domingo, agosto 30, 2020

REFLEXIÓN 373. NACIMIENTO Y REINADO DEL MESÍAS (ISAÍAS 9:1-7).

Isaías 9:1-7. Dios promete a su pueblo, que enviaría la solución definitiva al pecado. Enviaría a su hijo. Y qué gozo se experimentaría en medio de las aflicciones, debido su reinado y nacimiento.

1 Mas no habrá siempre oscuridad para la que está ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de los gentiles. 2 El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. 3 Multiplicaste la gente, y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos. 4 Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro, y el cetro de su opresor, como en el día de Madián. 5 Porque todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la batalla, y todo manto revolcado en sangre, serán quemados, pasto del fuego. 6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. 7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto. (Isaías 9).

1. Oscuridad. En la Biblia hebrea, Isa. 9: 1 es Isa. 8: 23. Los vers. 1-7 del cap. 9 están estrechamente relacionados con los últimos versículos del cap. 8, en los cuales se presenta un cuadro de extrema angustia y oscuridad. En tiempos de Isaías, los ejércitos de Asiria acarrearon angustia y "oscuridad" (cap. 9: 2) sobre Zabulón y Neftalí, dos de las tribus que estaban más al norte de Israel. Isaías se dio cuenta de que esto había ocurrido como resultado de la oscuridad espiritual, y con visión profético contempla la "gran luz" (vers. 2, 6-7) que disiparía las tinieblas del alma humana (Juan 1: 4-9; 8: 12; 9: 5). Las mismas regiones que una vez vieron tanta angustia, contemplarían una revelación de gloria y luz. Se presenta aquí la descripción de la venida del Mesías al mundo, con su mensaje de vida y esperanza. Sobre un mundo envuelto en tinieblas (DTG 25-26) se levantará el Sol de justicia, que traerá salvación en sus alas (Mal. 4: 2).

Zabulón. Cuando Isaías escribió estas palabras la tierra de Israel estaba en grandes apuros, sobre todo en las zonas fronterizas al norte y al este, porque Tiglat-pileser III había invadido su territorio y tomado a "Cedes, Hazor, Galaad, Galilea y toda la tierra de Neftalí; y los llevó cautivos a Asiria" (2 Rey. 15: 29).

Llenaré De Gloria. Así como aquí se hace resaltar el contraste entre la "aflicción" y la "gloria", en el vers. 2, se hace notar el contraste entre las "tinieblas" y la "gran luz".

El Camino Del Mar. Los caminos importantes eran designados antiguamente con nombres descriptivos (Núm. 21: 22; Deut. 1:2; ver com. Núm. 20: 17; Deut. 2: 27). Suele identificarse al "camino del mar" con la famosa ruta de caravanas que iba desde Damasco y las regiones allende el Jordán, pasando por Galilea, hasta el Mediterráneo (ver com. Mar. 2: 14). Otros han pensado que el "camino del mar" era la ruta costera que iba hacia el norte, a Tiro y Sidón.

Galilea De Los Gentiles. La ciudad de Cedes que se menciona en 2 Rey. 15: 29 estaba en Galilea, y era una de las ciudades de refugio (Jos. 20: 7; 21: 32). En los días de Salomón, el distrito de Galilea se extendía hasta la región de Tiro (1 Rey. 9: 11). El nombre "Galilea" significa "círculo" o "circuito". En tiempos del NT, Galilea comprendía un territorio algo mayor que el que tenía anteriormente. Se la llamaba "Galilea de los gentiles" porque siempre vivían allí habitantes de varias nacionalidades, de los cuales sólo una pequeña parte eran judíos. Pero esta región estaba vinculada con el mundo por los caminos que llevaban a Damasco, al Eufrates, a Mesopotamia, a Tiro, al Asia Menor y a Europa, por el norte; y a Samaria y Judea y Egipto, por el sur. En esta región, fácilmente accesible al mundo, Jesús pasó buena parte de su ministerio en favor de la humanidad.

2. Gran Luz. El pueblo de Galilea, que vivía en una oscuridad tan impenetrable, vería repentinamente una gran luz (Juan 1: 4-9). Los pensamientos del profeta fueron dirigidos a la venida del Mesías al mundo. Estas palabras se cumplieron al comienzo del ministerio público de Cristo en Galilea (ver com. Mat. 4: 12-16). Desde el cautiverio de las diez tribus en 723 / 722 a.C., Galilea estuvo literalmente en oscuridad, sometida a poderes extranjeros y privada del ministerio de sacerdotes o de profetas, hasta que vino el Mesías.

3. Aumentaste La Alegría. El profeta presenta aquí el cuadro de días más brillantes y felices, cuando el Mesías viniera a su pueblo, portando gozo y paz. Este pueblo aumentaría su número (Isa. 26: 15; Eze. 36: 10-11), y su felicidad se multiplicaría.

Se Alegran En La Siega. En los países agrícolas, la época más feliz del año es la temporada 188 de la cosecha. Los hebreos celebraban en el otoño la fiesta de los tabernáculos, una ocasión de gran alegría y acción de gracias (Neh. 8: 17). Se regocijaban porque sabían que Dios estaba con ellos (Fil. 3: 1; 4: 4). Cristo vino a proclamar paz y alegría a los hombres (Isa. 61: 3; Luc. 2: 13-14).

4. Quebraste Su Pesado Yugo. Cristo vino a destruir las ataduras del pecado y a librar a los hombres de la opresiva carga de culpabilidad y ansiedad que tanto pesaba sobre ellos (Isa. 61: 1-2; ver com. Luc. 4: 18-19; Mat. 11: 28-30).

El Día De Madián. Durante la época de los jueces, Israel estuvo muchas veces bajo el yugo del opresor; pero finalmente cada vez era liberado por un héroe nacional (t. II, pp. 47-52). Gedeón obtuvo una gran victoria sobre una hueste abrumadora; quebrantó el poder de los madianitas y libertó a su pueblo (Juec. 7:19-25).

5. Porque Todo Calzado. En este versículo se presenta un cuadro de lucha, derramamiento de sangre, tumulto, agitación y muerte, pero también de victoria final y de obliteración de los restos de la batalla. La antigua lucha entre las fuerzas del bien y del mal llegará a su culminación con la gran batalla de Armagedón, preludio del reinado eterno del Mesías (Apoc. 16: 14, 16; 19: 11-19; cf. Sal. 46: 6-9; 76: 2-3; Isa. 63: 1-6; Eze. 38: 21-22; 39: 9; Joel 3: 11, 16; Zac. 9: 9-10; 14: 13).

6. Nos Es Nacido. Isaías concluye su anuncio de la futura era de paz con una notable profecía acerca del gran Príncipe de paz. En este mundo nunca se logrará la paz mediante los esfuerzos de los hombres. En su descripción del futuro Rey de esta tierra, el cual reinará en justicia y santidad, Isaías emplea términos que no pueden aplicarse a ningún gobernante terrenal.

Indudablemente no hay sino una Persona en todo el universo a la cual pueda aplicarse completa y adecuadamente la descripción aquí presentada. Esa Persona es Cristo. En ningún otro pasaje de la Biblia se encuentra la excelsitud de pensamiento, la hermosura de expresión o la intensidad del sentimiento que se encuentran aquí en la descripción del Salvador y futuro Rey del mundo. En verdad, Isaías había contemplado una visión del Señor de gloria cuando escribió estas palabras.  La mano de Dios estaba sobre él y un ángel guió su pluma, cosa que también ocurrió en el caso de otros autores del AT. En el Sal. 110 se presenta a Cristo como el Rey que habría de venir, que sería "sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec". En el Sal. 2 se representa a Cristo como el que quebranta las naciones con vara de hierro. En el Sal. 45 aparece cabalgando en majestad.

El Principado. Cristo gobernará en todo el cielo y en toda la tierra (Dan. 2: 44-45; Mat. 25:31; 28: 18; Luc. 1: 32- 33; 1 Cor. 15: 25, cf. Sal. 110: 1; Fil. 2: 10; Apoc. 11: 15).

Admirable, Consejero. Mejor, "maravilloso consejero" (NC) (cap. 11: 2-3; 25: 1; 28: 29). Este nombre encierra la idea de sabiduría, bondad y consideración. Es un nombre que suscitaría el arrobamiento, la adoración y la alabanza de todos los habitantes del cielo y de la tierra, y de todo el universo (Fil. 2: 9-11; Apoc. 5: 12-13).

Dios Fuerte. Jesús, el Hijo, no es menos Dios que el Padre. Desde los días de la eternidad fue uno con el Padre (Sal. 90: 2; Prov. 8: 22-30; Miq. 5: 2; Juan 1: 1; 14: 9, 11; DTG 11).

Padre Eterno. Así como Dios el Padre es eterno, así también lo es Cristo. Isaías lo llama Padre, porque en un sentido especial es Padre de toda la humanidad, pues es el Creador del hombre y del mundo (Juan 1: 3; Efe. 3: 9; Col. 1: 16; Heb. 1: 2; cf. Gén. 1: 26). Sólo la palabra "Padre" expresa plenamente el amor y el cuidado de Jesús para con sus hijos. Cuando Cristo reine lo hará como un padre para su pueblo (Isa. 22: 21-22; cf. Apoc. 3: 7).

Príncipe De Paz. Ver Zac. 9: 9-10; Efe. 2: 14. La paz sólo viene con la justicia (Isa. 32:17-18), y Jesús es el Rey justo (Jer. 23: 5-6; 33: 15-16) que imputa e imparte su propia justicia a los hombres. Vino al mundo para impartir paz (Luc. 2: 14; Juan 14: 27; cf. Fil. 4: 7).

7. Su Imperio. Daniel predijo que el reino de Cristo despedazará a todos los reinos de la tierra "y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre" (Dan. 2: 44; cf. Apoc. 11: 15). El ángel Gabriel afirmó que "su reino no tendrá fin" (Luc. 1: 33).

El Trono De David. David fue un símbolo de Cristo, y mediante Cristo el trono de David será establecido para siempre (Gén. 49: 10; 2 Sam. 7: 11-13; Sal. 89: 3-4, 29, 36; 132: 11-12; Jer. 23: 5; 33: 17; Luc. 1: 32; ver com. Deut. 18: 15; 1 Crón. 28: 7; Mat. 1: 1).

En Juicio Y En Justicia. O también "por la equidad y la justicia" (BJ). (Ver cap. 11:4-5; 16:5.) El Celo. ¿Por qué hará todo esto Jehová? Lo impulsa un celo santo y ardiente; lo mueve el espíritu del amor. El suyo es un amor que no puede permanecer inactivo, un amor que cuando piensa en los perdidos en el pecado lo impulsa a realizar obras de gracia y de gloria. No hay mayor poder que el amor, no hay nada que pueda mover al hombre a mayor sacrificio o más esforzado servicio. El amor de Cristo, que todo lo abarca, impulsa a los hombres a gobernar con un espíritu de servicio altruista, "en juicio y en justicia". 4CBA/Ministerio Hno. Pio

 

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