Eclesiastés 6, continua las vanidades del capítulo anterior. Pero, ésta vez, enfocando en puntos que nos hacen meditar del porqué de la vida: en Los versículos 1-2, aborda sobre la vanidad de las riquezas sin provecho. En los vers. 3-5, sobre la vanidad de la Inutilidad de la descendencia. En los Vers. 6-8, de la vanidad de la larga vida, si no hay gozo y satisfacción plena. Y en los vers. 9-10, Sobre la vanidad de los ojos y de los deseos extraviados. Y finalmente en los vers. 11-12, sobre las Vanidades humanas
1 HAY un mal que he visto debajo del cielo, y muy común entre los hombres: 2 El del hombre a quien Dios da riquezas y bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; pero Dios no le da facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los extraños. Esto es vanidad, y mal doloroso.
3 Aunque el hombre engendrara cien hijos, y viviere muchos años, y los días de su edad fueren numerosos; si su alma no se sació del bien, y también careció de sepultura, yo digo que un abortivo es mejor que él. 4 Porque éste en vano viene, y a las tinieblas va, y con tinieblas su nombre es cubierto. 5 Además, no ha visto el sol, ni lo ha conocido; más reposo tiene éste que aquél.
6 Porque si aquél viviere mil años dos veces, sin gustar del bien, ¿no van todos al mismo lugar? 7 Todo el trabajo del hombre es para su boca, y con todo eso su deseo no se sacia. 8 Porque ¿qué más tiene el sabio que el necio? ¿Qué más tiene el pobre que supo caminar entre los vivos?
9 Más vale vista de ojos que deseo que pasa. Y también esto es vanidad y aflicción de espíritu. 10 Respecto de lo que es, ya ha mucho que tiene nombre, y se sabe que es hombre y que no puede contender con Aquel que es más poderoso que él.
11 Ciertamente las muchas palabras multiplican la vanidad. ¿Qué más tiene el hombre? 12 Porque ¿quién sabe cuál es el bien del hombre en la vida, todos los días de la vida de su vanidad, los cuales él pasa como sombra? Porque ¿quién enseñará al hombre qué será después de él debajo del sol? (Eclesiastés 6).
1. Común entre los hombres. O "que pesa sobre los hombres" (BJ). Salomón declara lo que ha observado personalmente.
2. Dios da. Dios es el creador y señor del universo. A él se
debe todo lo que hay de bueno en el mundo. Riquezas, bienes y honra. El rey David reconocía a Dios como la fuente de estas
bendiciones. (1 Crón. 29: 12). La "honra" que aquí se menciona es la
de la gloria y el esplendor materiales, como los que Dios había conferido a
Salomón (1 Rey. 3: 13; 2 Crón. 1: 11, 12). Alma. Es decir, la persona misma (ver caps. 2: 24; 4: 8). Los extraños. Heb. "un
hombre, un extraño". El mismo vocablo se traduce como "extranjero"
(Deut. 14: 21; 15: 3). El énfasis se pone en el hecho de que ese infortunado no
tendrá herederos propios para que continúen con su obra y perpetúen su nombre. Compárese
con el caso de Abrahán (Gén. 15: 2). Mal. También se traduce "quebranto",
enfermedades" (Isa. 53: 3, 4), y "enfermedad" (Jer. 6: 7; 10:
19).
3. Cien hijos. "Hijos" no aparece en el texto hebreo,
pero es obvio que debe sobreentenderse. Tener muchos hijos era la esperanza
acariciada por cada judío, pues se los consideraba como una rica bendición del
Señor (Gén. 24: 60; Sal. 127: 3-5). El número redondo cien equivale a
"muchos" (Gén. 26:12; 2 Sam. 24: 3; Prov. 17: 10). Compárese la
numerosa familia de Roboam (2 Crón. 11: 21) con la de Acab (2 Rey. 10: 1).
Días ... numerosos. La muerte prematura era considerada como una
maldición, y la longevidad era tenida como una bendición deseable (Exo. 20: 12;
Deut. 11: 9, 21; cf. Sal. 90: 10).
Careció de sepultura. Este es el colmo de todos los males que pudieran recaer sobre una persona. Carecer de honrosa sepultura se consideraba como algo sumamente afrentoso. Compárese la forma en que David amenazó a Goliat (1 Sam. 17: 46), con el caso de Joacim (Jer. 22: 18, 19). Como los paganos que los rodeaban, los hebreos daban gran importancia a una honrosa sepultura (Isa. 14:19, 20; Jer. 16: 4, 5).
Abortivo. Un niño que nace muerto, uno que nunca había vivido
(ver Job 3: 16; Sal. 58: 8). El que nace muerto no goza de ninguno de los
placeres de la vida, pero tampoco sufre penas ni desengaños.
4. En vano. El que nace muerto viene al mundo sin ningún propósito. Tinieblas. El abortivo es enterrado inmediatamente sin ritos fúnebres ni ceremonia alguna en su honor. No se le da nombre ni se lo registra. Un niño que nace y se desarrolla puede alcanzar gloria, honra y fama, pero el que nació muerto nunca sale del silencio y de la oscuridad.
5. No ha visto el sol. Una metáfora: el sol representa todas las
experiencias y placeres de la vida (ver Job 3: 16; Sal. 58: 8). Más reposo. El reposo es un ideal en el Oriente, que ha hallado
expresión en conceptos como el nirvana -el estado ideal futuro 1102 de la
religión budista- y el deseo hindú de la reabsorción en el gran atman, el alma
universal que todo lo penetra y envuelve. La suerte que corre un feto que muere aquí se considera,
sarcásticamente, como más deseable que las vicisitudes que constituyen una
parte normal de la existencia humana.
6. Mil años dos veces. O dos mil años. Si un rico vive dos veces lo que
vivió Matusalén (Gén. 5: 27), pero disfruta poco o nada de la vida, la
longevidad le habrá sido de poco provecho.
Sin salud ni felicidad es de poco valor la mera prolongación de los
años.
Sin gustar del bien. Es mejor no haber nacido que perder el supremo bien
que Dios desea para cada uno de sus hijos terrenales. Sólo vale la pena vivir si se cumple ese
supremo bien.
Al mismo lugar. Los antiguos judíos creían que todos, buenos o
malos, iban a un mismo lugar: la tumba (Ecl. 3: 20; ver com. Prov. 15: 11). La
tumba recibe a todos los que mueren. Al
abortivo dice Salomón- se debe felicitar porque llega al she'ol sin pasar por
una vida de dolores, enfermedades y desengaños.
7. Boca. Metafóricamente, la complacencia en los placeres sensoriales (Sal. 128: 2; Prov. 16: 26; Ecles. 2: 24; 3: 13). Deseo. Heb. néfesh. Se traduce en el vers. 3 como "alma" y en el vers. 9 como "deseo". Aquí se hace referencia al aspecto más sensorial del ser (ver Job 12: 11; Prov. 16: 26; Isa. 29: 8). Toda la vida es de un continuo trabajo para satisfacer un apetito insaciable -observa el sabio-, pero sin lograr el supremo bien.
8. ¿Qué más? Literalmente, "¿qué ventaja tiene el
sabio?" La palabra hebrea yother, significa "superioridad",
"ventaja", "provecho". Igual que el necio, el sabio se
afana por satisfacer los anhelos del apetito.
¿Qué más tiene el pobre? Otro contraste
similar al de la oración inmediata anterior: "¿Qué ventaja tiene el pobre
que sabe caminar entre los vivos, sobre el necio que no lo sabe?" El
pobre, en medio de sus necesidades y circunstancias adversas ha aprendido a
sacar el mayor provecho posible de lo que tiene. El necio, sin pensar más que
en sus deseos y apetitos, constantemente se impacienta y afana para lograr más
de lo que posee. Sin embargo, el pobre y el necio son semejantes en que ninguno
puede lograr todo lo que le gustaría tener.
9. Vista de ojos. "Lo que los ojos ven" (BJ). Es mejor contentarse con lo que está a la mano, que vivir siempre anhelando lo que no se tiene. Los ojos del necio ven castillos en el aire. Deseo que pasa. Cuando El desear intensamente lo que está más allá de nuestro alcance, induce con frecuencia a crímenes y violencia.
10. Ya ha mucho que tiene nombre. Otra forma de decir lo que se expresó: "Nada hay nuevo debajo del sol" (cap. 1: 9). Es hombre. No importa de quién se trate, es un ser humano. "Hombre" se ha traducido de 'adam, término que describe a un ser humano hecho del polvo, 'adamah (ver com. Génesis 1:26; Núm. 24:3). Las personas más eminentes no son sino mortales destinados a volver al polvo (Ecles. 12: 7).
Contender con Aquel. Tal vez con Dios, en armonía con Isaías 45: 9; Romanos 9:
20; cf. Job 33: 12. Los comentadores judíos prefieren la traducción "más
poderoso que ella". De este modo, el pronombre se refiere a la
muerte. Es preferible la traducción de
la RVR.
11. Palabras. Los seres humanos tienen la inclinación a hablar y a
quejarse, pero la superabundancia de palabras no mejora ninguna situación. Aprovecha más que el hombre aprenda a confiar
en su Creador (Isa. 45: 11-18; Hech. 17: 24-31).
¿Qué más tiene el hombre? Heb. "¿Qué ventaja para el hombre?" Las
muchas palabras y vanas especulaciones poco contribuyen a superar las
dificultades de la vida.
12. ¿Quién sabe cuál es el bien? O sea, las cosas de la vida por las cuales vale la
pena vivir. Como el ser humano no puede descubrir por sí mismo el bien
fundamental de la vida, debe reconocer que de nada le sirve quejarse y disputar
con Dios. Esta pregunta anticipa una respuesta negativa.
Como sombra. Se compara al hombre con una sombra fugaz. Su duración es breve; luego se desvanece (ver 1 Crón. 29: 15; Job Z: 9; Sal. 102: 11; 144: 4; cf. Sant. 4: 14).
¿Qué será? El hombre no puede apartar el velo del futuro. Su vida no es más que un momento entre dos eternidades. Las cosas terrenales son transitorias; las invisibles, eternas, y están en la mano de Dios (ver 2 Cor. 4: 17, 18). 3CBA/Ministerio Hno. Pio
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