sábado, agosto 29, 2020

REFLEXIÓN 372. CONFÍA Y TEME SÓLO A DIOS (ISAÍAS 8).

Isaías 8. Para fijar y dejar la señal a la vista de todo el pueblo. el profeta usa el nombre de sus dos hijos. El primero simbolizaba que el remanente volvería (7:14), y el segundo, que se presenta en éste capítulo, significa, que la destrucción y castigo pronto llegaría. Pero Judá y sus gobernantes, no aprenden la lección, no asimilan la enseñanza que “Mejor es servir a Dios, porque da estabilidad y prosperidad permanentes”. Pero éstos confían más en la ayuda humana que en Dios. Cuando se hacen alianzas políticas como es el caso de Judá con Asiria. La fe se ve afectada grandemente. 

“Cuando el pueblo de Dios establece cualquier clase de alianza con los que no conocen al Señor, LA POLÍTICA HUMANA inevitablemente reemplaza los principios celestiales, y la obra del Señor sufre. Nuestra fuerza no radica en una estrecha vinculación con el mundo, sino en la completa separación de él”.

Vers. 1-4. En Maher-salal-hasbaz, Isaías profetiza que Siria e Israel serán dominados por Asiria. (5-8). También Judá, causa de su infidelidad. (9-10). Los juicios de Dios será irresistibles. (11-18). Los que temen a Dios serán consolados. (19-22). Grandes aflicciones sobrevendrán a los idólatras.

1 ME DIJO Jehová: Toma una tabla grande y escribe en ella con caracteres legibles tocante a Maher-salal-hasbaz. 2 Y junté conmigo por testigos fieles al sacerdote Urías y a Zacarías hijo de Jeberequías. 3 Y me llegué a la profetisa, la cual concibió, y dio a luz un hijo. Y me dijo Jehová: Ponle por nombre Maher-salal-hasbaz. 4 Porque antes que el niño sepa decir: Padre mío, y Madre mía, será quitada la riqueza de Damasco y los despojos de Samaria delante del rey de Asiria. 

5 Otra vez volvió Jehová a hablarme, diciendo: 6 Por cuanto desechó este pueblo las aguas de Siloé, que corren mansamente, y se regocijó con Rezín y con el hijo de Remalías; 7 he aquí, por tanto, que el Señor hace subir sobre ellos aguas de ríos, impetuosas muchas, esto es, al rey de Asiria con todo su poder; el cual subirá sobre todos sus ríos, pasará sobre todas sus riberas; 8 y pasando hasta Judá, inundará y pasará adelante, y llegará hasta la garganta; y extendiendo sus alas, llenará la anchura de tu tierra, oh Emanuel. 

9 Reuníos, pueblos, y seréis quebrantados; oíd, todos los que sois de lejanas tierras; ceñíos y seréis quebrantados. 10 Tomad consejo, y será anulado; proferid palabra, y no será firme, porque Dios está con nosotros.

 11 Porque Jehová me dijo de esta manera con mano fuerte, y me enseñó que no caminase por el camino de este pueblo, diciendo: 12 No llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo 13 A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo. 14 Entonces él será por santuario; pero a las dos casas de Israel, por piedra para tropezar y por el tropezadero para caer, y por lazo y por red al morador de Jerusalén. 15 Y muchos tropezarán entre ellos. caerán, y serán quebrantados; y se enredarán y serán apresados. 16 Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos. 17 Esperaré, pues, a Jehová, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y en él confiaré. 18 He aquí, yo y los hijos que me dio Jehová somos por señales y presagios en Israel, de parte de Jehová de los ejércitos, que mora en el monte de Sion. 

19 Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los vivos? 20 ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido. 21 Y pasarán por la tierra fatigados y hambrientos, y acontecerá que teniendo hambre, se enojarán y maldecirán a su rey y a su Dios, levantando el rostro en alto. 22 Y mirarán a la tierra, y he aquí tribulación y tinieblas, oscuridad y angustia; y serán sumidos en las tinieblas. (Isaías 8).

1. Me dijo Jehová. El hebreo dice: "Y me dijo Jehová". El uso de la conjunción "y" (wau) en esta situación (wau conjuntiva o consecutiva; ver t. I, p. 3l) indica que la acción del verbo que le sigue debe considerarse como secuela del verbo anterior. Por lo tanto, el capítulo 8 es una continuación de lo que se relata en el cap. 7, es una explicación o aclaración de ese capítulo. La profecía del cap. 8 está estrechamente relacionada con la del capítulo anterior y debe entenderse dentro del marco de ese capítulo. Las dos profecías (cap. 7 y cap. 8) fueron dadas aproximadamente al mismo tiempo, a fines del año 735 a.C. o a comienzos del 734. Tabla. Heb. gillayon, "tablilla". La palabra se refiere a una plancha delgada sobre la cual podía escribirse: podía ser de metal, de cuero, de madera, o aún de papiro. La misma palabra aparece en Isa. 3:23 y se traduce Como "espejos". Caracteres legibles. Heb. jéret 'enosh, "estilete [punzón] de hombre". No se habla de la forma de las letras sino del instrumento que se usa para escribir, en este caso un instrumento común ("de hombre"): "Escribe con buril" (BJ).

Maher-Salal-Hasbaz. Literalmente, "despojo se apresura, la presa se precipita". Este nombre, que debía registrarse en una tablilla, debía indicar la inminencia de la invasión asiria predicha en el cap. 7: 17-25. Durante casi un año antes del nacimiento del niño, este nombre fue testigo mudo ante los habitantes de Jerusalén, y les proporcionó amplia oportunidad de considerar su significado. Ver com. vers. 8.

2. Testigos. Estos debían atestiguar la autenticidad, y por ende, la importancia del documento. Más tarde Acaz pidió a Urías el sacerdote que construyera un nuevo altar para el templo, según el modelo que había visto en Damasco (ver com. 2 Rey. 16: 10-11). Se desconoce la identidad de Zacarías.

3. La profetisa. Parece que la esposa de Isaías también había recibido el don profético y ayudaba a Isaías en su ministerio. La mujer que ejercía este don llevaba el título de "profetisa" (Juec. 4: 4; 2 Rey. 22: 14;  2 Crón. 34: 22; Luc. 2: 36); por otra parte, puede habérsele aplicado este título simplemente porque era esposa de un profeta. Maher-salal-hasbaz era el segundo hijo de Isaías (Isa. 7: 3). Así como el primer hijo de Isaías sería una señal para el pueblo de que el "remanente" volvería, el segundo había de ser una señal del castigo que caería pronto.

4. Padre mío. Los niños pueden decir "papá" y "mamá" al cumplir aproximadamente el primer año de edad. Antes de que este niño tuviera dos años, los asirios saquearían tanto a Israel como a Siria. Esta profecía se cumplió en 732 a. C., cuando Peka y Rezín perdieron el trono y, más tarde, la vida. (Isa. 7: 16; cf. 2 Rey. 15: 30; 16: 9). Por esto, el que se escribiera el nombre Maher-salal-hasbaz en la tablilla era señal de que los asirios pronto llegarían para saquear y despojar a Samaria y Siria (ver com. Isa. 8: 1). Aunque Israel y Siria cayeron ante Asiria, por un tiempo Judá se mantuvo independiente. Dios le había dicho a Acaz que no temiera (cap. 7: 4), y había predicho el nacimiento del niño Emanuel que habría de ser la garantía de que Dios estaría con Judá y lo libraría de la desdichada suerte que sobrecogió a sus vecinos del norte.

En una tablilla de barro cocido, Tiglat-pileser afirma que el pueblo de Israel derrocó a su rey, y que después de eso él colocó a Oseas en el trono (t. II, p. 87). Según 2 Rey. 15: 29-30, fue en los días de Peka cuando Tiglat-pileser tornó a "Galaad, a Galilea y a toda la tierra de Neftalí, y los llevó cautivos a Asiria"; y también cuando Oseas mató a Peka y ocupó su trono.  Según 2 Rey. 16: 7-9, cuando Acaz pidió auxilio a Asiria, Tiglat-pileser tomó la ciudad de Damasco, llevó cautivos a sus habitantes y mató a Rezín. En vez de confiar en Dios para que le ayudara, Acaz había pedido a Tiglat-pileser que lo salvara de manos de los reyes de Israel y de Siria (2 Rey. 16: 7). Al Hacer Esto, Acaz abrió las puertas para la destrucción de Judá. El cronista afirma que por su transgresión Acaz causó la humillación de Judá, y que, a pesar de que Tiglat-pileser acudió, esta venida suya "lo redujo 182 [a Acaz] a estrechez, y no lo fortaleció" (2 Crón. 28: 19-20).

6. Aguas de Siloé. Este acueducto comenzaba en la fuente de Gihón, en una caverna en la colina oriental de Jerusalén. El agua de esta fuente formaba un arroyo que desembocaba en el antiguo estanque de Siloé. Más tarde Ezequías construyó un túnel, en el cual se encontró la inscripción de Siloé (t II, frente a la p. 65 y p. 89), que llevaba las aguas de Gihón a un nuevo estanque en Siloé, ubicado dentro de la ciudad. Las tranquilas aguas de Siloé simbolizaban el mensaje de confianza frente a Asiria, implícito en el nombre Emanuel, "con nosotros Dios". El rechazar las mansas aguas de Siloé equivalía a abandonar el consejo de Dios. Por volverse a Asiria en procura de ayuda, Acaz trajo sobre Judá "aguas de ríos" (hebreo, "aguas del río", es decir del Eufrates), impetuosas y muchas, esto es, al rey de Asiria con todo su poder, el cual inundaría completamente la tierra de Judá (vers. 7-8). Todo esto estaba implícito en el nombre Maher-salal-hasbaz: "El despojo se apresura, la presa se precipita" (ver com. vers. 1).

Se regocijó con Rezín. El sentido del resto del vers. 6 no concuerda claramente con su contexto. Acaz y el pueblo de Judá estaban frente a Rezín y a Peka, hijo de Remalías (cap. 7:1-2). Considerando esta dificultad, algunos han modificado el hebreo para dar una traducción que corresponda mejor con la situación que se vivía: "Se ha desmoralizado" (BJ), "por haber . . . temblado ante Rasín" (NC); "por miedo a Rezín" (DHH). Pero esto exige una reconstrucción muy problemática del hebreo. Otros, suponiendo que esta frase fue insertada por algún antiguo copista, la omiten para que la idea de la primera parte del vers. 6 continúe directamente en el vers. 7. Sin embargo, debe hacerse notar que el rollo 1QIsª de los Manuscritos del Mar Muerto confirma el texto masorético.

*Los Hechos demuestran de lo que hizo Judá después, cuando se alió con Asiria. Podría entenderse, que se alegró, con Rezin, porque Asiria lo destruiría juntamente con Samaria. 

7. Aguas de ríos. Mejor, "las aguas del río", es decir, el Eufrates. Aquí se representa a Asiria bajo el símbolo del río Eufrates (ver com. Jos. 24: 2; cf. Jer. 47: 2). Las futuras invasiones asirias se describen como un río que se desborda e inunda los campos vecinos. Estas aguas primero inundarían la nación de Israel y más tarde llenarían la tierra de Judá (Isa. 7:8). Muchas veces los asirias compararon a sus ejércitos con una inundación que destruía naciones.

8. Pasando hasta Judá. Por causa de su desobediencia e incredulidad, la tierra de Judá no quedaría totalmente libre del ataque asirio. Israel sería del todo destruido, pero Judá no sería completamente abnegada. Aunque en un principio fuera pequeña, la inundación aumentaría hasta que las aguas llegaran "hasta el cuello" (cap. 30: 28) de Judá. La historia registra que finalmente Judá, menos la ciudad de Jerusalén, cayó transitoriamente en manos de los asirios (ver com. 2 Rey. 18: 13).

Emanuel. Con referencia a este nombre, ver com. cap. 7:14. La mención del nombre Emanuel era un recordativo de que Israel podía tener a Dios consigo (ver com. cap. 7: 14). Pero Israel perdió por completo la presencia de Dios, y muy parecido fue el caso de Judá. Muchos de los dirigentes y pobladores de Judá habían abandonado al Señor, por lo cual su presencia no podía acompañarlos. Pero otros, un pequeño remanente, fueron fieles y habrían de ser salvos. Este mensaje fue dado mayormente para beneficio de ellos.

9. Reuníos. Heb. ro'u, del verbo ra'a', que puede significar "ser malo", "irritarse" o "quebrar". Por lo tanto, ro'u significaría "irritaos" o "quebrantaos". Es probable que en la traducción de la Vulgata latina se pensara que en el texto hebreo, sin vocales (t. I, pp. 31, 38-39), ro'u provenía de la raíz ra'ah, "tratar uno con otro", y por eso se tradujo ro'u como congregamini, "reuníos". La RVR sigue esta posible traducción de la Vulgata latina. Los traductores de la LXX parecen haber tenido ante ellos un texto que rezaba de'u en vez de ro'u, y tradujeron de'u al griego como gnote, "sabedlo" (BJ).  En hebreo la r y la d son casi idénticas, y no sería difícil confundir la una con la otra (ver p. 17; hay ejemplos en com. de Gén. 10: 4; 25: 15; Jos. 9: 4; 1 Sam. 12:11; 2 Sam. 8: 12; 23: 30). la palabra de'u proviene de la raíz yada', "saber". Esta traducción, "sabedlo", está más en armonía con el contexto. En hebreo, Isa. 8: 9 tiene una forma poética. Si el original fuera "sabedlo", esta palabra formaría un paralelo con "prestad oído" (ver t. III, pp. 26-29). La BJ reza: "Sabedlo, pueblos: seréis destrozados".

Pueblos. "Confines todos de la tierra" (BJ). Isaías habla aquí a las naciones paganas que pensarían en aconsejarse mutuamente (vers. 10) para ir contra Dios, y les advierte: "Con nosotros está Dios". En la forma poética del 183 vers. 9, "Pueblos" forma un paralelismo con "los que sois de lejanas tierras".

10. Tomad consejo. Dios puede anular todos los consejos de los impíos que se proponen contrariar los propósitos divinos. Lo hizo en tiempo de Acaz, y lo está haciendo ahora.

Dios está con nosotros. Heb. 'immanu'el, las mismas palabras que se transliteran como Emanuel en el vers. 8. Los vers. 9 y 10 presentan el significado del mensaje centrado en Emanuel que Dios estaba procurando inculcar en el corazón de su pueblo. Los consejos de los asirios finalmente no prevalecerían contra el pueblo de Dios, porque el Señor estaría "con" él (cap. 10: 5-12). Isaías predicó fervorosamente al pueblo de Judá este mensaje de la presencia de Dios, y sin duda hubo muchas personas que aprendieron a confiar en Dios. El rey Ezequías, hijo de Acaz, estuvo entre ellas. Cuando Senaquerib atacó a Judá, Ezequías estimuló a su pueblo con estas palabras inspiradas: "Esforzaos y animaos; no temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él. Con él está el brazo de carne, mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas" (2 Crón. 32: 7-8). Como Ezequías confió en el Señor, Dios lo acompañó y finalmente 185.000 soldados de Senaquerib murieron en una sola noche por obra del ángel de Jehová (2 Reyes. 19: 35).

11. Camino de este pueblo. Isaías no debía ceder ante la tendencia popular de alejarse de Dios. Dios pronunció esta orden en forma enfática, "con mano fuerte". Isaías no tenía por qué dudar en cuanto al camino correcto que debía seguir.

12. No llaméis. Aunque Dios habla a Isaías personalmente, también incluye al pueblo (vers. 1l). Hasta el vers. 15 inclusive, Dios sigue dirigiéndose al pueblo. En el vers. 16 vuelve a dirigirse personalmente a Isaías.

Conspiración. Siria e Israel habían conspirado contra Judá (cap. 7: 2, 5-6), y Acaz, por su parte, se había aliado con Asiria contra Israel y Siria (2 Rey. 16: 7-9). Acaz y el pueblo de Judá tenían temor de la alianza sirio-israelita, y se habían unido con los paganos a fin de hacerle frente. Por haber confiado en los paganos en vez de confiar en Dios, el Señor había reprendido a Acaz. Que su pueblo profeso se aliara con los idólatras era una ofensa para el Dios del cielo.

EL SEÑOR deseaba que su pueblo se mantuviera independiente, separado del mundo. Hemos de consultar a Dios y encontrar nuestra fuerza en él. Sólo así podrá acompañarnos la presencia del Señor. Sólo así podremos realizar su obra en la forma como él desea que la hagamos.

Cuando el pueblo de Dios establece cualquier clase de alianza con los que no conocen al Señor, LA POLÍTICA HUMANA inevitablemente reemplaza los principios celestiales, y la obra del Señor sufre. Nuestra fuerza no radica en una estrecha vinculación con el mundo, sino en la completa separación de él.

13. A él santificad. O, "A ése tened por santo"(BJ). Isaías había captado una visión de la santidad de Dios (cap. 6: 1- 4), y ahora pedía al pueblo de Judá que reconociera la santidad del Señor. Si el pueblo no captaba la visión de la infinita santidad de Dios, nunca alcanzaría la santidad.

Sea él vuestro temor. Ver com. Deut. 4: 10; 6: 2. Un pueblo que temiera a Dios nunca necesitaría temer al hombre. Acaz tenía miedo de Peka y Rezín porque rehusaba temer a Jehová. Pero el temor de Dios es muy diferente del temor de los hombres. Temer a Dios no significa tenerle miedo, sino mostrarle respeto, confiar en él, amarle, entrar en su presencia con regocijo.

14. Por santuario. Heb. miqdash, "lugar sagrado", "santuario". Los que temieran debidamente al Señor (ver com. vers. 13) encontrarían en él un refugio que los preservaría del peligro (ver com.  Sal. 91: 1). Isaías procuraba apartar al pueblo de las cosas terrenas para que dirigiera la vista a Dios. Cristo fue y es hoy día el verdadero "santuario" de Israel.

Las dos casas de Israel. Por esta frase se ve claramente que Isaías no se dirige sólo a Judá, sino también a Israel. Tanto Israel como Judá se habían rebelado contra Dios y su ley. Habían hecho de Dios un motivo de ofensa en vez de que fuera un santuario de vida y esperanza como él quería serlo.

Piedra para tropezar. Jesús dijo que él era la roca (Mat. 21: 42-44). Pablo citó este pasaje de Isa. 8: 14 con referencia a Cristo (Rom. 9: 33), y Pedro hizo una aplicación aún más precisa de este versículo (1 Ped. 2: 6-8). Durante la construcción del templo de Salomón no podía hallarse la ubicación de cierta enorme piedra, ya preparada en la cantera y transportada a Jerusalén. Por largo tiempo estorbó a los constructores, quedó sin uso y fue rechazada; pero finalmente se descubrió 184 que era la piedra angular, la más importante de toda la estructura, y fue puesta en su posición clave (DTG 548-549). Jesús es la piedra angular del judaísmo, por tanto tiempo rechazada.

Para los que no conocieron a Cristo, él fue piedra de tropiezo y ofensa. Siempre parecía obstruir su camino, evitando que llevaran a cabo sus propios planes egoístas, impidiendo que cumplierais sus malvados designios. Esa misma piedra, en la cual tropezaban, era la piedra angular del cielo, Aquel sin el cual desaparecen del mundo y del universo la vida, el gozo y la paz.

Por lazo. En lugar de la figura de la piedra, aquí se emplea la de una trampa para hacer resaltar otro aspecto del problema. Cristo y su mensaje serían como una trampa, como un lazo para los impíos habitantes de Jerusalén. Aquel que debería ser la vida, la esperanza y la protección de toda la humanidad, se convertiría en lazo para los que se negaran a andar en sus caminos. Pero sólo de este modo puede conservarse la vida en la tierra. Si a los impíos se les permitiera andar sin restricciones en sus malos caminos, muy pronto se destruirían a sí mismos y a todos los habitantes de la tierra. Sólo coartando las actividades de los impíos e imponiéndoles ciertas restricciones, más allá de las cuales no se les permite pasar, es posible que continúe la vida en esta tierra. Todos los seres humanos que gozan de la vida pueden estar agradecidos a Dios porque él es como lazo y trampa para los impíos, pues de otro modo, no habría paz ni gozo, libertad ni esperanza para los habitantes de la tierra.

15. Tropezarán . . . y caerán. Aquí el Señor se refiere en primer lugar a la gente del  tiempo de Isaías. Pero en todas las épocas, los que se rebelen contra Dios y su ley "tropezarán... y caerán" cuando rechacen las advertencias de la santa Palabra de Dios. Aquellos que por falta de discernimiento espiritual no comprenden la verdadera importancia de los mensajes de la Palabra de Dios, con frecuencia hacen que esos mensajes sean un motivo de tropiezo para los que están bajo su influencia. Nadie necesita caer en el lazo si tiene percepción espiritual y ama la verdad.

16. Ata el testimonio. Esta era la tarea de Isaías. Estas palabras se refieren a la antigua costumbre de atar un documento y sellarlo. Algunos de los papiros arameos del siglo V a.C., provenientes de la colonia judía de Elefantina en Egipto, fueron hallados aún atados con hilo, y el nudo estaba sellado con arcilla, marcada con la impresión de un sello tallado (t. III, frente a la p. 96). Esta era la forma de probar la autenticidad del contenido de un documento y de mantenerlo intacto. Así había de ocurrir con las palabras y la ley de Dios. Isaías había presentado un mensaje de vital importancia para el pueblo: el mensaje divino de vida para la nación. Ese mensaje debía ser cuidadosamente conservado. Dios había dado su santa ley a Israel, y la obediencia a esa ley significaba vida para toda la humanidad. Era de vital importancia que la ley fuera guardada intacta a través de las edades, que ni una jota ni una tilde fuera alterada o invalidada por motivo alguno. Ver com. Mat. 5: 17-18.

17. Esperaré. Isaías habla otra vez. Esta es su respuesta personal al mensaje divino de los vers. 12-16. No importa lo que otros puedan hacer, el profeta afirma su propósito de obedecer a Dios, confiar en él y hallar en el Señor su fortaleza.

Escondió su rostro. Dios nunca oculta su rostro arbitrariamente de un hombre o de una nación. Cuando los hombres vuelven la espalda a Dios, él esconde su rostro de ellos (cap. 59: 1-2). Dios no sigue hablando indefinidamente a los que no quieren escuchar. Dios "escondió su rostro", por así decirlo, de Israel porque ese pueblo había dejado de escuchar la Palabra de Jehová y de obedecer su ley. El caso de toda la nación era similar al de Saúl cuando el Señor no le contestó más (1 Sam. 28: 6).

En él confiaré. A despecho de cuál fuera la experiencia de otros, Isaías siempre confiaría en Dios; tendría en cuenta sus palabras y andaría en sus caminos (cf. Jos. 24: 15).

18. Yo y los hijos. Como puede verse por los nombres de los hijos de Isaías (ver com. cap. 7: 14), él y ellos habían sido ordenados por Dios para ser señales vivientes al pueblo de Judá. Por medio de los mismos Dios proclamó un mensaje vital a su pueblo. El nombre "Isaías" significa "Jehová salvará". En verdad, el nombre de Isaías es el tema del libro que lleva su nombre (ver p. 126). En relación con las circunstancias inmediatas, esto significaba salvación del poder de Israel, Siria y Asiria. El nombre del primer hijo de Isaías,               SEAR-JASUB, significa "remanente volverá" y ese niño, por su mismo nombre, prometía que un remanente sería salvado. En esa ocasión Dios no habría de acabar completamente con Judá como pensaba hacerlo con Israel. El nombre del segundo hijo de Isaías, MAHER-SALAL-HASBAZ, significa "el despojo se apresura, la presa se precipita". Este hijo era sin recordativo constante de que el castigo se acercaba a pasos agigantados y que pronto caería sobre los que rechazaran la gracia de Dios. Para los que fueran fieles y leales a Dios, el niño Emanuel era la seguridad que Dios daba de su constante presencia entre ellos.

19. Si os dijeren. En este versículo Isaías condena las fuentes de consejo y conducción de las cuales dependían Acaz y muchos de los habitantes de Judá.

Los encantadores. Ver com. Lev. 19: 31; Deut. 18: 11. Por sus iniquidades los hijos de Israel se habían separado de Dios, así como lo había hecho Saúl, de modo que el Señor ya no les contestaba (ver com. 1 Sam. 28: 6). Y como Saúl, el pueblo ahora se había vuelto a los demonios buscando dirección y ayuda. Como ocurre también hoy, prevalecía entonces el espiritismo, y la gente buscaba a los espíritus para hallar orientación.

Susurran. Heb. tsafaf, "susurrar", "chirriar" (ver com. Lev. 19: 31). El médium susurraba ceceando. En estas palabras se nota un tono de desprecio y ridículo. Los emisarios del diablo muchas veces empleaban los medios más sin sentido y degradantes para establecer su comunicación con los espíritus. Al consultar a los espíritus de los demonios, los hombres inevitablemente llegan a parecerse a ellos en carácter y proceder. Satanás ejerce una influencia prácticamente ilimitada sobre los que abandonan la "ley" y el "testimonio" (Isa. 8: 20) y prefieren oír los mensajes más agradables de los espíritus malignos de Satanás.

¿Consultará ... a su Dios? Podía hacerlo, en lugar de buscar a los espíritus de los médiums en procura de consejo. Fue el colmo del desatino que Israel abandonara a Dios, el autor de la vida, y se entregara al autor de la desgracia y de la muerte.

A los muertos por los vivos. Puesto que "los muertos nada saben" (Ecl. 9: 5), es evidente que no se los puede consultar, y quien pretende hacerlo, se engaña. El hombre no es capaz de una mayor necedad que la de abandonar al Dios vivo para colocarse bajo la influencia del autor de la muerte. Los que rechazan la verdad porque no les resulta agradable, quedan indefensos ante las mentiras del diablo (2 Tes. 2: 10-11).

20. La ley. Heb. torah, palabra que se emplea para designar toda la voluntad revelada de Dios. Este es el término que se emplea comúnmente en la Biblia para referirse a los escritos inspirados de las Escrituras, sobre todo a los de Moisés (ver com. Núm. 19: 14; Deut. 4: 44; 30: 10; 31: 9; Prov. 3: 1; t. I, pp. 40-43) Isaías aparta la atención de sus oyentes de las palabras y la sabiduría de los demonios y de los hombres para dirigirla a la sabiduría revelada de Dios. Los profetas de Dios eran sus testigos o portavoces, y el "testimonio" que daban era el mensaje divino de sabiduría y vida. En este pasaje Isaías dirige la mente de los hombres a la Palabra de Dios como norma de verdad y guía para una vida recta. Dios se ha revelado a sí mismo en su Palabra. Todo cuanto los hombres digan que no armonice con esa palabra, no tiene luz en sí mismo, "no les ha amanecido" (ver com. cap. 50: 10-11).

21. Fatigados y hambrientos. Literalmente, "abrumados y hambrientos", o "lacerado y hambriento" (BJ). Isaías hace referencia aquí a los que han rechazado a Dios y la luz de su Palabra, especialmente a los que han rechazado el mensaje profético de los cap. 7 y 8. Por así decirlo, todos caminan como en un lugar oscuro, perplejos y angustiados, anhelando algo, sin saber qué; buscando algo que nunca podrán encontrar sino en Dios. En tinieblas, e inquietud, sin luz ni esperanza, irritados por su situación, culpan a sus dirigentes humanos por las dificultades que les han sobrevenido y maldicen a Dios porque deben cosechar los amargos resultados de la desobediencia. En este versículo Isaías describe en forma muy apropiada el caso de los rebeldes de todas las edades. En el cap. 9: 1-8, la visión inspirada del profeta contempla brevemente hacia el futuro, al tiempo de la primera venida de Cristo, la luz que disiparía la oscuridad del alma de los hombres con los brillantes rayos del Sol de justicia (Mal. 4: 2; ver com. Mat. 1: 23).

22. Mirarán. Esa gente mira hacia el cielo sin percibir a Dios y sin ver la luz. Después vuelven su mirada hacia la tierra, y allí sólo encuentran angustia de alma y perplejidad. Sin Dios, el mundo es un enigmático laberinto de incertidumbre y angustia. El Mesías, por quien el profeta suspira en el cap. 9: 1-7, es la única luz que el hombre tiene en las tinieblas 186 de hoy, y su única esperanza para un futuro más luminoso. 4CBA/Ministerio Hno. Pio

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