTO, LOS DIRIGENTES Y
MAESTROS DE ISRAEL NO PODÍAN RESISTIR LA OBRA DE SATANÁS. Estaban descuidando el único medio por el cual podrían
haber resistido a los malos espíritus. Fue por la Palabra de Dios como Cristo
venció al maligno. Los dirigentes de Israel profesaban exponer la Palabra de
Dios, pero la habían estudiado sólo para sostener sus tradiciones e imponer sus
observancias humanas.
POR SU INTERPRETACIÓN, LE HACÍAN EXPRESAR
SENTIDOS QUE DIOS NO LE HABÍA DADO.
Sus explicaciones místicas hacían confuso lo que él había hecho claro.
Discutían insignificantes detalles técnicos, y 223 negaban prácticamente las
verdades más esenciales. Así se propalaba la incredulidad. La Palabra de Dios
era despojada de su poder, y los malos espíritus realizaban su voluntad.
LA HISTORIA SE REPITE. Con la Biblia abierta delante de sí y
profesando reverenciar sus enseñanzas, muchos de los dirigentes religiosos de
nuestro tiempo están destruyendo la fe en ella como Palabra de Dios. Se ocupan
en disecarla y dan más autoridad a sus propias opiniones que a las frases más
claras de esa Palabra de Dios, que pierde en sus manos su poder regenerador.
ESTA ES LA RAZÓN POR LA CUAL LA INCREDULIDAD
SE DESBORDA Y LA INIQUIDAD ABUNDA. Una vez que Satanás ha minado la fe en la Biblia, conduce
a los hombres A OTRAS fuentes en busca de luz y poder.
ASÍ SE
INSINÚA. Los que se apartan de la clara enseñanza de las Escrituras y del poder
convincente del Espíritu Santo de Dios, están invitando el dominio de los
demonios.
LAS CRÍTICAS Y ESPECULACIONES ACERCA DE LAS
ESCRITURAS HAN ABIERTO LA PUERTA AL ESPIRITISMO Y LA TEOSOFÍA -formas modernas
del antiguo paganismo- para que penetren aun en las iglesias que profesan
pertenecer a nuestro Señor Jesucristo. Al par que se predica el Evangelio, hay
agentes que trabajan y que no son sino intermediarios de los espíritus mentirosos.
MUCHOS TRATAN CON ELLOS POR SIMPLE CURIOSIDAD, pero
al ver pruebas de que obra un poder más que humano, quedan cada vez más
seducidos hasta que llegan a estar dominados por una voluntad más fuerte que la
suya. No pueden escapar de este poder misterioso. Las defensas de su alma
quedan derribadas. No tienen vallas contra el pecado.
NADIE SABE
HASTA QUÉ ABISMOS DE DEGRADACIÓN PUEDE LLEGAR A HUNDIRSE UNA VEZ QUE RECHAZÓ
LAS RESTRICCIONES DE LA PALABRA DE DIOS Y DE SU ESPÍRITU. Un pecado secreto o una pasión dominante puede mantener a un
cautivo tan impotente como el endemoniado de Capernaúm. Sin embargo, su
condición no es desesperada.
EL MEDIO POR EL CUAL SE PUEDE VENCER AL
MALIGNO, ES AQUEL POR EL CUAL CRISTO VENCIÓ:
el poder de la Palabra. Dios no domina nuestra mente sin nuestro
consentimiento; pero si deseamos conocer y hacer su voluntad, se nos dirige su
promesa: "Conoceréis la verdad, y
la verdad os hará libres." 224 "Si alguno quisiere hacer su voluntad,
conocerá de mi enseñanza." (Juan 8:32; 7:17).
APOYÁNDOSE
EN ESTAS PROMESAS, CADA UNO PUEDE QUEDAR LIBRE DE LAS TRAMPAS DEL ERROR Y DEL
DOMINIO DEL PECADO. Cada hombre está libre para elegir el
poder que quiera ver dominar sobre él. Nadie ha caído tan bajo, nadie
es tan vil que no pueda hallar liberación en Cristo. El endemoniado, en lugar
de oraciones, no podía sino pronunciar las palabras de Satanás; sin embargo, la
muda súplica de su corazón fue oída.
NINGÚN
CLAMOR DE UN ALMA EN NECESIDAD, AUNQUE NO LLEGUE A EXPRESARSE EN PALABRAS,
QUEDARÁ SIN SER OÍDO. Los que consienten en hacer
pacto con el Dios del cielo, no serán abandonados al poder de Satanás o a las
flaquezas de su propia naturaleza. Son invitados por el Salvador: "Echen mano. . . de mi fortaleza; y
hagan paz conmigo. ¡Sí, que hagan paz conmigo!" (Isaías 27:5).
LOS
ESPÍRITUS DE LAS TINIEBLAS CONTENDERÁN POR EL ALMA QUE UNA VEZ ESTUVO BAJO SU
DOMINIO. Pero los ángeles de Dios lucharán por
esa alma con una potencia que prevalecerá. El Señor dice: "¿Será quitada la presa al valiente? o ¿libertaráse la cautividad
legítima? Así empero dice Jehová: Cierto, la cautividad será quitada al
valiente, y la presa del robusto será librada; y tu pleito yo lo pleitearé, y
yo salvaré a tus hijos." (Isaías 49:24,25).
MIENTRAS QUE LA CONGREGACIÓN QUE SE HALLABA EN LA SINAGOGA permanecía muda de asombro, Jesús se retiró a la casa de
Pedro para descansar un poco. Pero allí también había caído una sombra.
LA SUEGRA DE PEDRO ESTABA ENFERMA DE UNA "GRANDE
FIEBRE." Jesús reprendió la
dolencia, y la enferma se levantó y atendió las necesidades del Maestro y sus
discípulos.
LAS NOTICIAS DE LA OBRA DE CRISTO CUNDIERON RÁPIDAMENTE POR
TODO CAPERNAÚM. Por temor a los rabinos,
el pueblo no se atrevía a buscar curación durante el sábado; pero apenas hubo
desaparecido el sol en el horizonte, se produjo una gran conmoción. De las
casas, los talleres y las plazas, los habitantes de la ciudad se dirigieron
hacia la humilde morada que albergaba a Jesús. Los enfermos eran traídos en sus
camas; venían apoyándose en bastones o sostenidos por amigos; y se acercaban
tambaleantes y débiles a la presencia del Salvador. Durante horas y horas,
llegaban y se iban; porque nadie sabía si al día siguiente encontrarían al Médico
todavía entre ellos.
NUNCA ANTES HABÍA PRESENCIADO CAPERNAÚM UN DÍA COMO 225 ÉSE. Llenaban el aire las voces de triunfo y de liberación. El
Salvador se regocijaba por la alegría que había despertado. Mientras
presenciaba los sufrimientos de aquellos que habían acudido a él, su corazón se
conmovía de simpatía y se regocijaba en su poder de devolverles la salud y la
felicidad.
JESÚS NO CESÓ DE TRABAJAR HASTA QUE EL ÚLTIMO DOLIENTE HUBO
QUEDADO ALIVIADO. Ya era muy avanzada la
noche cuando la muchedumbre se fue, y el silencio descendió sobre el hogar de
Simón. Había terminado el largo día lleno de excitación, y Jesús buscó
descanso.
PERO MIENTRAS LA CIUDAD ESTABA AÚN ENVUELTA
POR EL SUEÑO, EL SALVADOR "levantándose
muy de mañana, aún muy de noche, salió y se fue a un lugar desierto, y allí
oraba”. Así transcurrían los días
de la vida terrenal de Jesús. A menudo despedía a sus discípulos para que
visitaran sus hogares y descansasen, pero resistía amablemente a sus esfuerzos
de apartarle de sus labores. Durante todo el día, trabajaba enseñando a los ignorantes,
sanando a los enfermos, dando vista a los ciegos, alimentando a la muchedumbre;
y al anochecer o por la mañana temprano, se dirigía al santuario de las
montañas, para estar en comunión con su Padre. Muchas veces pasaba toda la
noche en oración y meditación, y volvía al amanecer para reanudar su trabajo
entre la gente.
TEMPRANO POR LA MAÑANA, PEDRO Y SUS COMPAÑEROS VINIERON A
JESÚS DICIENDO QUE YA LE ESTABA BUSCANDO EL PUEBLO DE CAPERNAÚM. Los discípulos habían quedado amargamente chasqueados por
la recepción que Cristo había encontrado hasta entonces. Las autoridades de
Jerusalén estaban tratando de asesinarle; aun sus conciudadanos habían
procurado quitarle la vida; pero en Capernaúm se le recibía con gozoso
entusiasmo, y las esperanzas de los discípulos se reanimaron. Tal vez que entre
los galileos amantes de la libertad se hallaban los sostenedores del nuevo
reino.
PERO CON SORPRESA OYERON A CRISTO DECIR ESTAS PALABRAS: "También a otras ciudades es necesario que anuncie el evangelio
del reino de Dios; porque para esto soy enviado." En la agitación
que dominaba en Capernaúm, había peligro de que se perdiese de vista el objeto
de su misión.
JESÚS NO SE SENTÍA SATISFECHO ATRAYENDO LA
ATENCIÓN A SÍ MISMO COMO 226 TAUMATURGO O SANADOR DE ENFERMEDADES
FÍSICAS. Quería atraer a los hombres así como
su Salvador. Y mientras la gente quería anhelosamente creer que había venido
como rey, a fin de establecer un reino terrenal, él deseaba desviar su mente de
lo terrenal a lo espiritual. El mero éxito mundanal estorbaría su obra. Y la
admiración de la muchedumbre negligente contrariaba su espíritu.
EN SU VIDA NO CABÍA MANIFESTACIÓN ALGUNA DE
AMOR PROPIO. El homenaje que el mundo
tributa al encumbramiento, las riquezas o el talento, era extraño para el Hijo
del hombre. Jesús no empleó ninguno de los medios que los hombres emplean para
obtener la lealtad y el homenaje de los demás.
SIGLOS ANTES DE SU NACIMIENTO, HABÍA SIDO
PROFETIZADO ACERCA DE ÉL: "No clamará, ni alzará, ni hará oír su
voz en las plazas. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que
humeare: sacará el juicio a verdad. No se cansará, ni desmayará, hasta que
ponga en la tierra juicio." (Isaías 42:2-4).
LOS FARISEOS PROCURABAN DISTINGUIRSE POR SU CEREMONIAL
ESCRUPULOSO Y LA OSTENTACIÓN DE SU CULTO Y CARIDAD. Mostraban su celo por la religión haciendo de ella un tema
de discusión. Las disputas entre las sectas opuestas eran vivas y largas, y era
frecuente oír en las calles voces de controversia airada entre sabios doctores
de la ley.
LA VIDA DE JESÚS OFRECÍA UN MARCADO CONTRASTE CON TODO ESTO. En ella no había disputas ruidosas, ni cultos ostensivos,
ni acto alguno realizado para obtener aplausos. Cristo se ocultaba en Dios, y
Dios era revelado en el carácter de su Hijo. A esta revelación deseaba Jesús
que fuese atraída la atención de la gente, y tributado su homenaje. El Sol de
justicia no apareció sobre el mundo en su esplendor, para deslumbrar los
sentidos con su gloria. Escrito está de Cristo: "Como el alba está aparejada su salida." (Oseas 6:3). Tranquila
y suavemente la luz del día amanece sobre la tierra, despejando las sombras de
las tinieblas y despertando el mundo a la vida. Así salió el Sol de justicia "trayendo salud eterna en sus
alas."* (Malaquías 4:2). 227 DTG/EGW
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