1. Título. Este libro se conoce comúnmente como el Cantar de
Salomón. Su nombre latino es Canticum
Canticorum, o sea, el Cantar de los Cantares.
En hebreo se llama Shir-hashshirim (Sir ha-sirim, en la forma moderna
hispanizada),"el canto de los cantos" o "el canto por
excelencia", tal vez una forma idiomática para significar "el mejor
de los muchos cantos de Salomón", así como "Rey de reyes"
significa "el Rey supremo".
Salomón "compuso tres mil
proverbios, y sus cantares fueron mil cinco" (1 Rey. 4: 32). En el canon del AT hebreo se ha conservado un
libro de sus Proverbios, pero el Cantar de los Cantares parece que fue el único
de sus cantos que se incluyó en dicho canon.
2. Autor. Tanto el título como la tradición favorecen la
paternidad literaria de Salomón. Parece
algo extraño que no se hubiese preservado para nosotros ni uno solo de los
muchos cantos escritos por Salomón (1 Rey. 4: 32). Algunos atribuyen a éste los
Sal. 72 y 127. Ver la Introducción a
dichos salmos.
Cuatro Puntos Principales Resumen La Evidencia Interna De Que Salomón
Es El Autor:
a. El conocimiento que tiene de
las plantas, los animales y otros seres de la naturaleza está en armonía con lo
que se afirma de Salomón en 1 Rey. 4: 33.
b. La demostración de que posee un
amplio conocimiento de productos extranjeros, como los que se importaban en
tiempos de Salomón.
c. La similitud del Cantar de los
Cantares con ciertas partes del libro de los Proverbios (Cant. 4: 5, cf. Prov. 5: 19; Cant. 4: 11, cf. Prov. 5: 3; Cant. 4: 14, cf. Prov. 7: 17; Cant. 4: 15, cf. Prov. 5: 15; Cant. 5: 6, cf. Prov. 1: 28; Cant. 6: 9, cf. Prov. 31: 28; Cant. 8: 6, 7, cf. Prov. 6: 34, 35).
d. El lenguaje de los Cantares
corresponde con el que podría esperarse del tiempo de Salomón. Pertenece al período de oro de la lengua
hebrea. Es eminentemente poético,
vigoroso y fresco; no tiene los rasgos del deterioro que se manifestó en el
período de la decadencia que sobrevino cuando se separaron Israel y Judá.
Ninguna de estas indicaciones es
concluyente por sí misma, pero juntas atestiguan que Salomón es el autor (DMJ
46).
3. Marco Histórico. El Cantar apareció en la edad de oro de la monarquía
hebrea. Parece como si el rey hubiera escrito acerca de sus propios
amores. Y entonces surge la pregunta en
forma espontánea: ¿para cuál de sus muchas esposas compuso 1128 esta canción de
amor? Salomón amó a muchas mujeres
extranjeras (1 Rey. 11: 1), entre las que se incluyeron 700 esposas, princesas,
y 300 concubinas (1 Rey. 11: 3). El
número que se da en Cant. 6: 8 es mucho menor: 60 reinas y 80 concubinas.
Si se acepta el Cantar de los Cantares
como una unidad y que el casamiento que se celebra es el de Salomón, se tiene
la impresión de que éste escribió el Cantar cuando era joven.
La novia es descrita como una niña
campesina sulamita. Un enlace con una joven de esta clase sería un verdadero
"casamiento por amor", sin motivos políticos ni otra clase de
conveniencias como otros matrimonios de Salomón. Una relación de este tipo
haría que este relato del casamiento de Salomón fuese una ilustración muy
apropiada de la relación entre CRISTO Y LA IGLESIA, pues por lo menos partes del
Cantar se han considerado como símbolo de una asociación tal. (ver Ed 254; DMJ 57;
3JT 109).
Sulamita (Cant. 6: 13) debería
probablemente escribirse sunamita (ver 1 Rey. 1: 3), según lo sugiere la
LXX. Si así fuera, la doncella era
oriunda de Sunem, pueblo del territorio de Isacar (ver Jos. 19: 18), a 11, 2
km. al este de Meguido. Sunem fue el
escenario del conmovedor relato registrado en 2 Rey. 4:8-37, en donde se narra
cómo el profeta Eliseo resucitó al hijo de su benefactora sunamita. La aldea moderna de Solem ocupa este antiguo
lugar.
4. Tema. EL CANTAR DE LOS CANTARES es una bella canción amorosa oriental, escrita en forma de diálogo lírico con cierta distribución o movimiento dramático.
ALGUNOS
consideran este libro como una antología de canciones de amor, quizá de
diferentes autores, y no como una obra con un plan unificado, basados en la
dificultad para encontrar la relación debida entre las distintas partes del
poema.
OTROS abogan por su unidad. A favor de esta última opinión
se presentan las siguientes consideraciones: (1) el nombre de Salomón ocupa un
lugar destacado en todo el libro (caps. 1: 1, 5; 3: 7, 9, 11; 8: 11, 12); (2)
se repiten palabras, ilustraciones y figuras similares (cap. 2: 16, cf, cap. 6:
3; cap. 2: 5, cf. cap. 5: 8); (3) las referencias a la familia de la novia son
consecuentes; sólo se mencionan la madre y los hermanos, nunca al padre (ver
caps. 1: 6; 3: 4; 8: 2).
Hay mucha diferencia de opinión en
cuanto al plan exacto o desarrollo de la narración, y cualquier sistema que se
adopte es artificial en el mejor de los casos (ver el bosquejo).
Aunque todo el CANTAR es aparentemente una historia de amor entre Salomón y una doncella campesina del norte de Palestina con quien el rey se casó sólo por amor, sirve como una hermosa ilustración del amor de Cristo por la iglesia, tomada en conjunto e individualmente. Tanto el AT como el NT ilustran la tierna unión entre Dios y su pueblo mediante la relación de un esposo con su esposa (ver Isa. 54: 4, 5; Jer. 3: 14; 2 Cor. 11: 2; DMJ 57).
*AHORA UNA PALABRA DE PRECAUCIÓN. El Cantar de los Cantares ha sido objeto de muchas
alegorías a través de los siglos. El inicio de la alegorización de las
Escrituras en la iglesia cristiana se remonta hasta la escuela alejandrina de
Egipto, y especialmente hasta Orígenes (c. 184-c. 254 DC) como primer gran
exponente de este método. Este sistema surgió como resultado de la fusión de la
filosofía griega con el cristianismo. Desde entonces, dicho método ha
persistido con diversos grados de intensidad. Como ilustración de los extremos
a los cuales tienden tales métodos de interpretación están los siguientes
ejemplos extraídos de varios intérpretes alegóricos del Cantar de los Cantares:
el beso de Cristo, la encarnación; las mejillas de la esposa, el cristianismo
exterior y las buenas obras; las cadenas de oro de ella, la fe; el nardo, la
humanidad redimida; el cabello de la novia como un rebaño de cabras, las 1129
naciones convertidas al cristianismo; las 80 esposas de Salomón, la admisión de
las naciones gentiles al cristianismo; el ombligo de la sulamita, la copa con
la cual la iglesia refresca a los que tienen sed de salvación; los dos pechos,
el Antiguo y el Nuevo Testamento.
LA INSENSATEZ de este método es que permite hacer interpretaciones
figuradas sin proporcionar un criterio para controlarlas. La única base de
interpretación es la imaginación de su exponente. Es verdad que puede existir la intención
general de lograr que las conclusiones se conformen a la analogía de las
Escrituras, pero esa intención es demasiado débil para mantener a raya la imaginación
del intérprete.
UNA REGLA SEGURA DE EXÉGESIS es permitir que sólo los escritores inspirados -y
nadie más- interpreten los simbolismos de la profecía, los caracteres de una
parábola, el valor espiritual de los incidentes históricos y el significado
espiritual de las ilustraciones y figuras para la enseñanza, tales como el
santuario y sus servicios. Sólo cuando
un escritor bíblico o el espíritu de profecía destacan específicamente el
significado de un símbolo, podemos saber con certeza su significado. Las otras
interpretaciones por más plausibles o aun acertadas que sean, deben
considerarse como personales, sin respaldo de un "así dice Jehová".
Una parábola necesita de muchos detalles para que la narración sea completa, algunos de los cuales nada tienen que ver directamente con la interpretación espiritual; y lo mismo sucede con un incidente histórico. La narración sea en forma completa y coherente para presentar un todo consecuente, aunque sólo ciertos aspectos tienen un fin ilustrativo; pero únicamente por la confirmación de la inspiración podrá saberse cuáles caracteres tienen dicho propósito.
YA SE HA HECHO NOTAR que el amor entre Salomón y la sulamita es una ilustración del amor
entre Cristo y su pueblo. Y sólo en la medida en que la inspiración nos lo
revela, podemos saber hasta qué grado los diversos incidentes históricos
relacionados con el Cantar tienen un significado especial cuando se aplican al
amor divino. Los comentarios de Elena G.
de White, cuyas referencias se dan al fin de cada capítulo, son una guía para
tales confirmaciones. Aparte de estos comentarios no tenemos una confirmación
definida pues el Cantar de los Cantares no se cita en el NT.
EN ARMONÍA con estos principios, este Comentario sólo señala
qué comentarios inspirados significativos existen. En otras áreas sólo se hará
una exposición filológica, histórica y literaria. En dichas áreas el lector queda en libertad
de hacer sus propias aplicaciones espirituales en armonía con sanos
procedimientos exegéticos, pues son evidentes algunas analogías interesantes.
Puesto
Que El Cantar Es Un Poema Oriental, muchas de sus figuras resultan extrañas para la
mente occidental, lo que debe tenerse en cuenta al estudiarlo. También hay que tener presente el mundo
oriental antiguo en que se escribió el poema, pues en dicho mundo y época la
gente hablaba en forma más directa acerca de muchos asuntos íntimos, de lo que
se hace en nuestro mundo occidental moderno.
5. Bosquejo. El siguiente bosquejo presenta sólo uno de los
muchos arreglos posibles que se basan en la hipótesis de que hay una armonía
calculada entre las diversas partes del Cantar. No se puede probar
definitivamente que exista tal armonía. El bosquejo que damos no pretende ser
mejor que otros que se han elaborado.
Simplemente se presenta como uno de los muchos y posibles. Se necesita
una estructura sobre la cual construir la exégesis. EL BOSQUEJO se basa en la hipótesis de que hay sólo dos personajes principales en
el poema, Salomón y la doncella sulamita.
La mayoría de los críticos y
comentadores modernos adoptan un bosquejo que tiene tres personajes
principales: Salomón, la doncella sulamita y su amante que es 1130 un pastor. Según esta trama, Salomón llevó a la doncella
sulamita a su corte para conquistar su amor; pero no tuvo éxito, pues la
sulamita se mantuvo fiel a su amante campesino y resistió todos los esfuerzos
que hizo Salomón para conquistar su corazón. Tal bosquejo, que se presta para una interpretación literal del Cantar,
no proporciona una base adecuada para ilustrar el amor de Cristo por su
iglesia.
I. Título, 1: 1.
II. El casamiento de Salomón con la doncella
Sulamita, 1: 2 a 2:
7.
A. Diálogo: La doncella sulamita expresa su admiración por el novio. Las damas de la corte responden, 1: 2-8.
B.
Entra Salomón. El y la novia intercambian expresiones mutuas de amor, 1: 9 a 2:
7.
III. Recuerdo de encuentros felices, 2:8 a 3:5.
A.
Encuentro deleitoso en la primavera, 2: 8-17.
B.
La novia cuenta un sueño gozoso, 3: 1-5.
IV. Recuerdos del compromiso y el casamiento, 3: 6 a 5: 1.
A.
El cortejo real, 3: 6-1 l.
B.
Salomón hace una propuesta de matrimonio; la sulamita acepta, 4: 1 a 5: 1.
V. El amor perdido y recuperado, 5: 2 a 6: 9.
A.
La novia afligida por un triste sueño, 5: 2 a 6: 3.
B.
El amor es recuperado, Salomón expresa su amor a su novia, 6: 4-9.
VI. Se pondera la hermosura de la novia, 6: 10 a 8: 4.
A.
Diálogo entre la sulamita y las hijas de Jerusalén, 6: 10 a 7: 5.
B.
Salomón embelesado por la hermosura de su novia, 7: 6-9.
VII. La
visita al hogar de la novia en el Líbano, 7: 10 a 8: 14.
A.
Anhelo de la sulamita por visitar el hogar paterno, 7: 1 0 a 8: 4.
B. La llegada de la pareja real, 8: 5-7.
C.
Diálogo entre la novia, los hermanos y el rey, 8: 8-14. 3CBA
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