Isaías
1:1-4. Es el reclamo de Dios, a su pueblo por su obstinación malvada y apostasía.
Que son tan insensibles más que un animal doméstico.
1 VISION de Isaías hijo de Amoz, la cual vio acerca de Judá y Jerusalén en días de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá. 2 Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. 3 El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento. 4 ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. (Isaías 1).
1. Visión de Isaías. Esta es la frase emplea da por, Isaías como título
de todo el libro. La palabra "visión" indica aquí la revelación en
sí, y no el proceso por medio del cual fue impartida. En épocas anteriores se
había denominado "vidente" (1 Sam. 9: 9) a un profeta, pero este
término finalmente cayó en desuso. Sin embargo, los profetas seguían siendo
videntes en el sentido de que, con discernimiento inspirado, eran capaces de
ver lo que no había sido revelado al común de los hombres. En visión, los ojos
del profeta traspasan el velo que separa este mundo del espiritual, y ven
aquello que el Señor desea revelarle. El Señor podía revelar el significado de
los acontecimientos presentes, el perfil del futuro 137 o el propósito divino
referente a individuos o naciones. Con frecuencia se daban advertencias,
amonestaciones e instrucciones. En la "visión" de Isaías aparecen
estos tres elementos. En la "visión de Abdías" (Abd. 1) y en el
"libro de la visión de Nahum" (Nah. 1:1), el Señor reveló a estos
profetas el propósito divino para con Edom y Nínive. Las visiones de Isaías
atañían principalmente a Judá y a Jerusalén, pero también tenían que ver con
las naciones vecinas y con el mundo entero. Mediante la "visión de
Isaías" tenemos el privilegio de ver las cosas como Dios las ve, y como
nos las quiso revelar a través de su profeta.
Hijo de Amoz. Este nombre aparece en la Biblia sólo aquí. Nada más se sabe del padre de Isaías. No debe confundirse el nombre de Amoz con Amós. En el hebreo se diferencian claramente el uno del otro. Acerca de Judá y Jerusalén. Ver cap. 2: 1; 3: 1; 4: 3; 5: 3; 40: 2; 52: 1; 62: 1; 65: 9, 19. Los mensajes de Isaías iban dirigidos primeramente al pueblo de Judá y de Jerusalén; y eran para el bien de ellos. Es probable que muchos de los mensajes fueron dados directamente al pueblo como sermones. En días. Según la cronología empleada en este Comentario, Uzías murió en el año 740/739 a. C., y Ezequías en 687/686 (p. 130).
2. Oíd, cielos. Ver com. Deut. 32: 1; cf. Miq. 6: 1. El primer
discurso de Isaías se inicia con una condenación del profeso pueblo de Dios.
Causa gran asombro que ese pueblo no hubiera apreciado ni aprovechado las
oportunidades sin precedentes que había tenido como nación. En este pasaje, por
así decirlo, Isaías pide a los seres celestiales que sean testigos de este
espectáculo extraordinario. Emplea este recurso literario con un propósito
similar al de Joel (cap. 1:2-3): para impresionar los sentidos embotados del
pueblo con la enormidad de su transgresión.
Los
habitantes de los otros mundos conocen la ley de Dios y saben en cuanto a la
rebelión de los habitantes de este mundo contra el cielo. Comprenden el plan de
salvación y saben cuáles fueron las oportunidades concedidas a Israel como
pueblo escogido de Dios. Por así decirlo, Dios los llama como testigos de la
asombrosa situación que existe entre aquellos por quienes tanto ha hecho, pero
que lo han despreciado por completo. Todo el universo ve la culpa del rebelde
pueblo de Dios, y quedan justificadas las medidas que Dios está a punto de
iniciar contra los rebeldes.
Crié hijos. La relación entre Dios y su pueblo ha sido la de un padre con su hijo. Todo lo que un padre puede hacer en favor de su hijo, Dios lo ha hecho en favor de su pueblo. Por haber sido objeto de este cuidado paternal, el pueblo de Dios debería haber aceptado las responsabilidades filiales juntamente con sus privilegios. Se rebelaron. Rehusaron someterse a la autoridad de su Padre celestial y no hicieron caso de lo que él requería de ellos.
3. Buey. Los animales domésticos conocen al que los alimenta diariamente. Hasta los seres irracionales saben dónde encontrar su alimento, y por eso sienten cierto cariño por la persona que los sustenta. ¡Pero no sucedió así con el pueblo de Dios! Desatentos y desagradecidos con el tierno cuidado del Padre celestial, se hicieron culpables de la más ingrata insensatez. Ni siquiera demostraron tener la escasa inteligencia de los animales. Israel no entiende. Aquí la palabra "Israel" se refiere específicamente a Judá, porque como descendientes de Jacob son herederos de las promesas hechas a los padres de la nación (ver com. vers. 1, 8).
4. ¡Oh gente pecadora! El mismo pueblo que Dios había escogido para que
fuera "pueblo santo" (Deut. 14: 2) se había transformado en gente
pecadora. Su impiedad se debía a la ingratitud ante las bendiciones que les
habían sido prodigadas (ver com. Deut. 8: 10-20; Ose. 2: 8-9; Rom. 1: 21-22).
Al olvidar que Dios era quien les proporcionaba todos los bienes de que
disfrutaban, apostataron abiertamente y desobedecieron en forma notoria. El
olvido pasivo se transformó en rebelión activa.
Generación de malignos. Ver com. cap. 5: 4. Los que podrían haber sido "simiente santa" (cap. 6: 13) llegaron a ser una planta maligna que producía frutos inútiles. Dejaron a Jehová. Lo abandonaron prefiriendo a otro señor: el príncipe del mal (ver com. Juan 8: 44).
Provocaron. El amor divino "no se irrita" (1 Cor. 13:
5; cf. Eze. 18: 23, 31-32; 2 Ped. 3: 9), pero Israel había despreciado a tal
punto la gracia de Dios y había menospreciado de tal modo los preceptos
divinos, que el Señor ya no podía tolerarlos más sin negar su carácter
celestial y confirmar a Israel en sus malos caminos.138
Santo de Israel. Esta expresión es predilecta de Isaías, pues la
emplea 25 veces, mientras que todos los otros autores del AT sólo la usan 6
veces. Cuando Isaías vio a Dios en visión por primera vez, sentado sobre su
trono, también oyó a los coros angélicos que cantaban: "Santo, santo,
santo, Jehová de los ejércitos" (cap. 6: 3). El santo carácter de Dios
había impresionado profundamente al profeta. Sobre todas las cosas, reconocía a
Dios como un ser santo, y anhelaba ser semejante a él. Desde ese momento, la
gran tarea de la vida de Isaías sería la de mantener ante Israel un cuadro de
la santidad de Dios y la importancia de descartar el pecado y luchar
fervientemente por lograr la santidad.
Se volvieron atrás. En lugar de acercarse más y más a Dios y de caminar
con él, se habían separado del Señor. Se habían alejado más y más del camino de
la santidad. Oseas, contemporáneo de Isaías, dice tristemente que "como
novilla indómita se apartó Israel" (Ose. 4: 16). 4CBA/Ministerio Hno. Pio
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