domingo, agosto 09, 2020

REFLEXIÓN 330. INJUSTICIAS DE LA VIDA I (Eclesiastés 8:10-17).

Eclesiastés 8:10-17, Vers. 10-11, Injusticias al justo, 12-15, Irá mejor a los buenos en la adversidad que a los impíos en su prosperidad. 16-17. Las obras de Dios son inescrutables.

10 Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; más los que frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud. Esto también es vanidad. 11 Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal.

12 Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; 13 y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios. 14 Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad. 15 Por tanto, alabé yo la alegría; que no tiene el hombre bien debajo del sol, sino que coma y beba y se alegre; y que esto le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede debajo del sol.

16 Yo, pues, dediqué mi corazón a conocer sabiduría, y a ver la faena que se hace sobre la tierra (porque hay quien ni de noche ni de día ve sueño en sus ojos); 17 y he visto todas las obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar la obra que debajo del sol se hace; por mucho que trabaje el hombre buscándola, no la hallará; aunque diga el sabio que la conoce, no por eso podrá alcanzarla.                (Eclesiastés 8).

10. He visto. Ver Job 21: 30- 32. Algunos impíos son sepultados con grandes honras (2 Crón. 16:13,14; cf. Jer. 22: 18, 19). El lugar santo. Esto es, el santuario (ver Lev. 7: 6). Algunos inconversos e impíos asisten a la iglesia, cumplen con los requisitos externos de la religión, y cuando mueren se celebran costosos funerales en su homenaje.  Esto ha ocurrido en el caso de muchos reyes. Olvido. Muchos antiguos MSS hebreos, así como diversas versiones antiguas, dicen "alabanza", lo que concuerda mejor con el contexto.

La ciudad. Quizá Jerusalén. Con rectitud. El hebreo de este versículo es oscuro, quizás debido a problemas en la transmisión de los MSS. Cualquier traducción exige interpretación y debe considerarse como precaria. "He visto a gente mala llevada a la tumba". "También he visto que a gente malvada, que se mantuvo alejada del lugar santo, la alaban el día de su entierro; y en la ciudad donde cometió su maldad, nadie después lo recuerda" (VP). "Partieron del Lugar Santo, y se dio al olvido en la ciudad que hubiesen obrado de aquel modo" (BJ). Estos perversos gobernaron a otros para su propio daño      (vers. 9). Vivieron impíamente y disfrutaron de las lisonjas -alabanzas insinceras- de sus súbditos;          pero apenas expiraron, cayeron en el olvido.

11. Luego. La misma idea errónea acariciada por los impíos, de que no tendrán que dar cuenta de sus actos, aparece en Sal. 10: 6; 50: 21 (cf. Isa. 26: 10; 2 Ped. 3: 4).

Sentencia. Heb. pithgam, "edicto", "decreto", de una antigua raíz persa.  Se traduce en Est. 1: 20 como "decreto"; y aparece en las porciones arameas de Esdras y de Daniel traducida de diversas formas: "respuesta", "carta", "palabra" y "asunto".  Aquí se refiere al juicio divino.

Está en ellos dispuesto. Compárese con Sal. 73: 8- 11 y con las palabras de Cristo acerca del corazón del hombre (Mat. 15: 17- 20).

12. CIEN VECES. Con frecuencia el pecador hace lo malo y parece escapar al castigo correspondiente a sus faltas (ver prov. 17: 10). Prolongue. "Días" es una palabra añadida. Algunos se sienten molestos por una aparente demora en el juicio de los impíos (Mal. 2: 17). Sin embargo, cuando Dios lo crea oportuno recibirán su castigo (ver Isa. 3: 11; Mat. 16: 27; Apoc. 20: 11- 15). Les irá bien. Finalmente, todo irá bien para los que temen a Dios (Sal. 37:11; Isa. 3:10; Mal. 3:16).

13. No le irá bien. Compárese con Job 20: 4- 9; 22: 15, 16. Sombra. Ver la enseñanza del salmista (Sal. 102: 11; 109: 23; 144: 4).

14. Vanidad. A pesar de su convicción ya declarada en los vers. 12, 13, a Salomón le angustian algunas paradojas aparentemente insolubles. Justos. El término hebreo que se traduce "justos"                      sugiere hombres que practican rectitud. Job tuvo el mismo conflicto (Job 9:22; cf. Ecles. 9:2,3; Ezeq. 21:3,4). Impíos. Compárese con Job 21: 7; Sal. 73: 3; Jer. 12: 1. No debiéramos permitir que las injusticias de esta vida debiliten nuestra fe en la forma en que Dios procede. Se corregirán todos los errores en el mundo eterno.

15. Alegría. Es decir, vivir para el placer. Aquí se sugiere el eclipse de la fe de Salomón debido a su enfoque materialista de las cosas. Coma. Las actividades que aquí se presentan no son malas en sí. Dios dio al hombre la facultad de comer, de beber y de disfrutar las cosas buenas que ofrece la vida.       No obstante, Salomón quiere decir que por causa de que el dominio propio y el control del apetito aparentemente no le habían proporcionado ninguna recompensa, llegó a pensar que era mejor vivir para satisfacer los sentidos, para usufructuar al máximo las cosas materiales. Esto le quede. Salomón continúa con la descripción de los sentimientos que una vez lo abrumaron.

16. Corazón. Es decir, "mente". Faena. El mismo vocablo hebreo se traduce "trabajo" (cap. 1: 13; 3: 10; 5: 14), "ocupación" (cap. 5: 3). Salomón se refiere a la incesante rutina de los arduos esfuerzos humanos. Sueño. A menudo se trabaja durante largas horas, pero el trabajo fue dado a la raza humana para que fuera una bendición (ver com. Gén. 3: 19). Después de la caída del hombre, con demasiada frecuencia la gente no usa inteligentemente su tiempo libre. Las tareas diarias tienen el propósito de servir como disciplina y edificación del carácter. Es dulce el descanso después de un día de arduo trabajo (Prov. 3: 21- 24; cf. Jer. 31: 23- 26).

17. Las obras de Dios. Es decir, el propósito eterno de Dios y la forma en que él trata con los hombres (ver Rom. 11: 33- 36; cf. Job 11: 7, 8). El sabio. Cada individuo tiene el privilegio de estudiar las obras de la creación de Dios y su Palabra revelada; pero debe abstenerse de querer ser "sabio en su propia opinión" (Prov. 26: 5) y de creer que es capaz de comprender las profundidades de la Divinidad        (Job 11:7). La actitud correcta del  hombre delante de Dios se presenta en el cuadro de los redimidos que ofrece el apóstol Juan (Apoc. 15: 3, 4). 3CBA/Ministerio Hno. Pio


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