martes, agosto 04, 2020

REFLEXIÓN 322. ¿EL TIEMPO DE DIOS O DEL HOMBRE? (Eclesiastés 3:1-15).


Proverbios 3:1-15. Presenta la realidad de la vida, de los sucesos que se dan en ella, 
sin que medie la voluntad humana en parte. Ya que están dirigidas por el Dios omnipotente. Quien designa los acontecimientos en sus diversas formas. Es el tiempo de Dios. Pero también es el tiempo del hombre, por ejemplo, cuando se dice: “Tiempo de nacer, y tiempo de morir” 
En los propósitos de Dios, esta que todos los hombres entiendan su voluntad; Deut. 5:29. 
Y vivan logrando comprender que misión Dios, les dio en la vida. Pero se opone a ella o la acepta la voluntad humana. Muchos mueren antes de tiempo. Por sus hábitos malsanos más que por la herencia genética. Recuerda: “La voluntad es el poder que gobierna las decisiones del individuo”.

Entonces el capítulo 3: 1-15. Se divide así:  
Vers. 1-10. El cambio incesante e inevitable del tiempo, 
añade vanidad al esfuerzo humano. 
Y vers.11-15. Habla de la excelencia en las obras de Dios.

1 TODO tiene su tiempo, y todo lo que se quiere
 debajo del cielo tiene su hora.
2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, 
y tiempo de arrancar lo plantado;
3 tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
4 tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;
5 tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; 
tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;
6 tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
7 tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;
8 tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
9 ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?
10 Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. 
11 Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, 
sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.
12 Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida;
13 y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.
14 He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres.
15 Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya;
 y Dios restaura lo que pasó. (Eclesiastés 3).


1. Tiempo. Heb. "un tiempo determinado"; de una raíz que significa "determinar", "decretar". 
Por lo tanto, no sólo se trata de un tiempo conveniente, sino determinado. Dios ha ordenado ciertos tiempos o estaciones, para los diversos fenómenos naturales (ver Lam. 3: 37; cf. Sant. 4: 15).
Lo que se quiere. De una palabra hebrea que etimológicamente significa "deleitarse en", "hallar placer en". Por consiguiente, esta expresión significa básicamente "aquello en lo que uno se deleita". 
Esta misma voz se traduce "delicia" (Sal. 1: 2; Isa. 58: 13), "gusto" (Isa. 58: 3), 
"complacencia" (Sal. 16: 3; Mal. 1: 10).
Hora. De un vocablo común hebreo usado para "tiempo" 
y que con frecuencia significa el comienzo de un lapso.
2. De Nacer. Algunos consideran esta forma verbal como activa, y por tal razón podría traducirse: 
"un tiempo para dar a luz". Sin embargo, la mayoría de los eruditos sostienen que debe entenderse como una forma intransitiva; de ahí que prefieran la forma "de nacer".
De morir. Nacer y morir son, a no dudarlo, los dos acontecimientos más importantes de la vida. 
Pero nadie puede determinar el tiempo de su entrada en el mundo, y, en circunstancias ordinarias, 
poco puede hacer en cuanto al tiempo de su salida.
De plantar. Esta expresión concuerda con la que la precede. "Plantar" equivale a "dar a luz", y "arrancar" a "morir". Una expresión atañe a la vida humana; la otra, a la vida vegetal.
Arrancar. Heb. "desarraigar". Llega un tiempo cuando hay que arrancar aun los mejores árboles frutales.
3. De Matar. Los comentadores no están de acuerdo en cuanto a si Salomón se refiere aquí a la guerra o a otras circunstancias. Es posible que tuviera en mente la ejecución de los criminales y las medidas que deben tomarse para proteger las comunidades en caso de peligro. O quizá estuviera pensando en un animal doméstico herido, cuya lastimadura era de tal grado que, ante la imposibilidad de curarlo era más misericordioso matarlo que dejarlo sufrir.
De destruir. Hay un tiempo cuando conviene demoler los edificios para reemplazarlos por otros. Durante milenios ha sido habitual en el Cercano Oriente utilizar una y otra vez las ruinas de una civilización como materiales para construir una nueva. Salomón aquí quizá se refiera a sus grandes proyectos de construcciones.
4. De Llorar. A veces es mejor expresar las emociones que reprimirlas. Israel lloró amargamente en el exilio (Sal. 137: 1). También llegará el día cuando el pueblo de Dios reirá (Sal. 52: 1-6).
De endechar. Término específico para referirse a las ruidosas lamentaciones públicas y a las expresiones de dolor manifestadas por los orientales (ver 2 Sam. 3: 31; Jer. 4: 8; 9: 17-22; 49: 3).
De bailar. En la antigüedad, sobre todo en el Cercano Oriente, la danza era una parte importante de las ceremonias religiosas y festivas (ver 2 Sam. 6: 14, 16; 1 Crón. 15: 29; cf. Mat. 11: 17; 
com. Exo. 15: 20; 32: 19).
5. De Esparcir Piedras. Quizá se refiera a limpiar el campo de las piedras que estorbaban el cultivo, para usarlas después en la construcción de cercas entre las propiedades, o muros de contención, para los campos y los viñedos (ver Isa. 5: 2, 5).
De abrazar. Posiblemente un eufemismo para expresar la relación conyugal entre esposos.
 (ver Prov. 5: 20), o una expresión figurada para referirse a la ociosidad (ver Ecl. 4: 5: "el necio cruza sus manos").
6. De Perder. Quizá mejor, "de dar por perdido", lo que guardaría equilibrio con "buscar". Es probable que se haga referencia aquí al animal que se había extraviado del rebaño o la manada. La demasiado intensa búsqueda podría provocar una reacción de desagrado de los vecinos, o aun ser inútil.
De desechar. Esta expresión se ilustra en los pasajes siguientes: 
2 Rey. 7: 15; Prov. 11: 24, 25; Jn. 1:5; Mat. 16:25; Hech. 27:18, 19, 38.
7. De Romper. Compárese con Gén. 37: 29; 2 Sam. 1: 11; 
1 Rey. 11: 11; 2 Crón. 23: 13; Job 1: 20; 2: 12.
De callar. Hay circunstancias cuando "el silencio es oro" (ver Lev. 10: 3).
8. De Amar. Compárese con las palabras de Cristo (Mat. 5: 43, 44).
De guerra. La exactitud de esta declaración se capta si se entiende el hecho de que, a la batalla del gran día del Señor aún venidera (Apoc. 16: 15-17), seguirá la paz eterna (Apoc. 21 y 22).
9. ¿Qué Provecho? Ver com. cap. 1: 3. La pregunta de Salomón exige una respuesta negativa. 
¿Para qué se afana el hombre por mejorar su condición en la vida, cuando queda frustrado vez tras vez? Debe aprender que quien coloca las pruebas a lo largo del sendero de la vida es un Padre amante, que disciplina a sus hijos terrenales para el bien eterno de ellos.
 (ver Heb. 12: 11; Apoc. 3: 19-21).
10. Trabajo. Ver com, cap. 1: 13. La rígida disciplina de la vida, necesaria para el que busca la inmortalidad (ver Rom. 2: 6, 7), la administra un Padre omnipotente y amante. Sin embargo, el ser humano está en libertad de elegir su propia forma de vida, de desarrollar su propio carácter y de decidir su propio destino eterno. Se puede hacer frente con éxito a las dificultades reales de la vida únicamente bajo la dirección de Dios.
11. Hermoso. Compárese con el relato de la obra de la creación de Dios (Gén. 1: 31). Todo lo creado no sólo era "bueno", sino también bello, estéticamente agradable; no sólo perfecto para su uso práctico, sino de bella apariencia para la vista y el gusto. Y estas características se aplicaban a "todo", y "en gran manera".
Puesto. Heb. "dado". Debiera destacarse este significado, ya que sugiere la bondad de Dios al satisfacer las necesidades humanas.
Eternidad. Heb. 'olam. Ver com. Exo. 12: 14; 21: 6. En el pensamiento humano está implantada una preocupación profunda por el futuro. Esta comprensión de lo infinito del tiempo y del espacio provoca un disgusto por la naturaleza transitoria de las cosas de esta vida. Ver com. vers. 14.
En el corazón de ellos. Es decir, en sus pensamientos. El propósito de Dios es que la humanidad comprenda que el mundo actual no constituye la sustancia de su existencia. El ser humano está vinculado a dos mundos: físicamente, al presente, pero mental, emocional y psicológicamente, al mundo eterno.  Aunque su mentalidad está nublada por el pecado, el hombre parece darse cuenta, aunque borrosamente, de que debiera continuar viviendo más allá de los estrechos límites de esta vida insatisfactoria.
Sin que alcance ... a entender. El intelecto humano no puede de por sí entrar en lo intrincado de las maravillas creadas por Dios ni en los misterios de la eternidad que él no ha querido revelarnos. Este hecho nada más debe inducirnos a buscar una unión más íntima con el Creador.
12. Ellos. Esto es, "los hijos de los hombres".
13. También. Se sugiere un punto adicional 1093 que el autor no desea que se le pase por alto al lector.
Coma y beba. Una vida ascética es contraria a la voluntad de Dios, quien dio a la humanidad muchas cosas buenas para que de ellas disfrute con moderación.
14. Perpetuo. Salomón afirma ahora la inmutabilidad de la voluntad divina, que actúa en los asuntos humanos (ver Sal. 33:11; Isa. 46: 10).
Teman los hombres. No un temor humillante (ver com. Deut. 4:10; 6:5), sino reverente, basado en un intelecto que conoce bien los atributos divinos (Sal. 40: 3; 64: 9) y la forma en que la voluntad divina obra en la tierra (ver Isa. 45: 18; Mal. 3: 6; cf.  Apoc. 15: 3, 4).
15. Aquello Que Fue. Este versículo afirma cuán completas y permanentes son las obras de Dios. 
Y en este sentido no hay para él pasado ni futuro: la eternidad siempre es presente (ver Apoc. 1: 8).
Lo que pasó. "Lo perseguido"; de radaf, "ir en pos", "cazar", "perseguir". Se traduce como "seguirles" en Jos. 8:16, y "perseguiré" en Jer. 29: 18. Quizá la idea aquí sea que todas las cosas del pasado están presentes delante de Dios como si fueran actuales. El proyecta su pensamiento hacia el pasado tan fácilmente como piensa en términos del presente o del futuro. Si éste es el significado, entonces "lo perseguido" se refiere a los ciclos de las edades pasadas, personificadas como si se persiguieran unas a otras. 3CBA/Ministerio Hno. Pio

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